Hallan artefactos aborígenes en yacimientos subacuáticos de la plataforma continental de Australia

Artefacto de piedra de unos 7.000 años de antigüedad recuperado en el canal del Cabo Bruguieres (Oeste de Australia). Fotografía: S. Wright.

Los primeros yacimientos arqueológicos aborígenes submarinos han sido descubiertos en el noroeste de Australia, y datan de hace miles de años, cuando el fondo marino actual era tierra firme.
Los hallazgos han sido posibles a través de una serie de estudios arqueológicos y geofísicos en el archipiélago Dampier, como parte del proyecto Deep History of Sea Country (DHSC), financiado a través del Australian Research Council's Discovery Proyect Scheme.

Los artefactos aborígenes descubiertos en la costa de Plibara, en Australia Occidental, son el resultado más antiguo obtenido mediante arqueología subacuática en este país.

Un equipo internacional de arqueólogos de la Universidad de Flinders, la Universidad de Australia Occidental, la Universidad James Cook, la Airborne Research Australia y la Universidad de York (Reino Unido) se asociaron con la Corporación Aborigen Murujuga para localizar e investigar artefactos antiguos en dos sitios submarinos que han proporcionado cientos de herramientas de piedra hechas por los aborígenes, incluidas piedras de moler.

Mapas de ubicación del área de estudio y sitios referenciados en el mismo. 1) Isla del cabo Bruguieres; (2) Isla North Gidley; (3) Flying Foam Passage; (4) Isla de los delfines; (5) Isla Angel; (6) Isla Legendre; (7) Isla de Malus; (8) Isla Goodwyn; (9) Isla Enderby. Crédito: PLOS ONE

En un estudio publicado hoy en PLOS ONE, los antiguos yacimientos submarinos de Cabo Bruguieres y Flying Foam Passage, dieron nuevas pruebas de las formas de vida de los aborígenes cuando el fondo marino era tierra firme hace miles de años debido al bajo nivel del mar existente.
Los paisajes culturales sumergidos representan lo que hoy se conoce como Sea Country para muchos australianos indígenas, los cuales tienen una profunda conexión cultural, espiritual e histórica con estos entornos submarinos.

"Hoy anunciamos el descubrimiento de dos sitios arqueológicos submarinos que alguna vez fueron tierra firme. Este es un paso emocionante para la arqueología australiana ya que integramos la arqueología marítima e indígena y establecemos conexiones entre la tierra y el mar", dice el profesor Jonathan Benjamin (izquierda), coordinador del Programa de Arqueología Marítima de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad de Flinders.

"Australia es un gran continente, pero pocas personas se dan cuenta de que más del 30% de su masa terrestre quedó sumergida por el aumento del nivel del mar después de la última glaciación. Esto significa que una gran cantidad de evidencias arqueológicas que documentan la vida de los aborígenes esta ahora bajo las aguas".

"Pero ahora, finalmente, tenemos las primeras pruebas de que al menos parte de estas evidencias arqueológicas han sobrevivido al proceso de aumento del nivel marino. Las evidencias arqueológicas de la costa antigua no se han perdido para siempre, simplemente no las habíamos encontrado todavía. Estos nuevos descubrimientos son un primer paso hacia la exploración de la última frontera real que debe alcanzar la arqueología australiana", agrega el profesor Benjamín.

Vista aérea hacia el oeste del Canal del Cabo Bruguieres durante la marea alta (Foto: J. Leach); (abajo) los buzos registran artefactos en el canal. Fotos: S. Wright, J. Benjamin y M. Fowler.


Artefactos recuperados bajo el agua del cabo Bruguieres. A20, A23, A29 y A11 tienen bordes agudos bien conservados que no muestran signos de rodadura.

El equipo de buceo cartografió 269 artefactos en el Cabo Bruguieres, en aguas poco profundas de hasta 2,4 metros por debajo del actual nivel del mar. La datación mediante radiocarbono y el análisis de los cambios en el nivel del mar muestran que este enclave arqueológico tiene al menos 7.000 años de antigüedad.

El segundo enclave arqueológico de Flying Foam Passage, que incluye un manantial submarino de agua dulce a 14 metros por debajo del nivel del mar, se estima que tiene al menos 8.500 años de antigüedad.

