El análisis del pie de «Selam», la niña australopiteco más antigua del mundo, muestra cómo se movía

La pequeña «Selam», en una recreación de National Geographic - Archivo

Hace más de 3 millones de años en África, la vida de la pequeña «Selam», de dos años y medio, debía de ser una mezcla de curiosidad y vitalidad infantil mezclada con una lucha sin descanso por la supervivencia. Conocida como la niña de Dikika, por el yacimiento etíope donde fue descubierta en 2002, su diminuto esqueleto ha desvelado a los científicos muchas incógnitas sobre la forma de vida de su especie, Australopithecus afarensis. Es la misma a la que pertenecía «Lucy», la madre veinteañera de no más de un metro de altura convertida en una de nuestras más famosas y emblemáticas antepasadas.
Foto: Esqueleto incompleto de 'Selam", la 'Australopithecus afarensis', descubierta en 2012 en Dikika, Etiopía.

Uno de los aspectos que más intrigan a los científicos sobre «Lucy» y «Selam» -aunque los más imaginativos puedan pensar en madre e hija, hay que aclarar que la segunda vivió unos 200.000 años antes- es su capacidad para caminar como el hombre moderno. Desde hace tiempo, los investigadores están convencidos de que los australopitecos eran bípedos y se desplazaban bien erguidos, incluidos los miembros más jóvenes. De igual manera, sospechan que esa nueva habilidad no impedía que aún pasaran tiempo en las ramas de los árboles, como los monos. El diminuto pie de «Selam» confirma, una vez más, que todavía no habían abandonado esa costumbre, especialmente las crías, que conservaban la capacidad de trepar con una agilidad simiesca.

«Este es el pie más completo de un niño antiguo jamás descubierto», afirma Jeremy DeSilva (izquierda), profesor de antropología en el Dartmouth College y autor principal del estudio publicado en Science Advances.

El pequeño pie, aproximadamente del tamaño de un pulgar humano, es parte del esqueleto casi completo de «Selam», encontrado por Zeresenay (Zeray) Alemseged (derecha), destacado palentólogo, profesor de biología y anatomía del organismo en la Universidad de Chicago y también autor principal del estudio. Aunque el esqueleto fue presentado en un estudio previo en 2006, muchos de sus elementos, incluido el pie parcial, estaban encerrados en sedimentos y solo han quedado expuestas después de intensos trabajos.

Al estudiar la anatomía notablemente preservada del pie fósil, el equipo se esforzó por reconstruir cómo habría sido la vida hace años para la pequeña. Los investigadores examinaron para qué usaría el pie, cómo se desarrolló y qué nos dice sobre la evolución humana. Aunque estos antiguos ancestros eran bastante buenos caminando sobre sus dos piernas, quizás todavía necesitasen de la vida en los árboles. «Caminar sobre dos piernas es un sello distintivo del ser humano. Pero caminar mal en un paisaje lleno de depredadores es una receta para la extinción», explica DeSilva.

Izquierda: Distintas vistas (medial, dorsal, lateral) del pie de 'Selam". Derecha: Vista dorsal del pie de 'Selam' en comparación con los restos fósiles de un pie de Australopithecus adulto.

Refugio en los árboles

A los dos años y medio, la niña de Dikika ya caminaba erguida, pero hay indicios en su pie fósil (conocido como DIK-1-1f) de que todavía pasaba tiempo en los árboles, agarrándose a su madre mientras buscaba comida. Por la estructura esquelética del pie, en concreto por cómo era la base del dedo gordo, los científicos deducen que los ejemplares más jóvenes probablemente pasaban más tiempo en los árboles que los adultos.

Foto: Omóplato derecho de Salam.

«Si vives en África hace 3 millones de años sin fuego, sin estructuras y sin ningún medio de defensa, es mejor subirse a un árbol cuando se pone el sol», apunta DeSilva. «Estos hallazgos son fundamentales para comprender la adaptación dietética y ecológica de esta especie y son consistentes con nuestra investigación previa sobre otras partes del esqueleto, especialmente el omóplato», señala Alemseged.

