Martín Almagro: “El descubrimiento de Castillejo del Bonete (Ciudad Real) es uno de los más importantes en la Europa Occidental del s. XXI”

La visita del profesor Martín Almagro con Luis Benítez de Lugo / Lanza.

El académico de la Real Academia de Historia, el prestigioso profesor Martín Almagro, ha asegurado que el yacimiento arqueológico de Castillejo del Bonete de Terrinches, que es “único en Europa”, va a ser “un revulsivo en el futuro para la gente que vive en estas tierras” y ha indicado que su descubrimiento es uno de los “más importantes que se han hecho en la Europa Occidental del siglo XXI”.

Almagro, que recientemente ha realizado una visita técnica a los túmulos prehistóricos, guiada por el director de las excavaciones arqueológicas, el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Luis Benítez de Lugo, ha reconocido el esfuerzo que están haciendo los terrinchosos por poner en valor sus yacimientos. “Es admirable que en estos momentos de crisis, gentes con ideas avanzadas sean capaces, en un pueblo como Terrinches, de potenciar la Cultura y valorar yacimientos excepcionales como éste”.

Martín Almagro ha sido conservador de museos, catedrático de Prehistoria en las universidades de Valencia y Complutense de Madrid, Director de la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma y Director del Museo Arqueológico Nacional. Es académico de la Real Academia de la Historia y su Anticuario Perpetuo.

Foto: Yacimiento funerario del Castillejo de Bonete

El alcalde de Terrinches, Nicasio Peláez, por su parte, ha mostrado su satisfacción por la visita del profesor Almagro, “una eminencia de prestigio internacional cuya visita y aval nos confirman que vamos en el camino correcto y nos dan impulso para salir adelante". Además, ha recordado que este yacimiento fue declarado Bien de Interés Cultural, y que ha propuesto a la Viceconsejería de Cultura su inclusión dentro de la Red de Parques Arqueológicos de Castilla-La Mancha.

“La excepcionalidad de Castillejo del Bonete radica en que no se conoce otro yacimiento con sus características. Además, los datos que aporta permiten avanzar mucho en el conocimiento de la arquitectura, el mundo funerario, el comercio, el modo de vida y la religión que nuestros antepasados tenían en La Mancha hace 4.000 años”, ha declarado además el profesor Benítez de Lugo.

Tumba en Castillejo del Bonete.

El reconocimiento del profesor Almagro se suma a los ya emitidos por el Centro Superior de Investigaciones Científicas, la Universidad de Granada, la Universidad de Alcalá de Henares, el Instituto Astrofísico de Canarias y la Universidad Complutense de Madrid, que publicó el estudio de las cerámicas encontradas. Además el Instituto Arqueológico Alemán (DAI) publicó los hallazgos de marfil encontrados y el Instituto Anatómico Forense y la Escuela de Medicina Legal -de la Universidad Complutense- han desarrollado un minucioso estudio antropológico.

El resultado de los trabajos realizados en la campaña 2014 en los túmulos despertó el interés de la arqueología internacional e interdisciplinar, lo que permitió la colaboración de profesionales llegados desde EEUU, Australia o Canadá. El prestigioso profesor de la Universidad de California y experto en la Prehistoria de la Península, Antonio Gilman, visitó el yacimiento. Mostraron su interés también investigadores procedentes de Suecia y Colombia como Liliana Patricia Londoño, antropóloga de la Universidad de Caldas (Colombia) y Birgitta Gustafson, arqueóloga y editora de la revista “Popular Arkeologi”.

Fuente: lanzadigital.com | 13 de junio de 2017

Una de las momias del Museo Arqueológico Nacional era sacerdote de Imhotep

El MAN ha acogido la presentación de los resultados de la investigación.

De todos los enfermos que han pasado por una tomografía computarizada (TAC), difícilmente alguno habrá tenido peor aspecto que los cuatro pacientes que analizó el 6 de junio del año pasado la potente máquina del Hospital Quirón Salud Madrid. Cuatro momias, tres egipcias y una guanche, transportadas en secreto desde el Museo Arqueológico Nacional (MAN), se sometieron entonces a una reconstrucción tridimensional para revelar sus secretos. El equipo investigador responsable del estudio, fruto de la colaboración entre ambas instituciones, ha presentado este pasado martes en Madrid sus resultados: dos de los cadáveres egipcios —que ingresaron en el MAN en 1887— eran mujeres de 25 y 40 años (una, embarazada), mientras que el otro, donado en 1925 y conocido como Nespamedu, corresponde a un varón de unos 50 que fue médico del faraón y sacerdote de Imhotep, el divinizado sabio del siglo XXVII a.C.


