Los vikingos notables de Islandia eran enterrados con caballos sementales

Los caballos modernos de Islandia son probablemente descendientes de los caballos que fueron enterrados en tumbas vikingas hace más de 1000 años. Crédito: Albina Hulda Pálsdottir.

Los arqueólogos han examinado en Islandia, durante décadas, los restos de más de 350 tumbas de la época vikinga. En aproximadamente 150 ejemplos se encontraron dientes o huesos de caballos. Genetistas y arqueólogos han examinado ahora el ADN de 19 caballos en tales tumbas, y han comprobado que todos ellos, excepto uno, eran machos.

Islandia era una isla densamente boscosa y deshabitada hasta que los vikingos se establecieron en ella en la década de 870. Los primeros vikingos en llegar fueron -según las historias que se relatan en el Landnámabók- nobles con sus familias que escapaban del tiránico gobierno del rey Harald Fairhair. Alrededor del año 930 la población de Islandia ya había aumentado a 9000 habitantes, y, por lo tanto, es sorprendente que hasta el momento solo se hayan encontrado 350 tumbas que datan de la época vikinga.

"Debería haber miles de tales tumbas", dice la estudiante de doctorado, Albína Hulda Pálsdottir, perteneciente al Departamento de Biociencias de la Universidad de Oslo. Como zooarqueóloga, es una experta en el estudio de restos animales hallados en excavaciones arqueológicas.
La modesta cantidad de tumbas vikingas hace que sea muy interesante estudiar las que se han encontrado. Los investigadores esperan tener una mejor comprensión de cómo vivían y pensaban los vikingos de Islandia, y estas tumbas proporcionan, además, una imagen más clara del ritual de sus enterramientos.

"Es razonable pensar que un vikingo que tenía un caballo en su tumba debía haber tenido cierto poder e influencia. En consecuencia, queríamos saber más sobre estos caballos, de qué sexo eran", dice Pálsdottir.

Albina Hulda Pálsdóttir (izquierda) y Sanne Boessenkool eliminaron todas las dudas: los caballos enterrados con vikingos islandeses eran hombres. © Bjarne Røsjø, Universidad de Oslo, CC BY 4.0

El ADN antiguo reveló el sexo de los caballos

No es fácil determinar el sexo de los fragmentos de huesos y dientes de caballos de más de 1000 años de antigüedad. Los caballos machos y hembras son bastante similares, tanto en tamaño como en apariencia. Los zooarqueólogos han tratado previamente de separar sexualmente los restos de los equinos hallados en las tumbas mediante el análisis de los caninos y la pelvis, y han descubierto que la mayoría de los mismos eran machos: sementales o caballos castrados. Las pelvis de los caballos machos son diferentes a las de los caballos hembra, y, por otra parte, en la mayoría de los casos, los machos tienen caninos grandes, mientras que la mayoría de las yeguas no tienen caninos en absoluto.
"Estos métodos de sexificación morfológica no siempre pueden usarse cuando los esqueletos están mal conservados. A menudo, en los restos enterrados no hay caninos ni huesos pélvicos. Por lo tanto, hemos establecido el sexo de 19 caballos analizando el ADN conservado en los fragmentos hallados: resultó que 18 de ellos eran machos", dice Sanne Boessenkool, también perteneciente al Departamento de Biociencias de la Universidad de Oslo.

Los caballos enterrados en las tumbas estaban en su mejor momento. No fueron sacrificados por ser viejos o padecer alguna enfermedad. Sanne Boessenkool, que es bióloga y experta en evolución y análisis de ADN antiguo, agrega, no obstante, que los restos de ADN no pueden ayudar a dilucidar si los animales machos enterrados eran sementales o animales castrados.

Mapa que indica las ubicaciones de las muestras utilizadas en este estudio. Las muestras se colorean de acuerdo con la determinación genética del sexo: rojo para las hembras, azul para los machos.

Caballos sementales como símbolos de poder

El zorro ártico, también llamado zorro polar, era el único mamífero terrestre que existía en Islandia antes de que se establecieran gentes en la isla. Pero esto cambió rápidamente cuando llegaron los vikingos e importaron animales como perros, ovejas, vacas, cerdos, cabras, gallinas y caballos. Al final, había muchos caballos en Islandia, y los arqueólogos, por tanto, no estaban seguros de lo que significaba que un vikingo fuera enterrado con un caballo. Pero cuando 18 de los 19 equinos analizados resultaron ser machos, los investigadores concluyeron que parecía haber habido una elección consciente de colocar un caballo macho en los enterramientos.

