Los restos más antiguos de consumo de leche en dientes de hace 6.000 años

La evidencia proviene de la placa dental de restos neolíticos. SOPHY CHARLTON / DORSET COUNTY MUSEUM.

La evidencia directa más temprana del consumo de leche del mundo ha sido encontrada en los dientes de granjeros británicos que vivieron en el período Neolítico hace unos 6.000 años.
Un equipo de investigación, dirigido por arqueólogos de la Universidad de York, identificó una proteína de la leche llamada beta lactoglobulina (BLG) enterrada en la placa dental mineralizada de hasta siete personas.

Las muestras de placa dental humana en el estudio son las más antiguas analizadas en busca de proteínas antiguas hasta la fecha en todo el mundo y el estudio representa la identificación más temprana de la proteína de suero de leche BLG hasta el momento.

El período Neolítico en Gran Bretaña fue de 4.000 a 2.400 antes de Cristo y vio el surgimiento de la agricultura, con el uso de animales domesticados como vacas, ovejas, cerdos y cabras, junto con cultivos como el trigo y la cebada. Los arqueólogos también han descubierto evidencia de prácticas culturales complejas, con comunidades neolíticas construyendo grandes sitios monumentales y de entierro.

Los antiguos restos humanos probados en el estudio provienen de tres sitios neolíticos diferentes: Hambledon Hill y Hazleton North en el sur de Inglaterra, y Banbury Lane en East Midlands. Las personas de los tres sitios mostraron la presencia de proteínas de la leche de vacas, ovejas o cabras, lo que sugiere que las personas estaban explotando múltiples especies para obtener productos lácteos.
La placa dental puede ofrecer una visión única de las dietas de las personas de la antigüedad, dado que las proteínas de la dieta quedan atrapadas en su interior cuando los componentes de la saliva la mineralizan para formar sarro o “cálculo dental”.

La autora principal del estudio, Sophy Charlton, del Departamento de Arqueología de la Universidad de York, dijo: “El hecho de que encontramos esta proteína en el cálculo dental de individuos de tres sitios neolíticos diferentes puede sugerir que el consumo de lácteos fue un práctica dietética generalizada en el pasado”.


La Dra. Charlton tomando muestras de la placa de dientes antiguos.

El descubrimiento de las proteínas de la leche es particularmente interesante, ya que estudios genéticos recientes sugieren que las personas que vivían en este momento aún no tenían la capacidad de digerir la lactosa en la leche. Para evitar esto, los antiguos agricultores pueden haber estado bebiendo solo pequeñas cantidades de leche o procesándola en otros alimentos como el queso (que elimina la mayor parte de la lactosa), dicen los investigadores.

La ‘persistencia de la lactasa’, que permite el consumo continuo de leche en la edad adulta, es el resultado de una mutación genética en una sección del ADN que controla la actividad del gen de la lactasa. Sin embargo, los mecanismos detrás de cómo y cuándo evolucionamos esta habilidad siguen siendo un misterio.

El Neolítico vio la introducción de animales domesticados, como ovejas, vacas y cabras.

Charlton agregó: “Debido a que beber algo más que cantidades muy pequeñas de leche habría enfermado a las personas de este período, estos primeros agricultores pueden haber estado procesando la leche, tal vez en alimentos como queso, para reducir su contenido de lactosa”.
“La identificación de individuos más antiguos con evidencia de BLG puede en el futuro proporcionar más información sobre el consumo y el procesamiento de la leche en el pasado, y aumentar nuestra comprensión de cómo la genética y la cultura han interactuado para producir la persistencia de la lactasa”.

Fuentes: elperiodico.com.gt | bbc.com | 10 de septiembre de 2019

Científicos reconstruyen virtualmente el cráneo del ancestro del 'Homo sapiens'

Reconstrucción por computadora de un cráneo que pudo haber pertenecido al ancestro común más antiguo de los seres humanos vivos. CréditoCréditoAurélien Mounier / CNRS-MNHN.

