La arqueología desvela enfrentamientos por la Supremacía en Tierra Santa

Restos arqueológicos en la cima del monte Gerizim, la montaña sagrada de los samaritanos. La nueva evidencia descubierta por el arqueólogo Yitzhak Magen indica que un complejo templo estaba aquí desde hace 2.500 años, una época en la que el Templo de Jerusalén era, a lo sumo, una estructura simple de madera.
Vía: Der Spiegel | Matthias Schulz| 13 de abril de 2012
Los judíos tenían una competencia significativa en la antigüedad cuando se trataba de adorar a Yahvé. Los arqueólogos han descubierto un segundo gran templo, no lejos de Jerusalén, que es anterior a su primo más conocido. Perteneció a los samaritanos y pudo ser suprimido de la Biblia una vez que la rivalidad se hubo decidido.
Vestido con un abrigo gris, Aharon ben Ab-Chisda ben Yaacob (izquierda), de 85 años de edad, está sentado en la penumbra de su casa. Él comienza un canto ronco, una letanía en hebreo antiguo. Tiene una amplia barba y lleva una kipá de color rojo en la cabeza. El hombre es un alto sacerdote y su árbol genealógico se remonta a 132 generaciones. Él dice: "Soy un descendiente directo de Aarón, el hermano del profeta Moisés", el cual vivió quizá hace más de 3.000 años.

Ab-Chisda es el líder espiritual de los samaritanos, una secta que es tan estricta que a sus miembros no se les permite, incluso, encender la calefacción en el día del sábado. Nunca comen camarones y sólo se casan entre sí. Sus mujeres se dice que son tan impuras durante la menstruación que son recluidas en habitaciones especiales durante siete días.
En el exterior, en las calles de Kiriat Luza, cerca de Nablus, un viento frío sopla. El pueblo se encuentra justo debajo de la cumbre del monte Gerizim. Hay una escuela, dos tiendas y un lugar para los sacrificios. Este es el hogar de 367 samaritanos. Es una pequeña comunidad. Aquí todo el mundo está obligado a asistir a los servicios religiosos en la sinagoga los sábados. "Cada niño tiene que ser circuncidado, precisamente en el octavo día", dice el sacerdote, no antes ni después.

Lo más importante de todo: la secta sólo cree en el legado escrito de Moisés, en los cinco libros del Pentateuco, también conocido comúnmente como la Torá. Ellos rechazan todas las otras escrituras de la Biblia.
Una vez fueron la mayoría
Desde una perspectiva histórica, los samaritanos y los judíos tienen un linaje común. El Antiguo Testamento relata que 10 de las 12 tribus de la región de Samaria fundaron el Estado de Israel en el año 926 a.C. Las otras dos tribus vivían más al sur, en la región montañosa de Judá, con su capital en Jerusalén (ver mapa).
En otras palabras, los samaritanos fueron una vez la mayoría. En los tiempos antiguos había 300.000 de ellos, tal vez incluso más de un millón. Pero su más estricta ley casi los condujo a su caída. Dice así: "Ninguno de ustedes puede establecerse fuera de la tierra prometida".
Como resultado, mientras que los judios huyeron a través de todo el mundo para escapar de la crueldad de los gobernantes extranjeros, sus familiares se mantuvieron en la tierra de sus antepasados y sufrieron bajo los tiranos bizantinos y los sultanes despiadados. Al final de la Primera Guerra Mundial había sólo 146 de ellos. "Hoy lo estamos haciendo mejor", dice Ab-Chisda alegremente, mientras mira por la ventana. Ahora, junto con otro grupo en Holon, cerca de Tel Aviv, esta comunidad religiosa se compone de 751 personas.

Pero este aumento de la población sólo se llevó a cabo debido a que rompieron con las tradiciones ancestrales y dejaron sin efecto la prohibición contra los matrimonios mixtos. En 2004, cinco mujeres judías de Ucrania y una de Siberia, todos ellas listas y dispuestas a casarse, fueron aceptadas en la comunidad.
Sin embargo, debido a la endogamia, tienen una amplia gama de defectos genéticos. Revistas especializadas han publicado estudios sobre los niños olvidados de Dios. A menudo sufren de debilidad muscular y el síndrome de Usher, también conocido como sordoceguera.
Los samaritanos tenían prohibido por sus estrictas Escrituras vivir fuera de las tierras santas, lo que los puso a merced de una larga línea de gobernantes opresores. Aquí, un sumo sacerdote samaritano levanta la Torá para celebrar una fiesta judía.

Un destino sombrío
A pesar de todo, su religión está viva y bien. Todos ellos se reúnen para la Pascua, una fiesta donde los hombres visten túnicas blancas y llevan a cabo el sacrificio de animales grandes. Durante la ceremonia un sacerdote corta la garganta de 50 corderos. Arroyos de flujo de sangre corren a través de un canal de piedra hasta un agujero, donde se queman junto con los intestinos. La carne, que se cuece en un horno de barro grande, debe ser consumida completamente durante la noche. De lo contrario, se convierte en no-kosher.

Pero, ¿de dónde provienen estas personas arcaicas?
Es una pregunta que intriga a un creciente número de estudiosos de la religión. Los descubrimientos recientes muestran que los samaritanos sufrieron un destino sombrío. Ellos fueron una vez los guardianes del Arca de la Alianza y de la tradición mosaica. Pero luego se convirtieron en las víctimas de una campaña de desprestigio.
Con su pelo arrastrado por el viento, Stefan Schorch se pone delante de la sinagoga de Kiryat Luza. Experto en el Antiguo Testamento, Schorch proviene de la Universidad de Halle-Wittenberg, en el este de Alemania, y viene aquí a menudo, por lo general armado con una grabadora. Trabaja como lo haría un etnólogo cuando estudia a una tribu indígena remota. Pero, por encima de todo, Schorch está buscando libros sagrados.
Son las 7:30 de la mañana, y un sacerdote abre una pequeña casa de adoración y desaparece en un nicho detrás de una cortina de color rojo fuerte. En el interior se encuentra una caja fuerte llena de viejos volúmenes del Pentateuco. "Increíble", dice el investigador, mientras hojea a través de "una edición completamente preservada del siglo XIV". Él fotografía cada página del tomo. Entonces el sacerdote lo cierra de nuevo con llave.
 El Dr. Stefan Schorch examinando textos bíblicos samaritanos
"Una diferencia principal"
Hubo un tiempo en que casi todas las familias ricas poseían tales libros preciosos escritos a mano. Algunos de ellos llegaron a Europa. Ahora, el profesor, que viene de la cuna histórica de la Reforma de Martín Lutero, estudia estos textos chequeando línea por línea y palabra por palabra. Él compara la Torá samaritana con la versión judía.