El cuerpo canario, llegado desde Santa Cruz de Tenerife en 1864, ha servido además para demostrar una diferencia entre ambos tipos de momias: “Aunque comparten ciertas similitudes, la principal diferencia es que las egipcias se descerebraban y evisceraban, mientras que la guanche conserva todos sus órganos”, ha explicado la radióloga del centro médico Silvia Badillo.
Era domingo 5 de junio de 2016 cuando, tras la salida del último visitante del MAN a las tres de la tarde, el director del centro Andrés Carretero y su equipo se lanzaron –con trajes aislantes, guantes y mascarillas- a su insólito plan: envolver las cuatro momias del museo con todo tipo de cuidados y enviarlas en un camión, por una ruta con pocos baches trazada de antemano, al hospital. Allí, miles de imágenes anatómicas de alta resolución reconstruyeron en tres dimensiones unos cuerpos que revelaron detalles sorprendentes.



Nespamedu albergaba entre sus vendajes 25 piezas ocultas: 9 adornos (diadema, collar, brazaletes, pulseras y sandalias) y 16 amuletos. “Sobre la frente tenía algo, y enseguida todos los arqueólogos coincidieron en que era una diadema”, recuerda el especialista en radiodiagnóstico Javier Carrascoso, para quien “fue algo impresionante poder ver el rostro de una momia momificada hace más de 2000 años”. El escarabeo alado invertido de la diadema —“símbolo de la resurrección”— y las representaciones de los hijos de Horus y del dios Thot de otras piezas también estaban presentes en los “cartonajes exteriores” de la momia, que están hechos con el mismo material de los objetos encontrados, lo que permitió a los investigadores determinar que Nespamedu era el médico y sacerdote del que hablaban los textos escritos en dicha envoltura.

Evolución de la reconstrucción del rostro de Nespamedu. HOSPITAL QUIRÓN SALUD

Además de restos óseos, los investigadores se sorprendieron por la presencia en Nespamedu de fragmentos de ligamentos, tendones, músculos y corazón, pese a que la momia había sido eviscerada. “Solo dejaban el corazón porque pensaban que allí estaba la esencia del ser, los sentimientos”, ha explicado jefe del departamento de Diagnóstico por la Imagen, Vicente Martínez de Vega, que ha incidido en que la reconstrucción tridimensional del cadáver fue clave para “confirmar que se trataba de una persona de alto rango social”. Esa misma tecnología permitió a un escultor forense dar forma al rostro verdadero del hombre que una vez fue la momia, desvelado este martes por el grupo de investigadores.

Nespamedu, quien vivió en el periodo Ptolemaico (entre el 300 y el 200 a. C.), “era un médico que ejerció su función en el templo de Imhotep y curaba a los peregrinos”, ha contado la egiptóloga Mª Carmen Pérez Die, quien ha asegurado que aquel hombre trabajó en la pirámide escalonada de la necrópolis de Saqqara (Egipto), diseñada por el sabio y patrón de los médicos, porque “era normal que dentro de los templos existieran sanatorios donde iban los enfermos a curarse”.


El equipo de investigación, junto a la reconstrucción facial de Nespamedu. LUIS MILLÁN EFE

Un equipo de rodaje ha filmado todo el proceso de la investigación, que ha durado un año, sobre el que se estrenará el documental La historia secreta de las momias, coproducido por TVE y Story Producciones. “Es un proyecto bastante inaudito en España”, ha señalado el productor Regis Francisco López sobre el hecho de que una colaboración público-privada de estas características haya salido adelante, como también ha apuntado el director de La 2 de TVE, Juan Manuel Hidalgo. “Es difícil transmitir las emociones que se han vivido”, ha recordado López, quien viajó con su equipo hasta Saqqara para rodar algunas secuencias del filme: “Fue como volver al origen de Nespamedu”.


La momia guanche del Barranco de Herqués, la mejor conservada del mundo

LA "DENTADURA PERFECTA" DE LAS MOMIAS GUANCHES

G.R.P.