Gracias a los hallazgos paleoantropológicos y a estudios genéticos, una pareja de científicos ha reconstruido virtualmente y en 3D el cráneo del ancestro común de todos los grupos de Homo Sapiens, cuya imagen ha sido desvelada este martes por la revista Nature Communications.
Aurélien Mounier (izquierda), del Centro Nacional francés de Investigación Cienfítifica (CNRS), y Marta Mirazón Lahr (derecha), profesora de la Universidad de Cambridge, han trabajado tres años en este estudio que permite esbozar un cráneo "sorprendentemente moderno": redondeado con frente relativamente alta, protuberancias orbitales abultadas y una cara delantera ligeramente proyectada.

Su comparación con los cinco fósiles africanos contemporáneos a la aparición del Homo sapiens, hace 300.000 años, les permite establecer que una mezcla de las poblaciones del sur y el este de África habría dado lugar a nuestra especie. Los pocos fósiles hallados en Magreb y en el este y sur de África explican el misterio que rodea al surgimiento del Homo sapiens.
"Sabemos por estudios genéticos y paleontropológicos que los ancestros del hombre moderno habrían existido hace aproximadamente entre 300.000 y 200.000 años en África, pero solo tenemos cinco o seis fósiles de ese período y es pronto para ofrecer una hipótesis coherente de lo que pasó", explicó Mounier a Efe.

Los cráneos grises son fósiles que se usaron para modelar el cráneo del ancestro virtual, que se muestra en rojo. De izquierda a derecha: KNM-ER 3733 (H. ergaster), La Ferrassie (H. neanderthalensis), Qafzeh 6 (fósil H. sapiens), Kh-1739 (Sudáfrica, Khoikhoi), AUS001 (Australia), Eu.34.4 .1 (Hungría), EAS-ORSA0427 (China) y NA82 (Huron, Canadá). (Aurélien Mounier - CNRS / MNHN)

Mounier y Mirazón han constatado fuertes similitudes entre las formas craneales de los 263 cráneos estudiados -fósiles y modernos de los 29 grupos de población hallados en África, Europa, China, Australia y Canadá- y la posición de éstos en un árbol de parentesco basado en datos genéticos.
La comparación del fósil virtual recreado por los científicos, con una edad teórica de 300.000 años, con los cinco de sus contemporáneos encontrados en África, sugieren que nuestra especie nació de la mezcla de las poblaciones del este y sur africano, y se mezclaría más tarde con neandertales durante las migraciones hacia Europa.

Un grupo de cráneos del Plesitoceno Medio Tardío utilizados en el análisis. Los investigadores desarrollaron ecuaciones matemáticas que vinculan varios rasgos de los fósiles. CréditoAurélien Mounier / CNRS-MNHN.

El estudio respalda la hipótesis, establecida previamente por otros científicos mediante análisis genéticos, de que una primera migración hacia Oceanía, y más tarde hacia Europa, Asia y finalmente África, habría permitido la extensión del Homo sapiens.

Katerina Harvati (izquierda), una paleoantropóloga de la Universidad de Tübingen, en Alemania, y que no participó en el nuevo estudio, calificó el estudio como "una forma realmente genial de probar hipótesis sobre el registro fósil".

Pero advirtió que cualquier reconstrucción de nuestro ancestro común depende de los cráneos que los científicos examinen. Junto con los fósiles de Israel utilizados, a ella le gustaría ver otros fósiles de humanos modernos agregados al análisis, pues datos adicionales pueden alterar el cráneo virtual, y tal vez incluso teorías sobre nuestros orígenes.

El Dr. Mounier ve el nuevo estudio como un marco para investigar los orígenes humanos, no la última palabra. "Hay muchas cosas que podemos hacer, incluso sin nuevos fósiles", dijo.

Fuentes: lavanguardia.com | nytimes.com | eurekalert.org | 10 de septiembre de 2019

La 'técnica única' que preservó uno de los 'Manuscritos del Mar Muerto' más extensos

Un fragmenteo del "Manuscrito del Templo". Reuters

Los Manuscritos del Mar Muerto son una colección de 972 pergaminos de incalculable valor. No solo son contemporáneos a la época de Jesús de Nazareth. Además contienen datos únicos sobre los orígenes del cristianismo. Un reciente análisis ha revelado un descubrimiento muy sorprendente sobre uno de ellos.

