Mostrando entradas con la etiqueta Antropologia. Mostrar todas las entradas

Documentan en La Draga de Bañolas (Gerona) restos de cabañas de 7.300 años de antigüedad en un estado de conservación excepcional

Los trabajos de excavación arqueológica en el yacimiento neolítico de La Draga de Bañolas (Gerona) han permitido documentar elementos estructurales de construcciones de madera en muy buen estado de conservación. El objetivo es completar el conocimiento que, poco a poco, se va generando sobre las comunidades campesinas que se establecieron en el Lago de Bañolas a inicios del Neolítico, hace unos 7.200 años, su modo de vida y organización.

La campaña de intervenciones arqueológicas en el yacimiento neolítico de La Draga se inició el 4 de septiembre y finalizó recientemente. El proyecto se lleva a cabo en colaboración entre la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC-IMF Barcelona), el Museo de Arqueología de Cataluña (MAC) y el Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña (CASC) y cuenta con la participación activa de varios miembros de la Unidad de Arqueobotánica del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA): el Dr. Jordi Revelles, codirector de la excavación de La Draga e investigador postdoctoral Juan de la Cierva en el IPHES-CERCA, Blanca Garay, investigadora predoctoral FI en el IPHES-CERCA, y la Dra. Marian Berihuete, investigadora de la UAB e investigadora asociada a l’IPHES-CERCA.

Construcciones a manos de los primeros pobladores de La Draga

Los trabajos se han focalizado en la zona más septentrional del yacimiento, el llamado sector B, que tiene la particularidad de ostentar unas mejores condiciones de conservación de la materia orgánica. Hasta ahora, es en este sector donde han aparecido las evidencias arquitectónicas más claras de las cabañas de madera de los antiguos pobladores de La Draga y donde también han aparecido un mayor número de herramientas y útiles elaborados con madera y fibras vegetales.

Las excavaciones en el sector B se han reanudado después de un paréntesis de diez años, durante los cuales los trabajos se habían dirigido hacia otras zonas del poblado menos conocidas. En este sector se ha abierto una superficie de doce metros cuadrados que, además de permitir seguir investigando sobre las estructuras de hábitat exhumadas en años anteriores, permitirá llevar a cabo labores de registro y monitorización del estado de conservación de los restos en madera, que presentan unos 7.200 años de antigüedad.

Los codirectores de la excavación Toni Palomo, Raquel Piqué (UAB) y Xavier Terradas (CSIC) han explicado que “los trabajos en el yacimiento de La Draga han permitido documentar elementos estructurales de construcciones de madera en muy buen estado de conservación. Son principalmente grandes tablones de madera de más de tres metros de largo que ocupan prácticamente toda la superficie de la zona excavada. El proceso de excavación debe permitirnos realizar interpretaciones muy precisas sobre la forma de estas cabañas, las técnicas constructivas y el momento de su construcción, así como su relación con zonas excavadas en campañas anteriores”.

Monitorización del estado de conservación del material orgánico

En cuanto a las tareas de monitorización del estado de conservación del material orgánico, se enmarcan en el proyecto europeo de investigación WOODPLAKE Viviendas arqueológicas sobre puntales de madera en lagos mediterráneos europeos: estrategias para su explotación, monitorización y conservación. Este proyecto europeo se centra en la evaluación de los efectos del cambio climático sobre los yacimientos lacustres del sur de Europa y su patrimonio orgánico, con el objetivo final de establecer políticas de conservación de este único e importante patrimonio europeo y afrontar los retos climáticos que se vislumbran en un futuro próximo. El proyecto está financiado por la Agencia Estatal de Investigación en el marco del programa europeo Joint Projects in Cultural Heritage (JPICH): Conservation, Protection and Use, del que la Draga es partner, junto con los yacimientos lacustres italianos de los lagos de Bolseno y Mezzano.

Prospección arqueológica y paleoecológica

Paralelamente la campaña ha desarrollado dos acciones de prospección arqueológica y paleocológica en la orilla occidental del lago, tanto terrestre como subacuática. Por un lado, se han hecho sondeos en la orilla occidental del Lago de Bañolas, en el término municipal de Porqueres. En este caso, el objetivo es obtener nuevos datos de carácter sedimentológico y paleoambiental que deberían permitir al equipo de investigadores de La Draga reconstruir la dinámica ambiental del Lago de Bañolas durante el Holoceno y constatar la posible presencia de otras ocupaciones prehistóricas en este lugar. “Los sondeos realizados nos han permitido documentar indicios de gran interés para reconstruir cómo era el entorno en época prehistórica”, comenta el Dr. Jordi Revelles, investigador postdoctoral Juan de la Cierva en el IPHES-CERCA. Y también "contextualizar hallazgos realizados en prospecciones previas cuando se documentaron indicios de uso del espacio hace unos 5.000 años, más de 2.000 años más tarde que el poblado de La Draga", añade.

Por otra parte, también se han llevado a cabo prospecciones subacuáticas en la orilla occidental del Lago de Bañolas, en la zona comprendida entre la Punta Freixenet y Punta Cuaranya. Los trabajos han permitido documentar amplias extensiones de sedimento turboso con mucha presencia de materia orgánica conservada como, por ejemplo, restos de madera. El análisis de los muestreos realizados permite conocer mejor la dinámica del poblamiento prehistórico y también histórico del Lago de Bañolas.

Financiación

La campaña de excavaciones arqueológicas se enmarca en un proyecto cuatrienal de investigación en materia de arqueología y paleontología para el período 2022-2025, aprobado por la Dirección General del Patrimonio Cultural de la Generalidad y coordinado desde el Museo Arqueológico de Bañolas. Las excavaciones de la Draga y las actividades de investigación realizadas están financiadas por el Museo Arqueológico de Bañolas, el Departamento de Cultura de la Generalidad de Cataluña, el CSIC, la UAB y el MAC, además del Ministerio de Ciencia e Innovación.

Fuente: Iphes.cat | 27 de septiembre de 2029

Descubren que los primeros migrantes humanos siguieron una exuberante ruta hacia la actual Jordania en su salida de África

Mapa que muestra registros arqueológicos, paleoclimatológicos y paleoambientales del Levante y Arabia mencionados en el texto.
(A) Las flechas indican las rutas sugeridas de dispersión humana fuera de África. Los cuadrados azules muestran sitios con fósiles y huellas humanas en el norte de Arabia, incluidos los del paleolago Al Wusta y el paleolago Alathar, respectivamente. Los círculos verdes se refieren a sedimentos de paleolagos / humedales en el desierto occidental de Egipto y Arabia, a saber: Bir Tirfawi y Bir Sahara, Khall Amayshan, Mundafan, Khujaymahy Saiwan. Los triángulos verdes muestran depósitos de espeleotemas en cuevas del desierto oriental de Egipto, incluida la cueva Saqia, Wadi Sannur y en el sur de Arabia, incluida la cueva Hoti en Omán y la cueva Mukkala en Yemen. El principal sitio arqueológico fechado en el sureste de Arabia es Jebel Faya en los Emiratos Árabes Unidos (rombo azul).
(B) Mapa modelo de elevación digital del Levante que muestra la ubicación de las áreas de estudio (estrellas amarillas) a lo largo del Valle del Rift del Jordán (Wadi Gharandal y Gregra) y en la Meseta Jordana (Wadi Hasa), y los registros de paleolagos y espeleotemas en el región. Los paleolagos están representados por círculos verdes, a saber: Qa'a Azraq, Jurf Ed Darawish, Lago Elji, Qa'a Jafr y Qa'a Mudawwara. Los registros de espeleotemas en el Levante incluyen la cueva de Soreq (triángulo verde), y los cuadrados azules muestran sitios con fósiles humanos, incluidas las cuevas de Skhul y Qafzeh. La fuente de datos del modelo de elevación digital se deriva de www.gscloud.cn.

