Científicas españolas y mexicanas denuncian cómo se desprecia en los museos arqueológicos el papel femenino en la Historia

Cartel de la exposición 'Arte sin artistas. Una mirada al Paleolitico'. ANTONIO ASENSIO

Cuando en 2013 el director del Museo Arqueológico Regional de Madrid, Enrique Baquedano, eligió como cartel anunciador de la exposición Arte sin artistas. Una mirada al Paleolítico el de una mujer pintando los techos de la cueva de Altamira, parte del mundo académico reaccionó con acritud.
¿Cómo se atrevía a plantear tal hipótesis y a presentarla en público? Sin embargo, no existen datos fehacientes de que las figuras fueran realizadas por varones. Ahora, la Universidad Autónoma de Madrid ha publicado el libro Museos arqueológicos y género. Educando en igualdad, que recoge el testimonio de más de una veintena de profesoras, investigadoras, académicas y catedráticas de Historia y Arqueología españolas y mexicanas en el que muestran su completo rechazo a la "visión antropocéntrica" de los museos arqueológicos de ambos países.

Lourdes Prados Torreira (izquierda), catedrática de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, recuerda que el cartel del ilustrador Arturo Asensio “fue una provocación científica muy positiva. Al menos en la actualidad, las personas que acudan a los museos y —en especial el público infantil—, podrán plantearse la posibilidad de que esas pinturas pudieran haber sido realizadas por mujeres, cosa que antes nadie se hubiera permitido pensar. Ahora ya existe la duda que invita a la reflexión para romper con dogmas preestablecidos”.


Las expertas, en contra de lo que sostiene la Real Academia de la Lengua (RAE), abogan por dejar de “utilizar el masculino como género exclusivo, porque lejos de ser inclusivo, como pretendidamente se supone, en realidad excluye a las mujeres, contribuyendo a su invisibilidad”. Y ponen el ejemplo de que el llamado Hombre de Flores (Homo floresiensis), una especie humana extinta que habitó una isla indonesia, en realidad era una mujer que vivió hace 18.000 años. Creen que en la mayoría de los museos arqueológicos se difunde un discurso donde se invisibiliza a las mujeres o se infravaloran las actividades que se consideran vinculadas al ámbito femenino y que reflejan estereotipos androcéntricos que “no cuentan con ninguna base científica”. Cuando se explica el proceso de hominización con gráficos, sostienen, “en la mayoría de los casos se representan únicamente individuos de sexo masculino excluyendo —intencionadamente o no—, a las mujeres de la evolución de la humanidad y esa imagen es la que percibe el público, tanto infantil como adulto”.

No se trata, inciden, de que mujeres y los hombres aparezcan realizando las mismas labores, sino que se muestre que tanto unas actividades como otras, son indispensables para el desarrollo de la comunidad. “No hay que idealizar el pasado a través del discurso expositivo, ni de inventarnos relatos para que aparezcan mujeres, se trata de dotar de contenido aquellos ámbitos donde la investigación arqueológica nos indica que ellas desarrollaron sus actividades y que, obviamente, varían según las épocas y culturas”, escribe Lourdes Prados.

“No queremos decir con esto que debamos rechazar la exhibición, por ejemplo, de las momias funerarias de los faraones egipcios, pero sí investigar y exponer otros materiales presentes en las colecciones que nos ayuden a comprender cómo vivía la gente común en las diferentes épocas y culturas, qué comían, cómo eran sus casas, qué objetos utilizaban cotidianamente, cómo elaboraban sus ropas, cómo trabajaban sus campos”. Para las científicas resulta más importante exhibir los objetos con los que se trataban los alimentos o se tejían las ropas en la Edad Media que una moneda de oro descontextualizada en una vitrina.

Y ponen más ejemplos. En la sala de Protohistoria del Museo Arqueológico Nacional se expone la conocida como Dama de Baza (izquierda), una escultura funeraria del siglo IV antes de Cristo que contiene los restos cremados de la difunta. Al encontrarse como ajuar un conjunto importante de armas, durante varios años se interpretó como la tumba de un guerrero y la escultura femenina como la representación de una diosa protectora.

“Sin embargo, los análisis paleoantropológicos recientes han demostrado que se trata de los restos funerarios de una mujer. Por ello, ahora las armas se contemplan en el museo como parte del ajuar de una noble real, que existió", no de una divinidad que protegía a un hombre. Es que son cosas muy diferentes.

