Descubren un mural con más de cien grabados de los periodos Calcolítico y Edad del Bronce ocultos en una cueva de Tarragona

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Los espeleólogos junto a los expertos del IPHES, después de descubrir el mural en el interior de la cueva de la Vila, en la Febró (Tarragona). Arnau Pascual.

Más de un centenar de inscripciones, complejas, grabadas la mayoría sobre la roca argilosa con los dedos, piedras y maderas, que se deberán estudiar y analizar durante años para ser descifradas. Una particular visión de la tierra y del universo de los pobladores del sur de Europa de hace entre 3.000 y 5.000 años. Con un sorprendente nivel de conservación gracias a que han permanecido durante todo este tiempo ocultos en el interior de una cueva subterránea a las afueras de un pueblo de apenas 40 habitantes, La Febró (Bajo Campo, Tarragona), en un paraje natural de las Montañas de Prades.

Entre el centenar de grabados sobre la roca hay representadas diferentes figuras de cuadrúpedos, zigzags, trazos lineales o círculos. También hay líneas que imitan soles y estrellas. Destacan una serie de bóvidos y équidos. También existe una composición que recuerda a un ídolo oculado. Se refleja la cosmovisión que tenían aquellas primeras sociedades agrícolas y ganaderas.

“Es el hallazgo más importante relacionado con los pueblos agricultores y pastores de Europa; entramos dentro de una cosmovisión y una forma de entender el mundo y la vida diferente de la que tenían los pueblos cazadores-recolectores, es una nueva forma de entender las cosas”, destaca Ramon Viñas, experto en arte rupestre prehistórico, dedicado a la arqueología y el comportamiento simbólico, colaborador del IPHES.

Una parte de los grabados se hicieron con las manos, piedras y maderas aprovechando la roca argilosa, entre hace 3.000 y 5.000 años Arnau Pascual.

Detalle de la Sala de los Grabados del complejo subterráneo de la Cueva de la Vila de la Febró. Foto: Arnau Pascual Monells / Departamento de Cultura.

Inscripciones excepcionales

Una de las singularidades del mural es que está hecho exclusivamente con la técnica del grabado, ya sea mediante una herramienta de piedra y madera en el caso de los detalles, como directamente con los dedos. El hallazgo, de gran valor, lo ha hecho público hoy el Institut Català de Paleoecología Humana i Evolució Social (IPHES). Según los expertos, se trata de una composición relacionada con la cosmovisión de las sociedades agricultoras y ganaderas de las Montañas de Prades, en el interior del Campo de Tarragona, durante el periodo Calcolítico y Edad del Bronce (hace unos 5.000-3.000 años).

"Está entre las mejores composiciones de arte esquemático y abstracto subterráneo postpaleolítico de la cuenca mediterránea. Se trata de un conjunto de arte rupestre excepcional, único en Cataluña, tanto por su singularidad como por el excelente estado de conservación, que entra en el podio de las pocas representaciones de arte esquemático subterráneo", destaca el IPHES.

El trabajo que se realizará ahora en el yacimiento, donde se cree que podría haber personas enterradas, según explica Ramon Viñas, servirá para estudiar cómo fue el final de los cazadores-recolectores y la llegada de los primeros agricultores-ganaderos en esta zona del noreste de la península ibérica.

La Cova de la Vila, en la Febró, conserva uno de los conjuntos de arte postpaleolítico más importantes del arco Mediterráneo. ACN.

El enorme mural, una especie de retablo rupestre, no estará abierto a las visitas del público. Se ha cerrado el acceso con una puerta y se garantizará su buena conservación con medidores de temperatura y humedad. Su ubicación, remota, era inaccesible hasta que los espeleólogos del Centro Excursionista de Cataluña se abrieron paso al intuir que había una sala escondida en un extremo de una cueva subterránea de unos 500 metros de longitud. Su localización, inadvertida hasta ahora, ha servido para conservar el centenar de grabados simbólicos como si se hubiera detenido el tiempo durante más de 3.000 años.

Los grabados, repartidos en un mural de ocho metros de largo, se han hallado en el interior de una sala oval de 90 metros cuadrados. Es una muestra de arte rupestre excepcional, dado que los expertos sostienen que la sala se convirtió, en la práctica, en un lugar simbólico donde se recordaría a los difuntos. Los hicieron los pobladores de estas montañas de Prades, en las postrimerías del periodo Neolítico, y posteriormente en el proceso de elaboración de las metalurgias del cobre y el bronce.

Se necesitarán años para descifrar la simbología de las inscripciones, arte esquemático postpaleolítico Arnau Pascual.

Investigación pendiente

Era un espacio para homenajear a los muertos y para expresar su forma de entender el mundo y el cosmos. La sala, bautizada ahora como la de los Grabados, está en el interior de la conocida como la Cueva de la Vila de la Febró.

Los grabados ya han sido declarados, por su "singularidad y excepcionalidad" como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) por el Departamento de Cultura de la Generalidad.

Fuentes: lavanguardia.com | iphes.cat. | diarimes.com | 17 de marzo de 2023

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Divulgando la Historia desde 1998. Bienvenidos a la Cultura.

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