Cicán en la documentación colonial temprana: Un análisis contextual para la elucidación de la cosmovisión religiosa de la cultura arqueológica

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Por: José Maeda Ascencio

1. Introducción

El autor formuló la propuesta para cambiar la denominación de “Cultura Lambayeque” por “Cultura Cicán” (Maeda:1982) aún cuando el Proyecto Arqueológico Batán Grande – La Leche que dirigió Izumi Shimada, continuaba utilizando la denominación pionera de R. Larco –“Lambayeque”- (Larco:1948) y de J. Zevallos Q. (Zevallos:1971); el proyecto referido adoptaría nuestra propuesta, recién en 1983; el planteamiento de E. Brüning (Brüning: 1922-23) que el antiguo nombre de la hacienda Batán Grande había sido “Sican” y que era vocablo compuesto del muchik (Si =luna; An = casa o templo), ha llevado a que diversos investigadores asuman la creencia de que la cultura prehispánica que tuvo como epicentro político y religioso el área de Pomac en Batán Grande, centró su adoración en la luna, que fuera mas bien, diosa principal de la denominada cultura Moche; a pesar de los intentos del proyecto norteamericano que trabajó en Batán Grande desde 1978 hasta el 2003 por ubicar documentación colonial sobre el “área de Sicán” (sic) tanto en el Perú como en Sevilla y otros archivos, éstos papeles no fueron encontrados completos; el autor, ha logrado rescatar treinta y cinco expedientes que en conjunto constituyen los “Títulos de Propiedad de la Hacienda Cicán”, de los cuales ha hecho la trascripción paleográfica, cuyo análisis nos da nuevos derroteros sobre la evolución histórica de uno de los filcados o señoríos más importantes de la región lambayecana: Jayanca; estos documentos, cotejados con la primera fuente escrita que se ha publicado sobre el área jayancana (Le Mistre:1974), nos llevan a plantear que el vocablo “Cicán”, así escrito en los expedientes estudiados que datan desde 1565, no es muchik, sino Sec (sechurano) y nos hacen concluir que la religión Cicán tuvo como deidad principal al sol y no a la luna.

 2. Metodología

El autor ha realizado la trascripción paleográfica de los documentos mas tempranos de Cicán y luego se han analizado, para finalmente complementar los datos con el análisis del documento “La Visita de Jayanca” que hiciera don Sebastián de la Gama en 1540; el estudio llevado a cabo ha servido como elemento importante para poder elucidar la continuidad post-arqueológica, basados precisamente, en los hallazgos de las tumbas de élite prehispánica Cicán que ha realizado I. Shimada en 1991 y 1995; nuestro análisis documental nos lleva a revisar la hipótesis del citado investigador y de otros arqueólogos acerca de la tradición religiosa de la “Cultura Cicán” que se desarrolló entre los años 700-750 d.C, constituyéndose quizás, en el auténtico primer estado político-religioso pre- hispánico de los andes centrales, luego del colapso de los señoríos regionalizados de la política moche cuyo último bastión fue Pampa Grande por el año 550 d.C.

3. El vocablo Cicán en el expediente de 1596

Fue E. Brüning quien dio a conocer que la hacienda Batán Grande, en la Provincia de Ferreñafe, Departamento de Lambayeque, tuvo por nombre “Sicán” y afirmó que era muchik; no sólo eso, sino que dedujo equivocadamente que era el producto de la unión de dos palabras de la extinguida lengua nor-costeña que él estudió en Eten principalmente.;el estudioso alemán, refiere que los datos los extrajo del expediente de compra de la hacienda “Cican” fechado en 1957 que le facilitara el caballeroso señor don Juan J. Aurich (Pastor) (ob. cit ); en efecto, el expediente original que obra mi poder :”Composición de Cican, Chuca ,Fulep y Jotoro hecha por Francisco de Barbarán y confirmada el 16 de enero de 1596” (13 folios), facilitado por la familia Aurich Bonilla , hijos del famoso hacendado, constituye el primer documento que da luz a la composición de la antigua estancia en amparo de la Cédula Real del 1ero de Noviembre de 1591 de Felipe II ; el cap. Fco de Barbarán Lezcano y Mendoza , hijo de Juan de Barbarán San Pedro , encomendero de Lambayeque en 1536 , entregó poder a don Juan Hurtado de Sárate ,vecino de Trujillo el 18 de diciembre de 1591,quien con una petición fechada en Jayanca el 28 de julio de 1595 ,solicitó el Corregidor de Trujillo, Gral. don Bartolomé de Villavicencio la composición de las cuatro estancias, aunque refería su poderdante ya tenía “en términos del pueblo de Jayanca cuatro estancias llamadas Cincan (sic) y Jotoro y la estancia llamada Fulep y Chuca…con vacas, cabras y puercos..”; el poder también dado en conjunto también a don García Somonrrostro, fue fechado en Saña el 4 de marzo de 1595, siendo ya Barbarán encomendero de Jayanca y como declarantes testigos aparecen don Miguel Chuca y el lengua García Ascencio, ambos naturales, que referían que Barbarán tenía en Cicán: “recuas de burros y cría de mulas y puercos y en Xotoro cantidad de doscientas vacas y en la estancia de Fulep cabras y obejas…”; el expediente incluye las visitas de las cuatro estancias nombradas firmadas por el escribano Fco.de Taboada y como juez Visitador a don Pedro de Alarcón, que asientan que: “las quatro estancias…están pobladas de mucho tiempo de esta parte… de mas de treinta años”; en cita importante se documenta que el testigo don Melchor Osorno, vecino de Trujillo, conoció a “Francisco de Lobo vecino que fue de la ciudad de San Miguel de Piura que fue el primer encomendero del dicho pueblo de Xayanca y por su muerte vinieron los indios a doña Isabel Palomino su mujer del presente dho Francisco de Barbarán (sic) y que así por su muerte del don Francisco vinieron los indios a la doña Isabel Palomino la cual después casó con Alonso Carrasco…”; es decir, Barbarán fue encomendero por lazo matrimonial con la heredera en “segunda vida” de los naturales tributarios.

