Descubren en Valencina de la Concepción (Sevilla) restos «excepcionales» de una cabaña prehistórica

Extracción de uno de los fragmentos de adobe de la cabaña prehistórica hallada en Valencina (Sevilla) - MDC/PGG

Las cautelas arqueológicas previas a la construcción de una vivienda con piscina en el casco urbano de Valencina de la Concepción (Sevilla) han supuesto el descubrimiento de una «estructura de adobe» vestigio de una «cabaña circular» datada en la Edad del Cobre y por ende legado del gran asentamiento humano que, en aquella etapa de la Prehistoria, habría acogido el entorno de la cornisa del Aljarafe actualmente abarcado por los términos municipales de Valencina y Castilleja de Guzmán.

En la memoria de esta actividad arqueológica preventiva, firmada por los arqueólogos Mario Delgado Canela y Pablo Garrido González, se detalla que el hallazgo deriva de las cautelas previas a la construcción de una vivienda con piscina en un solar de la calle Huelva de Valencina de la Concepción, toda vez que 779 hectáreas de los términos municipales de dicha localidad y Castilleja de Guzmán están declaradas bien de interés cultural (BIC) con la categoría de zona arqueológica, dado el gran número de yacimientos de alberga este entorno.

Control de la excavadora durante el rebaje del solar.

Estructura de adobe semicircular de la cabaña, delimitada y definida antes de su excavación.

La mayoría de tales restos arqueológicos están relacionados con el asentamiento humano que, con mayor o menor periodicidad, habría acogido este territorio durante la Edad del Cobre, con los tholos de La Pastora, Matarrubilla y Montelirio como máximos exponentes de dicha cultura.

En ese sentido, un estudio publicado tiempo atrás en la revista científica «Journal of World Prehistory» exponía que con una extensión calculada de unas 450 hectáreas (unas 230 de ellas como necrópolis y unas 220 de poblado), el asentamiento de Valencina y Castilleja de Guzmán sería «de lejos el mayor asentamiento de la Edad del Cobre» en toda la península ibérica y «posiblemente uno de los mayores de Europa occidental en la Prehistoria tardía».

A tal efecto, Mario Delgado Canela y Pablo Garrido precisan en la memoria de las cautelas preventivas del mencionado proyecto de vivienda con piscina en la calle Huelva de Valencina, que «el solar objeto de intervención se hallaba a apenas cien metros lineales de la zona arqueológica conocida como El Algarrobillo», donde han sido datados vestigios de «hábitat, enterramientos y actividades artesanales».

Zona del hallazgo de los enlucidos exteriores de adobe e impronta interior del trazado vegetal.

Los adobes amarillentos

Con ese contexto, las actividades arqueológicas fueron desarrolladas durante marzo de 2017, como «control de los movimientos de tierra» necesarios para el planteamiento de las obras, «siendo detectados adobes de color amarillento y buena compacidad, muy fragmentados en un primer nivel a escasos 40 centímetros bajo la tierra de cobertura vegetal y del plano de inicio de los trabajos».

Según estos arqueólogos, «la excavación manual de estos restos de adobe permitió delimitar un derrumbe de forma semicircular de 3,8 metros de diámetro, de un fuerte color amarillo anaranjado en el que se apreciaban (elementos) cocidos por la acción del fuego».

Detalle del suelo de ocupación de la cabaña.

«Toda la estructura presentaba en su cara interior la impronta de una estructura vegetal trenzada, sobre la que el adobe actuaría como enlucido e impermeabilizador», explican Mario Delgado Canela y Pablo Garrido González, detallando que «bajo esta primera capa fue localizada una segunda con las improntas de la estructura vegetal en sentido inverso, es decir, con las marcas hacia la parte superior, lo que llevó a pensar en una estructura hemiesférica de materia vegetal trenzada, enlucida en su interior y exterior con adobe».

A juicio de los arqueólogos, «una estructura con este grosor y características, construida con un desarrollo totalmente vertical, debió presentar serios problemas de estabilidad, con lo que en principio no se trataría de una estructura concebida para una larga duración, lo que de otro lado no excluye en absoluto su perduración a lo largo de varios meses e incluso unos pocos años, mediante labores de reparación y adecuación».

