Çatalhöyük (Turquía): hace 9.000 años era una comunidad con problemas urbanos modernos

Yacimiento de Çatalhöyük (Turquía)

Hace unos 9.000 años, los residentes de una de las primeras grandes comunidades agrícolas del mundo también estuvieron entre los primeros humanos que experimentaron algunos de los riesgos de la vida urbana moderna.

Los científicos que estudian las antiguas ruinas de Çatalhöyük, en el centro-sur de la Turquía moderna, han descubierto que sus habitantes (de 3.500 a 8.000 personas en su apogeo) padecieron hacinamiento, enfermedades infecciosas, violencia y problemas ambientales.

En un documento publicado el pasado 17 de junio en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), un equipo internacional de bioarqueólogos informa de estos nuevos hallazgos basados ​​en 25 años de estudios de restos humanos desenterrados en Çatalhöyük.

Los resultados muestran una imagen de cómo los humanos pasaron de un estilo de vida nómada de caza y recolección a una vida más sedentaria basada en la agricultura, dice Clark Spencer Larsen (izquierda), autor principal del estudio y profesor de antropología en la Universidad Estatal de Ohio.

"Çatalhöyük fue una de las primeras comunidades protourbanas del mundo y sus residentes experimentaron lo que sucede cuando se junta a muchas personas en un área pequeña durante un tiempo prolongado", dice Larsen.

"Tal circunstancia histórica estableció el escenario donde estamos hoy en día, así como los desafíos a los que nos enfrentamos derivados de la vida urbana".
Çatalhöyük estuvo habitada entre, aproximadamente, los años 7.100 a 5.950 a.C. Primeramente excavada en 1958, el yacimiento mide unas 13 hectáreas, con casi 21 metros de depósitos que abarcan 1.150 años de ocupación continuada.

Foto: Una vista del paisaje en el que está situado el yacimiento de Çatalhöyük.

Larsen, quien comenzó el trabajo de campo en el lugar en 2004, fue uno de los líderes del equipo que estudió los restos humanos hallados como parte del Çatalhöyük Research Project, dirigido por Ian Hodder, de la Universidad de Stanford. El coautor del artículo de PNAS, Christopher Knüsel, de la Universidad de Bordeaux, en Francia, fue co-líder del equipo de bioarqueología con Larsen. El trabajo de campo en Çatalhöyük finalizó en 2017 y el documento de PNAS representa la culminación del trabajo de bioarqueología realizado en el yacimiento.

Çatalhöyük comenzó como un pequeño asentamiento alrededor del año 7100 a.C., probablemente con unas pocas casas de adobe y que lo que los investigadores llaman el Período Temprano. Posteriormente, creció hasta su punto máximo en el Período Medio, entre 6.700 y 6.500 a.C., antes de que la población disminuyera rápidamente en el Período Tardío, cuando Çatalhöyük fue abandonado alrededor del 5.950 a.C.

Imagen artística de Çatalhöyük. Crédito: Dan Lewandowski.

La agricultura siempre fue una parte importante de la vida en la comunidad. Los investigadores analizaron una firma química de los huesos llamada relación de isótopos de carbono estables, a fin de determinar lo que los residentes ingerían: una dieta abundante en trigo, cebada y centeno, junto con una variedad de plantas no domesticadas.

Se utilizaron, así mismo, las relaciones estables de isótopos de nitrógeno para documentar las proteínas en sus dietas, las cuales provenían de ovejas, cabras y animales no domesticados. El ganado domesticado se introdujo en el Período Tardío, pero las ovejas fueron siempre el animal domesticado más importante en sus dietas.
"Practicaban la agricultura y mantuvieron animales tan pronto como crearon la comunidad, pero intensificaron sus esfuerzos a medida que la población se expandía", informa Larsen.
La dieta rica en granos significó que algunos residentes pronto desarrollaron caries en los dientes, una de las llamadas "enfermedades de la civilización". Los resultados mostraron que alrededor del 10 al 13 por ciento de los dientes de los adultos encontrados en el yacimiento mostraban evidencia de caries dental.

