Abren al público los restos del templo de culto al emperador Augusto en Tarragona

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Los restos de un templo de culto al emperador Augusto, que se escondían bajo las naves de la catedral de Tarragona, han sido recuperados. Se trata de la planta semicircular de una exedra romana, datada del siglo I d.C. El hallazgo se detectó hace un año, a raíz unas intervenciones arqueológicas en las antiguas dependencias del Museo Diocesano, en el ángulo noroccidental del claustro.

Ahora el espacio se ha excavado y museizado para hacerlo visitable al público. Sin llegar a los 100 metros cuadrados de superficie, y con una puerta monumental de 7 metros de luz, la capilla, que tuvo varios usos a lo largo de los siglos -y también muchos de abandono, permite al visitante hacer un recorrido por la historia de Tarragona desde el siglo I al XX. Con un presupuesto de intervención de 14.000 euros, la estancia, que este jueves ha quedado inaugurada, acogerá el sábado una jornada de puertas abiertas.


La exedra, una de las seis que se cree que había en la zona sacra del templo de Augusto, ya está museizada. Se desmanteló el siglo VI y hasta mediados del XII el espacio permaneció abandonado. Entre los siglos XII y XIII se recuperó como dependencia de los canónigos. Ya en el siglo XX se usó como una de las salas del Museo Diocesano de Tarragona. En el año 2003 se iniciaron las excavaciones de este sector para ubicar el futuro proyecto del museo y el 2015 se descubrió la base de la exedra romana, que ahora se ha terminado de museizar. Se ha colocado una pasarela para pasar por sobre los restos y paneles para visualizar y comprender toda su evolución.


Andreu Muñoz arqueólogo del Arquebisbat de Tarragona, destaca esta evolución diacrónica de veinte siglos que concentra este pequeño espacio, en un ángulo del claustro, donde parece que se haya “fosilizado” el tiempo. A pesar del paso del tiempo, el espacio conserva elementos patrimoniales de alto valor como unos muros de casi diez metros, la puerta monumental y, sobre todo, la base en forma semicircular, con las huellas de las losas originales. La magnificencia de las estructuras conservadas, ya que no es fácil encontrar exedras en la Hispania romana, y la confluencia de la romanidad y la cristiandad son el doble interés museístico que ofrece la sala, en la opinión de Muñoz.


Según Muñoz, las exedras tenían una función similar a las capillas de la época medieval. “Así como las capillas están dedicadas a santos, a las exedras se daba culto a emperadores o alguna divinidad”, afirma. Ahora el nuevo reto que se plantea es la integración del futuro museo en estas ruinas recuperadas.

Fuentes: , Tarragona | La Vanguardia, 1 de diciembre de 2016

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