Reserva de estratigrafía de la cabaña para la extracción como bloque del sector mejor conservado con improntas.

Un hallazgo insólito

La «rareza de la conservación de un elemento arqueológico de estas características, tanto a nivel del propio yacimiento (de Valencina-Castilleja), como a nivel nacional, e incluso europeo», según estos investigadores, motivó que los mismos contactasen con el arqueólogo municipal de Valencina, Juan Manuel Vargas, para «la extracción y posterior conservación de este excepcional hallazgo que ellos mismos definen como una 'cabaña' legado de la Edad del Cobre, acompañada de material cerámico del típico repertorio calcolítico pleno de la zona, como platos de borde almendrado, cuencos o vasos globulares».

Formas cerámicas a mano documentadas.

Gracias a la ayuda del equipo de la doctora de la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla María Arjonilla Álvarez, según figura en esta memoria técnica, fueron extraídos «tres fragmentos coherentes del sector mejor conservado de la edilicia emergente de la estructura», para su depósito en el Museo de Valencina.

En sus conclusiones, los arqueólogos destacan «la singularidad» implícita en el hallazgo de una estructura emergente, positiva y en tan buenas condiciones, porque se certifica por primera vez la conservación de una estructura habitacional íntegra de tipo cabaña, derrumbada sobre sí misma», lo que «indica la existencia de un tipo de estructuras domésticas muy diferentes a los clásicos fondos de cabaña documentados hasta la fecha en Valencina».

Vista cenital del bloque preservado y cortado aprovechando las fallas naturales de las distintas piezas de adobe de la cabaña.

«El registro arqueológico ha permitido avanzar notablemente en el conocimiento exacto de estas cabañas, construidas por medio de un armazón de cañizo enlucido con adobe tanto al interior como al exterior, formando una estructura seguramente hemiesférica y dotados de un óculo cenital para la salida de los humos», exponen los arqueólogos, que insisten en «la notable singularidad del hallazgo de una cabaña completa de estas características en el interior del BIC de Valencina, suponiendo un documento histórico y arqueológico de vital importancia».

Fuentes: abc.es | aljarafedigital.com | 2 de enero de 2021

Hallan un sello de la Edad del Hierro (2.300 años) en un mercado israelí: es el más antiguo de los descubiertos con una inscripción

Sello impreso con la figura de un león rugiente a cuatro patas. Crédito de la foto: DANI MACHLIS / UNIVERSIDAD BEN-GURION DEL NEGEV.

Un equipo de investigadores ha revelado que un sello vendido en un mercado por la cantidad de un par de shekels a un profesor de la Universidad Ben-Gurion del Negev (BGU) es de hecho el sello más antiguo descubierto en Israel, el cual data de hace unos 2.300 correspondiente a la Edad del Hierro. Además, hay evidencia convincente de que era un sello real.

Hace unos cincuenta años, el profesor Yigal Ronen (izquierda), de BGU, caminaba por el mercado beduino en Beersheba y se encontró con un trozo de material ovalado con un sello impreso con la figura de un león rugiente a cuatro patas. Ronen le preguntó al comerciante de dónde venía el sello, pero el vendedor no pudo responder y acordó vendérselo por solo 10 shekels viejos. El sello resultó ser una ganga, más de lo que hubiera soñado.

El científico, que también es coleccionista de antigüedades, siguió intrigado con el sello, especialmente por la inscripción hebrea «l'Shema» («perteneciente a Shema»).

«l'Shema eved Yerov'am» («perteneciente a Shema el sirviente, ministro de Jeroboam»), junto al león, aparecen también en un sello encontrado en Meggido en 1904 y ahora desaparecido, el cual despertó gran interés en todo el mundo, ya que era el más grande entre los sellos hebreos descubiertos hasta esa fecha. Se cree que correspondía a Jeroboam II, que reinó en Israel desde 788 a. C. hasta 748 a.C.

Una colección de bullas o sellos “típicos” encontrados en Israel. Clara Amit / Autoridad de Antigüedades de Israel.

El hecho de que el sello que compró Ronen fuera en un mercado callejero y a tan bajo precio despertó inmediatamente sus sospechas de que podría no ser un sello original y antiguo, pero decidió presentarlo a investigadores en la materia para verificar su procedencia.

