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La Fundación Atapuerca crea un Consejo Científico para consolidar su colaboración con el EIA

Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Burgos, 13 de junio de 2025. El Patronato de la Fundación Atapuerca se ha reunido hoy, bajo la presidencia de Antonio Miguel Méndez Pozo, para aprobar las cuentas anuales de 2024 e informar sobre la marcha de la Fundación en 2025.

Uno de los puntos clave de esta reunión ha sido la creación del Consejo Científico del Patronato de la Fundación Atapuerca. Tras la jubilación de José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, la dirección de las excavaciones en la sierra de Atapuerca ha pasado a un nuevo equipo investigador, junto con Juan Luis Arsuaga, vicepresidente de la Fundación. En el marco de la sólida alianza que la Fundación mantiene con el Equipo Investigador de Atapuerca (EIA), ambas partes han promovido la constitución de este Consejo, de carácter asesor, con el objetivo de consolidar y dinamizar aún más esta relación.

Este órgano consultivo estará integrado, en cada momento, por las personas que asuman la dirección de las excavaciones en los yacimientos de la sierra de Atapuerca. En la actualidad, lo conforman José Miguel Carretero, María Martinón-Torres, Marina Mosquera, Ignacio Martínez, Alfonso Benito y Andreu Ollé, junto con Juan Luis Arsuaga. En la reunión del Patronato celebrada hoy, han participado José Miguel Carretero e Ignacio Martínez en representación del Consejo, mientras que Marina Mosquera ha intervenido de forma telemática.

Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca
  
El Consejo Científico contribuirá a fortalecer el vínculo entre ciencia y sociedad a través de la Fundación Atapuerca. Entre sus funciones estarán el asesoramiento estratégico, el impulso a la visibilidad del proyecto, la promoción de colaboraciones con otras entidades científicas y la propuesta de iniciativas que refuercen el papel de socialización de la Fundación.

Centro de Investigación de Emiliano Aguirre (CIEA)

El CIEA comenzó su actividad en 2025, desde entonces se ha reorganizado el trabajo en torno a la configuración de la Memoria del Sistema redefiniendo los protocolos y metodologías para su desarrollo. Para ello se ha contado con asesoramiento de bibliotecas de Castilla y León y de la Universidad Complutense de Madrid. A la Memoria del Sistema se han incorporado, además de los fondos documentales de Emiliano Aguirre (cedidos por la Fundación Paleontológica Emiliano Aguirre), los archivos de Eudald Carbonell, de José María Bermúdez de Castro, de José Manuel Cerdá y, hoy mismo, Gonzalo Santonja ha depositado en el Centro de Investigación Emiliano Aguirre, los fondos procedentes de su padre Manuel Santonja. 

Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca
 
Manuel Santonja Gómez, médico y arqueólogo que dedicó su vida a la familia y al estudio riguroso de ambas disciplinas. Fruto de su pasión por el conocimiento y su carácter meticuloso, reunió una valiosa biblioteca personal, cuya primera entrega incluye obras de consulta e investigación sobre la Prehistoria y civilizaciones antiguas, mecanoscritos, ejemplares raros y curiosos, así como un fondo especializado en paleodemografía, enterramientos, cremación y ritos funerarios, campos en los que realizó aportaciones personales de gran interés. Al final de esta nota se detallan más datos sobre dicho fondo. 

Campaña de excavación en los yacimientos de la sierra de Atapuerca

La Fundación Atapuerca vuelve a participar este verano en la campaña de excavaciones en la sierra de Atapuerca, una labor que viene desarrollando desde hace 25 años, siendo esta su campaña número 26. A lo largo de este tiempo, su papel ha evolucionado hasta convertirse en un actor imprescindible para el buen desarrollo de los trabajos de campo. Tal y como reconoce el propio Equipo Investigador de Atapuerca (EIA), hoy en día resulta impensable una campaña sin la participación activa de la Fundación.

Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca
 
Su contribución ha sido determinante tanto en términos cualitativos como cuantitativos: ha permitido al EIA centrarse plenamente en el trabajo de campo, al tiempo que ha facilitado la ampliación de la duración de las campañas, el número de participantes y los yacimientos excavados. Buena parte de las personas que actualmente dirigen o coordinan los trabajos arqueológicos han recibido ayudas de investigación concedidas por la Fundación, lo que pone de relieve su papel estratégico en la formación de nuevas generaciones de científicas y científicos.

Entre sus principales funciones se encuentran la organización y logística de las campañas, la gestión de la seguridad, la comunicación y la coordinación institucional, así como la aportación de recursos complementarios a la financiación principal, que corre a cargo de la Junta de Castilla y León.

Premios evolución 2025

Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca
 
La Fundación Atapuerca ha anunciado la concesión de los Premios Evolución 2025. Por un lado, el Premio Evolución a los Valores Humanos 2025 ha sido otorgado al presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, en reconocimiento a su respaldo institucional al Proyecto Atapuerca. La ceremonia de entrega está prevista para el cierre de la presente campaña de excavación. Por otro lado, la Fundación ha querido rendir homenaje a los tres referentes del Proyecto con la concesión del Premio Evolución a la Labor Científica 2025 a Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, uniéndose así al premio evolución concedido a Emiliano Aguirre en la edición de 2011. Los tres han sido los auténticos arquitectos de Atapuerca, su trabajo conjunto desde 1991 ha revolucionado el conocimiento sobre la evolución humana y ha situado a Atapuerca en el epicentro de la ciencia internacional. La entrega de este reconocimiento tendrá lugar en la reunión del Patronato de final de año, en un acto concebido para estar a la altura del legado científico que representan.
 
Archivo y biblioteca de Manuel Santonja Gómez
 
Manuel Santonja Gómez, médico y arqueólogo, dedicó su vida a la familia y a ambas disciplinas, y eso le permitió formar una biblioteca que respondía a sus inquietudes intelectuales, hombre concienzudo en el trabajo y apasionado por el intercambio de conocimiento. Su biblioteca, de la que hoy se efectúa una primera entrega, contiene cuatro fondos:
  • 1. Obras de consulta, investigación y divulgación especializada sobre la Prehistoria y las civilizaciones antiguas.
  • 2. Mecanoscritos.
  • 3. Obras raras y curiosas.
  • 4. Un fondo especializado sobre paleodemografia, enterramientos, cremación y ritos funerarios, campos de investigación en los que hizo aportaciones personales de sumo interés.
Poniendo ejemplos, en el primer apartado cabría subrayar la colección completa de ARS MAGNA, “Historia del arte universal”, lanzada por Planeta a comienzos del presente siglo, en total once volúmenes, con varios miles de páginas, que se extienden desde “El alba de la ilusión: el arte de la prehistoria y de las primeras civilizaciones” (vol. I) hasta “La expansión de las fronteras en los albores del siglo XXI” (vol. 11), a cargo de un grupo amplio de especialistas acreditados.
 
En el segundo, el grupo de los mecanoscritos, tal vez destaque el del curso académico sobre Cuestiones biológicas impartido en los años setenta del pasado siglo en el Instituto Gaudium et Spes de Salamanca por el padre Ignacio María Belda, de la orden de los Padres Reparadores, creador del riquísimo Museo Arqueológico en el Convento de San Jerónimo de Alba de Tormes, un conjunto de gran valor histórico-artístico, formado por el convento, la iglesia y diversas dependencias auxiliares (siglos XV-XVI), cuyas tareas de recuperación, tras varios siglos de abandono a raíz de la Desamortización, él mismo puso en marcha y sacó adelante. Humanista, a la vez hombre de ciencias y letras, estas lecciones revelan la intrahistoria, plena de dificultades, de los avances que este religioso impulsó.
 