El estudio de la momia guanche, encontrada en una cueva de un barranco tinerfeño en 1763, ha servido para demostrar que, a diferencia de las momias egipcias, las de las islas Canarias conservan mucho mejor las piezas dentales. "En el Antiguo Egipto la salud dental era mala. Era gente que padecía muchos dolores de boca. En cambio la momia guanche tiene una dentadura perfecta", ha explicado el jefe del departamento de Diagnóstico por la Imagen del Hospital QuirónSalud, Vicente Martínez de Vega, para quien fue "muy impactante" ver aquel cuerpo tumbado sin vendajes en la máquina de TAC.


"Esto quiere decir que consumían una dieta baja en azúcares", ha apuntado su colega Teresa Gómez Espinosa sobre "la momia guanche mejor conservada", que tras su descubrimiento pasó por el Gabinete de Antigüedades de la Real Biblioteca (1764) y el Real Gabinete de Historia Natural fundado por Carlos III (1776), antes de recalar en el Museo Arquológico Nacional en 1864.
El cadáver también conserva todas sus vísceras, lo que confirma lo que ya se conocía por fuentes documentales sobre las costumbres funerarias de estos habitantes prehispánicos de las Islas Canarias.

Fuente: elpais.com | 13 de junio de 2017

Arqueólogos descubren uno de los mayores centros ceremoniales preincaicos del norte de Chile

Hace unos 3.000 años las comunidades que habitaron el norte de Chile iniciaron un proceso llamado Periodo Formativo, donde pasaron de ser cazadores recolectores a pueblos sedentarios con capacidad agrícola y domesticación de animales, principalmente camélidos.

Este complejo período es el que un grupo de arqueólogos estudió por más de cuatro años gracias al proyecto FONDECYT 1130279, investigando la Pampa del Tamarugal en toda su extensión, desde Camiña hasta el río Loa. Recorrieron 48.280 hectáreas a pie esperando encontrar hallazgos que proporcionaran más información sobre cómo vivían estos antiguos grupos humanos.

En este territorio se encontraron alrededor de 4.000 sitios arqueológicos, contando con 674 que corresponden al Formativo. “Nuestra investigación abordó apenas a un 5% de la pampa, por lo que, si multiplicamos por 100, podríamos decir que debe haber muchos más sitios ocupados por las antiguas poblaciones humanas”, señaló Mauricio Uribe, académico de la Universidad de Chile y líder del estudio.

Campos de cultivo

Dentro de estos sitios, hubo uno que llamó su atención: un centro ceremonial de casi 3.000 años de antigüedad, ubicado en Pampa Iluga -comuna de Huara-, cerca del geoglifo denominado Gigante de Tarapacá. Este centro cuenta con una extensión de unas 46 hectáreas y con más de 80 túmulos, que son acumulaciones de tierra, vegetales y ofrendas que, muchas veces, se levantan sobre entierros humanos. El tamaño de los túmulos encontrados es variado, alcanzando hasta cuatro metros de altura. “Son muy típicos del Período Formativo y hay muchos en Arica y Quillagua, pero aquí está la concentración más grande y bastante intacta del norte de Chile”, enfatizó el arqueólogo.

Lejos de ser considerado como un simple cementerio de las primeras poblaciones agrícolas de la pampa, este lugar, además, albergó grandes plazas y espacios públicos, contando con esculturas, monolitos, extensos campos de cultivo, talleres de manufactura y artesanías, por lo que en aquella época habría sido visitado por una gran cantidad de población.

Palas y maíces en campo de cultivo

“Este centro alcanza una complejidad que no conocíamos. Es un espacio ceremonial, pero también está asociado a labores productivas, lo que hace aún más particular este descubrimiento”, destacó Uribe. Agregó que por las construcciones encontradas se sabe que es de los primeros años del Formativo, aunque se mantuvo activo en el tiempo por miles de años, siendo visitado por los Incas e incluso por los primeros españoles.

La importancia de este lugar fue tal a lo largo de su historia, que los Incas lo consideraron como un sitio de culto, lo que se evidencia con los artefactos hallados, que tienen relación con su alta jerarquía social, como cerámica imperial polícroma, con colores e iconografía propios del Cusco, metalurgia y campanas de bronce. En momentos coloniales, los españoles transitaron por el lugar y plantaron trigo en los campos de cultivo asociados, dejando evidencias de botijas europeas.

