El trozo de cerebro de un hombre decapitado que ha sobrevivido más de 2.600 años

El trozo de cerebro se conservó durante más de 2.600 años (York Archaeological Trust)

Las razones de su muerte siguen siendo un misterio. El hombre fue decapitado en Heslington, cerca de la actual ciudad de York, en el Reino Unido, y enterraron su cabeza en un terreno embarrado rico en arcilla. El asesinato ocurrió entre los años 673 y 482 a.C. Más de unos 2.600 años después, los arqueólogos encontraron los restos en 2008 y se sorprendieron cuando se dieron cuenta que había sobrevivido un trozo de cerebro en su interior.

La cuestión es que el tejido cerebral es un elemento que se disuelve rápidamente después de la muerte de un individuo debido a la autoproteolisis (degradación de proteínas) y la putrefacción. En el caso que nos ocupa, esa parte de cerebro humano no solo se había mantenido prácticamente intacta durante milenios, sino que además conservaba características como sus pliegues y surcos.
Según los expertos, dentro de las primeras 36–72 horas tras el fallecimiento, comienza la putrefacción y se completa la esqueletización en apenas 5–10 años. “En conclusión, la preservación de las proteínas del cerebro humano a temperatura ambiente no debería ser posible durante milenios en la naturaleza libre”, indican en la revista Journal of the Royal Society Interface.

Excavación arqueológica de la Universidad de York en Heslington East. Foto: James Gunn.

Un grupo internacional de neurólogos han estudiado el inesperado hallazgo utilizando varias técnicas moleculares y han llegado a la conclusión que dos proteínas estructurales, que actúan como los “esqueletos” de las neuronas y los astrocitos (células de soporte), estaban más apretadas en este antiguo cerebro.

En un experimento que ha durado un año, descubrieron que estas proteínas agregadas -un sello distintivo del envejecimiento y las enfermedades cerebrales como el Alzheimer- también eran más estables que las de los cerebros modernos. De hecho, los antiguos grupos de proteínas pueden haber ayudado a preservar la estructura de los tejidos blandos durante siglos.
La momificación permite la preservación a largo plazo de los tejidos blandos. Fue así como se mantuvo intacto el cerebro del hombre de hielo, Ötzi, que fue conservado en un glaciar. En el cráneo de Heslington, los investigadores vieron una masa marrón amarillenta a través del agujero magno e identificaron que era tejido cerebral tras separar los sedimentos que lo cubrían.

El cerebro de Heslington. (a) Todos los orificios del cráneo oscuro estaban cubiertos de barro; (b) muestra la base del cráneo con el agujero magno. La iluminación de la parte interna del cráneo como se ve a través del agujero magno se muestra en la incrustación; (c) después de abrir el cráneo, la estructura cubierta de sedimento permaneció intacta; (d) estas estructuras se asemejan a un cerebro encogido cubierto de sedimento fangoso; (e) la eliminación cuidadosa del sedimento descubre una superficie que se asemeja a la circunvolución de un cerebro humano.

“El cerebro antiguo parecía encogido y compacto en comparación con un cerebro moderno”, escriben los neurólogos. “A diferencia de las proteínas cerebrales, el ADN era de baja calidad y evitaba una secuenciación fiable. Los datos recabados demuestran que la formación de agregados permite la preservación de las proteínas cerebrales durante milenios.

Los científicos aún no están seguros de qué hizo que las proteínas se agregaran, pero sospechan que podría tener algo que ver con las condiciones del entierro, que parece que siguió algún tipo de ritual. Los nuevos hallazgos podrían ayudar a los investigadores a recopilar información de proteínas de otros tejidos antiguos de los cuales el ADN no puede recuperarse fácilmente”, añaden.

Fuente: lavanguardia.com | 8 de enero de 2019

Un nuevo estudio revela que los primeros humanos seleccionaban materiales y usaban técnicas elaboradas en la fabricación de herramientas líticas

(a) Lascas representativas hechas de cuarcita (b), cuarzo (c) y basalto (d) máquina de prueba de tracción Instron 3345 utilizada durante las pruebas de corte controlado (e). Una lasca de cuarcita, antes de usarse para cortar, se muestra claramente, junto con la estructura metálica y el tubo de PVC.

Las primeras poblaciones de la Edad de Piedra que vivieron hace entre 1,8 y 1,2 millones de años diseñaron sus herramientas de piedra con formas complejas a fin de obtener cortes óptimos, según un nuevo estudio de la Universidad de Kent y el Colegio Universitario de Londres (UCL).