Foto: Arqueólogos trabajando en Çatalhöyük.

Los cambios a lo largo del tiempo en la forma de las secciones transversales de los huesos de las piernas mostraron que los miembros de la comunidad, en el último período de Çatalhöyük, caminaban significativamente bastante más que los primeros residentes. Esto sugiere que tuvieron que alejar la agricultura y el pastoreo de la comunidad a medida que pasaba el tiempo.

"Creemos que la degradación ambiental y el cambio climático obligaron a los miembros de la comunidad a alejarse del asentamiento para poder cultivar y encontrar suministros, tal como leña", dice Larsen. "Ello contribuyó a la desaparición definitiva de Çatalhöyük".

Otra investigación sugiere que el clima en Oriente Próximo se volvió más seco durante el curso de la historia de Çatalhöyük, lo que hizo más difícil la actividad agrícola.

Los hallazgos del nuevo estudio sugieren que los residentes sufrieron una alta tasa de infecciones, probablemente debido al hacinamiento y la falta de higiene. Hasta un tercio de los restos del Período Temprano muestran evidencias de infecciones en sus huesos.
Durante su apogeo poblacional, las casas se construyeron como apartamentos sin espacio entre ellos: los residentes entraban y salían, mediante escaleras, por el techo de sus casas.

Foto: Recreación del poblado de Çatalhöyük.

Las excavaciones mostraron que las paredes y los pisos interiores se habían enlucido muchas veces con arcilla, y, si bien los residentes mantenían sus habitaciones, en su mayoría, libres de basura, el análisis de las paredes y pisos de las casas mostró rastros de materia fecal humana y animal.
"Vivían en condiciones muy apretadas y atestadas, con depósitos de basura y corrales para animales justo al lado de algunos de sus hogares. Por lo tanto, había una gran cantidad de problemas de saneamiento que podían contribuir a la propagación de enfermedades infecciosas", afirma Larsen.

Las condiciones de hacinamiento en Çatalhöyük también pudieron haber contribuido a altos niveles de violencia entre los residentes, según los investigadores.
En una muestra de 93 cráneos de Çatalhöyük, más de una cuarta parte (25 individuos) mostraban evidencia de fracturas curadas. Y 12 de ellos habían sido victimas de violencia más de una vez, con hasta dos y cinco lesiones, cuya forma sugiere haber recibido golpes con objetos redondos y duros.

Foto: Cráneos hallados en Çatalhöyük en la década de 1960. Uno de ellos pintado con cinabrio.

Más de la mitad de estas víctimas fueron mujeres (13 mujeres, 10 hombres). La mayoría de las lesiones se encontraban en la parte superior o posterior de sus cabezas, lo que indica que las víctimas no se estaban enfrentando a sus agresores cuando fueron golpeadas.

"Hemos comprobado que el aumento de las lesiones craneales ocurrió durante el Período Medio, cuando la población era más grande y más densa", detalla Larsen. "Se podría argumentar que el hacinamiento llevó a la existencia de un estrés y conflicto elevados dentro de la comunidad".
La mayoría de las personas fueron enterradas en fosas que se habían excavado en los pisos de las casas en las que vivían. Sin embargo, el análisis de sus restos llevó a un hallazgo inesperado: la mayoría de los miembros de un hogar no estaban relacionados biológicamente. Los investigadores descubrieron que los dientes de los individuos enterrados bajo la misma casa no eran tan similares como se esperaría si fueran parientes.

Un entierro en Çatalhöyük está representado por una hembra adulta joven sin cabeza con el esqueleto en posición fetal. La separación de los cráneos era una costumbre de enterramiento practicada en varios casos en este enclave neolítico. Crédito: el Proyecto de Investigación Çatalhöyük / Jason Quinlan.