Foto: El pie de 'Selam' superpuesto sobre una huella de un niño pequeño

El investigador se refiere a un estudio previo publicado en 2012, en el que él mismo, con la ayuda de otros paleontólogos, analizó los finos omóplatos de la pequeña, también muy bien conservados a pesar de su fragilidad. El análisis reveló rasgos de escalador activo que también se encuentran en los monos modernos, pero no en los seres humanos. Caminaban, sí, pero trepar y balancearse en las ramas seguía siendo parte de su estrategia de supervivencia.
«Selam», de nariz chata, morro alargado y aspecto parecido al de un chimpancé, pasó su breve existencia en un paisaje con claros de hierba y algunos árboles, en el que también había un lago o un río. Se alimentaba de frutas y quizás algún pequeño animal, aunque estos antepasados aún no eran cazadores. La cría murió probablemente en una inundación o una riada, dejando unos restos que iluminan el camino de la evolución humana.

Fuentes: abc.es | haaretz.com | National Geographic | 4 de julio de 2018

La Policía Nacional recupera dos estatuas de bronce del Alto Imperio romano valoradas en seis millones de euros

Foto obtenida del vídeo

Agentes de la Policía Nacional han recuperado dos estatuas de bronce del Alto Imperio romano valoradas en unos seis millones de euros, según ha informado en un comunicado.
Las figuras han sido intervenidas en una finca del término municipal de Pedro Abad (Córdoba). Se trata de dos representaciones masculinas del siglo I d.C. que podrían formar parte del grupo escultórico de Castor y Polux. Las ocultaban dos hermanos que pretendían vender las piezas en el mercado negro por la mitad de su valor.
A finales del pasado mes de enero los investigadores tuvieron conocimiento de un importante expolio en un yacimiento arqueológico de Alcurrucén, zona ocupada en su día por villas y necrópolis. Las pesquisas posteriores permitieron a los agentes identificar a los mediadores y cómplices que pretendían vender las piezas, así como a los receptores de las mismas y localizar el lugar donde se ocultaban las dos estatuas.
Se trataba de una finca propiedad de dos hermanos, situada en la localidad cordobesa de Pedro Abad. Con la información obtenida el pasado día 21 de marzo se logró recuperar las piezas y evitar así su venta ilícita, además de proceder a la detención de uno de los hermanos e imputar a otras dos personas, el otro hermano y un mediador, todos ellos por un delito contra el patrimonio histórico y tentativa de contrabando de bienes históricos.

El estado de las piezas

Las piezas intervenidas son dos esculturas huecas de bronce que representan dos figuras masculinas totalmente desnudas, de 1.30 y 1.50 metros de altura, de unos30 kilogramos de peso y en muy buen estado de conservación.
Cuando fueron halladas, ambas estatuas presentaban amputaciones en brazos y piernas, una de ellas carecía de cabeza y parte del abdomen, y la otra no tenía órganos genitales. Gran parte de las piezas mutiladas han sido recuperadas.
Según un primer informe de arqueólogos de la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía en Córdoba, las piezas proceden del Alto Imperio romano. Si se confirma que son piezas independientes podría tratarse de la representación de un Efebo, y en caso de formar parte de un conjunto, pertenecerían al grupo escultórico de Castor y Polux, con un valor de tasación de unos 6 millones de euros.
La operación ha sido desarrollada por agentes de la UDEV de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Jaén.

ABC

Hallada la cocina que dio de comer a mil trabajadores de la Pirámide de Micerinos

Mark Lehner, director de la excavación de Guiza, junto a su equipo de arqueólogos han descubierto en las proximidades de las famosas pirámides dos casas de dos funcionarios responsables de cocinar y dar de comer a los trabajadores que levantaban la pirámide de Micerinos, hace más de 4.500 años. Esta pirámide es la menor de las tres famosas construcciones. Las residencias se encontraron en el antiguo puerto de la ciudad.

En una de ellas, se mataba animales para alimentarles. La otra residencia albergaba al sacerdote, que formaba parte de una institución llamada "wadaat" explican los arqueólogos. El wadaat era una antigua institución egipcia cuyos sacerdotes podrían ser funcionarios de alto rango en el gobierno.