Finalmente el precio concertado por la compra o composición de las cuatro estancias fue de “250 pesos corrientes en reales de a nueve el peso pagados la mitad para el día de San Juan de Junio de mil y quinientos noventa y seis años e la otra mitad para el día de Navidad”; firmaba el notario don Antonio de Zaguera; el expediente no dá pues, referencias sobre la naturaleza lingüística del vocablo“Cicán”, menos de su significado en castellano como asumió Brüning; tampoco cita el documento que las tierras de Cicán hubieran sido del “cacique de Illimo a quien se le compró dicha propiedad” como arguye Brüning y después Rondón; los terrenos que incluían los sitios en donde se instalaron las estancias ganaderas citadas, pertenecían por heredad a los señores Cususoli de Pacora; así se comprueba en el expediente “Testamento de don Gaspar Cususoli; Cacique de Pacora: 1798” con la escribanía de don Manuel Gómez y Guevara; el expediente incluye también el testamento de don Francisco Solano Cususoli del 19 de Febrero de 1762 que declara ser propietario de las tierras que incluyen a: “Sonoro y Usanep… la huaca de Poma llamada Pilacfamique… otra nombrada Chincuñamique… el monte grande nombrado Silluntusi…la huaca cabeza de baca… el cerro Seostuque…el río Chalñancu… la huaca nombrada Uchilili… la huaca Lemcuyo… baja a otra huaca grande llamada Chocotumi”; parte de este testamento publicó J. Cevallos (Zevallos:1989: 110); la propiedad la declaró también en su testamento doña Catalina Cususoli, abuela de don Gaspar, fechado el 19 de Septiembre de 1687 citando como suya: “… la huaca Socotuc… Pomap… el cerro Asana (Usán)… el cerro Torum (Jotoro)… la huaquilla Pitibli…” le hederaban, su hija Augustina Cususoli, hija de don Pedro Quesquén, cacique de Pacora y de doña Catalina Cususoli; aunque la cacica testamentó como sucesores a sus nietos Diego de Silba y Pedro Quescum (Quesquen); hasta aquí, podemos deducir que los sitios o parajes en donde se empieza a instalar las estancias ganaderas que incluían a “chácaras e viñas” (viñedos) adoptaban en el momento de redactar los documentos de composición, los apellidos de naturales que habitaban en estos sitios, tales como Chucu, Torum (después Jotoro), Pácora (Joan Pácora), Eillimo, Firriñafi (Sinopullaqui: documentado por A. Samamé), etc; casi todos habían sido Principales (cobradores del tributo indígena); no fueron precisamente “Señores” o “Caciques Principales”; el vulgo hizo que los escribanos perpetuaran los nombres o apellidos de sus cobradores que recorrían las partes o áreas que correspondían a la parte de Firriñafi, Joan Pacora, Tuqueme, Diego Mochumi, Alonso Eten, Cicani, etc. Por el año 1721, Cicán, la estancia principal, toma el nombre de “Batán”, luego “Batán Grande” por 1866, que incluía a otras, tales como: Fabellep, Xotoro, Falcep, Sodo, Raco, Calup, Lalech (La Leche) o Lamcarlech (“Cabeza de Agua” en muchik), Sadup, Vidup, Pochoc y Lup; toda la propiedad se inició con la compra de cuarenta fanegadas que ya tenían posesión por el año 1565 con “bosques de algarrobos berdes y cañas berabes” (¿caña “brava?”); la estancia tomó el nombre de un antiguo personaje, conocido como Cabani, Labami, Cicani, Cani, Signan, finalmente Cicán, cuyo origen lingüístico nada tuvo que ver con la luna, que los mochicas hablantes conocieron como “Rem” y al sol como Xllang (¿Sian?); solo Antonio de la Calancha (1638) comenta la importancia que tenía la luna en la costa norte y fue el cronista agustino quien afirmó que la Luna en el muchik se conoció como “Si”, influyendo quizás en E.Brüning; varios investigadores como Bastian (1879), Vílchez (1920), Reyes (1939), L. Millones (1982) y los diccionarios muchik- castellano, recogieron el vocablo “Rem” para la luna; los tres primeros citados en la edición 1939 de la obra de F.De la Carrera (Univ. de Tucumán); hay que atender la afirmación de De la Calancha, cuando informa que en Pacasmayo los naturales llamaban a su adoratorio con el lexema compuesto “Sian” (¿”Casa de la Luna”?), pero no es el caso del vocablo Cicán, cuyo origen fonético no contiene la palabra “Si” (luna); es importante indicar que a diferencia de De la Calancha, el autor de “Arte de la lengua Yunga” fue muchik hablante, lengua que según él mismo refiere, “haberlo aprendido en la niñez en el pueblo de Lambayeque”, lo que le confiere mayor confiabilidad.