La investigación, publicada en la revista Royal Society Interface, muestra que los homínidos paleolíticos seleccionaron diferentes materias primas para realizar distintas herramientas de piedra en función de cuán afilados, duraderos y eficientes eran los materiales empleados. Ellos tomaron estas decisiones junto con información sobre el período de tiempo durante el cual se utilizarían las herramientas y la fuerza con la que se podrían aplicar. Esto revela una complejidad nunca antes vista en el diseño y la producción de herramientas líticas durante este período.

La investigación fue dirigida por el Dr. Alastair Key (izquierda), de la Escuela de Antropología y Conservación de la Universidad de Kent, y se basa en las pruebas mecánicas realizadas sobre las materias primas y los artefactos encontrados en la Garganta de Olduvai, en Tanzania, uno de los sitios más importantes del mundo para la investigación de los orígenes humanos.
El Dr. Key contó con la colaboración del Dr. Tomos Proffitt (derecha), del Instituto de Arqueología del UCL, y el profesor Ignacio de la Torre, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CSIC), en Madrid, para llevar a cabo el estudio.
Su investigación, que empleó métodos experimentales comúnmente utilizados en la investigación de la ingeniería moderna, muestra que los homínidos seleccionaron preferentemente la cuarcita, el tipo de piedra más afilada, pero menos duradera, de Olduvai para realizar herramientas de lascas, una tecnología que se cree que era utilizada para actividades de corte puntual y de corta duración.

El chert (roca de sílice), que se identifica como altamente duradero y casi tan afilado como la cuarcita, solo estuvo disponible para los homínidos durante un corto período de 200.000 años. Siempre que estuvo disponible, el chert se empleó para una variedad de tipos de herramientas de piedra debido a su capacidad para maximizar el rendimiento de corte durante periodos de uso prolongado. Otros tipos de piedras, incluidas las lavas volcánicas altamente duraderas, estuvieron disponibles en Olduvai. Sin embargo, su uso varió de acuerdo a factores tales como cuánto tiempo se pretendía utilizar una herramienta, su potencial para ejercer altas fuerzas de corte, y la distancia que los homínidos tenían que recorrer para obtener esta materia prima.

Garganta de Olduvai, Tanzania.

El estudio revela un nivel de complejidad y flexibilidad en la producción de herramientas de piedra nunca antes visto en el periodo de tiempo considerado. Investigaciones anteriores habían demostrado que las poblaciones de la Edad de Piedra Temprana en Kenia seleccionan tipos de piedra de alta duración para elaborar sus herramientas, pero esta es la primera vez que el filo de las mismas ha sido posible ser considerado. Al seleccionar el material que mejor se adaptaba a las necesidades funcionales específicas, los homínidos optimizaron el rendimiento de sus herramientas y se aseguraron de que su eficiencia y 'facilidad de uso' fuera máxima.

El Dr. Key dijo: "Por qué las poblaciones de Olduvai eligieron preferentemente una materia prima sobre otra ha intrigado a los arqueólogos durante más de 60 años. Esto se ha hecho aún más intrigante dado que algunos tipos de piedras, incluidas lavas y cuarcitas, siempre estuvieron disponibles".

"Lo que hemos podido demostrar es que nuestros antepasados estaban tomando decisiones bastante complejas sobre qué materias primas emplear, y lo estaban haciendo de una manera que producían herramientas óptimas para circunstancias específicas. Aunque sabemos que las especies de homínidos posteriores, incluida la nuestra, fueron capaces de tomar tales decisiones, es sorprendente pensar que las poblaciones de hace 1,8-1,2 millones de años también lo estaban haciendo".
Foto: Canto tallado de tradición Olduvayense.

El Dr. Proffitt agregó: "Los primeros homínidos durante el periodo Olduvayense probablemente usaban lascas de piedra para una variedad de tareas. Principalmente para descuartizar animales, pero también, muy probable, para cortar plantas y posiblemente incluso dar forma a la madera. Un filo duradero habría sido un factor importante al usar estas herramientas”.

"Existen muchas técnicas analíticas modernas utilizadas en ciencias de los materiales e ingeniería que pueden utilizarse para interrogar el registro arqueológico y pueden proporcionar nuevas ideas sobre las propiedades mecánicas de herramientas y artefactos líticos. Al comprender la forma en que funcionan dichas herramientas y sus límites funcionales, ello permite a los arqueólogos desarrollar una mayor comprensión de las capacidades de nuestros primeros antepasados en los albores de la tecnología''.