Esta casa está unida a una estructura que se usó para maltear, lo que sugiere que su ocupante además de ser funcionario y sacerdote se dedicaba a la supervisión de las semillas y la cocina de alimentos.
Las dos viviendas están ubicadas próximas a una serie de galerías, que acogían al ejército de Guiza, afirma Lehner. Estas galerías tenían la posibilidad de cobijar a más de 1.000 personas. Cualquier comida que se llevase a cabo cerca de las dos residencias probablemente estaba destinada a las personas que vivían en esas galerías. Calcula Claire Malleson, arqueobotánica de Ancient Egypt Research Associates, que la cantidad de trigo que requerían los 1.000 habitantes fue de unos 877,54 kilogramos al día.



Las dos casas se encontraban en lo que Lehner cree que fue "el puerto nacional de su tiempo", por donde recibían bienes y materiales procedentes de todo Egipto y Este del Mediterráneo. Los mismos arqueólogos encontraron en otras excavaciones otras residencias en el mismo lugar, incluida una residencia de 21 habitaciones utilizada por los escribas que trabajaban ahí.


El puerto se construyó para llevar a cabo la Gran Pirámide de Guiza, la del faraón Keops. Un libro de registro escrito por un inspector llamado Merer y que vivió durante el año 27 del reinado de Keops, hacía referencias a este lugar. Aunque este libro aún está en proceso de descifrado.

Fuente: Marina Inglés | El Español, 3 de julio de 2018
Fotos: Copyright 2016 by Ancient Egypt Research Associates

Descubren un pendiente romano de oro con una esmeralda en Uncastillo

El fragmento del pendiente de oro tiene tres centímetros de longitud | Javier Andreu

Las excavaciones arqueológicas en el yacimiento romano de Los Bañales, en Uncastillo, han sacado a la luz una pieza excepcional, un fragmento de un pendiente romano de oro, adornado con una esmeralda, que da fe de la pujanza económica que tuvo la ciudad.

«El pendiente, que está incompleto, apareció el jueves pasado en un recinto comercial que estamos excavando en un cruce de calles –relata el arqueólogo e historiador Javier Andreu, que dirige los trabajos junto a Juan José Bienes–. Lo encontramos en un nivel correspondiente al abandono de la ciudad, en la segunda mitad del siglo II después de Cristo. Pero, por el tamaño del fragmento encontrado, de 0,5 centímetros de longitud, por la sección y por los lóbulos que presenta, pensamos que puede fecharse entre finales del siglo I antes de Cristo y finales del I después de Cristo».

No es el primer hallazgo de estas características que se produce en Aragón. Los especialistas aún no han estudiado la pieza, a la que se le realizarán análisis en los próximos meses.

«Es un hallazgo pequeño en comparación con las inscripciones que hemos encontrado otros años –añade Andreu– pero es muy significativo. Vamos a analizar el oro para saber de dónde procede, porque Los Bañales tenían relaciones comerciales muy diversas. Puede ser del Noroeste español, donde Plinio decía que se producía oro de buena calidad; también puede provenir del otro lado de los Pirineos, donde los últimos estudios arqueológicos están descubriendo actividad de este tipo; o también de cualquier puerto del Mediterráneo». Además, hay que confirmar que la piedra verde de la pieza es, como parece, una esmeralda.

Las excavaciones en Los Bañales han entrado en la segunda semana del primer turno. Treinta y ocho estudiantes procedentes de 13 universidades están trabajando en el enclave. Provienen de Estados Unidos, Chile, Venezuela, Francia, Portugal y, lógicamente, España. La próxima semana empezará a trabajar en Los Bañales un nuevo grupo de estudiantes, aunque se reducirá a 15, varios de ellos procedentes también de otros países.


«Los trabajos se centran en tres áreas –asegura Andreu–: la calle este-oeste, un gran decumano que se está revelando como la calle romana mejor conservada junto a las de Celsa y Azaila; un frente comercial; y una calle en el eje norte-sur».

Es la décima campaña de excavaciones en el yacimiento, y se realizan gracias al impulso de la Fundación Uncastillo, la autorización de la Dirección General de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón y la ayuda de la comarca de Cinco Villas, de los ayuntamientos de Uncastillo, Layana, Biota y Sádaba, de la Fundación ACS, CBRE España y la Universidad de Navarra. Los trabajos concluirán el 22 de julio, día en que se celebrará la ya tradicional jornada de puertas abiertas. El año pasado, más de 1.000 personas asistieron a las actividades organizadas a lo largo de ese día.
Hace tan solo unas semanas, Los Bañales volvieron al ser noticia al reinterpretarse una pieza descubierta en 2013 como un altar dedicado a la Victoria.