4. Cicán en la visita de Jayanca de 1540

La visita de Jayanca y Pacora realizada por don Sebastián de la Gama en 1540 constituye quizá, el documento más importante que nos da la visión primigenia sobre el antiguo Valle de Jayanca, “Lampatef” (Zevallos ob cit. pág. 52) o también “Lamcarlech” para nosotros (“Cabeza de agua”), o La Leche; fue trasladada en 1563 del original del escribano don Luis Méndez de Sotomayor a solicitud de don Alonso Carrasco, encomendero de Jayanca que reclamaba “indios mitayos” a Minimisae, entonces “Filca” de Jayanca, en un pleito contra don Luis del Canto; este traslado fue firmado por el escribano don Domingo de Agurto; el expediente ha sido estudiado por W. Espinoza (1975) y Anni Le Mistre (1974); el escribano don Francisco de Carvajal culminó el traslado de los anteriores en 1570. Los 250 pueblos o villorrios dispersos al mando de “mandoncillos” y pachacas fueron visitados por De la Gama, Teniente de Gobernador de San Miguel de Piura, a pesar que solo recorrió solo unas dos leguas a la redonda del pueblo de Jayanca (Espinoza: 0b.cit); Jayanca tenía, dispersos, unos 4 mil habitantes con 608 tributarios (Ramírez: 1986), con más población en la parte de Fco. de Lobo a quien se le encomendó los tributarios de la parte norte de Jayanca y los del sur- parte de Pacora a don Diego de Gutiérrez, que tuvo en su jurisdicción entonces, la parte que en el futuro se llamaría “Cicán”; los investigadores que han auscultado la Visita de Jayanca no advirtieron la importante presencia del Principal Cicani y el protagonismo del personaje nativo evidenciado en el interés de De la Gama por el enigmático Principal; se hace referencia que el Filca Facollape “reside en el valle de Jayanca e tiene ciertos principales…a uno llamado Pacora (Joan) e a Musa e a Chamacos e a Solapa” y también a “Cabani que ya no le servía”. Un testigo que servía a Fco de lobo, Antón Caballero, dijo conocer a un Principal de Facollape conocido como “Cabani” que tenía más de 200 indios (tributarios) que le pagaban “nueve platos de plata cada tres lunas”; el citado Principal se encontraba en la región de Guambos, jurisdicción actual de Cajamarca; S. Ramírez, tomando parte del texto, transcribe así el trabajo de W. Espinoza:

“Declaró Antón Caballero que conoce a un principal en Facollape que se dice Labami que tiene más de doscientos indios e que cada tres lunas dan nueve platos de plata. E quel dicho principal esta en los Guambos e se sirve de él el encomendero Lorenzo de Veloa (Ulloa), vecino de Truxillo… e luego del dicho Juez le preguntó si es suyo. dijo que no. Preguntado de donde es, dijo que es natural de Jayanca pasado le servía e que agora, dijo que a Ulloa, vecino de Truxillo. Preguntado porqué no le sirve, dijo que porque no ha enviado por él. Preguntado qué tanto está su tierra del principal de Jayanca, dijo que en dos días llega allá a su pueblo, e que está en tierra de Túcume e que se fue en tiempo de sus padres”.