"En realidad sólo hay una diferencia fundamental", dice. Entre los judíos, Jerusalén es el epicentro religioso del mundo, mientras que para los samaritanos es el Monte Gerizim.
¿Pero qué Torá es la original? Hasta hace poco, la escuela de pensamiento generalmente aceptada es la siguiente: en el siglo IV a.C., los samaritanos se separaron como una secta radical. En la Biblia aparecen como forasteros y adoradores de ídolos; ellos son el mal. La parábola del "buen samaritano" (Lucas 10:25-37) ofrece una imagen bastante atípica de un miembro de esta secta.
El historiador Tito Flavio Josefo, él mismo un judío, menciona que los apóstatas erigieron un santuario "a toda prisa" en el año 330 a.C., como un intento bastante diletante de emular el Templo de Jerusalén.
Cada vez más, sin embargo, parece como si la Biblia nos haya transmitido una imagen distorsionada de la historia. Rollos de papiro recuperados en Qumrán, en el Mar Muerto, así como un fragmento de la Biblia que recientemente apareció en el mercado de antigüedades, exijen una "revisión completa", dice Schorch.
El sitio del templo original
No obstante, la indicación más emocionante de cómo ocurrió realmente la historia ya ha sido desenterrado por Yitzhak Magen (izquierda). Trabajando detrás de las vallas de seguridad, el arqueólogo ha estado excavando en la cima, azotada por el viento, del monte Gerizim.
Sus hallazgos, que sólo han sido parcialmente publicados, son, prácticamente, una sensación: hace unos 2.500 años la montaña estaba ya coronada con un enorme y deslumbrante altar, rodeado por un recinto de 96 por 98 metros. El muro tenía seis cámaras cuya puertas de madera eran enormes.
En ese momento, el Templo de Jerusalén era, a lo sumo, una simple estructura. Magen ha descubierto restos óseos de 400.000 animales llevados al sacrificio. Las inscripciones identifican el lugar como la "Casa del Señor". Un anillo de plata está adornado con el tetragrama YHWH, cuyo significado es Yahvé. Todo esto significa que era un gran enclave, un lugar de culto rival que estaba a tan sólo 50 kilómetros de Jerusalén.
Es un descubrimiento asombroso. Una guerra religiosa hizo estragos entre los israelitas y la nación quedó dividida. Los judios tenían parientes poderosos que competían con ellos por el mando religioso en Tierra Santa. La disputa giraba en torno a una pregunta central: ¿qué lugar mereció el honor de ser el hogar y lugar de sacrificios del Dios Todopoderoso?
A pesar de haber estado a punto de desaparecer, los samaritanos han estado viviendo en Israel por más de 3.000 años

La revisión de la Sagrada Escritura
Los investigadores tienen un largo camino por recorrer antes de descubrir todos los detalles de este conflicto. Lo que sí está claro, sin embargo, es que fue extremadamente áspero. Cada lado injurió al otro. Hubo asesinatos, caos, y, en última instancia, incluso la Sagrada Escritura fue revisada.
En un primer momento -esto está mucho más claro- los samaritanos tuvieron la sartén por el mango. De hecho, en comparación con Jerusalén, el Monte Gerizim gozaba de derechos significativamente mayores: en el gran relato de la historia del pueblo elegido la montaña jugaba un papel clave.

Abraham, el progenitor de los hijos de Israel -y que, según la leyenda, recorrió todo el Oriente como un pastor alrededor del 1500 a.C.- se detuvo allí porque Dios se le había aparecido en una visión maravillosa. Más tarde, Jacobo el patriarca viajó allí para construir el santuario original.
En el quinto libro de Moisés, la cima de la montaña finalmente gana un lugar destacado en la historia bíblica: después de la huida de Egipto, los israelitas vagaron por el desierto del Sinaí durante 40 años. Por fin llegaron al río Jordán por el este. Su viejo y cansado líder contempló, al otro lado del río, la tierra prometida, donde "mana leche y fluye miel".
Poco antes de su muerte, Moisés emitió una orden de importancia: el pueblo debía primero trasladarse al Monte Gerizim. Dijo que seis tribus debían subirlo y proclamar bendiciones, mientras que las otras seis tribus debían proclamar maldiciones desde la cima del cercano monte Ebal. Era una especie de ritual para tomar posesión de la tierra prometida.
Por último, el profeta dijo a los israelitas que construyeran un santuario "hecho de piedra" en el Monte Gerizim, y lo cubrieran con "yeso". De hecho, él dijo: "este es el lugar que el Señor ha elegido".
Los samaritanos siguen viendo el monte Gerizim como epicentro religioso del mundo, mientras que para los judíos es Jerusalén, a sólo 50 kilómetros de distancia.

No se hace mención a un "lugar elegido"
Eso, en todo caso, es lo que está en los más antiguos textos de la Biblia. Son frágiles rollos de papiro que se hicieron hace más de 2.000 años, en Qumrán, y sólo recientemente han sido examinados por expertos.
En la Biblia hebrea, en la que los sacerdotes de Jerusalén probablemente pasaban una buena cantidad de tiempo revisándola, de repente todo suena muy diferente. Ya no hay ninguna mención a un "lugar elegido".
La palabra "Gerizim" también ha sido retirada del pasaje crucial. En su lugar, el texto indica que el altar de Yahvé fue erigido en "Ebal". "Al nombrar a la montaña de las maldiciones", dice Schorch, "querían echar toda la historia bajo una luz negativa y privar a Gerizim de su legitimidad bíblica".
Schorch data la intervención alrededor del año 150 a.C. Al investigador le falta poco para llamarlo un fraude; sin embargo, prefiere etiquetarlo como una "adaptación de la Biblia a su propia visión religiosa".