"Es natural imaginar que el sacrifico de animales viriles, y hasta cierto punto de animales machos agresivos, debió formar parte de un ritual de enterramiento que pretendía transmitir estatus y poder", explica el arqueólogo Rúnar Leifsson (izquierda), de la Agencia de Patrimonio Cultural de Islandia (Minjastofnun Islands) y uno de los colaboradores del artículo científico publicado en Journal of Archaeological Sciences.

"Además de los 19 caballos enterrados, hemos examinado los restos de tres caballos que se encontraron fuera de las tumbas. Todos estos eran hembras", dice Sanne Boessenkool. A estos caballos no se les había dado un funeral ceremonial, y probablemente fueron comidos. La impresión es, en resolución, que los animales machos y hembras tenían un estatus diferente.

Nueva luz sobre las tumbas

Interpretar los restos de las tumbas de época vikinga en Islandia ha supuesto todo un desafío, dado que muchas de las mismas salieron a la luz durante la realización de obras viales u otros proyectos de construcción hace entre 50 y 100 años, y en muchos casos no fueron examinadas por arqueólogos, enviándose solo una pequeña parte del material encontrado al Museo Nacional de Islandia. Por lo tanto, la mayoría de los esqueletos están incompletos.

"Es sorprendente que encontremos, casi exclusivamente, hombres de mediana edad en las tumbas vikingas de Islandia. Casi no hay niños, y muy pocas mujeres. No sabemos cómo se enterraba al resto de la población. Tal vez eran sepultados en pantanos o lagos, o hundidos en el mar", sugiere Pálsdottir.

También es sorprendente que los vikingos de Islandia desarrollaran, aparentemente, sus propias costumbres de enterramiento.

"Era común incinerar a los muertos en Escandinavia, de donde procedían los vikingos de Islandia, pero no encontramos rastros de cremación en la isla. Otros científicos han estudiado la aparición de diferentes isótopos en los esqueletos vikingos, dando como resultado que las mujeres encontradas en tumbas debieron haber venido a Islandia durante la edad adulta. Ello puede indicar que los primeros hombres que se asentaron en la isla trajeron mujeres desde Escandinavia", sugiere Pálsdottir.


Los vikingos no pensaban como nosotros

Sanne Boessenkool enfatiza que no debemos reflejar nuestras propias ideas culturales modernas cuando intentamos interpretar las tumbas de la era vikinga en Islandia.
"Hoy en día, pensamos en la muerte y el funeral como un final, y puede parecer inútil sacrificar a un gran semental para enterrarlo. Pero si la gente de aquellos tiempos creía en una vida después de la muerte, tal vez pensaban que el caballo cumplía una función", sugiere Boessenkool.
Albína Hulda Pálsdottir está de acuerdo: "En la actualidad, es fácil imaginar tales rituales como una forma de demostración de poder, tal vez como un 'consumo conspicuo', mediante el cual se pretendía demostrar riqueza y estatus, en lugar de cubrir necesidades reales. Puede ser que los vikingos pensaran de modo totalmente diferente", dice Pálsdóttir.

El concepto 'consumo conspicuo' fue introducido por el economista y sociólogo noruego-estadounidense Thorstein Veblen, quien consideraba que la motivación de tal comportamiento era demostrar poder y prosperidad, en lugar de satisfacer los propios deseos y necesidades.


Cráneos sobre estacas

En algunos casos, los investigadores han podido comprobar cómo habían sacrificado a los animales antes de colocarlos en las tumbas vikingas.

"Si el cráneo de un caballo tiene una fractura en la frente, está muy claro que fue sacrificado con un golpe en dicho lugar. También hay algunos casos en los que el caballo fue decapitado. Un ejemplo interesante, que no se incluye en nuestro estudio, proviene de una granja en Hofstaðir, en el norte de Islandia. Allí, los arqueólogos encontraron muchos cráneos de ganado con fracturas en la frente que mostraban cierto desgaste por delante, pero no en la parte posterior", dice Pálsdóttir.
Los arqueólogos deducieron que estos animales habían sido sacrificados ceremonialmente, posiblemente en conexión con una festividad donde los cráneos se colocaban sobre estacas fuera de los recintos vikingos, tal vez como una señal de advertencia. De este modo, un enemigo podía pensarlo dos veces antes de acercarse a una granja vikinga rodeada de calaveras sobre estacas. El desgaste de los cráneos sugiere que los mismos se dejaban en exhibición el tiempo suficiente como para que el clima y el viento dejaran marcas en el lado expuesto.