En la trascripción de A. Le Mistre, el principal es identificado como “Cabani (ob.cit. : 224; f 274 v/275r). La importancia del personaje nativo se evidencia en las preguntas persuasivas de De la Gama; 1) “Si tiene noticias de Cabani o Lavan ; 2) “Si es suyo (de Facollape); 3) ¿De donde es?; 4) “Si le ha servido” (como cobrador de tributos); 5) ¿A quien le sirve ahora”; 6) ¿Porqué ya no le sirve?”; 7) “¿A que tanto (de distancia) está (de Jayanca) Cabani?”. La última pregunta denota quizás el interés del funcionario visitador por mandar en búsqueda de Cabani; creo que el principal Cabani, es el mismo que en 1536 – cuatro años antes – se cita en el documen to encontrado por P. Carcedo en el archivo de Sevilla (Justicia 418) que menciona que el área batangrandina fue conocida como “Sicani” o “CANI” (Shimada 1985: pag. 92), citando el documento dice transcribiéndolo que :”…el Principal es el denominado como “Cicán” y que “el área también fue conocida como “Signán”, que según Brüning (1922-23), Kosok (1965:126-162) y J.Rondón (1966) significa “Casa o Templo de la Luna en la extinción”; las referencias de nuestro personaje en la misma área y en los años cercanos 1536 y 1540 nos permiten concluir que el Principal de Facollape tuvo, por efectos de escribanía, los siguientes nombres: Cabani- Labami-Cicani-Cani-Signán y Cicán cuyo resultado final (“Cicán”) se deriva del vocablo Sec (sechurano)-no muchik- que no guarda relación alguna en su significación castellana con la luna: “Cicani”; cuando Facollape recordaba en 1540 que Cabani o Cicán se había ido con cerca de 200 indios a la sierra, suena quizás a una posible fuga, habida intención de De la Gama de enviar por él; al referirse al “tiempo de sus padres”, el Señor de Jayanca rememoraba quizá unos 20 años atrás, cuando Cicani tendría unos 25 ó 30 años que calculados así, al momento de la Visita de 1540, el no habido Principal tendría ya unos 50 ó 60 años de edad; de Cicán no hemos encontrado mas referencias escritas, pero su presencia en la sierra ha dejado huellas: cerca al pueblo de Llama existe una pequeña hacienda con el, nombre de “ Cicán” (inf.pers:Antrpl.Carlos Mejía G.).
 
5. La migración de Cicán a Guambos

En 1783 el Obispo don Baltazar Jaime Martínez de Compañón y Bujanda recogió 43 voces de la lengua sechurana, correspondiendo la n·13 a “Sicanni” que significa “Hermano”.Susan Ramírez documenta que: “un señor generalmente tenía súbditos que vivían fuera del área central de su jurisdicción (ob.cit: pág.29); como ejemplo Ramírez cita el hecho de que Cabani marchó con cerca de doscientos indios jayancanos al área serrana de Guambos, que pertenecía a la jurisdicción del cacicazgo de Túcume, hay referencias de migraciones de gente costeña a la sierra y selva: los indios de Balsas en la cuenca del Marañón hablaban una de las lenguas de la costa (Bandelier:en Bonavia y Ravines: 1970) por el año 1644, posiblemente se trate del muchik; ésta migración costeña había ocurrido unos doscientos años antes, por el año 1440 aproximadamente.
Bandelier parece haberse basado en la información del cura de Reque don Fernando de la Carrera y Daza; W. Espinoza tambien ha tratado el proceso de mitmas yungas (Colliques) en Cajamarca (Espinoza: 1970); en Guambos tambien habían indios Principales del Filca Copez (Copís) por el año 1549 (S .Ramírez :ob.cit:30) que era cabeza de la reducción de Olmos; Guambos atraía por entonces por su importancia minera; es interesante observar que Cicani, luego de servir al señor de Jayanca, pasó a servir al de Túcume, enemigos de Caxusoli, filca jayancano que los combatió y a la vez, padre de Facollape y Minimisae; los tucumanos se habían adherido al poder de los Chimo, según refiere Cabello.

Cuando Facollape, en 1540 recuerda el hecho sucedido “en tiempos de sus padres”, debe referirse, como hemos dicho, a los años 1520 ó 1530; la actitud de Cicani debe haberse originado en su inconformidad cuando el solio jayancano dejó de ser de Caxusoli “El Mozo; es más, Cicani es documentado luego como servidor de don Lorenzo de Ulloa, encomendero de Trujillo. La migración sin retorno de Cicani, contradice a la disposición de la política estatal inca de no permitir a los naturales éste tipo de migraciones sin su aprobación; S. Ramírez (1996) tomando como fuente a Fray Martín de Murúa indica que “los puentes y las partes mas estrechas de los ríos eran vigilados de manera que ningún fugitivo ni un indígena ausente podía ir de un pueblo a otro y que estaban seguros en sus pueblos con su parentela”; por otro lado, es conocido tambien el problema de disputas y juicios entre encomenderos por cantidad de indios e incluso entre Filcas, como por ejemplo el caso de Alonso Carrasco demandado por Luis del Canto pugnando por el filcado de Minimisae, en 1570; estos pleitos se dieron generalmente entre encomenderos vecinos; algunos casos de Principales como Cicani, que pasó de servir al señor de Jayanca y luego al de Túcume, posiblemente Conoceque siendo encomendero Juan Roldán Dávila, son interesantes; los cambios en el servicio de Principales ocasionaron migraciones tambien; Cicani, nombre sechurano, identificó entonces a un personaje que bien pudo haber venido del Bajo Piura como muchos de sus paisanos que han sido documentados en crónicas coloniales y pleitos de la época. un caso específico: el Filca Facollape declaró en la Visita de Jayanca tener un Principal en Pabur (Piura); señores de los valles piuranos tuvieron tambien, recíprocamente, servidores Principales “destacados” en los curacazgos o filcados lambayecanos; el nombre sechurano Cicani, finalmente Cican, originado en Labami, ha persistido hasta nuestros días en el distrito de Huarmaca, provincia de Huancabamba (Piura) como Labán. En marzo de 1588 el repartimiento de Cinto tenía un Principal llamado Francisco Cuni (de Murúa: 1946) (acaso el “Cani” encontrado por Paloma Carcedo en el documento de 1536, citado por Shimada: 1985); y por el año 1813 el Cabildo de Naturales de Chiclayo tenía como uno de sus regidores don Félix Cani-tambien escrito como Chani- acaso ambos, descendientes cercano y lejano, respectivamente, del Principal Cicani o Cani.
 