Debido a su importancia y como una manera de conservar este centro ceremonial para que sea reconocido como un patrimonio arqueológico relevante, Uribe señaló que “es necesario seguir estudiándolo de manera sistemática y considerar estrategias para su protección con las autoridades y comunidades locales”.

Fuente: elmostrador.cl | 13 de junio de 2017

Una nueva mirada a los indígenas canarios

Imagen del cuerpo momificado de un niño de entre dos y tres años procedente del yacimiento de Acusa, en Artenara / El Museo Canario

La imagen idealizada y estereotipada del buen salvaje que durante décadas ha mostrado la literatura, la música o la pintura de los antiguos pobladores de Canarias está empezando a cambiar. Y son los propios indígenas los que están contribuyendo a que se dé una visión suya más próxima a la realidad gracias a las huellas que han dejado y que se han ido recuperado en distintos yacimientos arqueológicos.

En El Museo Canario están intentando reconstruir la sociedad indígena canaria con «una nueva mirada arqueológica» que va mucho más allá de las ideas que, en la mayoría de casos, se sustentaban sobre bases no empíricas, estaban sesgadas y se planteaban desde una visión androcéntrica. Y para ello están echando mano del material que tienen, sus momias, y lo que cada una de ellas dice. Sus huesos, sus dientes, los espacios sepulcrales y mortajas o los restos de cerámica y las figurillas que se han hallado en los yacimientos están llevando a los arqueólogos «a las biografías de mujeres, de hombres, de adultos y de niños y con ellas de la sociedad indígena», explica Teresa Delgado (izquierda), arqueóloga y conservador de El Museo Canario, directora del proyecto Momias. Biografías en 3D y coordinadora de las jornadas La memoria de los muertos. Microrrelatos arqueológicos para una historia indígena, que esta semana se celebran en el museo.

«Las momias son el único testimonio que tenemos de cómo se preparaban los cadáveres y ellas dicen que a todos se les amortajaba igual», dice. Además, se sabe que «la momificación es un proceso natural de deshidratación, producido por las condiciones ambientales de los enterramientos, algo que ha costado que cale en la sociedad, porque a las momias canarias se las había elevado al nivel de las egipcias».


Con el proyecto Momias. Biografías en 3D y las tres momias seleccionadas (un hombre, una mujer y un niño) se logra hablar, dice Delgado, de cosas como las relaciones de género, el trabajo de hombres y mujeres, el consumo y la producción de cuerpos y la crianza, pero también visibilizar a los protagonistas más invisibles, las mujeres y los niños, sobre los que hasta ahora solo había una visión «muy parcial», explica el arqueólogo Javier Velasco, que en las jornadas hablará de la infancia.
«Los niños constituían la mitad de la población indígena, por lo que fueron partícipes activos en la generación de restos y dejaron huella de sí mismos, lo que los hace , como las mujeres, fundamentales para la reconstrucción de la sociedad de los antiguos canarios», dice.

Momia de El Museo Canario.

Niños aborígenes bien nutridos, pero objeto de violencia física

La infancia indígena ha dejado sus huellas. Están sus huesos y objetos como vasijas en miniatura o figurillas, que podrían ser juguetes. El juego no solo sería una actividad lúdica sino procesos de aprendizaje del mundo adulto.

Esta es una línea de trabajo nueva, admite Javier Velasco, pero ya saben que los niños están presentes en la sociedad indígena canaria y que, como en otras sociedades preindustriales, eran la mitad de la población.

Como en otras sociedades, en teoría, un 25% de niños tendrían que haber muerto antes de un año y más del 40% no hubiese llegado a adulto. En Canarias no es así. Los porcentajes están por debajo. En los enterramientos no hay tantos niños, pero «se desconoce si eran distintos».
Lo que sí se sabe la infancia aborigen es que no estaba mal nutrida ni padecía estrés nutricional.

El modelo 3D de la momia registrada con el número 8 ya está accesible (https://skfb.ly/6qnTU).

Golpes

Lo que sí recibían era golpes. Los niños, como las mujeres, están presentes en los procesos de violencia física, asegura Javier Velasco. Y eso está sustentado en que el 20% de las huellas de traumatismos «son de un grado extremo».