El resultado del estudio no deja lugar a dudas: el sello es auténtico y además parece haber pertenecido a la corte del rey Jeroboam. En concreto, podría ser una versión más pequeña de otros utilizados por los funcionarios reales.

Se descubrió que el objeto fue creado a partir de roca extraída de un entorno con presencia de piedras calizas y basalto con contenido de olivino, que se corresponde en Israel con la región de la Baja Galilea, en el norte del país.

«Este sello es uno de los primeros, si no el primero con una inscripción en la Tierra de Israel», ha afirmado Yuval Goren (izquierda), de la Universidad Ben Gurion y uno de los autores de la investigación.

El artículo sobre este sello se publicará en la revista Eretz Yisrael y luego en inglés en Israel Exploration Journal.

Tras el descubrimiento, Yigal Ronen acordó entregar el sello a la Autoridad de Antigüedades para ser expuesto en el Museo de Israel.

Fuentes: jpost.com | abc.es | 10 de diciembre de 2020

El Ayuntamiento de Burgos renueva su apoyo a la Fundación Atapuerca

El Consistorio aportará 60.000 euros anuales a la institución

El Ayuntamiento de Burgos ha renovado el convenio de colaboración como patrono mecenas con la Fundación Atapuerca, con la que viene colaborando desde 1999, con una aportación de 60.000 euros anuales. Este acuerdo ha sido suscrito por el alcalde el Burgos, Daniel de la Rosa Villahoz, y el presidente de la Fundación Atapuerca, Antonio Miguel Méndez Pozo.

El presidente de la Fundación Atapuerca agradece nuevamente el compromiso de esta entidad con el proyecto de investigación de los yacimientos de la sierra de Atapuerca, en este año que se han cumplido 20 años desde que fueran declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Son más de 40 años de investigaciones, publicaciones y trabajos de campo que demuestran la importancia y relevancia de este proyecto internacional para el conocimiento de la evolución humana en Europa. La Fundación se creó para apoyar y socializar uno de los proyectos de investigación de nuestros orígenes más importantes del mundo.

Por su parte, el Ayuntamiento de Burgos pone de relieve el impulso que el trabajo de la Fundación Atapuerca supone para la actividad turística, cultural y económica de la ciudad, y confía en que esta nueva aportación permita el desarrollo de este proyecto de investigación científica durante un año más, favoreciendo el estudio y divulgación internacional de los yacimientos de Atapuerca.

Lapas como indicador del clima y del comportamiento humano durante la prehistoria

Un caparazón de 'Patella depressa'.

Un estudio realizado por investigadores del departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), en colaboración con la Universidad de Cantabria, en España, y el Instituto Max Planck de Alemania, muestra que las lapas de la especie Patella depressa son un indicador climático de alta resolución con importantes implicaciones para futuros estudios arqueológicos y paleoclimáticos.

Los análisis de las relaciones de isótopos estables de oxígeno en conchas de moluscos marinos permiten reconstruir las condiciones oceanográficas del pasado, así como el modo de vida de las poblaciones humanas durante la prehistoria. No obstante, de manera previa al análisis de las muestras arqueológicas, es preciso analizar conchas actuales para determinar si la especie seleccionada es un adecuado indicador de las condiciones climáticas durante su crecimiento. A pesar de que la especie Patella depressa es una de las especies más representadas en el registro arqueológico del Holoceno a lo largo de la costa atlántica de Europa, esta especie no había sido testada como un indicador para la reconstrucción de la temperatura del mar.

El estudio, codirigido por el investigador de la UPV/EHU, Asier García Escárzaga, en colaboración con investigadores del Instituto Max Planck y la Universidad de Cantabria, ha demostrado por primera vez que la especie Patella depressa es un adecuado indicador climático. Esta investigación, publicada en la revista internacional Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, combina un estudio de los patrones de crecimiento de las conchas y un análisis de isótopos estables de oxígeno.

Asier García Escárzaga utilizando una máquina micromill para la toma de muestras a lo largo del crecimiento de las conchas. (Foto: Asier García Escárzaga)

Los autores del estudio indican que las temperaturas del mar reconstruidas a partir de los valores isotópicos de las muestras modernas reflejan correctamente las variaciones de la temperatura del mar durante la vida de los especímenes analizados. Estos resultados confirman que los análisis de isótopos estables de oxígeno en conchas de la especie Patella depressa son un magnifico indicador de las condiciones climáticas actuales y pasadas.