6. Connotaciones lingüísticas del vocablo Cicán(i) con la hipótesis arqueológica de la adoración lunar 

Cuando en 1644 don Fernando de la Carrera publica su “Arte de la lengua yunga”, el idioma norteño lo hablaban unas cuarenta mil personas (Schaedel: 1987), cuyo primer intento de dramatizarlo en castellano data del año 1607 (“En la lengua mochica de los yungas”) cuyo autor permanece anónimo, pero que incluyó Jerónimo de Oré en su obra “ Rituale Seu Manuale en 1607(16). Aunque A. Torero (ob.cit.:121) afirma que el muchik tuvo nula o muy poca comunidad léxica con los idiomas vecinos, Louisa Stark en su tésis doctoral (1968) concluye que el yunga-así llamado por De la Carrera- tiene afinidad o parentesco con el idioma Maya, con el Araucano de Chile y con el andino Uri Chipaya.; el hecho es que, por los movimientos migratotrios dados desde épocas preincaicas, con el proceso mitmakuna inca y durante la colonia temprana, se generaron intrusiones de vocablos de una la lengua en otra y viceversa; caso interesante la documentación de M. Rostworoski (1987) afirmando que la palabra “machaec”(El ídolo o La Huaca”) es un caso del mochica introducido en el quechua; yo planteo que el muchik “Pomac” deviene de “Pomachaec”- pronunciado “Pomach” por el hablante ladino- que traducido sería: ”El Idolo de Piedra” (pon(g)= piedra; machaec= el Idolo) que guarda relación con la narración legendaria de Ñamlap y su “Idolo de Piedra (verde)” que debió ser adorado en el centro religioso y mausoleo de los cicanes; no es pues “Pomac” un quechuismo en el castellano como argumenta Cerrón Palomino(1988); analizando el documento de Martínez de Compañón (Zevallos:1948), encontramos que en Sec el término “Sicanñi” significa “Hermano” y en la lengua Culli de los huamachucos a la hermana se le conocía como “Cañi” y a la muerte como “Cani”; ¿son acaso “sechuranismos” en la Culli o Culle que hablaban los ancestros de los pobladores de Cajabamba, Otuzco, Huamachuco, y Santiago de Chuco?; siendo mas difícil el acceso de la costa sechurana a la serranía de Cajamarca, la intrusión de algunos de sus lexemas en Lambayeque fue relativamente más accesible, dada la interrelación política y cultural entre estas regiones; el lingüista A. Torero concluye que la voz “ñi” “puede aislarse por su adjunción consistente en nombres de parentesco”(ob. cit .pág.131); asumida así, “bapue-ñi” (hermana) y “sican-ñi” (hermano) en la conclusión de Torero, tendríamos que ya no el lexema “Sicanñi” sino “Sican” o “Cican”, significa “Hermano” en la lengua sechurana; el nombre del Principal que llegara a Jayanca por 1520 ó 1530 quedó impreso en los documentos de la época para adelante, pero no guardó relación alguna con la tradición religiosa que tuvo como epicentro la “jungla seca” del impenetrable bosque de Pomach, unos 650 años antes, su nombre que adoptara la estancia de cuarenta fanegadas comprada por Francisco de Barbarán en las inmediaciones de huaca “La Soledad” (referida en los viejos expedientes citados como “…el Salitral de Pomac” o “de la Soledad”), fue rescatado por E.Brüning, pero se equivocó atribuyéndole la acepción de De la Calancha, de quien, varios investigadores coinciden en su equivocación respecto a su apreciación de la luna como “Si” en el muchik y no “Rem” como anotaron muchik hablantes como De la Carrera; la interpretación de Brüning se basa simplemente en creer que “Sican” es la composición de los dos vocablos recogidos por De la Calancha y de su similitud con la palabra “Sinán” con la que se conoce a una huaca en Eten -llamada tambien “El Taco”- y otra en Pacasmayo, siendo difícil, aún para el escribano no entendido en el muchik, poder diferenciar pronunciaciones tan diferentes; no solo eso, De la Calancha apuntó la importancia que había tenido la luna en los pobladores de la costa norte; hasta hoy el dato del cronista se puede corroborar en poblaciones agrícolas como Mórrope (Lambayeque), pero, sin tener que afirmar que la luna fuera la diosa principal de estos pobladores y de sus ancestros muchik ; la idea fué adoptada o seguida por varios investigadores como P. Kosok (1965) (21), J.Rondón (1965), F. Kauffman (1970,1985, 2002), I. Shimada (1985, 1995) y antes, R. Carrión (1942), quienes la aplicaron a sus interpretaciones arqueológicas creyendo ver en cada círculo o semicírculo al satélite terrestre relacionándolo con algunas aves como el búho (Carrión. ob. cit.) o el águila marina de Yakloveff, citado tantas veces por F. Kauffman (1970), inspirándose en las narraciones de Cabello (1586) y M. Rubiños (1782) que interpreta como “Ave del agua” al mítico Ñaymlap; iInclusive I. Shimada ha llegado a afirmar concluyentemente de que “:...la iconografía del Cicán Medio enfatiza particularmente el cielo y la luna”(1985:99); sin embargo no ha advertido que en la pintura mural encontrada por él en 1991 en una tumba “disturbada” en huaca “Las Ventanas”, lado sur, se observa al sacerdote enmascarado con la clásica faz de ojos alados sosteniendo una cabeza humana en su mano derecha y un cuchillo o “tumi” en la mano izquierda; a ambos lados, olas marinas; en el extremo izquierdo un “cachito” de luna-casi desapercibido- y en el extremo derecho el sol radiante protagónico, con el rostro del llamado “Dios Sican”,en síntesis: en la izquierda el tumi o cuchillo asociado a la luna y en la derecha, la cabeza humana, que gobierna el cuerpo humano y el sol que gobierna el mundo rodeado de diez cabezas de zorro; si la luna fuera la diosa principal, al artista, obviamente vinculado con la élite sacra de Pomach, no se le hubiera ocurrido dibujarla en segundo plano, sin énfasis, sin pintarla vistosamente.
 