Un equipo de científicos de la Universidad de Harvard ha analizado un fragmento de uno de los manuscritos más importantes que se conocen mediante microscopía de electrones, una técnica que nunca se había usado hasta ahora sobre las reliquias. El resultado arrojó datos inesperados. El pergamino en cuestión se conoce como "Manuscrito del Templo", y los análisis revelan que se fabricó con una tecnología que no solo es diferente a la de los demás manuscritos del Mar Muerto. Además es una técnica desconocida y aparentemente perdida que ni siquiera se ha visto en pergaminos medievales elaborados siglos después.

Detalle de la capa de sales que recubre el manuscrito, vista al microscopio.
Foto: Roman Shuetz y otros (Science Advances)

La razón por la que los investigadores decidieron analizar el "Manuscrito del Templo" y no otro es precisamente porque ya a primera vista se puede apreciar que es diferente a todos los demás. Para empezar es mucho más fino. Su superficie apenas tiene una décima de milímetro, algo muy poco común en los pergaminos de la época. Pese a su delgadez, tiene una longitud de más de ocho metros y se ha conservado increíblemente bien para tener cerca de 2.000 años. También es el más claro de todos los pergaminos hallados en las cuevas de Qumrán, a orillas del mar Muerto. Su superficie es de una tonalidad muy clara en comparación con la de otros pergaminos que suelen exhibir diferentes tonos de marrón.

Los pergaminos para escritura se fabricaban con pieles de animales cuya superficie se rascaba hasta eliminar cualquier rastro de grasa o pelo. Después, se tensaban y se ponían a secar, y en ocasiones se frotaban con sal.

En el "Manuscrito del templo", la tinta se aplicó sobre el lado contrario al habitual. Está escrito por la parte del pergamino que corresponde al interior del animal, no en la cara dónde estaba el pelo como era la costumbre. Además, la superficie del manuscrito parece estar cubierta de una capa de material inorgánico. Los arqueólogos estaban interesados en estudiar precisamente esa capa, así que analizaron su composición química mediante técnicas no invasivas.

Resultados de diferentes análisis de microscopía para determinar la composición del fragmento. Foto: Roman Shuetz y otros (Science Advances)

Lo que encontraron fue una inusual concentración de sales compuestas de sulfuro, sodio y calcio. El hallazgo sugiere que el artesano que fabricó este pergamino aplicó una especie de capa de imprimación a su superficie, una técnica que está muy por encima de los toscos pergaminos usados en la Edad Media. Esta imprimación no coincide con ninguna de las sales comúnmente utilizadas en el mar Muerto, lo que indica que el "Manuscrito del Templo" fue fabricado en algún otro lugar, o se fabricó empleando una técnica y un tipo de sales que desde luego no son propias de esa región y esa época.

La capa de imprimación explica por qué el manuscrito ha sobrevivido tan bien al paso del tiempo pese a las malas condiciones en las que se ha conservado en años recientes. La reliquia fue encontrada en una cueva en el año 1956. Al parecer, los responsables de su descubrimiento fueron los miembro de una tribu de beduinos nómadas que vendieron la reliquia a un comerciante de antigüedades. Este envolvió el rollo de pergamino en celofán, lo metió en una caja de zapatos y lo escondió bajo las tablas del suelo de su tienda.

Los 'Manuscritos del Mar Muerto' fueron hallados en las cuevas de Qumrán, Israel.

Los arqueólogos lo hallaron once años después, pero para entonces ya estaba muy dañado por la humedad. Cualquier otro pergamino hubiera terminado completamente destruido tras ese trato, pero el "Manuscrito del Templo" aguantó. El siguiente paso de los científicos es tratar de averiguar la procedencia de la técnica con la que lo fabricaron. De momento, el análisis nos deja con una respuesta y muchas preguntas. [Sciencemag vía Science Alert].