Esta novedosa investigación tiene, además, importantes implicaciones para futuros estudios paleoclimáticos y arqueológicos. En concreto, el análisis de conchas arqueológicas permitirá determinar los patrones de explotación del medio marino por parte de las poblaciones humanas durante la prehistoria y el impacto que los diferentes cambios climáticos ocurridos durante el pasado tuvieron para estos grupos.

Fuente:noticiasdelaciencia.com| 24 de diciembre de 2020

Descubren en China los arrozales prehistóricos más grandes y antiguos del mundo

Los campos antiguos cubren un área de aproximadamente 900.000 metros cuadrados, pero hasta ahora solo se han excavado 7.000 metros cuadrados de tierra. (Foto: Servicio de Noticias de China / Wang Gang)

Los arqueólogos chinos han descubierto los arrozales más antiguos del mundo que se remontan a unos 6.300 años.

La gran extensión de arrozales prehistóricos se encontró en la ciudad de Yuyao, provincia de Zhejiang, en el este de China. Desenterrados en las ruinas de Shi'ao, a unos 7,5 kilómetros del famoso sitio de Hemudu, los arrozales brindan información sobre la sociedad prehistórica a lo largo de los tramos inferiores del río Yangtsé.

El nuevo descubrimiento fue anunciado por el Instituto Provincial de Arqueología y Reliquias Culturales de Zhejiang y el Instituto de Investigación de Gestión del Patrimonio Cultural de Ningbo.

Los campos antiguos cubren un área de unos 900.000 metros cuadrados, según una investigación preliminar, pero hasta ahora se han excavado 7.000 metros cuadrados de tierra.

"Los arqueólogos habían encontrado algunos arrozales antiguos más pequeños aquí en el pasado, pero sin evidencia suficiente", dijo Wang Yonglei, investigador del Instituto Provincial de Arqueología y Reliquias Culturales de Zhejiang, que estaba a cargo de la excavación arqueológica en el sitio en Shi 'ao Site.

"Los arrozales que se encuentran en el sitio Shi'ao en Yuyao, Zhejiang son grandes y con patrones organizados. Se remontan a la temprana Cultura Hemudu. Este es el campo de arroz a gran escala más grande y antiguo del mundo", dijo Wang.

Una foto aérea muestra el patrón y el sistema de carreteras de los antiguos arrozales en la parte sur del sitio de Shi'ao en Yuyao, provincia de Zhejiang, este de China. / Ningbo Daily.

Los arqueólogos dijeron que los arrozales tenían diferentes formas a lo largo de tres períodos prehistóricos, que abarcan unos 2.000 años. Los más antiguos, con montículos de tierra alrededor de sus bordes, se remontan alrededor del 4300 a. C. durante la etapa temprana de la Cultura Neolítica Hemudu.

Entre 3.700-3.300 a. C. durante la última etapa de la Cultura Hemudu, los investigadores encontraron campos con crestas estructuralmente más claras, que comprenden franjas elevadas utilizadas como caminos o demarcaciones.

Glumas de arroz, mazorcas y semillas de malezas seleccionadas de un suelo de arroz que se remonta al período de la cultura Liangzhu. / Cortesía del Instituto Provincial de Arqueología y Reliquias Culturales de Zhejiang.

Los arqueólogos también encontraron arrozales más recientes en forma de tablero de ajedrez, algunos completos con caminos y sistemas de riego que se remontan a 2.900-2.500 a. C. en la era de la cultura Liangzhu.

El descubrimiento de los arrozales sugirió que el cultivo de arroz ya era un pilar económico en las primeras culturas chinas como Hemudu y Liangzhu.

Un trabajador sostiene un resto de cerámica desenterrado en los campos de arroz más grandes y antiguos del mundo, en las ruinas Shi'ao, en la ciudad de Yuyao, provincia de Zhejiang. (Foto: Servicio de Noticias de China / Wang Gang)

"Descubrimos cinco sitios de pueblos humanos prehistóricos en un área de un kilómetro cuadrado alrededor de los campos de arroz", agregó Wang, y señaló que los aldeanos cercanos probablemente sean los que cultivan los campos.

