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Confirmado: un santuario de caza hallado en Pinilla del Valle (Madrid) prueba que los neandertales hacían rituales

Reconstrucción del ritual celebrado en la cueva Des-Cubierta / Albert Álvarez Marsal.

Hace unos 40.000 años, una comunidad de neandertales visitó de forma recurrente la cueva Des-Cubierta, una larga galería con forma de zigzag y de unos 80 metros de longitud ubicada en el actual municipio madrileño de Pinilla del Valle, en la Sierra. Pero no la utilizaron como campamento o para refugiarse, sino como espacio ritual. Allí depositaron un excepcional conjunto de cráneos con cornamentas de al menos 35 herbívoros de gran tamaño, como bisontes, uros, rinocerontes o ciervos, que fueron cuidadosamente tratados.

Los vestigios de la extraña y sorprendente actividad, que nunca antes se había percibido en ningún otro yacimiento, desconcertaron a los arqueólogos. Tras más de una década de investigación, por fin han logrado resolver el enigma: se trata de un santuario de caza, la primera evidencia "rotunda y clara" de una actividad ritual que implica capacidad simbólica en la especie neandertal, explica Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid y uno de los autores de un artículo publicado este jueves en la revista científica Nature Human Behaviour que recoge los resultados del proyecto.

Enrique Baquedano y algunos de los cráneos hallados en la Cueva Des-Cubierta (Pinilla del Valle, Madrid). Foto: Javier Trueba.

La cueva Des-Cubierta fue localizada en el año 2009 en el yacimiento del Calvero de la Higuera, en el valle del río Lozoya. Desde entonces se han realizado 14 campañas de excavación en las que se han hallado cuatro dientes de leche de una niña neandertal, materiales líticos musterienses y abundantes restos de fauna. La presencia de cráneos de bovinos y otros —se les quitaron la mandíbula y el maxilar superior, luego los sesos y se dejó la parte con los cuernos o astas para utilizarlos como trofeos de caza— confirma que la especie Homo neanderthalensis, que antecedió a los humanos modernos, también tenía capacidad simbólica.

La investigación, liderada por el arqueólogo Enrique Baquedano, el paleontólogo Juan Luis Arsuaga, director científico del Museo de la Evolución Humana y codirector de los yacimientos de Atapuerca, y el geólogo Alfredo Pérez-González, contribuye a seguir iluminando esa brecha en torno a las capacidades intelectuales de los neandertales y el Homo sapiens.

"La gran pregunta de la paleontología es si nosotros, los 'Homo sapiens', somos la única especie de la historia con una mente simbólica, capaz de elaborar ideas, pensamientos, lenguaje para comunicarse, o si nuestros antepasados más cercanos, de los que hemos heredado algunos genes, los neandertales, también lo eran", reflexiona Arsuaga. "La respuesta se puede encontrar en este yacimiento de Pinilla del Valle, donde se ha descubierto esta acumulación única de cráneos de animales con cuernos y astas. Podemos decir que fue una conducta deliberada y colectiva que un grupo de neandertales repitió a lo largo de generaciones".

Juan Luis Arsuaga (izquierda) y Enrique Baquedano. Ver vídeo en este enlace.

El ritual

Los 35 cráneos identificados en el "santuario de caza" corresponden a bisontes (Bison priscus, 14), uros (Bos primigenius, 3) y otros bovinos (Bos/Bison, 11), ciervos (Cervus elaphus, 5) y rinocerontes de la especie Stephanorhinus hemitoechus (2). Según el estudio, las cabezas de los animales fueron despiezadas en un primer momento fuera de la cueva, probablemente en un proceso relacionado con el consumo de la carne, las lenguas y los ojos.

En un segundo momento, ya en el interior de la cavidad, los neandertales extrajeron los sesos rompiendo el hueso occipital y prepararon los restos animales (todos machos) para su exhibición en algún rito acompañado de pequeños fuegos. Esta hipótesis, defienden los investigadores, está respaldado por la gran cantidad de herramientas asociadas a la percusión identificadas en la misma capa estratigráfica, por las marcas relacionadas con la extracción de los maxilares y del cerebro y por la presencia de algunos fragmentos craneales aislados.

Momento en el laboratorio de restauración de uno de los cráneos de Cueva-Des-Cubierta. Javier Trueba

Las pruebas arqueológicas obtenidas hasta ahora no encajan con el resultado de una trampa natural, una guarida de carnívoros o una acumulación de restos provocada por el arrastre del agua. También descartan los científicos que se trate de una suerte de lugar de matanza o 'carnicería' prehistórica debido a la ausencia de huesos con poco valor nutricional, normalmente documentados en este tipo de escenarios, como los huesos largos.

"Los estudios sobre grupos modernos de cazadores-recolectores han mostrado que las cabezas de animales grandes fueron generalmente descartadas y no se llevaban al asentamiento porque eran pesadas y proporcionaban poco alimento", escriben en el estudio. "La introducción en la Cueva Des-Cubierta de los cráneos, y no de otras partes de los cadáveres de mayor interés nutricional, parece, por lo tanto, que fue deliberada y no estuvo relacionada con la subsistencia. Más bien indica que tuvo que ver con un uso simbólico".

Las dataciones radiocarbónicas han revelado que este ritual tuvo lugar entre hace 42.000 y 40.000 años, cuando los neandertales ya enfilaban su extinción. Los investigadores sugieren que los rituales se celebraron durante siglos, e incluso milenios. "Hay una gran acumulación de sedimentos (más de 2 metros) a lo largo de la frecuencia estratigráfica del nivel 3, en la que se encontraron los cráneos", esgrime como explicación Enrique Baquedano. “Siguiendo el principio de la Navaja de Ockham, pensamos que los cráneos eran trofeos de caza y su exhibición tenía como objetivo manifestar valentía, inteligencia y astucia. Dicho de otro modo, se muestran para presumir, es una ostentación de poder, la justificación de la jefatura y manifestación de mando”, añade. Aunque solo se trata de la explicación que consideran la más simple, dado que también han valorado que pudiera tratarse de un rito.

El yacimiento arqueológico de Pinilla del Valle. Foto: Comunidad de Madrid.

Los neandertales que depositaron estos restos no vivían exactamente en lo que se considera esa especie de santuario, sino a unos cien metros de distancia, al abrigo de Navalmaíllo, donde sí hacían grandes hogares para secar pieles, cocinar o ahuyentar depredadores.

La investigación ya no solo refrenda la singularidad del yacimiento de Pinilla del Valle para el estudio del Homo neanderthalensis, su modo de vida y su interacción con el paisaje, sino que abre un nuevo escenario sobre sus capacidades intelectuales. "Después de este descubrimiento podemos atribuirles plenamente a los neandertales la capacidad simbólica, y de ahí la importancia y su trascendencia internacional", sentencia Arsuaga.

Vista aérea del yacimiento y el valle del río Lozoya. Javier Trueba.

Yacimientos de homínidos

La Cueva Des-Cubierta, junto con las cercanas Cueva del Camino, Abrigo de Navalmaíllo y Cueva de la Buena Pinta, son los únicos yacimientos en la Comunidad de Madrid donde se han encontrado restos fósiles de homínidos. Los estudios en estos yacimientos están permitiendo a los arqueólogos y paleontólogos desentrañar las claves del comportamiento de Homo neanderthalensis, así como conocer a los primeros Homo sapiens europeos, los Cromañones, en el yacimiento de Cueva Chica, descubierto en 2021. Los yacimientos de Pinilla del Valle son considerados uno de los enclaves más importantes para entender los modos de vida y formas de interacción con el medio de los neandertales.

