Así era el rostro del noble egipcio Nebiri, momificado hace 3.500 años

Reconstrucción del rostro de Nebiri, un noble de los tiempos de Tutmosis III. | Fuente: R.D. Loynes et al. / Forensic Science, Medicine and Pathology, 2017

Un equipo internacional de investigadores ha reconstruido el rostro en 3D de un antiguo noble egipcio que vivió durante el reinado de la XVIII Dinastía bajo el gobierno del faraón Tutmosis III (s. XV a.C.).

Esta hazaña fue posible gracias a la aplicación de tomografía computarizada y métodos de medicina forense en los restos momificados del noble. La tecnología contemporánea permitió no solo recrear su rostro, sino también presentar una reconstrucción en 3D de su cerebro. La investigación fue publicada en Forensic Science, Medicine and Pathology.

La investigación tuvo como material de estudio la cabeza con sus órganos internos momificados. El noble fue descubierto en 1904 por el egiptólogo italiano Ernesto Schiaparelli en la necrópolis del Valle de los Reyes en Lúxor. La inscripción hallada en su tumba señala que el hombre se llamaba Nebiri y era el jefe de los establos. Dos años antes, investigadores de las universidades de Turín, Munich y Nueva York descubrieron que Nebiri murió a los 46-60 años de edad como consecuencia de una aguda descomposición crónica del corazón. La tomografía espiral multicorte (TEM) reveló que el hombre también padecía de una periodontitis severa con presencia de abscesos. Otra investigación descubrió también que Nebiri padecía de una arteriosclerosis moderada.

Cabeza momificada de Nebiri. | Fuente: R.D. Loynes et al. / Forensic Science, Medicine and Pathology, 2017.


La cabeza de Nebiri se conservó muy bien gracias a una meticulosa momificación: tiras de lino trabajadas con una mezcla de sebo y aceites vegetales, aromatizadas con bálsamos y resinas de árboles coníferos.

Ahora, gracias a la tomografía computarizada y métodos contemporáneos de reconstrucción de la medicina forense, en particular, la llamada “autopsia virtual”, los investigadores pudieron reconstruir el rostro el noble egipcio. De acuerdo a su informe, Nebiri fue un hombre de nariz prominente, quijada ancha, cejas rectas y labios angostos. Los investigadores también pudieron obtener una imagen 3D de la superficie del cerebro, el cual, de acuerdo con Raffaella Bianucci, antropóloga del equipo, carecía de anormalidades anatómicas.

La investigación tuvo como material de estudio la cabeza con los órganos internos momificados. | Fuente: AFP/Referencial

La tomografía computarizada demostró que las vendas fueron colocadas de manera muy cuidadosa sobre la nariz, orejas, ojos y boca, lo cual creó una protección segura contra los insectos y la humedad del ambiente. Este cuidado también ha sido el elemento principal que permitió preservar los detalles anatómicos del rostro y cuello.

Usualmente, los cuerpos momificados hallados en el Antiguo Egipto presentan señales de trepanación craneana para extraer su cerebro con el objetivo de prevenir la descomposición de este órgano. Sin embargo, el cerebro de Nebiri estaba en su lugar. La TEM reveló la presencia de unos pequeños orificios en el hueso etmoidal que separa la cavidad nasal y la craneal. Los investigadores asumen que estos orificios se realizaron con el propósito de introducir material de relleno, en este caso, las mismas vendas arriba descritas.

Fuente: rpp.pe | 24 de junio de 2017

Arqueólogos descubren los impresionantes jeroglíficos monumentales egipcios más antiguos de hace 5.200 años

El panel de signos retrata un toro, dos cigüeñas y un pájaro ibis. Yale News.

Una expedición conjunta, de la Universidad de Yale y de los Museos Reales de Arte e Historia de Bruselas, que explora la antigua ciudad egipcia de El Kab acaba de hacer público el descubrimiento de inscripciones previamente desconocidas.

Junto a ellas se encuentran los jeroglíficos monumentales más antiguos descubiertos hasta el momento, que los arqueólogos estiman en 5.200 años de antigüedad.

Según el egiptólogo John Coleman Darnell (izquierda), del Departamento de Lenguas y Civilizaciones del Cercano Oriente de Yale, que codirige el proyecto, estas nuevas inscripciones no han sido registradas anteriormente por ninguna otra expedición, y tienen una gran importancia para la historia de los antiguos sistemas de escritura egipcios.

