Gibraltar presenta a Calpeia, la primera mujer moderna que vivió en el Peñón hace 7.500 años

Los avances científicos han permitido reconstruir la cara de "Calpeia", una mujer neolítica que vivió hace 7.500 años en Gibraltar y cuyo cráneo fue descubierto en una cueva sepulcral del Peñón en unas excavaciones arqueológicas, ha informado hoy el Gobierno gibraltareño. El responsable de Patrimonio del Ejecutivo de la colonia británica, John Cortés, ha presentado hoy esta reconstrucción, que da una idea de que los rostros humanos no han cambiado mucho en los últimos 7.500 años.

La reconstrucción se ha podido hacer gracias a que los avances tecnológicos han permitido extraer segmentos del ADN de los restos de "Calpeia", nombre que se le dio a la propietaria del cráneo hallado en 1996 en una cueva cerca de Punta Europa en referencia a la antigua denominación del Peñón. El Museo Nacional de Gibraltar ha colaborado con la Facultad de Medicina de Harvard para efectuar la reconstrucción y tratar de "ponerle cara" a esta mujer neolítica.

Partían de un cráneo que quedó deformado después de su sepultura, por lo que el proceso ha incluido la remodelación de una copia escaneada del resto y la restauración de las áreas que faltaban. Esos han sido los primeros pasos que han permitido la reconstrucción del rostro de la primera mujer moderna "gibraltareña" conocida que vivió en el Peñón.
Los genes de Calpeia demostraron que tiene un diez por ciento de ascendencia de cazadores-recolectores locales del Mesolítico, y un noventa por ciento de ascendencia de Anatolia, en la actual Turquía.


"O ella o sus antepasados cercanos se trasladaron desde el Mediterráneo oriental y llegaron a Gibraltar, trayendo consigo los nuevos avances y las tecnologías que terminaron propagándose por toda Europa", explica el gobierno gibraltareño sobre la historia de esta mujer de la "Nueva Edad de Piedra" que se caracteriza por la expansión de la agricultura desde Oriente Medio, así como de las primeras cerámicas.

Fuentes: elespañol.com | chronicle.gi | 11 de septiembre de 2019

Hallan más de un centenar de tesoros arqueológicos de época fenicia en la costa de Mazarrón (Murcia)

Presentación de los hallazgos submarinos. Ayuntamiento de Mazarrón


La quinta campaña internacional de arqueología submarina Mazarrón Fenicio ha hallado 160 piezas de entre los siglos VIII y VI antes de nuestra era en un sondeo submarino realizado en una zona submarina de 9 metros cuadrados del fondo norte de la isla de Adentro en esa localidad murciana.
En un comunicado, el consistorio ha señalado que esta iniciativa del Centro de Estudios del Próximo Oriente y la Antigüedad Tardía de la Universidad de Murcia, dirigida por los profesores Juan Pinedo y Helena Jiménez, ha planteado la existencia de un posible fondeadero que constata una ocupación y frecuentación del gran pueblo marinero y mercantil de la antigüedad durante al menos 200 años.
Se han documentado en excelente estado de conservación 160 restos con forma y 600 paredes de ánforas, hallazgo que según Pinedo "coloca a Mazarrón como una de las primeras colonizaciones fenicias en la Península Ibérica junto a Cádiz y Málaga".

Uno de los buceadores desempolvando los objetos fenicios. Ayuntamiento de Mazarrón.

Hasta el momento se atestiguaba la presencia fenicia en el puerto de Mazarrón desde finales del siglo VII antes de nuestra era por el yacimiento de la punta de los Gavilanes y de las dos embarcaciones en la playa de la Isla. El descubrimiento ahora de materiales de un siglo anterior sitúa este yacimiento subacuático en una amplia red comercial que se extiende desde el estrecho de Gibraltar hasta Ibiza ya en épocas muy tempranas de colonización fenicia peninsular.

A falta de un estudio en profundidad, todo señala a que este punto era el centro estratégico de la red de influencia política, económica y cultural sobre la población indígena. Estaba integrada por los actuales montículos de la Reya, Gavilanes y El Castellar, que debido al nivel del mar en aquel tiempo eran islotes próximos a la costa que les permitían asentarse y a la vez resguardarse de los autóctonos, de quienes recelaban.