En cuanto a obras raras y curiosas, pero no anecdóticamente curiosas, sino bibliográfica y arqueológicamente, habría que destacar las primeras memorias de Rodrigo Amador de los Ríos (Madrid, 1849- 1917) de las excavaciones en Itálica, los trabajos de Emeterio Cuadrado sobre el yacimiento ibérico de El Cigarralejo, en cuyas investigaciones colaboró destacadamente don Manuel Santonja, o un ejemplar de una deliciosa e inencontrable “novela arqueológica” escrita a cuatro manos por José Ramón Mélida e Isidoro López, El sortilegio de Karnak (Madrid, 1880), cuya historia se desarrolla en Egipto, con el protagonista, Juan de Dios, internado en busca de tesoros por las galerías de dicho templo, lo que da lugar a una sucesión de escenas románticas y de aventuras que convierten su lectura en muy sugerente.
 
Por último, la parte más personal y científicamente más importante de la biblioteca: la dedicada a paleodemografia, enterramientos, cremaciones y ritos funerarios prehistóricos, campos de alta especialización en los que don Manuel Santonja firmó estudios sumamente notables.
 
Todos los mecanoscritos, libros, revistas y separatas llevan su correspondiente ficha bibliográfica.
 
La próxima entrega se centrará en el archivo y las publicaciones de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, de la que don Manuel fue cofundador en 1968 y miembro permanente de su junta directiva.
 

La familia de José Manuel Cerdá López dona su archivo personal y científico a la Fundación Atapuerca

Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Ibeas de Juarros, 11 de junio de 2025. La Fundación Atapuerca ha recibido, mediante un convenio de cesión firmado con Eduardo Cerdá Romero, el archivo personal y científico de José Manuel Cerdá López (1946–2001), figura clave en la promoción cultural y científica de la sierra de Atapuerca. La donación, realizada de forma gratuita y sin contraprestación, incluye la cesión de todos los derechos sobre los materiales, que la Fundación se compromete a conservar, estudiar y gestionar conforme a su política de donaciones.
 
Eduardo Cerdá Romero ha realizado esta donación tanto a título personal como en representación de la Asociación de Amigos de la Sierra de Atapuerca, de la que su padre fue presidente. El archivo pasa a formar parte del fondo documental del Centro de Investigación Emiliano Aguirre (CIEA), de la Fundación Atapuerca, que se encargará de su conservación, estudio y difusión conforme a su política de donaciones.

Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

El acto de cesión ha tenido lugar esta mañana en el laboratorio Reina Sofía del CIEA y ha contado con la presencia de Antonio Miguel Méndez Pozo, presidente de la Fundación Atapuerca; Eudald Carbonell i Roura, vicepresidente de la Fundación y Eduardo Cerdá Romero, hijo de José Manuel y ha venido en representación de la Asociación de Amigos de la Sierra de Atapuerca. También han asistido al acto Carmen Romero, esposa de José Manuel, sus hijos y amigos cercanos.
 
La Fundación Atapuerca agradece esta donación, que permitirá enriquecer el conocimiento sobre la historia reciente de la Sierra y fortalecer la memoria colectiva de su entorno.
 
Un legado científico de gran valor
 
José Manuel Cerdá López nació en Madrid en 1946. En la década de los 60 estudió en la Escuela de Ingeniería Técnica Agrícola de Madrid, formándose como ingeniero agrónomo. Ingresó en el Ministerio de Agricultura y fue destinado a Benavente (Zamora), donde conoció a su futura esposa, María del Carmen Romero. Posteriormente aprobó oposiciones al Ministerio de Hacienda (Dirección General del Catastro de Rústica) y fue trasladado a Zamora capital. En 1978 se estableció en Burgos, donde ejerció durante 23 años como Jefe de Sección del Catastro.

Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

A lo largo de su carrera, fue también presidente de la Asociación de Ingenieros Agrícolas de España y ejerció como ponente de urbanismo en representación de la Junta de Castilla y León.
 
La vinculación de Cerdá con la sierra de Atapuerca se remonta a generaciones anteriores: su familia paterna era originaria de Atapuerca y la materna de Olmos de Atapuerca. En 1991 fue elegido alcalde pedáneo de Atapuerca y desde entonces impulsó numerosas actividades culturales, entre ellas las primeras conferencias de los codirectores del Proyecto Atapuerca en el consistorio del municipio.
A inicios de los años 80, Cerdá conoció a Eudald Carbonell. De esa relación surgieron las primeras iniciativas para reunir a los alcaldes de los municipios de la sierra con el objetivo de crear una mancomunidad en torno a los yacimientos arqueológicos. Esta propuesta sentó las bases para la creación de la Asociación de Amigos de la Sierra de Atapuerca en 1997, con el firme propósito de proteger, conservar y divulgar los yacimientos desde una perspectiva tanto cultural como medioambiental.
 
Fruto de esta intensa y pionera labor —en gran parte poco conocida— se generó un archivo documental de gran valor para preservar la memoria del proceso de defensa, promoción y divulgación del entorno de Atapuerca.
 
El fondo documental de José Manuel Cerdá López está compuesto principalmente por notas manuscritas, correspondencia diversa, mapas, documentación administrativa sobre la protección de la Sierra, así como materiales relacionados con la actividad de la Asociación de Amigos de Atapuerca, conferencias y artículos de prensa centrados en la divulgación y salvaguarda del patrimonio arqueológico y natural de la zona.
 
Centro de Investigación Emiliano Aguirre: un espacio para la memoria y la investigación 

Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

El Centro de Investigación Emiliano Aguirre, cofinanciado por el Patronato de la Fundación y la Junta de Castilla y León, está dedicado a la recopilación y preservación de los trabajos científicos del proyecto Atapuerca. Alberga el Laboratorio Reina Sofía, equipado con el apoyo de la Fundación Reina Sofía, y espacios destinados a la investigación, además de un archivo y la Biblioteca Gonzalo Santonja.
 
Este Centro se concibe como un espacio abierto a la sociedad, donde será posible consultar, en formato físico y digital, documentos, publicaciones y artículos científicos relacionados con la investigación del Cuaternario y los hallazgos en los yacimientos de la sierra de Atapuerca. Además, está llamado a contribuir a la memoria internacional del estudio de la evolución humana, ya que aceptará documentación de colegas que hayan tenido un papel relevante en la investigación de la prehistoria durante los siglos XX y XXI. 
 
Su creación forma parte del proceso de expansión de la Fundación Atapuerca a través de dos enfoques estratégicos: la retrospectiva, que se desarrolla en este centro en Ibeas de Juarros, y la prospectiva, que se llevará a cabo en el antiguo Hospital de Peregrinos de Atapuerca, con el respaldo de la Diputación Provincial de Burgos.
 

El equipo de guías de la Fundación Atapuerca actualiza sus conocimientos sobre evolución humana gracias al acuerdo con la Fundación 'La Caixa'


Ibeas de Juarros, 25 de marzo de 2025.
La Fundación Atapuerca ha organizado unas jornadas de formación dirigidas al personal que guía las visitas en los yacimientos de la sierra de Atapuerca y el Centro de Arqueología Experimental (CAREX). Esta actividad se lleva a cabo gracias a la colaboración de Fundación “la Caixa”, a través de CaixaBank, lo que permite actualizar y adaptar los contenidos científicos dirigidos a los escolares, asegurando así la calidad y el rigor en la divulgación.