Pero ¿por qué esta artimaña fue, en última instancia, un éxito? ¿Por qué la minoría ganó? ¿No poseía el oponente la región más poblada? Un palacio ya estaba en pie en su capital, Samaria, en el año 1000 a.C. El marfil se ha encontrado allí. En ese momento Jerusalén era todavía poco más que una aldea con apenas 1.500 habitantes.
Los investigadores han resuelto este rompecabezas, y la respuesta, incluso, tiene un rostro: luce una barba rizada y lleva un casco de bronce. A partir del año 732 a.C., los asirios usaron sus carros para avanzar hacia el Mediterráneo y subyugar al Estado de Israel. Los habitantes fueron empalados o sometidos a cautiverio. Esto devastó el país. La tierra del Señor había sido invadida por hordas violentas. Muchos huyeron con sus parientes a Judá. La población de Jerusalén se elevó a 15.000 habitantes.
El lugar arqueológico en la cumbre del monte Gerizim ofrece testimonio de la comunidad samaritana, una vez floreciente. Las fuentes antiguas indican que una vez fueron 300.000, o incluso hasta un millón de ellos. Hoy en día, hay 751.


Borrachos y mujeres de mala reputación
Fortalecidos por esta afluencia, los sacerdotes de Jerusalén decidieron que era la hora de que ellos jugaran un papel preponderante en los asuntos religiosos. Sólo unos pocos años después de la invasión, el rey Ezequías convenció a todos los israelitas -judíos y samaritanos por igual- a realizar una peregrinación a Jerusalén. Dijo que este era el único lugar que aún conservaba la libertad y la pureza para adorar al Todopoderoso. La región vecina fue, por supuesto, ocupada por mujeres de mala reputación y borrachos paganos.

Para subrayar su afirmación, el pueblo judío tejió un relato bíblico completo alrededor de su pequeño reino, en el sur. Según esta historia, alrededor del año 1000 a.C., el rey bíblico David gobernó desde Jerusalén sobre un reino glorioso. Su hijo Salomón construyó supuestamente en la ciudad un templo hecho en madera de cedro, "completamente cubierto de oro". Según la Biblia, más de 180.000 hombres trabajaron para construirlo.
Un sinsentido total: ni una simple pizca de evidencia arqueológica se ha encontrado para confirmar la existencia del Templo de Salomón. Sin embargo, el objetivo del engaño era claro: los sacerdotes de Judá trataron de magnificar la gloria de su propia ciudad. Y no dejaron pasar ninguna oportunidad de vilipendiar a sus rivales: en la Biblia los samaritanos eran casi siempre retratados como gente de mal vivir. También se dice que son étnicamente impuros, debido a que su sangre había estado supuestamente mezclada con la de los colonialistas extranjeros.
El libro de Esdras incluso cuenta que estos "enemigos" trataron de impedir la reconstrucción de las ruinas del Templo de Jerusalén por pura envidia, dado que no tenían uno de su propiedad.
En realidad, en ese momento, una brillante y maganífica fortaleza ya estaba desde hacía muchos años en el Monte Gerizim. Magen, el arqueólogo, ha descubierto joyas, plata, un conjunto de cosmética fina y una pequeña campana de oro de la espléndida túnica de un sumo sacerdote.
Un hombre samaritano reza en la madrugada durante la fiesta del Sucot.
Vivir en Paz
Alrededor del año 180 a.C., el edificio ceremonial creció a un tamaño de aproximadamente 200 por 200 metros. Los samaritanos añadieron una monumental escalera y habitaciones para "miles de peregrinos". Había, al parecer, grandes multitudes de devotos visitantes. Nada de esto se menciona en la Biblia.
La disputa llegó finalmente a un punto crítico. En el año 128 a.C., Juan Hyrcanos, un príncipe judío, ascendió al Monte Gerizim con un ejército y arrasó de la tierra el soberbio santuario. Los arqueólogos han encontrado una "capa quemada", junto con puntas de flecha, espadas, dagas y proyectiles de plomo para eslingas.
Los samaritanos nunca reconstruyeron su templo. Desde entonces, los vencedores escribieron los libros (bíblicos) de historia y forzaron a sus rivales al olvido.
Y, sin embargo, los "guardianes de la ley", como se llaman a sí mismos, siguen existiendo todavía hoy en día. Cuando Mark Twain visitó la región en 1867 se encontró con la "triste, pero orgullosa reliquia, de una comunidad que fue una vez poderosa", a la cual se quedó mirando "tal como uno podría mirar a un mastodonte que aún viviera".
Hoy en día, esta sorprendente comunidad religiosa está mejor. Ellos tienen un asiento en el parlamento palestino y mantienen contactos con las Naciones Unidas. "Queremos vivir en paz con todos", dice el sumo sacerdote Ab-Chisda.

A pesar de su trágica historia, el líder espiritual no ha perdido su sentido del humor. En respuesta a la pregunta de a qué se parece el paraíso samaritano, el anciano vacila brevemente. Entonces, dice con picardía: "Debe ser un lugar maravilloso. Nadie ha vuelto para presentar una queja".

Encuentra más información e investigaciones en la Red Española de Historia y Arqueología.
www.historiayarqueologia.com

El Trabajo en Equipo como clave de la Evolución de nuestro Cerebro

Trabajar en equipo y cooperar, las claves para que nuestro cerebro se desarrolle.

Vía: teinteresa.com | 11 de abril de 2011
La cooperación con sus congéneres y el trabajo en equipo pueden ser la razón por la que el ser humano desarrolló un cerebro tan grande con el tiempo, según un estudio publicado este miércoles.

En comparación con el de sus predecesores homínidos, el cerebro del Homo Sapiens podría considerarse como el de un gigante. Pero a pesar de que los científicos llevaban muchos años estudiando el cerebro superdesarrollado que heredamos de nuestros antepasados, nunca han podido explicar por qué había evolucionado así.

El estudio publicado por la revista 'Proeceedings of the British Royal Society' cree tener la respuesta y ésta, según los científicos irlandeses y escoceses que han llevado la investigación, podría ser muy simple: para sobrevivir, el ser humano tuvo que aprender a cooperar con sus semejantes. Esto favoreció el desarrollo del cerebro que por cuestiones evolutivas debió crecer suficientemente para permitir al Homo sapiens navegar en la complejidad de las relaciones sociales.



Cuanto más evolucionado está el cerebro, más tiende a elegir el trabajo en equipo
Para efectuar el estudio, los científicos crearon un modelo informático que reproducía el cerebro humano. En el programa, la red de neuronas de aquel modélico cerebro era capaz de evolucionar en respuesta a una serie de desafíos sociales a los que los científicos la sometían. De este modo, pudieron hacerse una idea de qué camino podría haber tomado nuestro cerebro en su evolución hasta su estado actual.

A continuación el cerebro virtual fue sometido a dos escenarios distintos. En el primero, se planteaba la acción de dos delincuentes detenidos por la policía y que se encuentran ante el dilema de denunciar o no a su cómplice.