Los investigadores cortaban una pequeña porción de un canino para extraer suficiente ADN y determinar el sexo de los caballos. Crédito: Albina Hulda Pálsdottir, UiO.

Los ancestros del caballo islandés

Albína Hulda Pálsdottir y Sanne Boessenkool enfatizan que los caballos que existían en Islandia en la época de los vikingos no eran exactamente iguales a los caballos islandeses modernos.
"Las razas de caballos que tenemos hoy en día se criaron en el transcurso de los últimos 200 años aproximadamente, pero los huesos de caballos que hemos examinado son, por supuesto, mucho más antiguos. Sin embargo, podemos suponer que estos caballos son los ancestros de los caballos islandeses actuales", dice Boessenkool.

Sanne Boessenkool y Heidi Maria Nistelberger cortando un canino de un caballo de hace 1000 años para extraer su ADN. Foto: Brad Durrant
Los investigadores están trabajando ahora en establecer el sexo de los restos de varias especies animales de época vikinga utilizando el análisis de su ADN. "En el curso de este proyecto, hemos desarrollado un método simple para determinar el sexo utilizando ADN antiguo. Es un avance importante, porque no habría sido posible establecer el género sexual de más de la mitad de los caballos analizados en el estudio con otros métodos", explica Boessenkool.

"Dicho método es bastante fácil de usar en todas las especies que tienen cromosomas sexuales, y hemos demostrado que el método es certero. Tampoco necesitamos mucho ADN para obtener resultados seguros, por lo que esperamos que otros investigadores aprovechen la metodología que presentamos en el artículo publicado", agrega.

Aunque el método de los investigadores, como se ha dicho, se describe con más detalle en el artículo científico, reseñamos que el primer paso consiste en limpiar un diente o un hueso. Luego se obtiene una muestra que se tritura en polvo, de la cual se extrae el ADN. A continuación, el ADN se analiza utilizando un método llamado secuenciación de escopeta, mediante el cual los investigadores secuencian todo el ADN de la muestra. Ahora bien, en un diente de la era vikinga, puede haber una gran cantidad de ADN que proviene de otros organismos: "La mayoría del ADN antiguo que encontramos no es realmente de caballos. En algunos casos, tanto como el 99,5 por ciento corresponde a bacterias u otros organismos no definidos", dice Boessenkool.

Fuentes: phys.org| horsetalk.co.nz | 2 de enero de 2019

La Cueva de El Castillo - Arte Rupestre paleolítico

En la región de Puente Viesgo, Cantabria, se alza el Monte Castillo, una elevación caliza de forma cónica que esconde en su interior un laberinto de cuevas frecuentadas por el hombre durante los últimos 150.000 años.

Entre esas cuevas destaca la de El Castillo que contiene uno de los conjuntos de manifestaciones artísticas más importantes de la Prehistoria europea.

El Arte Rupestre paleolítico es el primer arte conocido en la historia de la Humanidad.

Sergio Ripoll López profesor Prehistoria, UNED
Raúl Gutiérrez Rodríguez técnico conservador de las Cuevas Prehistóricas de Cantabria
Vicente Bayarri Cayón Ingeniero técnico en Topografía, Ingeniero en Geodesia y Cartografia y MSc in Geographical Information Management, Empresa Gim-Geomatics.


Publicado con permiso de la UNED.
Fuente: UNED

Renace la Escuela de los Gladiadores de Pompeya

Una imagen del desplome de la Escuela de los Gladiadores en 2010 - Parque Arqueológico de Pompeya.

Italia reencuentra un tesoro en Pompeya. Renace la famosa Escuela o Domus de los Gladiadores, cuya reapertura tras su restauración se produjo en pompa magna porque la ocasión lo requería. Hace ocho años se derrumbó por varias causas, fundamentalmente por infiltraciones de agua en el mes lluvioso de noviembre y pobre mantenimiento. Este desplome de la Domus constituyó un grave choque emocional para Italia, no solo por el grave daño para el patrimonio artístico italiano, sino porque se convirtió en un símbolo del deterioro, la metáfora perfecta de la incapacidad italiana para custodiar sus ricos tesoros, según denunciaron los periódicos de todo el mundo, comenzando por el «New York Times». Fue todo un coro de indignación internacional. «Esto representa una vergüenza para Italia», gritó el entonces presidente de la República, Giorgio Napolitano, exigiendo «explicaciones inmediatas y sin hipocresías».