Y, desde principios de este año, Los Bañales es el primer yacimiento de España que tiene una aplicación para teléfono móvil que facilita información y datos históricos al visitante o al aficionado a la arqueología. Se ha desarrollado gracias a la Fundación Española de Ciencia y Tecnología y la Universidad de Navarra. Incluye recreación gráfica de cada uno de los espacios y modelos virtuales de muchos de los materiales que han aparecido en la excavación del foro y que no pueden verse in situ.

La app contiene además información sobre la vida cotidiana, la religión y la epigrafía romanas.

Fuente: Mariano García, Zaragoza | Heraldo, 3 de julio de 2018

Dos montañeros descubren nuevas pinturas rupestres en la sierra de Quesada (Jaén)

Gómez contempla pintura rupestre en la Cueva de la Hiedra, cercana a la última descubierta. / J. A. G-M-

Las 22 cuevas y abrigos que perfilan el mapa rupestre quesadeño considerado por la Unesco Patrimonio Mundial aumenta tras el hallazgo de nuevas pinturas en la Cueva de los Escaladores, así bautizada por uno de los dos montañeros que las han descubierto.

Luis Landa y Moisés Gómez son los felices protagonistas del descubrimiento que permite contemplar, entre otros restos pictóricos de compleja definición, un panel con un antropomorfo y dos ramiformes en color rojo, de carácter esquemático, en aceptable estado de conservación.

Foto: Abrigo del Cerro de Vitar.
Moisés Gómez, joven quesadeño, técnico deportivo en Montaña y Escalada, que desarrolla su actividad profesional en el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas, estudiante a la vez en último curso de Historia del Arte en la UNED, recibió un e-mail de su amigo Luis Landa en el que este comunicaba que había advertido la existencia de pinturas en un abrigo del Cerro de Vítar cuando realizaba una escalada.

Landa, natural de Sangüesa (Navarra), aunque reside en Úbeda, es un reputado montañero que desarrolla habitualmente su actividad deportiva en Sierra Mágina, aunque a veces también visita la Sierra de Quesada para trepar por algunas de sus tapias naturales.

Moisés Gómez, otro montañero, apasionado por el arte, la historia y la arqueología, experto en arte rupestre y con protagonismo en actividades de calado que le han llevado a participar en labores de limpieza y acondicionamiento de la villa romana de Bruñel o en la reforestación de Las Carboneras del Puerto de Tíscar, venció los 4,5 kilómetros que hay desde Quesada a Cerro de Vítar hasta alcanzar la oquedad. Allí, armado con cuerda, arnés y casco, trepó los escarpados escalones que dan acceso al interior del abrigo: «Aquella calurosa tarde viví la emoción de hallarme ante unas pinturas no estudiadas, desapercibidas, desconocidas. Me faltó tiempo para contactar con Luis y manifestarle que nos encontrábamos ante un nuevo abrigo con pinturas de valor que pasaban a engrosar la lista del arte rupestre quesadeño», expresa Gómez.

A la mañana siguiente Moisés se puso en contacto con el alcalde de Quesada, Manuel Vallejo, quien hace tres décadas había descubierto otro abrigo con arte muestre que hoy lleva su nombre. El regidor comunicó el hallazgo al doctor en Geografía e Historia por la Complutense de Madrid, autor de numerosas publicaciones sobre Prehistoria y Arte Rupestre, Miguel Soria Lerma.
Con Gómez por guía, Lerma, el alcalde y el científico Domingo Zorrilla emprendieron la compleja escalada, entraron en la gruta, certificaron el valor de las pinturas y procedieron al calcado y a la toma de datos. «Al no contar con nombre propio, se me permitió bautizar la gruta como 'Abrigo de los Escaladores', por el empleo de esta técnica para alcanzar el lugar de las pinturas y por la manera en la que gracias a Luis me llegó la referencia sobre lo que albergaba la oquedad».

Localización secreta

Foto: Cueva del Encajaro vista desde interior.

Las pinturas, apenas a 300 metros de las de la emblemática Cueva del Encajero (hito del arte ancestral quesadeño, primera cueva descubierta con arte rupestre en este municipio, año 1984, con figuras esquemáticas de aspecto levantino en rojo carmín y rojo oscuro, con un cuadrúpedo seminaturalista, además de grabados y cazoletas), están siendo estudiadas y pronto se darán a conocer las conclusiones del estudio.