Estas formaciones, impartidas en su mayoría por miembros del Equipo Investigador de Atapuerca (EIA) y personas beneficiarias de ayudas para la investigación de la Fundación Atapuerca, brindan al personal de la Fundación acceso directo a las últimas investigaciones y descubrimientos. Este año, las jornadas abordan temas clave como la botánica de la Sierra, métodos de datación y la presentación del fósil ‘Pink’, entre otros.


El programa de formación de este año ha contado con expertos de distintas disciplinas, consolidando la conexión entre la Fundación Atapuerca y el EIA.

Las jornadas de formación organizadas por la Fundación Atapuerca dieron comienzo el pasado miércoles 19 de marzo con una charla sobre la botánica de la Sierra, a cargo de Miguel Ángel Hernández, del Aula de Medio Ambiente de la Fundación Caja de Burgos, patrono de la Fundación Atapuerca. Durante su intervención, Hernández ofreció un recorrido detallado sobre la diversidad vegetal de los yacimientos de la Sierra, destacando su valor ecológico y su uso tradicional.

El ciclo de conferencias continuó el martes 25 de marzo con la charla de la doctora Virginia Martínez Pillado, beneficiaria de una ayuda posdoctoral a la investigación de la Fundación Atapuerca. Bajo el título ‘La datación por series de uranio: Un reloj natural’, la investigadora explicó cómo este método permite determinar la antigüedad de los hallazgos arqueológicos. A continuación, Raquel Blázquez Orta, beneficiaria de una ayuda predoctoral a la investigación de Cajaviva Fundación Caja Rural Burgos y de la Fundación Atapuerca, presentó su investigación sobre la evolución de los perros en la prehistoria, lo que abordó la domesticación del lobo y la morfología de los perros en la Península Ibérica durante la Edad del Bronce.

El miércoles 26 de marzo, la jornada comenzará con la conferencia de Ana Isabel Camacho, doctora en Ciencias Biológicas, titulada ‘Descubriendo y describiendo la vida subterránea’. Camacho hablará sobre la falta de estudios sobre los ecosistemas subterráneos, su inaccesibilidad y las adaptaciones únicas de sus habitantes, fruto de más de 40 años de investigación en este ámbito.

A continuación, el arqueólogo Carlos Puch ofrecerá la charla ‘Vivencias subterráneas (Atapuerca cuando todo empezó)’. Puch compartirá anécdotas de sus más de 50 años de exploraciones subterráneas, incluyendo el hallazgo en 1976 de los primeros restos humanos en la Sima de los Huesos de Cueva Mayor, un descubrimiento que marcó un hito en su carrera.

Finalmente, el jueves 27 de marzo, a las 16:00 h, la doctora Rosa Huguet, miembro del Equipo Investigador de Atapuerca (EIA) en el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA), presentará la reciente publicación sobre el fósil denominado ‘Pink’, encontrado en 2022 en el yacimiento de la Sima del Elefante. Este fósil, datado entre 1,3 y 1,4 millones de años, fue destacado en un artículo reciente publicado en la revista Nature. Además, María Martinón-Torres, también miembro del EIA y directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), quien también ha participado en el estudio, se conectará online a las 17:00 h para intervenir en la charla.

Un compromiso con la divulgación científica

Desde 2015, el programa de la Fundación ‘la Caixa’, a través de CaixaBank,” y Fundación Atapuerca ha acercado el conocimiento sobre estos yacimientos a la comunidad escolar, con especial énfasis en Castilla y León. Durante estos años, se han desarrollado múltiples cursos formativos y materiales didácticos que han despertado el interés por la evolución humana y la prehistoria en miles de estudiantes.

Gracias a esta iniciativa, la Fundación Atapuerca sigue reforzando su papel como referente en la divulgación científica, garantizando que los monitores y las monitoras cuenten con información actualizada y rigurosa para transmitir a los visitantes de todas las edades.

A través de la amplia red de oficinas de CaixaBank, la mayor de España, los profesionales pueden detectar las necesidades más urgentes y cercanas de cada territorio, y canalizar las ayudas de la Fundación “la Caixa” dirigidas a dar respuesta a estas necesidades. En 2023, se apoyaron casi 5.850 proyectos de más de 5.300 entidades sociales.

Promoviendo Campañas de Excavación más sostenibles en la sierra de Atapuerca


Ibeas de Juarros, 17 de marzo de 2025.
La Fundación Atapuerca ha dado un nuevo paso en su compromiso con la sostenibilidad al sumarse al proyecto Motor Verde de Fundación Repsol. A través de la reforestación en el bosque Caminomorisco II (Cáceres), de la mano de Fundación Repsol, se compensará el CO₂ equivalente a las emisiones generadas durante la campaña de excavación de 2024 en los yacimientos de la sierra de Atapuerca.

Este es el segundo año consecutivo en que la Fundación participa en esta acción. El bosque de Caminomorisco forma parte de Motor Verde, un ambicioso proyecto de reforestación impulsado por Fundación Repsol, patrono mecenas de la Fundación Atapuerca, y la empresa de ingeniería forestal Sylvestris. Hasta la fecha, esta iniciativa ha reforestado más de 5000 hectáreas en distintos puntos de la Península Ibérica y aspira a recuperar más de 70000 hectáreas de terrenos baldíos o incendiados en los próximos años, fomentando el empleo inclusivo y el desarrollo económico en las comunidades donde opera.

Esta acción se enmarca en el plan estratégico de la Fundación Atapuerca, cuyo objetivo es fomentar una conciencia crítica en la sociedad y contribuir al equilibrio del planeta. Además, refuerza su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), alineándose con sus metas de sostenibilidad ambiental y social.

La Fundación Atapuerca en la campaña de excavación

La Fundación Atapuerca complementa la financiación de la campaña de excavación, que principalmente corre a cargo de la Junta de Castilla y León, asumiendo ámbitos como la seguridad, organización de documentación, logística, relaciones institucionales, comunicación, etc. Durante este periodo, más de 300 investigadores e investigadoras participan en las excavaciones de los yacimientos de la sierra de Atapuerca. Para garantizar el buen desarrollo de la campaña, autobuses y vehículos especializados se desplazan diariamente a la zona, transportando al equipo de investigación y cubriendo otras necesidades logísticas esenciales.

La Fundación Atapuerca, fiel a su lema "Evolución responsable, progreso consciente", y en colaboración con el Equipo Investigador de Atapuerca (EIA), impulsa cada año la implementación de nuevas medidas de sostenibilidad. Entre las acciones llevadas a cabo en los últimos años destacan la instalación de placas solares, la reducción del uso de plásticos al mínimo indispensable y la mitigación de la huella de carbono generada durante las excavaciones.


En su compromiso continuo con el medio ambiente, la Fundación y el EIA tienen previsto adoptar nuevas iniciativas sostenibles en las próximas campañas, avanzando hacia una mayor responsabilidad ecológica en el ámbito de la investigación arqueológica.

Fuente: Fundación Atapuerca

El arqueólogo Eudald Carbonell dona su archivo personal y científico a la Fundación Atapuerca


Ibeas de Juarros, 26 de febrero de 2025.
Eudald Carbonell, vicepresidente de la Fundación Atapuerca y director del Centro de Investigación Emiliano Aguirre (CIEA), ha donado su archivo personal y científico a este Centro para su conservación, estudio y difusión. Este valioso fondo documental, fruto de décadas de investigación, se incorpora a la "Memoria del Sistema" de la Fundación Atapuerca.