Mapa del 'Flying Foam Passage' en el que se muestra la zona donde se recuperó un solo artefacto (WH-A01) y donde puede haber material adicional, lo que convierte el área en un objetivo de alta prioridad para futuras investigaciones.


Artefacto hallado en el 'Flying Foam Passage' (WH-A01). Fotografías: H. Yoshida; C. Wiseman; Dibujo: K. Jerbić.

Ahora bien, hay que decir que ambos yacimientos arqueoógicos subacuáticos pueden ser mucho más antiguos ya que tales dataciones representan solo cronologías mínimas.
El equipo de arqueólogos y geocientíficos empleó modelos predictivos y diversas técnicas de detección remota submarina, así como métodos científicos de buceo para confirmar la ubicación de los yacimientos arqueológicos y la presencia de artefactos.

"En algún momento habría habido una tierra firme que se extendía a unos 160 km desde la costa actual. Esa tierra habría sido propiedad y hogar durante generaciones de aborígenes. Nuestro descubrimiento demuestra que el material arqueológico submarino ha sobrevivido al aumento del nivel del mar, y, aunque estos sitios están ubicados en aguas relativamente poco profundas, probablemente habrá más en aguas profundas, en alta mar", dice Chelsea Wiseman (izquierda), de la Universidad de Flinders, y que ha estado trabajando en el proyecto DHSC como parte de su investigación de doctorado.

"Estos territorios que ahora están bajo el agua albergaban ambientes favorables para los asentamientos indígenas, pues incluían agua dulce, diversidad ecológica y oportunidades para explotar recursos marinos que habrían soportado densidades de población relativamente altas", dice el Dr. Michael O'Leary (derecha), un geomorfólogo marino de la Universidad de Australia Occidental.

El descubrimiento de estos enclaves arqueológicos enfatiza la necesidad de una legislación federal más exigente para proteger y administrar el patrimonio submarino a través de 2 millones de kilómetros cuadrados de paisajes que alguna vez estuvieron sobre el nivel del mar en Australia, y pueden proporcionar importantes conocimientos sobre la historia humana.
"Gestionar, investigar y comprender la arqueología de la plataforma continental australiana, en asociación con los propietarios y custodios tradicionales aborígenes e isleños del Estrecho de Torres es una de los objetivos que debe alcanzar la arqueología australiana", dice el profesor Benjamin.

"Nuestros resultados representan el primer paso de un viaje de exploración para descubrir el potencial arqueológico de la plataforma continental, lo que puede llenar un vacío importante de la historia de este país", añade.

Guarda de la Corporación Aborigen Murujuga registrando el grabado de un pelícano en la isla Enderby, en el exterior del archipiélago Dampier. Fotografía de Jo McDonald).

En Murujuga, esto agrega una prueba adicional sustancial para respaldar la profunda historia de las actividades humanas que acompañan a la producción de arte rupestre en este enblemático lugar declarado Patrimonio Nacional.

Fuentes: phys.org.com| theconversation.com | 1 de julio de 2020

Hallan en Quintana Roo, Yucatán, las minas de ocre más antiguas de América (unos 12.000 años)

Hace 12.800 años, la vida no era fácil en la península de Yucatán, en lo que hoy es el Caribe mexicano. Eso es lo que nos cuentan los restos de Naia encontrados en la cueva sumergida de Hoyo Negro. Los dientes y los huesos de esta mujer que no llegaría a los 20 años, descubiertos en 2007, muestran que pasó hambre y penurias. Naia fue descubierta por buceadores en un profundo cenote, a 40 metros bajo el nivel del mar, rodeada de animales extintos. Desde entonces los arqueólogos subacuáticos han seguido estudiando aquella región de cavernas donde se ha preservado bajo el agua la historia de los primeros habitantes de América.

Aquella primera americana fue una de las muchas personas que se internaron en el intrincado sistema de cuevas que hoy se encuentran en el Estado de Quintana Roo. Desde hace 21.000 años hasta hace 8.000, cuando la última era glacial mantenía el nivel del mar muy por debajo del nivel actual, se podía caminar por aquellas cavernas. En sus oscuras galerías, a veces a cientos de metros de distancia de la salida más cercana a la superficie, se han encontrado los restos de al menos 10 individuos. Hasta ahora, los motivos que llevaron a estas personas a arriesgar su vida explorando este mundo subterráneo eran un misterio, aunque se planteaba que se mezclasen motivos más prosaicos, como la búsqueda de refugio o el acceso a agua fresca, con los más espirituales, como el enterramiento ritual de allegados. Unos, quizá, tan necesarios para los humanos como los otros.