Los hallazgos se realizaron en las paredes de roca de El-Khawy, y muestran algunos de los signos más grandes y antiguos de una etapa en que la escritura jeroglífica todavía estaba formándose. La importancia del hallazgo reside en que puede ayudar a entender como los egipcios inventaron su sistema de escritura.

Además de las inscripciones se encontró también un panel de cuatro signos datados en torno al 3250 a.C., escritos de derecha a izquierda, la dirección dominante en los textos egipcios posteriores. Aquí aparecen imágenes de animales, una cabeza de toro, dos cigüeñas y un pájaro ibis.


La disposición de los símbolos es similar a la de las representaciones posteriores del ciclo solar y, según Darnell, podrían expresar el concepto de autoridad real sobre el cosmos ordenado. Pero lo sorprendente es la escala masiva a que están realizados. Cada uno de los símbolos mide más de medio metro de altura, y el panel completo alcanza los 70 centímetros.

Darnell dice que el equipo estaba “absolutamente estupefacto” por el hallazgo debido no solo al inmenso tamaño de los paneles individuales, sino también de los elementos individuales.

Excavación arqueológica en Elkab (Egipto). Universidad de Yale

Para los investigadores el hallazgo es una evidencia de que la escritura jeroglífica estaba más geográficamente extendida de lo que se pensaba hasta ahora, y de que su desarrollo no se produjo solo en el ámbito burocrático.

El egiptólogo John Darnell examina los jeroglíficos desde lo alto de un andamio. Crédito: Universidad de Yale

Utilizando una nueva técnica de registro -pionera en Yale-, Darnell y Alberto Urcia (derecha), un arqueólogo e investigador asociado al Departamento de Lenguas y Civilizaciones de Oriente Próximo, crearon una serie de imágenes en 3D de inscripciones procedentes de fotografías tomadas sobre el terreno.

“Esta nueva tecnología hace posible registrar sitios a un nivel de precisión y detalle que era absolutamente imposible antes”, comenta Darnell, y agrega: “También significa que podemos registrar el sitio como un lugar o una ubicación, y no sólo como una serie de inscripciones”.


El lugar donde aparecieron se encuentra en el desierto de El Kab, nombre actual de la antigua ciudad egipcia de Nejab (la griega Ilitiáspolis), cercanos a una vía de comunicación con la ciudad de Hierakonpolis. No es la primera vez que se encuentran inscripciones en la roca, normalmente ubicadas en los caminos que discurrían paralelos al Nilo o que se dirigían al desierto, generalmente en encrucijadas donde los viajeros se solían detener a descansar.

Fuente: Universidad de Yale / Elkab Desert Survey Project / La Brújula Verde

Atapuerca: La Sima de los Huesos a debate

Uno de los estrechos pasadizos entre la entrada a la Cueva Mayor y la sima de 14 metros de profundidad, donde se encuentra el yacimiento de la Sima de los Huesos. Foto: Javier Trueba.

Hace pocas semanas, una amable lectora comentaba sobre las posibles similitudes entre la cámara de Dinaledi de la cueva de Rising Star, en Sudáfrica y la Sima de los Huesos de la sierra de Atapuerca. En Dinaledi se han obtenido 1.550 restos de la especie Homo naledi, recientemente datados entre 350.000 y 220.000 años. La cronología ha resultado muy sorprendente, dadas las características morfológicas de esta especie. Todos asumíamos que la antigüedad estaría en torno a los dos millones de años, debido a las similitudes de Homo naledi con Homo habilis y los australopitecinos. Lee Berger, líder de las investigaciones en Rising Star, ha hipotetizado una acumulación intencionada de cadáveres en la cámara Dinaledi, apostaría que inspirado en una de las sugerencias propuesta para explicar la acumulación de cadáveres en el yacimiento de la Sima de los Huesos de la sierra de Atapuerca.


Los humanos de la Sima de los Huesos vivieron hace unos 400.000 años en la sierra de Atapuerca. Esta cronología ha sido aceptada de manera unánime, entre otras razones porque cuadra perfectamente con la antigüedad de las especies fósiles halladas en la cavidad. La presencia de un bifaz de cuarcita roja en la Sima de los Huesos también encaja en esa fecha. Hace 400.000 años la tecnología achelense estaba en pleno auge en Europa. El tamaño del cerebro de los homininos de la Sima de los Huesos estaba ya próximo al nuestro, con un promedio de unos 1.200 centímetros cúbicos (c.c.), y un rango de entre 1.050 y 1.400 c.c. La presencia de un número significativo de caracteres compartidos con los neandertales certifica que los homininos de la Sima de los Huesos pueden ser incluidos en el clado Neandertal. En otras palabras, aquellos humanos del Pleistoceno Medio comparten un origen común con los neandertales y tal vez con otros grupos afines (Denisovanos, por ejemplo). Recordemos que los neandertales enterraban a sus muertos.