El acto de cesión ha tenido lugar esta mañana en el laboratorio Reina Sofía del CIEA y ha contado con la presencia de Antonio Miguel Méndez Pozo, presidente de la Fundación Atapuerca; Eudald Carbonell i Roura, vicepresidente de la Fundación; Victoria Moreno Lara, responsable de la “Memoria del Sistema”; y Eva Manrique Martínez, directora general de la Fundación Atapuerca.

Un legado científico de gran valor

Eudald Carbonell es doctor en Geología del Cuaternario por la Universidad Pierre et Marie Curie (París) y en Geografía e Historia por la Universidad de Barcelona, además de catedrático emérito de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona. Ha sido codirector del proyecto Atapuerca y de las excavaciones en los yacimientos de la sierra de Atapuerca durante más de 30 años. A lo largo de su trayectoria, ha reunido un extenso archivo documental sobre evolución humana, tecnología prehistórica y metodología arqueológica, reflejado en su producción bibliográfica desde 1976.


Su donación, compuesta por 20 cajas, incluye una biblioteca científica, libros de divulgación desde 1993, revistas, boletines y prensa especializada. También reúne documentación académica desde 1976, como memorias de actividades, excavaciones, congresos y conferencias. Destacan las numerosas tesis doctorales que dirigió, muchas en Francia y otras sobre los yacimientos de la sierra de Atapuerca. Además, el fondo cuenta con publicaciones en medios, agendas, CDs, DVDs y objetos personales. Por último, destacan más de 130 cuadernos de bitácora, algunos presentados en la rueda de prensa de hoy.

Este legado se suma al archivo de Emiliano Aguirre, primer director de las excavaciones en Atapuerca, quien tras su jubilación en 1990 donó sus libros a la localidad de Ibeas de Juarros. Es la primera vez que ambos archivos se encuentran en un mismo espacio con carácter permanente.

Jornadas de Puertas Abiertas para acercar el CIEA a la sociedad

Para dar a conocer el Centro de Investigación Emiliano Aguirre y su labor, la Fundación Atapuerca ha organizado unas Jornadas de Puertas Abiertas con el objetivo de acercar este espacio a la comunidad. Las jornadas están dirigidas principalmente a habitantes de la zona, pero, por supuesto, están abiertas a todas las personas interesadas:

Sábado 15 de marzo: visita para vecinas y vecinos de Ibeas de Juarros.

Sábado 5 de abril: visita para las localidades cercanas a la Sierra.

Sábado 26 de abril: visita para la ciudadanía de Burgos.

Estas jornadas permitirán mostrar las instalaciones, la importancia del archivo y el trabajo que se realiza en el CIEA en la conservación y estudio del patrimonio de Atapuerca.

Centro de Investigación Emiliano Aguirre: un espacio para la memoria y la investigación

El Centro de Investigación Emiliano Aguirre, cofinanciado por el Patronato de la Fundación y la Junta de Castilla y León, está dedicado a la recopilación y preservación de los trabajos científicos del proyecto Atapuerca. Alberga el Laboratorio Reina Sofía, equipado con el apoyo de la Fundación Reina Sofía, y espacios destinados a la investigación, además de un archivo y la Biblioteca Gonzalo Santonja.

Este Centro se concibe como un espacio abierto a la sociedad, donde será posible consultar, en formato físico y digital, documentos, publicaciones y artículos científicos relacionados con la investigación del Cuaternario y los hallazgos en los yacimientos de la sierra de Atapuerca. Además, está llamado a contribuir a la memoria internacional del estudio de la evolución humana, ya que aceptará documentación de colegas que hayan tenido un papel relevante en la investigación de la prehistoria durante los siglos XX y XXI.


Su creación forma parte del proceso de expansión de la Fundación Atapuerca a través de dos enfoques estratégicos: la retrospectiva, que se desarrolla en este centro en Ibeas de Juarros, y la prospectiva, que se llevará a cabo en el antiguo Hospital de Peregrinos de Atapuerca, con el respaldo de la Diputación Provincial de Burgos.

Fuente: Fundación Atapuerca

MEMORIAS DE ÁFRICA (A ORILLAS DEL NÍGER). Historia Militar del Siglo XXI


Por el Brigada Rubén Juárez Miranda

Durante el verano de 2013, miembros del Grupo de Artillería de Campaña y de la Bandera “Roger de Flor”, de la Brigada Paracaidista, fueron alertados y concentrados en la Base de Paracuellos de Jarama (Madrid) con motivo de la activación de una misión única hasta la fecha: Instruir a los militares malienses en Técnicas, Tácticas y Procedimientos (TTP,s) de Morteros y Artillería.
Los seleccionados para esta tarea fueron 10 Cuadros de Mando: 4 Oficiales (con un Cap. al frente) y 6 Suboficiales.

Los chicos de la 3ª Cía. me enseñaron a hacerme un turbante para protegerme de las tormentas de arena del norte de Malí

Tras algo más de un mes de estudio intensivo de la cultura, idioma, religión, tradiciones y Ejército maliense, junto a los respectivos ejercicios tácticos en los diferentes campos de maniobras, este grupo desplegó en el Centro de Entrenamiento de Koulikoro, a 60 km de la capital, Bamako, el 16 de septiembre de 2013.

En plena explicación con el GTIA I. Esa vaguada nos dio mucho juego, sobre todo por las tardes

Los diez militares españoles constituirían el primer Equipo de Apoyo de Fuegos que España enviaba a la operación de EUTM-Mali.
El Ejército maliense se articuló en Grupos Tácticos Inter Armas (GTIA,s) y fue instruido por una amalgama de nacionalidades del Viejo Continente en períodos de diez intensas semanas.

Enseñando a los reinstruidos del Waraba a apuntar con el mortero

El equipo de Apoyo de Fuegos tuvo que reinventar los manuales y fichas instructivas para poder adaptarlos al nivel cultural y los medios propios de los bravos soldados malienses, que venían de ser derrotados hacía no más de seis meses por el empuje yihadista del norte de Mali.

Estudiaron y tradujeron del ruso los manuales de las armas colectivas que este país tenía y tiene en servicio: lanzacohetes Grad 2M y mortero ligero ML-M-57. Hicieron la conversión de milésimas artilleras a milésimas rusas e idearon el medidor de ángulos T-12.
El Sgt.1º Rubén Juárez Miranda llevó un diario exhaustivo y detallado de todo lo que su equipo hacía desde el primer día del despliegue hasta el 18 de abril de 2014, fecha marcada como regreso a casa.

Fotografía publicada en la edición digital del diario ABC en el mes de marzo

Finalizada la misión, este suboficial revisó sus apuntes y cuadernos de campo y le dio forma a un borrador que sería revisado y corregido hasta tres veces por él antes de mandarlo por cadena orgánica a las siguientes secciones para la realización de su correspondiente filtro: S-2; de la Bandera “Roger de Flor”, G-2; de la Brigada Paracaidista y Publicaciones de la Defensa; del Ejército de Tierra.

Tras cuatro años de permisos y autorizaciones, el boceto borrador vio la luz en forma de libro con el título: Memorias de África (a orillas del Níger).