Fuente: es.gizmodo.com | 11 de septiembre de 2019

Científicas españolas y mexicanas denuncian cómo se desprecia en los museos arqueológicos el papel femenino en la Historia

Cartel de la exposición 'Arte sin artistas. Una mirada al Paleolitico'. ANTONIO ASENSIO

Cuando en 2013 el director del Museo Arqueológico Regional de Madrid, Enrique Baquedano, eligió como cartel anunciador de la exposición Arte sin artistas. Una mirada al Paleolítico el de una mujer pintando los techos de la cueva de Altamira, parte del mundo académico reaccionó con acritud.
¿Cómo se atrevía a plantear tal hipótesis y a presentarla en público? Sin embargo, no existen datos fehacientes de que las figuras fueran realizadas por varones. Ahora, la Universidad Autónoma de Madrid ha publicado el libro Museos arqueológicos y género. Educando en igualdad, que recoge el testimonio de más de una veintena de profesoras, investigadoras, académicas y catedráticas de Historia y Arqueología españolas y mexicanas en el que muestran su completo rechazo a la "visión antropocéntrica" de los museos arqueológicos de ambos países.

Lourdes Prados Torreira (izquierda), catedrática de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, recuerda que el cartel del ilustrador Arturo Asensio “fue una provocación científica muy positiva. Al menos en la actualidad, las personas que acudan a los museos y —en especial el público infantil—, podrán plantearse la posibilidad de que esas pinturas pudieran haber sido realizadas por mujeres, cosa que antes nadie se hubiera permitido pensar. Ahora ya existe la duda que invita a la reflexión para romper con dogmas preestablecidos”.


Las expertas, en contra de lo que sostiene la Real Academia de la Lengua (RAE), abogan por dejar de “utilizar el masculino como género exclusivo, porque lejos de ser inclusivo, como pretendidamente se supone, en realidad excluye a las mujeres, contribuyendo a su invisibilidad”. Y ponen el ejemplo de que el llamado Hombre de Flores (Homo floresiensis), una especie humana extinta que habitó una isla indonesia, en realidad era una mujer que vivió hace 18.000 años. Creen que en la mayoría de los museos arqueológicos se difunde un discurso donde se invisibiliza a las mujeres o se infravaloran las actividades que se consideran vinculadas al ámbito femenino y que reflejan estereotipos androcéntricos que “no cuentan con ninguna base científica”. Cuando se explica el proceso de hominización con gráficos, sostienen, “en la mayoría de los casos se representan únicamente individuos de sexo masculino excluyendo —intencionadamente o no—, a las mujeres de la evolución de la humanidad y esa imagen es la que percibe el público, tanto infantil como adulto”.

No se trata, inciden, de que mujeres y los hombres aparezcan realizando las mismas labores, sino que se muestre que tanto unas actividades como otras, son indispensables para el desarrollo de la comunidad. “No hay que idealizar el pasado a través del discurso expositivo, ni de inventarnos relatos para que aparezcan mujeres, se trata de dotar de contenido aquellos ámbitos donde la investigación arqueológica nos indica que ellas desarrollaron sus actividades y que, obviamente, varían según las épocas y culturas”, escribe Lourdes Prados.

“No queremos decir con esto que debamos rechazar la exhibición, por ejemplo, de las momias funerarias de los faraones egipcios, pero sí investigar y exponer otros materiales presentes en las colecciones que nos ayuden a comprender cómo vivía la gente común en las diferentes épocas y culturas, qué comían, cómo eran sus casas, qué objetos utilizaban cotidianamente, cómo elaboraban sus ropas, cómo trabajaban sus campos”. Para las científicas resulta más importante exhibir los objetos con los que se trataban los alimentos o se tejían las ropas en la Edad Media que una moneda de oro descontextualizada en una vitrina.

Y ponen más ejemplos. En la sala de Protohistoria del Museo Arqueológico Nacional se expone la conocida como Dama de Baza (izquierda), una escultura funeraria del siglo IV antes de Cristo que contiene los restos cremados de la difunta. Al encontrarse como ajuar un conjunto importante de armas, durante varios años se interpretó como la tumba de un guerrero y la escultura femenina como la representación de una diosa protectora.