El hallazgo de semillas, huesos y dientes de animales, caracoles de tierra, lucernas y cerámicas realizadas a mano por indígenas permite deducir que había un fondeadero. Los primeros indicios de la importancia arqueológica de la zona se dieron en las anteriores campañas de 2017 y 2018, cuando se encontraron respectivamente un colgante de oro y unos huevos de avestruz ricamente decorados.

Fuente: elespañol.com | 6 de septiembre de 2019

En busca del primer humano del valle del Guadiana (Ciudad Real)

Carmen Ramos, una de las investigadoras del equipo de Albalá, con el cuaderno de los trabajos de campo / Elena Rosa.

Hace 300.000 años, cuando el Guadiana discurría por el Campo de Calatrava entre volcanes y cráteres, ya había homínidos merodeando por sus riberas. No se sabe con seguridad que aspecto tenían, no eran neandertales ni Homo sapiens (el hombre moderno), pero sí que trabajaban la piedra: fabricaban sus propias hachas, achelenses, para cazar y alimentarse.

Estos misteriosos ‘hombres’ han dejado restos de su industria lítica en amplias terrazas de sedimentos fluviales próximas al río Guadiana en Poblete, en el paraje de Albalá, que podrían ser los vestigios más antiguos de presencia humana documentados en la provincia de Ciudad Real.


Cinco de los miembros más internacionales del equipo de trabajo han venido a Poblete desde Estados Unidos, China, Sudáfrica, Australia y Tanzania / Elena Rosa.

Es lo que piensan los arqueólogos y expertos en evolución humana que investigan el yacimiento de Albalá, que este año ha reunido a jóvenes investigadores de España, México, Estados Unidos, China, Sudráfrica, Tanzania y Australia, dirigidos por los profesores Ignacio de la Torre (University College de Londres) y Alfonso Benito (Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana), para “fichar” al primer ser humano que habitó esta parte del valle del Guadiana.

Se cree que los restos encontrados, herramientas de piedras y fauna fósil (el año pasado hallaron un diente fosilizado de elefante) podrían tener 300.000 años, son más antiguos de lo que se pensaba en un principio, a falta de las dataciones numéricas que lo confirmen.

La campaña de este año ha durado dos semanas y ha demostrado que en el yacimiento hay tres periodos de ocupación en el Paleolítico / Elena Rosa

Emparentados con los homínidos de Atapuerca

Encontrar restos humanos no entra en los planes, aunque el equipo no renuncia a ello, conscientes de que no es habitual hallar material biológico tan antiguo fuera de cuevas. Pero si pueden llegar a tener una idea muy aproximada de qué tipo de homínidos eran.

“Estamos hablando de una especie que denominamos 'Homo heidelbergensis', la antecesora de los neandertales y descendiente del 'Homo erectus'. Sería, probablemente, el mismo tipo de homínido que se encuentra en la Sima de los Huesos de Atapuerca”, explica de la Torre.

Más bajos y robustos que el humano moderno

El ‘hombre de Albalá’ tendría una estatura algo más baja que los humanos modernos, entre 1,60 y 1,70 metros de media, pero de complexión más robusta, de unos 80 kilos de peso. En la sierra burgalesa de Atapuerca hay restos de homínidos de hasta 1,2 millones de años, los más antiguos de Europa, los de Albalá tendrían relación con las últimas etapas de ocupación de la sima.
Esta aventura que iniciaron estos dos profesores en 2017 (primeras catas para ver si merecía la pena excavar) con la colaboración de Rafael Mora, de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha atraído este verano a jóvenes de medio mundo, muchos vinculados al University College.

Verónica Luján, de Brazatortas, única castellano-manchega en el equipo / Elena Rosa.

Verónica Luján, de Brazatortas, ha sido la primera estudiante de la provincia en participar en la investigación y está encantada. Licenciada en arqueología y máster en antropología física forense por la Universidad de Granada, hace unos meses respondió al anuncio: “Si te gusta la arqueología y el trabajo de campo, este es tu sitio. ¡Apúntate como voluntario a la segunda campaña de excavación del yacimiento achelense de Albalá!”

“La metodología paleolítica me parece bastante interesante y quería probar. Mi especialidad son los restos humanos en excavaciones, aunque en la trinchera en la que estoy no hemos hallado nada relevante, es lo que se denomina ‘estéril”.
Luján, que ha participado en otras trece excavaciones, sobre todo en Italia, nunca lo había hecho en su tierra. “La experiencia de aquí ha sido muy buena y he tenido la oportunidad de llevar a todo el grupo [25 personas] a visitar las pinturas rupestres de Fuencaliente”.