Un equipo internacional de científicos ha descubierto que los primeros inmigrantes humanos abandonaron África hacia Eurasia, a través de la península del Sinaí y a través de Jordania, hace más de 80.000 años.

Investigadores de la Universidad de Southampton (Reino Unido) y la Universidad de Shantou (China), junto con colegas de Jordania, Australia y la República Checa, han demostrado que "existía un corredor bien irrigado que canalizaba a los cazadores-recolectores a través del Levante hacia Asia occidental y el norte de Arabia a través de Jordania".

Sus hallazgos respaldan investigaciones anteriores realizadas en Arabia que sugieren que esta ruta terrestre verde, que ahora es desértica, fue favorecida por el Homo sapiens que viajaba hacia el norte. El artículo, "Dispersiones humanas fuera de África a través del Levante", se publicó en la revista Science Advances.

Los humanos 'modernos' evolucionaron en África hace entre 300.000 y 200.000 años y se dispersaron fuera del continente en varias etapas. Se cree que durante decenas de miles de años poblaron Asia y luego Europa.

Una herramienta manual desde diferentes ángulos descubierta en el Valle del Rift del Jordán.

Para esta última investigación, el equipo realizó trabajo de campo en el Valle del Rift del Jordán, donde descubrieron herramientas manuales, conocidas como "lascas", en el borde de los wadis, ahora canales de ríos secos que, hace decenas de miles de años, estaban llenos de agua. Los científicos utilizaron técnicas de datación por luminiscencia para ayudar a establecer la antigüedad del sedimento en el que estaban enterradas las herramientas. Este método estima cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que el sedimento estuvo expuesto a la luz.

Los resultados mostraron que es probable que las herramientas hayan sido utilizadas hace aproximadamente 84.000 años y luego abandonadas en las orillas de los wadis y posteriormente enterradas con el tiempo.

Paul Carling (izquierda), profesor de Geomorfología de la Universidad de Southampton, comenta: “Durante mucho tiempo se pensó que cuando el nivel del mar era bajo, los humanos utilizaban un cruce hacia el sur, a través del Mar Rojo desde el cuerno de África, para llegar al suroeste de Arabia. Sin embargo, nuestro estudio confirma que había un paso muy transitado hacia el norte, a través de la única ruta terrestre desde África a Eurasia".

“Nuestra evidencia recientemente publicada es una pieza clave del rompecabezas que muestra que los humanos migraron siguiendo una ruta hacia el norte, utilizando pequeñas áreas de humedales como base, mientras cazaban abundante vida silvestre en los pastizales más secos. Aunque estudios anteriores han buscado grandes lagos como posibles abrevaderos, de hecho, los pequeños humedales fueron muy importantes como puntos de parada durante la migración”.

Humedal ribereño Wadi Gharandal a lo largo del valle del Rift del Jordán. Crédito: Mahmoud Abbas


El Dr. Mahmoud Abbas (derecha), de la Universidad de Shantou, China, y autor principal del estudio dijo: "El Levante actuó como un corredor bien irrigado para que los humanos modernos se dispersaran fuera de África durante el último interglaciar, y ahora hemos demostrado que este es el caso en el Zona del Valle del Rift del Jordán.

“La evidencia paleohidrológica del desierto de Jordania mejora nuestra comprensión del entorno ambiental en ese momento. En lugar de un desierto seco, las praderas de sabana habrían proporcionado los recursos que tanto necesitaban los humanos para sobrevivir durante su viaje fuera de África hacia el suroeste de Asia y más allá”.

Fuente: Universidad de Southampton | 4 de octubre de 2023

El nuevo camino que tomaron las primeras migraciones humanas a través de una Arabia que alguna vez fue exuberante contradice un único origen "fuera de África"

Nuestra especie, Homo sapiens, migró fuera de África varias veces y llegó al Levante y Arabia hace entre 130.000 y 70.000 años, como lo ejemplifican los fósiles humanos y los sitios arqueológicos encontrados en varios lugares.

Sin embargo, se sabe poco sobre las rutas de estas migraciones. En un estudio publicado el 4 de octubre en Science Advances, encontramos que la ahora inhóspita e hiperárida zona del sur del Valle del Rift del Jordán era frecuentemente exuberante y bien irrigada en el pasado.

Nuestra evidencia sugiere que este valle tenía una zona ribereña y de humedales que habría proporcionado un paso ideal para los cazadores-recolectores cuando salieron de África y se adentraron en el Levante y Arabia.

Recolectando muestras de luminiscencia que datan el área de Wadi Hasa en el oeste de Jordania. En la foto aparecen Mahmoud Abbas, Mohammed Alqudah y Yuansen Lai. Zhongping Lai / Universidad de Shantou.

Vagando fuera de África

Los investigadores plantean la hipótesis de que los humanos que emigraron fuera de África habrían utilizado plataformas en el Sahara oriental, el valle del río Nilo o las márgenes del Mar Rojo occidental.

Desde allí, estos pequeños grupos de cazadores-recolectores habrían pasado al Sinaí (un puente terrestre que conecta África con el resto de Asia) siguiendo a los animales migratorios y cazando una variedad de ellos para sustentarse.

Para muchos de estos cazadores-recolectores, la siguiente parada del viaje habría sido la parte sur del valle del Jordán. Este valle está situado en una zona estratégica, con el Mar Muerto al norte y el Golfo de Aqaba al sur.

Nuestro trabajo de campo se concentró en tres sitios. Los dos primeros fueron Wadi Gharandal y una zona cercana al pueblo de Gregra, ambos en el propio valle. El tercer sitio, Wadi Hasa, está situado en las zonas más elevadas de la meseta del Jordán. "Wadi" es una palabra árabe que describe un lecho de río temporal que sólo contiene agua durante las fuertes lluvias.

El Wadi Al-Hasa es realmente hermoso. Los colores, las formas y el flujo constante de agua en su cauce hacen que este valle sea realmente espectacular. No obstante, su lejanía lo convierte en una verdadera experiencia viajera en la naturaleza de Jordania.

Cuando Arabia era una tierra verde

Nuestro objetivo era reconstruir los entornos ambientales pasados ​​de la región datando con precisión varias secciones de sedimento. Utilizamos una técnica llamada datación por luminiscencia para estimar cuánto tiempo habían estado protegidos de la luz solar los granos de sedimento, lo que nos permitió calcular su antigüedad.

Nuestros hallazgos en secciones sedimentarias de entre 5 y 12 metros de espesor mostraron fluctuaciones del ecosistema a lo largo del tiempo, incluidos ciclos de ambientes secos y húmedos. También encontramos evidencia de la presencia de ríos y humedales antiguos.

La datación por luminiscencia mostró que los ambientes sedimentarios se formaron hace entre 125.000 y 43.000 años, lo que sugiere que hubo múltiples intervalos húmedos.

En el Wadi Gharandal nuestro equipo recuperó tres herramientas de piedra asociadas con un entorno de humedal. Dos de ellos se fabricaron mediante el método Levallois, una técnica de fabricación característica que se sabe que utilizaron tanto los neandertales como el Homo sapiens. Datamos las herramientas hace 84.000 años.

Fotografías del Wadi Gharandal. (A) Descripción general del fondo del valle de Gharandal visto desde el sitio 2, con el valle de 'Arabah más allá. La flecha blanca marca un afloramiento de grava (B). (B) Gravas fluviales que cubren la facies paludal. (C) Artefacto lítico recolectado in situ y al que se leatribuye una antigüedad de depósito mínima de 74.000 años.

En conjunto, nuestro trabajo de campo en el Valle del Rift del Jordán demuestra que este valle alguna vez funcionó como un corredor de agua dulce de 360 ​​​​kilómetros de largo que ayudó a canalizar a los humanos hacia el norte, hacia Asia occidental y hacia el sur, hacia la península arábiga.

Más pruebas de una expansión hacia el norte provienen de las famosas cuevas de Skhul y Qafzeh en Israel. Aquí se han encontrado fósiles de Homo sapiens y herramientas de piedra de Levallois.