Los investigadores dijeron que continuarán su trabajo sobre las raíces históricas del cultivo de arroz y buscarán asentamientos que coincidan con los antiguos campos de arroz del sitio Shi'ao.

Fuentes: news.cgtn.com | world-today-news.com | 16 de diciembre de 2020

Descubren que cazadores mesolíticos del Mar del Norte elaboraron armas con huesos humanos

Punta dentada realizada con un hueso humano y empleada en el estudio. Willy van Wingerden.

A medida que disminuía la Edad del Hielo, el derretimiento de los glaciares anegó el territorio de Doggerland, el cual una vez unió Gran Bretaña y Europa continental. Durante más de 8.000 años, las armas distintivas —delgadas puntas de hueso con dientes de sierra— fabricadas por los últimos habitantes de esta zona terrestre descansaron en el fondo del Mar del Norte. Eso fue hasta que los ingenieros del siglo XX comenzaron a recoger, con dragas mecánicas, el lecho marino y usar los sedimentos para fortificar las costas de los Países Bajos. Este trabajo en curso ha traído, accidentalmente, artefactos y fósiles de las profundidades a las playas holandesas.

Los aficionados a coleccionar fósiles recogieron estos hallazgos, acumulando casi 1.000 armas de hueso dentadas, conocidas por los arqueólogos como puntas de púas del Mesolítico. No solo se conocen en el Mar del Norte, sino que se han encontrado puntas con púas en sitios que van desde Irlanda hasta Rusia, y que datan de hace entre 11.000 y 8.000 años, cuando los últimos cazadores-recolectores habitaban Europa antes de la llegada de los agricultores del periodo Neolítico.

La gente del Mesolítico probablemente sujetó estas puntas dentadas a ejes de madera para hacer flechas, lanzas y arpones, que era claves para su sustento de caza y pesca. Pero los expertos han ignorado en su mayoría estas puntas con púas que salpican las playas holandesas porque que no se recuperaron en excavaciones sistemáticas de yacimientos arqueológicos adecuados, tal como sí ha ocurrido con las puntas dentadas que se han hallado en el Reino Unido y Europa continental.

Ahora, un equipo, dirigido por arqueólogos de la Universidad de Leiden, ha analizado algunas de estas armas óseas recuperadas y realizado mediciones moleculares para determinar de qué especie animal están hechas. Los científicos querían principalmente probar si este tipo de análisis, que depende de las proteínas que sobreviven en los huesos, era posible realizarlo incluso en artefactos enterrados bajo el agua durante milenios. El método no solo ha funcionado, sino que arrojó resultados impactantes: si bien la mayoría de las puntas dentadas, de aproximadamente 10.000 años de antigüedad, estaban hechas de huesos de ciervo rojo (Cervus elaphus), dos de ellas se hicieron a partir de esqueletos humanos.

Las dos armas dentadas halladas realizadas con restos óseos humanos. R.J. Looman

“Como experto en este campo, realmente no me lo esperaba. Es, sencillamente, genial”, dice el arqueólogo de la Universidad de Newcastle Benjamin Elliott (izquierda), el cual no participó en la investigación. Nunca antes los arqueólogos habían encontrado evidencia inequívoca de que los antiguos europeos elaboraran cuidadosamente huesos humanos para convertirlos en armas mortales.

Los científicos del estudio se preguntaron por qué la gente del Mesolítico usaba ciervos rojos y restos esqueletos humanos para realizar sus armas. "¿Qué está pasando con estos dos puntos?", dice Virginie Sinet-Mathiot (derecha), antropóloga del Instituto Max Planck, en Leipzig, Alemania, y que sí ha trabajado en el proyecto. "¿Qué significa esto?"

Las preocupaciones prácticas o económicas parecían explicaciones poco probables: otras materias primas, como la propia cornamenta de los ciervos, habrían estado más fácilmente disponibles y serían más duraderas. Los investigadores concluyeron que los antiguos cazadores-recolectores eligieron estos restos óseos en particular por razones simbólicas relacionadas con sus creencias sociales y/o espirituales.

