El menor tamaño del cerebelo de los neandertales, respecto del Homo sapiens, pudo contribuir a su extinción
Comparación de la morfología de los cerebros de los neandertales (NT), los humanos modernos (MH) y los primeros H. sapiens (EH). Crédito: T. Kochiyama et al. Scientific ReportsLa desaparición de los neandertales hace unos 40.000 años sigue siendo uno de los grandes misterios de la paleontología. Ahora, un estudio internacional concluye que las diferencias anatómicas entre el cerebro de estos hombres y de los primeros Homo sapiens podrían haber contribuido a su extinción.
Los neandertales vivieron en Europa desde hace al menos 200.000 años. Estos homínidos, con avanzadas capacidades organizativas, simbólicas e intelectuales, formaban sociedades complejas, rendían culto a los muertos, cuidaban de sus enfermos, fabricaban medicamentos naturales y hasta creaban arte abstracto. Físicamente muy robustos, fueron capaces de sobrevivir a épocas tan duras como la edad de hielo pero su extinción coincidió con la llegada de una nueva especie procedente de África, el Homo sapiens.
Un estudio publicado en Scientific Reports, liderado por científicos japoneses y en el que ha participado el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), Markus Bastir (izquierda) y la boliviana Marcia Ponce de León (derecha), del Instituto Antropológico de la Universidad de Zúrich (Suiza), propone que la forma del cerebro de los neandertales pudo influir en su desaparición como especie.
Comparación de cráneos
A partir de fósiles de neandertales y de Homo sapiens del Pleistoceno, los autores del estudio recrearon virtualmente los cráneos de ambas especies.
Paralelamente, usaron los datos de 1.185 resonancias magnéticas de voluntarios para modelar "un cerebro promedio del humano actual", explica Ponce de León en declaraciones a Efe. Con todos estos elementos, los investigadores emplearon la técnica morphing, que, en este caso, permitió reconstruir en tres dimensiones la forma probable del cerebro de un fósil a partir de datos de humanos actuales, "una técnica compleja y laboriosa pero bastante fiable", afirma la científica boliviana.
Así, el cerebro virtual actual obtenido con las resonancias fue adaptado a las cavidades craneanas de los Homo neanderthalensis y los Homo sapiens primitivos, "lo que permitió visualizar su morfología y analizar las diferencias entre ambas especies".
“Estas reconstrucciones, basadas en una muestra de comparación de cerebros muy grande, nos ha permitido hacer un análisis más detallado que no se limita a la capacidad craneal de cada especie”, explica el investigador Markus Bastir. “Hemos comprobado que los neandertales no tenían mayor capacidad craneal que los primeros Homo sapiens, pero que el cerebelo del Homo sapiens era mayor y la región occipital algo menor”, añade.
Cerebro reconstruido de Neanderthal. (a) Promedio de la población. (b) sujeto humano moderno representativo. (c) Los cerebros reconstruidos con las etiquetas neuroanatómicas.
El cerebelo tiene gran cantidad de haces nerviosos que lo conectan con otras estructuras del encéfalo. Es la parte del cerebro que se encarga de enviar las órdenes que la corteza cerebral manda al aparato locomotor. Está además relacionado con procesos cognitivos. Por su parte, el lóbulo occipital se encarga de procesar las imágenes que recibimos.
Tras conocer cómo eran las reconstrucciones de los cerebros de ambas especies, el equipo estudió sus posibles implicaciones funcionales: la relación del cerebelo con la atención, la flexibilidad cognitiva, el funcionamiento de la memoria y cómo procesamos el lenguaje.
El equipo pudo comprobar que estas funciones están directamente relacionadas con el tamaño del cerebelo. “Dado que los hemisferios del cerebelo están estructurados como una matriz de neuronas, cabe suponer que tener un cerebelo mayor nos proporciona más capacidad para procesar la información que recibimos”, aclara Bastir, que trabaja en el Grupo de Paleoantropología del MNCN.