Hacia el sur, el trabajo de campo en el norte de Arabia Saudita también ha demostrado que alguna vez estuvo presente en la región una red de ríos y lagos. Esto permitió a los humanos penetrar en un verde desierto de Nefud repleto de sabanas y pastizales.

En el corazón del Nefud, en el yacimiento lacustre de Al Wusta se ha descubierto un fósil humano y herramientas de piedra de Levallois que datan de hace 85.000 años. Estas fechas coinciden con las herramientas de piedra Levallois de 84.000 años de antigüedad encontradas en Wadi Gharandal.

Vista aérea del Wadi Gharandal (imagen de Google Earth), que muestra nuestros tres sitios estratigráficos (cuadrados blancos). El bosque de palmeras marca la zona actual de estanques alimentados por manantiales, y el flujo del arroyo se dirige hacia Wadi Al 'Arabah de derecha a izquierda.

Múltiples migraciones al suroeste de Asia

Nuestros hallazgos en el Valle del Rift del Jordán indican que hubo múltiples migraciones humanas tempranas desde África y Asia, durante condiciones favorables. Esto se opone a la teoría de una única y rápida ola de movimiento humano fuera de África hace 60.000 años.

Nuestros resultados también sugieren, junto con la evidencia levantina y árabe, que los cazadores-recolectores utilizaron sistemas de ríos y humedales interiores cuando cruzaron el suroeste de Asia. Esto contradice un modelo popular que sugiere que utilizaron principalmente rutas costeras como superautopistas.

Aunque la evidencia de ADN antigua indica que el Homo sapiens se cruzó con neandertales y denisovanos varias veces, a medida que se extendieron por Asia, en general faltan evidencias sobre el terreno de estos encuentros. Nuestros hallazgos proporcionan más pruebas de que esta área sirvió como terreno para estos encuentros.

Sin embargo, numerosas preguntas siguen sin respuesta. Grandes extensiones de territorio en el suroeste de Asia aún no han sido estudiadas ni fechadas, y se han encontrado pocos fósiles de nuestros antepasados ​​que respalden los argumentos sobre cómo se dispersaron realmente los primeros humanos.

Tendremos que investigar de cerca áreas más olvidadas durante mucho tiempo, como el Valle del Rift del Jordán, para retratar con precisión cómo se desarrolló el viaje de la humanidad fuera de África.

Fuente: theconversation.com | 4 de octubre de 2023

Nuevas dataciones confirman que las huellas humanas halladas en el Parque Nacional de White Sands (Nuevo México) tienen entre 21.000 y 23.000 años

Pisadas humanas fosilizadas en el Parque Nacional de White Sands (Nuevo México). / National Park Service.

Una nueva investigación, publicada en la revista Science, confirma que las huellas humanas fósiles halladas en 2021 en el Parque Nacional White Sands (Nuevo México), y que datan de hace entre 21.000 y 23.000 años, son probablemente la evidencia directa más antigua de la presencia humana en las Américas, un hallazgo que trastoca lo que muchos arqueólogos creían saber sobre cuándo nuestros antepasados ​​llegaron al Nuevo Mundo.

La antigüedad estimada de las huellas se informó por primera vez en Science en 2021, pero algunos investigadores expresaron su preocupación sobre su datación. Las preguntas se centraron en si las semillas de plantas acuáticas utilizadas para ello podrían haber absorbido carbono antiguo del lago, lo que, en teoría, podría desviar la datación por radiocarbono en miles de años.

Algunas de las semillas extraidas en los sedimentos de las huellas. Crédito: Matthew Robert Bennet.

El nuevo estudio presenta dos líneas adicionales de evidencias para el rango de fechas más antiguo (técnicas de radiocarbono (o carbono-14) y luminiscencia simulada ópticamente). Para ello utiliza dos materiales completamente diferentes encontrados en el sitio: polen de coníferas antiguas y granos de cuarzo.

La antigüedad informada de las huellas desafía el conocimiento convencional de que los humanos no llegaron a América hasta unos miles de años antes de que el aumento del nivel del mar cubriera el puente terrestre de Bering entre Rusia y Alaska, quizás hace unos 15.000 años.

Las pisadas humanas fosilizadas se formaron en lodo blando en los márgenes de un lago poco profundo que ahora forma parte de Alkali Flat, una gran zona de dunas en White Sands. David Bustos, administrador del programa de recursos del parque nacional, fue el primero en descubrir estas huellas en el año 2009. Bustos, junto a Matthew Bennett, un geólogo de la Universidad de Bournemouth (Reino Unido) y otros científicos del USGS comenzaron a estudiar más detalladamente el lugar en 2019.

A la izquierda, huellas de zapatos modernas; a la derecha, huellas milenarias. Crédito: Matthew Robert Bennett.

"Este es un tema que ha sido siempre muy controvertido porque es muy importante: se trata de cómo entendemos el último capítulo del poblamiento del mundo", dijo Thomas Urban (izquierda), científico arqueológico de la Universidad de Cornell, que participó en el estudio de 2021 pero no. el nuevo.

Thomas Stafford (derecha), un geólogo arqueológico independiente en Albuquerque, Nuevo México, que no participó en el estudio, dijo que "antes era un poco escéptico, pero ahora estoy convencido. Si tres métodos totalmente diferentes convergen en torno a un único rango de edad, eso es realmente significativo", afirmó.

El nuevo estudio aisló alrededor de 75.000 granos de polen puro de la misma capa sedimentaria que contenía las huellas.

Fotografía de octubre de 2023 proporcionada por el Servicio de Parques Nacionales muestra al director del programa de recursos del Parque Nacional White Sands (Nuevo México), David Bustos, en plena tarea arqueológica. Crédito: NPS vía AP.

"La datación del polen es ardua y estresante", dijo Kathleen Springer (izquierda), geóloga investigadora del Servicio Geológico de Estados Unidos y coautora del nuevo artículo. "Los científicos creen que la datación por radiocarbono de plantas terrestres es más precisa que la datación de plantas acuáticas, pero es necesario que haya una muestra lo suficientemente grande para analizar", dijo.

“Los resultados iniciales de radiocarbono del trabajo de 2021 fueron controvertidos porque las semillas de la planta acuática (Ruppia cirrhosa) que utilizamos para fechar las superficies en las que quedaron marcadas las pisadas, tienen el potencial de sufrir efectos de depósito de carbono que podrían comprometer la exactitud de su datación”, agrega. "Pero ahora, en el nuevo estudio nos hemos centrado en el polen de coníferas, porque estas especies –principalmente los pinos– son plantas terrestres y no se ven afectadas por los efectos de depósito, ya que su carbono procede directamente de la atmósfera a través de la fotosíntesis”.

Springer reconoce que “el inconveniente de la datación del polen es que es diminuto, pero los métodos que utilizamos en esta investigación nos permitieron aislar 75.000 granos de polen puro por muestra, lo que fue suficiente para obtener dataciones de radiocarbono sólidas”

Además, se utilizó “la datación por luminiscencia de los granos de cuarzo aislados de los sedimentos, lo que proporciona una verificación completamente independiente de las fechas por radiocarbono”, señala.

“Incluso mientras publicamos el estudio anterior, ya habíamos empezado a probar nuestros resultados con múltiples líneas de evidencia. Confiábamos en nuestras dataciones originales, así como en las sólidas pruebas geológicas, hidrológicas y estratigráficas, pero sabíamos que era fundamental un control cronológico independiente”, subraya Springer.

Ilustración del yacimiento estudiado durante el Último Máximo Glacial que muestra la coexistencia de humanos y megafauna a lo largo del tiempo. / Karen Carr / National Park Service.