En el segundo, otros dos individuos se encuentran atrapados en un coche sepultado por la nieve y tienen que evaluar la situación para determinar si unen sus fuerzas para escapar o si dejan simplemente que solucione la situación el otro.

La clave en los dos casos es que el individuo que se comporte de manera egoísta también se verá más beneficiado que el otro. Así que, la elección se plantea obvia. El resultado al que llegaron los científicos es que cuanto más evolucionado estaba el cerebro virtual, más tendía a optar por la vía de la cooperación.

El tamaño del cerebro determina con qué comunidades cooperamos


"Con frecuencia cooperamos dentro de grandes grupos de individuos que no se conocen y ello exige capacidades cognitivas para determinar quién está haciendo qué y para ajustar nuestro comportamiento en función de ello", dijo uno de los autores del estudio, Luke McNally (izquierda) del Trinity College de Dublín.

La cooperación no es del todo desinteresada y a menudo es el resultado de un cálculo para evaluar los beneficios, sobre todo la esperanza de una devolución de favores, aseguró McNally.

"Si usted coopera y yo hago trampa, la próxima vez usted podría decir: él hizo trampa la otra vez, por lo que dejo de cooperar con él. Debemos cooperar para poder seguir beneficiándonos de la cooperación", resume el investigador.

Por tanto, McNally cree que el trabajo en equipo y la potencia cerebral se estimulan el uno al otro. "El paso a sociedades más cooperativas, más complejas, puede llevar a la evolución de un cerebro más grande. Y con la aparición de niveles de inteligencia más elevados constatamos que la cooperación va mucho más allá".


No obstante, hay límites físicos para la cooperación, relativiza Robin Dunbar (izquierda), antropólogo especializado en estudios sobre la evolución en la Universidad de Oxford.
"El tamaño actual de nuestro cerebro limita el tamaño de la comunidad con la que podemos interactuar, aquella a la cual sentimos que pertenecemos", indicó.


Nota: En la edición de Mail Online -que se hace eco de la misma noticia- respecto a esta última opinión del profesor Robin Dumbar, se señala que, por el momento, el tamaño o número de personas con las que podemos interactuar (cooperar) dentro de una comunidad, es aproximadamente de 150. Para hacer frente a, por ejemplo, 500 personas, nuestro cerebro tendría que duplicar su tamaño.

Arqueólogos advierten de la destrucción del Patrimonio Histórico Sirio

Ruinas de la ciudad romana de Palmira (Siria), con el castillo árabe al fondo / CORBIS
En Palmira y Apamea se están registrando saqueos
La ciudad antigua de Ebla ha quedado arrasada por bombardeos
JOCELYNE ZABLIT (AFP) Beirut / www.elpais.com


Los ataques que agitan Siria desde hace más de un año han expuesto sus tesoros arqueológicos al pillaje y la destrucción, sobre todo la antigua ciudad de Palmira y las ruinas grecorromanas de Apamea, inscritas en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco. Las zonas más expuestas, según los expertos, son aquellas que a partir de ahora escapan al control del régimen donde los ladrones apuntan a museos, monumentos y áreas de excavación arqueológica, señalan las fuentes.

"Desde hace tres o cuatro meses los actos de pillaje se han multiplicado. Hemos recibido un vídeo que muestra a gente arrancando mosaicos a martillazos en Apamea. En Palmira se están realizando excavaciones clandestinas", señala Hiba al-Sakhel, responsable de los museos de Siria.

Los rebeldes, por su parte, basándose también en vídeos, afirman que muchos lugares, especialmente la Ciudadela de Saladino (al norte), que alberga una ciudadela medieval, y el célebre sitio de Apamea, han sido bombardeados por el Ejército que intenta castigar bastiones de la oposición. Los actos de pillaje, que ya existían en el país, han crecido con los enfrentamientos violentos que asuelan Siria desde el estallido el 15 de marzo 2011 de las revueltas contra el régimen de Bachar al-Assad.

"Los arqueólogos todavía no han explorado toda Siria, así que allí donde se excave, se pueden hacer descubrimientos", señala Sakhel. "Pienso que estos ladrones son ciudadanos atraídos por el beneficio y que no entienden la importancia de lo que encuentran", añade y asegura temer que se pierda "una gran parte de la Historia". Piezas del museo de Hama (en el centro del país) han sido robadas, según los expertos. Se trata de armas antiguas y una estatua que data de la era aramea.

Los ladrones no entienden la importancia de lo que encuentran
Más al norte, en la ciudadela de Shaizar, encaramada sobre el río Oronte, ha sido perjudicada, mientras que al sur, en Apamea, una estatua romana en mármol has sido robada, según los expertos. Las piezas sustraídas, que transitan por Líbano y otros países vecinos, son en seguida vendidas en el mercado negro. También saqueada, la ciudad antigua de Ebla, en la provincia noroccidental de Idleb, ha sido arrasada por los combates entre el Ejército y los rebeldes.

En al castillo de Crac de los Caballeros, joya de la época de las Cruzadas e importante imán turístico, los guardias del lugar tienen prohibido el paso por hombres armados, según Sakhel. Para Michel al-Maqdiss, director general de antigüedades y museos de Siria, la zona en mayor riesgo es la región del macizo calcáreo, famoso por sus pueblos muertos próximos a Turquía. A finales de marzo la Unesco había pedido a las partes implicadas en el conflicto "asegurar la protección de su excepcional patrimonio", mientras que la oposición siria alzaba la voz de alarma, afirmando que los ataques del Ejército ponían en peligro los emplazamientos históricos.

Siria posee un importante patrimonio arqueológico e histórico. Su capital, Damasco, es una de las ciudades más antiguas del mundo. Seis lugares (la Ciudad Vieja de Damasco, Bosra, Alepo, Palmira, Crac de los Caballeros y la Ciudadela de Saladino) y los pueblos antiguos del norte están inscritos en la lista del patrimonio mundial de la Unesco. "Con Mesopotamia, Siria comparte las grandes etapas que han marcado los principales avances humanos, como el nacimiento de las primeras ciudades", explica Marc Griesheimer, director del departamento de Arqueología e Historia de la Antigüedad en el Instituto Francés de Oriente Próximo.

Las autoridades sirias han retirado ya numerosas piezas de los museos nacionales. La idea es que se ubiquen, en condiciones de seguridad, en la sede del banco central, indica Sakhel. "Espero que la comunidad internacional envíe un mensaje al pueblo sirio para decirle que es nuestro patrimonio lo que está en peligro. Es un patrimonio es todos los sirios, no del Gobierno ni del presidente, sino de la Humanidad", concluye.