El equipo espera ahora que los investigadores de otros yacimientos arqueológicos deseen aplicar pruebas mecánicas y técnicas similares para ayudar a comprender el comportamiento de las poblaciones de la Edad de Piedra.

Fuente: Universidad de Kent | 9 de enero de 2019

Los primeros emigrantes fueron 'Homo erectus' de hace 1,3 millones de años. Llegaron al sudeste de Asia 300.000 años más tarde de lo que se pensaba

Cráneo 'Pithecantropus VIII' del yacimiento de Sangiran. HISAO BABA NATIONAL MUSEUM OF NATURE AND SCIENCE.

En 1891, un anatomista neerlandés llamado Eugène Dubois descubrió el cráneo y el fémur de una extraña criatura mientras exploraba las riberas del río Solo en Java (Indonesia). A medio camino entre simio y ser humano, los huesos indicaban que se trataba de un ser que caminaba erguido, así que Dubois -convencido de haber hallado el 'eslabón perdido' entre hombres y monos- bautizó su hallazgo como Anthropopithecus erectus (literalmente hombre-mono erguido).

En realidad, fue más conocido por la prensa y el público internacionales como el 'Hombre de Java'. La antigüedad de aquellos restos se ha datado entre 1.000.000 y 700.000 años, y hoy sabemos que corresponden al primer espécimen de Homo erectus descubierto. Desde entonces, otros fósiles de esta especie han sido desenterrados en Asia y África, donde la especie apareció por primera vez hace casi dos millones de años.

Pioneros entre la familia de los homínidos, fueron los primeros en tener una proporción corporal similar a la de los Homo sapiens modernos, además de los primeros, probablemente, en cocinar alimentos y los primeros en abandonar el continente africano, iniciando un viaje de cientos de miles de años que los llevaría hacia el Cáucaso, China e Indonesia.

El erectus habitó más de un millón de años en dos continentes, pero sobrevivió en Java más tiempo que en cualquier otro lugar: los últimos restos hallados, también a orillas del río Solo, datan de hace 108.000 años.

Mandíbulas 'Pithecanthropus C' y 'F', halladas en Sangiran.SHUJI MATSU'URA

En los años 30 del siglo XX, otro científico europeo, el alemán G.H.R. von Koenigswald, encontró en Java otra pieza fundamental en el puzle de la evolución: la cueva de Sangiran. Su bóveda contenía un impresionante botín de fósiles de Homo erectus de diferentes épocas, entre los que se encontraban los restos humanos más antiguos hallados en el sudeste asiático. Sangiran es desde entonces uno de los sitios más importantes para entender la evolución de nuestros antepasados y sus primeras migraciones, aunque la cronología exacta del yacimiento sigue siendo controvertida.
Ahora, un nuevo análisis publicado este jueves en Science ha llegado a la conclusión de que la llegada de los primeros homínidos a esta cueva se produjo hace entre 1,3 y 1,5 millones de años, casi 300.000 años más tarde de lo que se creía. Un equipo de investigadores japoneses ha utilizado una combinación de datación por dos métodos distintos: huellas de fisión y Uranio-plomo.

La utilización de dos técnicas ha permitido determinar con mayor precisión la edad de los circones -minerales volcánicos- que rodean los sedimentos en los que se hallaron los fósiles. "No se trata de una datación única, sino de un marco cronológico para el conjunto de capas geológicas", explica el profesor Boris Brasseur (izquierda), investigador de la Universidad de Picardie-Jules Verne, en Francia, y autor de un comentario sobre el tema en el mismo número de Science.
Hasta la fecha, se han recuperado más de 100 ejemplares de tres subespecies diferentes entre los sedimentos de la cueva. "Equipos alemanes, japoneses, americanos y franceses han venido estudiando Sangiran durante los últimos 80 años, y parte de su trabajo ha consistido en calcular la edad de los minerales volcánicos", añade el investigador. Eso permite determinar la edad máxima y mínima de los restos atrapados en cada estrato, "pero las fechas obtenidas han sido, en ocasiones, contradictorias" reconoce Brasseur.

"Esta nueva datación, más fiable, rejuvenece significativamente (entre 300.000 y 500.000 años) la edad de las capas con fósiles homínidos más antiguos, lo que, por otro lado, es coherente con otros resultados obtenidos mediante paleomagnetismo".


