FONCALADA, CULTO A LAS AGUAS por BORGE CORDOVILLA

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Las muestras, como la de este enlace, de CULTO A LAS AGUAS, con realización de rituales y deposición de exvotos, en la antigua Roma, nos sirven, sobre todo, para ilustrar como una potente y antigua tradición cultual a las aguas desarrollada en todo el ámbito europeo, se cristianiza claramente en el ejemplo de Foncalada, sin descartar en absoluto fines sacramentales dentro de -y tal vez con carácter principal- las funciones del monumento, así, en las Etimologías de San Isidoro se recoge:
"Los antiguos daban el nombre de DELVBRA a los templos dotados de fuentes en las que se purificaban antes de entrar en ellos (...) Hoy día se da ese nombre a los templos provistos de fuentes sagradas, en los que los fieles son regenerados y purificados. Se les denominó delubra con un buen presagio, pues sirven para la ablución de los pecados. En los delubra, la fuente es el lugar de los regenerados. En ella se forman siete gradas en el misterio del Espíritu Santo: tres de bajada y tres de subida; el séptimo grado -que es el cuarto escalón- equivale al Hijo del hombre, el cual extingue el horno del fuego, sirve de apoyo estable a los pies y da fundamento al agua; en él habita corporalmente la plenitud de la divinidad."

Hay que resaltar, respecto a la posible aplicación del texto de S. Isidoro a Foncalada -dentro de una posible función sacramental-, que las "tres gradas" de bajada y de subida mencionadas en el mismo, se hallaban presentes en el monumento ovetense (se conservan 2 en el deambulatorio S. y uno en el N), siendo el cuarto escalón el suelo de la plataforma, situado justo enfrente del afloramiento del agua por el edículo -el hijo del hombre-; allí, el mensaje catecumenal de las inscripciones, y el romper del agua, extinguiría el fuego del pecado, fundamentando la fe del neófito, y poniéndole en comunión con la plenitud de la divinidad, que allí moraba...


Reseña histórico-artística:

La fuente de Foncalada, a raíz de las investigaciones de los años 90 del pasado siglo XX, ha sido objeto de una completa reinterpretación (Ríos, Estrada, Chao, 1994).
Hasta entonces se pensaba que se trataba de una humilde fuente pública edificada en forma de edículo en época de Alfonso III. Sin embargo, a raiz de los mencionados estudios, ahora sabemos que se trata de un importante monumento tanto por su concepción, calidad de ejecución material, y significado.
El monumento, se encuentra ubicado junto a una calzada romana (Borge Cordovilla, 1993); hallándose su origen tipológico en los ninfeos pompeyanos, siendo su probable destino inicial el de establecimiento balneario (Ríos González, 1997, 1999), no descartándose que formase parte de un complejo mayor.
Pendiente el análisis arqueológico que pueda certificar o desmentir su posible origen romano,  el análisis de su epigrafía (G. de Castro, 1995) relacionan tipológicamente las inscripciones conservadas con el reinado de Alfonso II (791-842), más que con la época de Alfonso III (866-910).
Además, recientes trabajos (Borge Cordovilla, 2008), han puesto en relación la fuente con el dominio regio de carácter territorial existente al N. de la colina Ouetdao, correspondiente a Alfonso II, y que comprendería los baños de  Foncalada, la iglesia de Santullano con su monasterio adyacente, y el propio palacio  real, cuya ubicación ha sido igualmente propuesta recientemente (Ríos González, García de Castro, 2008), dentro de dicho dominio territorial.

El edificio consta de tres partes diferenciadas (Ríos González, 1997, 1999):
  • Un canal de suminsitro de agua, desde el manantial, cuya ubicación se desconoce, hasta el afloramiento a través del edículo. Está formado por una base de grandes losas calizas, sobre la que se disponen sendos paramentos laterales de sillares de arenisca, cubriéndose el conjunto, igualmente, con grandes losas calizas, como puede verse, aún hoy, en la parte posterior del edículo.
  • El edículo o templete, de proporciones cúbicas, remate en frontón a dos aguas, bóveda de cañón seguido que desemboca en arco de medio punto por donde aflora el agua procedente del canal. Está ejecutado al modo romano, conformándose sus paramentos por sillares unidos con argamasa de ladrillo y cal, los cuales presentan la particularidad de  sus alargadas proporciones, que alcanzan triple longitud respecto a la altura. En el frontón, sobre el arco, se dispone la famosa inscripción, tradicionalmente atribuída a Alfonso III, pero que ya aparece en la Cruz de los Ángeles, de Alfonso II: "HOC SIGNO TVETUR PIUS, HOC SIGNO VINCITUR INIMICVS. SIGNVM SALVTIS PONE DOMINE IN FONTE ISTA VT NON PERMITAS INTROIRE ANGELVM PERCVTIENTEM" (Con este signo se ampara el justo, con este signo se vence al  enemigo. Pon, Señor, el signo de salud en esta fuente, y no permitas entrar al angel golpeador), cuyo tipo, capital romano cuadrado, es análogo al de las inscripciones de la iglesia de San Tirso, obra indiscutida del reinado de Alfonso II.
  • Estanque, de grandes dimensiones, cuyo destino inical tuvo que ser el del baño por inmersión, estructurado, a su vez, en dos partes: la inmediata al edículo, con proporciones dobles a las del mismo, alberga unos deambulatorio laterales, con función de acceso a la piscina, y se cierra por un muro perimetral, que, en esta parte, se elevaba hasta una altura pareja con la de las impostas sobre las que asienta el arco de medio punto de la fachada del edículo. La parte posterior del estanque, cuyo muro testero se encuentra actualmente soterrado bajo el inmueble que cierra el lado E. de la plaza, tiene, previsiblemente, unas proporciones dobles de las del tramo anterior (y por tanto, triples de las del edículo). Carece de deambulatorios, cerrándose directamente por el muro perimetral, que, en esta parte, tendría un alzado parejo al de los deambulatorios del tramo anterior del estanque.



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