Abigail Martínez, de México, excavando en una de las trincheras de Albalá / Elena Rosa.

Abigail Martínez, antropóloga física, ha venido a Poblete desde México. Estudió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México y es la primera vez que excava en España, “jamás había excavado en un yacimiento Paleolítico, solo había trabajado excavaciones prehispánicas y coloniales”.

“Es un entorno árido para mí, con un calor bastante más subido del que estoy acostumbrada, pero el paraje es precioso. Ha sido una de las mejores experiencias tanto personales como profesionales que he tenido a lo largo de mi vida. Me voy maravillada”. Y eso que su grupo no ha encontrado fósiles o herramientas de piedra, unas mil esta campaña que hay que sumar a las dos mil del año pasado.

“Mi aporte principal es la identificación de huesos, cuando encontramos algún material del que no están del todo seguros si es un hueso o no me llaman y lo confirmo”, dice.
Alexander, de Tanzania, y alumno de Ignacio de la Torre en Londres, es otro de esos estudiantes entusiasmados con la experiencia: “me encanta Poblete y la comida”, suelta; como Rosa, de Sudáfrica, “en mi país hay parajes muy bonitos pero esto también lo es”.


Los codirectores de la investigación en Albalá Alfonso Benito e Ignacio de la Torre / Elena Rosa.

Los investigadores abren la puerta a otra campaña

Las dos mil piezas recuperadas el año pasado y el entorno al millar de este verano, en dos campañas financiadas por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, están en proceso de estudio, una vez que concluya la investigación se pondrán a disposición del Museo Provincial de Ciudad Real, “y esperamos que hagan alguna exposición”, apunta De la Torre.

Este año el equipo se ha protegido del sol con tiendas de campaña / Elena Rosa.

Tres épocas de ocupación en el Paleolítico

Los investigadores consideran que a partir de estos restos se podrá obtener mucha información sobre las ocupaciones humanas del Paleolítico en el centro de la Península. “En esta campaña ha sido de especial importancia la aparición de dos nuevos niveles arqueológicos, ya que demuestra que la ocupación humana en esta zona no fue puntual sino que se produjo de forma recurrente”.

El equipo de investigación, del que también forman parte Davinia Moreno y Theodoros Karampaglidis, del Centro Nacional de la Evolución Humana; Carmen Martín Ramos, Xin Ding, del University College, y Laura Sánchez, de la Univeridad de California, en Berkeley, consideran que la excavación ha sido un éxito y se reafirman en la necesidad de seguir excavando en Albalá en los próximos años.

El Ayuntamiento de Poblete, a través de su alcalde, Luis Alberto Lara, se ha mostrado dispuesto a colaborar financieramente en próximas campañas. Este año lo ha hecho facilitando el alojamiento.


Fuente: lanzadigital.com | 8 de septiembre de 2019

Recuperan huellas de neandertales de hace 80.000 años en una playa de Normandía

Hay un total de 257 huellas descubiertas y analizadas / © Dominique Cliquet

Nunca antes se habían descubierto tantas huellas de neandertales de un solo golpe: en la costa francesa de Normandía, en Rozel (noroeste), bajo las dunas enclavadas en los acantilados, los arqueólogos descubrieron 257 huellas de pisadas con 80.000 años de antigüedad milagrosamente conservadas.

Las huellas ofrecen una “instantánea” de la vida del pequeño grupo de neandertales que ocupó el sitio, que entonces estaba a uno o dos kilómetros del agua. Los hallazgos sugieren que este grupo contaba con entre 10 y 13 personas. La gran mayoría de las pisadas pertenecían a niños y adolescentes, pero también había algunos adultos, uno de los cuales medía 1,90 metros, un tamaño estimado a partir de la talla de los pies.

Posiblemente estos neandertales estuvieron presentes en este sitio entre el otoño y la primavera, dijo Jérémy Duveau (izquierda), estudiante de doctorado en el Museo Nacional de Historia Natural de Francia y uno de los coautores del estudio que describe el hallazgo, publicado en las Actas de la Academia Estadounidense de Ciencias (PNAS), una prestigiosa revista científica.

El sitio había sido descubierto por un aficionado en la década de 1960, Yves Roupin, pero no fue hasta 2012, ante el peligro de erosión por el viento y la marea, que se organizaron las excavaciones de rescate tres meses al año, dirigidas por Dominique Cliquet (derecha), de la Dirección Regional de Asuntos Culturales de Normandía y del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS, sus siglas francesas).

