Aparecen otros 200 guerreros de terracota en la tumba del primer emperador chino

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Soldados de terracota en un museo. (Pixabay)

Un equipo de arqueólogos ha desenterrado 200 figuras de terracota en el mausoleo del primer emperador chino, Qin Shi Huang, una tumba situada en la provincia de Shaanxi, al noroeste del país. Junto a las estatuas de los guerreros, los investigadores han hallado varias armas, una docena de esculturas de caballos esculpidas en el mismo material y los restos de dos carruajes; todo ello, parte del ajuar con el que fue sepultado el dirigente.

Según informa la agencia estatal Xinhua, los soldados se pueden dividir en dos grupos: unos sostienen un arco y otros, una lanza; y estaban colocados en diferentes posiciones dentro del pozo, lo que muestra sus diferentes estatus dentro del ejército y las distintas labores que desempeñaban.

Vista general de la tumba de Qin Shi Huang. (Pixabay)

Estas particulares figuras, que representan a los soldados de las tropas del emperador y que pueden llegar a medir 1,80 metros de alto, fueron descubiertos en la tumba del patriarca de la dinastía Qin (221 a.C - 206 a.C.) de forma casual en 1974 durante las obras de reparación de un conducto de abastecimiento de agua.

Según la tradición, si el monarca se enterraba con sus huestes —con las que, en vida, unificó el país— seguía contando con el poder para comandarlas tras la muerte. Desde 1987, los guerreros forman parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Los arqueólogos calculan que en el mausoleo subterráneo —un socavón de 14.260 metros cuadrados y 5 metros de profundidad— puede haber más de 8.000 esculturas de hombres y caballos hechas con terracota (arcilla cocida).

Cada una de estas estatuas reproduce al detalle desde los diversos rasgos faciales —peinado, bigote, atributos étnicos e incluso gestos— de los soldados hasta su equipamiento militar (armadura, lanzas, flechas, espadas, escudos...).

Soldados de terracota desenterrados en el mausoleo. (Pixabay)

Además, las figuras estaban policromadas, pero el color de las pinturas se oxida y pierde pocas horas después de entrar contacto con el aire, por lo que las esculturas, en su día decoradas con vivas tonalidades, lucen hoy un color grisáceo.


Fuente: elconfidencial.com | 3 de enero de 2019

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Divulgando la Historia desde 1998. Bienvenidos a la Cultura.

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