Figura que muestra la ubicación de Sangiran y la estratigrafía generalizada, y describe la procedencia de dos grupos cronológicos de los homínidos de Sangiran, la controversia cronológica durante más de dos décadas y nuestros resultados de este estudio. Crédito: Matsu'ura et al., Science (2019)

LA PRIMERA GRAN MIGRACIÓN

La definición precisa de la cronología de Sangiran es crucial para entender tanto la historia de las primeras migraciones en Asia como la evolución local de los homínidos en Java. La nueva fecha apunta a que la llegada del Homo erectus a Indonesia se produjo bastante más tarde que su paso por los yacimientos de Dmanisi (Georgia) y Riwat (Pakistán), lo que trazaría una ruta desde la península del Sinaí hasta la provincia china de Yunnan, para después seguir hacia el sur.

Las primeras poblaciones de Homo erectus en establecerse allí se verían después afectadas por nuevas oleadas, que serían más numerosas una vez que el clima mundial fue cambiando. "Sabemos que el clima global sufrió un gran cambio hace un millón de años, con una gran fase de enfriamiento hace unos 900.000" explica Shuji Matsu'ura, investigador del Museo Natural de Ibaraki en Japón. "Esa fase es la primera vez, durante el Pleistoceno, en que el nivel del mar bajó 120 metros por debajo del actual y dejó expuesta la plataforma de la Sonda, alrededor del archipiélago indonesio, formando una gran masa de tierra".

Por otro lado, entre el maremágnum de fósiles en la bóveda de la cueva hay varias subespecies de Homo erectus que vivieron diferentes periodos, tal vez fruto de diferentes oleadas migratorias. Los investigadores aún tratan de descubrir qué especies convivieron y cuáles reemplazaron a otras. "Los fósiles catalogados como 'Homo erectus' tienen una alta diversidad anatómica, tanto que a veces justificaría la creación de nuevos nombres", explica Brasseur, "y algunas de estas especies parecen haber coexistido en un el mismo ecosistema".

Fuentes: elmundo.es | phys.org | 9 de enero de 2020

La piedra de Rök (Suecia), una inscripción rúnica de hace más de mil años, alude al temor a una catástrofe medioambiental

La piedra de Rök es una piedra rúnica situada en Suecia, en los terrenos de la iglesia de Rök, en la comuna de Ödeshög. Tiene una altura cercana a los 2,5 metros, y más de 1 metro bajo tierra. Es de granito de grano fino, de color gris claro, con cerca de 280 inscripciones rúnicas en el frente y 450 en la parte posterior.
Un nuevo estudio interdisciplinar sugiere que en esas inscripciones se señalan temores a una catástrofe medioambiental.

Interpretación interdisciplinar

El texto es el más largo de todas las piedras rúnicas clasificadas en Suecia. Investigaciones hechas, indican que fue tallado alrededor del año 800. La primera traducción la hizo el noruego Sophus Bugge en 1878, y su explicación sigue siendo tema de investigación en la actualidad.
Esta nueva interpretación se basa en una colaboración entre investigadores de varias disciplinas y universidades que sugiere que el texto alude al conflicto entre la luz y la oscuridad, el calor y el frío, la vida y la muerte, que se basa en una nueva investigación arqueológica que describe cómo Escandinavia sufrió una catástrofe climática previa con temperaturas promedio más bajas, malas cosechas, hambre y extinciones masivas.
Según la nueva interpretación de los investigadores que ahora se publica, la inscripción consta de nueve acertijos. La respuesta a cinco de estos acertijos es "el Sol". Uno es un acertijo que pregunta quién estaba muerto pero ahora vive de nuevo. Los cuatro acertijos restantes son sobre Odin y sus guerreros.

Olof Sundqvist, profesor de Historia de las Religiones en la Universidad de Estocolmo, explica la conexión:
“La poderosa élite de la era vikinga se consideraba garante de buenas cosechas. Eran los líderes del culto que mantenían unido el frágil equilibrio entre la luz y la oscuridad. Y finalmente en Ragnarök, lucharían junto a Odin en la batalla final por la luz”.

Según explica Per Holmberg (derecha), profesor de sueco en Universidad de Gotemburgo, que dirigió el estudio: "La clave para desbloquear la inscripción fue el enfoque interdisciplinario. Sin estas colaboraciones entre el análisis textual, la arqueología, la historia de las religiones y la runología, habría sido imposible resolver los enigmas de la piedra rúnica de Rök".