Esta semana, un equipo que combina a buceadores y científicos de instituciones de México, EE UU y Canadá publica en la revista Science Advances los resultados de más de 600 horas de buceo por kilómetros de cuevas. Durante ese trabajo, los buzos pudieron observar que no eran los primeros visitantes de aquellos lugares y que alguien había alterado aquel entorno con su trabajo. Las imágenes y las muestras recogidas por los submarinistas permitió reconstruir lo que había sucedido en las cuevas hace milenios. El tesoro oculto en las profundidades de las cuevas era el ocre rojo, un pigmento que los humanos han utilizado en regiones de todo el planeta desde hace decenas de miles de años para pintar objetos o en prácticas funerarias y que se considera una herramienta clave en el desarrollo del pensamiento simbólico.

El ocre rojo se encuentra por todas partes entre los vestigios de los primeros habitantes del continente americano, pero no se había hallado un yacimiento con evidencias de extracción del material. En La Mina y dos cuevas más se encontraron las fuentes de ocre y los restos de las herramientas improvisadas que los mineros paleolíticos emplearon para sus tareas, como las estalactitas o estalagmitas que se arrancaban para hacer de picos. Además, se hallaron restos de maderas resinosas que se pudieron utilizar como antorchas para trabajar en la oscuridad y mojones para indicar la dirección de los yacimientos de ocre.

Brandi MacDonald (izquierda), investigadora de la Universidad de Misuri (Estados Unidos) y coautora del estudio, explica cómo el análisis de los restos encontrados en estas cuevas sumergidas puede ayudar a comprender cómo eran aquellos grupos humanos. “La actividad minera en La Mina se mantuvo durante al menos 2.000 años y podemos asumir que se trataba de una actividad intergeneracional, con una transmisión de conocimiento entre los grupos que entraban y salían de la región durante todos esos años”, apunta. “Como hemos encontrado evidencias de prospección de ocre en al menos tres cuevas, podemos decir que no se trataba de una actividad aislada sino que tendría, probablemente, una escala regional”, continúa. “También podemos inferir que existía cierta cooperación para coordinar la extracción. Sería muy difícil para una persona sola realizar la actividad que hemos visto de forma efectiva y segura”, concluye.


“El trabajo es muy interesante porque muestra cómo la gente ha estado buscando este material para hacer colorantes de manera regular”, señala Manuel González Morales (derecha), un investigador de la Universidad de Cantabria que no ha participado en este estudio. Junto a un grupo de colaboradores, Morales desenterró en 2010 los restos de la conocida como Dama Roja, una mujer enterrada cubierta de ocre hace 19.000 años en la cueva de El Mirón, en el norte de España. El pigmento empleado en aquel entierro, descubrieron años después, llegó desde Santoña, en Cantabria, a más de 20 kilómetros de la cueva. “Es muy interesante además ver cómo eran capaces de internarse en el mundo subterráneo y de identificar el colorante, y es muy interesante que se haya encontrado en América y en una época tan temprana”, añade.

El ocre rojo se utilizaba en enterramientos o en pinturas como las de Altamira, pero también pudo servir como protector solar o insecticida. El uso del ocre es transcultural; hay sociedades muy distintas en épocas muy distantes que lo utilizaban. Algunos estudios estiman que los neandertales ya lo empleaban hace 250.000 años, aunque sus usos fuesen más rudimentarios que los de los Homo sapiens en épocas más recientes. “Es un elemento bastante ubicuo en la naturaleza, así que es normal que lo encuentren en muchos sitios y es muy llamativo. Está por todas partes y es muy aparatoso. En Altamira, pintan un bisón con nada, es muy socorrido, más que otros colorantes, como los verdes o los azules, que prácticamente no existen”, explica González Morales.


Los autores del trabajo publicado en Science Advances apuntan además a la posibilidad de que el ocre rojo no solo tuviese una aplicación simbólica. Estudios previos han mostrado que ese material puede ser útil como antiséptico, para proteger del sol o para repeler parásitos. “El ocre de La Mina tiene una elevada concentración de arsénico, algo que sería más que suficiente para combatir pestes”, comentan.