En esta obra, no solo se habla de procedimientos operativos o tácticos militares. También se acerca al lector a una realidad pocas veces tenida en cuenta, pero igualmente importante: la situación familiar en cada uno de los componentes. O como sus parejas, en España, tienen que hacerse cargo de la casa o los niños a la vez que tener que soportar el estrés por la incertidumbre del devenir de la misión.

Estos militares españoles, como todos los que han participado en las misiones internacionales, estrecharon lazos afectivos y asertivos con sus instruidos, que aún hoy perduran.

Fue, simple y llanamente, una experiencia de vida.

Sobre el autor:


Rubén Juárez Miranda (Madrid, 1978) pertenece a la XXIX promoción de la Academia General Básica de Suboficiales del Ejército de Tierra, con especialidad fundamental Infantería Ligera.

Gran parte de su vida militar la ha desarrollado en la Brigada Paracaidista, exceptuando su paso por la Academia y un periplo de tres años en el Regimiento «Garellano» de Munguía (Vizcaya).

Ha participado en misiones de mantenimiento y estabilización de la Paz en Bosnia, Afganistán, Líbano y Malí. Está en posesión de varios cursos y aptitudes paracaidistas.

NOTA: Si os interesa la temática militar actual y queréis disfrutar con esta gran aventura, el libro (os lo recomiendo), lo tenéis a la venta en Amazon. PINCHA AQUÍ para comprar.

Entrevista al arqueólogo Christopher Witmore


Entrevista con Christopher Witmore, por ANDRÉS LOMEÑA CANTOS

Preguntas intempestivas

Una aproximación a la arqueología orientada a objetos

La arqueología no deja de anunciar hallazgos: desde Luxor a Kent, pasando por Tesalónica. Los restos arqueológicos dialogan con el presente y nos formulan preguntas intempestivas. Para entender el modo en que estas reliquias nos interrogan, la ontología orientada a objetos (OOO) propone una resignificación de los objetos. Previamente, esta filosofía ha tenido relaciones fértiles con diferentes disciplinas, como la arquitectura o la literatura. En esta entrevista, Christopher Witmore, profesor de Arqueología de la Universidad Tecnológica de Texas y autor de Objetos intempestivos (Materia Oscura, 2024), lleva a cabo una aproximación a la arqueología orientada a objetos, un movimiento telúrico para la filosofía en la medida en que ayuda a repensar los objetos del pasado e incluso nuestra noción de tiempo.

ANDRÉS LOMEÑA: No conservamos la Comedia de Aristóteles a pesar de su éxito e importancia, así que quizás no siempre se preservan los objetos culturales más importantes. En una guerra, pienso que un puente bien conservado podría ser casi un síntoma de irrelevancia porque una infraestructura estratégica debería ser destruida. Tengo este tipo de ideas en mente al leer sus reflexiones en torno a una arqueología orientada a objetos. Ciertos arqueólogos creen que la cultura humana lo es todo mientras que el objeto no es nada; usted se plantea repensar esa idea preconcebida, y quisiera saber si se siente solo en esta indagación acerca de la agencia y la política de los objetos.

CHRISTOPHER WITMORE: “No son los tiempos los que marcan la diferencia”, sino más bien, como sostuvo Bruno Latour en Nunca hemos sido modernos, “es la diferencia la que marca los tiempos”. Pensar en el desconcertante naufragio de las cosas antiguas que existen en el presente (los escritos de Aristóteles, los puentes antiguos que escaparon a la destrucción, ya sea por guerras o por terremotos, cuencos antiguos, ruinas de la Segunda Guerra Mundial, etcétera) y sus relaciones como generadoras de tiempo es una inversión de los procedimientos habituales de los arqueólogos, quienes tienden a considerar el tiempo mismo como un agente de cambio.

Los arqueólogos, cual relojeros, se benefician enormemente cuando se le concede al tiempo una posición privilegiada y generativa, como una secuencia lineal de contenedores que avanzan con regularidad con independencia de lo que ocurra dentro de ellos. No se trata de que la cultura lo sea todo y los objetos nada, aunque agradezco el poder retórico de tu formulación; los objetos no culturales deberían contar algo para los arqueólogos, ya que la autoridad del campo todavía se basa en hablar desde la experiencia, describir lo que se encuentra y fundamentar historias sobre el pasado en restos arqueológicos. La cuestión es cómo tenemos en cuenta esas cosas en relación con el pasado. No creo que los objetos arqueológicos deban ser tratados solamente como intermediarios de situaciones culturales en las que pueden haber afectado y a las que, a su vez, se les da preponderancia como agentes detrás de los restos que encontramos. Eso supone considerar los objetos como derivados de algo distinto de ellos mismos, lo que a menudo coloca a los humanos en el centro de la realidad, como si fuera su principal modeladora. Desde la perspectiva de la OOO, los objetos que encontramos en el presente son lo que hace posible el pasado.

El hecho de que un cuenco antiguo haya resistido y esté entre nosotros significa que no puede reducirse a sus pasados, tanto si fue un momento particular de sus usos o de su inactividad (lo que llegó a ser el objeto en situaciones distintas). Como arqueólogo, puedo darme cuenta de que un cuenco de cerámica resistió a muchas situaciones diferentes: usos domésticos, como ajuar funerario, una larga estancia bajo tierra, una barrera para las raíces, un objeto encontrado, una pieza de museo, una evidencia para una tesis, etcétera. Sin embargo, como parte de un conjunto de tumbas, habrá perdido muchas de estas relaciones extrínsecas pasadas. El recipiente, intrínsecamente, extiende sus propios pasados, aunque solo puede ofrecer sugerencias de lo que existió más allá de sí mismo. Esas sugerencias quizás digan muy poco sobre situaciones culturales pasadas, y mucho sobre cómo el hundimiento de la tumba dañó el cuenco en algún momento durante su estancia ctónica. Desde luego, uno también tiene que reconocer que el recipiente es parte de un conjunto (una tumba) y como tal puede constituir un componente de un objeto mayor. Si bien esto podría entenderse como un conjunto que contiene su propio pasado, desde la perspectiva de la OOO, una parte de algo no puede reducirse a un objeto más grande.

Reconocer el cuenco o la habilidad de la tumba para sugerir y ofrecer indicaciones es respetar su agencia y autonomía, ya que esos pasados pertenecen al objeto. Puede que un artefacto de museo no parezca tener mucho peso político, pero si uno descubriera que una crátera [vasija grande y ancha donde se mezclaba el vino con agua] fue saqueada y vendida ilegalmente de una tumba, entonces ciertamente podría verse involucrada en un disputa entre el Museo Metropolitano de Arte, la Fiscalía del distrito de Manhattan y el gobierno italiano. El cuenco y la tumba sostienen y defienden, contienen y comprenden, apoyan y cobijan. Sí que pueden ser actores políticos en las situaciones adecuadas. Decir lo contrario desde el principio es decretar de antemano lo que son las cosas, haciendo suposiciones sobre la naturaleza de lo real. 

Los arqueólogos necesitan reconsiderar cómo trabajamos con las cosas. La diferencia entre la autoimagen de la arqueología y su práctica es una limitación, por mucho que el reduccionismo sea una característica de cualquier ciencia. En el libro, Graham Harman y yo establecemos un contraste entre una noción modernista del tiempo como un marco medido y predestinado donde nosotros insertamos los fenómenos, y una comprensión del tiempo orientada a los objetos como algo emergente, heterogéneo y sobre la superficie de las cosas. Esto abre todo tipo de posibilidades creativas en torno a cómo concebimos esos tiempos que surgen de los objetos arqueológicos y también en torno a su articulación (qué historias contamos). Creo que apenas estamos empezando a reconocer el potencial de esta forma de arqueología, pero para nada estoy solo en esto, pues hay ciertos arqueólogos que usan un enfoque orientado a objetos: Peter Campbell, Stein Farstadvoll, Bjørnar Olsen, Þóra Péturdóttir, Sara Rich, por nombrar a algunos.