Fuente: elpais.com | 6 de septiembre de 2019

Gibraltar presenta a Calpeia, la primera mujer moderna que vivió en el Peñón hace 7.500 años

Los avances científicos han permitido reconstruir la cara de "Calpeia", una mujer neolítica que vivió hace 7.500 años en Gibraltar y cuyo cráneo fue descubierto en una cueva sepulcral del Peñón en unas excavaciones arqueológicas, ha informado hoy el Gobierno gibraltareño. El responsable de Patrimonio del Ejecutivo de la colonia británica, John Cortés, ha presentado hoy esta reconstrucción, que da una idea de que los rostros humanos no han cambiado mucho en los últimos 7.500 años.

La reconstrucción se ha podido hacer gracias a que los avances tecnológicos han permitido extraer segmentos del ADN de los restos de "Calpeia", nombre que se le dio a la propietaria del cráneo hallado en 1996 en una cueva cerca de Punta Europa en referencia a la antigua denominación del Peñón. El Museo Nacional de Gibraltar ha colaborado con la Facultad de Medicina de Harvard para efectuar la reconstrucción y tratar de "ponerle cara" a esta mujer neolítica.

Partían de un cráneo que quedó deformado después de su sepultura, por lo que el proceso ha incluido la remodelación de una copia escaneada del resto y la restauración de las áreas que faltaban. Esos han sido los primeros pasos que han permitido la reconstrucción del rostro de la primera mujer moderna "gibraltareña" conocida que vivió en el Peñón.
Los genes de Calpeia demostraron que tiene un diez por ciento de ascendencia de cazadores-recolectores locales del Mesolítico, y un noventa por ciento de ascendencia de Anatolia, en la actual Turquía.


"O ella o sus antepasados cercanos se trasladaron desde el Mediterráneo oriental y llegaron a Gibraltar, trayendo consigo los nuevos avances y las tecnologías que terminaron propagándose por toda Europa", explica el gobierno gibraltareño sobre la historia de esta mujer de la "Nueva Edad de Piedra" que se caracteriza por la expansión de la agricultura desde Oriente Medio, así como de las primeras cerámicas.

Fuentes: elespañol.com | chronicle.gi | 11 de septiembre de 2019

Hallan más de un centenar de tesoros arqueológicos de época fenicia en la costa de Mazarrón (Murcia)

Presentación de los hallazgos submarinos. Ayuntamiento de Mazarrón


La quinta campaña internacional de arqueología submarina Mazarrón Fenicio ha hallado 160 piezas de entre los siglos VIII y VI antes de nuestra era en un sondeo submarino realizado en una zona submarina de 9 metros cuadrados del fondo norte de la isla de Adentro en esa localidad murciana.
En un comunicado, el consistorio ha señalado que esta iniciativa del Centro de Estudios del Próximo Oriente y la Antigüedad Tardía de la Universidad de Murcia, dirigida por los profesores Juan Pinedo y Helena Jiménez, ha planteado la existencia de un posible fondeadero que constata una ocupación y frecuentación del gran pueblo marinero y mercantil de la antigüedad durante al menos 200 años.
Se han documentado en excelente estado de conservación 160 restos con forma y 600 paredes de ánforas, hallazgo que según Pinedo "coloca a Mazarrón como una de las primeras colonizaciones fenicias en la Península Ibérica junto a Cádiz y Málaga".

Uno de los buceadores desempolvando los objetos fenicios. Ayuntamiento de Mazarrón.

Hasta el momento se atestiguaba la presencia fenicia en el puerto de Mazarrón desde finales del siglo VII antes de nuestra era por el yacimiento de la punta de los Gavilanes y de las dos embarcaciones en la playa de la Isla. El descubrimiento ahora de materiales de un siglo anterior sitúa este yacimiento subacuático en una amplia red comercial que se extiende desde el estrecho de Gibraltar hasta Ibiza ya en épocas muy tempranas de colonización fenicia peninsular.

A falta de un estudio en profundidad, todo señala a que este punto era el centro estratégico de la red de influencia política, económica y cultural sobre la población indígena. Estaba integrada por los actuales montículos de la Reya, Gavilanes y El Castellar, que debido al nivel del mar en aquel tiempo eran islotes próximos a la costa que les permitían asentarse y a la vez resguardarse de los autóctonos, de quienes recelaban.

El hallazgo de semillas, huesos y dientes de animales, caracoles de tierra, lucernas y cerámicas realizadas a mano por indígenas permite deducir que había un fondeadero. Los primeros indicios de la importancia arqueológica de la zona se dieron en las anteriores campañas de 2017 y 2018, cuando se encontraron respectivamente un colgante de oro y unos huevos de avestruz ricamente decorados.