El trabajo de prospección en el mundo de los primeros pobladores de América, conservado bajo el agua en las cuevas kársticas de Quintana Roo, acaba de comenzar. Samuel Meacham (izquierda), fundador del Centro Investigador del Sistema Acuífero de Quintana Roo A.C. (Cindaq), ha sido uno de los líderes del equipo de buceadores que han servido de extensión a los equipos de arqueólogos o antropólogos necesarios para comprender estos yacimientos particulares.

“En cada buceo existe la posibilidad de encontrar algo nuevo. Jamás en mis sueños más locos pensé que íbamos a encontrar una mina prehistórica. Ni puedo imaginar lo que podremos ver en el próximo año”, plantea. La puerta al pasado abierta en los cenotes mexicanos seguirá desvelando los secretos de Naia y la sociedad en la que vivió.

Fuente: elpais.com | 3 de julio de 2020

Establecen nuevas teorías sobre el origen de los bloques pétreos de Stonehenge



  • El monumento neolítico está hecho de piedras de origen local y distante.
  • La 'Piedra del altar' ha estado vinculada durante mucho tiempo a Milford Haven, en Pembrokeshire
  • Esto condujo a la teoría de que las piedras viajaban por mar y hasta el Canal de Bristol
  • Un nuevo análisis encontró que la Piedra del Altar no coincide con las rocas de Milford Haven
  • Por lo tanto, ahora no hay 'evidencia científica' para apoyar la teoría de la balsa, dijeron los expertos
  • En cambio, parece más probable que las piedras recorrieran una ruta similar a la A40


  • Los bloques de piedra azul de Stonehenge llegaron por tierra, concluyen los arqueólogos, desmintiendo la teoría de que las losas gigantes fueron transportadas en balsa desde Gales a la llanura de Salisbury.

    Desde hace tiempo se sabe que el famoso monumento neolítico está formado por piedras locales y algunas de fuentes más lejanas, en las colinas Preseli de Gales. El debate sobre qué camino tomaron estas rocas hacia Stonehenge ha estado anclado durante mucho tiempo debido a un bloque único llamado 'Piedra del Altar', que se cree que se recolectó en el camino.

    Una teoría popular había sugerido que la 'Piedra del Altar' provenía de la costa de Pembrokeshire, en Milford Haven, junto con bloques que luego se llevaron navegando por el Canal de Bristol.

    Sin embargo, un nuevo análisis de la antigüedad y composición mineral de la 'Piedra del Altar' y su supuesta fuente revelaron que los dos resultados no coinciden. En cambio, es probable que la 'Piedra del Altar' provenga de más hacia el este, cerca de la ciudad moderna de Abergavenny, lo que sugiere que los bloques pétreos denominados 'piedras azules' fueron transportadas por tierra. De hecho, las piedras pudieron haber seguido una ruta bastante similar a la carretera troncal A40 que conecta Gales con Londres.

    Construido alrededor de 3.000–2.000 a. C., Stonehenge contiene varias agrupaciones de rocas: las 'piedras sarsen' de color verde grisáceo, las llamadas 'piedras azules' y la 'piedra del altar' de color verde púrpura.

    Los bloques de piedra arenisca, los más prominentes de Stonehenge, se obtuvieron localmente, de Marlborough Downs, a tan solo 32 kilómetros del sitio del monumento.
    Sin embargo, es menos obvio la procedencia de las llamadas 'piedras azules', un término utilizado para referirse a todas las rocas no locales que conforman el resto del monumento. Se componen principalmente de bloques relativamente pequeños de rocas ígneas, 'dolerita' y 'riolita', pero también incluye a la llamada 'Piedra del altar', que es distinta.

    Hecha de una piedra arenisca rica en mica, y geológicamente más joven, la 'Piedra del Altar', o 'Piedra 80', es un bloque plano de 2 metros de ancho que se cree que pesa alrededor de 6 toneladas, y actualmente está parcialmente oculta bajo dos 'piedras sarsen' caídas.

