Así sonaban los primeros instrumentos 'made in Iberia' de la historia: exposición en el MAN "Arqueología de los paisajes sonoros"

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Los primeros habitantes de la península ibérica ya creaban música, y su forma de hacerlo no distaba demasiado de la actual. Con motivo de la celebración del año internacional del sonido, el Museo Arqueológico Nacional se ha propuesto dar vida al paisaje sonoro de la prehistoria y la protohistoria con la exposición Arqueología de los paisajes sonoros, en la que muestra los instrumentos más antiguos descubiertos en territorio patrio e, incluso, reconstruye las melodías que salían de ellos.

La identificación de este fragmento de aulós supone la primera evidencia de la presencia física de este instrumento en nuestro país. Procedente del yacimiento ibero de Azaila (Teruel), está realizado en hueso. Se estima que posee una cronología entre el siglo IV y el I a.C.

Por ejemplo, la muestra incluye fragmentos de un aulós, catalogado como el primer objeto con una clara intención musical descubierto en la península ibérica. Se trata de un instrumento de viento con lengüeta cuyo origen se remonta al III milenio a.C., en Egipto, Mesopotamia y el archipiélago griego de las Cícladas. En la península ibérica, tiene presencia documentada a partir del siglo V a.C., a juzgar por la representación de las piezas cerámicas, metálicas y pétreas de las primeras culturas que poblaron el territorio.

Auletris o auletrix ibera tañendo un aulós. Relieve en caliza encontrado en Osuna. Museo Arqueológico Nacional en Madrid.

Procedente del yacimiento íbero de Azaila (Teruel), se estima que la 'joya' de la exposición data de entre los siglos IV y I a.C. Es muy probable que se utilizara con fines ceremoniales, tal y como ocurría en la Antigua Grecia, donde se le relaciona con el culto orgiástico a Dioniso —dios de la fertilidad y el vino— y Cibeles —personificación de la fertilidad terrestre—, aunque se adaptó a las prácticas culturales locales. La auletris de Osuna, un alto relieve que representa a una figura femenina tocando este instrumento, invita a pensar que fue el favorito de las mujeres íberas.

Los hombres preferían trompetas o trompas, según demuestra la gran cantidad de estos elementos exhumados en los alrededores de Numancia. Tal vez a imitación del cornu romano, los primeros defensores hispanos utilizaban aerófonos de cerámica para congregar a los soldados y ordenar sus movimientos en el campo de batalla, además de para la caza. Un milenio después, los visitantes a la exposición pueden apreciar, mediante un código QR, su imponente sonido recreado gracias a revolucionarias técnicas de arqueoacústica.

Trompeta celtibérica de cerámica. Numancia (Garray, Soria). S II-I a.C. Uno de los objetivos de la arqueología experimental en el campo de la arqueoacústica es la realización de réplicas de instrumentos antiguos. Gracias a estas réplicas se ha podido comprobar que estas trompetas se realizaban con un buen control de pastas y cocciones y tocar con ellas permite demostrar que se pueden articular melodías.

"El repertorio de objetos con capacidad sonora de nuestros antepasados debió ser mucho más amplio del que hoy podemos mostrar a través de la arqueología. Conservamos sólo una pequeña muestra del registro original, esencialmente el que corresponde a objetos realizados en materias inorgánicas", explica el museo. Entre los más curiosos se encuentra una pechera de bronce, correspondiente al siglo III a.C., hallada en la necrópolis de Cerro Monobar y Quintanas de Gormaz (Soria) que producía sonido mediante el movimiento de su portador.

Pectoral 9. Bronce. Necrópolis de Cerro Monobar y Quintanas de Gormaz (Soria). S III a.C.
El repertorio de objetos con capacidad sonora de nuestros antepasados debió ser mucho más amplio del que hoy podemos mostrar a través de la Arqueología. Conservamos sólo una pequeña muestra del registro original, esencialmente el que corresponde a objetos realizados en materias inorgánicas como es el caso de este pectoral en el que el sonido se produce mediante el movimiento de su portador.