Decenas de metros de arena fueron removidos por palas mecánicas para llegar a las capas interesantes. Luego, con pincel, los investigadores descubrieron las huellas, dejadas en aquel momento en un suelo cubierto de hierba y barro. ¿Cómo sobrevivieron? Gracias a la arena que, al cubrirlas de inmediato, las conservó.


A las 257 pisadas descritas en el artículo para el período 2012-2017 se agregan otros cientos descubiertas desde el año pasado. “Las huellas tienen un interés, que es a la vez un defecto: representan una especie de instantánea de la vida de las personas durante períodos muy breves. Esto nos permite tener una idea de la composición del grupo, pero es posible que representen al grupo cuando ciertos individuos estaban en el exterior”, explica Duveau.


Pero ¿hay pocas huellas de pisadas adultas porque los neandertales morían jóvenes? ¿O los adultos estaban en otra parte? Cada pisada ha sido fotografiada y moldeada en tres dimensiones. Algunas han sido moldeadas con elastómero, un material más blando que el yeso. Y desde 2017, gracias a una novedosa técnica de solidificación del suelo mediante una solución química, cientos de huellas han sido extraídas para preservarlas. Las que no fueron retiradas han quedado “totalmente destruidas” por el viento, lamenta Duveau.

Foto: Una pisada de neandertal en el sitio de Rozel, en Francia. AFP / Dominique CLIQUET

“La conservación de huellas requiere una especie de milagro: debemos ser muy afortunados”, dice. Antes de Rozel, solo se habían encontrado nueve pisadas de neandertales confirmadas en Grecia, Rumania, Gibraltar y Francia. Algunos de los moldes de Rozel ya han sido exhibidos, en particular en el Museo del Hombre de París, y los investigadores quieren mostrar más al público general en el futuro. Mientras tanto, todas las impresiones extraídas se almacenan en los depósitos de la Dirección Regional de Asuntos Culturales de Normandía.

Algunas huellas grandes en el sitio indican que fueron hechas por un individuo excepcionalmente alto. La evidencia de los esqueletos muestra que los neandertales eran más pequeños que los humanos modernos, generalmente entre 150 y 160 centímetros de altura, pero algunas de las huellas de Le Rozel parecen haber sido realizadas por alguien con una altura de 175 centímetros. Esta es la altura promedio de un hombre en los Estados Unidos hoy en día. Una explicación alternativa es que los neandertales podrían haber sido más altos de lo que sugiere la evidencia previa.

Fuentes: eleconomista.es | newsscientist.com| dailymail.com | 9 de septiembre de 2019

Egipto presenta las tumbas de un sacerdote y su esposa y de un escribano en una necrópolis cerca de Luxor

Un arqueólogo egipcio muestra una de las tumbas inauguradas en Luxor. EFE STRINGER

Egipto presentó hoy las tumbas de un sacerdote y su esposa y de un escribano tras finalizar su restauración en la necrópolis de Dra Abu al Naga, cerca de Luxor (sur del país), donde estaba la antigua Tebas, capital de los faraones, informó el Ministerio de Antigüedades.

El primer mausoleo es del cuarto sacerdote del dios Amón, Raya, y su esposa Mutuayia, pertenecientes a la dinastía XIX (1295-1186 a.C.), y contiene escenas funerarias y representaciones del Libro de las Puertas, un antiguo texto sobre el más allá, según un comunicado del departamento.
Las paredes de la otra tumba, de un escribano de la dinastía XX (1186-1069 a.C.), Niai, están decoradas con escenas funerarias y de la vida cotidiana en varios colores.

Una mujer saca una foto dentro de una de las tumbas inauguradas en Luxor. EFE STRINGER

El proceso de restauración fue acometido por una misión del Centro de Investigaciones Estadounidenses en Egipto y el Ministerio de Antigüedades y fue financiado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, en inglés), que aportó unos 2,14 millones de dólares, agregó la nota.

El ministro de Antigüedades de Egipto, Jaled al Anani, alabó los esfuerzos para preservar el patrimonio y destacó la cooperación continua entre Estados Unidos y Egipto en el campo arqueológico.