El mismo investigador, encontró en una de las dos tumbas de Huaca El Loro de Batán Grande, excavadas en 1991 y 1995, respectivamente, siete discos de tumbaga (oro y bronce) de 0.27 mts de diámetro cada uno, con líneas repujadas cual rayos saliendo del centro de los discos, representando al Dios Sol, la principal deidad de la religión Cican, humanizado en la clásica máscara ciega que llevaron los féretros de la élite cicana; la representación del llamado “Dios Sican”, resultaría entonces, ser la personificación (humanización) del sol, no de Ñaymlap como sostienen los investigadores citados; se incluyen aditamentos de ave también, personificación artística e iconográfica cristalizada en un personaje muerto; en efecto, el “Tumi de Oro” representa precisamente a un sacerdote o líder muerto; su rostro lleva la clásica máscara ciega, de uso exclusivo para cubrir el rostro del cadáver momificado; es preciso recordar que la leyenda dice que Ñaymlap adoraba a un ídolo llamado “Llampallec”; creo que es el mismo que se representa clásicamente en el llamado “Tumi de Oro”, atribuido hasta hoy, a la mitificación de Ñaymlap. Los arqueólogos citados se limitaron a conjeturar que el personaje de la máscara ciega era la evocación de Ñamla (por ejm. Kauffman ) o del “Dios del agua”, el “búho humanizado”(R. Carrión) o tal vez el Dios Sican de Shimada en su afán por acuñar nuevos términos en la arqueología andina; el Dios de los cicanes no es como asegura I. Shimada (1985), el personaje “…de cuerpo y cabeza humana adornada algunas veces de ciertas características míticas, como las alas; invariablemente es representado con una cara semicircular bidimensional y con un tocado muy sofisticado, ojos almendra dos y pintados con líneas verticales, orejas convencionales pero acaban en punta…y que enfatiza particularmente el cielo y la luna”; su descripción no es sino, la de un cadáver vestido con atuendos diversos, aditamentos representativos de ave, del mar,etc, pero no el “Dios Ñaymlap- humanizado”; los hallazgos en las tumbas de El Loro y Las Ventanas especialmente, llevan a reafirmar mi creencia que la deidad principal fue el sol y la luna, como el mar,etc, dioses secundarios; el llamado “Dios Sican” no es sino, la representación del líder ya cadáver, no un Dios; un Dios-principal-en ninguna religión del mundo, no puede estar representado en un personaje muerto con máscara ciega; toda religión conceptúa a su Dios como eternamente vivo; solo el postulado de Nietzche lo conceptúa muerto, y el Dios eternamente vivo de los cicanes fue obviamente, el Sol.