Bo Gräslund (izquierda), profesor de arqueología en la Universidad de Uppsala, señala varias razones por las cuales las personas pueden haber temido una nueva catástrofe de este tipo:
"Antes de que se erigiera la piedra rúnica de Rök, ocurrieron una serie de eventos que debieron parecer extremadamente siniestros: una poderosa tormenta solar coloreó el cielo en dramáticos tonos rojos, los rendimientos de los cultivos sufrieron un verano extremadamente frío, y más tarde ocurrió un eclipse solar justo después amanecer. Incluso uno de estos eventos habría sido suficiente para aumentar el temor a otro Fimbulwinter (un signo del fin del mundo en la mitología nórdica)".

A diferencia de lingüistas y arqueólogos que aseguran que las inscripciones grabadas aluden al emperador Teodorico el Grande, rey de los ostrogodos, esta nueva interpretación sostiene que "la inscripción refleja la angustia provocada por la muerte de un hijo y el temor a una nueva crisis climática similar a la catástrofe ocurrida después del año 536 a.C".

Fuentes: xatakaciencia.com | gu.se | 9 de enero de 2019

Descubren junto a una iglesia de Chantada (Lugo) una posible lápida funeraria de la Antigüedad

La piedra labrada fue reaprovechada como dintel en una puerta de una vieja construcción. ROI FERNÁNDEZ

El arqueólogo Gonzalo Meijide, adscrito a la jefatura territorial de la Dirección Xeral do Patrimonio Cultural, visitará mañana Chantada (Lugo) para examinar una piedra labrada que podría consistir en una antigua lápida funeraria. La pieza fue descubierta por Roi Fernández, fotógrafo de La Voz, en el interior de una antigua construcción situada junto a la iglesia de la parroquia de Camporramiro. La piedra sirve de dintel en una puerta de este edificio, hoy en desuso, que en tiempos que utilizó para realizar autopsias.

Los trazos grabados en la piedra parecen representar de forma muy esquemática un rostro humano, unas manos y otra figura difícil de distinguir. Meijide, que por el momento solo ha podido ver la pieza mediante fotografías, considera «plausible» que se trate de una antigua estela o lápida fúnebre. «Pero antes de examinarla directamente no se puede afirmar nada con seguridad», puntualiza.

El lugar en el que se ha descubierto esta pieza está a unos dos kilómetros en línea recta de la localidad de Andemil -en la parroquia de Vilaúxe-, donde en el 2014 fue hallada una piedra labrada que más tarde se identificó como una lápida funeraria del período galaicorromano. En esta pieza, que se había reaprovechado para construir el muro de cierre de una finca, también hay una representación esquemática de un rostro humano.

En su momento, los arqueólogos relacionaron este relieve con otro de similares características que fue hallada en el municipio de Vimianzo y que hoy se conserva en el museo arqueológico de La Coruña. Los especialistas dataron esta útima pieza en la segunda mitad del siglo IV. La estela de Andemil fue trasladada en diciembre del 2014 al museo del castro de Viladonga.

Fuente: lavozdegalicia.es | 7 de enero de 2020

Los últimos neandertales ‘veranearon’ en el sur de la península ibérica

Fernando Muñiz, uno de los investigadores de las huellas de los neandertales, sostiene la reproducción de un cráneo de estos homínidos, mientras muestra la huella hallada en Gibraltar que refuerza la teoría de la supervivencia de estos homínidos más allá de los 40.000 años establecidos como fecha de extinción. PACO PUENTES.

Hace 30.000 años, cuando Europa sufría episodios climáticos muy fríos y la nieve cercaba todo por encima del Ebro, los homínidos buscaron un refugio que les garantizara abrigo, recursos y más posibilidades de supervivencia. Los neandeertales lo encontraron en el sur de lo que hoy es España y Portugal. La huella más reciente de esta especie, de 28.300 años, perteneciente a un adolescente de 1,30 metros de altura y hallada en una cantera de Gibraltar, demuestra el santuario que supuso el sur de la península ibérica para esta especie y obliga a replantear la línea del tiempo de su extinción, situada hasta la fecha en 40.000 años.