El Parque Arqueológico del Valle de los Neandertales, abierto al público por la Comunidad de Madrid desde el año 2015, vuelve a abrir sus puertas el próximo 1 de abril. Los visitantes podrán conocer in situ este particular enclave. Además, la Comunidad ha construido el futuro Museo del Valle de los Neandertales, que será inaugurado en 2025 una vez se desarrolle el proyecto museográfico. Allí se podrá contemplar parte de los hallazgos procedentes de las excavaciones (originales y réplicas).Las excavaciones y trabajos de investigación en los yacimientos del Calvero de la Higuera están financiados por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, la Vicepresidencia y consejería Educación y Universidades de la Comunidad de Madrid, y por el Ministerio de Ciencia e Innovación. Además, la consejería de Familia, Juventud y Política Social cede cada verano el Albergue de los Batanes al equipo de investigación durante la campaña de excavación.

Fuentes: elespanol.com | larazon.es | 6 de enero de 2023

'Homo erectus', el descubrimiento que revoluciona la historia de Atapuerca

Cara parcial de un homínido hallada en el yacimiento de la Sima del Elefante (sierra de Atapuerca) la pasada campaña María Dolors Guillén / IPHES. Equipo de Investigación de Atapuerca Fundación Atapuerca.

La vida es un compendio de casualidades... o de caprichos del destino. Que cada uno escoja lo que quiera: creer en la estrella, la ventura, de un dios cualquiera o dejarlo todo en manos del azar. Pero, de una u otra forma, lo que son irrefutables son los hechos. Que los británicos se empeñaron en que su tren pasara por mitad de la sierra de Atapuerca –sus motivos tendrían–, es así. «Partieron el queso Gruyère por la mitad», apunta el paleontólogo Jordi Agustí. Los intereses de Richard Preece Williams para que el ferrocarril atravesara la masa caliza primaron por encima de todo y así se hizo. Y, por otro lado, que aquel antojo supuso el hallazgo arqueológico más importante de nuestra historia, también es innegable.

Foto: Unidad de tren de-la-Sierra-Company que circuló por la vía estrecha del tren que pasaba por Atapuerca.

De inicio, los restos fosilíferos que salieron a la luz pasaron desapercibidos, inútiles para los intereses de finales del siglo XIX. El objetivo, entonces, era facilitar el transporte de mineral hasta las siderurgias vascas, pero más de cien años después de aquello no se puede hablar de Atapuerca más que como un «templo» del pasado, una cápsula del tiempo en la que profundizar para conocernos más a fondo, la excavación más grande del mundo del Pleistoceno. También nos sirve para saber más de los animales que corrían por la meseta y alrededores hace miles y millones de años. Tierra de bisontes antaño, y de tigres, y de rinocerontes, y de algún micromamífero que hoy habita muchísimos kilómetros al norte, en lugares árticos.

«Hace 14.000 años la temperatura de aquí era diez grados inferior a la de ahora», comienza a explicar Eudald Carbonell en el momento en el que una cortina de nieve cae sobre el yacimiento. El geólogo y arqueólogo ni se inmuta; y es que «ya no nieva como antes», añora. Aunque sus trabajos sobre el terreno suelen concentrarse de junio a julio –con lo logrado en esas pocas semanas se consigue material para «entretenerse» durante todo el año–, está más que mimetizado con el lugar y sus adversidades. Para ello es miembro de esa Santísima Trinidad que dirige Atapuerca, junto a José María Bermúdez de Castro y Juan Luis Arsuaga.

Foto: Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca (zquierda), Rosa Huguet, coordinadora del yacimiento de la Sima del Elefante (2i) Juan Luis Arsuaga, codirector de los yacimientos (3i), el consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja (2d), y Jose María Bermúz de Casto, codirector de Atapuerca (derecha), muestran el nuevo fósil hallado de hace un 1,4 millones de años.

Carbonell es un señor con aires novelescos y con un sombrero listo para cada ocasión. Si por Burgos (ciudad) atiende con un fieltro elegante, estilo Traveller, en su hábitat natural, entre huesos y piedras, se corona con la guinda del buen arqueólogo. Un gorro de paseo y otro de faena. Y es así, equipado e impávido ante el frío, el viento y la nieve del norte de Castilla, cuando sonríe y dice: «No hay dudas, es un “Homo erectus”». Se refiere a la última gran noticia desenterrada en Atapuerca, la pieza del puzle que faltaba y que se había escapado hasta ahora: Homo antecessor (850.000 años), preneandertal (500.000), Homo neanderthalensis (50.000), Homo sapiens y... ¡Homo erectus (1,3 millones de años)!

«Las cinco especies de homínidos que han vivido en Europa», señala, concentradas en un punto muy concreto, en una especie de cruz ficticia en la que el verano se convierte en invierno y en la que el clima atlántico da paso al mediterráneo. «Una zona de paso», define, que ni el Camino de Santiago se ha querido perder. Si Carbonell suelta la bomba (a falta del «ok» final), sobre el terreno, su equipo es algo más cauto y sonríe al ser preguntado: «Bueno... Eso parece, pero hay que esperar a que se termine todo el estudio. Estamos en ello y hay que ir paso a paso hasta que toda la comunidad científica lo dé por bueno». Mientras, en la urbe, frente al río Arlanzón, en el Museo de la Evolución Humana, también dan pistas sobre «el erectus»: «Cuatro especies... Casi cinco», celebran en un paseo entre la «Pelvis Elvis» y el cráneo de «Miguelón».

El cráneo de "Miguelón", expuesto en el Museo de la Evolución Humana (Burgos) Ical Agencia ICAL

El ojo de Carbonell, con miles de restos vistos y desenterrados en su retina, no necesita de demasiados análisis para saber lo que tiene delante: «Solo con verlo ya se sabe lo que es. Es un “Homo erectus”, seguro». La pista fundamental llegó el pasado 30 de junio, obra del trabajo de Edgar Téllez: la cara parcial de un ser humano de hace 1,3 millones de años (aprox.) hallada en la Sima del Elefante. Un pómulo y la mandíbula superior de un homínido que ya se antojaban «trascendentales» para abrir, de nuevo, las puertas de la evolución humana y así descifrar el enigma de la aparición de una cara moderna, confesaba, en verano, el propio Carbonell durante la presentación de los resultados de la última campaña.

Meses más tarde, el arqueólogo habla, sin titubear, sobre el origen de unos restos que vuelven a reescribir la Historia, «una constante en este trabajo», dice.

−¿Cuántas veces le han cambiado los planes?

−La complejidad no se puede controlar. Lo redundante es aburrido. Aquí lo que hay que hacer es dar pasos cortos, pero seguros. Todo lo que sea correcto no se moverá jamás. Si construyes la casa con unos cimientos que están mal, todo se terminará cayendo. Por eso este yacimiento es tan importante, porque desde hace décadas se están haciendo las cosas muy bien. Aquí no se compite, se colabora. Solo el incompetente compite y no le queremos; el competente, colabora. Al final, interpretar lo que encontramos aquí es solo el último paso que damos, y ahí es donde proyectamos nuestra visión del mundo.

2.000 obreros abrieron la trinchera de los yacimientos de Atapuerca.

Contesta el investigador a las preguntas con toda la pasión del mundo. En cada palabra demuestra mucho más que su amplísimo conocimiento de la tierra que tiene bajo sus pies, se palpa su convencimiento de la causa: «Si no conoces el pasado no podrás mejorar el futuro. ¿Podemos intervenir el cambio climático? Si hemos sido nosotros los que lo hemos provocado, entonces, podremos revertirlo en el mismo tiempo (...) El conocimiento no sirve para nada si no se transforma en pensamiento». Es toda esa filosofía la que le ha llevado a colaborar en la biblioteca que Salvat acaba de lanzar sobre la Evolución humana y que coordina Agustí. Colección que abre, junto a Marta Navazo, con un volumen titulado Atapuerca en el que ya se prepara el camino al nuevo/viejo habitante del lugar: «“Homo sp.”, probablemente “Homo erectus”», escriben.