Tampoco se quiere hacer pública la ubicación exacta, de acceso complejo incluso para los montañeros más expertos, para preservar de cualquier daño incontrolado.
«La localización de las pinturas del Abrigo de los Escaladores representa una alegría para mí, me anima a seguir mirando paredes, porque la sierra puede seguir deparando sorpresas. Ahora toca buscar en lugares poco accesibles, incluso en paredes al aire libre», concluye Gómez.

Fuente: elideal.es | 3 de julio de 2018

El viejo roble

Representación de los individuos identificados en la colección de cerca de 7.000 fósiles humanos obtenidos en el yacimiento de la Sima de los Huesos de la sierra de Atapuerca. Dibujo de Mauricio Antón.

Desde que en 1984 comenzó la excavación sistemática del yacimiento de la Sima de los Huesos de la Cueva Mayor de la sierra de Atapuerca nos hemos interesado en contabilizar el número mínimo de individuos representados en una colección de fósiles humanos, que se incrementaba cada año de manera espectacular. Con el paso de los años, ese número mínimo se estabilizó en 28, una cifra muy elevada para la antigüedad del yacimiento de la Sima de los Huesos (aproximadamente, 400.000 años). En el próximo post haré una reflexión sobre lo que nos dice el perfil demográfico de esos 28 individuos. En este breve texto simplemente quiero resaltar un detalle lúdico, casi nostálgico para quienes llevamos más de 30 años excavando en la sierra de Atapuerca.

El pasado 27 de junio, se inauguró un nuevo tramo del sendero botánico que recorre una buena parte de la sierra de Atapuerca. Ya son más de cinco kilómetros de recorrido entre quejigos, encinas o rosales silvestres, con vistas a algunos de los yacimientos y paisajes espectaculares de los campos de cereales que rodean la sierra. Un recorrido muy recomendable para los amantes de la naturaleza, donde se puede aprender sobre las plantas o contemplar los animales que pueblan el bosque y los campos de cereales que rodean la sierra de Atapuerca.

Hace años, cuando apenas había interés por los hallazgos en Atapuerca y subíamos caminando hacia los yacimientos nos fijábamos en un viejo roble, que destacaba por su majestuosidad entre los demás árboles de la ladera de la sierra. Lo bautizamos como el “viejo roble” y se convirtió en un icono de la belleza del paisaje. El dibujante científico Mauricio Antón tuvo la feliz idea de plasmar en una de sus creaciones artísticas al conjunto de individuos representado en la colección de restos fósiles obtenido en la Sima de los Huesos. Nosotros habíamos sugerido una edad aproximada para cada individuo. También habíamos estimado el posible sexo de cada uno de ellos. Con esa información, Mauricio Antón tuvo la ocurrencia de dibujar al grupo de homininos posando bajo el viejo roble. El dibujo formó parte de varias exposiciones y de sus respectivos catálogos. Es posible que algunos/as lectores/as conozcan ese dibujo, que acompaña al post. Hago notar que Mauricio Antón se tomó la libertad artística de incrementar el número mínimo hasta 32 (una cifra que manejábamos de manera hipotética en aquellos tiempos) y que en el grupo figuran al menos tres niños. Pero ese detalle es simplemente una anécdota del trabajo paleodemográfico, que en aquellos años estaba en curso.

Algunos de los asistentes a la inauguración del sendero botánico de la sierra de Atapuerca, el pasado 27 de junio de 2018, posando bajo el viejo roble. Foto: Susana Sarmiento.


En recuerdo a ese dibujo, que forma parte de la historia de las investigaciones, se tomó la decisión de que el sendero botánico terminara su recorrido en el viejo roble. El próximo año se colocarán algunos bancos de piedra caliza, integrados en el paisaje, para contemplar el paisaje de las terrazas del río Arlanzón cubiertas de cereales. No sabemos cuántos cientos de años tendrá el viejo roble, pero estamos seguros de que seguirá en pie durante mucho tiempo, convertido ya en un símbolo de la belleza y singularidad del paisaje de la sierra de Atapuerca y de sus tesoros científicos.

Fuente: quo.es | 3 de julio de 2018