    El primer análisis detallado de las 'piedras azules' fue realizado por el geólogo y arqueólogo británico Herbert Henry Thomas en 1923, quien vinculó la mayoría de las piedras con rocas encontradas a unas 240 kilómetros de distancia, en las colinas Preseli del norte de Pembrokeshire, Gales.
    En contraste, el Dr. Thomas sugirió que la 'Piedra del Altar' coincidía con dos afloramientos de rocas similares que se encuentran más al sur. El primer afloramiento es el llamado 'Formación Senni', que se puede encontrar entre Kidwelly y Abergavenny, en el sur de Gales, y el segundo es el llamado 'Subgrupo Cosheston', que se encuentra a orillas de Milford Haven, en Pembrokeshire.

    La noción de que la 'Piedra del Altar' provenía de Milford Haven tuvo una profunda influencia en las teorías sobre cómo las 'piedras azules' fueron transportadas a Stonehenge, con la idea de que la misma pudo haber sido recolectada por el camino.

    En consecuencia, muchos expertos sugirieron que, desde Milford Haven, las 'piedras azules' y la 'Piedra del Altar' se transportaron en balsas por el Canal de Bristol, antes de viajar en su tramo final a Salisbury Plain por tierra. Esta teoría se había demostrado tan popular, que, desde entonces, se han realizado varios intentos para recrear semejante viaje.
    Sin embargo, estudios recientes han cuestionado la conexión original entre la 'Piedra del Altar' y los afloramientos de arenisca del sur de Gales en Pembrokeshire, y por tanto desafían la noción de que los bloques viajaran por mar desde Milford Haven.

    Algunos investigadores incluso han concluido que las 'piedras azules' provenían del flanco norte de las colinas de Preseli, lo que significa que para llevarlas hasta Milford Haven, y luego por mar, primero tendrían que haber sido arrastradas tortuosamente por las colinas.

    En su nuevo estudio, el arqueólogo Rob Ixer (izquierda), del Colegio Universitario de Londres, y sus colegas, volvieron a examinar tanto la 'Piedra del Altar' como las areniscas del subgrupo Cosheston, su fuente propuesta en Milford Haven.

    El equipo utilizó técnicas avanzadas de espectroscopía de rayos X para determinar la composición mineral exacta de las rocas, y midió las relaciones de isótopos de pequeños cristales de circón para determinar la antigüedad de cada arenisca. Los resultados, dijeron los investigadores, 'muestran que la 'Piedra del Altar' no pudo provenir de las areniscas expuestas en Milford Haven. "Su perfil de mineralogía y la antigüedad del circón son muy diferentes".

    Al comprobarse que la 'Piedra del Altar' no proviene de Milford Haven en absoluto, explica el equipo, ya no hay 'evidencia científica' para la idea de que las piedras azules fueron transportadas hacia el sur desde las colinas de Preseli hasta Milford Haven y luego transportadas por hasta el emplazamiento de Stonehenge. "El estudio destruye totalmente la teoría de la balsa. La expulsa del agua", añadió el Dr. Ixer. "Este es nuestro segundo reexamen de las 'piedras azules', pero es nuestro primer hallazgo importante".

    "La búsqueda ahora es encontrar la fuente real de la 'Piedra del Altar'. Podemos excluir áreas en el oeste de Gales, ya que no hay fuentes geológicas adecuadas para ello", dijeron los investigadores.

    En la imagen, mapas de partículas de colores falsos que muestran los minerales que forman la 'Piedra del Altar' (arriba) y una muestra de arenisca de Milton Haven (abajo). A escala microscópica son distintas.


    El Dr. Thomas había sugerido originalmente que la 'Piedra del Altar' podía coincidir con dos afloramientos de roca similar que se encuentran más al sur. El primero fue la llamada 'Formación Senni' (se muestra en color naranja), que se puede encontrar entre Kidwelly y Abergavenny, en el sur de Gales, y el segundo fue el llamado 'Subgrupo Cosheston' (en color verde), que se encuentra en las costas de Milford Haven, en Pembrokeshire. En la foto, mapa geológico del sur de Gales

    Una posibilidad es que la otra sugerencia del Dr. Thomas, que la 'Piedra del Altar' provenía de la 'Formación Senni' del área de Abergavenny, cerca del límite de la nación Inglaterra, está más cerca de Stonehenge.

