La hibridación entre 'Homo sapiens' y 'Homo neanderthalensis' fue muy común en Eurasia, según un nuevo estudio

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Ilustración de neandertales de Krapina (Croacia). (Photo by Time Life Pictures/Mansell/The LIFE Picture Collection via Getty Images).

El cambio de paradigma es cada vez más evidente. Durante décadas se pensó que las distintas especies humanas se habían desarrollado de forma independiente, pero cada vez hay más estudios que señalan que, realmente, pasó todo lo contrario, que hubo mezclas y cruces en los que el flujo genético iba de un lado para otro.

Homo Sapiens y Homo neanderthalensis, por ejemplo, comparten un pasado enredado. Estos dos tipos de homínidos, a lo largo de la historia, se han apareado no solo una vez, sino en múltiples ocasiones, según señalan los investigadores de la Universidad Estatal de Nueva York en Buffalo en un estudio publicado en la revista Genetics.

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El equipo dirigido por Omer Gokcumen (izquierda) ha descubierto que la huella de estos emparejamientos es especialmente fuerte en Eurasia (la masa continental terrestre compuesta por Europa y Asia), donde las personas tienen material genético vinculado directamente a los neandertales de las montañas de Altai, situadas en lo que actualmente es Siberia.

“No se trata de una sola introgresión (la introducción de genes de una especia a otra por medio de la hibridación) de material genético de los neandertales. Es una auténtica telaraña de interacciones que sucedieron una y otra vez, donde diferentes homínidos antiguos interactuaron entre sí”, escriben los científicos.
En un artículo publicado en 2016 ya se apuntaba, en base al análisis del fósil de una falange de un pie de neandertal, que los apareamientos entre ambas especies se remontan a hace como mínimo 100.000 años de antigüedad y que fue una conducta recurrente allí donde los Homo sapiens y neandertales coincidieron.

Foto: Falange de un dedo del pie de una mujer neandertal hallado en Denisova en 2010, y la ubicación de muestras neandertales de las que se disponen datos de todo el genoma.

Otras investigaciones también han demostrado que los neandertales vinculados a la Cueva de Vindija, en la actual Croacia, contribuyeron con su ADN a las poblaciones euroasiáticas modernas. “Nuestros resultados refuerzan el concepto de que el código genético de los neandertales ha sido tejido en el genoma humano en múltiples ocasiones a medida que nuestros antepasados se encontraron con los neandertales una y otra vez en diferentes partes del mundo”, señala Gokcumen.

“La imagen que tengo en la mente ahora mismo es que tenemos todas estas poblaciones de homínidos arcaicos en Europa, en Asia, en Siberia, en África. Por una razón u otra, los antepasados de los humanos modernos comienzan a expandirse y, a medida que van ocupando nuevos territorio, se encuentran con otros parientes y absorben su ADN, si lo desean”, añade este profesor de ciencias biológicas.

La cuestión es que es muy probable que los Homo sapiens se cruzaran con diferentes grupos de neandertales en diferentes momentos de su expansión a otras partes del mundo. Y no solo se mezclaron con neandertales, sino que también lo habrían hecho con denisovanos y, potencialmente, con otras poblaciones de homínidos aún desconocidas.

“Estos eventos de introgresión pueden haber contribuido a la variación de los humanos existentes, con consecuencias biomédicas y evolutivas”, exponen en su artículo. Especialistas de la Universidad de Stanford incluso han apuntado que nuestros primos lejanos habrían desaparecido hace alrededor de 40.000 años por culpa de las enfermedades propagadas por los Homo Sapiens.

Para comprobar sus hipótesis, los científicos de Buffalo analizaron el genoma de cientos de personas de ascendencia euroasiática buscando fragmentos de material genético que pudieran haber sido heredados de los neandertales.

Los estudios realizados dieron como resultado que, a través de las poblaciones de Eurasia estudiadas, se podían rastrear parte del material genético hasta dos linajes concretos de Homo neanderthalensis: uno representado por los restos que fueron hallados en la cueva de Croacia y otro ejemplificado por un neandertal cuyos restos fueron descubiertos en las montañas de Altai, en Rusia. Los investigadores también descubrieron que las poblaciones modernas estudiadas comparten, además, deleciones genéticas (áreas de ADN que faltan) con los linajes de Vindija y Altai.

“Parece que la historia de la evolución humana no se parece tanto a un árbol con ramas que simplemente crecen en diferentes direcciones. Resulta que las ramas presentan muchas conexiones entre ellas. La historia ya no es tan ordenada como se creía antes”, apunta Omer Gokcumen en un comunicado.

Para los especialistas, cada genoma antiguo secuenciado parece crear una perspectiva completamente nueva para comprender la evolución humana. “Y cada nuevo genoma analizado en el futuro puede cambiar completamente la historia”, concluye.

Fuente: lavanguardia.com | 3 de abril de 2020

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Divulgando la Historia desde 1998. Bienvenidos a la Cultura.

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