Como siempre explica mi colega Juan Luis Arsuaga la causa de una acumulación tan excepcional en la Sima de los Huesos requiere una explicación también excepcional. La información para responder a esa pregunta se encuentra tanto en las características del propio yacimiento como en los restos fósiles obtenidos. Las evidencias que se observan en la colección de fósiles humanos conducen a la conclusión de que la acumulación de cadáveres sucedió por algún suceso de tipo catastrófico. La edad de muerte de los individuos oscila entre los diez y los 35-45 años, aunque aproximadamente el 65% de los cadáveres pertenecieron a adolescentes y adultos jóvenes de entre diez y veinte años; es decir, en la Sima de los Huesos aparecen los individuos que se encontraban en plena capacidad reproductora (mortalidad de tipo catastrófico). En un modelo de mortalidad de tipo atricional nos encontraríamos con muchos individuos infantiles y seniles. Sabiendo, además, que se trata de humanos pertenecientes a la misma población biológica, cabe imaginar que su fallecimiento pudo suceder en un lapso de tiempo muy corto. Las claras evidencias de agresión en los cráneos de algunos de ellos permiten plantear la hipótesis de muerte con violencia.

Por otro lado, en la Sima de los Huesos se acumularon cadáveres y no simplemente huesos. De no haber sido por la remoción realizada durante años por quienes destrozaron parte del yacimiento de manera inconsciente y por los eventos geológicos que debieron de suceder en el yacimiento a lo largo de 400.000 años, se podrían haber obtenido los 28 esqueletos casi completos. Se observan algunas mordeduras en los huesos, atribuidas a osos de las cavernas. Puesto que los osos no cazan humanos, las mordeduras pudieron deberse a razones circunstanciales, difíciles de probar.
No se ha encontrado por el momento ninguna entrada próxima a la Sima de los Huesos. El único acceso posible para llegar hasta ese lugar se encuentra a unos 800 metros de distancia, siguiendo un tortuoso camino por las galerías del interior de la Cueva Mayor. Casi se puede asegurar que algún punto de ese camino estuvo cegado hace 400.000 años, en particular el que conecta la llamada Galería del Silo con la Sala de los Cíclopes por un estrecho pasadizo (ver figura). Es por ello que el acceso a la Sima de los Huesos tuvo que realizarse por alguna entrada próxima, hoy en día desaparecida.

La acumulación de cadáveres debida a un evento geológico o natural (derrumbe, riada, etc.) queda descartada, precisamente por la distribución de edades de muerte. De haberse dado esa circunstancia se habrían encontrado individuos de todas las edades. Tampoco existen evidencias geológicas en el yacimiento para proponer esa hipótesis. El agente acumulador no fue una especie depredadora, como Panthera leo, porque se habrían encontrado centenares de dentelladas en los huesos y, muy posiblemente, habrían quedado pocos restos fósiles reconocibles. La caída accidental repetida de seres humanos por una sima abierta en el carst de la sierra tampoco parece una hipótesis razonable. Se conoce un yacimiento en la sierra de Atapuerca de la misma cronología que la Sima de los Huesos, en el que se ha observado una trampa natural. Por ella cayeron algunas docenas de animales, sobre todos caballos y ciervos, y fueron precisamente los humanos los que accedieron a ese lugar para aprovechar la carne de los cadáveres. Mi impresión, por tanto, es que los humanos de aquella época eran demasiado inteligentes como para caerse de manera repetitiva por la cavidad abierta del techo de alguna cueva. Recordemos de nuevo que las edades de muerte apuntan a un evento catastrófico colectivo y no individual.

Así llegamos a la hipótesis de la acumulación intencionada de cadáveres por otros humanos. Y remarco que se trata solo de una hipótesis. Las certezas no existen en la Ciencia. No me canso de repetirlo. Aunque todas las evidencias señalen en la misma dirección y no se hayan encontrado por el momento pruebas en contra de la acumulación intencionada, no quiere decir que se haya llegado a la respuesta definitiva. Quizá algún día la hipótesis de la acumulación intencionada se descarte por algún tipo de evidencia, o tal vez no. Es cuestión de seguir investigando.