Una pareja de mujer neandertal y hombre Homo sapiens. / José Antonio Peñas (SINC)
El misterio de la desaparición de los neandertales
Los neandertales tenían una gran capacidad craneal, formaban sociedades complejas, rendían culto a sus muertos y cuidaban de los enfermos. Fueron capaces de crear arte abstracto y sobrevivir a etapas tan duras como la edad del hielo. Sin embargo, desaparecieron del planeta.
Se sabe que esta especie vivió en Europa hace, como mínimo, 200.000 años y que despareció hace entre 40.000 y 30.000, poco después de la llegada de Homo sapiens al continente. El motivo de su desaparición sigue siendo una incógnita que paleoantropólogos de todo el mundo continúan investigando.
“Nos preguntamos qué pistas podría darnos la forma y tamaño del cerebro para aclarar esta cuestión y decidimos comparar la estructura cerebral de ambas especies”, concluye Bastir.
Fuentes: rtve.es | SINC | 26 de abril de 2018
Arqueólogos suecos revelan una BRUTAL masacre del siglo V en Sandby borg
Los restos de una de las víctimas encontradas en la isla de Öland (Kalmar County Museum)El ataque sorpresa fue brutal y duró pocos minutos. La aldea estaba dormida. Desde el interior de la muralla alguien —un traidor, tal vez, con deseos de venganza— abrió la puerta para permitir el ingreso del centenar de atacantes. La acción fue tan rápida que algunos habitantes fueron sorprendidos mientras comían. En una de las casas aún quedaban los restos de una sardina que alguien nunca tuvo el tiempo de terminar.
La brutal masacre ocurrió hace mil quinientos años en el fuerte circular de Sandby borg, en la isla sueca de Öland, en el Mar Báltico. Hoy, quince siglos después y gracias al hallazgo en el lugar de unos esqueletos, es posible reconstruirlo casi en el mínimo detalle.
Vista aérea de Sandby borg. En la isla de Öland hay al menos 15 ciudades fortificadas similares a ésta (Daniel Lindskog).
Una reconstrucción de Sandy Borg (Kalmar County Museum)
Todo comenzó en 2010, cuando un grupo de arqueólogos encontraron los huesos de dos pies fuera del portón de acceso a la fortaleza. A los científicos les pareció insólito que un hombre hubiese sido sepultado afuera de la muralla del pueblo, que contaba entonces con unos 200 habitantes.
Pero cuando escavaron el resto del esqueleto, los arqueólogos descubrieron que el individuo había sido asesinado. A su lado, encontraron los restos de otro, con claros signos de violencia. Era sólo el comienzo del hallazgo: alrededor —en las que habían sido las calles y las casas de los habitantes de esa aldea— había muchos más. Todos mostraban los signos de heridas mortales de espadas, hachas y mazos.
"Es un momento que quedó congelado", explicó Helena Victor (izquierda), la arqueóloga jefa de las excavaciones, al diario New York Times. "Los cuerpos fueron dejados donde habían sido asesinados. Nadie los sepultó o los movió".
Tras el ataque, el fuerte fue abandonado y no volvió a ser habitado en los siglos posteriores.
"Fue una masacre", agregó la arqueóloga Clara Alfsdotter. "Básicamente fueron de puerta en puerta matándolos a todos, desde los niños hasta los ancianos".
Según la investigadora, varias personas compararon la masacre al "Casamiento rojo" del episodio "Las lluvias de Castamere" de "Games of Thrones". Entre los restos encontrados, había un adolescente decapitado y los huesos de un bebé de dos meses, contó Alfsdotter.
La arqueóloga Clara Alfsdotter inspecciona los restos de uno de los esqueletos (Daniel Lindskog)
Los científicos identificaron a 26 víctimas del suceso. Pero creen que hay muchos más: cientos, probablemente. Hasta ahora, excavaron menos del 10 por ciento del sitio. Aún quedan para explorar la mayoría de las 53 casas del fuerte.
Los resultados de la excavación fueron publicados el miércoles en la revista Antiquity.
La mayoría de los esqueletos mostró que los habitantes habían sido atacados por la espalda o por un lado. Las victimas, además, no tenían heridas en las manos, lo cual indicaría que, más que una batalla, se trató de una ejecución.
El hallazgo, además, proporcionó nuevos datos sobre la vida de esas poblaciones.