«Una especie que tiene mucha duración en el tiempo, más de un millón de años. El primer descubrimiento de esta especie se realiza en Java en 1891, y el descubridor, Eugène Dubois, lo bautiza con el nombre de “Pithecanthropus erectus” −firman los dos autores−. Se reserva este nombre para los fósiles encontrados en Eurasia, dado que en África se les denomina “Homo ergaster”. Se caracteriza por tener la capacidad craneal en tono a los 950-1.100 centímetros cúbicos. Su bóveda craneal es baja, su cuerpo musculado, y puede medir hasta 1,80 metros. Sus herramientas son características del modo 2 o achelense en todos los lugares en los que se han encontrado registros; estos muestran su asociación a este modo de forma fundamental, un modo que emerge África y se socializa a partir de medio millón de años en Eurasia».

Restos originales de 'Homo erectus' descubiertos por Dubois en Java entre 1891 y 1892. Wikipedia.

Cuando se descubrió en Atapuerca el «Homo antecessor» no se daba por seguro en la comunidad científica que Europa estuviera poblada hace millón y medio de años, pero con el descubrimiento de ese rostro y sus estudios posteriores (todavía por inacabados y sin fecha de presentación) sí se puede afirmar que, por entonces, «Europa estaba petada», sentencia Carbonell sobre el Pleistoceno Inferior. Hace un par de décadas, a raíz de los descubrimientos en el nivel TD6 del yacimiento de Gran Dolina, se debatía sobre el modelo evolutivo más coherente para explicar el origen de cara moderna. Corría entonces la hipótesis de que en Europa prácticamente no había nadie y que era un continente despoblado, pero esa es ya una hipótesis descartada. Ahora, el yacimiento se sumerge en una nueva etapa «prodigiosa para conocer cómo se ha producido la evolución humana en los últimos 1,5 millones de años».

Fuente: larazon.es | 29 de enero de 2023

Los neandertales no son la única especie cuya dentición se caracteriza por poseer esmalte fino

Tres de los siete premolares pertenecientes a 'Homo antecessor'. Laura Martín-Francés.

El Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) participa en un artículo publicado en la revista American Journal of Biological Antrhopology sobre los restos dentales de Homo antecessor, especie recuperada en el nivel TD6 del yacimiento de Gran Dolina (Atapuerca, Burgos), que revela nuevos aspectos sobre la biología de esta especie.

Los resultados de ese estudio, liderado por la investigadora Laura Martín-Francés (UCM-ISCIII y CENIEH, izquierda), sugieren que, aunque los neandertales siguen siendo la única especie cuya dentición se caracteriza por poseer esmalte fino, este rasgo ya estaba presente en el género Homo del Pleistoceno inferior europeo, hace alrededor de 900.000 años.

Y es que hace unos años se creía que los neandertales eran los únicos representantes del género Homo que poseían el esmalte fino. Sin embargo, nuevos análisis, principalmente los llevados a cabo en los restos dentales del nivel TD6 de Gran Dolina, han demostrado que la aparición del patrón de esmalte fino precede a los neandertales.

"Debido a su posición filogenética, su relación con neandertales y humanos modernos, la colección de Homo antecessor representa una oportunidad única para conocer cuándo apareció este rasgo del esmalte fino en nuestro género”, señala Laura Martín-Frances.

Esmalte fino y grueso

En este estudio, se han caracterizado el patrón del grosor del esmalte y su distribución en la corona, es decir qué zonas presentan el esmalte más fino o grueso, en siete premolares pertenecientes a dos individuos de Homo antecessor (TD6-H1 y TD6-H3) y su comparación con especies del registro fósiles y humanos modernos de varios yacimientos de Europa, China y África.

Gracias al uso de la microtomografía computarizada (mCT) e imágenes de alta resolución del Laboratorio de Microscopía y Microtomografía Computarizada del CENIEH, los autores han constatado la presencia de un patrón diferente en los dos individuos estudiados. Mientras que el individuo TD6-H1 presenta esmalte fino, con clara afinidad a la característica neandertal, el individuo TD6-H3 exhibe un patrón grueso de esmalte, similar al de la mayoría de especies fósiles y humanos modernos.

“Entre las posibles causas que pueden justificar la presencia de un patrón de esmalte diferenciado en los individuos de la misma especie, creemos que la más plausible es la variabilidad dentro de una misma población”, señala Laura Martín-Francés.

Fuente: cenieh.es | 19 de enero de 2023

Lalueza-Fox, experto mundial en ADN antiguo: 'Descendemos de quienes practicaron la desigualdad'

El científico Carles Lalueza-Fox, en una imagen cedida por la editorial Crítica.

La paleogenética, la disciplina que recupera y analiza genomas antiguos, ha revolucionado en los últimos años nuestra comprensión del pasado. Gracias a esta ciencia, los investigadores pueden ahora comprender el impacto de las migraciones registradas hace miles de años analizando directamente restos de individuos de los pueblos que intervinieron en estos procesos. Es un puzle de una complejidad enorme, pero sin duda fascinante y que indaga en los orígenes del humano moderno.

Uno de los principales expertos del mundo en ADN antiguo es Carles Lalueza-Fox (Barcelona, 1965), director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona e investigador del Instituto de Biología Evolutiva. Sus trabajos han logrado recuperar genomas de neandertales, pero también de numerosos individuos más recientes que han permitido arrojar luz y reconstruir estos movimientos poblacionales, que fueron mucho más frecuentes de lo que se pensaba.

Observando con calma los resultados de todas estas investigaciones, el biólogo evolutivo descubrió que las migraciones y los encuentros entre las distintas poblaciones asentadas en la misma tierra, probablemente con organizaciones sociales dispares y lenguajes mutuamente ininteligibles, posibilitaron la aparición de diferentes fuentes de desigualdad. Eso es lo que cuentan las marcas genéticas impresas en los esqueletos anónimos.

"Hay episodios de desigualdad donde intervienen sociedades avanzadas respecto a las tradicionales, hombres sobre mujeres o grupos con innovaciones tecnológicas como la domesticación del caballo sobre las que no. Esto ocurre de manera reiterada y se constata por los cambios de ancestralidad en los genomas de las personas implicadas en estos movimientos", explica a este periódico Lalueza-Fox, que acaba de publicar Desigualdad. Una historia genética (Crítica), un extraordinario e iluminador libro en el que recoge los últimos descubrimientos paleogenéticos y rastrea los orígenes de un problema que se está disparando en el presente.

En 2019, el investigador y su equipo publicaron en la revista Science un artículo chocante que revelaba que durante el periodo comprendido entre los años 2400 y 2000 a.C., durante la Edad del Bronce, el linaje neolítico masculino predominante hasta entonces en la península ibérica, proveniente de grupos de Europa central, fue sustituido por el de los llamados yamnayas, las poblaciones de las estepas del este del continente. Es decir, los migrantes dejaron sin posibilidad de descendencia a los varones locales.

Fue un proceso en el que se manifiesta una sólida desigualdad, ¿pero estuvo articulado por la violencia? "Cuando llegan a Iberia, los nómadas de las estepas llevan 500 años cruzando Europa, donde sí dejaron signos de masacres y muertes terribles. Además, habían domesticado el caballo, lo que les permitía mucha más movilidad, además de ser un arma poderosa", detalla el genetista. "No obstante, en la península bérica su aparición no parece muy disruptiva desde el punto de vista arqueológico. Hay que pensar en procesos complejos que a veces necesitan algún tipo de estructuración social para llevarse a cabo, y que pueden provocar desde episodios de violencia hasta de convivencia".