“Sin embargo, los análisis paleoantropológicos recientes han demostrado que se trata de los restos funerarios de una mujer. Por ello, ahora las armas se contemplan en el museo como parte del ajuar de una noble real, que existió", no de una divinidad que protegía a un hombre. Es que son cosas muy diferentes.

Fuente: elpais.com | 6 de septiembre de 2019

Gibraltar presenta a Calpeia, la primera mujer moderna que vivió en el Peñón hace 7.500 años

Los avances científicos han permitido reconstruir la cara de "Calpeia", una mujer neolítica que vivió hace 7.500 años en Gibraltar y cuyo cráneo fue descubierto en una cueva sepulcral del Peñón en unas excavaciones arqueológicas, ha informado hoy el Gobierno gibraltareño. El responsable de Patrimonio del Ejecutivo de la colonia británica, John Cortés, ha presentado hoy esta reconstrucción, que da una idea de que los rostros humanos no han cambiado mucho en los últimos 7.500 años.

La reconstrucción se ha podido hacer gracias a que los avances tecnológicos han permitido extraer segmentos del ADN de los restos de "Calpeia", nombre que se le dio a la propietaria del cráneo hallado en 1996 en una cueva cerca de Punta Europa en referencia a la antigua denominación del Peñón. El Museo Nacional de Gibraltar ha colaborado con la Facultad de Medicina de Harvard para efectuar la reconstrucción y tratar de "ponerle cara" a esta mujer neolítica.

Partían de un cráneo que quedó deformado después de su sepultura, por lo que el proceso ha incluido la remodelación de una copia escaneada del resto y la restauración de las áreas que faltaban. Esos han sido los primeros pasos que han permitido la reconstrucción del rostro de la primera mujer moderna "gibraltareña" conocida que vivió en el Peñón.
Los genes de Calpeia demostraron que tiene un diez por ciento de ascendencia de cazadores-recolectores locales del Mesolítico, y un noventa por ciento de ascendencia de Anatolia, en la actual Turquía.


"O ella o sus antepasados cercanos se trasladaron desde el Mediterráneo oriental y llegaron a Gibraltar, trayendo consigo los nuevos avances y las tecnologías que terminaron propagándose por toda Europa", explica el gobierno gibraltareño sobre la historia de esta mujer de la "Nueva Edad de Piedra" que se caracteriza por la expansión de la agricultura desde Oriente Medio, así como de las primeras cerámicas.

Fuentes: elespañol.com | chronicle.gi | 11 de septiembre de 2019

Hallan más de un centenar de tesoros arqueológicos de época fenicia en la costa de Mazarrón (Murcia)

Presentación de los hallazgos submarinos. Ayuntamiento de Mazarrón


La quinta campaña internacional de arqueología submarina Mazarrón Fenicio ha hallado 160 piezas de entre los siglos VIII y VI antes de nuestra era en un sondeo submarino realizado en una zona submarina de 9 metros cuadrados del fondo norte de la isla de Adentro en esa localidad murciana.
En un comunicado, el consistorio ha señalado que esta iniciativa del Centro de Estudios del Próximo Oriente y la Antigüedad Tardía de la Universidad de Murcia, dirigida por los profesores Juan Pinedo y Helena Jiménez, ha planteado la existencia de un posible fondeadero que constata una ocupación y frecuentación del gran pueblo marinero y mercantil de la antigüedad durante al menos 200 años.
Se han documentado en excelente estado de conservación 160 restos con forma y 600 paredes de ánforas, hallazgo que según Pinedo "coloca a Mazarrón como una de las primeras colonizaciones fenicias en la Península Ibérica junto a Cádiz y Málaga".

Uno de los buceadores desempolvando los objetos fenicios. Ayuntamiento de Mazarrón.

