El héroe de la salud global.

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Explica Ciro de Quadros (Río Pardo, 1940) que cuando estudiaba Medicina en su Brasil natal, se dio cuenta de que la mayoría de las enfermedades tenían un fondo social y estaban relacionadas con la pobreza, de ahí que decidiera orientarse hacia la Salud Pública. Ahí comienza un compromiso social que es una de las señas de identidad de su biografía y le ha hecho merecedor del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cooperación al Desarrollo. De Quadros ha sido galardonado por "liderar la eliminación de la polio y el sarampión de América, y por ser uno de los científicos más importantes en la erradicación de la viruela en todo el mundo".
Otro rasgo de su carrera es cómo ha conjugado ese compromiso con la evidencia científica y cómo ha sido capaz de ir más allá de la medicina. De Quadros ha sido planificador, estratega, gestor... y hasta negociador con grupos guerrilleros. Antes incluso de terminar su Máster en Salud Pública, en 1968, De Quadros ya había comenzado a trabajar en la Amazonia brasileña. Allí se propuso vacunar a toda la población atendida por su centro de salud, en una época en que la tasa de vacunación en esas regiones no llegaba al 10%.
Esta es otra de las constantes en la trayectoria de Ciro de Cuadros: fijarse metas que otros consideraban imposibles... y alcanzarlas. ¿Un utópico con suerte? "Mi suerte ha sido trabajar con equipos muy comprometidos y que todos mis proyectos hayan tenido éxito", afirma. Admite que ha sido más ambicioso que otros, pero añade que siempre ha fijado sus metas, aunque fueran difíciles, basándose en las posibilidades reales que le ofrecía el avance científico. "Cuando sabemos que contamos con recursos tecnológicos que nos permiten dar solución a los problemas de salud sería inmoral no aplicarlos", sentencia. Tan concretos han sido sus objetivos como tangibles sus resultados.
La labor que realizó en Brasil llamó la atención de la Organización Mundial de la Salud, que decidió enviarle a Etiopía para trabajar como epidemiólogo jefe del Programa de Erradicación de la Viruela. "Mi laboratorio es el terreno", comenta. De Quadros, que como médico atendió algunos de los últimos casos de viruela del mundo, no oculta la satisfacción por una intervención que ha marcado su vida: "Estoy orgulloso de haber participado en esa misión. Lo que se siente al contribuir a erradicar una enfermedad que ha causado millones de muertes es indescriptible".
El último caso de viruela del mundo fue diagnosticado en Somalia en 1977. Solo unos meses antes Ciro de Quadros regresaba a América, donde la Organización Panamericana de la Salud (OPS) le hacía responsable de los programas de vacunación del continente. En 25 años y desde distintos cargos, desarrolló todas sus habilidades hasta lograr que la poliomielitis y el sarampión desparecieran del continente americano.
Reducción de la tasa de mortalidad infantil
Todo ello ha sido valorado por un jurado internacional cuyos miembros califican a De Quadros como "héroe de la salud global". Añaden que no solo ha investigado, sino que ha liderado e inspirado -aportando conocimiento- la lucha contra las enfermedades infecciosas con grandes éxitos.
Después de ser pieza clave en un proyecto diseñado por otros, como el de la erradicación de la viruela, inicia una etapa en la que él mismo marca los objetivos y cómo alcanzarlos. En 1981 y ante el escepticismo general decidió que acabaría con la poliomielitis en Brasil, donde se registraban un promedio de hasta 200 casos al mes. Aplicó ideas como crear los fines de semana dedicados a la vacunación En 1989 la enfermedad había desaparecido del país, y para 1985 la OPS ya le había encomendado seguir con el resto del continente.
La tarea encontró obstáculos de todo tipo, empezando por los conflictos que convulsionaban algunos países. De Quadros sacó a relucir sus dotes diplomáticas y de comunicador. En El Salvador logró que los fines de semana de vacunación se convirtieran en días de tranquilidad para el país. En Perú el acuerdo con el grupo guerrillero terrorista Sendero Luminoso no fue posible, pero De Quadros recurrió a los medios de comunicación y no cesó en las campañas de vacunación intensivas. En 1994 la poliomielitis había sido oficialmente eliminada del continente americano. El siguiente enemigo fue el sarampión, y la victoria llegó en 2002.
El jurado del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento afirma sobre De Quadros en su acta: "Gracias a su trabajo se está más cerca de lograr el objetivo del desarrollo del milenio que persigue reducir en dos tercios las tasas de mortalidad de los niños menores de cinco años para 2015".
De hecho, su obsesión es lograr universalizar las vacunas disponibles: "El reto del futuro no será tanto el desarrollo tecnológico de las vacunas, sino cómo llevarlas de forma equitativa a toda la población". Y es en este punto en el que cobra todo el sentido su premio dentro de la categoría de Cooperación al Desarrollo porque, como percibió en sus años de estudiante, De Quadros liga la salud con el progreso de los países. Le gusta recordar que una población vacunada tiene un rendimiento mayor -ya sea escolar en los niños o productivo en los adultos-, por lo que contribuye más a la riqueza de un país.
Responsabilidad hacia la población
Su discurso es todo menos paternalista. Su estrategia se dirige a concienciar a los países en desarrollo de la responsabilidad que tienen hacia su población. "Hay que hacer un llamamiento a los ministerios de Salud, pero también a los de Economía y Finanzas y a los parlamentos, para que utilicen los recursos necesarios para financiar los programas de vacunación sin depender tanto de las ayudas internacionales".
Pero también hay un mensaje para el futuro centrado en el avance científico. De Quadros está convencido de que el siglo XXI será "el siglo de las vacunas": "En este siglo vamos a lograr vacunas para enfermedades que considerábamos crónicas o degenerativas, pero que ya sabemos o intuimos que pueden ser causadas por agentes infecciosos". Y junto a este objetivo general, otro más centrado en los países en desarrollo: la necesidad de conseguir vacunas contra las enfermedades de la pobreza, y de implementar programas para tratar las enfermedades desatendidas u olvidadas.
Son décadas de intensa labor sobre el terreno, pero De Quadros afronta estos retos con optimismo: "Cuando ya has logrado solucionar problemas de la humanidad, encuentras motivación para seguir trabajando".


Fuente: elcorreodealava.es
Imagen: Wikipedia.

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