Las huellas antiguas de cualquier tipo (dejadas por humanos o megafauna como grandes felinos y lobos) pueden proporcionar a los arqueólogos una instantánea de un momento en el tiempo, registrando cómo las personas o los animales caminaban o cojeaban, o bien si se cruzaron. También se han encontrado huellas antiguas de animales en el Parque Nacional de White Sands, no solo humanas.

Mientras que otros sitios arqueológicos en América apuntan a rangos de fechas similares (incluidos colgantes tallados en restos de perezosos terrestres gigantes en Brasil), los científicos aún se preguntan si tales materiales realmente indican presencia humana.

"White Sands es único porque no hay duda de que estas huellas fueron dejadas por personas, no es ambiguo", dijo Jennifer Raff (derecha), genetista antropológica de la Universidad de Kansas, que no participó en el estudio.

Caso cerrado

Para Springer, el nuevo estudio de las pisadas fosilizadas de White Sands cierra el caso y resuelve la controversia: “Combinado con la evidencia geológica, hidrológica, estratigráfica, cronológica y climática, previamente reportada, la congruencia de las dataciones de carbono 14 calibradas de las semillas acuáticas de Ruppia, las de los granos de polen terrestres y las logradas mediante luminiscencia apoyan la conclusión de que los humanos estuvieron presentes en Norteamérica durante el Último Máximo Glacial”.

¿Qué supone esta confirmación?. Según la geóloga, “los humanos estuvieron en el sur de Norteamérica durante el LGM, hace entre 21.000 y 23.000 años, y esto significa que estaban allí antes de que se cerraran las enormes capas de hielo”.

“Nuestros hallazgos amplían en miles de años el rango conocido de ocupación humana en la zona, lo que tiene implicaciones para las rutas migratorias, los estudios de ADN antiguo y la lingüística”, concluye.

Fuentes: ny1.com | agenciasinc.es | theobjetive.com | 5 de octubre de 2023

La evidencia más antigua del canibalismo humano como práctica funeraria

Restos humanos de todo el noroeste de Europa indican que el canibalismo era una práctica funeraria. © Fideicomisarios del Museo de Historia Natural de Londres.

Los restos de huesos humanos con cortes, roturas y marcas de masticación humana encontrados en el norte de Europa muestran que algunos grupos humanos que vivieron hace unos 15.000 años se comían a sus muertos no por necesidad, sino como parte de su cultura.

Si bien en la actualidad la mayoría de las personas entierran o incineran a sus muertos, algunos de nuestros antepasados ​​hacían las cosas de manera un poco diferente.

La cueva de Gough es un sitio paleolítico muy conocido en el sureste de Inglaterra. Ubicada en Cheddar Gorge, dicha cueva es quizás mejor conocida por el descubrimiento de cráneos humanos de 15.000 años de antigüedad de los que se cree fueron utilizados como cuencos o recipientes, así como huesos que habían sido roídos por otros humanos.

Pero, ¿las personas que vivían en la cueva de Gough eran un caso atípico espantoso, o en realidad formaban parte de una cultura caníbal más amplia del norte de Europa? Un nuevo artículo sugiere ahora que no estaban solos. Los restos humanos que datan del mismo período en todo el norte y oeste de Europa y que se atribuyen a la misma cultura, conocida como Magdaleniense, también muestran evidencias de que fueron canibalizados. Esto sugiere que comer a los muertos era un comportamiento compartido durante el Paleolítico superior tardío.

La Dra. Silvia Bello (izquierda) es una experta en la evolución del comportamiento humano que trabaja en el Museo de Historia Natural de Londres y ha formado parte de este último estudio publicado en Quaternary Science Reviews.

"En lugar de enterrar a sus muertos, la gente se los comía", explica Silvia. "Interpretamos la evidencia de que el canibalismo se practicó en múltiples ocasiones en el noroeste de Europa durante un corto período de tiempo, ya que esta práctica era parte de un comportamiento funerario difuso entre los grupos magdalenienses. Eso, en sí mismo, es interesante, porque es la evidencia más antigua de canibalismo como práctica funeraria".

"Este comportamiento caníbal era aparentemente bastante común entre los individuos que magdalenienses del noroeste de Europa, pero no duró mucho. Hubo un cambio que supuso enterrar a los muertos, un comportamiento que se observa ampliamente en todo el sur de Europa central y se atribuye a una segunda cultura distinta, conocida como Epigravetiense".

Esto plantea entonces la cuestión de si la eventual y relativa ubicuidad de la cultura funeraria hacia el final del Paleolítico fue el resultado de que el pueblo magdaleniense adoptara el entierro primario como comportamiento funerario, o si su población fue reemplazada.

A un cráneo humano de la cueva de Gough se le dio deliberadamente forma de cuenco después de quitar todo se interior. © Fideicomisarios del Museo de Historia Natural de Londres

El canibalismo como comportamiento funerario

Durante el Paleolítico superior tardío, hace entre 23.000 y 14.000 años, hubo dos culturas dominantes en Europa occidental, que se distinguían en gran medida por las herramientas de piedra y hueso que elaboraban.

La cultura epigravetiense se encontraba principalmente en el sur y el este de Europa, y enterraba a sus muertos con ajuar funerario de una manera que quizás consideraríamos más habitual según los estándares modernos. La cultura magdaleniense del noroeste de Europa, sin embargo, hacía las cosas de manera diferente. Procesaban los cuerpos de sus muertos, quitaban la carne del cadáver, la comían y, en algunos casos, modificaban los huesos restantes para crear nuevos objetos.

Una de las preguntas principales fue si este canibalismo fue impulsado por la necesidad, cuando tal vez la comida escaseaba o el invierno era largo y, por lo tanto, las personas responsables estaban en modo de supervivencia, o si se trataba de un comportamiento cultural.

Las evidencias de la cueva de Gough sugieren que comer los cuerpos allí tenía una forma más ritual. Esto se debe a que existen amplias evidencias de que los responsables cazaban y comían muchos otros animales, como ciervos y caballos, mientras que la cuidadosa preparación de algunos de los restos humanos, como elaborar un cráneo como un cuenco o recipiente, así como un hueso grabado, muestran que algunos de ellos estaban practicando el canibalismo.

Algunos de los huesos humanos encontrados en la cueva de Gough muestran evidencias de haber sido trabajados, lo que implica que el canibalismo tenía una función ritual. © Fideicomisarios del Museo de Historia Natural de Londres.

El Dr. William Marsh es un investigador del Museo de Historia Natural que ha estado estudiando los restos humanos encontrados en la cueva de Gough para su doctorado.

«Para contextualizar mejor la cueva de Gough, revisé todos los yacimientos arqueológicos atribuidos a las cultura del Paleolítico superior, esto es, la Magdaleniense y la Epigravetiense», explica William. Él pudo encontrar 59 yacimientos en toda Europa de esta época que tenían restos humanos, de los cuales 13 mostraban evidencia de canibalismo, 10 de práctica de enterramientos, y dos que mostraban evidencia combinada de entierro y canibalismo. De lo que se dio cuenta fue que la práctica de comerse a los muertos estaba bastante localizada y se encontraba en sitios de Europa occidental y central y hasta en el Reino Unido.

"El hecho de que encontremos que el canibalismo se practicaba en múltiples ocasiones durante un corto período de tiempo, en un área bastante localizada y únicamente por individuos atribuidos a la cultura magdaleniense, significa que creemos que este comportamiento fue realizado ampliamente por los magdalenienses, y, por lo tanto, era un comportamiento funerario en sí mismo", dice William.

En este contexto, comer a los muertos puede verse como algo diferente en la práctica, quizás sin significado, de las cremaciones, los entierros o la momificación.

La investigación encontró que la evidencia de canibalismo humano estaba bastante localizada en todo el noroeste de Europa durante el Paleolítico superior. ©William Marsh.

Cambiando las prácticas funerarias

A partir de esto, William y Silvia pudieron comprobar si se había realizado algún análisis genético en los restos humanos hallado en estos yacimientos. Esto permitiría a los investigadores ver si existía algún vínculo entre quienes practicaban, según qué comportamientos funerarios.

