La muestra temporal que inaugurará el futuro museo Ibero de Jaén recogerá la investigación arqueológica en la provincia desde 1975

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Ocho años después de que se colocara su primera piedra, la expectación por que el Museo Ibero de Jaén abra por fin sus puertas es mayúscula, aunque no es menos el temor que despierta en ciertos colectivos, como Amigos de los Iberos, que la exposición temporal con la que se “preinaugurará”, probablemente, en junio, se prolongue más tiempo de lo que denota el adjetivo temporal. Un espacio museístico que nace para ser referente mundial del arte ibero, templo de un patrimonio “irrepetible”, debe estrenarse con una muestra “digna”. Una exposición que confirme que “el museo será una gran apuesta cultural” y que, indica el director del Instituto de Arqueología Ibera, Manuel Molinos (abajo): “Sirva para lanzar el museo a la ciudadanía, que no entendería que estemos otros tantos años con las instalaciones cerradas”.


Guiados por este deseo, el contenido con el que abrirá sus puertas será un recorrido por los años “más productivos” de la investigación arqueológica en Jaén: las últimas cuatro décadas. “Antes de los 70, la arqueología ibérica fue a saltos, pero, a partir de ese momento, la investigación ha sido un ‘continuum”, destaca el también catedrático de Arqueología de la Universidad de Jaén (UJA).
La exposición, para la que la Junta de Andalucía ha presupuestado 300.000 euros, se articulará a partir de los conceptos que los expertos han construido a lo largo de estos 40 años: príncipe, héroe, dama y diosa, para lo cual se nutrirá de piezas del “Oppidum” del Puente Tablas, en la capital; de los yacimientos de “Cerrillo Blanco”, en Porcuna, y “El Pajarillo”, de Huelma; la cámara funeraria del príncipe de Arjona, y santuarios de Sierra Morena y Fuerte del Rey, entre otros materiales.

El objetivo es ofrecer al visitante una panorámica de la investigación en arqueología ibérica “y, por supuesto —subraya Molinos—, no debe competir con los contenidos del futuro museo”. “Mientras que el discurso de esta exposición se acotará a algunos conceptos fundamentales, para servir de introducción a lo hecho y para valorar la importancia de la arqueología ibérica, el discurso del museo deberá ser más complejo. Tendrá más derroche de contenidos, relacionados con el mundo de la vida cotidiana y de la muerte, entre otros conceptos”, diferencia el investigador, que apostilla: “Esto no puede acabar convirtiéndose en la exposición permanente”.


Los fondos del Museo Ibero estarán integrados por unas 3.500 piezas, la mayoría de las cuales procederán del Museo Provincial de Jaén. “La arqueología ibérica en Jaén es la que mayor información ha proporcionado a nivel andaluz y nacional”, destaca el experto. Por eso, vertebrará el discurso principal de un espacio en el que Molinos ve un valor añadido para la economía de esta tierra y una oportunidad, incluso, para elevar la autoestima de su población. “Demostrará que hubo una época en la que Jaén no fue periferia de nada, sino centro de todo —enfatiza Molinos—. Se trata de que se convierta en un polo de atracción altamente especializado, como lo son el Museo Picasso de Málaga, el de Arte Romano de Mérida o el Subacuático, de Cartagena”, ejemplifica el arqueólogo.

El Museo Ibero será una puerta del tiempo para retroceder casi treinta siglos. A expensas de que se licite el proyecto museográfico, y la Consejería de Cultura guarda silencio al respecto (solo se sabe que la inversión prevista asciende a 900.000 euros en el presupuesto de la Junta para este año), en la primera planta, se ubicarán las piezas de un conjunto escultórico sin parangón en la Península: las del yacimiento porcunense de “Cerrillo Blanco”; en la segunda, se expondrán la ciudad fortificada de Puente Tablas, y los rituales de la muerte y la tercera será un acercamiento a la vida cotidiana de los habitantes de Iberia. Además de las piezas del Museo Provincial, habrá depósitos del Fondo Arqueológico Ricardo Marsal Monzón, tutelados por la Junta; aportaciones del Estado, y piezas de otros museos, como el de Granada.

Yacimiento íbero de Puente Tablas, con Jaén capital al fondo rodeado de olivares, paisaje típico jiennense.

LA PUGNA.
Aunque, en el año 2007, el Ministerio de Cultura rechazó la cesión de piezas iberas expuestas, actualmente, en el Museo Provincial al Ayuntamiento de Porcuna, la entidad local no se rinde. “Estamos a punto de acabar una de las primeras fases del museo, que inauguraremos en marzo o en abril, y cuando lo hagamos, pediré una reunión con la delegada de Cultura. Vamos a reivindicar el derecho que tenemos a contar con nuestras piezas —si no pueden ser todas, sí algunas— de una forma rotatoria”, anuncia el alcalde de Porcuna, Miguel Moreno (PP), que critica: “La Junta se ha apoderado del conjunto de esculturas y las da como suyas cuando lo que tiene es la gestión. La titularidad es del Estado, y son recursos de nuestro pueblo y no vamos a darlos por perdidos, pero no solo mi partido, sino el resto de grupos de la Corporación”. En su opinión, la Consejería de Cultura, a través de su Delegación en Jaén, “debería ser más flexible y receptiva a sentarse a hablar” con el Ayuntamiento. “Aunque aquí tenemos piezas de mucho valor y que son únicas, no vamos a renunciar a que nos den una participación, si no total, sí parcial, del conjunto de Cerrillo Blanco. ¡Porcuna debe beneficiarse como madre de esas esculturas!”, remarca el regidor, que no descarta movilizaciones para conseguirlo.

Guerrero de Porcuna

La reivindicación sigue viva, pero, para los expertos, la descentralización del patrimonio ibero es “inviable”, desde el punto de vista económico, y una “locura”. “Se perdería la capacidad del Museo Ibero de ser una referencia internacional”, alerta el director del Instituto de Arqueología Ibera. “Otra cosa —matiza— es que sitios, como Porcuna, Castellar o Huelma, deban ser potenciados porque son los lugares desde los que proceden las piezas”. Para eso, en su opinión, existe Viaje al tiempo de los iberos: “Debe estructurar la provincia para que esos lugares tengan una lectura dialéctica con la colección”.

ESTUDIOS

En estos 40 años, el interés por la arqueología ibérica ha corrido paralelo a un aumento en el número de investigadores dedicados a desvelar sus misterios. Si, en 1975, el único experto dedicado de pleno a estudiarla era Arturo Ruiz, “en la década de los 80 se produjo un salto acelerado” y, en la actualidad, la UJA cuenta con una plantilla investigadora formada por dos catedráticos (el propio Ruiz y Manuel Molinos) y 5 profesores titulares. Aparte, hay otros contratados con cargo a proyectos, becarios de investigación, unas 30 personas colaborando o trabajando en proyectos del Instituto de Arqueología Ibérica y prosperan las investigaciones dirigidas en la UJA y en otras universidades.

Fuente: diariodejaen.es | 1 de febrero de 2017

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