"El vínculo entre desigualdad y agresividad es tenue, pero no me parece improbable. En el Pleistoceno medio ya hay evidencias de agresión, y creo que es posible que este fuera uno de los mecanismos para asentar episodios de desigualdad", añade. En la Sima de los Huesos de Atapuerca, por ejemplo, se han documentado una veintena de cráneos reventados de hombres y mujeres adultos, jóvenes y niños que habitaron el lugar hace 400.000 años.

Cráneo 11 recuperado en la Sima de los Huesos, Atapuerca, Burgos.

"Desde el punto de vista del registro paleontológico, hay evidencias de violencia antes del Neolítico y luego momentos en los que la desigualdad se incrementa más fácilmente; por ejemplo, con el desarrollo de la agricultura, que provocó que las poblaciones acumulasen excesos y controlasen recursos, y cuando aparecen las sociedades palatinas o los reinos en la Edad del Bronce", detalla el investigador.

Sobre el caso concreto del poblamiento de la península ibérica otro estudio reciente ha revelado más migraciones a principios de la Edad del Hierro— todavía quedan unos cuantos interrogantes por resolver. "La parte más antigua es un misterio", confiesa Lalueza-Fox. "El genoma humano moderno más antiguo que tenemos de Iberia es un individuo de hace unos 18.000 años hallado en la cueva de El Mirón. Tenemos genomas de neandertales, pero nada entre ellos y este sujeto. Sería muy interesante conocer el Paleolítico Superior ibérico porque la Península fue un refugio probable durante el Último Máximo Glacial (hace entre 26.500 y 19.000 años) y es crucial para comprender el poblamiento de esta época en Europa que tiene muchos cambios de ancestralidad". También dice que hay muy pocos datos genéticos publicados sobre los últimos 2.000 años.

Foto: Momento del hallazgo de restos de un neonato en Monte Bernorio, Palencia. Equipo Monte Bernorio IMBEAC.

Cromosoma Y

En el ensayo, el biólogo evolutivo aborda otros temas interesantes como la herencia de la riqueza, fenómeno que se observa en los ajuares de las necrópolis, en la abismal diferencia entre los objetos que acompañaron los enterramientos de los miembros de la élite y de la gente común; o el sesgo de género, según el cual los hombres y las mujeres no contribuyeron por igual a las poblaciones mixtas actuales. Algunos de los factores que lo explican son la patrilocalidad, una estrategia de apareamiento según la cual los varones forman clanes patrilineales y se desplazan menos que las mujeres, o la poliginia, una práctica social que consiste en que un hombre puede aparearse con varias mujeres.

Es paradigmático el ejemplo del conquistador mongol Gengis Kan. Tanto él como sus descendientes tuvieron numerosas esposas y descendientes. Un estudio de 2003 descubrió que una combinación de marcadores genéticos del cromosoma Y, solo presente en los varones, se encontraba en 16 millones de hombres asiáticos. Cuando el análisis se circunscribió a la zona que ocupó el Imperio mongol, el linaje esta presente en el 8% de los individuos masculinos.

"El cromosoma paterno que se transmite de padres a hijos es el que más ha sufrido por culpa de la desigualdad", resume Lalueza-Fox, pero también el que ha contribuido en mayor porcentaje a las poblaciones mixtas actuales. En Norteamérica, por ejemplo, cuando se han analizado genomas enteros se has visto que los afroamericanos tienen de promedio un 24% de genes europeos —la marca genética de la conquista iniciada en el siglo XVI—. "En algunos casos el 90% del cromosoma Y es europeo mientras que el ADN mitocondrial, afroamericano. Imagino que para estos grupos representa una herencia problemática porque proviene de episodios de dominación social", valora el genetista.

Diadema de plata hallada en la tumba principesca del yacimiento de La Almoloya, Murcia.

Mujer con diadema argárica - Luis Siret.

En su ensayo, por el que discurren Tutankamón, el arquero de Amesbury o la princesa de El Argar, ofrece un novedoso enfoque para abordar un tema de máxima actualidad como la desigualdad socioeconómica, que se ha visto agravada por la pandemia. "La desigualdad es un fenómeno prevalente en el pasado que ha modelado los genomas de la población actual: los que estamos aquí somos descendientes de los que practicaron la desigualdad", analiza Lalueza-Fox.

Episodios similares en el pasado se han resuelto a través de guerras, revoluciones o catástrofes naturales. "Pero no sabemos si son consecuencia de la propia desigualdad. Lo que está claro es que el nivel actual no es bueno para la estabilidad del sistema", comenta.

Si bien hace poco más de una década era impensable una riada de estudios genéticos tan revolucionarios, el investigador no considera que a corto plazo se vaya a desarrollar una nueva tecnología que vuelva a cambiarlo todo. "Ahora hay algunas investigaciones que se acercan a estudiar los genomas de mil individuos; en el futuro quizá haya alguno de 10.000", hipotetiza.

En cualquier caso, el límite siempre va a ser la presencia de restos humanos que analizar, por mucho que en algunos lugares como Atapuerca ya se haya logrado recuperar ADN del sedimento e identificar individuos sin la presencia de sus huesos. "Lo que hace falta es una mejor integración con otras fuentes y disciplinas que investigan el pasado. La genética observa cosas, pero después hay que volver a mirar el registro arqueológico. Se requiere una visión multidisciplinar que todavía no existe".

Fuente: elespanol.com | 11 de enero de 2023

Hallan en la Cueva del Ángel, en Lucena, los restos humanos más antiguos de Córdoba: un diente molar de más de 100.000 años

Corona del diente molar (derecha) y raíz incrustada en la roca sedimentaria (izquierda).

La Cueva del Ángel de Lucena (Córdoba) encierra una parte importante de la evolución humana. El paleontólogo Cecilio Barroso y su equipo acaban de dar cuenta del hallazgo del resto humano más antiguo de Córdoba, un diente molar con unos 104.300 años de antigüedad, un "extraordinario hallazgo" que supone un "punto y aparte" en las excavaciones que desde hace 25 años realiza la Fundación Instituto de Investigación de Prehistoria y Evolución Humana en la localidad de la Subbética.

Los pequeños fragmentos de dentina desprendidos de la raíz de la pieza dental permitieron realizar una datación directa de la misma por el método conocido como racemización del ácido aspártico, que se basa en determinados cambios estructurales que se producen en este aminoácido a lo largo del tiempo y que permiten determinar la antigüedad de un espécimen conociendo la tasa a la que se producen dichos cambios.

Vista oclusal del molar: fotografía (izquierda) y reconstrucción 3D a partir de la micro-CT de la corona completa (centro) y la dentina (derecha).

Hasta el momento, los arqueólogos habían recuperado miles de huesos pertenecientes a animales y alrededor de 5.000 fragmentos de neandertales, pero nunca un hueso perteneciente a un homínido preneandertal. De ahí la importancia del hallazgo, publicado recientemente en el American Journal of Biological Anthropology.

"En Andalucía solo existe un hueso más antiguo, un diente de leche hallado en Orce, en la provincia de Granada, de hace 1.100.000 años, que es además el más antiguo de Europa", expone Barroso (izquierda).

El diente recuperado en Lucena, perteneciente a un adulto, es un tercio inferior derecho, conservado en dos partes, según describe el artículo. La corona del diente permanece casi en su totalidad, mientras que la raíz quedó dentro de la roca sedimentaria. Este resto óseo se mantiene un buen estado de conservación y se corresponde con los niveles más recientes de ocupación de la cueva Para Barroso, "este hallazgo extraordinario acerca la Cueva del Ángel a Atapuerca", el yacimiento de la provincia de Burgos declarado Patrimonio Mundial por la Unesco.