Sorprendentemente, las evidencias genética parecen sugerir que los dos grupos que practicaban comportamientos funerarios diferentes eran poblaciones genéticamente distintas. Todos los yacimientos en los que se han encontrado evidencias de canibalismo muestran que las personas formaban parte de un grupo genético conocido como 'GoyetQ2', que habitó en lo que hoy es Bélgica, mientras que todos los entierros más comunes eran de personas que pertenecían al grupo genético 'Villabruna' que vivió en la actual Italia.

Si bien ambos grupos vivían en Europa al mismo tiempo, los individuos que mostraban ascendencia GoyetQ2 están asociados con la región que abarca la frontera franco-española, mientras que la ascendencia Villabruna la portaban individuos que habitaban la región italo-balcánica. Esto implica que cuando la práctica de comerse a los muertos terminó y los entierros más convencionales se convirtieron en algo común en el noroeste de Europa, no fue debido a la difusión de ideas, sino más bien por el pueblo epigravetiense que reemplazó al magdaleniense.

"En esta época, durante el período terminal del Paleolítico, se observa un cambio tanto en la ascendencia genética como en el comportamiento funerario", explica William. "La ascendencia y el comportamiento funerario asociados al Magdaleniense son reemplazados por la ascendencia y el comportamiento funerario asociados al Epigravetiense, lo que indica un reemplazo de la población a medida que los grupos epigravetianos migraron al noroeste de Europa".

"Creemos que, en lugar de ser un ejemplo de difusión transcultural, el cambio en el comportamiento funerario identificado es un ejemplo de difusión démica en el que esencialmente una población entra y reemplaza a otra población distinta".

Curiosamente, esto refleja cómo los investigadores creen que la agricultura llegó al Reino Unido unos 6.000 años después.

Aún quedan dudas sobre las prácticas funerarias de estos antiguos humanos. Por ejemplo, William y sus colegas ahora están tratando de descubrir si estos humanos canibalizados estaban relacionados entre sí o si estaban comiendo a personas ajenas a sus grupos inmediatos.

Los primeros europeos lucharon contra las hienas prehistóricas por la carroña

Homínidos enfrentándose a una hiena en competencia directa por una carroña. /Jesús Rodríguez.

Ana Mateos Cachorro y Jesús Rodríguez Méndez, científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), han publicado en la revista Scientific Reports un artículo en el que demuestran que la carroña de grandes herbívoros era un recurso abundante en la península ibérica hace 1,2 millones de años, y que los homínidos podían competir ventajosamente con las hienas.

Los homínidos llegaron a la península ibérica hace 1,4 millones de años, pero no hay muchas evidencias sobre cómo se adaptaron a los ecosistemas europeos y cuál era su forma de vida. Una de las cuestiones más debatidas se refiere a la forma en que obtenían su alimento. Se acepta ampliamente que esos primeros homínidos consumían carne de grandes mamíferos, pero no existe consenso sobre si la obtenían a través de la caza o del carroñeo de los cadáveres abandonados por los grandes predadores.

Algunos autores han propuesto que los tigres de dientes de sable que habitaban entonces Europa dejaban los cadáveres de sus presas a medio consumir, con abundantes porciones de carne y grasa que podían ser aprovechadas por los homínidos. Sin embargo, hasta ahora nadie había cuantificado ese contenido. Otros científicos alegan que la presencia en esos mismos ecosistemas de un formidable competidor por la carroña, como la hiena gigante, impediría a los homínidos aprovechar este abundante recurso.

Modelo computacional

En el artículo publicado se hace una estimación cuantitativa de la frecuencia con la que los grandes carnívoros abandonaban carcasas de animales a medio consumir y de la cantidad de nutrientes que aún contenían. Esos datos se han incorporado a un modelo computacional que permite realizar distintos experimentos que simulan el comportamiento de hienas y homínidos compitiendo por la carroña en un entorno virtual.

“Podemos simular la competencia entre hienas gigantes y homínidos en diferentes escenarios ecológicos variando algunos parámetros del comportamiento para ver qué efecto tienen sobre la viabilidad de la estrategia de obtención de alimento”, explica Jesús Rodríguez (izquierda).

Los resultados de los experimentos apoyan la idea de que los tigres de dientes de sable generaban abundantes recursos para los carroñeros y que los homínidos podían sacar provecho de esos recursos bajo diferentes condiciones ecológicas.

El tamaño del grupo es un factor fundamental para que los homínidos tengan éxito en la competencia con las hienas, pero su influencia es más compleja de lo que cabía esperar. “Las simulaciones demuestran que los homínidos deben actuar en grupo, pero además evidencian que debe existir un tamaño de grupo óptimo, aunque no podemos conocerlo con precisión. Cuando se excede ese tamaño de grupo, el carroñeo se vuelve una estrategia menos eficaz”, destaca Ana Mateos.

En este artículo han participado además del CENIEH, científicos del German Research Center for Artificial Intelligence (DFKI), de la Universidad de Trier (Cognitive Social Simulation Lab) (y del Senckenberg Research Institute de Frankfurt, en Alemanía, así como de la Universidad Autónoma de Madrid, en el marco del Proyecto TROPHIc (PID2019-105101GB-I00, MCIN/AEI/ 10.13039/501100011033).

Fuente: cenieh.es | 28 de septiembre de 2023

¿Los primeros habitantes de la Mancha? Hallan fósiles con más de 300.000 años en Ciudad Real

Los investigadores trabajando en el yacimiento de Ruidera-Los Villares.

El grupo de investigación "Primeros Pobladores del Alto Guadiana" ha descubierto en una pequeña carretera en la urbanización "Los Villares", en la localidad de Ruidera (Ciudad Real), más de mil fósiles del Pleistoceno con una antigüedad mínima estimada de 300.000 años.

Ruidera-Los Villares se trata, según ha informado la Universidad Complutense en una nota de prensa, de un "yacimiento muy prometedor que podría ayudar a llenar el vacío de conocimiento sobre la prehistoria y la evolución humana en la zona".

A lo largo de dos semanas del pasado verano, gracias a una campaña de micromecenazgo y el patrocinio de varias entidades privadas, un grupo interdisciplinar de paleoantropólogos, paleontólogos, arqueólogos, antropólogos, geólogos y biólogos realizó la primera excavación sistemática de este yacimiento bajo la dirección de los doctores Daniel García-Martínez (Universidad Complutense de Madrid y CENIEH), Sara Díaz (Universidad Autónoma de Madrid), Carlos A. Palancar (MNCN-CSIC) y Francesc Gascó-Lluna (Universidad Isabel I).

Equipo de excavación de la primera campaña del yacimiento de Ruidera-Los Villares, junto al muro que separa el yacimiento y mostrando los carteles de los patrocinadores. Créditos: Dr. Francesc Gascó Lluna.

"Se han recuperado más de 900 fósiles de fauna del Pleistoceno y algún hueso fósil que podría pertenecer a los esquivos humanos del Pleistoceno Medio", ha explicado Daniel García Martínez, paleoantropólogo del proyecto y profesor de la Facultad de Biología de la Universidad Complutense.

"También se han hallado piezas de industria lítica que podrían arrojar luz sobre quiénes eran los homínidos que tallaban esas industrias y qué tipos de industria lítica se tallaban en esas cronologías", ha añadido Sara Díaz, codirectora y arqueóloga por la UAM.

Parte de los fósiles de fauna obtenidos en esta primera campaña de excavación, concretamente falanges de herbívoros. Créditos: Darío Fidalgo Casares.

Carlos A. Palancar, paleoantropólogo del MNCN-CSIC y codirector del proyecto, ha avanzado también que "en los próximos meses el equipo de investigación seguirá trabajando en la limpieza e identificación de los restos hallados. También se realizarán dataciones y analíticas destinadas a afinar mucho más toda la información acerca de estas faunas, su antiguo ecosistema y precisar su datación".