Descubren por primera vez los restos de una Sacerdotisa en Lambayeque (Perú)

Ilustración cedida por el proyecto arqueológico Chotuna-Chornancap hoy, viernes 13 de abril de 2012, en el que se recrea la tumba de una sacerdotisa de la cultura Lambayeque y sus acompañantes, en la región de ese nombre, unos 800 kilómetros al norte de Lima (Perú).
Vía: ABC.es | Fotos: Terra | 13 de abril de 2012

Los investigadores del proyecto arqueológico Chotuna-Chornancap, próximo a la ciudad peruana de Chiclayo, hallaron por primera vez los restos funerarios de una mujer que ocupó el cargo de sacerdotisa en la cultura Lambayeque o Sicán, según confirmó a Efe su director, Carlos Wester La Torre.
La conclusión preliminar del antropólogo físico Mario Millones determinó que se trataba de una mujer de entre 25 y 30 años que vivió durante la segunda mitad del siglo XIII d.C., en el último periodo de esta cultura de la costa norte de Perú, cuyo máximo exponente es el Señor de Sipán (siglo III d.C.).

Fotografía sin fechar cedida por el proyecto arqueológico Chotuna-Chornancap de un pectoral de conchas spondylus y conus perteneciente a una sacerdotisa de la cultura Lambayeque.
La investigación, que está promovida por el Ministerio de Cultura de Perú, comenzó hace ocho meses con una excavación que, dos meses después, reveló el emplazamiento del descubrimiento, pero no fue hasta hace pocos días cuando se constató el género y edad de esta sacerdotisa.

Foto: Fardo funerario con cara, máscara y lágrimas perteneciente a una sacerdotisa de la cultura Lambayeque

El hallazgo de su fardo funerario se produjo en una tumba del palacio donde habría habitado con la compañía de los restos de siete individuos, una llama, y "una cantidad de bienes realmente impresionante en términos de calidad y de tecnología", que indican la importancia social que tuvo en vida.
Foto: Textil pintado con láminas de cobre sobre la tumba de la sacerdotisa de la cultura Lambayeque

"Su corta edad señala que su cargo era hereditario y sus funciones eran eminentemente religiosas, relacionadas con rituales como sacrificios, recepción de ofrendas y celebraciones en torno al cambio de las estaciones, el movimiento de la luna o la cuestión marítima", explicó Wester La Torre.
Foto: Copa bimetálica (oro y plata) para celebrar ceremonias.
Foto: vaso bimetálico (oro y plata) con representación de personaje delimitado por olas.
Además, tuvo contacto y relación con culturas vecinas como la de Cajamarca y otras procedentes de Ecuador, que le proveyeron de conchas, oro, cerámica y otros materiales y productos preciados en la época.

Foto: Orejera de oro con personaje central
Al lado de sus restos también se encontraban "vasos ceremoniales con iconos muy importantes y objetos como un cetro con la imagen de una divinidad de Lambayeque, bienes que usó en vida y que revelan la relevancia de su personalidad".

"Para nosotros es una información extraordinaria porque expone a la mujer dentro de la estructura de poder de una sociedad compleja como esta, y revela que el poder y la jerarquía religiosa no era privilegio único de varones, por lo que este hallazgo da a pensar que pueden haber más mujeres como ella", anticipó.

Carlos Wester comparó este descubrimiento con el de las sacerdotisas que aparecieron hace 20 años en San José de Moro, e incluso con la Dama de Cao, mujeres que previamente ya habían ostentado cargos de poder religioso en la cultura Mochica, que ocupó la costa norte peruana entre el año 100 a.C. y el 700 d.C.

El director del proyecto arqueológico Chotuna-Chornancap apuntó que, "curiosamente, es en la época final de ambas culturas cuando aparecen las mujeres en la vida religiosa y en el escenario del poder".

"Habría que ver si esta presencia femenina es una respuesta política de la sociedad en un momento de crisis para generar estabilidad o es una respuesta consciente de la necesaria presencia del género femenino en el poder", comentó.

Aunque el estado de conservación de la osamenta es "bueno en términos generales", se procederá a retirarla en un bloque, "sin desarticularla como se suele hacer", para seguir estudiándola en laboratorio y más tarde exponerla por ser "un testimonio" del acceso de la mujer al poder en las civilizaciones precolombinas.

A bordo del Titanic 100 años después

por FERNANDO BAETA / elmundo.es
Cien años después de su descenso a los infiernos, el Titanic sigue navegando y su orquesta continúa tocando. Pese a descansar a 4.000 metros de profundidad en el Atlántico Norte continúa alimentando imaginaciones y leyendas, ficciones y realidades. Ha conseguido ser, un siglo después de que un iceberg se interpusiera en su triunfal camino, lo indestructible e insumergible que soñaron sus creadores. Y si bien no pudo sortear aquella mole de hielo que lo arrastró al fondo del océano en las primeras horas del 15 de abril de 1912, sí que ha sido capaz de vencer el paso del tiempo y el peso de la Historia.

Nació de un sueño y acabó convirtiéndose en una pesadilla. El sueño lo forjaron en el verano de 1907 Joseph Bruce Ismay, presidente de la White Star Line, y William James Pirrie, dueño y presidente de los astilleros Harlan&Wolff, el mayor constructor de navíos del mundo. En unos tiempos muy anteriores a los viajes en avión, los grandes barcos eran el máximo exponente del transporte de pasajeros, Pirrie y Bruce Ismay idearon la construcción de tres transatlánticos: Olympic, Titanic y Gigantic, que tras la tragedia del anterior cambió su nombre por el de Britannic. El Olympic fue botado en octubre de 1909, hizo su viaje inaugural el 14 de junio de 1911, sobrevivió a la Primera Guerra Mundial y navegó hasta 1935; mientras que el Britannic, que fue botado en febrero de 1914 y empezó su servicio como barco hospital en diciembre de 1915, se hundió el 21 de noviembre de 1916 en el mar Egeo tras chocar con una mina.