Ciertamente, algunas características de esta pieza dental la acercan a poblaciones relacionadas con la Sima de los Huesos de Atapuerca (~430.000 años), en la que ya se observan numerosos aspectos de los neandertales posteriores y con los que existe una estrecha relación genética. El molar de la Cueva del Ángel tiene unas dimensiones pequeñas en comparación con los terceros molares neandertales, dimensiones que son comparables con las de los individuos de la Sima de los Huesos. Por otra parte, el molar de Lucena sólo tiene 4 cúspides principales, mientras que los neandertales tienen 5 cúspides en el tercer molar, y la única población del Pleistoceno Medio y Superior en la que se observan especímenes sin la quinta cúspide es de nuevo la de la Sima de los Huesos.

No obstante, mientras en Atapuerca las excavaciones han profundizado hasta el millón de años, en Lucena se han quedado en torno a los 350.000, si bien el experto considera que, si se mantienen los trabajos, ahora paralizados, podrían llegar hasta los 800.000 años de antigüedad "sin problema".

Aspectos de la corona del diente molar recuperado en la Cueva del Ángel de Lucena. / EL DÍA

El yacimiento de la Cueva del Ángel cuenta con tres áreas: la identificada como la 'chapa', una zona actualmente al aire libre resguardada bajo un techumbre de metal; la 'covacha', una pequeña cavidad, y la 'sima', que sirvió de osario durante miles de años y donde se han recuperado la gran mayoría de restos humanos. El diente perteneciente al homínido, sin embargo, se extrajo bajo la 'chapa', una zona donde se investiga los restos de un gran fuego que habría permanecido encendido durante generaciones, pues los preneandertales tenían capacidad mantener el fuego, pero no sabían hacerlo. "En torno a él se realizaban todo tipo de actividades, como la traída de animales, la descarnación o la ingesta", explica Barroso.

El molar de Lucena, que es el tercer molar inferior derecho, se encuadra en el inicio del Pleistoceno Superior en una fase climática denominada Estadio Isotópico Marino 5, un tiempo que se corresponde cuando neandertales tempranos habitaban el continente.

Presenta características anatómicas típicas de los neandertales y que, por el contrario, son muy infrecuentes en los humanos modernos y otras poblaciones del Pleistoceno. Entre estas características destaca la combinación de una fóvea anterior y una cresta media del trigónido, que es un puente de esmalte que une las dos cúspides mesiales (anteriores) de los molares inferiores. En cuanto a la raíz, a pesar de no conservar el ápice, el molar de la Cueva del Ángel reproduce el patrón de los neandertales que, a diferencia de los humanos modernos, no presentan dos raíces en los molares inferiores, sino que sólo tienen una raíz de forma cilíndrica que puede bifurcarse en su extremo. Además, la cámara pulpar (la cavidad interior de los dientes) de los molares neandertales es grande y alargada verticalmente, característica que se conoce como taurodontismo y que sólo se observa en bajas frecuencias entre los humanos modernos. La micro-CT del molar de la Cueva del Ángel ha permitido observar que se trata de un molar taurodonto.

Vista bucal del molar con la restitución de la corona y la raíz: reconstrucción 3D a partir de la micro-CT del molar con el esmalte en rojo (izquierda), modelo semitransparente con la cavidad pulpar opaca (centro), y modelo sin el esmalte (derecha) que permite apreciar la superficie de la dentina.

Por otra parte, Barroso explica que "En aquella época, los homínidos cazaban y carroñeaban lo que podían, pero tenían necesidades y ante nuevos retos se encontraban soluciones en la Cueva del Ángel", dice Barroso

Habitualmente, se piensa que los individuos iban desnudos, pero aquí se han encontrado útiles exclusivamente destinados a cortar y alisar pieles. "Es la primera vez que esto aparece en el mundo, y nos indica que tenían la necesidad de cubrirse. Y también, posiblemente, sea la primera vez que empezaron a enmangar artefactos, es decir, que construían un mango con resina para hacer la herramienta mucho más efectiva", precisa el paleontólogo.

Foto: Cueva del Boquete Zafarraya (Málaga), donde se ha hallado una mandíbula y un fémur neandertales.

El otro hecho fundamental es el uso del fuego. En Europa y en Asia aparece en torno al 300.000 a.C., pero en la Cueva del Ángel, como mínimo, hay restos de 350.000 años, 50.000 años antes de lo que se pensaba. "Es impresionante. Los homínidos de Atapuerca coinciden en el tiempo con los de la Cueva del Ángel, pero allí no ha aparecido ni un gramo de carbón vegetal", compara. La hipótesis es que, en torno a 400.000 años, como mínimo, los primeros homínidos se asientan en la Cueva del Ángel. Recolectaban el fuego, probablemente ocasionado por un rayo, y lo conservaban durante generaciones.

Desde la covacha, el homínido de la muela vería zonas lacustres y una gran cantidad de agua, lo que ahora es el campo de Aras y el arroyo Salado. El paisaje estaría lleno de manadas de elefantes, rinocerontes, bisontes, caballos, ciervos, jabalíes, osos... "El entorno era para ellos el paraíso. Posiblemente, las manadas no emigraban en verano porque el clima era mediterráneo y había agua todo el año. Lo que da cohesión a este grupo es el fuego, que es el mayor invento de la humanidad. Les permitía procesar los alimentos, destruir bacterias, calentarse y ahuyentar a las fieras", describe Barroso.

La aparición de este molar sitúa a la Cueva del Ángel entre los escasos yacimientos andaluces que han proporcionado fósiles de homininos, entre los que destaca por su número la cueva del Boquete de Zafarraya (Alcaucín, Málaga), excavada por el propio Cecilio Barroso entre los años 80 y 90.

Fuentes: eldiadecordoba.es | andalucíacentro.com | glamourlucena.es | 16 de diciembre de 2022

Investigan la relación entre fósiles humanos británicos y de Atapuerca

Cuatro especies humanas están representadas aquí (Homo erectus, Homo heidelbergensis, Homo neanderthalensis, Homo sapiens). Imagen © The Trustees of the Natural History Museum, Londres.

Reconstruir la historia de la evolución humana es una tarea innegablemente compleja. Sin embargo, una nueva investigación nos acerca a comprender cómo los primeros humanos en Gran Bretaña pueden haber estado relacionados con otras poblaciones europeas hace más de 400.000 años.

En la década de 1990, se desenterraron un hueso parcial de la parte inferior de una pierna, una tibia, y dos dientes fósiles en un sitio arqueológico en Boxgrove, West Sussex. Los fósiles de Boxgrove, que datan de hace unos 480.000 años durante el Pleistoceno Medio, son los restos humanos más antiguos descubiertos en el Reino Unido y se identificaron como probablemente pertenecientes a la antigua especie humana Homo heidelbergensis.

Los científicos están tratando ahora de determinar si los humanos de Boxgrove pertenecen a la misma población que otros fósiles humanos primitivos descubiertos en la Sima de los Huesos, en Atapuerca, España, los cuales datan de un período de tiempo similar.

A) Mapa de ubicación y B) cronología de muestras clave de homínidos del Pleistoceno medio europeo en relación con la estratigrafía isotópica de oxígeno de foraminíferos bénticos (Lisiecki y Raymo, 2005).

El nuevo estudio, publicado en Journal of Human Evolution, encontró que los dientes incisivos de Boxgrove encajan cómodamente dentro del rango de dientes fósiles encontrados en la Sima de los Huesos, en España. Por lo tanto, potencialmente podrían representar poblaciones similares. Sin embargo, la tibia de Boxgrove difiere significativamente de las descubiertas en España, lo que sugiere que podría pertenecer a poblaciones completamente separadas.