    "Esta sección oriental de la 'Formación Senni' se encuentra en una ruta natural que conduce desde el oeste de Gales hasta el estuario del Severn y más allá", escriben los investigadores.
    "Constituida hoy por la carretera A40, su ruta a lo largo de los valles puede haber sido importante en la prehistoria, lo que aumenta la posibilidad de que la 'Piedra del Altar' se haya agregado al conjunto de 'piedras azules' de Preseli que fueron llevadas a Stonehenge alrededor del 3000 a. C.", agregan.

    En esta teoría, las 'piedras azules' de las colinas de Preseli habrían sido transportadas más allá de Abergavenny, donde se recogió la 'Piedra del Altar', antes de cruzar el río Severn cerca de Gloucester y luego dirigirse hacia el sudeste hacia la llanura de Salisbury. Sin embargo, para determinar la ruta exacta que tomaron las 'piedras azules', la fuente precisa de la 'Piedra del Altar' todavía tiene que ubicarse, advirtien los investigadores.
    "Cuando se localiza la fuente, se pueden explorar las posibilidades de las rutas de transporte", agregaron.

    Los hallazgos completos del estudio fueron publicados en el Journal of Archaeological Science.

    Fuente: dailymail.co.uk| 1 de julio de 2020

    Ya había pescadores y recolectores de marisco en Cartagena hace 12.000 años

    Cueva del Caballo en Isla Plana / Ayto. Cartagena

    Los grupos cazadores y recolectores de la costa mediterránea ya explotaban el medio marino para sostener buena parte de su economía entre el Pleistoceno y el Holoceno, hace más de 12.000 años.
    Así lo pone de relieve un estudio realizado por un equipo de investigadores de diferentes instituciones, el cual confirma que el contexto económico que marcó la transición entre el último período glacial y el comienzo del Holoceno fue mucho más complejo y variado de lo que hasta ahora se creía.

    Las conclusiones de este trabajo han sido publicadas en la revista The Journal of Island and Coastal Archaeology, y en él han participado los doctores Dídac Román, de la Universidad Jaime I de Castellón; Miguel Martínez Andreu, del Museo Arqueológico Municipal de Cartagena; Gustau Aguilella, del Servicio de Investigaciones Arqueológicas y Prehistóricas de la Diputación de Castellón; José María Fullola y Jordi Nadal, del Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas (SERP) de la Universidad de Barcelona.

    Cueva de la Higuera, Murcia.

    Las investigaciones se han centrado en el estudio de diez yacimientos costeros jalonados a lo largo de la fachada mediterránea ibérica, desde Tarragona hasta Málaga, y los análisis que en ellos se han llevado a cabo han permitido la correlación de las diferentes estaciones prehistóricas.

    Para ello ha sido necesario contar con nuevas dataciones absolutas, y disponer de un modelo digital que permitiera calcular la distancia real de cada uno respecto a la línea de costa en los momentos de su ocupación, estimando tanto los recorridos como los diferentes ambientes que frecuentaron en razón de las especies marinas que se han encontrado en varios yacimientos: La Cativera, Càmping Salou y Solà d'en Pep (Tarragona); L'Assut y La Cova (Castellón); El Collado (Valencia) y Nerja (Málaga). En Cartagena se han estudiado las cuevas del Caballo y La Higuera en Isla Plana, así como la del Algarrobo en Mazarrón.

    En las conclusiones del trabajo se valoran la variedad y complejidad de las estrategias de captación de recursos marinos que estos grupos ya practicaban al final del Paleolítico, que no sólo se ceñían a la recolección de moluscos, sino también a la pesca.


    Trabajos arqueológicos en la Cueva del Algarrobo, Murcia.

    A pesar de las diferencias que existen con los ambientes del Cantábrico y el Atlántico, donde los lugares con este tipo de explotaciones son más numerosos y más densos que los del ámbito Mediterráneo (debido en buena parte a su menor salinidad, a la riqueza y diversidad de nutrientes movilizados por las corrientes marinas frías, y a la amplitud de sus mareas) lo cierto es que la fachada mediterránea ibérica ya potenciaba en ese mismo tiempo, entre 13.000 y 9.000 años, un modelo de economía que combinaba la caza, la recolección de plantas y frutos, el marisqueo y la pesca, no muy diferente del practicado por los cazadores de las costas atlánticas.