Esa pesadilla se concluyó el pasado jueves, según manifestó en la inauguración de la reapertura de la Domus el director del parque Arqueológico durante los últimos cuatro años, Massimo Osanna: «De metáfora de la incapacidad italiana de cuidar un lugar precioso que pertenece a toda la humanidad, esta reapertura de la Escuela de los Gladiadores representa un símbolo de recuperación por los resultados obtenidos en Pompeya con el Gran Proyecto [el plan financiado con 105 millones de euros por la Unión Europea para las excavaciones de la antigua ciudad romana]».


La Escuela de los gladiadores, originalmente una Domus construida en el siglo I a.C., fue excavada por Vittorio Spinazzola entre 1915 y 1916. Denominada «Schola Armaturarum», era probablemente un edificio de representación de una asociación militar, como se puede deducir de las decoraciones y del descubrimiento de armas custodiadas en su interior. Refuerzan esta hipótesis las últimas excavaciones, que han sacado a la luz ambientes de servicio donde se guardaban ánforas que contenían aceite, vino y salsas de pescado procedentes del Mediterráneo –de España, entre otros lugares–, productos de calidad que eran servidos en encuentros especiales.

El edificio, semidestruido por un bombardeo durante la segunda guerra mundial, a finales de agosto de 1943, causó la pérdida irreparable de algunos elementos decorativos. Su restauración, entre 1944 y 1946, se realizó, siguiendo la pauta de la época, con materiales –hierro y cemento– impropios con relación a la tecnología de construcción antigua. El derrumbe del 2010 afectó a las pinturas originales. Los frescos encontrados en las excavaciones iniciales del 2015-16 se han perdido en gran parte. Después de un minucioso trabajo de reconstrucción, iniciado en el 2016, se vuelven a mostrar los frescos que han sobrevivido con su policromía original.

Una imagen del proceso de restauración de la Escuela de los Gladiadores - Parque Arqueológico de Pompeya.

En el pasado año visitaron Pompeya 3.400.000 personas, número que duplica a los que llegaron en el 2010. Ahora, cuando pasen por la via de la Abbondanza, la calle principal de la ciudad romana sepultada por el Vesubio en el 79 d.C., podrán admirar la Escuela de los Gladiadores y dar rienda suelta a la imaginación. La formación de los gladiadores para combatir en la arena se realizaba justamente en las escuelas, donde eran obligados a un durísimo entrenamiento y férrea disciplina. Los habitantes de Pompeya eran muy apasionados de los espectáculos de gladiadores en su gran anfiteatro, donde la parte más impresionante, según ha escrito en un artículo el arqueólogo Massimo Ossanna, es el enfrentamiento entre hombres y animales, con «gladiadores vestidos de una simple túnica y armados solo con lanza; entre los animales había tigres, leones, leopardos, osos e incluso elefantes…» En ocasiones, esos combates excitaban sobremanera a la gente, llegando a una pelea entre hinchas de Pompeya y de Nocera en el 59 d.C., que pasó a la historia y se recuerda en una inscripción. Tácito escribe que «volaron piedras y se acabó con las armas. Los pompeyanos tuvieron más suerte. Muchos de Nocera volvieron a sus casas mutilados y algunos lloraron la muerte de un hijo o de un padre». El Senado decidió un castigo ejemplar: prohibió los duelos de gladiadores en Pompeya durante diez años.

Otras grandes reaperturas

Estos recuerdos de vida pompeyana que nos trae a la memoria la Escuela de los Gladiadores, se refrescan también con otras tres importantes reaperturas al público hace dos semanas: La Casa de la Fontana Grande, la Casa del Ancora y el Templo de Isis. La primera fue construida en la primera mitad del siglo II a.C., adosada luego a un muro en el siglo I, con un ábside revestido de mosaicos, y adornada con dos máscaras teatrales de mármol.

Una imagen de La Casa de la Fontana Grande - Parque Arqueológico de Pompeya.

La Casa del Ancora recibe ese nombre por el ancla representada en el mosaico del ingreso, símbolo de la tranquilidad y seguridad que la espléndida residencia ofrecía a sus propios inquilinos.