Chris Stringer (izquierda), experto en evolución humana en el Museo de Historia Natural de Londres, y coautor del estudio, dice: “Tenemos dos opciones. Primero, supongamos que los incisivos y la tibia de Boxgrove son de la misma población. En ese caso, pertenecen a una población diferente a la de la Sima de los Huesos en España, dado que la tibia de Boxgrove tiene rasgos más primitivos".

“Ahora bien, debido a que los incisivos de Boxgrove se encontraron en estratos más bajos y, por lo tanto, antes de que apareciera la secuencia de depósitos en que se encontró la tibia, la otra opción es que esos individuos de Boxgrove representen dos poblaciones diferentes. En otras palabras, los incisivos de Boxgrove y de la Sima de los Huesos podrían representar a la misma población, pero las tibias de Boxgrove son diferentes. Así que ese es el problema".

¿Qué es el Homo heidelbergensis?

El Homo heidelbergensis es una especie de humano primitivo descrita por primera vez a partir de una mandíbula fósil descubierta en 1907 (derecha) cerca de Heidelberg, en Alemania. A menudo se argumenta que esta especie no solo vivió en Europa, sino también en África y probablemente en Asia hace entre 700.000 y 300.000 años. Sin embargo, algunos investigadores sienten que el nombre se ha aplicado a una gama demasiado amplia de fósiles de este período de tiempo.

El descubrimiento de herramientas de piedra de más de 700.000 años en Suffolk y Norfolk muestra que los humanos vivían en Gran Bretaña mucho antes que los de Boxgrove. Sin embargo, los fósiles de Boxgrove son los primeros restos humanos en Gran Bretaña de los que actualmente hay evidencia física en lugar de arqueológica. Pero tratar de definir si pertenecen a la especie Homo heidelbergensis no es fácil.

“Toda la historia de la especie 'Homo heidelbergensis' se ha vuelto mucho más complicada”, dice Chris. “Desde el descubrimiento de Boxgrove, se han atribuido muchos más fósiles a 'Homo heidelbergensis' y, además, muestran mucha variación. Cuando en la década de los 90 se empezaron a encontrar los fósiles de la Sima de los Huesos, también se les llamó Homo heidelbergensis".

“Si un fósil no parecía pertenecer a 'Homo erectus' o al 'Homo sapiens' o a los neandertales, a menudo se lo colocaba en la categoría de 'Homo heidelbergensis'. Pero desde entonces se ha trabajado más en los fósiles de la Sima de los Huesos, los cuales mostraron que era mucho más probable que pertenecieran a neandertales primitivos, según las características físicas y el análisis de ADN de los mismos".

Tibia humana de Boxgrove. Wikipedia.

¿Por qué se comparan los fósiles de Boxgrove con los de España?

Los fósiles encontrados en la Sima de los Huesos representan la mayor muestra de fósiles humanos primitivos jamás descubierta pertenecientes a la época del Pleistoceno Medio. Muchos de estos fósiles están inusualmente bien conservados, y se cree que provienen de unas 29 personas diferentes. Por lo tanto, este sitio puede revelar mucho sobre esta población que existió hace unos 430.000 años.

"Tratar de reconstruir cómo las poblaciones humanas eran similares durante el Pleistoceno Medio es complicado, ya que los fósiles son muy escasos y están dispersos", dice Chris. "Es difícil reconstruir las evidencias cuando estamos tratando de hacer coincidir una mandíbula hallada en Alemania con un hueso de la pierna hallado en Gran Bretaña".

"La muestra de humanos fósiles de España es, con mucho, la más grande de este período del Pleistoceno Medio respecto a cualquier parte del mundo. En consecuencia, podemos comparar los dos incisivos y la tibia de Boxgrove con los 22 incisivos y las siete tibias encontradas en la Sima de los Huesos".

"Hemos descubierto que los incisivos de Boxgrove encajan cómodamente dentro de las muestras dentales de la Sima de los Huesos, y, por lo tanto, también podrían representar una población neandertal temprana en lugar de clasificarlos como pertenecientes a 'Homo heidelbergensis', pero la tibia no coincide con las halladas en la Sima de los Huesos. Por lo tanto, la tibia es algo diferente, pero si la misma es representativa de un 'Homo heidelbergensis', o de otra especie, no podemos decirlo a partir de esta investigación".

Mandíbula AT-1, primer fósil oficialmente descubierto en la Sima de los Huesos.

¿Cómo se analizaron los fósiles?

Para determinar la relación entre los fósiles, el equipo ha estudiado las características externas y empleado la tomografía computarizada para un análisis más profundo.

La Dra. Lucile Crété (izquierda), investigadora del Museo de Historia Natural de Londres, y coautora del estudio, dice: "Los avances en el campo de las imágenes en 3D y el análisis de reconstrucción virtual en los últimos años han ayudado a ampliar nuestro conocimiento de los dientes fósiles y la morfología y estructura ósea en todo el complejo registro fósil de homínidos pertenecientes al Pleistoceno Medio".

"Los datos de TC adquiridos para este estudio han sido esenciales para comparar los fósiles de Boxgrove y de la Sima de los Huesos, así como otro material comparativo para ayudar a hacer una historia coherente".

Desde el descubrimiento de los fósiles de Boxgrove, se ha analizado más material del Pleistoceno Medio con más detalle. Sin embargo, se ha revelado que la historia de la evolución humana y cómo se relacionaron las poblaciones es aún muy compleja.

El Dr. Matthew Pope (derecha), del Colegio Universitario de Londres, y coautor del artículo, dice: "Esta investigación nos acerca un paso más a la comprensión de cómo la gente de Boxgrove estaba relacionada con otras poblaciones europeas durante el Pleistoceno Medio".

“La imagen es compleja, dado que los dientes de Boxgrove parecen cercanos a los de Sima de los Huesos, pero la tibia es un poco más distante. No obstante, debemos recordar que estos fósiles se encontraron en diferentes sedimentos del yacimiento de Boxgrove. Establecer qué tan separados en el tiempo están estos sedimentos entre sí es ahora una importante pregunta de investigación que la ciencia debe abordar”.

Fuente: nhm.ac.uk | 14 de noviembre de 2022

El arqueólogo Eudald Carbonell nos da 10 claves para culminar la evolución humana en 'El porvenir de la humanidad'


Eudald Carbonell. Foto de Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

El Porvenir de la Humanidad. 10 claves para culminar la evolución humana es el último libro de divulgación a modo de ensayo escrito por el arqueólogo y codirector del Proyecto Atapuerca Eudald Carbonell i Roura.

El libro ha sido publicado por la editorial RBA, salió a la venta el pasado 20 de octubre, y en él, su autor señala que el Homo sapiens se encuentra en un momento crucial de su evolución. La sociedad está colapsando, pues se basa en un sistema económico que genera desigualdad, y que tiene un impacto negativo en la ecología al acelerar los cambios en la biosfera a un ritmo que aún no somos capaces de procesar.

El arqueólogo afirma que los Homo sapiens se encuentran en un “momento crucial” de su evolución, enfrentándose a un “escenario incierto” y avisa de la importancia de no dejar el presente “en manos del azar o de los intereses de unos pocos”.

¿Qué debemos hacer? ¿Qué necesitamos para asegurar el futuro de la humanización? ¿Sobre qué bases debe construirse el humanismo tecnológico —la forma humana, racional y crítica en que evoluciona una especie competente— Para que tenga éxito en la transformación del Homo sapiens?

Con el fin de ayudar al ser humano en este proceso, Carbonell se centra principalmente en diez conceptos sobre los que debemos reflexionar para lograr construir una “sociedad del pensamiento”. La conciencia crítica de la especie, la individualidad colectiva, la socialización de la tecnología, la conciencia operativa, el fin de la globalización, el inicio de la planetización, el incremento de la diversidad, la desaparición de los líderes y de la jerarquía social; así como la feminización de la especie y el equilibrio social y ecológico de la especie son los temas sobre los que reflexiona.