Era en el Titanic donde tenían puestas todas sus esperanzas Pirrie y Bruce Ismay. Iba a convertirse en el estandarte de la White Star para hacerse con el mercado de pasajeros atlánticos de gran lujo. Iba a ser la mayor obra de ingeniería naval de la Historia, el símbolo de una época, el abanderado de una sociedad, la occidental, que llevaba 100 años disfrutando de la paz, viendo cómo la técnica avanzaba con paso seguro, viendo cómo los beneficios del trabajo parecían filtrarse a través de la sociedad... Viéndolo con la perspectiva actual, sorprende ese optimismo, esa confianza que la sociedad de entonces, mayoritariamente clasista, tenía en sí misma... Pero la realidad era que en aquellos años la gente creía que la vida era perfecta. Sea como fuere, el hundimiento del Titanic bajó de golpe el telón de ese optimismo y acabó de un plumazo con la prepotencia de la época, con una forma de ver y vivir la realidad. Ya nada iba a ser igual. Después vino la Gran Guerra y el mundo cambió definitivamente.

Antes de que todo esto llegara, el 31 de marzo de 1909, empezaron en los astilleros de Belfast los trabajos para construir el barco más grande y más lujoso de la época. No iban a ponerse trabas en el presupuesto: los mejores materiales, las técnicas más avanzadas, los motores más potentes, las innovaciones más sorprendentes, los detalles más sofisticados. Todo esto y mucho más iba a tener el mascarón de proa de la White Star. El Titanic fue botado el 31 de mayo de 1911, tenía 269 metros de eslora y 28,19 de manga, podía desarrollar una potencia de hasta casi 60.000 caballos que permitirían una velocidad máxima de 23-24 nudos y tenía capacidad para admitir hasta 3.547 personas, entre pasajeros y tripulación. Southampton-Nueva York iba a ser su primer viaje.
Y luego estaba el lujo desmedido para aquellos de primera clase que pudieran pagarlo. 'Camelot flotante' y 'Paraíso sobre las aguas' fueron algunos de los adjetivos que recibió Y no resultaban exagerados. La primera clase contaba con todos los estilos de la época: desde el Imperio hasta el Regencia pasando por el Luis XIV o Luis XXV. Piscinas cubiertas, pistas de squash, una baño turco, salas copiadas del palacio de Versalles, cafés parisinos, bibliotecas, gimnasios, ascensores...


Todo ello fue un reclamo imposible de resistir por algunas de las grandes fortunas de ambos lados del Atlántico. Un hotel con más estrellas que el firmamento para viajar del Viejo al Nuevo Mundo. Pero la mayoría de los que embarcaron con destino a Nueva York no estaba pensando en las estrellas; se dirigían a América en busca de una nueva vida, un futuro mejor: la segunda clase estaba formada por profesores, comerciantes y profesionales de clase media, mientras que los viajeros de tercera, que tuvieron que soportar un humillante examen médico para comprobar que no eran portadores de ninguna infección, eran trabajadores con escasos recursos económicos. Aunque la historia siempre ha hablado de los ricos y famosos que viajaban en el barco, lo cierto es que tres de cada cuatro pasajeros que embarcaron llevaban billetes de segunda o tercera clase, fundamentalmente de esta última. El Titanic fue una enorme maqueta flotante de la sociedad de preguerra.

El orgullo de la White Star zarpó a las 12.15 horas del 10 de abril de 1912 del puerto de Southampton. De allí se dirigió a Cherburgo a través del canal de la Mancha. Y tras recoger pasaje y carga se dirigió a Queenstown, en Irlanda, por la costa sur de Inglaterra. Allí llega a las 11.30 del día 11 y tras embarcar más pasaje y más carga levanta su ancla de estribor e inicia su primera y última travesía hacia Nueva York. Los relojes marcaban las 13.30 horas. Entre el 11 y el 12 de abril, el barco recorrió 486 millas sin ningún tipo de incidente y con unas condiciones de navegación óptimas. En las siguientes 24 horas el Titanic recorre 519 millas, también con buena navegación, aunque recibe dos avisos alertándole de la presencia de hielo en su ruta; el segundo en las últimas horas del día 13 cuando el Rapaahannock le informa que incluso ha sufrido algún daño en el campo de hielo.

Los errores del capitán Edward John Smith, un veterano de la White Start Line que iba a jubilarse tras el viaje, propiciaron el descalabro del Titanic. A lo largo del día 14, el puente de mando recibió no menos de siete avisos que alertaban de la presencia de hielo en su rumbo a Nueva York, a los que habría que sumar los dos que recibió el día anterior. El capitán no hizo caso ni redujo la velocidad cuando ya empezaba a caer la noche, después de haberla aumentado por la mañana por indicación de Ismay, que quería llegar lo antes posible a su destino y arrebatarle a su competidora la Cunard Line el récord de rapidez. El Caronia, el Noordan, el Baltic, el Amerika, el Mesba y el Californian, por dos veces, lanzaron alertas de icebergs a lo largo de toda la jornada. La última de ellas, lanzada desde el Californian, tuvo lugar sólo 45 minutos antes del impacto.

A esa hora, a las 23.40, el capitán Smith se había retirado a descansar, el mar estaba como un plato, el cielo completamente estrellado y la visibilidad era óptima. El vigía Frederick Flett, que estaba a punto de acabar su guardia en el nido del cuervo, observó de pronto cómo el barco se dirigía a una gran masa de hielo que aumentaba rápidamente de tamaño conforme se acercaban a ella. Tocó tres veces la campaña y se dirigió al puente: «¡Un iceberg a 400 metros!».

En el puente de mando, el primer oficial W.M. Murdoch da al timonel Robert Hitchens dos órdenes muy rápidas: «Todo a estribor» y «marcha atrás a toda máquina», sin saber que la suma de ambas iba a resultar trágica, ya que la inversión de los motores hizo que el barco girase lentamente hacia babor provocando, al entrar en contacto con el iceberg, una brecha de casi 100 metros de longitud en su costado de estribor y la rápida inundación de cinco compartimentos estancos. Habían transcurrido apenas 40 segundos desde que el vigía Flett divisara la mole de hielo, que sobresalía 30 metros de la superficie, y ésta impactara con el Titanic. De haber chocado frontalmente, lo más probable es que pese a los desperfectos, el barco hubiera podido continuar su viaje a Nueva York.
Cuando el capitán Smith saltó de la cama y se dirigió al puente de mando ya era demasiado tarde.