“Esta elección no fue una decisión económica”, dice el arqueólogo Joannes Dekker (izquierda), de la Universidad de Leiden y autora principal del estudio que se ha publicado en el Journal of Archaeological Science: Reports. El motivo económico habría sido que los antiguos cazadores-recolectores produjeron puntas de púas a partir de partes de animales que sobraban de las comidas. En ese caso, los investigadores esperarían encontrar puntas hechas de astas, así como de huesos de uros (Bos primigenius) y otras especies como corzos (Capreolus capreolus) y alces euroasiáticos (Alces alces). Estas criaturas vagaban por el Doggerland mesolítico, y los experimentos de los arqueólogos han demostrado que sus huesos son excelentes para elaborar armas proyectiles.

El hecho de que los científicos hayan encontrado predominantemente huesos de ciervo rojo y de humanos sugiere que "Debió haber habido alguna otra razón, una razón cultural, por la que era importante utilizar estas clases de restos óseos”, dice Dekker, estudiante de maestría en la Universidad de Leiden, Países Bajos.

Sin embargo, las motivaciones específicas que impulsaron este estilo de armas en Doggerland siguen siendo un misterio. "Puedes medir un hueso para ver sus propiedades como un proyectil, pero no se pueden medir los pensamientos de un cazador-recolector mesolítico”, dice Dekker.

Aún así, saber que las gentes del Mesolítico usaban huesos humanos para tal fin es un descubrimiento importante. “Que las puntas óseas sean de procedencia humana es un shock total", dice Elliott.

Según él, investigadores anteriores habían planteado la idea de que huesos humanos se habían empleado en algunas puntas dentadas, especialmente largas, halladas en Irlanda. Esas especulaciones se basaron en el hecho de que no había muchos mamíferos grandes, además de los humanos, en la isla cuando se fabricaron tales artefactos. Pero hasta hace poco no existía ninguna tecnología apropiada para probar esas afirmaciones.

Este gráfico muestra los puntas dentadas analizadas en el estudio; las playas en las que se encontraron y la ubicación probable del dragado de los sedimentos originales en el Mar del Norte. (Dekker et al. JAS: Reports , archivo original proporcionado por Dekker).

Generalmente, los arqueólogos pueden observar un hueso y, según su tamaño y contornos, conocer la parte del cuerpo y el tipo de animal del que proviene. Pero eso es casi imposible de hacer con las puntas dentadas, pues las características de su identificación se han tallado y desgastado durante la fabricación, el uso y el enterramiento de las mismas.

Sin embargo, durante la última década se ha desarrollado una nueva tecnología que resuelve este problema. El método Zooarchaeology by Mass Spectrometry, o ZooMS, puede detectar los componentes moleculares del colágeno, la principal proteína de los huesos. Debido a que los componentes del colágeno difieren ligeramente entre los diferentes tipos de animales, medirlos nos puede indicar la especie animal a la que pertenece el resto óseo, incluso en fragmentos de esqueletos o artefactos esculpidos que no pueden identificarse mediante la observación de sus características distintivas.

Una placa con muestras óseas, lista para el análisis de ZooMS.

Mediante el empleo de ZooMS los científicos disuelven químicamente una pizca de hueso en polvo para extraer moléculas de colágeno que pasan por un instrumento de medición. El método ha demostrado ser útil para distinguir entre huesos de animales de aspecto similar, como ovejas y cabras, o ratas (grandes) y ratones (pequeños). Y en los yacimientos de la Edad de Piedra el proceso se ha utilizado para escanear miles de piezas esqueléticas del tamaño de un fósforo, a fin de encontrar especímenes raros de neandertales, denisovanos u Homo sapiens entre montones de huesos de animales. Desde su introducción en 2009, ZooMS se ha utilizado con éxito en restos óseos encontrados en docenas de yacimientos de todo el mundo, desde la Edad de Piedra hasta los tiempos modernos.

Pero los científicos se preguntaban si el método funcionaría con las puntas dentadas mesolíticas de Doggerland, las cuales, sepultadas durante milenios bajo el mar, podían tener desaparecidas las proteínas del colágeno. “El desafío aquí era si podríamos extraer colágeno y realizar identificaciones de especies de animales a partir del material que había estado sumergido en agua durante tanto tiempo”, dice Sinet-Mathiot, quien trabaja para innovar los protocolos de ZooMS a través de sus investigaciones.