Algunos de los diez temas que trata en esta obra son nuevos (influenciados en parte por la crisis sanitaria del COVID-19), y otros ya habían sido tratados con anterioridad en sus libros como en "La Conciencia que quema Ens Farem Humans" y "Elogio del Futuro".

Entre muchas de las cuestiones planteadas, el autor avisa de la necesidad de sustituir la globalización por la "planetización", un concepto que incluye la recuperación de la diversidad de la sociedad y de los territorios.

También, por ejemplo, en el capítulo 5 sobre el fin de la globalización, Carbonell explica las razones por las cuales se debe abortar este concepto, dado que es el “error más importante que se ha cometido en nuestra especie”, y afirma que se ha “uniformizado el planeta”, lo que provoca que se esté perdiendo diversidad “a marchas forzadas”.


El arqueólogo y catedrático de Prehistoria de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona Eudald Carbonell / EFE

Como conclusión, debo decir que se trata de una obra recomendada, de fácil lectura (hasta el autor ha prescindido de las notas a pie de página) y bastante amena, donde se mezclan conceptos filosóficos, científicos y antropológicos en torno a diez conceptos que plantea sobre ‘El porvenir de la humanidad’ los cuales nos invita a reflexionar y discutir, de forma que se pueda “cambiar la forma de actuar de los humanos en el planeta”, nos plantea una alternativa ante una posible extinción. Un decálogo que pretende garantizar la continuidad del Homo sapiens tanto en nuestro planeta, como fuera de él.

Si quieres descubrir y aprender más de esta nueva obra de Eudald Carbonell, adquiere ya tu ejemplar desde la página oficial de RBA en https://www.rbalibros.com/rba-no-ficcion/el-porvenir-de-la-humanidad_6933 a un precio bastante asequible, sobre los 17 euros.

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS:

Precio: Entre 16€ y 18€

Nº de páginas: 192

Editorial: RBA LIBROS

Idioma: CASTELLANO

Encuadernación: Tapa blanda

ISBN: 9788491875826

Año de edición: 2022

Traductor: MONTSERRAT TRIVIÑO GONZALEZ

Fecha de lanzamiento: 20/10/2022

Alto: 21.3 cm

Ancho: 14 cm

Grueso: 1.3 cm

Peso: 200 gr

Un estudio de distintos cráneos de homínidos plantea la posibilidad de la existencia de una nueva especie humana

Ilustración de un cráneo humano fósil cortado por la mitad para mostrar todas las estructuras anatómicas internas, incluidos los senos frontales en rojo. © A. Balzeau CNRS/MNHN

Un equipo internacional ha investigado los senos frontales en todas las especies de la evolución humana utilizando imágenes de TAC (Tomografía computarizada). A diferencia de las radiografías tradicionales, el TAC permite estudiar el cráneo en tres dimensiones, como si fuera transparente.

En el trabajo ha participado el director científico del Museo de la Evolución Humana (MEH), Juan Luis Arsuaga, el cual ha estudiado los fósiles de Atapuerca (Burgos) y de Aroeira (Portugal). En concreto, de Atapuerca se han estudiado 6 individuos. 5 cráneos de la Sima de los Huesos (Atapuerca): SH5, SH12, SH13, SH15, SH17 y el cráneo encontrado en Gran Dolina. El artículo de investigación se ha publicado en la revista Science Advances.

Figura sintetizada del seno. Diagrama que resume las variaciones observadas en los senos frontales durante la evolución humana. © A. Balzeau CNRS/MNHN. La línea diagonal separa los taxones con diferentes limitaciones en la morfología de los senos (los especímenes no se muestran a escala; están organizados cronológicamente de abajo a arriba). A la derecha, el tamaño y la forma de los senos depende del tamaño del cráneo (lo que indica una débil restricción en el desarrollo de los senos por parte de las estructuras anatómicas circundantes y grandes superestructuras frontales que proporcionan un espacio potencial para la expansión, dando a los senos la oportunidad de desarrollarse isométricamente con el tamaño endocraneal) en los géneros Pan, Gorilla, Sahelanthropus, Australopithecus y Paranthropus. A la izquierda, el cráneo, el cerebro y los senos paranasales varían juntos. Los resultados confirman la existencia de grupos distintos dentro de los homininos con características propias.

Aunque parezca sólido hay mucho hueco en el cráneo humano. Está, para empezar, la gran cavidad donde se alojan el cerebro y el cerebelo. Y están también los senos maxilares, porque la cara es aire con unas finas paredes de hueso. Finalmente, por encima de los huesos nasales y de las órbitas, en el hueso frontal, hay senos, que han sido el objeto del presente trabajo.

"La enorme cantidad de información publicada en el artículo es una mina para futuros estudios de la neumatización frontal, porque nunca se había puesto a disposición de la comunidad científica un catálogo de fósiles tan completo como este. La gran pregunta que se busca responder es esta: ¿de qué depende el tamaño de los senos frontales en un cráneo?

Las respuestas que se han dado en el pasado, cuando solo se contaba con las placas radiográficas de unos pocos fósiles, son muy variadas. ¿El desarrollo de los senos frontales tiene que ver con el sexo del individuo? ¿Con el desarrollo del toro supraorbitario en cada especie? ¿Con la biomecánica de la masticación y la disipación de esfuerzos, es decir, con la alimentación? ¿Con el aislamiento del cerebro del frío exterior en ambientes árticos? La lista de conjeturas que se han propuesto es larguísima", afirma Juan Luis Arsuaga (izquierda).

En el estudio se analizan todas las alternativas, se descartan algunas y se abren otras posibilidades, porque este es un trabajo que servirá para la reflexión y para el debate. Entre las conclusiones hay una muy interesante para el director científico del MEH: "La forma de los senos frontales y la del lóbulo frontal del cerebro están relacionadas a partir de Homo erectus".

Reconstrucción virtual del Cráneo 5 de la Sima de los Huesos con los senos frontales en opaco. Vista anterior. © E. Santos y JL Arsuaga UCM

Reconstrucción virtual del Cráneo 5 de la Sima de los Huesos con los senos frontales en opaco. Vista lateral. © E. Santos y JL Arsuaga UCM.

Reconstrucción virtual del Cráneo 5 de la Sima de los Huesos con los senos frontales en opaco. Vista superior. © E. Santos y JL Arsuaga UCM.

A los investigadores de Atapuerca les interesan todos los fósiles desde Homo erectus, porque los yacimientos abarcan más de un millón de años. Pero hay tres cráneos que merecen una mención aparte. Son los de Broken Hill (Kabwe), en Zambia, el de Bodo, en Etiopía, y el de Petralona, en Grecia. El desarrollo de los senos frontales es descomunal en estos tres ejemplares, que, por compartir este rasgo, han sido agrupados bajo el nombre específico de Homo rodhesiensis.

"Como son ejemplares aislados, en los tres casos, podría tratarse de simple variabilidad poblacional, pero la Sima de los Huesos, en Atapuerca, que es de la misma época, ha proporcionado muchos cráneos y nada parecido a esos monstruosos senos frontales se ha encontrado. En consecuencia hay que tomarse en serio la posibilidad de que en África y Europa viviera una especie (Homo rodhesiensis) que no pertenecía a la línea de los neandertales ni a la de los humanos modernos", apunta Juan Luis Arsuaga.

