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Un nuevo estudio revela que el famoso fósil del Niño de Taung, hallado en Sudáfrica, tiene 2,58 millones de años

Reproducción del cráneo del niño de Taung, el cual era un Australopithecus africanus que vivió hace más de dos millones de años. (Crédito de la imagen: Peter Horree / Alamy Stock Photo).

Hace cien años, el descubrimiento de un cráneo en la provincia del Noroeste de Sudáfrica alteró nuestra comprensión de la evolución humana. El cráneo juvenil fue bautizado como el Niño de Taung por Raymond Dart, un anatomista de la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica), quien lo describió por primera vez. En 1924, Dart no pudo decir exactamente qué edad tenía, pero anunció que pertenecía a una nueva especie a la que llamó Australopithecus africanus. Fue la primera evidencia que confirmó la afirmación del naturalista británico Charles Darwin de que los simios y los humanos compartían un ancestro común hace mucho tiempo y que la humanidad se originó en África.

Tras el descubrimiento del Niño de Taung se realizaron nuevos descubrimientos de Australopithecus africanus, muchos de ellos en Sterkfontein , a unos 70 km al suroeste de Pretoria. Sterkfontein se encuentra en la "Cuna de la Humanidad", declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco .

En el siglo transcurrido desde que se encontró y describió al Niño de Taung, se ha desarrollado un gran debate sobre las edades geológicas de los fósiles de Australopithecus encontrados en Sterkfontein, así como los de Taung y un tercer sitio, Makapansgat.

'Australopithecus africanus', mandíbula inferior de un niño (MLD 2), Makapansgat, 1947

Gran parte de la controversia se centra en Sterkfontein. Algunos investigadores estiman que los fósiles de una zona concreta (denominada "Miembro 4") tienen entre 3,4 y 3,7 millones de años. Otros estiman que esos fósiles son mucho más recientes, de entre 2 y 2,6 millones de años de antigüedad. Las diferencias surgen de los métodos de datación utilizados por los equipos opuestos. Cada uno ha publicado artículos en los que rechaza los métodos del otro.

Ahora la controversia puede estar un paso más cerca de resolverse. Con mi colega Sue Dykes (que lamentablemente falleció en 2019), he utilizado un enfoque diferente aplicado directamente a los dientes fósiles de los homínidos (parientes lejanos de la humanidad), para estimar las edades de los fósiles de Australopithecus de Sterkfontein. Nuestros resultados para el Miembro 4 sugieren que los fósiles tienen una edad de entre 2 y 3,5 millones de años. Esto comprende un período más amplio de lo que se pensaba anteriormente, y abarca las edades estimadas por los equipos opuestos.

Nuestro método también nos permitió datar el Niño de Taung hace 2,58 millones de años.

Creemos que nuestro método es preciso, pero sin duda se realizarán otros estudios que utilicen otros métodos. Estamos tratando con una cuestión que ha desconcertado a los científicos durante décadas y la búsqueda para determinar con certeza cuándo existieron estos antiguos miembros de nuestro árbol genealógico en Sudáfrica continuará.

Réplica del Niño de Taung. Colección de la Universidad de Witwatersrand, Sudáfrica.

Lamentablemente, en Sudáfrica no se encontraron volcanes activos en el período de estudio, entre 2 y 5 millones de años atrás. Sin embargo, se pueden hacer comparaciones entre fósiles de especies de las dos áreas, incluidos bóvidos (antílopes como ñus, alcéfalos y kudús), suidos (como facóqueros) y monos, además de babuinos gelada.

Dado que los fósiles del este de África se pueden datar con precisión utilizando el método radiométrico K/Ar, se pueden estimar las edades de las mismas especies en Sudáfrica. Este enfoque se conoce como biocronología y es la forma en que un grupo de investigadores que participaron en el debate llegó a su conclusión: los fósiles de Sterkfontein procedentes de la cavidad denominada Miembro 4 tienen entre 2 y 2,6 millones de años. Se han obtenido esencialmente las mismas edades a partir de estudios paleomagnéticos y de uranio-plomo.

