La cueva de Ardales (Málaga) arroja nuevos datos sobre la presencia de Neandertales con más de 80.000 años de antigüedad

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Varios trabajadores excavan en la Cueva Prehistórica de Ardales para avanzar en los estudios.

La Cueva Prehistórica de Ardales (Málaga) sigue desvelando secretos que llevaban miles de años enterrados casi un siglo después de que los primeros arqueólogos se introdujeran en su interior. Un equipo de investigación multidisciplinar, formado por académicos y expertos españoles y alemanes, lleva trabajando sobre el terreno –además de en la Sima de las Palomas– desde el pasado día uno de septiembre y, tras doce días a base de martillo y cincel, pueden hablar de «importantes resultados». Algunos de ellos abren nuevas vías de interpretación sobre los restos arqueológicos que allí descansan, mientras que otros sustentan las teorías generadas tras las excavaciones realizadas en 2016.

José Ramos Muñoz (izquierda), catedrático de la Universidad de Cádiz y director del estudio, explica que «se ha podido completar una secuencia íntegra con presencia del Hombre Neandertal en el Paleolítico Medio con más de 80.000 años de antigüedad», varios milenios antes de la aparición del Hombre Moderno.

Estos resultados suponen una «interesante aportación» al debate sobre el fin de las civilizaciones del periodo neandertal. «Se duda sobre la convivencia de esta especie con el Hombre Moderno, y según podemos observar, hubo un lapso de varios milenios entre la desaparición de los primeros y la llegada de nuestros antepasados, por lo menos en Ardales. Estos apuntes coinciden con los obtenidos en otros yacimientos del Cantábrico, sobre todo en las del monte Castillo, Santander, o en el Sidrón, Asturias», así como con los estudios llevados a cabo en Zafarraya, que también sitúan al Neandertal en dichas fechas distantes de su sucesor.

La investigación que se está llevando a cabo actualmente discurre por varias líneas adicionales que permiten conocer diversas características del Hombre Moderno y su forma de vida. Según los avances del estudio, la relación entre la costa y el interior funcionó de manera habitual.

«Las poblaciones nenadertales utilizaban las cuevas como refugios temporales para cazar, pero también se movían hacia el litoral, donde pescaban». Esta visión aporta un nuevo enfoque a la perspectiva que la comunidad científica ha tenido tradicionalmente de las sociedades de la época, catalogadas por lo general como cazadoras y recolectoras. Para avanzar en estos supuestos, los investigadores se están apoyando en la tecnología lítica, que está ayudando a la definición de las dataciones absolutas y en la presencia de conchas marinas en buen estado.

Palmo a palmo.

Según Pedro Cantalejo (izquierda), Coordinador del patrimonio natural e histórico de la Comarca del Guadalteba, el estudio de las rocas y cómo eran trabajadas por las civilizaciones es «fundamental» para comprender el pasado de la Cueva. «Cada especie tallaba el sílex de una manera concreta, siempre diferente a sus predecesores y a sus sucesores en la línea temporal».

Según Cantalejo, lo llamativo de estos nuevos pasos en la investigación es que la Cueva de Ardales permite hacer unas cuadrículas en paralelo a las del año pasado, por lo que los arqueólogos saben a qué momento de la prehistoria se corresponde cada capa estudiada. «Es muy poco frecuente que el Paleolítico Superior esté tan bien documentado de más antiguo a más reciente en un mismo sitio». El experto explica que el objetivo de los trabajos, que se encuentran todavía en su fase inicial, es «estudiar la presencia humana por debajo de los 80.000 años».

Para ello, según explica Ramos, los avances tecnológicos permiten que las dataciones se hagan de manera mucho más precisa, alterando de esta manera la percepción histórico-científica que se tenía de Andalucía. «Anteriormente los buenos yacimientos de Málaga estaban en Nerja, pero ahora podemos conocer mucho más sobre los de Ardales y Teba», comenta el doctor.

Arqueólogos trabajando en la cueva de Ardales, en la provincia de Málaga.

Además, el instituto alemán Max Planck, uno de los más prestigiosos en cuanto a análisis genéticos se refiere, se ha interesado por los 16 restos humanos que hay en la zona. «Cuando tengamos el estudio de ADN sabremos la procedencia exacta de las personas que fueron enterradas aquí, eso cambiará la forma en la que vemos todo», asegura Cantalejo.

El proyecto, que cuenta con el apoyo económico de Unicaja y de los Ayuntamientos de Ardales y Teba, ha unido bajo los mismos objetivos a miembros de la Universidad de Cádiz y el Neanderthal Museum-Universidad de Colonia. En total participan más de 60 investigadores de 28 instituciones, museos, universidades y centros de investigación de España, Alemania, Inglaterra y Francia. Gerd C. Weniger, del Neanderthal Museum-Universidad de Colonia, está a cargo de la dirección junto con el doctor José Ramos.

Fuente: Diario SUR

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Divulgando la Historia desde 1998. Bienvenidos a la Cultura.

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