Montmaurin: al otro lado de los Pirineos

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Reproducción de la mandíbula humana de Montmaurin.

En la cara interna de la mandíbula de Montmaurin, celosamente conservada y guardada en el Musée de l´Homme de Paris, puede leerse lo siguiente: 18 June, 1949, R. Cammus. Curiosamente, esta mandíbula fue obtenida de un yacimiento de Francia el día de mi cumpleaños. Solo que yo aún no había nacido. La localidad de Montmaurin se localiza en el sur de Francia, no lejos de los Pirineos. A juzgar por la presencia de una villa galo-romana en esta localidad no cabe duda de que fue un lugar privilegiado para vivir, con extensos campos para desarrollar una agricultura de gran valor.

Hace más de 150.000 años fueron otros los habitantes de la región, los cuales dejaron su testimonio en varias cavidades calizas de la zona. En 1949 Raoul Cammus excavó el yacimiento que rellena una pequeña cueva llamada de “La Niche”. El nombre se debe a su tamaño y forma de nicho funerario.

Cammus localizó restos de especies extinguidas, numerosas herramientas de piedra y la mandíbula humana objeto de nuestro interés. Durante más de dos décadas este fue el resto fósil humano más antiguo encontrado en Francia. Tan solo podía compararse con la mandíbula de Mauer, encontrada en 1907 en la localidad alemana de Heildeberg, así como con varios especímenes más modernos de la población Neandertal. Durante muchos años nadie se ocupó de realizar un estudio detallado de este fósil. Raoul Cammus era aficionado a la prehistoria, pero no tenía la capacidad para intentar una interpretación del hallazgo, harto difícil en aquellos tiempos. En los años 1970s se realizaron descubrimientos importantes en el yacimiento de la cueva de Arago, también al norte de los Pirineos y no lejos de Perpignan. Los restos humanos de Arago parecían ser más antiguos que los de Montmaurin, a juzgar por la fauna y la industria lítica. Pero ya había una referencia para aproximarse a la interpretación de la mandíbula de Montmaurin.

Los investigadores franceses G. Billy y H. Vallois publicaron en 1977 el primer trabajo detallado de esta mandíbula y sus molares en la revista L´Anthropologie. Además de una descripción anatómica detallada, los autores realizaron una discusión sobre el significado de este ejemplar fósil. Sus referencias europeas eran escasas. Además de los neandertales, contaban con la mandíbula de Mauer y las dos mandíbulas halladas en la cueva de Arago. La primera mandíbula de la Sima de los Huesos de Atapuerca (AT-1) se había recuperado en 1976 y su primera publicación estaba en curso. Así que la discusión de Billy y Vallois, que fue realizada hace 40 años, hoy en día nos parece cuando menos curiosa y muy alejada de lo que sabemos en la actualidad. Los fósiles antiguos formaban un grupo definido por sus caracteres primitivos y se separaban de manera conjunta de los más recientes. No se podía afinar más de lo que hicieron Billy y Vallois en aquella publicación de 1977.

Nuevos estudios de esta mandíbula, de los restos humanos hallados en un yacimiento próximo algo más reciente (Coupe Gorge), así como de la fauna, industria lítica y las primeras dataciones geocronólogicas, serán el inicio de un nuevo proyecto científico en esta zona. Los investigadores franceses Amelie Vialet y Christophe Falguères intentarán reiniciar las excavaciones e investigaciones, con el apoyo de otros colegas franceses y de algunos miembros del Equipo Investigador de Atapuerca. Nuestra colaboración en años pasados es una buena base para este nuevo proyecto, que tropieza en parte con los intereses económicos de una localidad, donde todavía se explotan algunas canteras. La historia es siempre la misma en todos los países. La arqueología, fuente de conocimiento del pasado y, con suerte, fuente de recursos económicos por el turismo, suele tropezar con otros intereses más lucrativos.


Las investigadoras María Martinón Torres (izquierda) y Amelie Vialet durante nuestra última estancia en el Musée de l´Homme de Paris. Foto del autor, tomada el día 8 de febrero de 2017.

Si todo sale como deseamos, podremos realizar una nueva interpretación de estos fósiles tan interesantes a la luz de un registro arqueológico y paleoantropológico mucho más rico, en el que ya contamos con más de 7.000 fósiles de dos especies distintas hallados en la sierra de Atapuerca, al otro lado de los Pirineos.

Fuente: quo.es | 14 de febrero de 2017

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