Con el paso de los años, el trabajo de los metales se fue perfeccionando, hasta dar lugar a instrumentos de increíble riqueza decorativa. Buen ejemplo de ello es la trompeta numantina con forma de cabeza de cánido hallada en Montejo de Tiermes (Soria) y fechada entre los siglos II y I a.C. La representación de lobos es una de las más frecuentes en los instrumentos de viento de la cultura celta, lo cual puede responder a rituales de magia guerrera, comunes entre los pueblos de origen germánico.

Pabellón de trompeta numantina Cerámica. Tiermes (Montejo de Tiermes, Soria). S II-I a.C.
Muchos de los instrumentos que conservamos son sencillos, pero también contamos con ejemplos de mayor riqueza decorativa que nos permiten obtener información sobre la iconografía y la simbología a la que esta hace referencia. La representación de lobos es una de las más frecuentes en los instrumentos de viento de la cultura celta.

Música para el último adiós

Es muy probable que la percusión fuera la primera forma en que los humanos aprendieron a seguir el ritmo. En un principio, con manos y pies; luego, con otras partes del cuerpo; y, después, con materiales obtenidos de su entorno. En Cuevas de Almanzora y Mojácar (Almería) se han encontrado sonajeros de hacia el 2.500 a.C. Más difusa es la fecha de datación de un instrumento de percusión aparecido en Campanet (Mallorca) que los habitantes ancestrales de las islas utilizaban a modo de gong en las ceremonias funerarias de entre los siglos V y II a.C.

Sonaja sobre Conus, Columbella, Luria y Thais Almizaraque (Cuevas del Almanzona, Almería). Hacia 2500 a.C. Los gasterópodos de pequeño tamaño son muy frecuentes en yacimientos prehistóricos. Muchos se relacionan con elementos de adorno, pero es muy probable que también se utilizasen a modo de sonajas, tal y como ocurre en otras sociedades actuales.

El Museo Arqueológico custodia también un amplio conjunto de cascabeles y campanas de bronce que se utilizaban durante los enterramientos al considerarse talismanes protectores. En los ritos funerarios fenico-púnicos, que debieron de celebrarse en el Levante durante el dominio cartaginés, la música tenía una significación especial, pues acompañaba a danzas y expresiones de duelo o lamentos fúnebres en forma de canciones para honrar la memoria del difunto y ensalzar la respuesta ritual y emocional de los asistentes.

Izquierda: Campanitas de bronce. Puig des Molins (Ibiza). S IV-III a.C. El departamento de Protohistoria custodia un amplio conjunto de pequeñas campanas de bronce localizadas en contextos funerarios. Cascabeles y campanitas son elementos sonoros que se consideran talismanes protectores en sociedades tradicionales y probablemente también sería así entre las gentes del primer milenio antes de nuestra Era.

Derecha: Instrumento de percusión bronce y hierro. Cueva Massana (Campanet, Mallorca). S V-II a.C. La colección del MAN conserva algunas piezas singulares como es el caso de este instrumento de percusión utilizado en las ceremonias funerarias de la Protohistoria de Mallorca y que se haría sonar a modo de gong.

La exposición Arqueología de los paisajes sonoros estará disponible hasta el próximo 17 de enero de 2021.

Quienes deseen profundizar más en el tema podrán asistir a una jornada de conferencias telemáticas a cargo de especialistas en arqueología del sonido que tendrá lugar el 18 de noviembre. Solo hay que pinchar en el siguiente enlace y registrarse con nombre y apellidos: https://bit.ly/2Ht1JNIEnlace externo, se abre en ventana nueva

Fuentes: elconfidencial.com | man.es | 30 de octubre de 2020

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Divulgando la Historia desde 1998. Bienvenidos a la Cultura.

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