Dra Abu al Naga se encuentra en la orilla occidental del río Nilo, en la ciudad monumental de Luxor, y es una de las necrópolis situada en esta área, junto al valle de los Reyes y el de las Reinas, donde se enterraba a los nobles.

En los últimos años, Egipto ha realizado una serie de anuncios de descubrimientos con el objetivo de alentar el turismo, un sector que se vio seriamente afectado por los acontecimientos ocurridos desde 2011 en el país árabe. EFE

Fuentes: lavanguardia.com | rtve.es | 8 de septiembre de 2019

Un estudio de ADN desvela algunos de los secretos de la misteriosa civilización del Valle del Indo

El primer genoma secuenciado de un yacimiento arqueológico asociado con la antigua civilización del Valle del Indo provino de esta mujer enterrada en la ciudad de Rakhigarhi. - Vasant Shinde / Cell

Todo el mundo conoce algo de historia sobre el antiguo Egipto, Mesopotamia o la civilización china: se estudian en el colegio, se han escrito libros e incluso rodado películas y series -más o menos fiables y acertadas- ambientadas en estas sociedades. Sin embargo, pocos conocen que existió un asentamiento que rivalizaba en importancia con todas estas culturas de la época y que, a pesar de su olvido, fue la más extensa de todos los asentamientos antiguos. Se trata de la civilización del Valle del Indo, que ahora vuelve a resurgir gracias a la magia del ADN.

Sobrevivió varios milenios (los expertos fechan su vida en la Edad del Bronce, entre el 3.300 y el 1.300 a. C), utilizó la agricultura, la ganadería, la metalurgia y la alfarería, y abarcó un territorio de más de un millón de kilómetros cuadrados alrededor del río que le da nombre, pero pocos son los vestigios que se conservan hoy día. Los restos más importantes se encuentran en las antiguas ciudades de Mohenjo-Daro, en Pakistan, y Rakhigarhi, cerca de Nueva Delhi, aunque los asentamientos fueron expoliados durante los siglos XIX y XX. Los saqueadores, junto con el clima cálido y fluctuante de la zona, con crecidas del Indo, se ha convertido en la mezcla perfecta que ha propiciado la degradación y el olvido de la llamada civilización Harappa.
Este mapa representa la extensión geográfica de la Civilización del Valle del Indo, mostrando la ubicación de Rakhigarhi (azul), otros sitios importantes (en rojo) y sitios al norte y oeste de otras culturas arqueológicas (otros colores). Las etiquetas amarillas indican dos sitios donde una minoría de individuos enterrados proporionaron ADN antiguo que coincide con el de los individuos de Rakhigarhi. Crédito: Vasant Shinde / Deccan College Postgrado e Instituto de Investigación.

«La cultura Harappa fue una de las primeras civilizaciones del mundo antiguo y una importante fuente de cultura y tradiciones indias y, sin embargo, ha sido un misterio cómo dejó tanta huella en las culturas posteriores y cómo se relacionó con sus contemporáneos», afirma el arqueólogo Vasant Shinde (izquierda), del Deecan College (India). Él junto al genetista David Reich (derecha), de la Universidad de Harvard, y un equipo internacional acaban de desentrañar el genoma del primer ciudadano conocido del Valle del Indo, una investigación que se acaba de publicar en Cell y que arroja luz sobre este desconocido pueblo.

Tarea titánica

La tarea no fue sencilla: «Los restos humanos estaban tan degradados por las condiciones de la zona que encontrar una pequeña muestra viable de ADN ha sido todo un desafío», afirma Reich. Después de recabar 61 muestras de la vieja ciudad de Rakhigarhi y de 100 intentos, el laboratorio por fin encontró una pequeña muestra viable de una mujer que vivió hace cuatro o cinco milenios en aquella perdida civilización. Además, las tentativas no fueron en balde: «Aunque cada uno de los intentos no produjo suficiente ADN, su agrupación resultó ser muy provechosa para aprender sobre la historia de la población», asegura el investigador.

Una vez obtenidos estos datos, se cruzaron con los obtenidos en otro estudio que se acaba de publicar en Science y que es el análisis más amplio de ADN antiguo de Asia central y del sur llevado hasta la fecha. Entre los más de 500 individuos analizados por la investigación de Science, tan solo once que vivieron en lo que ahora es Irán y Turkmenistán concidían con la mujer de Rakhigarhi. Los investigadores creen que podrían ser emigrantes de esta cultura.