Un hombre, que los investigadores creen que fue el líder de la comunidad o un líder religioso, fue encontrado con la boca llena de dientes de oveja.
"Creemos que quisieron humillarlo hasta más allá de la muerte", dijo Victor. Según la investigadora, los atacantes quisieron asegurarse que nadie pudiera insertar monedas en la boca del difundo y permitirle así pagar el viaje al otro mundo.
Sin embargo, aún quedan tres misterios para resolver.
El primero: qué pasó con las mujeres, ya que los restos encontrados hasta ahora son todos de hombres. Los científicos piensan que podrían encontrar sus restos más adelante o que fueron raptadas por los agresores.
Por las defensas costeras del pueblo, que lo hacían difícilmente atacable desde el mar, los arqueólogos tienden a excluir que los atacantes fueran piratas o un grupo rival llegado desde el océano.
Los más probable, creen, es que la masacre ocurrió por mano de habitantes de otro pueblo rival de la isla.
En cuanto a los motivos, los autores del estudio descartan que el ataque haya sido por dinero —en el lugar se encontraron joyas valiosas y monedas romanas— o por poder.
Una moneda romana encontrada en el lugar (Max Jahrehorn Oxides).
Según los investigadores, la presencia de oro romano en el sitio indicaría que la masacre ocurrió después de la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 después de Cristo. En ese contexto, Escandinavia no quedó exenta de las turbulencias causadas por ese evento.
"Creo que la razón fue mostrarle a otras personas qué pasaría si se metían con ese grupo", dijo Ludvig Papmehl-Dufay (izquierda), otro de los arqueólogos autores de la investigación. "Fue más como un ataque terrorista, el uso de una masacre como arma política".
La última hipótesis es la de una venganza. Los habitantes de Sandby borg construyeron el pueblo sobre un antiguo cementerio. Es posible que los atacantes estuvieran enojados por su destrucción y, en represalia, destruyeron la fortaleza.
Fuente: infobaae.com | National Geographic | 26 de abril de 2018
Los pobladores neolíticos de Cataluña ya usaban hongos para hacer fuego
Ejemplar de 'Ganoderma adspersum' con señales de carbonización. / Equipo Draga.Una investigación en la que ha participado la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) ha desvelado que las comunidades neolíticas del poblado de La Draga (Banyoles, Girona) usaban hongos como yesca para encender o transportar el fuego hace 7.300 años. El descubrimiento es fruto de las diversas intervenciones arqueológicas, que han permitido también poner al descubierto una singular colección de estos organismos, única en la prehistoria europea. El estudio se ha publicado en la revista PLOS ONE.
Según explica Raquel Piqué (izquierda), investigadora de Prehistoria de la UAB y una de las autoras, "aunque el uso del fuego está bien documentado en La Draga, hasta ahora no habíamos encontrado ningún indicio sobre los materiales que utilizaban para encenderlo o transportarlo. Los datos apuntan a que la mayoría de los hongos recuperados en el yacimiento fueron seleccionados, trasladados de los bosques de los alrededores del poblado, secados y almacenados para ser utilizados como yesca".
Además, añade, "dos de los ejemplares que hemos analizado presentan muestras evidentes de haber sido manipulados con esta finalidad, lo que avala nuestra hipótesis".
Las condiciones excepcionales de este yacimiento para la conservación de restos arqueológicos, que permanecen sumergidos en el nivel freático, han permitido a los investigadores recuperar hasta 86 restos de hongos –algunos completos– y realizar el estudio taxonómico, identificando la presencia de seis especies: Skeletocutis nivea, Coriolopsis gallica, Daedalea quercina, Daldinia concentrica, Ganoderma adspersum y Lenzites warnieri.
“Es un hecho excepcional que se hayan podido recuperar estos hongos, dado que su conservación como material arqueológico es muy difícil, al ser muy sensibles a la descomposición”, destaca Antoni Palomo (derecha), investigador del Museo de Arqueología de Cataluña y de la UAB y coautor del trabajo.
La mayoría de los ejemplares recuperados son políporos, pudiendo crecer sobre los troncos de árboles muertos o parasitar árboles vivos. Son especies no comestibles, que, sin embargo, han sido tradicionalmente utilizadas para encender fuego, por lo que se las conoce también como hongos yesqueros.