"La morfología de los dientes está altamente controlada por la genética", dice Larsen. "Las personas que están relacionadas muestran variaciones similares en las coronas de sus dientes, pero no hemos encontrado eso en los individuos enterrados en las mismas casas".
"No obstante, se necesita más investigación para determinar las relaciones de las personas que vivían juntas en Çatalhöyük. Todavía es una especie de misterio", agrega.

En general, Larsen dijo que la importancia de Çatalhöyük es que fue uno de los primeros "grandes enclaves" del Neolítico construidos en el mundo alrededor de la agricultura.

"Podemos aprender sobre los orígenes inmediatos de nuestras vidas hoy en día, sobre cómo nos organizamos en comunidades. Muchos de los desafíos que tenemos en la actualidad son los mismos que tuvieron en Çatalhöyük, solo que magnificados", concluye Larsen.

Fuente: phys.org | 17 de junio de 2019

Hallan indicios en las proximidades de la ermita de Santa Ana (Jaén) de un santuario ibero

Gruta donde estaría ubicado el posible santuario ibero.

Ante un posible e histórico hallazgo. La existencia de un santuario ibero en las proximidades de la ermita de Santa Ana (Jaén) es cada vez más evidente. La presencia de restos arqueológicos, la orientación y el enclave del lugar, son piezas esenciales que servirían para demostrar si se rindió culto pagano en el lugar, antes de la llegada e irrupción del catolicismo.

Los torrecampeños, amantes del patrimonio y la naturaleza, Juan Real y José Alcántara, junto al catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Jaén y cronista oficial de la villa, Juan Carlos Castillo (izquierda), investigan, desde hace tiempo, la existencia del hipotético santuario ibérico, que estaría estrechamente vinculado con el cercano Oppidum de Cerro Miguelico, edificado entre los siglos VI y III a. C. Situado en una gruta cercana a la ermita de Santa Ana, en el margen derecho del conocido como camino viejo que comunicaba el poblado situado en el cerro con la importante vía que enlazaba las ciudades de Aurgi y Tucci, los iberos torrecampeños rendían culto en el lugar a una Diosa Madre pagana.

Juan Carlos Castillo siempre ha sospechado sobre la existencia de este santuario ibero en Cerro Miguielico, como así lo refleja en las actas del XII Congreso de Cronistas de la Provincia de Jaén, donde subrayó sobre esta gruta: “La elección de su emplazamiento no era banal ya que en los citados afloramientos rocosos se constata la presencia de una cueva natural de la que, en determinados periodos y épocas, sobre todo de abundantes precipitaciones, manaba un efímero manantial, cuya agua discurriría ladera abajo, formando una escorrentía superficial hasta desembocar en el principal curso fluvial de la zona, el Arroyo del Judío”.

Foto: Muralla del Oppidum de Cerro Miguelico.

En la actualidad, esta pequeña sima se encuentra muy erosionada y cubierta por una frondosa vegetación de higueras, zarzales y retamas, lo que dificulta su exploración y un estudio más detallado del posible santuario. En sus inmediaciones, los trabajos de prospección arqueológica han recuperado fragmentos de cerámicas de época ibero-romana que podrían estar relacionados con los vasos y recipientes donde se efectuaban las libaciones y que jugaban un importante papel en aquellos cultos ancestrales.

En opinión del catedrático de Historia Medieval de la UJA y cronista oficial de Torredelcampo: “Es necesario poner en valor de Cerro Miguelico, donde se encuentra el origen de la historia de la localidad y donde aún queda mucho por investigar y descubrir sobre aquellos primeros pobladores”.

La posible existencia de un santuario íbero en las proximidades de la ermita de Santa Ana de Torredelcampo demostraría que el culto a aquella Diosa Madre de los iberos ha perdurado a lo largo de los siglos, desembocando en el culto cristiano actual hacia Santa Ana. “Curiosamente la madre de la madre”, puntualiza Juan Carlos Castillo, quien considera la necesidad de acometer una investigación exhaustiva sobre el terreno que demuestre definitivamente la teoría de la existencia de este santuario y la importancia del Oppidum de Cerro Miguelico.