“Eran pocos en la familia y vinieron a veranear a la costa del sur de la Península, como ahora”, bromea Joaquín Rodríguez Vidal (izquierda), catedrático de Geodinámica y Paleontología de la Universidad de Huelva. Él, Fernando Muñiz, profesor de Cristalografía y Mineralogía de la Universidad de Sevilla, y Luis Miguel Cáceres, geólogo de la Universidad de Huelva, lideran con el también geólogo de la Universidad de Lisboa, Carlos Neto De Carvalho, el grupo que sigue las huellas de los últimos neandertales en el sur de la península Ibérica.

El vestigio que avala los nuevos datos sobre la supervivencia neandertal más allá de los 40.000 años establecidos en el norte de Europa es una pisada sobre la arena de 17 centímetros de largo por siete de ancho máximo y dos centímetros de profundidad. “La fotogrametría ha evidenciado la forma de los dígitos, el talón, el puente y las almohadillas”, explica Muñiz. “No hay duda de que se trataba de un homínido. La comparación con otras huellas mostraba que era de neandertal. La termoluminiscencia (OSL, siglas en inglés de 'optically stimulated luminescence') nos dio la fecha precisa: 28.300 años”, afirma.

Este hallazgo en la cantera de Catalan Bay (denominada así por una antigua migración catalana al Peñón), en la zona oriental de Gibraltar, refuerza la tesis ya publicada en 2006 en la revista Nature que cuestiona la fecha aceptada de la extinción de los neandertales hace 40.000 años. Ese trabajo mostró restos de piedras de 24.000 años talladas como lo hacían los neandertales (musteriense) y que fueron halladas en la cercana cueva gibraltareña de Gorham.

La huella hallada por el equipo hispanoluso, al igual que otros restos encontrados en el Algarve portugués, añade una evidencia más de la presencia de neandertales en la zona y en un momento en el que los Homo sapiens ya se encontraban asentados en Europa, aunque no hay restos de ellos en el área de Gibraltar hasta 5.000 años después.

A la izquierda, localización de la huella en la duna de Catalan Bay. A la derecha, detalle de la misma.

Asentamientos estacionales

“Los neandertales coexistieron con los 'Homo sapiens', aunque en esta zona no convivieron. En Gibraltar debió haber un grupo pequeño que llegó a la zona siguiendo los pasos de sus presas. Fueron asentamientos estacionales. Aquí hallaron variedad dietética y un clima, según los registros de polen, mucho más favorable para garantizar su supervivencia”, explica Rodríguez Vidal, uno de los autores de la investigación publicada por Quaternary Science Reviews.

Modelo en 3D de la huella hallada en Gibraltar.

Esas características hicieron del sur de la Península un refugio para neandertales y otras especies. Junto a la huella del homínido han encontrado otras de elefantes, cabras, bóvidos y felinos que también llegaron al sur huyendo del frío. Pero no hay rastros de Homo sapiens en esa época y en esa área concreta, por lo que la tesis de que la competencia entre los homínidos causó la extinción de los neandertales también se cuestiona con estos hallazgos.
“No hay evidencias de violencia. Eran grupos muy pequeños que se vieron forzados a la consanguinidad, por lo que es más probable que esta fuera la causa de su extinción”, afirma Rodríguez Vidal.

Su teoría la respalda una reciente investigación de un equipo de la Universidad Tecnológica de Eindhoven (Países Bajos) que ha publicado Plos One. Este estudio también establece la consanguinidad como principal causa de la desaparición de esta especie. “Nuestros resultados apoyan la hipótesis de que la desaparición de los neandertales podría haber sido el resultado solo de factores demográficos, es decir, el resultado simplemente de la dinámica interna que opera en poblaciones pequeñas”, concluye la investigación de Krist Vaesen, Fulco Scherjon, Lia Hemerik y Alexander Verpoorte.

"Nuestro estudio muestra que, incluso sin la competencia, la extinción de los neandertales podría haber tenido lugar", aseguran los científicos holandeses.

El trabajo del equipo hispano luso se centrará ahora en el análisis de otras evidencias y rastros de la presencia neandertal en el sur de la península ibérica para determinar hábitos y comportamientos. El objetivo principal son las cuevas, donde la conservación de restos es más posible. El hecho de haber hallado huellas de homínidos y de especies animales en una duna de Gibraltar ha sido una excepcionalidad por la composición de la misma y la erosión permanente a la que la somete el fuerte viento de levante. Pero queda trabajo por hacer en zonas más protegidas.

Fuente: elpais.com | 13 de diciembre de 2019