Altamente inflamables
Su estructura leñosa les hace altamente inflamables y, por tanto, ideales para iniciar y transportar el fuego. Entre las especies utilizadas para este fin, se encuentran Daedalea quercina, diversas especies de Ganoderma, Coriolopsis gallica y Daldinia concentrica, todas ellas documentadas en La Draga. El hongo yesquero se utilizaba para prender las chispas que se desprendían de golpear una roca silícea contra un mineral rico en sulfuro férrico, como la pirita o la marcasita.
Hongo 'Ganoderma adspersum' con evidencias de manipulación
El hallazgo hace de La Draga un caso excepcional para el estudio del uso de hongos en la prehistoria, aseguran los científicos. Es uno de los yacimientos donde mayor cantidad y diversidad de especies se han recuperado hasta ahora.
Hasta el momento, los escasos hallazgos arqueológicos de hongos se restringían a yacimientos del norte y centro de Europa, aunque sólo en contadas ocasiones se había podido demostrar su uso tecnológico. Destacan los del yacimiento mesolítico de Starr Carr (Reino Unido), también interpretados como resultado de su transporte intencionado para ser usados como hongos yesqueros. Otro ejemplo notable, pero de cronología más reciente son los restos que transportaba Ötzi entre su equipo, la momia humana natural más antigua de Europa, hallada en los Alpes.
Vista general de la excavación del sector B de La Draga, donde han aparecido los hongos yesqueros. / Equipo Draga.
La importancia del yacimiento gerundense de La Draga
Los restos de hongos estudiados ahora forman parte del conjunto de hallazgos recuperados en el poblado neolítico de La Draga, situado en la orilla oriental del lago de Banyoles, en Girona. La importancia de este yacimiento prehistórico radica en que fue uno de los primeros lugares donde las sociedades campesinas neolíticas se establecieron en el noreste de la península Ibérica transformando el espacio que les rodeaba para desarrollar prácticas agrícolas y ganaderas para su subsistencia.El rasgo más singular del yacimiento es la conservación de elementos elaborados en madera y otras materias orgánicas, hecho excepcional para cronologías tan antiguas que posibilita un acercamiento diferente y más completo a la comprensión de las primeras sociedades campesinas del Mediterráneo occidental.
La Draga se descubrió en 1990 y desde entonces se han sucedido las campañas de excavación bajo la coordinación del Museo Arqueológico de Banyoles y la participación de la Universidad Autónoma de Barcelona, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IMF, Barcelona) y el Museo de Arqueología de Cataluña.
Las excavaciones de La Draga han sido financiadas por un proyecto del Departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña, mientras que la investigación ha recibido apoyo del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad mediante un proyecto coordinado entre el CSIC y la UAB, así como de Recercaixa.
Fuente: SINC| 25 de abril de 2018
¿Qué podemos saber de las capacidades cognitivas de Homo erectus?
Reproducción del cráneo de Mojokerto. Fuente: Smithsonian.En alguna ocasión me han preguntado sobre la posibilidad de que los neandertales o quizá algún otro ancestro de la genealogía humana tuvieran suficientes capacidades (habilidades) cognitivas como para lograr cotas de conocimiento similares a las nuestras. En otras palabras, caso de haber vivido en el siglo XXI, ¿podría un neandertal estudiar en la universidad y llegar a ser médico, ingeniero…, por ejemplo? Sobre este tema he charlado en alguna ocasión con algún colega en plan distendido y no siempre hemos llegado a un acuerdo. Estamos en el resbaladizo terreno de la especulación. Los habitantes del Pleistoceno tendrían que viajar al futuro y nacer en el siglo XXI para comprobar nuestras ideas. Todo muy sugerente, aunque esa posibilidad cae en el ámbito de la ciencia ficción. Sin embargo, ¿podemos intentar conocer las posibilidades cognitivas de algún ancestro lejano? ¿es posible aproximarnos a este debate desde un punto de vista estrictamente científico? Vamos a verlo.