Cayó entonces en la cuenta de que el barco podía no ser indestructible ni insumergible. Veinte minutos después del impacto, Thomas Andrews, uno de los diseñadores del Titanic, lo sentenció a muerte tras recorrer las zonas afectadas de la nave y cuantificar los daños: «El hundimiento se producirá antes de tres horas». Y así fue. Lo primero que debió pensar Smith fue que al menos la mitad de las 2.224 personas que iban a bordo —1.364 pasajeros más 860 miembros de la tripulación— estaba condenada a muerte por la falta de botes salvavidas. Todo lo que vino a continuación de la sentencia fue vertiginoso: a las 00.10 del ya fatídico 15 de abril de 1912, el radiotelegrafista Jack Phillips lanza el primero de muchos mensajes de auxilio y marca su posición: 41.44N 50.24W; a las 00.45 se lanza la primera bengala; a esa misma hora se arría el primer bote salvavidas; a las 01.40 se lanza el último cohete; a las 02.05 es arriado el último bote; a las 02.10 Phillips transmite los últimos mensajes; a las 02.18 empieza a fallar la energía eléctrica; a las 02.20 se hunde el barco. Habían transcurrido 160 minutos desde que el hielo arañara mortalmente al Titanic.

En los primeros instantes nadie del barco se percató del incidente. El leve cosquilleo no alteró a los pasajeros. Los caballeros que no dormían continuaban fumando y jugando a las cartas, sus esposas descansaban ya mientras la orquesta dirigida por Wallace H. Hartley seguía tocando, y lo seguiría haciendo hasta el final según relataron posteriormente algunos supervivientes. El escepticismo inicial dio paso a la histeria incontrolada y esta, a su vez, a la certidumbre de que el fin, minutos antes lejano, estaba ahora muy cerca.

El Titanic sólo llevaba 20 botes salvavidas para 1.178 personas y las leyes vigentes no le obligaban a más. Pero tampoco estos botes y la rapidez a la hora de depositarlos en el mar estuvieron a la altura que se podía esperar de la mejor obra de ingeniería naval de la Historia. El caos que se desató en los primeros momentos, lo desordenada que resultaron las tareas de evacuación y, especialmente, el pésimo funcionamiento de los pescantes donde iba sujetos los citados botes hicieron que alguno de ellos no llegara al mar y que otros no se ocuparan totalmente. Todo esto provocó que el número de personas que se embarcaron en ellos —711 personas— apenas superara el 60% de su capacidad real.

«Cuando los botes se hubieron ido, una extraña quietud se extendió por el Titanic. La excitación y la confusión habían terminado y los centenares de pasajeros que se quedaron en el barco esperaban en silencio en las cubiertas superiores. Parecían agruparse hacia dentro, alejándose lo más posible de las barandillas». Walter Lord describió así los segundos finales del barco antes de que éste se perdiera bajo las aguas en 'La última noche del Titanic', libro publicado en 1955 y basado en los testimonios de algunos supervivientes.

Un dato revelador de lo que pasó aquella noche en el Atlántico Norte cuando ya el barco había desaparecido nos dice que de las aproximadamente 1.500 personas que se precipitaron al océano con él, solo 13 fueron recogidas por algunos botes salvavidas, aunque en la mayoría de estos había sitio de sobra. Únicamente un bote volvió hacia atrás en busca de supervivientes, mientras que el resto de los náufragos que se salvó fue porque tuvo la fortuna de estar cerca de alguno de ellos. Según cuenta Lord en su libro, en todos los botes fue la misma historia: un tímido «¿regresamos?» de alguno de los ocupantes que era repelido con una firme negativa por parte del resto.

Cuando el radiotelegrafista Phillips lanzó su primer CQD CQD CQD de MGY MGY MGY (en aquellos años el SOS todavía no era muy utilizado. CQD era la nomenclatura que se empleaba para pedir auxilio y MGY el identificador del telégrafo del Titanic), el barco que se encontraba más cerca era el Californian, exactamente a 11 millas, 21 kilómetros. Sin embargo, no fue éste el barco que se dirigió hacia la zona del naufragio, sino el Carpathia, que se encontraba a 58 millas, unos 107 kilómetros. Por qué el Californian no fue en su ayuda es una de las grandes incógnitas de esa noche. Su capitán, Stanley Lord, dijo posteriormente que su radio echó el cierre a las 23.30 y que el radiotelegrafista se fue a la cama; y aunque es cierto que entonces no era obligatorio que las radios de los barcos estuvieran operativas las 24 horas, es impensable que no se vieran desde el Californian las bengalas lanzadas desde el Titanic, estando tan cerca los dos barcos.

Aunque no hay dos cifras iguales en relación con el Titanic —ni tan siquiera en el número de pasajeros o de tripulación— los últimos datos señalan que murieron 1.517 personas, aunque sólo se pudieron rescatar 328 cadáveres, y que el Carpathia llegó a Nueva York con los ya citados 711 supervivientes recogidos de los botes salvavidas. La muerte, claro está, no trató igual a todo el mundo: perdieron la vida 122 pasajeros con billete de primera clase, 165 de segunda, 544 de tercera y 686 miembros de la tripulación. Dicho de otra manera: se salvó el 60% de los pasajeros de primera, el 41 de segunda, el 24 de tercera y el 22 por ciento de los trabajadores del barco.

De esta brutal desigualdad no se salvaron, tampoco, ni las mujeres ni los niños: de los 29 de éstos que iban en primera y segunda clase sólo perdió la vida la pequeña Lorraine, que no quiso separarse de su madre; sin embargo de tercera perecieron 53 menores de los 76 que viajaban en el barco. Con las mujeres ocurrió algo parecido: En primera murieron 4 de las 143 que viajaban y tres de ellas porque se quedaron voluntariamente con sus maridos; en segunda murieron 15 de las 93, y de tercera, 81 de las 179 que se dirigían al Nuevo Mundo.

Uno de los supervivientes de primera clase que recogió el Carpathia fue Joseph Bruce Ismay, padre de la criatura e incluso del nombre de la misma y presidente de la White Star, propietaria del Titanic. Después de subir a uno de los botes salvavidas valiéndose de su posición cerró los ojos y se negó a ver el hundimiento de su sueño. No abrió la boca antes de ser rescatado ni lo hizo después en la travesía a Nueva York. Se encerró en un camarote y estuvo prácticamente sedado hasta llegar a puerto. Las críticas, que probablemente no fueron todo lo duras que debieron ser aunque se cebaron con su deseo de ir a toda máquina y de salvarse a toda costa, acabaron con él. Al año siguiente se jubiló de la White Star, se compró una gran propiedad en Irlanda, recluyéndose allí hasta su muerte en 1937.