Hasta el momento se atestiguaba la presencia fenicia en el puerto de Mazarrón desde finales del siglo VII antes de nuestra era por el yacimiento de la punta de los Gavilanes y de las dos embarcaciones en la playa de la Isla. El descubrimiento ahora de materiales de un siglo anterior sitúa este yacimiento subacuático en una amplia red comercial que se extiende desde el estrecho de Gibraltar hasta Ibiza ya en épocas muy tempranas de colonización fenicia peninsular.

A falta de un estudio en profundidad, todo señala a que este punto era el centro estratégico de la red de influencia política, económica y cultural sobre la población indígena. Estaba integrada por los actuales montículos de la Reya, Gavilanes y El Castellar, que debido al nivel del mar en aquel tiempo eran islotes próximos a la costa que les permitían asentarse y a la vez resguardarse de los autóctonos, de quienes recelaban.

El hallazgo de semillas, huesos y dientes de animales, caracoles de tierra, lucernas y cerámicas realizadas a mano por indígenas permite deducir que había un fondeadero. Los primeros indicios de la importancia arqueológica de la zona se dieron en las anteriores campañas de 2017 y 2018, cuando se encontraron respectivamente un colgante de oro y unos huevos de avestruz ricamente decorados.

Fuente: elespañol.com | 6 de septiembre de 2019

En busca del primer humano del valle del Guadiana (Ciudad Real)

Carmen Ramos, una de las investigadoras del equipo de Albalá, con el cuaderno de los trabajos de campo / Elena Rosa.

Hace 300.000 años, cuando el Guadiana discurría por el Campo de Calatrava entre volcanes y cráteres, ya había homínidos merodeando por sus riberas. No se sabe con seguridad que aspecto tenían, no eran neandertales ni Homo sapiens (el hombre moderno), pero sí que trabajaban la piedra: fabricaban sus propias hachas, achelenses, para cazar y alimentarse.

Estos misteriosos ‘hombres’ han dejado restos de su industria lítica en amplias terrazas de sedimentos fluviales próximas al río Guadiana en Poblete, en el paraje de Albalá, que podrían ser los vestigios más antiguos de presencia humana documentados en la provincia de Ciudad Real.


Cinco de los miembros más internacionales del equipo de trabajo han venido a Poblete desde Estados Unidos, China, Sudáfrica, Australia y Tanzania / Elena Rosa.

Es lo que piensan los arqueólogos y expertos en evolución humana que investigan el yacimiento de Albalá, que este año ha reunido a jóvenes investigadores de España, México, Estados Unidos, China, Sudráfrica, Tanzania y Australia, dirigidos por los profesores Ignacio de la Torre (University College de Londres) y Alfonso Benito (Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana), para “fichar” al primer ser humano que habitó esta parte del valle del Guadiana.

Se cree que los restos encontrados, herramientas de piedras y fauna fósil (el año pasado hallaron un diente fosilizado de elefante) podrían tener 300.000 años, son más antiguos de lo que se pensaba en un principio, a falta de las dataciones numéricas que lo confirmen.

La campaña de este año ha durado dos semanas y ha demostrado que en el yacimiento hay tres periodos de ocupación en el Paleolítico / Elena Rosa

Emparentados con los homínidos de Atapuerca

Encontrar restos humanos no entra en los planes, aunque el equipo no renuncia a ello, conscientes de que no es habitual hallar material biológico tan antiguo fuera de cuevas. Pero si pueden llegar a tener una idea muy aproximada de qué tipo de homínidos eran.

“Estamos hablando de una especie que denominamos 'Homo heidelbergensis', la antecesora de los neandertales y descendiente del 'Homo erectus'. Sería, probablemente, el mismo tipo de homínido que se encuentra en la Sima de los Huesos de Atapuerca”, explica de la Torre.

Más bajos y robustos que el humano moderno

El ‘hombre de Albalá’ tendría una estatura algo más baja que los humanos modernos, entre 1,60 y 1,70 metros de media, pero de complexión más robusta, de unos 80 kilos de peso. En la sierra burgalesa de Atapuerca hay restos de homínidos de hasta 1,2 millones de años, los más antiguos de Europa, los de Albalá tendrían relación con las últimas etapas de ocupación de la sima.
Esta aventura que iniciaron estos dos profesores en 2017 (primeras catas para ver si merecía la pena excavar) con la colaboración de Rafael Mora, de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha atraído este verano a jóvenes de medio mundo, muchos vinculados al University College.