El llamado niño de Mojokerto consiste en una calvaria (zona del cráneo que protege el cerebro), recuperada en 1936 en la isla de Java (Indonesia) por el equipo que dirigía el paleontólogo y geólogo alemán Gustav Heinrich Ralph von Koenigswald. Este investigador utilizó inicialmente la denominación Pithecanthropus modjokertensis para este cráneo. Pero ya sabemos que desde 1950 todos los fósiles de Pleistoceno de Java terminaron por ser incluídos en la especie Homo erectus.
Por otro lado, La cronología de este fósil siempre ha sido muy controvertida. Durante muchos años se consideró que podría tener un millón de años de antigüedad, que era la máxima edad geológica admitida para los humanos fuera de África. Los expertos Carl Swisher y Garniss Curtis lanzaron hace algunos años las campanas al vuelo con su nueva datación del cráneo de Mojokerto. Sus resultados apuntaban a una fecha de 1,81 millones de años, que rompía con toda lógica. Su trabajo fue publicado por la revista Science en el inicio de la década de 1990 y causó una pequeña revolución en aquellos años. Cuando se dataron los restos fósiles del yacimiento de Dmanisi, en la República de Georgia (1,8 millones de años) todo el mundo quedó convencido de que los primeros homininos en salir de África lo hicieron hace unos dos millones de años. La fecha de Swisher y Curtis sonó entonces más convincente. No obstante, nuevos estudios más recientes han fijado la cronología del fósil de Mojokerto en un máximo de 1,5 millones de años.
El debate sobre este fósil no solo se limitó a la cronología, sino que se centró también en la edad de muerte del niño/a al que perteneció. Los expertos tampoco se pusieron de acuerdo. Tal era la controversia, que se han llegado a sugerir edades de muerte para este niño/a tan dispares como seis meses y nada menos seis años. Con unas discrepancias tan enormes es imposible obtener conclusiones sobre aspectos tan interesantes como el desarrollo cerebral en Homo erectus. Pero la ciencia avanza. Las investigaciones con técnicas más sofisticadas, como la tomografía computarizada, han permitido visualizar las posibles fontanelas del cráneo y la sutura metópica, que en los niños más pequeños separa el hueso frontal en dos mitades simétricas hasta los 15 meses, aproximadamente. En algunos casos, la sutura no se cierra (metopismo). En el caso del cráneo de Mojokerto, la sutura metópica ya estaba cerrada, pero la fontanela anterior todavía no se había cerrado. Así que todo apunta hacia una edad temprana para este niño/a de Homo erectus. Quizá falleció cuando tenía algo más de un año de vida.
Los científicos Zachary Cofran, de la universidad de Astana (Kazajistán) y Jeremy DeSilva (Universidad de Boston), han colaborado en un estudio sobre la posible tasa de velocidad de crecimiento del cerebro del cráneo de Mojokerto, comparando con datos de humanos modernos, gorilas y chimpancés. El estudio considera todas las posibles edades de muerte asignadas a este niño/a, pero se centra sobre todo en la edad más probable de entre 1,5 y 2,5 años de edad. Si esta edad de muerte es la correcta, el niño/a de Mojokerto habría tenido una tasa de crecimiento cerebral intermedia entre la de los chimpancés y la de los humanos actuales. En cambio, si el niño/a falleció entre 0,5 y 1,5 años, como han sugerido otros autores, la tasa de crecimiento cerebral se encontraba ya en el rango de los humanos actuales.
Los datos de Cofran y DeSilva no son totalmente concluyentes debido a la imposibilidad de certificar la edad de muerte del niño/a de Mojokerto y nos deja todavía algunos interrogantes. Aquellos investigadores que defienden una similitud entre Homo erectus y Homo sapiens en muchos aspectos de su crecimiento y desarrollo se apuntarían a la posibilidad de un crecimiento cerebral similar, incluyendo la altricialidad secundaría; es decir, los bebés de Homo erectus habrían nacido tan desvalidos como nuestros hijos. Ello implicaría un cuidado de los hijos tan intenso como en la actualidad, con un gasto energético enorme por parte de los padres. Por el contrario, si el niño/a de Mojokerto tenía un desarrollo cerebral intermedio entre el de los humanos actuales y los chimpancés, implicaría que Homo erectus estaba a mitad de camino de conseguir un modelo cerebral como el nuestro. Como bien sabemos, la especie Homo erectus se quedó en la “cuneta de la evolución”, como otras especies de homininos.