La Edad de Bronce extendió la ascendencia pastoralista esteparia de los Yamna a dos subcontinentes: Europa y Asia del Sur. Los gráficos circulares reflejan la proporción de ascendencia Yamna, y las fechas reflejan el ADN más antiguo disponible con ascendencia Yamna en cada región. Aún no se ha encontrado ADN antiguo para ANI (Ancestral North Indians) y para ASI (Ancestrak South Indians), por lo que para estos el rango se infiere estadísticamente.

Un rastro genético único

Antes del estudio, existían muchas teorías sobre los orígenes genéticos de los moradores del Valle del Indo. «Podían parecerse a los cazadores-recolectores del sudeste asiático o a los iraníes; incluso podrían estar emparentados con los pastores esteparios. Todos eran plausibles antes de los antiguos hallazgos de ADN», afirma Reich. Al final, la huella genética demostró que se trata de una mezcla única entre las dos primeras posibilidades: ascendencia relacionada con los cazadores-recolectores del sudeste asiático y con antiguos iraníes.

Se trata de un rastro genético que también está presente en los asiáticos del sur modernos, lo que lleva a pensar a los investigadores que las personas de la cultura del Valle del Indo son sus antepasados más comunes. «Este hallazgo vincula a las personas en el sur de Asia hoy directamente con la civilización del Valle del Indo», señala Reich. Aunque las huellas visibles de esta cultura se han perdido en el tiempo, su marca queda en los genes de sus descendientes.

Los investigadores también sugieren que hubo un movimiento de personas de este a oeste, ya que la presencia del pueblo Harappa es evidente en sitios como Gonur en Turkmenistán, y Sahr-i-Sokhta en Irán. «A medida que los Harappa comerciaban con Mesopotamia, Egipto, el Golfo Pérsico y en casi todo el sur de Asia, seguramente hubo un movimiento de personas que dio como resultado una historia genética mixta. India tenía una población heterogénea desde el comienzo de la vida establecida», dice el profesor Shinde. Hay indicios de que la vida establecida y la domesticación fueron del sur al oeste de Asia.

Cerámica hallada en la tumba analizada de la ciudad de Rakhigarhi.

El misterio de la agricultura

Los hallazgos también ofrecen una visión sorprendente de cómo la agricultura llegó al sur de Asia. Una visión dominante en arqueología ha sido que las personas de la Media Luna Fértil de Medio Oriente, hogar de las primeras evidencias de la agricultura (Anatolia), se extendieron por la meseta iraní y desde allí hasta el sur de Asia, trayendo consigo la revolucionaria práctica. Los estudios genéticos hasta la fecha parecían agregar peso a esta teoría al mostrar que la ascendencia relacionada con Irán era el mayor contribuyente a la ascendencia en los asiáticos del sur.

Pero este nuevo estudio muestra que el linaje de ascendencia relacionada con Irán en los modernos asiáticos del sur se separó de los antiguos agricultores, pastores y cazadores-recolectores iraníes antes de la invención de la agricultura en la Media Luna Fértil. Por lo tanto, la agricultura se reinventó localmente en el sur de Asia o se alcanzó a través de la transmisión cultural de ideas en lugar de a través del movimiento sustancial de los agricultores iraníes occidentales.

«Los investigadores no encuentran rastro de la ascendencia relacionada con Anatolia, que es un sello distintivo de la propagación de la agricultura hacia el oeste, pero la ascendencia relacionada con Irán que detectaron en los asiáticos del sur proviene de un linaje que se separó de los antiguos agricultores iraníes y cazadores-recolectores antes de que esos grupos se separaron entre sí», dice una declaración que destaca los hallazgos.

"Antes de la llegada de los pastores esteparios que trajeron sus lenguas indoeuropeas hace unos 4.000 años, no encontramos evidencia de movimientos a gran escala de personas hacia el sur de Asia", afirmó David Reich.

Pero todos estos datos son solo el principio: «La cultura Harappa construyó una civilización antigua, compleja y cosmopolita, y sin duda hubo una variación que no podemos detectar analizando a un solo individuo (...). Pero las ideas que surgen de esta antigua persona demuestran la enorme promesa de los antiguos estudios de ADN del sur de Asia y su potencial para transformar nuestra comprensión de la profunda historia del subcontinente», explica Shinde. Es decir: el ADN antiguo aún guarda la llave.

Fuentes: abc.com | thehindu.com | phys.org | tecnonoticias.com | 8 de septiembre de 2019