Fuentes: museoevolucionhumana.com | agenciasinc.es| 21 de octubre de 2022

Arqueólogos españoles en la cuna de la humanidad

Yacimiento de Olduvai. (Ignacio de la Torre)

¿Por qué somos quienes somos? Para responder a esta pregunta, que siempre ha obsesionado a la humanidad, hay que asomarse a la ventana de nuestro pasado. Y una de las mejores ventanas es el yacimiento de Olduvai (Tanzania), sito en el incomparable paisaje tanzano del Serengueti. Dicen que el Serengueti y el Ngorongoro, muy cerca del majestuoso monte Kilimanjaro, son de los lugares más bellos de África por la acumulación de vida animal.

En muchas ocasiones, los turistas se concentran en el safari fotográfico de leones, guepardos o elefantes, ignorando el maravilloso museo sobre nuestra evolución que tienen justo al lado. Según entraba a visitarlo, un norteamericano, que me había escuchado hablar, se dio la vuelta y me preguntó: "¿Eres español?". Yo dije que sí, y me respondió: "Aprovecha y acércate al yacimiento porque ahora mismo hay arqueólogos españoles trabajando".

Bajando nervioso hacia las excavaciones arqueológicas, observé unas figuras. Mi guía tanzano se puso a departir en suajili con un hombre blanco con pinta de explorador. Al rato, este último me miró e intercambiamos unas palabras en inglés hasta que me dijo: "¿Eres español?". Yo asentí, y a partir de ahí departí en mi lengua. Mi interlocutor era Manuel Domínguez Rodrigo, uno de los más importantes arqueólogos españoles. Junto con su compañero Enrique Baquedano lleva décadas excavando Olduvai, yacimiento tan importante sobre nuestros antepasados que ha sido denominado "la cuna de la humanidad".

Hace unos dos millones de años aparecieron los primeros miembros del género Homo, el nuestro, en concreto en su primer eslabón, el Homo habilis. Al tratarse Olduvai de un terreno volcánico, los restos se han conservado sorprendentemente bien, lo que le ha permitido acumular evidencias sobre el momento crucial en nuestra evolución en el que aparecen estos Homo. En concreto, en un mismo espacio se pudieron descubrir yacimientos de Austrolopithecus-Paranthropus (anteriores a los Homo) y de Homo habilis.

Los Homo habilis fueron los primeros en utilizar herramientas. Sus restos más antiguos son precisamente los de Olduvai. También se encontraron los Homo erectus-ergaster, que perfeccionaron el uso de dichas herramientas hará unos 1,7 millones de años. Se encontraron igualmente restos de Homo sapiens (que quizás en el futuro se redenomine 'Uxor sapiens'), sus sucesores y nuestra especie, evolucionada desde los anteriores eslabones, hará unos 200.000 años.

Enrique Baquedano (izquierda) y Manuel Domínguez-Rodrigo en Olduvai. (Foto: Antonio Pérez Henares).

¿Cómo es posible que los arqueólogos españoles tengan un papel tan representativo en las excavaciones de tan crucial yacimiento desde hace veinte años? "Es un tema de constancia", me dijo. "Olduvai fue inicialmente explorado por paleontólogos alemanes, cuando Tanzania era parte de su imperio, antes de la Primera Guerra Mundial. Tras la derrota de Alemania, los británicos se hicieron cargo del territorio, y dominaron la explotación arqueológica. Fue en esta etapa cuando el matrimonio Leakey realizó su famoso descubrimiento de los cráneos del primer 'Homo habilis' en 1959, junto con un 'Paranthropus'. Este hallazgo les permitió recibir financiación suficiente por parte de 'National Geographic' y otras instituciones para completar una serie de capitales excavaciones, excavaciones que además de 60.000 fósiles y de otros campamentos base de cazadores-recolectores, identificaron las que posiblemente sean las cabañas más antiguas de la humanidad". Como afirma el profesor Domínguez Rodrigo, "nunca un yacimiento tuvo tanta trascendencia".

"A los ingleses les sucedieron los norteamericanos, hasta que a principios de siglo se premió el esfuerzo investigador de arqueólogos españoles en otras zonas de Tanzania, cediéndonos el gobierno el liderazgo de las nuevas excavaciones". El profesor llevaba ya diez años trabajando en Tanzania, en las excavaciones de Peninj, en el lago Natron, y actualmente hace lo propio en Olduvai, en el yacimiento Emiliano Aguirre, denominado así en honor del eximio antropólogo (y exjesuita) español de mediados de siglo, uno de los pioneros excavadores de Atapuerca.

Paisaje de la Garganta de Olduvai.

"Darwin ya expuso la teoría de que los seres humanos procedíamos de África. Los yacimientos descubiertos a principios del siglo XX en Sudáfrica apuntaban en esa dirección. No obstante, el pensamiento occidental se negaba a aceptarlo, y buscaba orígenes en otras zonas, como en el Reino Unido (basándose en restos manipulados) o en Asia. Fue el descubrimiento de los Leakey, en Olduvai, lo que confirmó el que nuestros antepasados fueran africanos, de ahí su enorme relevancia. La zona está rodeada de volcanes, y su lluvia cenicienta preservó el paso de nuestros antepasados con una asombrosa precisión. Los restos nos permiten también trazar el traslado de animales cazados, su despedazamiento y el consumo de su carne y tuétanos".

"Después de haber desplazado a los norteamericanos, ¿cómo habéis conseguido mantener esta posición durante dos décadas?", pregunté. "De varias formas", me respondió. "Por un lado, hemos sido pioneros en utilizar inteligencia artificial y geoarqueología, lo que nos ha permitido duplicar el número de yacimientos descubiertos por los Leakey. Ellos lo hicieron en cincuenta años; nosotros, en menos de siete. Además, hemos descubierto un esqueleto parcial del Paranthropus, el más robusto de nuestros antepasados homínidos. Por otro lado, encontramos la evidencia más antigua de 'Homo erectus' en Olduvai (uno de los más antiguos de África Oriental), así como restos de un infante homínido que vivió hace 1,5 millones de años y que posiblemente murió de anemia por ausencia de consumo de carne, patología que hoy en día es solo humana".

Un fragmento de cráneo de un niño (arriba) descubierto en la Garganta de Olduvai, Tanzania, muestra (abajo) la evidencia más antigua conocida de anemia causada por una deficiencia nutricional. (Crédito: Cita: Domínguez-Rodrigo M, Pickering TR, Diez-Martin F, Mabulla A, Musiba C, et al (2012).

"Con estas herramientas", proseguía, "hemos sido capaces de realizar la mejor reconstrucción hecha jamás de la dieta de los primeros seres humanos, con especial relevancia del papel de la carne y la caza en la vida de aquellos. Además, encontramos uno de los tres yacimientos achelenses de hachas de piedra más antiguos del planeta, con la aportación de contener la herramienta más compleja jamás hallada con esas cronologías: una ventana a la mente de aquellos humanos. Por último, lo más estimulante de nuestra investigación actual: hemos descubierto un conjunto de yacimientos de casi dos millones de años con una preservación sumamente excepcional que nos permite, por primera vez, acercarnos a la organización social y reproductiva de los primeros humanos".

El reto de la financiación

"¿Cuál es el principal reto que afrontáis?". "La financiación", respondió. Cómo no, la financiación, al igual que los Leakey. "Es crucial para poder proseguir nuestros esfuerzos, y el modelo ideal es la combinación de la financiación pública y privada. Los científicos españoles hemos dependido sobre todo de la primera, y es clave desarrollar la segunda si queremos que nuestros esfuerzos generen todo su potencial".

Abandoné el majestuoso Serengueti impresionado por su belleza y su inigualable actividad animal e histórica. También sentí alegría y orgullo por encontrarme con compatriotas punteros en el conocimiento de la principal ventana hacia nuestro pasado. Ojalá que la financiación privada acompañe tan encomiable esfuerzo en la investigación de por qué somos lo que somos.

Fuente: elconfidencial.com | 22 de octubre de 2022