Mientras tanto, el grupo que establece las edades de los fósiles entre 3,4 y 3,7 millones de años utilizó un método llamado datación por nucleidos cosmogénicos. Llegaron a sus conclusiones utilizando los elementos de berilio y aluminio para estimar las edades del sílex (un tipo de roca sedimentaria) en los depósitos de la cueva de Sterkfontein asociados con los fósiles de homínidos del Miembro 4.

Cráneo original completo (sin dientes superiores ni mandíbula) de un ejemplar de 'Australopithecus africanus' de 2,1 millones de años llamado 'Señora Ples', descubierto en Sudáfrica. Colección del Museo Transvaal, Northern Flagship Institute, Pretoria, Sudáfrica. (número de catálogo STS 5, cueva de Sterkfontein, fósil de homínido número 5).

Nuestro enfoque

También utilizamos un enfoque biocronológico para la datación, pero en lugar de utilizar dientes de animales, trabajamos directamente a partir de las medidas de los dientes de los fósiles de Australopithecus.

Examinamos las proporciones de longitud y anchura de los primeros molares inferiores de los homínidos del este de África. Luego, mediante una ecuación que desarrollamos, cuantificamos una relación entre esas proporciones y la edad geológica de nuestra muestra de fósiles de Tanzania, Kenia y Etiopía, incluidos los Australopithecus afarensis y especies tempranas de Homo como el Homo habilis. Las fechas para estos fósiles están bien establecidas.

Reconstrucción de Lucy, un Australopithecus afarensis.

Partiendo del supuesto de que la edad de los fósiles sudafricanos que representan los mismos géneros podía estimarse a partir de la misma relación, aplicamos la ecuación a los primeros molares inferiores de Sterkfontein, en particular a los atribuidos a los Australopithecus y a los primeros individuos Homo, para los que se pudieron determinar las proporciones dentarias. De esta manera, hemos podido obtener fechas para molares individuales.

Nuestro enfoque se ha aplicado a los molares del Niño de Taung, con un nuevo resultado de 2,58 millones de años para este espécimen de Australopithecus africanus.

También se han datado con nuestro método dos dientes de Australopithecus de Makapansgat. Los especímenes tienen 3,07 millones y 3,00 millones de años, respectivamente, lo que concuerda con estimaciones anteriores realizadas mediante paleomagnetismo.

El cráneo del homínido Malapa 1 (MH1) de Sudáfrica, llamado "Karabo". Los restos fósiles combinados de este macho juvenil se designan como el holotipo de 'Australopithecus sediba'.

También hemos utilizado nuestro método para intentar datar fósiles atribuidos a la especie de homínido denominada Australopithecus sediba, hallada en Malapa, cerca de Sterkfontein. Nuestras fechas para dos dientes que representan a esta especie (catalogados como MH1 y MH2) son respectivamente de 2,14 millones y 1,93 millones de años. Esto se corresponde muy bien con la edad de 1,98 millones de años obtenida mediante métodos que utilizan uranio, plomo y paleomagnetismo.

Estamos especialmente agradecidos a Jacopo Moggi-Cecchi por proporcionarnos algunas de las mediciones utilizadas en nuestro estudio.

Fuente: theconversation.com | | 15 de julio

Un estudio desvela que los 'Homo sapiens' cazaron especies de la megafauna en la actual Argentina hace 21.000 años.

Martín De Los Reyes (izquierda) y Guillermo Jofré, dos de los investigadores que han participado en el estudio, desentierran el fósil de un pariente extinto del armadillo de la Edad de Hielo conocido como 'Neosclerocalyptus' descubierto a orillas del rio Reconquista, Argentina. (Crédito: Miguel Eduardo Delgado et al.)

La teoría más extendida hasta hace poco tiempo defendía que los primeros humanos que cruzaron el estrecho de Bering y se internaron en América lo hicieron en una migración que tuvo lugar hace unos 16.000 años. Pero, como casi todas las cronologías relacionadas la evolución humana y sus hitos, los nuevos métodos de análisis están desvelando un escenario mucho más complejo.

Los arqueólogos han hallado unas huellas de niños y adolescentes fosilizadas en Nuevo México (Estados Unidos) con una antigüedad de al menos 21.000 años. Según el ADN antiguo, el primer gran viaje del Homo sapiens de Eurasia hacia el continente americano se registró entre hace 26.000 y 19.500 años, durante un episodio extremo de frío conocido como Último Máximo Glacial.