Los arqueólogos se abocaron a buscar solo el vocablo “Si” en muchos lexemas, sin advertir que el Sol (Xllang o Jian, según A. Torero) tambien está presente en infinidad de voces mochicas: Faxllanga (río Lambayeque), Xaxllangca (Jayanca), Xllancas (Siancas), etc. la misma leyenda dice que Yampallec era la estatua o ídolo que representaba a su líder Ñamla, no a su Dios, Kauffman llega a proponer inclusive que Sicán significa “Luna-ave” (Shi-ñam) (ob.cit.2000:412) y que Chotuna-que obviamente es el templo de Chot-fue “acaso Si-otuna” en su anticientífico afán de consolidar la teoría de la relación Ave-Luna planteada por R.Carrión en 1942 con ideas de L.Valcárcel (1937); pero tambien hay otros emblemas que sobresalen nítidamente como aquella cabeza de murciélago que se colocó en el centro de la vincha de oro de la gran máscara funeraria con pe-nacho y 15 discos de oro que cubría el rostro del Señor de Cicán de Huaca El Loro (tumba excavada en 1991); tambien hay cabezas de zorros, que algunos arqueólogos han llamado “El Dragón”(¿?) y otros,“cabeza de felino”(ejm .Kauffman :ob.cit.2002:422), sin advertir que no tiene colmillos; la presencia De siete nichos con ofrendas rodeando al personaje de El Loro es particularmente simbólico (¿siete días?); los discos y emblemas de la parafernalia ritual Cicán esperan un exhaustivo estudio numerológico y arquitectónico-geodésico que nos podría dar nuevos derroteros sobre la calendarización Cicán entorno al sol; la adoración solar tambien puede sustentarse en el estudio iconográfico e interpretativo de Jurgen Gölte (1994) que asume que en la iconografía moche el águila y el zorro son “ayudantes” del Dios Sol-el Dios del día-; el búho, la luna y la “macana”, como ayudantes de la vía láctea, pero señala tambien a la luna como diosa; refiere (ob.cit:138) haber recurrido a vocabularios mochicas reconociendo como “Quismique” para el “Viejo”, Xllang para el sol, Ni para la vía láctea; curiosamente, a pesar de ser la luna uno de los emblemas protagónicos de su interesante estudio, Gölte no le da su nombre en muchik; su fuente son las decoraciones iconográficas de ceramios moche IV y V; él interpreta que “Quismique” salva al sol que es respetado desde entonces por el dios vía láctea y la diosa luna, que pasaron a ser dioses “relegados”; según Gölte, la luna dejó de ser protagónica en la iconografía moche alrededor del año 550.d.C, para dar paso a la supremacía del sol y de Quismique: “y se hizo la luz!...el mundo había regresado a su orden cuando el dios águila le trajo al sol su bebida fortificante, el dios de la vía láctea y la luna le mostraron su respeto”(ob.cit:126), la reconstrucción de la narración extraída de dibujos Moche IV y V, “puede haber sido una forma mitificada de comprender los disturbios causados por un Niño extremo, posiblemente el mas grave que ocurrió en el último milenio, que duró desde el año 562 al 590 d. C (ob.cit:138), es decir, 28 años consecutivos.

Shimada, independientemente del estudio de J. Gölte y basado en un estudio de estratificación de masas de hielo en el nevado Quelcaya (Huaraz), informa que Lambayeque sufrió dos grandes sequías: una en el año 563 d.C que duró 32 años (es decir, hasta el 595 d.C); la segunda ocurrió en el año 1015 o 1021que duró 30 años (o sea, hasta el año 1045 o 1051 d.C) sucedido por un aluvión o “Mega Niño” que debió ocurrir por el año 1100 d.C, acaso el diluvio que refiere la leyenda de Ñamlap; los cálculos de estos fenómenos pluviales y disturbios ecológicos, fueron decisivos para que se suceda el colapso de la organización política regionalizada moche y la aparición del incipiente Estado Cicán alrededor del 600 d. C; del estudio de Gölte, podemos inferir que las torrenciales lluvias que son consecuencias de días o meses densamente nublados (sin sol) hicieron estragos irreparables en estructuras religiosas, canales de irrigación, campos de cultivo, aparición de plagas de insectos y roedores, de enfermedades endémicas, etc, tal como se ha documentado en Niños como el de 1578 y otros, como los que hemos vivido de 1971-72, 1983 y 1998; pasado el fenómeno, la aparición súbita del Sol ante el decepcionante poder alicaído de la luna , trayendo nuevo ciclo ecológico y cambios políticos, hizo que se convirtiera en la deidad principal de una tradición religiosa y política derivada de los Wari, de los Moche, de los Cajamarca y de la tradición de Pachacámac, que influirían grandemente en gran parte de la costa del Pacífico y regiones andinas por un período de casi seiscientos años consecutivos, tradición que el autor bautizó como Cicán, dentro del desarrollo cultural de la raza muchik, que sigue viva, injustamente “asesinada” con la clasificación de cinco fases alfareras; muchas de las tradiciones culturales se observan todavía en las comunidades muchik distribuidas a lo largo y ancho de la costa norte de Perú sistemáticamente estudiadas por el “apapek” o maestro R. Schaedel, difundidas por discípulos como J. Sachún y el autor.