A.L.: Usted empieza con el objeto y trata de entender el pasado, pero nos advierte de que muchos arqueólogos encuentran lo que justamente estaban intentando encontrar. El pasado, en resumidas cuentas, no es una causa simple y sin más del presente. Supongo que si los arqueólogos encuentran salazones, tratarán de explicar la importancia de la sal en esa ciudad romana, pero quizás este descubrimiento arqueológico entierra otras posibilidades abiertas, en vista de que hay numerosas ciudades que también fueron habitadas por fenicios o musulmanes. La arqueología puede ser como una matrioska que contiene múltiples pasados.

C.W.: Los arqueólogos, tal y como defendemos en el libro, están condicionados para ver las cosas como los efectos o las consecuencias de aquellas causas que pretenden encontrar. El deseo de recuperar rastros vívidos en un dominio borrado del presente y tratarlos como el agente causal detrás de lo que queda conduce a menudo a imponer el pasado favorecido por la historia sobre objetos que no pueden hablar. Si tomamos como ejemplo un lugar de la Segunda Guerra Mundial, se puede decir que nosotros llegamos con expectativas históricas a esos lugares (por ejemplo, a un bastión del muro Atlántico en Finnmark). Es fácil suponer que dicho lugar es una ilustración o un ejemplo de algo ya prefijado y conocido (este sitio lo destruyó la Wehrmacht en retirada en el año 1944). Sin embargo, nunca encontramos el pasado que fue, solo lo que llega a ser de él, y aunque podemos encontrarnos con un pasado legendario, el compromiso es siempre con algo presente y específico del objeto que encontramos.

Si se juzga a partir de una imagen completa del pasado, como res gestae (logros, cosas realizadas), lo que encontramos es siempre incompleto, como sombras de su antiguo ser. Hay todo tipo de fenómenos históricos que tratan sobre algo más que las andanzas humanas: la transformación de las economías del pasado, los procesos de producción e interacción a través de redes comerciales cambiantes, etcétera. No obstante, la idea del pasado como algo consumado, definido por su finitud, sigue prevaleciendo a la hora de abordar las cosas antiguas. Los hallazgos arqueológicos van más allá de esos mundos y a menudo encuentran nuevas aventuras; como las cosas suelen olvidar sus pasados, su idiosincrasia retiene lo que recuerdan.

Algunas expectativas son parte del proyecto de la arqueología, pues no habríamos investigado ciertos programas o conseguido fondos sin ellas. La distorsión aparece cuando imponemos sobre los objetos arqueológicos las expectativas asociadas con un pasado definitivo (“así es como ocurrió”). Y no es que no podamos hablar de situaciones definitivas. Por volver al ejemplo de la crátera, el cuenco fue enterrado junto a una mujer que murió en la treintena y se rompió cuando el techo de la tumba se hundió, pero la mayoría de las veces tratamos con proposiciones sobre lo que podría haber sido. Algunas proposiciones son mucho más fuertes que otras, pero las proposiciones están siempre abiertas al futuro, es decir, están abiertas a la reevaluación, especialmente a la luz de nuevos objetos encontrados que puedan revelar otros ángulos del pasado. Aun así, a las cosas antiguas no les falta nada, se trate de pequeñas fortificaciones quemadas en el norte de Noruega o de cráteras enterradas. Están completas tal como están, abiertas en todo momento a las posibilidades futuras, ya que los elementos enterrados pueden contener pasados imprevistos aún por salir.

A.L.: Distingue la datación relativa de la absoluta y sugiere que incluso el carbono-14 es una cronología relativa, no absoluta, al igual que el resto de métodos: dendrocronología, termoluminiscencia, etcétera. Lo plantea como formas inconmensurables, esto es, como un intento de unificar lo que no puede unificarse, pero en última instancia usamos un calendario universal. Me imagino que esto puede plantear todo tipo de problemas, como el posible anacronismo de esa estatuilla romana que supuestamente revela a alguien con el síndrome de Crouzon.

C.W.: Has puesto el dedo en la llaga del papel del arqueólogo como relojero. Los arqueólogos separan de forma rutinaria lo que consideran métodos de datación absolutos, como el carbono-14, de aquellos métodos relativos, como la seriación de la cerámica. Dado que el carbono-14 se desintegra a un ritmo constante del cincuenta por ciento cada 5,730 años, tendemos a considerar trozos de carbono como pequeños relojes, cuando en realidad, lo que hacemos es entregar nuestra traducción a los físicos de los laboratorios, quienes proporcionan un análisis y una fecha dentro de un rango definido. Graham Harman señala esta cuestión (cómo traducimos los cuantos, los fragmentos irreductibles de la realidad, en continuos) como una gran paradoja que se remonta a Aristóteles. De hecho, todos los modos de datación implican la traducción de lo discreto en lo continuo, lo que exige que tratemos lo local (relativo) como medible en términos de lo universal (absoluto).

No te falta razón. El ejemplo de la estatuilla que mencionas implica un acto de traducción similar, donde las idiosincrasias locales se traducen en términos científicos universales. En este caso, las peculiaridades de la figura (sus rasgos faciales, sus ojos o sus asimetrías) se leen “iconodiagnósticamente” como una posible evidencia del síndrome de Crouzon. Por supuesto, esta interpretación se basa en una supuesta fidelidad. Se supone que la estatuilla actúa como una referencia muy específica de algo más allá de sí misma: es decir, apunta extrínsecamente a un modelo humano con estas características inexplicables. Tal vez sea así. Pero también podría relacionarse con una desviación estética que se asemeja a las malformaciones congénitas asociadas al síndrome de Crouzon. A diferencia del carbono-14, el análisis de la cerámica o la hidratación de la obsidiana, aquí nos encontramos con un ejemplo completamente singular (que no puede reafirmarse). Para que esta interpretación gane peso, habría que emprender un cuidadoso estudio comparativo con otras estatuillas del periodo (¿qué estilos y convenciones están presentes en otras estatuillas? Se deberían recurrir a asociaciones contextuales); los investigadores intentan vincular la figurilla con cultos a la salud y la protección en Bracara Augusta. 

Para mí, la incertidumbre última de no poder saber algo con certeza no es un problema, sino parte del atractivo y el asombro de trabajar con el pasado arqueológico.

A.L.: Parece haber grandes descubrimientos arqueológicos cada semana. Hace muy poco dieron con una espada del siglo VI en Kent, por ejemplo. Me gustó asomarme al pasado leyendo la noticia, aun sabiendo que conozco muy superficialmente ese periodo histórico.

C.W.: Estos nuevos descubrimientos nos acercan al pasado a través de su entrada en nuestro presente y nos recuerdan la naturaleza caótica del tiempo. A través del descubrimiento de la espada en Kent, un pasado previamente desconocido es ahora coextensivo con quienes vivimos en la actualidad, y de esta manera, nuestro presente está más cerca de ese pasado que cualquier presente del siglo XIX, independientemente de las distancias que haya en una línea de tiempo. Si de repente nos tropezáramos con los fragmentos perdidos de Aristóteles en un monasterio de Tesalónica, entonces la filosofía del siglo XXI se encontraría con aspectos del III antes de Cristo a un nivel más cercano que cualquier cosa que los filósofos modernos experimentaran antes de ese momento. Tales son los efectos de un tiempo no lineal, “percolativo”, y eso nos recuerda el poder del pensamiento topológico, que el libro analiza en profundidad.