En 2018 Dekker decidió probar esta posibilidad en un pequeño proyecto para su tesis de licenciatura en arqueología en la Universidad de Leiden. Dekker obtuvo el permiso de una docena de coleccionistas para desguazar o picar un poco de hueso de sus puntas dentadas. Llevó las muestras al Instituto Max Plank en Leipzig, Alemania, y trabajó con Sinet-Mathiot para ejecutar el análisis de ZooMS. Los colaboradores de la Universidad de Groningen midieron las fechas de radiocarbono, confirmando que los artefactos eran del periodo mesolítico.

Para los expertos en prehistoria europea los nuevos resultados son muy sugerentes, pero presentan más preguntas que respuestas. Debido a que el estudio solo evaluó diez puntas dentadas, los científicos no saben con qué frecuencia y en qué circunstancias las personas realizaron armas con huesos humanos. “Es muy interesante que hayan encontrado dos armas elaboradas con restos óseos humanos de un total de diez analizadas”, dice Theis Zetner Trolle Jensen (izquierda), investigador postdoctoral de la Universidad de Copenhague, y que no participó en el estudio. "Y es muy posible que hayan encontrado la aguja en el pajar".

A principios de este año, Jensen y sus colegas publicaron un estudio ZooMS mucho más grande que determinó los tipos de animales que corresponden a 120 puntas dentadas mesolíticas recuperadas en las turberas de Dinamarca y Suecia. Encontraron huesos de ciervo, alce, bovino y algunos osos pardos, pero ninguno de Homo sapiens. Y concluyeron que los artesanos del Mesolítico eligieron preferentemente tipos de huesos con propiedades mecánicas. Los cazadores eligieron restos óseos por razones prácticas, no por consideraciones culturales.

Los diferentes resultados plantean la posibilidad de que solo los habitantes de Doggerland convirtieran huesos humanos en puntas dentadas mortales durante el Mesolítico. "Puede ser que hubiera gente extraña allí ... gente que hizo cosas diferentes", dice Jensen.

Foto: Cazadores-recolectores del Mesolítico hicieron puntas dentadas para lanzas o flechas con huesos humanos. David Lyons / Alamy

Él y otros académicos esperan que estas preguntas se aclaren a través de más trabajo de ZooMS sobre punta dentadas. Aunque el nuevo estudio analizó una pequeña cantidad de artefactos de esta clase, mostró el valor científico de los mismos arrastrados por el mar a las costas holandesas.

“Idealmente, nos encantaría que los artefactos procedieran de contextos excavados de forma segura”, dice Elliott. Pero los yacimientos de Doggerland se encuentran bajo del Mar del Norte, por lo que los hallazgos en playas, fuera de contexto, ofrecen evidencias invaluables y accesibles. “No podemos ser esnob al respecto”, dice. "Tenemos que aceptar el problema y tratar de obtener tanta información y comprensión de esos artefactos como sea posible".

Cada día aparecen más fósiles y artefactos en las playas holandesas, lo que atrae a un número creciente de coleccionistas aficionados. El grupo de Facebook de esta comunidad ahora incluye unos 600 miembros, según su moderador Erwin van der Lee, de Rotterdam. “La competencia también es muy grande”, dice.

Rick van Bragt, un estudiante universitario en La Haya, ha encontrado alrededor de 10.000 artefactos antiguos desde que comenzó a buscar hace casi diez años. Van Bragt y van der Lee prestaron sus puntas dentadas para el estudio con ZooMS. Si bien el artefacto de van der Lee no produjo resultados positivos, una punta dentada de van Bragt fue identificada como procedente de un ciervo rojo de hace 8.000 años. Ambos coleccionistas quedaron fascinados con la noticia de que un hueso humano formaba dos de una las puntas. Más allá de las puntas dentadas, las mareas que bañan las playas holandesas dejan caer dientes de tiburón, herramientas de pedernal hechas por neandertales, fósiles de mamuts extintos y otros tesoros. Sin embargo, detectar los hallazgos requiere práctica y la mayoría de los bañistas no saben qué hay allí. "En el verano hay mucha gente en la playa y simplemente lo pisan todo", dice Van Bragt. "Ellos no lo ven".

Fuentes: smithsonianmag.com | universiteitleiden.nl | 21 de diciembre de 2020