Imagen de la entrada de la Casa del Ancora.

Finalmente, el templo de Isis, construido a finales del siglo II e inicios del I a.C, está dedicado a Isis, diosa egipcia, cuyo culto se extendió en todo el Mediterráneo a partir del siglo III a.C., por su mensaje de esperanza en la vida más allá de la muerte.

Una imagen del Templo de Isis en Pompeya - Parque Arqueológico de Pompeya

Fuente: abc.es | 4 de enero de 2018

Excavaciones en las marismas de Azraq (Jordania) proporcionan pistas sobre cómo humanos ancestrales se adaptaron a su entorno

Humedales de Azraq. Crédito de la imagen: Ldud

Durante la Edad de Piedra, los humanos ancestrales vivieron con una variedad de especies animales a lo largo de un área de humedales existentes en medio del desierto jordano. El lugar, cerca de la ciudad de Azraq, ha sido excavado y ha revelado una gran cantidad de herramientas y huesos de animales de hace 250.000 años, lo que proporciona una mejor comprensión de cómo estos humanos ancestrales se adaptaron a semejante entorno cambiante.

James Pokines (izquierda), profesor asociado de Antropología forense en la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston, dirigió la la excavación con un equipo del Proyecto Paleoecológico y Arqueológico de los Pantanos de Azraq.

El equipo descubrió especímenes de huesos y dientes pertenecientes a ancestros salvajes de los camellos y elefantes actuales, así como de otras especies: caballos, rinocerontes, antílopes y ganado salvaje en general. La mala conservación de los huesos pequeños y menos densos ha dado como resultado conclusiones limitadas sobre las especies de animales más pequeñas que pudieron haber habitado el área durante aquel tiempo.

Investigaciones previas en el lugar pusieron en evidencia actividad de descuartizamiento de animales, con proteínas de la sangre de múltiples especies presentes en las herramientas líticas halladas.

Foto: A. Artefacto con residuos de proteínas de rinoceronte. B. Artefacto con residuos de proteínas de camello.

"La periferia de los humedales, donde los grandes animales bebían y pastaban, habría presentado excelentes oportunidades de caza para los seres humanos ancestrales. Los humanos también pudieron haberse enfrentado al desafío de otros depredadores, como los leones y las hienas que vagaban por el área", dijo Pokines, autor correspondiente del estudio.

El descubrimiento del equipo agrega un trasfondo importante a un panorama cada vez mayor sobre el uso de la tierra a lo largo del tiempo en la cuenca de Azraq. "Hay muchas partes del mundo de las que aún sabemos muy poco acerca de cómo vivieron y evolucionaron los humanos ancestrales en las mismas, y cómo se adaptaron a esos entornos.

Esperamos entender cómo las diferentes poblaciones de humanos ancestrales se adaptaron a estos cambios, de ambiente árido, a lo largo de la Edad de Piedra".

Los esfuerzos de excavación fueron el resultado de una colaboración exitosa con las autoridades jordanas y, según los investigadores, han allanado el camino para futuras prospecciones en la región.
Estos hallazgos aparecen en la revista Quaternary Research.

Fuente: phys.org| 3 de enero de 2019

Erik Trinkaus: “Los neandertales no se extinguieron”

Trinkaus ha visitado el Institut de Paleoecologia Humana i Evolució Social (Iphes) en Tarragona y el yacimiento de Capellades (Ana Jiménez).


Cuando Erik Trinkaus empezó a estudiar los neandertales, eran vistos como criaturas inferiores. Seres simiescos, menos inteligentes que nosotros, que se extinguieron en cuanto entraron en contacto con los Homo sapiens sapiens. Cuatro décadas y media más tarde, gracias en gran parte a las investigaciones de Trinkaus, la visión de los neandertales se ha corregido. Ahora los antiguos pobladores de Eurasia son vistos como seres humanos distintos, pero no inferiores, a los sapiens que llegaron de África.

Trinkaus, profesor de la Universidad Washington en San Luis (EE.UU.) y una de las máximas autoridades del mundo en neandertales, ha visitado recientemente el Institut de Paleoecologia Humana i Evolució Social (Iphes) en Tarragona y el yacimiento de Capellades.