Los investigadores esperan que los hallazgos de esta primera campaña de excavación tras los pasos de los primeros pobladores de la Mancha ayuden a conseguir un proyecto de investigación de patrimonio de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

Fuente: elespanol.com | 29 de septiembre de 2023

Cuestionan que la Piedra del Altar de Stonehenge tenga la misma procedencia que las denominadas 'piedras azules'

El misterio que rodea a Stonehenge se ha vuelto un poco más profundo gracias a un nuevo análisis de la icónica Piedra del Altar, que revela que el enorme megalito no proviene de la misma fuente que el resto de las llamadas piedras azules que componen el círculo interior del monumento. Hasta ahora, se había asumido que la Piedra del Altar fue traída a Stonehenge desde un sitio distante en el oeste de Gales, sin embargo, los autores del estudio ahora dicen que podría haber venido de incluso más lejos.

Ubicado en la llanura de Salisbury, en Wiltshire, suroeste de Inglaterra, se cree que Stonehenge se construyó en múltiples etapas a lo largo de miles de años, comenzando con la construcción de 56 piedras azules hace unos 5.000 años. Increíblemente, estos bloques de construcción originales se remontan al área de Mynydd Preseli, en Gales, a unos 225 kilómetros al oeste de Stonehenge.

“Es el transporte a larga distancia de las piedras azules lo que hace que Stonehenge sea de particular interés; de hecho, las piedras azules representan una de las distancias de transporte más largas conocidas en todo el mundo desde la fuente original hasta el lugar de construcción del monumento”, escriben los autores del estudio. En las fases posteriores de la construcción se introdujeron piedras de origen local conocidas como sarsens, y las obras de remodelación continuaron hasta aproximadamente el año 1.600 a. C.

La Piedra del Altar en el suelo, en primer término. Foto: Pam Brophy en Wikimedia Commons

La Piedra del Altar es la más grande de las piedras azules y probablemente habría parecido algo fuera de lugar entre los trozos líticos más pequeños del anillo original. Sin embargo, la idea de que fue importada y erigida junto con el resto de las piedras azules nunca antes había sido cuestionada.

Sin embargo, mediante la utilización de una variedad de técnicas que incluyen fluorescencia de rayos X y espectroscopía Raman, los autores del estudio encontraron que la Piedra del Altar no coincide con la mineralogía de la Antigua Arenisca Roja (ORS) dentro de la Cuenca Anglo-Galesa. Como resultado, concluyen que "la Piedra del Altar ya no debería incluirse en el grupo de piedras azules que provienen esencialmente de Mynydd Preseli".

En concreto, los investigadores detectaron concentraciones significativamente más altas de barita (un mineral compuesto de sulfato de bario) en la Piedra del Altar que en las SRO galesas. Al buscar fuentes alternativas de arenisca con alto contenido de barita en otras partes del Reino Unido, los autores señalan que los depósitos en Cumbria, en el norte de Inglaterra, y en las islas escocesas de Orkney y Shetland, se destacan como candidatos para la fuente de la Piedra del Altar.

Stonehenge está compuesto de piedras sarsen de arenisca alrededor de un anillo exterior y una herradura interior, con piedras azules más pequeñas procedentes de Gales dentro del círculo. FOTOGRAFÍA DE BRUCE DALE, NAT GEO IMAGE COLLECTION.

Es importante destacar que ambas regiones contienen monumentos neolíticos, lo que sugiere que la piedra de estas zonas fue extraída por las poblaciones locales y utilizada con fines rituales. También hay evidencias que sugieren que los vínculos de larga distancia entre Stonehenge y regiones tan lejanas como Escocia existían alrededor del año 2500 a. C., cuando tuvo lugar la segunda fase de la construcción del monumento.

Por lo tanto, los investigadores especulan que la Piedra del Altar podría haber sido traída a Stonehenge en ese momento, mucho después de que se colocaran las piedras azules originales. Sin embargo, se requieren más análisis para comparar la mineralidad de la Piedra del Altar con los depósitos líticos del norte de Inglaterra o Escocia, lo que significa que por el momento no tenemos una idea firme de su procedencia.

El estudio se publica en el Journal of Archaeological Science: Reports.

Fuente: iflscience | 25 de septiembre de 2023

Las mujeres íberas de Alarcos (Ciudad real) fueron jefas y guerreras

Los restos encontrados en la excepcional crátera griega del siglo IV a.C. que se exhibe en ‘Atempora’, son de mujer, aparecieron al lado de un extraño enterramiento con una veintena de cabezas cortadas.

La necrópolis ibérica mejor conservada del yacimiento de Alarcos (Ciudad Real) está en las faldas del cerro, en un terreno de media hectárea en Poblete cedido para uso público de la finca Villadiego el año pasado, cuyos hallazgos están cambiando la perspectiva del papel de la mujer en el mundo antiguo prerromano.

Que las mujeres eran importantes en la cultura ibérica, la primera sociedad compleja de la Península, es conocido; ahí están la Dama de Elche, la Dama de Baza, o los cientos de exvotos femeninos encontrados en tumbas y santuarios. ¿Eran guerreras, sacerdotisas, jefas? Las fuentes no lo aclaran, pero los avances tecnológicos en el estudio de huesos y ADN antiguo están aportando datos sorprendentes, incluso para investigadores experimentados en el mundo ibérico como los profesores Rosario García Huerta y Javier Morales, de la Universidad de Castilla-La Mancha, codirectores de las campañas ibéricas sistemáticas en Alarcos desde 1997, junto a David Rodríguez y Pedro Miguel.

La ‘crátera de las cabezas’

El hallazgo que hace replantearse ideas preconcebidas sobre las íberas se puede contemplar en el Museo de Ciudad Real-Convento de la Merced (hasta el 24 de septiembre formando parte de la exposición ‘Atempora’). Se trata de una excepcional pieza de cerámica griega, una crátera (vasija donde se mezclaba el vino con agua) fechada en el IV a.C. y “excepcional en todos los aspectos, porque hay muy pocas en la Península”, apostilla el profesor Morales. La vasija apareció en la campaña arqueológica del año pasado en esta tercera necrópolis íbera de Alarcos, en Poblete.

Crátera de cerámica griega del siglo IV a.C. con los restos cremados de lo que ahora se ha sabido que era una mujer / J. Jurado.

En la crátera estaban los restos de una mujer de 40 años

"La crátera, sometida a una minuciosa restauración, no solo ha aportado una pieza bellísima y valiosísima al museo, sino información relevante: los restos cremados de una persona que se presupone muy significada y que son de una mujer de unos 40 años. Junto a ella también apareció armamento, y al lado de su tumba, un hoyo simple en el suelo, otro extraño enterramiento con entre quince y veinte cabezas cortadas de jóvenes, todavía en estudio”, como si fueran una ofrenda, explica la profesora García Huerta.

“En los yacimientos íberos no hemos encontrado sacrificios humanos, por eso es tan singular. En algunos hay cráneos con clavos para colgarlos en la pared, la cabeza de algún enemigo, pero son cosas excepcionales, de ahí lo singular del hallazgo", añade García Huerta.

Rosario García Huerta, investigadora principal del parque arqueológico de Alarcos y codirectora de las excavaciones en el sector Íbero / Carlos Díaz-Pinto.

“Cuando no se hacían estudios de huesos como ahora se asociaba la aparición de un arma a un hombre; que tengamos esta crátera con elementos de armas en el enterramiento de una mujer nos hace replantearnos el pasado y romper mitos, que nos hacen vislumbrar, aplicando la perspectiva de género, que las mujeres en el mundo ibérico tuvieron más protagonismo”, añade Morales.