Fuente: diariodejaen.es | 28 de junio de 2019

Descubren un enigmático zig zag que los romanos tallaron en Los Bañales (Zaragoza)

El extraño pavimento descubierto en el yacimiento romano de Los Bañales - Los Bañales / Fundación Uncastillo

Sorpresa en la antigua ciudad romana de Los Bañales. El arqueólogo Juan José Bienes estaba excavando la semana pasada una habitación en la zona norte de este yacimiento situado en Uncastillo (Zaragoza) cuando, al limpiar el suelo con ayuda de su compañero Pedro Ultra, empezaron a salir a la luz unas enigmáticas marcas. Tallado en la roca arenisca, el director técnico de las excavaciones descubrió un extraño zig zag que divide el pavimento de esta estancia, en eje con las dos columnas icónicas de Los Bañales que han sobrevivido milagrosamente erguidas hasta hoy.

«Lo primero que pensamos fue en algo de tipo ritual o religioso, un templo donde se sacrificaran grandes bovinos para tener que evacuar tanta sangre», pero ni el lugar ni el entorno casaban con esta hipótesis, según relata Bienes. Otra idea que consideraron al descubrir estas singulares estrías, más o menos profundas, es que podrían haber formado parte de un calendario para señalar las cosechas o de un reloj solar, en una zona a cielo abierto, en eje con ese gran edificio de las dos columnas (que en realidad eran cuatro), como los que hay en foros de algunas ciudades romanas del norte de África, como en Timgab.

«Pero ahora mismo cobra más fuerza pensar que probablemente son unas estrías que estuvieron muy vinculadas al uso que se dio a esa habitación», afirma Javier Andreu (izquierda), profesor de Historia Antigua de la Universidad de Navarra y director del proyecto arqueológico de Los Bañales. Roma empleó esta técnica en lugares en los que se concentraba humedad, para achicar agua o verter líquidos al exterior. En la casa del acueducto de Tiermes (Soria) existe una estructura parecida que tiene que ver con la evacuación de agua y en las bóvedas de las salas de baños que estaban calefactadas se utilizó algo similar para evitar el goteo por condensación de humedad. «Eso permite pensar que fue una habitación en que se trabajó con líquidos y nos abre a un escenario comercial», prosigue el director del proyecto arqueológico de Los Bañales.

De momento, no han encontrado ningún punto de desagüe para estos canales en zig zag que no siguen un dibujo claro, pero aún solo se ha excavado la zona norte y central de la habitación. El singular pavimento continúa hacia el sur, acercándose a las dos columnas que forman el hito geográfico de la zona. Una vez que se complete el estudio de esta estancia y de las habitaciones contiguas, los expertos podrán comprobar si, como sospechan, se encuentran ante una zona comercial de la ciudad. «Quizá ante lo que estamos, aunque es pronto para asegurarlo, es ante un "macellum", un gran mercado, ubicado mirando el territorio eminentemente agrícola que controlaba la ciudad, el del valle del río Riguel, en los términos actuales de Uncastillo y de Sádaba», avanza Andreu.

Las marcas continúan hacia el sur, en eje con las icónicas columnas del yacimiento - Los Bañales/Fundación Uncastillo

Los investigadores ubican esta habitación en la que creen que era última manzana al norte de este importante centro urbano entre el siglo I a.C. y los comienzos del siglo III. La entrada a la urbe romana, que se extendía por más de 20 hectáreas, se localizaba justo en el otro extremo, a unos tres kilómetros al sur, en el acceso a la vía que conectaba Caesaragusta (Zaragoza) con Pompelo (Pamplona). «En esta zona norte parece que Roma quiso establecer un sistema de urbanización muy vitruviano, con calles este-oeste (decumanos) y norte-sur (cardines) que se van cortando, un modelo de urbanismo que no fue una adaptación del que ya existía, sino casi de tipo colonial», apunta el director de Los Bañales. En esa zona norte, más apropiada para la conservación y producción de alimentos, es donde probablemente se situó el barrio comercial.