¿Qué le llevó a trabajar en neandertales?
Quería comprender cómo vivía la gente en el pasado. Al principio lo que más me interesaba era el arte medieval. Pensaba que estudiando los cuadros podría comprender el modo de vida de la gente en la Edad Media. Por eso me gradué en historia del arte. Pero pronto me di cuenta de que por ahí no llegaría a ninguna parte.

¿Por qué no?
Porque los historiadores del arte estudiaban los estilos pictóricos. No les interesaban los aspectos sociales del pasado. Eso me llevó a especializarme en arqueología en la Universidad de Pensilvania. Pensé que, con la arqueología, sí podría estudiar las sociedades antiguas. Pero tampoco salió bien.

¿Qué pasó?
No me entendí con el jefe de arqueología de la Universidad de Pensilvania, era imposible trabajar con él. Pero tuve la suerte de conocer a Alan Mann que trabajaba en australopitecos. Fue él quien me convenció de que se pueden hacer cosas interesantes con los huesos de nuestros antepasados. Eso me llevó a la paleoantropología. Como ve, llegué a los neandertales por una serie de accidentes.

El paleoantropólogo Erik Trinkaus (Universidad de Washington en St. Louis, EE.UU.) durante una charla en el IPHES, en Tarragona - Autoría: IPHES

¿Y por qué eligió los neandertales y no los australopitecos?
Porque había esqueletos de neandertales que se podían estudiar. Eso fue antes del descubrimiento de Lucy, por lo que aún no había esqueletos de australopitecos. Además, también tuve la suerte de que había pasado algún tiempo en Francia con mi familia cuando era niño y había aprendido francés. Eso me abrió la puerta a trabajar en Europa, donde estaban los neandertales.

¿Tenía entonces la visión de que los neandertales eran inferiores a los humanos modernos?
Intenté estudiarlos sin prejuicios. Muy pronto vi que eran diferentes. Documenté diferencias entre los esqueletos de los neandertales y los humanos modernos. Los neandertales eran más robustos y los humanos modernos podían ser más eficientes en el uso de los recursos, lo que posiblemente les daba una ventaja evolutiva. Eso podía explicar por qué en Europa los neandertales fueron reemplazados hace 40.000 años. Pero me equivoqué.

¿En qué?
Había comparado esqueletos de neandertales con los de humanos actuales. A partir de los años 90 empecé a analizar esqueletos de humanos del paleolítico y me di cuenta de que también eran muy robustos. No eran tan diferentes de los neandertales en cuanto a fuerza física. Cometí el error de asumir que los humanos modernos del paleolítico eran iguales que los actuales.

Si no eran tan diferentes, ¿por qué se extinguieron los neandertales?
¡Es que no se extinguieron!

¿Ah, no? ¿Dónde están?
Están en usted, en mí, en todas las personas de origen europeo. Fueron absorbidos por las poblaciones de humanos modernos que llegaron a Europa.

Pero sólo tenemos entre un 1% y un 4% de ADN neandertal en nuestro genoma.
Que es más o menos lo que esperaríamos si una gran población de humanos modernos se cruzó con una pequeña población de neandertales. Tenga en cuenta que los neandertales vivieron en una época de glaciación y que probablemente su población se redujo en periodos de frío extremo.

Erik Trinkaus visitó el Abric Romaní acompañado por diferentes miembros del IPHES que le dieron las explicaciones pertinentes y con quienes mantuvo un diálogo sobre el yacimiento in situ - Autoría: IPHES

¿Cuáles son las preguntas para las que busca respuesta ahora?
Me interesa cada vez más cómo trataban a los muertos y ver qué nos revela sobre ellos. Me pregunto, por ejemplo, si la distribución por edades de los enterramientos se corresponde con los patrones reales de mortalidad por edades de la población.

¿Qué espera descubrir con esto?
La relación que cada sociedad tiene con sus muertos es un reflejo de esta sociedad. Por ahora no hemos visto que los neandertales trataran a sus muertos de manera distinta según la edad. Los humanos modernos del paleolítico, en cambio, daban un trato especial a los adolescentes y adultos jóvenes cuando morían. Hay una cueva en Dordoña, en el suroeste de Francia, donde se han encontrado los restos de un hombre joven a 300 metros de la entrada. Si alguien transportó el cuerpo hasta allí en la oscuridad de la cueva, es que debía tener un gran valor para ellos. Como ve, me sigue interesando lo mismo que cuando empecé. Intento comprender las sociedades del pasado.