La prensa no trató a los infortunados pasajeros de tercera clase mucho mejor que la naviera. Ningún medio de comunicación importante se preocupó excesivamente de su punto de vista a la hora de escribir la historia de las últimas horas del Titanic. The New York Times sólo entrevistó a dos pasajeros de esta clase dentro de las casi 60 historias que publicó tras arribar a puerto el Carpathia y hablar con los supervivientes. Dos también fueron las historias de pasajeros de entrepuente que incluyó en sus ediciones el New York Herald, que acompañaron a otras 45 de los pasajeros de primera, mayoritariamente, y segunda. La dura realidad no radicaba, exclusivamente, en el clasismo de los editores y de la propia sociedad sino en el nulo interés que los desfavorecidos despertaban entre los lectores.

Las investigaciones posteriores tampoco hicieron excesivo hincapié en el desigual número de muertos en función de la clase en la que se viajara. Los norteamericanos apenas escucharon a tres supervivientes del entrepuente, e incluso dos de ellos dijeron, en el Congreso estadounidense, que a los de tercera se les había impedido llegar a la cubierta de los botes salvavidas... pero nadie protestó excesivamente ni la prensa se hizo eco de tales declaraciones. La investigación inglesa todavía fue más sectaria: la conclusión final señalaba que no había indicios de discriminación en función de la clase en la que se viajaba, dispensando a la compañía de cualquier responsabilidad. Por si acaso, los ingleses ni tan siquiera quisieron escuchar a ningún superviviente del entrepuente.

En lo que sí se pusieron de acuerdo investigadores ingleses y norteamericanos fue en crucificar al capitán Smith, que como la mayoría de los mandos no sobrevivió al naufragio. «Pasando por alto [escribieron] todas las advertencias recibidas, el gran barco avanzaba a gran velocidad a través de un mar plagado de hielo. En la feroz competencia existente entre todas las líneas navieras prevalecía el 'te venceré a toda costa'. Querían ofrecer el servicio de un tren expreso, que se apegara exactamente a los horarios e itinerarios fijados, aunque eso significara atravesar a toda máquina bancos de niebla, campos de hielo o flotas de barcos pesqueros. El Titanic pagó el precio más alto por esta locura».
Entre los medios de comunicación, que desde el nacimiento del Titanic se habían entregado sin disimulo a su grandiosidad, apenas hubo voces críticas a todo lo que rodeó esta tragedia. Prefirieron destacar la literatura que conllevaba —el barco más grande y lujoso de la Historia que se hunde en su viaje inaugural repleto de ricos y famosos tras chocar con un iceberg— que arremeter contra la prepotencia de la naviera, los delirios de grandeza, la ambición desmesurada, el clasismo repugnante, la descarada elección de quién debía salvarse primero... Sólo el escritor Joseph Conrad, autor de 'El corazón de las tinieblas', criticó violentamente, en dos escritos demoledores, todos los desmanes que esta tragedia dejó al descubierto.


Sea como fuere, no hay otro naufragio en la Historia que haya logrado mantenerse a flote 100 años aunque su vida sobre el mar apenas durara cuatro días, 17 horas y 30 minutos aproximadamente. La leyenda del Titanic ha podido con todo, especialmente con el olvido. Y aunque el océano se tragara los delirios de grandeza de una época que tocaba a su fin, la ambición desmedida de una compañía que tenía que haber puesto más botes salvavidas o vendido menos pasajes, las cuentas corrientes que todo salvo la vida podían comprar y los sueños de aquellos que anhelaban alcanzar el Nuevo Mundo en busca de un futuro mejor... Aunque nadie duda de que el océano engullera todo esto y mucho más, lo único cierto es que el Titanic sigue navegando y su orquesta continúa tocando.

La Banda de música del Titanic al completo.

El Tiranosaurio Rex con plumas

Pariente del famoso Tiranosaurio rex, medía 9 metros y pesaba 1.400 kilos. Sin embargo, su plumaje se parecía al de un pollito actual 

Desde hace más de una década, los paleontólogos saben que algunos pequeños dinosaurios lucían plumas como las aves gracias al hallazgo de fósiles muy bien conservados en el noreste de China. Pero lo que ahora han descubierto en la misma región asiática dista mucho de ser una delicada criatura. El nuevo ser emplumado es una especie previamente desconocida de tiranosaurio gigante de 9 metros de longitud y 1.400 kilos de peso, nada menos. Se llama Yutyrannus huali (Algo así como «Hermoso tirano emplumado», en una mezcla de latín y mandarín), vivió hace más de cien millones de años y, según describen los paleontólogos en la revista Nature, es el animal con plumas más grande de todos los tiempos.
 
El equipo de investigadores chinos y canadienses descubrió los restos de tres ejemplares, un adulto y tres jóvenes, en un yacimiento del Cretácico situado en la provincia de Liaoning. «Las plumas del Yutyrannus eran simples filamentos», explica Xu Xing, autor principal de estudio y profesor del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de Pekín. «Se parecían más a la pelusa de un pollito moderno que a las plumas rígidas de un ave adulta».

Los investigadores estiman que un Yutyrannus adulto medía unos 9 metros de largo y pesaba alrededor de 1,4 toneladas, por lo que es considerablemente más pequeño que su famoso pariente Tiranosaurio rex, pero unas 40 veces más pesado que el dinosaurio con plumas más grande hasta entonces conocido, el Beipiaosaurus. El gran tamaño de Yutyrannus y la estructura suave de las plumas habrían hecho imposible el vuelo, pero las plumas pueden haber tenido otra función importante: la conservación del calor del cuerpo. Aunque el Yutyrannus era un grandote -y los animales grandes normalmente retienen el calor con facilidad-, su plumaje pudo haberle venido bien como abrigo durante la Cretácico Inferior, cuando las temperaturas eran algo más frías. 

El gigantesco Tiranosaurio rex y sus parientes más cercanos, por el contrario, vivieron en las condiciones cálidas del Cretácico Tardío. Parches aislados de la piel preservada de estos animales muestran que tenían escamas, pero, según los investigadores, la posibilidad de que incluso ellos tuvieran plumas en alguna parte de su cuerpo no puede ser completamente descartada.

«El Yutyrannus aumenta considerablemente el rango de tamaño de los dinosaurios de los que tenemos evidencia definitiva de plumas», dice el profesor Xu. «Es posible que las plumas fueran mucho más generalizadas, al menos entre los dinosaurios carnívoros, de lo que la mayoría de los científicos habría imaginado incluso hace unos pocos años».