Fuente: elespañol.com | 6 de septiembre de 2019

En busca del primer humano del valle del Guadiana (Ciudad Real)

Carmen Ramos, una de las investigadoras del equipo de Albalá, con el cuaderno de los trabajos de campo / Elena Rosa.

Hace 300.000 años, cuando el Guadiana discurría por el Campo de Calatrava entre volcanes y cráteres, ya había homínidos merodeando por sus riberas. No se sabe con seguridad que aspecto tenían, no eran neandertales ni Homo sapiens (el hombre moderno), pero sí que trabajaban la piedra: fabricaban sus propias hachas, achelenses, para cazar y alimentarse.

Estos misteriosos ‘hombres’ han dejado restos de su industria lítica en amplias terrazas de sedimentos fluviales próximas al río Guadiana en Poblete, en el paraje de Albalá, que podrían ser los vestigios más antiguos de presencia humana documentados en la provincia de Ciudad Real.


Cinco de los miembros más internacionales del equipo de trabajo han venido a Poblete desde Estados Unidos, China, Sudáfrica, Australia y Tanzania / Elena Rosa.

Es lo que piensan los arqueólogos y expertos en evolución humana que investigan el yacimiento de Albalá, que este año ha reunido a jóvenes investigadores de España, México, Estados Unidos, China, Sudráfrica, Tanzania y Australia, dirigidos por los profesores Ignacio de la Torre (University College de Londres) y Alfonso Benito (Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana), para “fichar” al primer ser humano que habitó esta parte del valle del Guadiana.

Se cree que los restos encontrados, herramientas de piedras y fauna fósil (el año pasado hallaron un diente fosilizado de elefante) podrían tener 300.000 años, son más antiguos de lo que se pensaba en un principio, a falta de las dataciones numéricas que lo confirmen.

La campaña de este año ha durado dos semanas y ha demostrado que en el yacimiento hay tres periodos de ocupación en el Paleolítico / Elena Rosa

Emparentados con los homínidos de Atapuerca

Encontrar restos humanos no entra en los planes, aunque el equipo no renuncia a ello, conscientes de que no es habitual hallar material biológico tan antiguo fuera de cuevas. Pero si pueden llegar a tener una idea muy aproximada de qué tipo de homínidos eran.

“Estamos hablando de una especie que denominamos 'Homo heidelbergensis', la antecesora de los neandertales y descendiente del 'Homo erectus'. Sería, probablemente, el mismo tipo de homínido que se encuentra en la Sima de los Huesos de Atapuerca”, explica de la Torre.

Más bajos y robustos que el humano moderno

El ‘hombre de Albalá’ tendría una estatura algo más baja que los humanos modernos, entre 1,60 y 1,70 metros de media, pero de complexión más robusta, de unos 80 kilos de peso. En la sierra burgalesa de Atapuerca hay restos de homínidos de hasta 1,2 millones de años, los más antiguos de Europa, los de Albalá tendrían relación con las últimas etapas de ocupación de la sima.
Esta aventura que iniciaron estos dos profesores en 2017 (primeras catas para ver si merecía la pena excavar) con la colaboración de Rafael Mora, de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha atraído este verano a jóvenes de medio mundo, muchos vinculados al University College.

Verónica Luján, de Brazatortas, única castellano-manchega en el equipo / Elena Rosa.

Verónica Luján, de Brazatortas, ha sido la primera estudiante de la provincia en participar en la investigación y está encantada. Licenciada en arqueología y máster en antropología física forense por la Universidad de Granada, hace unos meses respondió al anuncio: “Si te gusta la arqueología y el trabajo de campo, este es tu sitio. ¡Apúntate como voluntario a la segunda campaña de excavación del yacimiento achelense de Albalá!”

“La metodología paleolítica me parece bastante interesante y quería probar. Mi especialidad son los restos humanos en excavaciones, aunque en la trinchera en la que estoy no hemos hallado nada relevante, es lo que se denomina ‘estéril”.
Luján, que ha participado en otras trece excavaciones, sobre todo en Italia, nunca lo había hecho en su tierra. “La experiencia de aquí ha sido muy buena y he tenido la oportunidad de llevar a todo el grupo [25 personas] a visitar las pinturas rupestres de Fuencaliente”.


Abigail Martínez, de México, excavando en una de las trincheras de Albalá / Elena Rosa.