Los expertos creen que el singular pavimento formó parte de un gran complejo que probablemente se erigió en la primera mitad del siglo I d.C. «A partir de la segunda mitad del siglo II y hasta el abandono de la ciudad en la primera mitad del III todos esos espacios fueron reocupados, cambiaron de funciones, así que es muy difícil encontrar materiales contemporáneos a las marcas. Ahí vamos a tener un reto», afirma Andreu.

Durante las excavaciones que han seguido al descubrimiento del pavimento se han hallado algunos objetos, como una cucharilla de bronce pegada al suelo de roca, pero hasta el momento los arqueólogos no han dado con ninguna cerámica ni con restos de fauna que corroboren esta hipótesis. En las próximas semanas de campaña, que finalizará el 28 de julio, esperan encontrar más elementos de este complejo puzzle.

Una vez que hayan excavado por completo la habitación, el estudio de las pendientes de los canales servirá para comprobar si tuvieron o no esa función de drenaje que ahora contemplan. Si los datos no concuerdan, tendrán que replantearse de nuevo para qué tallaron los romanos esas enigmáticas estrías. «Habría que buscar otras alternativas», admite Andreu antes de explicar que en otros lugares se han encontrado rozas de este tipo constructivas, realizadas para cimentar o calzar algún edificio. En este caso, sin embargo, «las hendiduras son muy estrechas, no tienen la anchura suficiente como para recibir muros de mampostería y tampoco tiene mucho sentido en esa habitación que sí ha conservado los muros laterales en cuadratum muy bien delimitados, que justo se hayan robado los muros interiores que estuvieran calzados sobre esas rozas».

«Si no sirvieron de drenaje, tendríamos que volver a la hipótesis inicial de que fuera una zona a cielo abierto y que tuviera algo que ver con algún calendario o reloj solar», reconoce.
De lo que no hay duda, según Andreu, es que con sus calles y pasos de peatones, este ya es uno de los barrios más impactantes desde el punto urbanístico del norte peninsular. «Los Bañales ofrece el barrio más vitruviano de los que tenemos en el norte de España».


Una cucharilla/punzón de bronce encontrada en los últimos días - Los Bañales/Fundación Uncastillo

En busca del nombre romano de Los Bañales

Entre 2011 y 2015, el equipo del proyecto arqueológico de Los Bañales, de la Fundación Uncastillo, descubrió en el foro de la ciudad romana una «gran cosecha epigráfica de inscripciones», con un ciclo triple dedicado al emperador Tiberio y otro a Cayo y Lucio César. Javier Andreu asegura que Los Bañales es «el yacimiento arqueológico con más epigrafía romana in situ», con permiso de Segóbriga, «porque las inscripciones han aparecido en el lugar donde los romanos las colocaron». Sin embargo, aún no han encontrado una inscripción que indique qué nombre romano tuvo Los Bañales. «Siempre que empiezan las campañas, y más ahora que a partir del 1 de julio colaborarán en torno a 30 estudiantes de casi todo el mundo gracias a una ayuda de la comarca de las Cinco Villas, tenemos en mente la idea de encontrar una inscripción que certifique el nombre de la ciudad y dé razón a la posibilidad de que Los Bañales se llamó Tarraca», subraya Andreu.

Fuente: abc.es | 25 de junio de 2019

El MNAR inaugura una muestra de piezas sobre Dionysos Baco

Trinidad Nogales, directora del Museo de Arte Romano. en primer término, explica algunas piezas. Brígido

El Festival de Teatro Clásico de Mérida junto con el Museo Nacional de Arte Romano presentó ayer la exposición temporal Dionysos-Baco. Un dios para los humanos. Una importante colección de piezas y textos que acercan al visitante al Museo al universo mitológico de Dionysos-Baco en la capital provincial del occidente del Imperio, Augusta Emerita.