Visibilizar lo oculto

El Museo Canario se ha propuesto visibilizar a un sector de la sociedad indígena canaria que hasta hace poco permanecía oculta. Lo hace dejando hablar a los muertos. Hablan los hombres, pero también las mujeres y los niños, «los grandes olvidados» de la arqueología en Canarias, asegura Teresa Delgado, que apela, además, a la labor divulgadora de los museos. En El Museo Canario echan mano de las nuevas tecnologías para acercar tres de sus momias a la sociedad gracias al proyecto Momias. Biografías en 3D gracias al que se han digitalizado en tres dimensiones tres momias y toda su información y la han hecho accesible a todos y desde casa.

Fuente: canarias7.es | 14 de junio de 2017

Las enigmáticas Estelas de Guerrero, así se transmitían los mensajes hace 3.000 años

Estela encontrada en Las Herencias (Toledo) FOTO: PEDRO SAURA


¿Cómo era la sociedad toledana hace casi 3.000 años? ¿Existía realmente una estructura social al uso? Hablamos de la Edad del Bronce Final, en el siglo VIII a.C. Una de las pistas para conocer detalles de lo que ocurría en la época está en las llamadas Estelas del Suroeste o Estelas de Guerrero: losas de piedra con dibujos esquemáticos que están sirviendo a los investigadores para aportar algo de luz a aquel tiempo tan remoto.

En Toledo se han encontrado hasta la fecha seis de estas piezas y todas en el Valle del Tajo, en la parte más occidental de la provincia. Esa cifra, en el conjunto de la Península Ibérica, asciende a más de 120. El primero de estos hallazgos en Toledo ocurría a comienzos de los años 80 del pasado siglo XX en el municipio de Las Herencias, con dibujos esquemáticos sobre cuarcita, un material de la zona.

Estela encontrada en La Estrella (Toledo) FOTO: PEDRO SAURA

El último descubrimiento de una de estas estelas se producía en marzo de 2015 en un lugar bastante cercano, en La Estrella. La pieza la encontró el secretario de este municipio, Antonio Gutiérrez del Mazo, mientras realizaba trabajos agrarios, aunque solo se conserva el 60% de lo que sería la estela completa. Ambas están depositadas en el toledano Museo de Santa Cruz, mientras que en los municipios donde fueron localizadas pueden contemplarse sendas reproducciones.

Sergio Isabel es arqueólogo y miembro del equipo de trabajo del proyecto ‘Identidad y territorio en el Tajo Medio durante el Bronce Final y la Edad del Hierro’ que estudia estas piezas. Era una época de cambios sociales en la que aparecen determinadas élites que pelearán por dominar el territorio. “Por eso se piensa que puedan ser una manifestación de esas élites”. Una especie de aviso sobre el lugar en el que se encontraban. “Estás entrando en mi territorio. Es lo que parecen advertir pero al mismo tiempo nos hablan de que se está entrando en contacto con otros mundos, con gente que viene de Europa, del Mediterráneo…”

Pero esto es solo una de las teorías formuladas. Lo que sí se sabe es que existían jerarquías y que la principal actividad económica era la ganadería. “Sí había un componente comercial con estas nuevas culturas que estaban llegando. Estamos justo en el momento previo a la sociedad de los tartessos”, dice Ángela Crespo, también arqueóloga en el equipo.

Las estelas son uno de los pocos ‘documentos’ que han llegado hasta nosotros desde la Edad del Bronce y se cree que servían para transmitir mensajes. “Podemos llamarlo documento porque están realizadas sobre piedra y su cara más plana se utilizaba para realizar inscripciones y grabados figurativos a través de los que podemos extraer datos de cómo era la sociedad de la época, sus actividades económicas, sus élites o sus divinidades”, explica Sergio Isabel.

Sergio Isabel y Ángela Crespo FOTO: ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL MUSEO DE SANTA CRUZ ¡VIVO!

¿Quiénes eran las misteriosas personas que aparecen en las estelas?

Las estelas de la Edad del Bronce Final se caracterizan por la aparición de la figura de un guerrero que no podemos encontrar en las de épocas anteriores porque “la propia piedra era la que representaba al guerrero”, asegura Sergio Isabel. Además, todas tienen un elemento común y central que se repite: un gran escudo. En realidad es el protagonista de la estela debido a su tamaño.