Fuentes: lavanguardia.com |Iphes | 6 de enero de 2019

Una investigación analiza la pudrición de la carne para descifrar la dieta neandertal

La paleobióloga Kimberly Foecke está llevando a cabo la medición de los cambios bioquímicos que experimenta la carne podrida con la esperanza de comprender mejor la composición de la dieta de los neandertales. Un filete fresco (izquierda) se ha vuelto pútrido y negro después de 15 días (derecha).

A pesar de que compra mucha carne, Kimberly Foecke (izquierda) no es una chef o la dueña de un pequeño zoológico. Es una paleobióloga de la Universidad George Washington, en Washingto DC, que estudia lo que comían los neandertales. Y eso implica, según sus palabras, "'putrefacción experimental', que es una forma elegante de decir, 'pudrir la carne todo el día, todos los días'".

Los científicos saben que los neandertales comían mucha carne. Los huesos fosilizados de los homínidos tienden a tener niveles altos de una forma pesada del nitrógeno, el nitrógeno-15 (un isótopo estable y no radiactivo), en comparación con el isótopo más ligero, el nitrógeno-14. El nitrógeno-15 es menos abundante en las plantas y se concentra más en la cadena alimenticia, puesto que es más difícil de descomponer que el nitrógeno-14.

Pero exactamente cuánta carne comían estos homínidos, y qué más elementos componían su dieta, es algo controvertido. Evidencias obtenidas de partículas en los dientes fósiles sugieren que los neandertales también consumían una variedad de plantas. Pero las mediciones del nitrógeno-15 apuntan a que "existía una cantidad excesivamente grande de carne en su dieta", dice Foecke. Esos niveles tienden a ser incluso más altos que los que se observan en los principales carnívoros, como las hienas, las cuales comen, casi en su totalidad, carne.

Foecke cree que esas altas proporciones del nitrógeno-15 pueden explicarse no solo por la cantidad de carne que comían los neandertales, sino también por cómo la obtuvieron y prepararon, pues si la carne se comía fresca o podrida, cruda o cocinada, tal vez podía influir en la concentración del nitrógeno-15. Es por ello que Foecke ha procedido a medir los isótopos del nitrógeno en los cortes de carne, tratando de precisar los cambios bioquímicos que la misma experimenta a medida que se pudre.

Sin embargo, los filetes que se compran en la tienda de comestibles no sirven para este experimento. En su lugar, Foecke llama a su carnicero en Maryland, quien se asegura de que reciba carne fresca de animales que se han criado lo más parecido posible al modo existente en el Pleistoceno. Hay que tener en cuenta que hace 200.000 años no se administraban hormonas ni antibióticos a los animales que eran cazados. Es decir, ella necesita animales criados con dietas orgánicas que puedan servir para el análisis.

Imagen: Recreación de Mauricio Antón.

En tal sentido, Foecke deja que los filetes de carne se pudran durante 16 días en una caja cubierta con una malla en el patio trasero de su casa, o algunas veces en un invernadero, y toma muestras diariamente de los valores de nitrógeno existentes en dichos filetes.
Aunque ella planea llevar a cabo muestreos futuros por periodos de tiempo más largos, los resultados preliminares sugieren que las proporciones de nitrógeno-15 fluctúan a medida que la carne se pudre.

En la primera semana, los niveles aumentan. La carne está húmeda y hay mucha actividad microbiana que descompone el nitrógeno-14 más ligero de modo más rápido que el nitrógeno-15, según informó Foecke el pasado 14 de diciembre en la reunión de la American Geophysical Union. "Huele bastante horrible", dice ella, aunque con el paso del tiempo el hedor disminuye a medida que la carne se ennegrece y adquiere una consistencia parecida a la cecina.

La investigación de Foecke sugiere, hasta el momento, que comer carne podrida puede, al menos en parte, explicar las altas proporciones de nitrógeno-15 en los fósiles neandertales. Y tiene sentido suponer que los neandertales no estuvieran en disposición de comer carne fresca siempre, particularmente cuando mataban animales grandes, dado que el cadáver de un animal de gran tamaño puede durar días en consumirse.

Foecke está midiendo, igualmente, lo que le sucede bioquímicamente a la carne cuando se la cocina o se ahuma, que son otros posibles pasos de preparación de la misma que podrían haber usado los neandertales y que también pueden afectar al nitrógeno-15.

Fuente: sciencenews.org | 2 de enero de 2018