Abigail Martínez, antropóloga física, ha venido a Poblete desde México. Estudió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México y es la primera vez que excava en España, “jamás había excavado en un yacimiento Paleolítico, solo había trabajado excavaciones prehispánicas y coloniales”.

“Es un entorno árido para mí, con un calor bastante más subido del que estoy acostumbrada, pero el paraje es precioso. Ha sido una de las mejores experiencias tanto personales como profesionales que he tenido a lo largo de mi vida. Me voy maravillada”. Y eso que su grupo no ha encontrado fósiles o herramientas de piedra, unas mil esta campaña que hay que sumar a las dos mil del año pasado.

“Mi aporte principal es la identificación de huesos, cuando encontramos algún material del que no están del todo seguros si es un hueso o no me llaman y lo confirmo”, dice.
Alexander, de Tanzania, y alumno de Ignacio de la Torre en Londres, es otro de esos estudiantes entusiasmados con la experiencia: “me encanta Poblete y la comida”, suelta; como Rosa, de Sudáfrica, “en mi país hay parajes muy bonitos pero esto también lo es”.


Los codirectores de la investigación en Albalá Alfonso Benito e Ignacio de la Torre / Elena Rosa.

Los investigadores abren la puerta a otra campaña

Las dos mil piezas recuperadas el año pasado y el entorno al millar de este verano, en dos campañas financiadas por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, están en proceso de estudio, una vez que concluya la investigación se pondrán a disposición del Museo Provincial de Ciudad Real, “y esperamos que hagan alguna exposición”, apunta De la Torre.

Este año el equipo se ha protegido del sol con tiendas de campaña / Elena Rosa.

Tres épocas de ocupación en el Paleolítico

Los investigadores consideran que a partir de estos restos se podrá obtener mucha información sobre las ocupaciones humanas del Paleolítico en el centro de la Península. “En esta campaña ha sido de especial importancia la aparición de dos nuevos niveles arqueológicos, ya que demuestra que la ocupación humana en esta zona no fue puntual sino que se produjo de forma recurrente”.

El equipo de investigación, del que también forman parte Davinia Moreno y Theodoros Karampaglidis, del Centro Nacional de la Evolución Humana; Carmen Martín Ramos, Xin Ding, del University College, y Laura Sánchez, de la Univeridad de California, en Berkeley, consideran que la excavación ha sido un éxito y se reafirman en la necesidad de seguir excavando en Albalá en los próximos años.

El Ayuntamiento de Poblete, a través de su alcalde, Luis Alberto Lara, se ha mostrado dispuesto a colaborar financieramente en próximas campañas. Este año lo ha hecho facilitando el alojamiento.


Fuente: lanzadigital.com | 8 de septiembre de 2019

Recuperan huellas de neandertales de hace 80.000 años en una playa de Normandía

Hay un total de 257 huellas descubiertas y analizadas / © Dominique Cliquet

Nunca antes se habían descubierto tantas huellas de neandertales de un solo golpe: en la costa francesa de Normandía, en Rozel (noroeste), bajo las dunas enclavadas en los acantilados, los arqueólogos descubrieron 257 huellas de pisadas con 80.000 años de antigüedad milagrosamente conservadas.

Las huellas ofrecen una “instantánea” de la vida del pequeño grupo de neandertales que ocupó el sitio, que entonces estaba a uno o dos kilómetros del agua. Los hallazgos sugieren que este grupo contaba con entre 10 y 13 personas. La gran mayoría de las pisadas pertenecían a niños y adolescentes, pero también había algunos adultos, uno de los cuales medía 1,90 metros, un tamaño estimado a partir de la talla de los pies.

Posiblemente estos neandertales estuvieron presentes en este sitio entre el otoño y la primavera, dijo Jérémy Duveau (izquierda), estudiante de doctorado en el Museo Nacional de Historia Natural de Francia y uno de los coautores del estudio que describe el hallazgo, publicado en las Actas de la Academia Estadounidense de Ciencias (PNAS), una prestigiosa revista científica.

El sitio había sido descubierto por un aficionado en la década de 1960, Yves Roupin, pero no fue hasta 2012, ante el peligro de erosión por el viento y la marea, que se organizaron las excavaciones de rescate tres meses al año, dirigidas por Dominique Cliquet (derecha), de la Dirección Regional de Asuntos Culturales de Normandía y del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS, sus siglas francesas).