Sobre Christopher Witmore:

Christopher Witmore es académico y profesor de Arqueología y Clásicos en la Universidad Tecnológica de Texas. Su investigación se centra en los paisajes de Grecia a largo plazo, la teoría arqueológica, los estudios de cosas; arqueología contemporánea y Antropoceno; y las relaciones entre los seres humanos, la tecnología y el medio ambiente.

Blas de Lezo vuelve para defender Cartagena de los Ingleses


LEZO PARTE II. LA DEFENSA DE CARTAGENA

Esta última entrega eleva la calidad, encuadernado en cartoné en formato álbum de 96 páginas interiores en color más cubiertas que sostienen una aventura llena de emoción y rigurosidad documental, convirtiendo la obra en la mejor representación gráfica que existe sobre la contienda. Nunca antes se había mostrado ni explicado de manera visual esta batalla con tanta fidelidad y narrativa. Un regalo perfecto para estas fechas tan especiales que deleitarán a los amantes del cómic y de la historia.

Contexto histórico:

En 1741 España se encontraba en guerra contra Inglaterra, una contienda auspiciada por el control de las aguas del nuevo continente. La llamada Guerra del Asiento llegó a su punto álgido cuando el pueblo inglés se levantó en busca de venganza y focalizó su ira en una temible flota rumbo a América bajo el mando del almirante Edward Vernon. 185 navíos y 30.000 hombres llegaron a la bahía de Cartagena de Indias. Allí esperaba un almirante de agallas probadas: Blas de Lezo, que a pesar de carecer de un ojo, una pierna y la movilidad de un brazo… decidió plantarle cara junto a una exigua fuerza de 6 barcos y 3.000 hombres.

Lo que a priori se presentaba como una victoria sencilla se convirtió en una dura batalla de varios meses que puso a prueba el coraje y la resistencia de todos. Paralelamente a esta pugna de imperios, los propios bandos vivieron duras tensiones entre sus dirigentes: Lezo, Vernon, Eslava, Wentworth… una serie de personajes carismáticos, llenos de aristas, que dan pie a un drama sobrecogedor cargado de matices. Una batalla que podría haber cambiado el rumbo de todo el continente.

El Libro:


La segunda y última parte del cómic de Blas de Lezo y la épica batalla de Cartagena de Indias (1741). Una mezcla sorprendente de rigor histórico y espectacularidad narrativa que se ha convertido en un éxito inaudito en el cómic español de los últimos años. Tras una entrada arrolladora en la bahía de Bocachica, la armada británica avanza imparable. Con escasos recursos y muchos civiles entre sus defensores, la ciudad se enfrenta a decenas de miles de soldados ingleses. Atrapado en el asedio y con sus barcos perdidos, Blas de Lezo se prepara para desafiar a la mayor flota que haya surcado las aguas americanas confiando en su astucia y determinación. Esta no es solo una guerra entre naciones: dentro de ambos bandos también se libran luchas internas, donde traiciones y lealtades decidirán el destino de todos.

Tráiler Oficial:

El éxito de la campaña de crowfunding hizo posible este segundo tomo de un cómic que rescata una de las epopeyas más sorprendentes de la historia de España.


Muchas gracias a Ángel Miranda por enviarme algo tan especial y de gran calidad, tanto de contenido como del material impreso de ésta gran obra:

- El Libro
- Láminas ilustradas con mapas de Cartagena de Indias.
- Una Pegatina
- Un imán para la nevera
- El Diario de la Expedición de Lezo
- Un marcapáginas
- Un mapa de Cartagena de Indias.
- Una postal
- Un cartel de alistamiento

Esto es una maravilla, por el amor de dos!

¿Dónde comprar?

Recomiendo que si no tenéis aún la primera parte, haceros con ella antes de comprar este libro.

Tanto la primera parte como ésta segunda, los podréis encontrar en las mejores librerías con un precio que ronda los 20 euros aproximadamente.

Sus autores:

Guillermo Mogorrón (dibujante): Con un estilo genuino de gran dinamismo, ha trabajado para editoriales como IDW, DC o Marvel (X-Men) durante varios años. Además, ha realizado trabajos de animación e ilustración para el cine, la publicidad o los videojuegos.

Miguel Ángel Abad (color): ilustrador y dibujante de primera categoría que ha trabajado para editoriales como IDW, Boom Studios, Archaia o SPA Studios.

Ramón Vega (documentalista): Investigador y comisario de exposiciones. Ha trabajado en el Museo Naval de Madrid, y cuenta con más de cuarenta publicaciones científicas y colaboraciones nacionales (I+D+I) e internacionales a sus espaldas. Actualmente investiga historia naval en Singapur.

Ángel Miranda (guionista y proyecto): Periodista, gestor de proyectos y guionista. Autor de la novela 'Carrión, un canalla sin ventura' y de los cómics 'Espadas del fin del mundo', 'Paredes, la leyenda' y 'Lezo'.

Para más información: https://vkm.is/lezo2

La reina emérita Doña Sofía inaugura el Centro de Investigación Emiliano Aguirre


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Ibeas de Juarros (Burgos), a 10 de diciembre 2024. Como colofón a los actos conmemorativos del 25 aniversario de la Fundación Atapuerca, Su Majestad la Reina Doña Sofía inauguró hoy el Centro de Investigación Emiliano Aguirre (CIEA), un espacio destinado a custodiar, preservar y difundir la memoria documental del Proyecto Atapuerca, junto con la promoción de la investigación en evolución humana. Durante su visita, Su Majestad recorrió las instalaciones del centro y tuvo la oportunidad de conocer parte del legado del Profesor Emiliano Aguirre. 


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Antes de la inauguración, S.M. la Reina Doña Sofía presidió el Patronato extraordinario de la Fundación Atapuerca. Durante la sesión, el presidente de la Fundación, Antonio Miguel Méndez Pozo, entregó a Su Majestad un medallón que reproduce un fósil emblemático hallado en la Sima del Elefante (Pink), en homenaje a los hallazgos de la sierra de Atapuerca. Asimismo, Eudald Carbonell, vicepresidente de la Fundación, hizo entrega de un ejemplar de la edición Sierra de Atapuerca. Una mirada botánica, editado en colaboración con Fundación Caja de Burgos, en el marco del 25 aniversario de la Fundación Atapuerca.


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Previamente tuvo lugar la sesión del Patronato ordinario, en el que se hizo un balance de las actividades realizadas con motivo del 25 aniversario de la Fundación. Además, se aprobó el presupuesto para 2025 y se definieron las principales líneas del plan de actuación para el próximo año. Además, el Patronato nombró a Eudald Carbonell, vicepresidente de la Fundación Atapuerca y figura clave en los trabajos realizados en los yacimientos de la sierra de Atapuerca, director del Centro de Investigación Emiliano Aguirre.

Centro Investigación Emiliano Aguirre


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

El Centro de Investigación Emiliano Aguirre (en adelante CIEA) se enmarca en el proceso de crecimiento de la Fundación Atapuerca a través de dos enfoques estratégicos: la retrospectiva, que será desarrollada en este nuevo Centro de Ibeas de Juarros, y la prospectiva, que se llevará a cabo más adelante con el respaldo de la Diputación Provincial de Burgos, en el antiguo Hospital de Peregrinos de la localidad de Atapuerca.

Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

El CIEA custodiará la Memoria del Sistema, esencial para comprender la evolución del proyecto Atapuerca y su proyección futura. Este Centro se plantea como un espacio para analizar y preservar los hitos que han convertido a los yacimientos de la sierra de Atapuerca en un referente internacional en el estudio de la evolución humana.


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

El archivo documental del CIEA incluye la información generada desde el inicio del proyecto Atapuerca. Se ha comenzado con la clasificación de la documentación de Emiliano Aguirre, cedida por la Fundación Paleontológica Emiliano Aguirre en 2018 y actualmente en proceso de catalogación, proceso que desde 2019 cuenta con el apoyo de las Fundaciones Círculo e Ibercaja. La digitalización de toda la documentación permitirá un acceso global, igualmente se conservarán los formatos físicos para consultas presenciales. 

Además, se continuará documentando las aportaciones de los codirectores del proyecto Atapuerca: Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell. Cabe destacar que próximamente, Juan Luis Arsuaga donará al CIEA su colección de libros de evolución humana (en palabras de Arsuaga, “una de las más completas de España, si no la que más”) y su colección de réplicas de alta resolución de fósiles humanos, que se cuenta entre las mejores del mundo. De este modo el Centro empezará su andadura con un importante patrimonio al servicio de la comunidad científica. 


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Igualmente, la Memoria del Sistema está abierta a recibir documentación de miembros del Equipo Investigador de Atapuerca que así lo deseen. Además, el Centro está llamado a contribuir internacionalmente a la Memoria del Sistema del estudio de la evolución humana, puesto que se aceptará la documentación (artículos, libros, tesis doctorales ...) de todos aquellas científicas y científicos que tengan o hayan tenido un papel relevante en el estudio de la prehistoria en los siglos XX y XXI.


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

El CIEA incluye tres despachos para la gestión y un laboratorio equipado con el apoyo de la Fundación Reina Sofía. El “Laboratorio Reina Sofía” estará a disposición de los beneficiarios de ayudas de investigación de la Fundación Atapuerca, consolidando al Centro como un espacio de referencia científica para futuras generaciones.


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Este proyecto ha sido posible gracias al impulso del Patronato de la Fundación y cuenta con el respaldo de la Junta de Castilla y León que, desde la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, financia un 50% de la ejecución del Centro. Además, ha contado con la colaboración de la Fundación Reina Sofía. 

Además, en 2025, la Fundación Atapuerca continuará desarrollando actividades en cumplimiento de sus fines fundacionales:

Iniciativas de promoción científica

Además de poner en marcha el Centro de Investigación Emiliano Aguirre, en 2025 la Fundación Atapuerca, continuará apoyando la labor científica de jóvenes investigadores mediante la concesión de ayudas predoctorales y posdoctorales para investigación. Asimismo, como complemento al respaldo económico de la Junta de Castilla y León, la Fundación continuará apoyando la campaña de excavación en los aspectos de logística, seguridad, administración, comunicación y relaciones institucionales. 

Igualmente, la Fundación continuará proporcionando soporte a proyectos de investigación en las provincias de Burgos y Cantabria. Continuará respaldando proyectos de investigación en Senegal, Sur del Cáucaso y en La India. Finalmente, mantendrá el intercambio de investigadores con Georgia, Reino Unido y Argentina. 

Iniciativas de socialización

Gestión de visitas

La Fundación Atapuerca, por acuerdo de colaboración con la Fundación Siglo, gestiona las visitas a los yacimientos de la sierra de Atapuerca y al Centro de Arqueología Experimental (CAREX). Esta iniciativa se desarrolla sin ánimo de lucro y desde el punto de vista de la sostenibilidad.

La calidad de las visitas y la formación continuada del personal son los parámetros más valorados tanto por la Fundación, como por el público que los visita.

Área de Proyectos

La Fundación identifica oportunidades de financiación para desarrollar programas innovadores y alineados con sus fines, conectando con las inquietudes sociales.

Entre 2025 y 2026 se desarrollará el proyecto 'From past to future', una iniciativa cofinanciada por el programa Erasmus+ de la Unión Europea, en colaboración con reconocidas entidades como la Fundaçao Vall de Côa (Portugal), la Asociación Europea 2020, RedTree Marketing Projects Coop. (España), Generazione Zero (Italia) y el Centre Européen de recherches préhistoriques de Tautavel (Francia). Su objetivo es fomentar la inclusión juvenil mediante la empleabilidad en sitios arqueológicos y museos, adaptando sus contenidos a herramientas de comunicación del siglo XXI con la participación de equipos jóvenes.

En 2025 se explorarán nuevas convocatorias para impulsar la transferencia de conocimiento, alineadas con el lema 'Evolución responsable, progreso consciente'.

Otras actividades de difusión

La Fundación Atapuerca continuará desarrollando actividades que promuevan el respeto y cuidado del medio ambiente, así como programas centrados en la accesibilidad e inclusión social. Además, se fortalecerán los programas de desarrollo y apoyo a las comunidades locales, buscando generar un impacto positivo y sostenible en su entorno. También se impulsarán programas educativos que proporcionen herramientas clave para afrontar los retos globales que enfrenta la humanidad, contribuyendo al progreso consciente y responsable de la sociedad.

Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Presentación del libro ‘Sierra de Atapuerca. Una mirada botánica’


Este libro, fruto de la colaboración de la Fundación Caja de Burgos y la Fundación Atapuerca, reúne más de trescientas fotografías de plantas vasculares, seleccionadas entre las más de seiscientas identificadas en la sierra de Atapuerca

Burgos, 27 de noviembre de 2024. – El auditorio de Cultural Cordón en Burgos acogerá este jueves 28 de noviembre, a las 19:30 horas, la presentación del libro Sierra de Atapuerca. Una mirada botánica. La obra destaca las especies más representativas de la flora de la sierra de Atapuerca mediante fotografías descriptivas y es el resultado de un exhaustivo trabajo de catalogación florística llevado a cabo entre 2020 y 2024.

Esta publicación se enmarca dentro de las actividades del 25.º aniversario de la Fundación Atapuerca y refleja el compromiso conjunto de la Fundación Caja de Burgos y la Fundación Atapuerca con la conservación y el estudio del patrimonio natural de esta emblemática Sierra.

El libro es un testimonio del valor botánico de la sierra de Atapuerca, que alberga una cuarta parte de la riqueza florística de la provincia de Burgos. Además de ofrecer un detallado inventario, esta obra permitirá conocer la evolución de la flora en los próximos años, proporcionando claves para entender los cambios asociados al clima y otros factores ambientales.

Los autores del libro Sierra de Atapuerca. Una mirada botánica son Javier María García (autor también de las fotografías), jefe del Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León en Burgos; Miguel Ángel Pinto, director de las Aulas de Medio Ambiente de la Fundación Caja de Burgos; y Eudald Carbonell, codirector de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca y vicepresidente de la Fundación Atapuerca.

El libro puede adquirirse en las Aulas de Medio Ambiente de la Fundación Caja de Burgos (en Burgos, Valladolid y Palencia) o a través de su portal web.

Además, como complemento a la publicación, existe una exposición homónima que estará abierta al público hasta el 28 de febrero en el Aula de Medio Ambiente de la Fundación Caja de Burgos.