Después, se aprecian las distintas armas de la época: espadas, lanzas, un carro tirado por caballos (era un elemento de prestigio y ostentación, al estilo de los que pueden verse en películas sobre griegos o romanos) y un casco, a veces cónico, derivado de la influencia de Europa central, a veces adornado con cuernos y de procedencia mediterránea. Los grabados fueron realizados con técnicas básicas. “Usaban el repiqueteado en todo, a excepción de las manos del guerrero que se grababan con sencillas incisiones”, explica la arqueóloga.

Seguro que esta especie de piedras ‘parlantes’ tenían un papel definido hace casi 3.000 años, pero lo cierto que en la actualidad “no sabemos para qué servían aunque está claro que fueron hechas para ser vistas. Por eso elegían rocas, como la utilizada en la estela de Las Herencias, con una pátina rojiza para que aflore el color gris”, explica el arqueólogo.

En todo caso, y a pesar de que no se conoce su función exacta, algunos investigadores creen que podría tener carácter funerario. “Sería el lugar de enterramiento de un guerrero, no con su ajuar sino con su panoplia (la armadura completa)”, señala Ángela Crespo. Otros científicos apuntan, en cambio, que se utilizaban para “marcar territorio”.


La arqueóloga explica que las últimas investigaciones se centran en estudiar su función dentro del propio paisaje. Y es que hasta la fecha no han aparecido vinculadas a estructuras (posibles restos de lugares habitados), sino en mitad del campo e incluso ‘recicladas’ en muros o cumpliendo la función de un banco. “La mayoría de ellas han aparecido descontextualizadas, no estaban donde deberían. Cada vez hay más hipótesis, pero mientras hay que estudiarlas desde el punto de vista del papel que van a cumplir en el paisaje”.

La información sobre esta parte de nuestra historia es aún escasa. Queda mucho por investigar. “Cada vez que aparece una es especial, porque podemos confirmar que en la Península Ibérica había unos grupos que repiten los mismos motivos en estas estelas”, dice Sergio Isabel. Se cree que pueden estar ligadas a las primeras rutas comerciales que se establecieron con el Mediterráneo, Centroeuropa y el Atlántico.

El Proyecto BHIT Estelas Toledanas quiere despejar algunas incógnitas. Se trata de una iniciativa interuniversitaria en la que participa la Facultad de Humanidades de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), bajo la dirección del profesor Juan Pereira Sieso y la Universidad Complutense de Madrid, bajo la dirección de la catedrática en Prehistoria, Teresa Chapa. Estudian las llamadas estelas del suroeste de la Península Ibérica, en los valles de los ríos incluyendo las encontradas en la provincia de Toledo.

El “importante” papel de la mujer en la Edad del Bronce

Las estelas de guerrero no son las únicas que estudian los investigadores. De la misma época se han encontrado otras en las que la protagonista es la figura de una mujer que porta un tocado radial, es decir, una enorme diadema. Son las llamadas estelas diademadas. El grabado femenino está siempre acompañado de guerreros a ambos lados.

Sergio y Ángela, durante una de las visitas guiadas gratuitas en el Museo de Santa Cruz FOTO: ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL MUSEO DE SANTA CRUZ, ¡VIVO!

“Creemos que el papel de la mujer debía ser muy importante dentro de las élites. De hecho eso se sabe que ocurría en la posterior Edad del Hierro. No significa que sean sociedades matriarcales pero sí matrilineales, con predominio de la línea materna sobre la paterna”, dice Sergio.

Este caso también hay que hablar solo de hipótesis. Se sigue investigando. En el caso de las estelas toledanas ya hay algunos datos relevantes que aún no han dado a conocer. En todo caso, y para saber más de estos curiosos elementos arqueológicos, Ángela Crespo y Sergio Isabel colaboran con la 'Asociación de Amigos del Museo de Santa Cruz ¡Vivo!' Las estelas toledanas son durante todo junio las protagonistas del programa ‘La pieza del mes’ de este museo toledano. Todos los sábados, a las 11.30 horas, se organizan visitas guiadas gratuitas.

La selección natural ha purgado a nuestros genes reproductivos del pasado neandertal

Ilustración de la mezcla genética entre neandertales y humanos modernos. INSERM, A. Pinci.

Los genes del hombre moderno implicados en el proceso de reproducción son especialmente pobres en variantes genéticas de origen neandertal, ha determinado un estudio que se publica en la revista Molecular Biology and Evolution.