Se podrá ver hasta el próximo mes de diciembre en las salas V y VII de la nave principal del museo. Una de las oportunidades para poder verla serán los Jueves del Museo. Todos los jueves de julio y agosto se realizarán visitas guiadas gratuitas a dicha exposición de 20 a 22 horas.

La muestra fue inaugurada ayer por la directora del Museo de Arte Romano, Trinidad Nogales, que estuvo acompañada por el director del Festival de Teatro Clásico, Jesús Cimarro y el director general de Bibliotecas, Museos y Patrimonio Cultural, Francisco Pérez Urban.

Se exponen más de 40 objetos procedentes de los fondos propios del centro expositivo de Mérida y otros llegadas del Museo Arqueológico Nacional de Madrid que tratan de revelar nuevas visiones del universo mitológico del mundo clásico. En este caso, del dios Baco, cuya figura está muy ligada al universo de las representaciones teatrales, ya que numerosas obras, desde distintas vertientes tanto trágicas como cómicas, representan a un dios paradigma del placer y el hedonismo para los humanos. Este vínculo puede apreciarse en el relieve de ménade danzante, procedente del teatro romano, que se incluye en la exposición. El relieve escenifica uno de los cortejos del dios Baco.

Mosaico de Baco y Ariadna

Entre las piezas expuestas se encuentran cerámicas griegas del Museo Arqueológico Nacional con temas dionisíacos en su decoración que retrotraen al visitante hasta los siglos V y IV a. C., donde los humanos veneraban a Dionysos en sus encuentros públicos y privados. Eran piezas utilizadas frecuentemente en banquetes.

Lucernas y hermas báquicas

Mosaicos, lucernas, terracotas, utensilios de bronce o vidrio y otros objetos emeritenses ofrecen representaciones del motivo de Baco en sus diferentes facetas vitales.
El museo exhibirá por primera vez restauradas las pinturas de la Casa del Mitreo, unas de las más singulares de la Península Ibérica.

Casa del Mitreo de Mérida

La muestra está confeccionada con piezas del propio Museo de Mérida y el Arqueológico Nacional de Madrid.

Fuentes: hoy.es | digitalextremadura.com | 27 de junio de 2019

Hallazgos en el yacimiento Cabezo Redondo (Alicante) confirman su relación con África

Objetos hallado en el yacimiento de Cabezo Redondo (Alicante).

El hallazgo de un botón de marfil en el poblado Cabezo Redondo en Villena vuelve a evidenciar la conexión - hace 4.000 años- de los habitantes de esta zona del Mediterráneo con África. El elemento se ha encontrado durante la campaña anual de excavaciones que diecisiete estudiantes y arqueólogos están realizando en el yacimiento de la Edad de Bronce y que se prolongará hasta el 5 de julio.

«Se trata de un objeto excepcional que vienen a demostrar la importancia comercial de los habitantes de Cabezo Redondo con distintos países del Mediterráneo. Una de las singularidades del yacimiento es la existencia de objetos de marfil como botones y un peine, que avalan al poblado como un punto estratégico para el comercio», afirma el director de las excavaciones y doctor de la Universidad de Alicante, Mauro Hernández (izquierda).

El grupo de arqueólogos tiene previsto finalizar la excavación de dos viviendas situadas en la parte alta del cerro del poblado, cuyos trabajos comenzaron el año pasado. Además, «se abrirá una nueva zona de excavación en la ladera para investigar cómo fue el primer asentamiento del poblado, que tuvo lugar en la cima del cerro sobre el 2.000 a. C. y su desarrollo lo largo de los años. Es coetáneo, por tanto, con el otro gran yacimiento de Villena, Terlinques, bajando posteriormente sus ocupantes a la parte media del Cabezo entre los años 1700 y 1600 a.C.», afirma Hernández.