Verónica Luján, de Brazatortas, única castellano-manchega en el equipo / Elena Rosa.

Verónica Luján, de Brazatortas, ha sido la primera estudiante de la provincia en participar en la investigación y está encantada. Licenciada en arqueología y máster en antropología física forense por la Universidad de Granada, hace unos meses respondió al anuncio: “Si te gusta la arqueología y el trabajo de campo, este es tu sitio. ¡Apúntate como voluntario a la segunda campaña de excavación del yacimiento achelense de Albalá!”

“La metodología paleolítica me parece bastante interesante y quería probar. Mi especialidad son los restos humanos en excavaciones, aunque en la trinchera en la que estoy no hemos hallado nada relevante, es lo que se denomina ‘estéril”.
Luján, que ha participado en otras trece excavaciones, sobre todo en Italia, nunca lo había hecho en su tierra. “La experiencia de aquí ha sido muy buena y he tenido la oportunidad de llevar a todo el grupo [25 personas] a visitar las pinturas rupestres de Fuencaliente”.


Abigail Martínez, de México, excavando en una de las trincheras de Albalá / Elena Rosa.

Abigail Martínez, antropóloga física, ha venido a Poblete desde México. Estudió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México y es la primera vez que excava en España, “jamás había excavado en un yacimiento Paleolítico, solo había trabajado excavaciones prehispánicas y coloniales”.

“Es un entorno árido para mí, con un calor bastante más subido del que estoy acostumbrada, pero el paraje es precioso. Ha sido una de las mejores experiencias tanto personales como profesionales que he tenido a lo largo de mi vida. Me voy maravillada”. Y eso que su grupo no ha encontrado fósiles o herramientas de piedra, unas mil esta campaña que hay que sumar a las dos mil del año pasado.

“Mi aporte principal es la identificación de huesos, cuando encontramos algún material del que no están del todo seguros si es un hueso o no me llaman y lo confirmo”, dice.
Alexander, de Tanzania, y alumno de Ignacio de la Torre en Londres, es otro de esos estudiantes entusiasmados con la experiencia: “me encanta Poblete y la comida”, suelta; como Rosa, de Sudáfrica, “en mi país hay parajes muy bonitos pero esto también lo es”.


Los codirectores de la investigación en Albalá Alfonso Benito e Ignacio de la Torre / Elena Rosa.

Los investigadores abren la puerta a otra campaña

Las dos mil piezas recuperadas el año pasado y el entorno al millar de este verano, en dos campañas financiadas por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, están en proceso de estudio, una vez que concluya la investigación se pondrán a disposición del Museo Provincial de Ciudad Real, “y esperamos que hagan alguna exposición”, apunta De la Torre.

Este año el equipo se ha protegido del sol con tiendas de campaña / Elena Rosa.

Tres épocas de ocupación en el Paleolítico

Los investigadores consideran que a partir de estos restos se podrá obtener mucha información sobre las ocupaciones humanas del Paleolítico en el centro de la Península. “En esta campaña ha sido de especial importancia la aparición de dos nuevos niveles arqueológicos, ya que demuestra que la ocupación humana en esta zona no fue puntual sino que se produjo de forma recurrente”.

El equipo de investigación, del que también forman parte Davinia Moreno y Theodoros Karampaglidis, del Centro Nacional de la Evolución Humana; Carmen Martín Ramos, Xin Ding, del University College, y Laura Sánchez, de la Univeridad de California, en Berkeley, consideran que la excavación ha sido un éxito y se reafirman en la necesidad de seguir excavando en Albalá en los próximos años.

El Ayuntamiento de Poblete, a través de su alcalde, Luis Alberto Lara, se ha mostrado dispuesto a colaborar financieramente en próximas campañas. Este año lo ha hecho facilitando el alojamiento.


Fuente: lanzadigital.com | 8 de septiembre de 2019