Después de comparar la composición de los genes responsables de la mezcla genética necesaria para la reproducción entre neandertales y hombres modernos, los investigadores han apreciado diferencias significativas entre unos y otros.

Los investigadores descubrieron que los genes expresados en el hombre actual a través de la meiosis (proceso de división celular) en las células originales de los gametos sexuales, están desprovistos de las variantes genéticas de origen neandertal, producto del cruce entre Homo sapiens y Homo neanderthalensis.

Eso significa que la selección natural ha purgado de nuestro organismo las trazas de nuestros lejanos ancestros neandertales y denisovanos en los genes responsables de la mezcla genética necesaria para la reproducción, según se explica en un comunicado.

Para Frédéric Chalmel (izquierda) y Bernard Jégou (derecha), los coordinadores de este estudio, esto indica que “Aunque la mezcla genética entre los hombres modernos y estos homínidos desaparecidos nos han permitido adquirir nuevos rasgos adaptativos importantes para nuestra supervivencia, al mismo tiempo ha tenido un impacto negativo sobre la fertilidad de los primeros híbridos. Seguramente debido a esto, los genes implicados en la miosis, un proceso particularmente sensible, fueron excluidos de las variantes genéticas arcaicas. Este trabajo es el primer estudio de paleo-fertilidad y es susceptible de revelar los procesos evolutivos implicados en algunos casos de infertilidad que encontramos en la actualidad”.


Presencia genética ancestral

Una pregunta recurrente de los paleontólogos desde hace decenios relativa a los primos del hombre moderno hoy desaparecidos, los hombres de Neandertal y de Denísova, es cuál ha sido la naturaleza de las interacciones entre el hombre moderno y las otras especies de Homo ya extintas.
Hace centenares de miles de años, se sucedieron las migraciones humanas desde África hacia otros continentes, lo que condujo a la coexistencia en Eurasia (una zona geográfica o continente que comprende Europa y Asia unidas) del Homo sapiens con otras especies de género Homo ya desaparecidas.
En 2013, se obtuvo la secuenciación del genoma de un neandertal a partir de fragmentos óseos en los que se conservaba ADN o ácido desoxirribonucleico, la proteína compleja que se encuentra en el núcleo de las células y constituye el principal constituyente del material genético de los seres vivos.

La reciente aparición de la paleontogenómica permitió establecer que entre el 1% y el 3% del genoma de los euroasiáticos actuales es producto de una herencia de los neandertales, mientras que del 3% al 6% del genoma de los habitantes de las islas del Pacífico es heredado de otro primo ancestral, los denisovanos.

Los hombres y mujeres que hoy pueblan el planeta han salido de estos numerosos mestizajes fundamentales que han permitido la expansión de las poblaciones humanas gracias a la adquisición de caracteres favorables a las adaptaciones climáticas y medioambientales.

Variaciones genéticas

Sin embargo, una asombrosa particularidad apareció recientemente: las variantes genéticas heredadas de los mestizajes con estas especies desaparecidas no se han dispersado por igual entre los cromosomas.
Esta investigación arroja luz sobre esta particularidad porque ha demostrado que estas variantes genéticas arcaicas están poco presentes en los genes expresados específicamente en el sistema reproductor del hombre actual. De ahí que la cuestión clave planteada en este estudio fuera determinar, en el seno del testículo y del ovario, a qué funciones precisas fueron asignados estos genes empobrecidos en variantes genéticas de los neandertales y denisovanos.

Para responder a esta cuestión, los investigadores compararon los genes presentes en las diferentes tipos celulares del testículo: células de la línea germinal, células de Sertoli, células de Leydig, etc.

Los resultados obtenidos determinan que sólo los genes expresados específicamente en el origen del proceso de mezcla genética (miosis) son muy pobres en alelos ancestrales de origen neandertal o denisovano. Un alelo es una de las formas alternativas que puede tener un mismo gen. Las conclusiones fueron idénticas cuando se estudiaron las células germinales presentes en los ovarios fetales humanos.

Siendo la miosis un proceso único y fundamental de la espermatogénesis y de la ovogénesis, la selección natural ha purgado de nuestro patrimonio genético las variaciones genéticas que habrían podido afectar a su buen desarrollo y perjudicar la perpetuación de nuestra especie, señalan los investigadores.

Fuente: tendencias21.net | 12 de junio de 2017