7. Bibliografía

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EXPEDIENTES ESTUDIADOS PARA EL PRESENTE TRABAJO
TITULOS DE LA HACIENDA CICÁN

1. Composición de Sicán ,Chuca ,Fulep y Jotoro hecha por Fco. de Barbarán y confirmada el 6 de Enero en 1596 (13 folios)
2. Arrendamiento de haciendas Sicán y El Molino por el Gral.José de la Parra a don Juan de Vidaurre ( 8 de abril 1713 folios) (09 folios)
3. Título de Propiedad de la hacienda de Cicán y Batangrande que fue de la finada señora doña Clara Fernández de la Cotera a favor de los señores doctor don Carlos Delgado:don José Andrés Delgado y don Fco.Javier Delgado:1843 (33 folios )
4. Compra de Usán, Pillapo y el Molino por don Alonso de Villavicencio a don Fco de Samudio y Mendoza : 1622 ( 07 folios).
5. Composición de Illapo ,Susan y Nis por Fco. Ramos Cerbantes , Juan Martín Capitán Duarte López:1594 folios (06folios).
6. Venta de casas y alfalfares de don Antonio Cabrera a don Alonso de Villavicencio: 1622 (03 folios).
7. Visita de las estancias de Pocho , Sodo ,Calup y Raco de doña Mariana de Ulloa y Ribera : 1595 (09 folios).
8. Juan de Barbarán otorga poder a Juan Pérez Cacso para cobrar a Alonso de Villaviencncio por la venta de Cicán :1612.
9. Solicitud de Indios Mitayos y títulos originales de la hacienda Cicán por el Colegio San Pablo de la Compañía de Jesús : 1684 (156 folios en copias xerográficas).
10. Reparto de Mitayos a la Compañía de Jesús, dueños de la estancia Cicán; incluye donación de Cicán por don Nicolás de Villavicencio (en 1686):1700. (62 folios).
11. Don Carlos Delgado y Cotera solicita escritura adjudicación de la hacienda Sicán: 1845 (10 folios).
12. Autos sobre Posesión de las Estancias de Pítipo y Paraje Chillatambo al hacendado de Luya : 1720 (27 folios).
13. Compra de Cicán por don Fco. de Barbarán y toma de posesión por don Hurtado de Sárate: 1597 (03 folios).
14. Queja a Juan Saavedra Cabero ante la Real Audiencia de Lima por don Joseph Ramírez en nombre del colegio San Pablo: 1687 (02 folios ).
15. La Cía. de Jesús contra en Común de Illimo por derecho de Agua: 1691 (02 folios).
16. El Gral. Joseph de la Parra contra don Miguel de Robles y Garay: 1713 (03 folios).
17. Apelación hecha por Joseph Seminario de Arenas en el nombre del cap . Juan de Vidaurre por derecho de Aguas: 1721 (14 folios)
18. Reconocimiento en Batangrande en 1200 pesos para 24 misas de la Capellania Lega que mandó a fundar doña Agueda Rodríguez Durán: 1834 (12 folios).
19. Inventario de la Tina San Estanislao de Illimo del Gral. don Joseph de la Parra :1718 (04 folios).
20. Don Juan de Vidaurre , Albacea de Sicán, contra el Común de Indios de Jayanca por Tomas de Agua :1721 (157 folios)
21. Expediente de Remate de las Haciendas de Sicán o Batan- Grande –y la Viña solicitada por don Carlos Delgado Moreno para su producto divirse entre sus copartícipes:1866 ( 100 folios).
22. Expediente de Remate de las Haciendas La Viña y Batan- Grande : 1869 ( 94 folios).
23. Testamento del Cacique Gaspar Cususoli (Linderos de Pacora) : 1790 (53 folios).
24. Pleito entre don Miguel de Robles y Garay con el Gral .Joseph de la Parra : 1713 ( 37 folios).
25. Declaración de don Antonio de Vidaurre y linderos de la Hacienda Sicán : 1763 ( 13 folios).
26. Arrendamiento de la hacienda Sicán a don Juan de Vidaurre por el gral. don Joseph de la Parra : Abril 1713 (11 folios).
27. Deuda de los Sres. José Andrés Delgado y Juan José Aurich con el cura José Ignacio Vélez : 1822 ( 22 folios).
28 .Reconocimiento de Censo sobre la hacienda Sicán por doña Clara Cotera a favor de la capellanía colativa fundada por don Pedro Pedrajas y sobre el Salitral de Poma : 1840 (03 folios).
29. Don José Andrés Delgado contra don Miguel Boggiano :1888 (23 folios).
30. Rescisión de contrato de compra-venta de don Juan R .De Vidaurre y don Pedro Fernández de la Cotera por la compra de Sicán : 1785 (04 folios).
31. Linderos de Pítipo , Chillatambo y la hacienda de Sicán y posesión a favor de don Miguel Robles y Garay : 1744 (32 folios).
32. Testamento de doña Juana de la Parra . 1758 ( 26 folios).
33. Otorgamiento de esclavos mulatos por doña María Teresa de La Parra : 1770 (02 folios).
34. Testamento de don Simón de Cornella : 1835 ( A . D . L ) .
35. Autos promovidos por Vicente Delgado sobre Desline deTierras de la Hacienda Sicán con las del pueblo de Jayanca 1831 ( 60 folios).

José Maeda Ascencio
Presidente de Ciencia y Cultura Andina (CICAN)

Publicación autorizada, para Letras-Uruguay, por parte del autor, el día 21 de enero 2008

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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