Fuente: quo.es | 22 de junio de 2017

Espectacular hallazgo arqueológico de hace 14.000 años en el Molí del Salt, en Vimbodí i Poblet (Tarragona)

Excavación en el Molí del Salt esta primavera - IPHES

Cerca de 4.000 herramientas de piedra y restos de fauna, así como tres nuevas piezas de arte mueble, de una cronología comprendida entre los 14.000 y 15.000 años, es el balance de la campaña de excavación realizada esta primavera en el Molí del Salt (Vimbodí i Poblet, Tarragona), bajo la codirección de Manuel Vaquero y Susana Alonso, investigador y colaboradora del IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) respectivamente.

Para entender el valor de las nuevas piezas de arte mueble que se han recuperado este año, hay que tener en cuenta que la estratigrafía, o secuencia de niveles arqueológicos, del Molí del Salt se divide en dos conjuntos principales: el A y el B. La campaña de 2017 se ha centrado en la excavación de la parte superior del conjunto B, de una cronología comprendida entre los 14.000 y los 15.000 años antes del presente. Desde el punto de vista cultural corresponde al Paleolítico superior y, más concretamente, al período que se conoce como Magdaleniense superior.

“Es importante haber encontrado piezas de arte mueble en el conjunto B, ya que confirma –apunta Manuel Vaquero (izquierda)- que las evidencias de esta expresión artística se distribuyen por toda la secuencia estratigráfica. Hasta ahora, la mayoría de las piezas se habían hallado en el conjunto A, con una cronología de entre los 13.000 y los 14.000 años antes del presente. El hecho de que en las últimas campañas se hayan identificado evidencias de arte en el conjunto B indica que la realización de representaciones artísticas tuvo lugar a lo largo de toda la ocupación del Molí del Salt. Esto es muy importante, ya que nos permitirá conocer la evolución del estilo y las técnicas artísticas durante un período de 2.000 años, entre los 13.000 y los 15.000 años antes del presente”.

Las tres nuevas piezas se añaden a las que se han obtenido en el Molí del Salt desde que se iniciaron los trabajos arqueológicos en 1999, constituyendo ya una colección de 22 piezas. “Esto confirma que este yacimiento es un referente para el estudio del arte mueble paleolítico, no sólo en Catalunya, sino también en el conjunto de la península ibèrica”, remarca Manuel Vaquero.
Hay que recordar que las evidencias de arte paleolítico siempre habían sido muy escasas en Catalunya, cosa que representaba una clara anomalía en relación al resto de la península. Las piezas de arte mueble son tres placas de esquisto con grabados. “Ahora las tendremos que someter a un trabajo de limpieza muy laborioso, razón por la cual la descripción de los motivos representados es aún muy preliminar. No obstante, se han podido identificar ya algunas representaciones de animales”, comenta Susana Alonso (derecha).

Como es habitual en los yacimientos de esta cronología que se encuentran en la vertiente mediterránea peninsular, la mayoría de los restos de fauna corresponden a conejos. No obstante, hay también fósiles de animales más grandes, como ciervos, cabras y jabalíes. De los restos recuperados esta campaña hay que destacar un fragmento de asta de ciervo muy bien conservada. Todos presentan evidencias claras (marcas de corte, fracturas...) que indican que los animales fueron cazados y consumidos por los humanos.

Fragmento de asta de ciervo muy bien conservado hallado durante esta campaña - IPHES
En cuanto a las herramientas de piedra, casi todas son de sílex, material bastante abundante en el entorno del yacimiento. Se encuentra todo el abanico de herramientas típicas de un campamento de cazadores, tanto domésticas utilizadas en diferentes actividades – trabajo de las pieles, procesamiento de los recursos animales y vegetales – como puntas de proyectil para la caza.

Puntas de proyectil de silex encontradas en el Molí de Salt.

En la excavación de esta primavera han participado 10 personas, distribuidas de la siguiente manera: dos eran personal IPHES, seis estudiantes del Máster Erasmus Mundus de Arqueología del Cuaternario y Evolución Humana de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona (URV), uno del mismo máster pero de la Universidad de Ferrara, y un estudiante de grado de la Universidad Complutense.

Para la realización de los trabajos se ha contado con la aportación económica del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya y del Ajuntament de Vimbodí i Poblet. Es una excavación que se efectúa en el marco del proyecto de investigación “Evolución paleoambiental y poblamiento prehistórico en las cuencas de los ríos Francolí, Gaià, Siurana y rieras del Camp de Tarragona”.

