El análisis de las huellas halladas en Engare Sero, Tanzania, podrían indicar una división sexual del trabajo en el Pleistoceno tardío

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El emplazamiento de las huellas halladas en Engare Sero, Tanzania. Una erupción del colcán Oldoinyo L'engai, al fondo, produjo las cenizas que las conservaron. CYNTHIA LIUTKUS-PIERCE

Hace miles de años, un grupo de personas caminó por el suelo africano, y sus huellas permanecen para encender una antorcha sobre los movimientos y conductas de nuestros antepasados.
Más de 400 huellas fueron dejadas por pies humanos en Engare Sero, Tanzania, originalmente descubiertas en el entorno del lago Natrón por un miembro de una comunidad Masai local hace más de una década, y su antigüedad y formación fueron descritas en 2016.

Mapa de la región del lago Natron que muestra la ubicación del emplazamieto de las huellas en Engare Sero, Tanzania, señalando ubicaciones específicas de conjuntos de huellas tanto de humanas como de animales

Los análisis geológicos revelaron que las huellas, todas preservadas en la misma superficie por cenizas endurecidas del volcán cercano Ol Doinyo Lengai, se hicieron en algún momento entre 19.000 y 6.000 años atrás, esto es, alrededor del Pleistoceno tardío.

Ahora, los análisis paleoantropológicos, publicados en la revista Scientific Reports, exploran lo que las huellas fosilizadas revelan sobre las personas que las hicieron.

"Las huellas son componentes raros en el registro fósil humano", dice el autor principal Kevin Hatala (izquierda), de la Universidad de Chatham, en Pittsburgh, EE. UU., "Sin embargo, pueden conservar instantáneas excepcionales sobre el comportamiento humano en nuestro pasado distante".

El tamaño, la separación y la orientación de un grupo de huellas sugieren que fueron hechas por 17 personas caminando juntas en dirección suroeste, entre las que habría 14 mujeres adultas, dos hombres adultos y posiblemente un adolescente.

Este tipo de estructura grupal era poco frecuente, pero es coherente con las actividades observadas de forrajeo cooperativo, sexualmente divididas, de los cazadores-recolectores modernos como los Achés de Paraguay y los Hadza de Tanzania. Por lo tanto, los hallazgos podrían reflejar una división de la actividad del forrajeo, basada en la diferenciación sexual, de las antiguas comunidades humanas.

Ejemplos de huellas en Engare Sero, Tanzania. De arriba a abajo están las huellas A8, I2 y D6. Las fotografías normales de las huellas están a la izquierda, y a la derecha las imágenes ortográficas de las mismas en 3D y coloreadas de acuerdo con sus profundidad. Las imágenes no están configuradas en escala común, pero cada imagen incluye una barra de escala que tiene 15 cm de longitud. Los degradados de color que denotan profundidad no comparten una escala común y, en cambio, se especifican a la derecha de las mágenes. Las escalas de esos gradientes se informan en centímetros.

"No es sorprendente ver evidencias de tal comportamiento en aquel tiempo, pero es fascinante observar una instantánea directa del registro fósil que es consistente con ese tipo de escenario".
"Nuestras suposiciones sugieren que estos homínidos se movían a velocidades de entre 1,2 y 1,5 metros por segundo. La similitud en los patrones de los rastros nos dicen, a su vez, que el grupo de 17 personas se desplazaba de manera conjunta", explica Hatara.

"Otra investigación ha demostrado que los humanos tienden a auto-seleccionar las velocidades óptimas para minimizar el gasto de energía, pero los contextos sociales y de comportamiento pueden hacer que las personas se aparten de sus velocidades energéticamente óptimas, y, en concreto, las velocidades que se han calculado a partir de las huellas de Engare Sero coinciden con los datos experimentales sobre las velocidades que adoptan los grupos mixtos de hombres y mujeres cuando viajan juntos", añade el investigador.

Mapa esquemático que muestra el conjunto de huellas humanas preservadas en Engare Sero. Las huellas asociadas con la misma dirección se indican con un color común.

Los autores del trabajo de investigación especulan, pues, que 14 de estos rastros dejados por las huellas correspondían a mujeres que caminaban y forrajeaban juntas, y que eran visitadas y acompañadas en ocasiones por los varones, tal como se observa entre los cazadores-recolectores Achés y Hadza mencionados.

Otras seis huellas de huellas muestran a un grupo de personas moviéndose hacia el noreste a diferentes velocidades, dos caminando de forma rápida y una de ellas corriendo, lo que sugiere que era poco probable que hubieran viajado juntas. Por otra parte, el hecho de que no haya huellas desviadas en sus direcciones podría deberse a restricciones físicas del paisaje.

Una de las huellas humanas fosilizadas encontradas en Engare Sero,Tanzania. William Harcourt-Smith, CC BY-ND.

Otras huellas de homínidos que se encuentran en los márgenes del lago Turkana, en Kenia, indican que sus dueños se movían a lo largo de las orillas para forrajear, lo que viene apoyado por las huellas existentes de bóvidos que indican que los animales iban a beber.
En Engare Sero, la falta de huellas de bóvidos dificulta la confirmación de un patrón similar, y, aunque hay huellas de cebras y búfalos a unos 30 metros de distancia perpendiculares a las de los humanos, los investigadores informan que no hay evidencias claras para sacar conclusiones al respecto.

Sin embargo, Hatala está ansioso para que se apliquen nuevos métodos analíticos. "Esperamos que estas huellas fosiles motiven que haya más estudios que puedan dar cuenta del potencial de las mismas y nos proporciones información sobre el comportamiento humano del pasado", dice.
En cualquier caso, según los autores del trabajo de investigación publicado, estas huellas podrían indicar una temprana división del trabajo basada en el sexo en las antiguas comunidades humanas.

Fuentes: cosmosmagazine.com | National Geographic | 15 de mayo de 2020

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