    Según los mismos autores, el escaso desarrollo que la plataforma continental sumergida tiene en esta porción del territorio, y las grandes profundidades que se alcanzan bajo ella, han hecho que el impacto de los ascensos y descensos del nivel del mar no supongan grandes cambios en las distancias con las estaciones, que en líneas generales muestran durante este período un aprovechamiento de los recursos marinos mucho más intenso de lo que hasta ahora se pensaba.

    Fuente: cadenaser.com | ub.edu | 25 de junio de 2020

    Cómo afectó a la salud humana el mestizaje con los denisovanos

    Reproducción de neandertal en el Museo de Historia Natural de Londres © CC BY 2.0 / Paul Hudson

    Se sabe que el ser humano cuenta con genes de otras especies de homínidos, entre otros, los neandertales y los denisovanos. Hace decenas de miles de años el mestizaje con denisovanos afectó la salud de los humanos de hoy en día, principalmente melanesios, pero también nativos americanos.
    Una investigación realizada en el Instituto de Investigación Genómica y Genética sin fines de lucro Wellcome Sanger Institute y publicado en Cell, revela que la herencia del homínido de Denísova tiene una influencia importante en la respuesta a la infección viral entre la mayoría de los papúes de Nueva Guinea.

    Ahora sabemos que si eres melanesio puedes tener un 2,8% de genes denisovanos, de ese misterioso homínido que invadió Eurasia hace decenas de miles de años. Algunas mutaciones genéticas son neutrales y pueden propagarse por deriva genética aleatoria y, en un entorno dado, algunas pueden prosperar o no prosperar.

    En la investigación identificaron alrededor de 10 variaciones en los melanesios que se originaron en los denisovanos y parecen haber persistido gracias a la selección natural. Entre ellas había un gen conocido como AQR. Los papúes tienen una variante de este gen heredado de los denisovanos que afecta a la forma en que sus sistemas inmunes reaccionan a los virus. Eso es lo que los expertos llaman una "variante médicamente importante".

    "Se cree que la población que dio origen a todos los humanos modernos de hoy se cruzó con los neandertales tan pronto como se expandieron fuera de África hace unos 60.000 años. El mestizaje con los denisovanos se estima que ocurrió hace unos 50.000 años", dice Mohamed Almarri (izquierda), el autor principal del estudio, a Haaretz.

    "La población humana moderna que dio origen a los papúes modernos se cruzó posteriormente con una población denisovana, lo que resultó en una gran proporción en su genoma que es de ascendencia denisovana y que no se encuentra en Eurasia", agrega.

    En Asia oriental, aproximadamente el 0,2% de nuestro ADN es de origen denisovano; en los europeos es aún menos; y en los papúes y los aborígenes australianos es del 2,8 al 3%. Almarri señala que los papúes y los aborígenes australianos eran una población que se separó hace unos 37.000 años.
    También descubrieron que los nativos americanos, que originalmente provenían de Asia y cruzaron hacia América hace unos 20.000 años, cuando los niveles del mar eran bajos, tienen deleciones (pérdida de material genético) en su gen MS4A1 que herederaron de los neandertales y podrían afectar a la forma en que se trata la leucemia.

    Huellas denisovanas en Nueva Guinea

    El gen AQR, característico de los papúes, desempeña un papel importante en la detección de virus y en la regulación de la respuesta antiviral immune. “Otros estudios han demostrado que el gen AQR reconoce y regula la respuesta a los virus, tal como el VIH".

    Los papúes también presentan un gen único llamado JAK1, que codifica una proteína que es importante en la señalización de las citocinas, un proceso en el que las células inmunes se comunican entre sí. Eso también vino de los denisovanos.

    Los australianos aborígenes probablemente también tienen comúnmente variantes de deleción de AQR: "El mestizaje con los denisovanos ocurrió antes de que las dos poblaciones se separasen", dice Almarri, pero no se puede verificar porque el proyecto de diversidad del genoma humano en el que se basó el trabajo no contiene poblaciones aborígenes australianas.
    "Un atributo denisovano que conocemos hoy se encuentra en los tibetanos, quienes heredaron su tolerancia a la altitud extrema. Pero la proporción tibetana de la herencia denisovana no es excepcional", agrega Almarri.