Los íberos cremaban a sus muertos pero no podían desintegrar los huesos y otras partes del cuerpo que aparecen en las urnas funerarias. Hace cuarenta años ese material biológico se desechaba, ahora los análisis permiten determinar el sexo, la edad y hasta enfermedades. “Muchas veces nos encontramos con huesos de un tamaño considerable, restos de dientes, caderas, etc., que con esas técnicas de análisis nos permiten determinar no todos, pero sí un elevado porcentaje de los restos, hasta saber si eran hombres, mujeres, niños o ancianos”, afirma el profesor Morales.

Javier Morales, codirector de las excavaciones sistemáticas en el sector ibérico de Alarcos / Carlos Díaz-Pinto.

El misterio de las cabezas cortadas continúa un año después

El misterio de las cabezas con el que se topó el equipo de excavación del año pasado continúa un año después, previo paso por el laboratorio. El sexo de la persona enterrada es lo único claro, de las cabezas no se sabe con certeza que sean contemporáneas a la crátera. El enterramiento de los cráneos es del siglo III a.C. y la crátera del IV a.C. La zona ha estado sin tocar 2.400 años, es posible que los enterramientos se hicieran a la vez, aunque lo hicieron en una vasija valiosa que poseía el poblado de años atrás.

La crátera griega se dató con precisión debido al motivo decorativo y la firma del autor, que los investigadores describen como ‘el pintor del tirso blanco’. Un tirso es una vara adornada con hojas de hiedra y parra, rematada con una piña en la punta, que solía llevar como cetro la figura de Baco y se usaba en las fiestas dedicadas a este dios. Hay otras cerámicas griegas del siglo IV a.C. con esos motivos, y con la figura central de la princesa Ariadna (la que ayudó a Teseo a derrotar al Minotauro de Creta, con un ovillo de hilo para salir del laberinto).

Esta cerámica griega terminó en el poblado ibérico de Alarcos a causa del comercio. Las cabezas, por los primeros indicios antropológicos, parece que fueron cercenadas con las personas vivas (se descarta en principio que fuera post mortem,). “Por ahora hemos hecho un estudio genérico de esta necrópolis, pero preparamos otro más en profundidad”.

Campaña 2023 en la tercera necrópolis ibérica de Alarcos, en Poblete / Carlos Díaz-Pinto.

La necrópolis ibérica mejor conservada de Alarcos

La profesora García Huerta, investigadora principal de las excavaciones en Alarcos, tanto en la zona medieval como en la íbera, cuenta que esta tercera necrópolis es la más grande y la mejor conservada del yacimiento. Sus enigmas se irán desgranando poco a poco. “Tenemos trabajo para muchos años y eso significa mucha información”.

Los inicios no han podido ser mejores. A finales de 2020 se hizo el primer sondeo, que siguió en 2021 y la primera campaña de excavación, con estudiantes, el año pasado. Se abrieron calles y aparecieron las primeras tumbas ‘simples’ (enterramientos en un hoyo en el suelo).

Campaña 2023 en la necrópolis III del Alarcos ibérico, a finales de agosto / Carlos Díaz-Pinto.

Cinco enterramientos tumulares

La segunda campaña, entre el 21 de agosto y el 1 de septiembre de este 2023, ha permitido ampliar las excavaciones de tumbas, “llevamos ya un centenar”, comenta García Huerta, y excavar con detenimiento cinco enterramientos tumulares, de entrada más importantes que las de hoyo. En ellas se han centrado los esfuerzos de un equipo en el que han participado doce alumnos de la UCLM durante quince días muy duros.

El grupo se ha centrado en excavar tumbas de mucho más empaque, de tipo tumular (equivalentes a nuestros panteones), en las que esperan encontrar más ajuar funerario con sus difuntos. Pero no ha habido manera de llegar a ellos. Es más, las únicas urnas funerarias han aparecido en enterramientos de hoyo simple, lo que es una contrariedad pero que entra en los planes.

Restos cerámicos en la necrópolis ibérica III de Alarcos / Carlos Díaz-Pinto.

Tumbas saqueadas en la Antigüedad

“No tenemos claro por qué no han aparecido urnas, es probable que sean túmulos que fueron destruidos y saqueados desde antiguo, incluso en la propia época ibérica en varias generaciones posteriores a su construcción”, relata el profesor Morales.

Más optimista, la profesora García Huerta se refiere al potencial de la necrópolis. “Tenemos material entre el siglo I a.C. hasta el IV a.C. en media hectárea en la que hemos localizado cien tumbas, pero solo conocemos la parte más superficial, la última de utilización. La superficie es tan grande que no sabemos si esta necrópolis se empezó a usar en el siglo IV a.C. o antes”. La profesora Huerta no descarta encontrar enterramientos del siglo V o VI a.C., en un cerro en el que la primera presencia humana data de hace tres milenios (hubo población desde finales de la Edad del Bronce hasta el siglo XVI).

Campaña 2023 en la necrópolis III del Alarcos ibérico, a finales de agosto / Carlos Díaz-Pinto.

Las necrópolis, claves en la investigación arqueológica

“Las tumbas nos dan mucha información sobre la mentalidad y la ideología de las civilizaciones”, resume la investigadora principal de Alarcos, que explica que en una necrópolis, como esta de Poblete, que no se ha tocado en milenios, los efectos arqueológicos están mejor conservados, “aquí si la tumba no está violada encuentras materiales completos. Las tumbas nos dan mucha información sobre la mentalidad y la ideología, como el tipo de ajuar o el mismo enterramiento, que nos indican diferencias sociales”.

Los íberos quemaban a sus muertos en una pira y luego recogían esos restos, los depositaban en urnas funerarias y los inhumaban en tumbas simples, de hoyo, y en estructuras más complejas, tumulares, amontonamientos de dos por dos, delimitados por piedras más grandes.

"Otras tumbas están delimitadas por muros más anchos y dejan en medio una cámara funeraria, incluso en túmulos escalonados, en relación al papel de esa persona en la sociedad”. Este verano se han excavado cinco tumbas tumulares, una de ellas enorme, pero no han aparecido los enterramientos. “Tampoco sabemos si todo el mundo tenía derecho a enterrarse en la necrópolis, ni el tamaño real, eso será objeto de otras campañas”, indican.

Foto: Falcatas halladas en Alarcos, las temidas espadas íberas. UNIVERSIDAD DE CASTILA-LA MANCHA.

En los ajuares hallados en esta necrópolis el equipo de la UCLM ha encontrado lo habitual: "armamento de hierro, que sale en un estado lamentable, desechos, pero no porque se quemaran, sino porque el hierro se oxida. Algunas armas se quemaban, pero otras se ponían encima, pero es igual, salen muy deterioradas. El terreno también lo machaca todo”, explica la investigadora que reconoce que identificar objetos que no son cerámicas cuesta.

Aunque no ha habido hallazgos destacables en la campaña 2023, que tendrá continuidad estos meses en el laboratorio, han aparecido adornos, pendientes, fíbulas, cuentas de collar, recipientes cerámicos de ofrendas, fusayolas (contrapesos que se colocaban en los husos de hilar) y anillos de bronce.

Foto: Cerro de Alarcos. A la izquierda, ubicación del yacimiento íbero. UNIVERSIDAD DE CASTILLA-LA MANCHA.

La musealización de la tercera necrópolis ibérica

Pero este año la actividad en la falda del cerro de Alarcos (a la derecha por la carretera principal de acceso al yacimiento) no termina con el verano. La nueva necrópolis de Alarcos será objeto de una primera intervención para musealizarla este otoño.

Lo primero es colocar un vallado de protección de todo el entorno, para evitar el pillaje. El segundo paso es la instalación de una plataforma para contemplar el conjunto, con algunas tumbas musealizadas y paneles explicativos.

La intención, con supervisión arqueológica de los investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha más el arqueólogo que coordine la obra (de la empresa pública Tragsa), es rehabilitar algunos de los túmulos y alguna tumba. Ese proyecto del Gobierno de Castilla-La Mancha, que gestiona el parque arqueológico de Alarcos, está presupuestado en 150.000 euros, cuenta con fondos europeos para su desarrollo e implica adecuar el terreno que rodea a la necrópolis instalando un sistema de drenajes para para evitar la entrada de agua de escorrentía.