Decenas de metros de arena fueron removidos por palas mecánicas para llegar a las capas interesantes. Luego, con pincel, los investigadores descubrieron las huellas, dejadas en aquel momento en un suelo cubierto de hierba y barro. ¿Cómo sobrevivieron? Gracias a la arena que, al cubrirlas de inmediato, las conservó.


A las 257 pisadas descritas en el artículo para el período 2012-2017 se agregan otros cientos descubiertas desde el año pasado. “Las huellas tienen un interés, que es a la vez un defecto: representan una especie de instantánea de la vida de las personas durante períodos muy breves. Esto nos permite tener una idea de la composición del grupo, pero es posible que representen al grupo cuando ciertos individuos estaban en el exterior”, explica Duveau.


Pero ¿hay pocas huellas de pisadas adultas porque los neandertales morían jóvenes? ¿O los adultos estaban en otra parte? Cada pisada ha sido fotografiada y moldeada en tres dimensiones. Algunas han sido moldeadas con elastómero, un material más blando que el yeso. Y desde 2017, gracias a una novedosa técnica de solidificación del suelo mediante una solución química, cientos de huellas han sido extraídas para preservarlas. Las que no fueron retiradas han quedado “totalmente destruidas” por el viento, lamenta Duveau.

Foto: Una pisada de neandertal en el sitio de Rozel, en Francia. AFP / Dominique CLIQUET

“La conservación de huellas requiere una especie de milagro: debemos ser muy afortunados”, dice. Antes de Rozel, solo se habían encontrado nueve pisadas de neandertales confirmadas en Grecia, Rumania, Gibraltar y Francia. Algunos de los moldes de Rozel ya han sido exhibidos, en particular en el Museo del Hombre de París, y los investigadores quieren mostrar más al público general en el futuro. Mientras tanto, todas las impresiones extraídas se almacenan en los depósitos de la Dirección Regional de Asuntos Culturales de Normandía.

Algunas huellas grandes en el sitio indican que fueron hechas por un individuo excepcionalmente alto. La evidencia de los esqueletos muestra que los neandertales eran más pequeños que los humanos modernos, generalmente entre 150 y 160 centímetros de altura, pero algunas de las huellas de Le Rozel parecen haber sido realizadas por alguien con una altura de 175 centímetros. Esta es la altura promedio de un hombre en los Estados Unidos hoy en día. Una explicación alternativa es que los neandertales podrían haber sido más altos de lo que sugiere la evidencia previa.

Fuentes: eleconomista.es | newsscientist.com| dailymail.com | 9 de septiembre de 2019

Egipto presenta las tumbas de un sacerdote y su esposa y de un escribano en una necrópolis cerca de Luxor

Un arqueólogo egipcio muestra una de las tumbas inauguradas en Luxor. EFE STRINGER

Egipto presentó hoy las tumbas de un sacerdote y su esposa y de un escribano tras finalizar su restauración en la necrópolis de Dra Abu al Naga, cerca de Luxor (sur del país), donde estaba la antigua Tebas, capital de los faraones, informó el Ministerio de Antigüedades.

El primer mausoleo es del cuarto sacerdote del dios Amón, Raya, y su esposa Mutuayia, pertenecientes a la dinastía XIX (1295-1186 a.C.), y contiene escenas funerarias y representaciones del Libro de las Puertas, un antiguo texto sobre el más allá, según un comunicado del departamento.
Las paredes de la otra tumba, de un escribano de la dinastía XX (1186-1069 a.C.), Niai, están decoradas con escenas funerarias y de la vida cotidiana en varios colores.

Una mujer saca una foto dentro de una de las tumbas inauguradas en Luxor. EFE STRINGER

El proceso de restauración fue acometido por una misión del Centro de Investigaciones Estadounidenses en Egipto y el Ministerio de Antigüedades y fue financiado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, en inglés), que aportó unos 2,14 millones de dólares, agregó la nota.

El ministro de Antigüedades de Egipto, Jaled al Anani, alabó los esfuerzos para preservar el patrimonio y destacó la cooperación continua entre Estados Unidos y Egipto en el campo arqueológico.

Dra Abu al Naga se encuentra en la orilla occidental del río Nilo, en la ciudad monumental de Luxor, y es una de las necrópolis situada en esta área, junto al valle de los Reyes y el de las Reinas, donde se enterraba a los nobles.

En los últimos años, Egipto ha realizado una serie de anuncios de descubrimientos con el objetivo de alentar el turismo, un sector que se vio seriamente afectado por los acontecimientos ocurridos desde 2011 en el país árabe. EFE

Fuentes: lavanguardia.com | rtve.es | 8 de septiembre de 2019