Fuente: IPHES.com | 22 de junio de 2017

Descubren una magnífica estatua romana de mármol en Toledo

Foto: La pieza ha aparecido durante los trabajos de rehabilitación de un edificio – FOTOS: ANA PÉREZ HERRERA.

Una estatua romana de mármol, de un metro de longitud aproximadamente, ha aparecido en las obras que se están acometiendo en un edificio del Casco Histórico de Toledo, bajo la calle de Navarro Ledesma, en el que también se localizó, el pasado mes de febrero, una galería subterránea de 30 metros de longitud por cuatro de ancho, que formó parte de un gran edificio civil fundacional del Toledo romano, hace 2.000 años.

El Consorcio de la ciudad de Toledo ha informado del hallazgo de la estatua de mármol en las obras que se realizan en la plaza Amador de los Ríos, bajo la calle Navarro Ledesma.


La estatua representa a un personaje masculino, desnudo, del que han aparecido, por el momento, el torso y parte de las extremidades, que revelan «una buena factura técnica», según el Consorcio.
La pieza ha aparecido durante los trabajos de rehabilitación de un edificio, donde también se localizó una galería subterránea (criptopórtico) de unos treinta metros de longitud.


El hallazgo de la nueva estatua contribuye a añadir una pieza más al complejo puzzle del Toletum romano, en cuyo análisis y configuración historiográfica trabaja el Consorcio de la Ciudad de Toledo desde su creación, hace más de quince años. Y aunque la mayor parte de sus conclusiones, trasladadas a una completa planimetría de la ciudad romana, tienen que ver con estructuras y materiales arqueológicos, especialmente los relacionados con infraestructuras hidráulicas, también sería posible destacar la aparición de otros restos estatuarios en el pasado, como el personaje togado descubierto en 2008 en unas obras de la calle de la Plata que el Consorcio subvencionaba.




Fuente: ABC, 21 de junio de 2017

El equipo de Atapuerca retoma la teoría del 'Homo Antecessor' como antepasado común

El equipo de investigación de Atapuerca ha retomado la teoría de que el Homo antecessor, especie que hasta ahora solo se ha encontrado en esta sierra burgalesa, donde vivió hace unos 900.000 años, pudo ser el antepasado común entre los neandertales y los hombres modernos.

Uno de los tres directores de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro, ha recordado esta mañana, durante la presentación de la nueva campaña de excavaciones, que elaboraron esta teoría en 1997 pero que la habían marginado parcialmente por la opinión de otros científicos.
La combinación de esta teoría con la de la "evolución del cráneo en mosaico" ha inducido al equipo a retomar el punto de vista que ya argumentaron en 1997 dentro de un artículo publicado en la revista Science, y que en breve motivará otro en una publicación especializada.

Otro de los directores, Juan Luis Arsuaga, ha destacado el reconocimiento que supone que su teoría de la "evolución del cráneo en mosaico" haya sido tomada como referencia para la publicación de otro artículo en la revista científica Nature, elaborado por un equipo que sitúa en Marruecos los restos de los Homo Sapiens más antiguos.

Foto: Los codirectores de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro, Juan Luis Arsuaga y Eudald Carbonell dando detalles a la prensa sobre los inicios de la campaña de excavaciones de este año.

Arsuaga ha precisado que esa teoría, que los directores de Atapuerca publicaron en Science en 2015, sostiene que el cráneo de los homínidos no evolucionó de forma homogénea, sino por partes, de manera que primero lo hizo la cara y después el resto del cráneo, que seguía siendo arcaico.
El restante director de Atapuerca, Eudald Carbonell, ha explicado que se tardará varios años, probablemente quince o veinte en confirmar plenamente esa teoría con estudios científicos, aunque en este momento, ha sostenido, parece acertada.
Una de las claves radica precisamente en el Homo Antecessor, que tenía una maxilar moderno pero un cráneo antiguo.

Bermúdez de Castro ha explicado que es muy probable que los estudios se puedan completar en unos años, cuando se llegue a excavar en extensión el nivel TD-6 de Gran Dolina, donde aparecieron los primeros restos del Homo Antecessor y los directores de Atapuerca creen que habrá muchos más que permitirán definir mejor la especie. EFE

Fuente: la vanguardia.com | 20 de junio de 2017