    Otros ejemplos del estudio señalan que todas las poblaciones africanas incluidas en el estudio portaban múltiples copias del gen HPR, que confiere resistencia a la enfermedad del sueño. O los cazadores-recolectores Mbuti de la selva tropical de África Central que tienen una "mutación privada" (un 54% de ellos) o receptor en las células inmunes que les permite a estas reconocer las células "extrañas".

    El descubrimiento de las variaciones previamente desconocidas en genes médicamente importantes podría afectar la eficacia de los tratamientos médicos en ciertas poblaciones, resume el equipo. Lo que funciona en una población podría no funcionar en otra.
    "La conclusión de todo esto es que claramente necesitamos más genomas de referencia de diversas poblaciones", resume Almarri.

    Fuente: mundo.sputniknews.com | 16 de junio de 2020

    Revelan que el ADN neandertal apenas tiene influencia sobre rasgos complejos

    Homo neanderthalensis por Thomas Vogt-Flickr (CC BY-SA 2.0). LWL Museo de Historia Natural, Münster, Alemania.

    Científicos daneses han descubierto que, al contrario de lo que se creía, el legado genético neandertal tiene poco o ningún impacto en la mayoría de los rasgos físicos o en la propensión a ciertas enfermedades.


    Hace cerca de una década, los paleogeneticistas descubrieron que entre un 1% y un 2% del ADN de la mayoría de los europeos y asiáticos modernos tiene origen neandertal. Los melanesios y aborígenes australianos, por su parte, heredaron entre un 3% y un 6% de su genoma de los denisovanos, parientes de los neandertales que vivían en Asia hace entre 50.000 y 200.000 años.
    Diversos estudios han sugerido que la herencia genética de estos humanos arcaicos tienen relación directa con una mayor propensión a ciertas enfermedades, como la depresión y la diabetes. Se cree que el ADN arcaico desempeña, además, un papel en el sistema inmune, en el formato del cráneo e incluso en características como el color de los ojos o del cabello.
    Sin embargo, un estudio publicado en Nature y llevado a cabo por científicos de la Universidad Aarhus, en Dinamarca, ha mostrado que esos factores no están necesariamente relacionados con la herencia genética neandertal.

    Los islandeses no obtuvieron sus pecas y el pelo rojo ocasional de los antepasados ​​neandertales. PHOTOALTO / ALAMY FOTO DE STOCK

    Al escanear el genoma completo de 27.566 islandeses, los investigadores terminaron con un gran catálogo de entre 56.000 a 112.000 variantes de genes potencialmente arcaicos, de los cuales un 84,5% proviene de los parientes cercanos neandertales de referencia, un 3,3% del ADN arcaico tiene origen denisovano y los 12,2% restantes son de origen desconocido.

    Para determinar si estos genes realmente causan alguna diferencia en el humano moderno, los científicos calcularon su relación con 271 rasgos fisiológicos. A diferencia de estudios anteriores, esta investigación examinó genomas completos, lo que permitió entender si influyen en estos rasgos los genes humanos modernos.

    Los científicos descubrieron que la mayoría de estas características se explicaban mejor por asociación con variantes genéticas modernas. De los 271 rasgos analizados, solamente cinco de ellos fueron notablemente influenciados por el ADN arcaico.

    "Los hombres con una variante arcaica tenían una probabilidad levemente reducida de padecer cáncer de próstata, y tanto los hombres como las mujeres que portaban otras dos variantes podrían tener una altura reducida y una coagulación sanguínea acelerada", apuntó el bioinformático Laurits Skov (izquierda), líder de la investigación, a Science Mag.

    La investigación concluyó que el ADN neandertal apenas tiene influencia sobre rasgos complejos, en los cuales, en realidad, interactúan muchos genes. Cabe destacar, sin embargo, que en el marco de este estudio no se analizaron los datos relacionados con la función inmune o la forma craneal, para los cuales sí existe una fuerte evidencia de influencia neandertal.

    Los críticos de la investigación también señalaron que hay ciertas limitaciones en estos hallazgos. Así, la bióloga computacional Janet Kelso (derecha), del Instituto Max Planck, destaca que el ADN arcaico podría tener unos efectos diferentes en los islandeses en comparación con otras poblaciones.

    Fuente: mundo.spuniknews.com | 25 de abril de 2020