Si se me pregunta mi opinión personal, pienso que Homo erectus nunca llegó al modelo de crecimiento y desarrollo del cerebro que tenemos en la actualidad. Sus bebés habrían nacido más espabilados que los nuestros y habrían alcanzado una cierta madurez mucho antes que nuestros hijos. Su capacidad para el aprendizaje habría concluido antes y, por tanto, sus posibilidades cognitivas habría sido menores. No creo que, de haber continuado su evolución, la especie Homo erectus hubiera llegado a las cotas de conocimiento cultural de Homo sapiens. Y lo digo sin ánimo de aseverar que nuestra especie haya alcanzado la culminación de las posibilidades del grupo de los homininos. Pienso que somos mucho menos “sapiens” de lo que nos hemos llegado a creer.
Fuente: quo.es | 19 de abril de 2018
La población mesolítica británica resistió cambios climáticos abruptos
Reconstrucción artística de Dominic Andrews del poblado de Star Carr, donde excavaciones recientes han descubierto evidencia de un próspero asentamiento mesolítico.Las poblaciones mesolíticas de la isla de Gran Bretaña sobrevivieron a múltiples y abruptos cambios climáticos al comienzo del Holoceno, hace unos 11.000 años, según revela un estudio publicado hoy por la revista Nature.
La investigación, liderada por las Universidades de Londres y York, arroja luz sobre la capacidad de adaptación de estas comunidades de cazadores-recolectores a la vida en Europa después del último periodo glacial, así como su resistencia a eventos climatológicos extremos.
Foto: núcleos de sedimentos en capas conservan restos de plantas, insectos y vida silvestre acuática, lo que proporciona pistas del entorno climático en el Mesolítico.
Los expertos analizaron capas de sedimentos depositados en el lago Flixton próximo a Starr Carr, un yacimiento arqueológico del mesolítico situado en el norte del condado de Yorkshire (norte de Inglaterra) y muy apreciado por su alto grado de conservación.
De esos estratos extrajeron muestras de plantas y animales fosilizados y restos de ceniza de volcanes lejanos, al tiempo que estudiaron isótopos estables de carbono para establecer líneas de tiempo.
Después compararon esos datos con los obtenidos directamente de Starr Carr y lograron establecer, por primera vez, un registro de los diferentes medioambientes de aquella época y relacionarlos con las actividades de este asentamiento mesolítico.
En sus orígenes, los habitantes de Starr Carr, explican los autores, ya eran capaces de trabajar la madera y otros materiales duros, como las antenas de los ciervos, que creen que usaban para fabricar máscaras y ornamentos para decorar la cabeza en ceremonias rituales.
También se han descubierto estructuras elevadas de madera que podrían haber sido casas y plataformas construidas a lo largo de los humedales que rodean al "Paleolago Flixton".
Los expertos constataron que en ese periodo, durante apenas un siglo, hubo, al menos, dos eventos climáticos que provocaron que la temperatura descendiera bruscamente en torno a 10 y 4 grados centígrados, respectivamente.
Ese enfriamiento repentino, sostienen, afectó al crecimiento de los bosques de la zona, pero, a pesar de la inestabilidad climatológica, los habitantes del asentamiento lograron mantener su estilo de vida.
"Los pobladores de Starr Carr demostraron tener un alto nivel de resistencia al cambio climático, lo que sugiere que las poblaciones posglaciares no fueron necesariamente rehenes del interruptor del cambio climático", señalan los autores en el estudio.
Al contrario, subrayan, "los cambios locales e intrínsecos" detectados en este ecosistema de humedales tuvieron más influencia sobre la actividad humana que "los eventos climáticos abruptos ocurridos a gran escala en el Holoceno Temprano".
Esta conclusión, agregan, es clave para entender los "patrones de colonización de Europa" en aquella época.
Fuente: elpais.com.uy | 27 de marzo de 2018
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