Miguel Ángel Rodríguez Rabadán e Isabel Serio trabajan en el perfilado de los huesos aparecidos en la nueva necrópolis.

La implicación del Ayuntamiento de Poblete

Para los arqueólogos del sector ibérico es un gran paso que no impide seguir excavando en futuras temporadas. "La campaña de excavaciones arqueológicas 2023 ha contado con fondos del Ayuntamiento de Poblete, algo muy destacable teniendo en cuenta las pequeñas dimensiones de esta localidad. Su esfuerzo ha sido grande lo que demuestra su sensibilidad”, enfatiza García Huerta, profesora de Historia especializada en Prehistoria en la Facultad de Letras de Ciudad Real. La subvención principal la ha aportado la Junta dentro de la campaña anual de subvenciones a investigaciones arqueológicas, además del soporte de la Universidad de Castilla-La Mancha.

A ayuntamientos como el de Ciudad Real le ha costado más implicarse, pero también han participado en esta campaña. El año pasado fue la primera vez que aportaron financiación a la investigación arqueológica en Alarcos, según la profesora.

Las excavaciones arqueológicas en Alarcos, contando la parte medieval e íbera, han implicado este año a veinticinco personas. En el caso del sector medieval bajo la dirección de Antonio de Juan y Diego Lucendo. En la zona ibérica, además de los cuatro codirectores, ha colaborado Miguel Ángel Rodríguez Rabadán, el becario que hace su tesis con el equipo.

Tres necrópolis ibéricas en Alarcos

Hasta la fecha el yacimiento de Alarcos ha sido prolijo en necrópolis ibéricas. Una muy pequeña con seis tumbas en la ladera del cerro, que se amortizó por el crecimiento del poblado. Una segunda en una zona llana cerca del cauce del Guadiana de la que se conservan veinticinco tumbas, las conocidas como de ‘los príncipes ibéricos de Alarcos’, que aportaron mucha información; y esta última necrópolis, a los pies del cerro, es decir, del poblado, que reúne todas las condiciones para convertirse en un museo al aire libre que muestre el esplendor de la cultura ibérica en Alarcos, origen de Ciudad Real, eclipsada por la famosa batalla de 1195 y el devenir del lugar en la Edad Media.

Fuente: lanzadigital.com | 17 de septiembre de 2023

La tumba colectiva prehistórica de Caravaca de la Cruz (Murcia) da pistas del reparto de tareas por sexos

Foto: Entierro colectivo de la Edad del Cobre en el Camino del Molino (Caravaca de la Cruz, Murcia), donde un total de ~1300 individuos fueron enterrados entre 2900-2300 a.C. La imagen muestra la última capa de entierro, fechada entre 2500 y 2300 a. C.

El yacimiento de Camino del Molino (Caravaca de la Cruz) -el mayor enterramiento colectivo prehistórico de Europa, descubierto por casualidad en 2007- abre otra ventana al pasado. Nuevos análisis de los restos óseos procedentes de esta gran sepultura han permitido documentar los vestigios más antiguos en la península ibérica del uso de la dentadura como una tercera mano para hilar. Es más, la investigación señala que era una labor desarrollada casi en exclusiva por mujeres. Así, el estudio apunta a una cierta especialización dentro del grupo y a un posible reparto de tareas por sexos.

Las conclusiones aparecen recogidas en un artículo publicado por la revista científica Journal of Archaeological Sciences Reports, una de las de mayor impacto a nivel mundial, y que lleva las firmas de Sonia Díaz-Navarro, de la Universidad de Valladolid; María Haber, de la Universidad de Murcia, y de Rebeca García-González y Nico Cirottob, ambos del grupo de investigación de Atapuerca (Universidad de Burgos).

Hasta ahora se había constatado esta misma actividad en comunidades de la cultura argárica -por ejemplo, en Granada- gracias también al estudio del desgaste dental. Lo que la nueva investigación hace es retroceder todavía más en el tiempo (unos cinco siglos más) para demostrar que en el yacimiento calcolítico del Camino del Molino, hace unos 4.500 años, ya era una práctica artesanal habitual entre las mujeres, y que empezaban a realizar desde la adolescencia. El hilado de fibras con la ayuda de la boca ha perdurado hasta la actualidad en comunidades locales de Egipto y Nigeria.

En declaraciones a LA VERDAD, la antropóloga Díaz-Navarro destaca el papel que juega el análisis de restos óseos como nueva herramienta para escudriñar en la organización, las actividades de género o el grado de complejidad social de unas comunidades sin testimonios escritos de las que rara vez conocemos sus asentamientos. Así que sus investigaciones vienen a arrojar luz sobre unas sociedades del pasado aún envueltas en cierto misterio.

Foto: Detalle de cuchillos de sílex, puntas de flecha, punzones, etc., encontrados en el enterramiento prehistórico del paraje de Los Molinos de Caravaca de la Cruz. EFE.

De hecho, otros resultados del análisis bioarqueológico vendrían a apuntalar esa división sexual del trabajo descubierta en Camino del Molino a partir del desgaste cultural (por el hilado de fibras vegetales) de la dentadura de algunos de sus individuos. Las marcas que dejan tendones y músculos en los huesos por la repetición de determinados movimientos (cambios entésicos) sugieren, según la antropóloga, que ellas realizaban principalmente «actividades bimanuales en posturas de acuclillamiento [probablemente relacionadas con esa labor artesanal], mientras que los varones se desplazaban por terreno escarpado de forma frecuente».

Esa mayor movilidad geográfica de la población masculina de esta comunidad del Calcolítico ha quedado también patente en la medición de los isótopos de estroncio realizada por Courtney Merner, de la Memorial University of Newfoundland, en el marco de la misma investigación. Este elemento químico se incorpora a los seres vivos a través de la cadena alimentaria (la comida, pero sobre todo el agua consumida) y deja un rastro (como una especie de GPS) de los lugares en los que estuvieron. «Los resultados respaldan la trashumancia como una práctica importante dentro del modelo económico de esta comunidad, y que posiblemente fue desempeñada por los hombres», comenta Díaz-Navarro.

1.349 individuos

El enterramiento de Camino del Molino, descubierto durante unas obras de construcción, albergaba 1.349 individuos de todas las edades, y se adscribe a la Edad del Cobre (III milenio antes de Cristo). La sepultura podría estar vinculada al asentamiento calcolítico de Molinos de Papel, a unos 400 metros de distancia. Para la investigación se seleccionó a ocho individuos que presentaban un desgaste dental atípico.

A partir de ahí, el análisis microscópico reveló una serie de muescas, surcos y astillas que los expertos a cargo de estudio explican de la siguiente forma: «Toda la evidencia parece apuntar a que ciertos pobladores sujetaban algún objeto [agujas o punzones] que provocaba el desprendimiento del esmalte en la superficie labial de los dientes anteriores, mientras utilizaban la superficie interproximal y oclusal de los incisivos para arrastrar repetidamente algún tipo de fibra vegetal».

Imagen: Recreación de dos mujeres hilando en el III milenio a. C. MANUEL ROJO GUERRA.

El enterramiento colectivo fue excavado en 2008 bajo la dirección de Joaquín Lomba, Mariano López y Francisco Ramos. La antropóloga Díaz-Navarro centró su tesis doctoral, dirigida por María Haber y Manuel Rojo Guerra, en la caracterización de esta comunidad calcolítica mediterránea.

Ese trabajo científico ya arrojó una primera radiografía de aquellos lejanos pobladores, como su baja estatura o los problemas de anemia, caries y artrosis que sufrieron. La experta quiere poner ahora la lupa en la población infantil, ya que «estamos ante uno de las muestras más amplias de individuos inmaduros conservados».

Fuente: laverdad.es | 26 de junio de 2023