«Hemos abierto una gran superficie y excavado dos casas que nos permitirán seguir investigando sobre el nacimiento del Cabezo, un referente cada vez mayor de la arqueología española por los materiales que va a arrojando y por los estudios paralelos que dichos materiales permiten impulsar». Como ejemplo, explicaba, este año el Cabezo ha sido protagonista en una revista internacional, pues algunos restos humanos hallados en él arrojan unos cromosomas diferentes, procedentes de las estepas euroasiáticas, siendo el yacimiento villenense el primero de España (al menos por ahora) que muestra ese «nuevo tipo humano en la península».


Para que los ciudadanos conozcan los últimos trabajos llevados a cabo en el poblado de la Edad de Bronce, el Ayuntamiento ha organizado unas jornadas de puertas abiertas este fin de semana, antes de que sea cerrado para proceder al traslado de sus fondos al nuevo Museo de Villena, algo que está previsto a fines de año. El horario de apertura será el sábado 29 y el domingo 30 de junio de 10 a 13 horas y de 17 a 20 horas. Así el Museo Arqueológico estará abierto de 10 a 14 horas y de 18 a 21 horas.

Vista del yacimieno de Cabezo Redondo.

Centro de Interpretación.

La edil de Turismo, Mercedes Menor, ha informado de que “tenemos ya todos los permisos y estamos a la espera de que Diputación habilite la subvención para construir el Centro de Interpretación del Cabezo. Una vez lo haga, sacaremos la licitación y adjudicaremos la obra”, resaltando que este proyecto permitirá “cambiar la forma de visitar el yacimiento, potenciando la accesibilidad, la información y la señalización, por lo que será más visitable y fácil de entender”.

Para ello, se contará con el apoyo de la Conselleria de Cultura, cuyo jefe territorial en Alicante, José Antonio López Mira (arqueólogo que en su día participó en las primeras jornadas de excavación) destacaba la importancia del Cabezo y todo lo que ha supuesto como “referente en la difusión del patrimonio cultural: Villena fue pionera en este tipo de iniciativas y se ha convertido en un modelo copiado en toda la Comunidad”. Por ello, invitaba a la ciudadanía a aprovechar la oportunidad y daba las gracias al ayuntamiento por “haber apostado de manera continuada, durante 23 años, por la conservación y la difusión de nuestro patrimonio cultural”.

Fuentes: diariodeinformacion.com | elperiodicodevillena.com | 27 de junio de 2019

Descubren un pecio romano intacto hundido frente a las costas de Chipre

Ánforas romanas del barco romano hallado en Chipre.
Ánforas romanas del barco romano hallado en Chipre. Departamento Antigüedades Chipre.

El Departamento de Antigüedades de la República de Chipre anunció ayer el hallazgo de un pecio frente a la costa de la localidad de Protaras, al sureste de la isla, por miembros del Laboratorio de Investigación Arqueológica Marítima de la Universidad de Chipre.

Un equipo de arqueólogos y voluntarios de la Universidad ya están trabajando en la documentación y protección del sitio, dirigidos por la doctora Stella Demesticha, profesora de arqueología marítima, y en colaboración con el Departamento de Ingeniería Civil y el Departamento de Antigüedades de la Universidad chipriota.

Localización de Protaras al sureste de Chipre

El pecio corresponde a un barco romano cargado de ánforas que transportaban productos, probablemente de Siria y Cilicia. Las ánforas son recipientes de cerámica con dos asas y cuello largo y estrecho, utilizadas desde el siglo XV a.C. para almacenar y transportar productos como uvas, vino, aceitunas, aceite, cereales o pescado.

El pecio de Mazotos / foto Universidad de Chipre

Se trataría del primer naufragio romano intacto encontrado en Chipre, y su estudio servirá para arrojar nueva luz sobre la amplitud y la magnitud del comercio marítimo entre Chipre y el resto de las provincias romanas del Mediterráneo oriental.

En 2007 se encontró otro pecio frente a las costas de la localidad de Mazotos, esta vez correspondiente al período clásico tardío griego de mediados del siglo IV a.C., con un cargamento de ánforas de vino procedentes de Fenicia.

Fuentes: labrujulaverde.com | 28 de junio de 2019