Este puzle tiene además piezas más polémicas y que parece que no encajan. En el centro-oeste de Brasil han salido a la luz tres fragmentos de hueso de un perezoso gigante que habrían sido pulidos como una suerte de ornamentos, según la interpretación de sus descubridoras. Lo sorprendente es que este animal, una de las especies de megafauna que habitaron Sudamérica durante el Pleistoceno, vivió hace entre 27.000 y 25.000. ¿La llegada de los humanos a América se registra en una fecha todavía más temprana? Eso parece confirmar el nuevo hallazgo realizado en el moderno territorio de Argentina y publicado este miércoles en la revista PLOS ONE.

Mapa que muestra la ubicación del sitio investigado. Perfil litoestratigráfico del sitio donde se encontró el ejemplar CRS-10 (en la orillas del río Reconquista, Argentina), incluyendo las fechas radiocarbónicas calibradas obtenidas. Mapa base: sombreado MDE-Ar v2.1 y capas vectoriales 1:250000 del IGN (Instituto Geográfico Nacional, República Argentina).

El paleontólogo Guillermo Jofré, en la excavación donde extrajo los restos fósiles del gliptodonte; fueron hallados de manera fortuita, por operarios que trabajaban en la barranca del Río Reconquista, Merlo, Argentina.

Mariano Del Papa (izquierda), antropólogo de la Universidad Nacional de La Plata y su equipo, han descubierto unos restos fósiles con marcas de corte de un espécimen de Neosclerocalyptus, un género extinto de grandes mamíferos acorazados -emparentado con los armadillos actuales- los cuales vivieron en Sudamérica durante el Pleistoceno. La datación de los huesos, hallados en la orilla del río Reconquista, en el norte de la región pampeana, indica que el animal fue cazado por humanos hace unos 21.000 años.

Los análisis en el laboratorio han documentado marcas de corte en zonas de la pelvis, la cola y la coraza del gliptodonte consistentes con impactos hechos con herramientas de piedra. Estas marcas antrópicas, según los investigadores, muestran que los humanos descuartizaron a su presa con artefactos líticos en busca de las áreas más abundantes de carne. La antigüedad del animal se ha podido precisar bastante —entre hace 21.090 y 20.811 años— gracias a las dataciones por radiocarbono de los huesos y de los sedimentos de la secuencia estratigráfica en la que aparecieron.

Modelo de 'Neosclerocalyptus ornatus'. Museo de La Plata.

El estudio proporciona nuevos elementos para indagar sobre los orígenes del poblamiento humano de Sudámerica y conocer las interacciones de estos individuos con la megafauna presente en esta parte del mundo en el periodo considerado. Según los autores del artículo, este descubrimiento retrasa casi en 6.000 años la presencia del Homo sapiens en esta parte del mundo teniendo en cuenta las cronologías fiables de otros yacimientos, que van de los 15.000 a los 8.000 años de antigüedad.

Para determinar si las marcas de corte eran de origen humano, los investigadores fotografiaron y crearon escaneos en 3D de los huesos del animal. Algunas de las marcas tenían una sección transversal en forma de V, lo que el equipo cree que es muy indicativo de marcas de descuartizamiento con herramientas de piedra. En total, los investigadores contaron 32 marcas de corte en los huesos del animal. Utilizando una variedad de técnicas estadísticas para clasificar y comparar las marcas cuantitativamente, concluyeron que el patrón no podía haber sido aleatorio: los cortes fueron hechos por humanos utilizando herramientas.

Un examen detallado de las marcas de corte en los fósiles reveló que fueron hechas por herramientas de piedra en una secuencia deliberada. (Crédito: Miguel Eduardo Delgado et al.).

Los expertos, analizando las partes del esqueleto del 'Neosclerocalyptus' descubierto. Foto: Conicet.

El equipo descartó otras posibles causas de las marcas, incluidos los carnívoros (cuyas marcas de dientes suelen tener forma de U) y la erosión natural del hueso después de la muerte del animal, ya que había evidencia significativa de que el cuerpo del animal fue enterrado rápidamente después de su muerte, lo que evitó la degradación causada por el clima o los carroñeros.

La ubicación de las marcas de corte en diferentes áreas del cuerpo revela una secuencia de carnicería, concluyeron los investigadores, e implica que los humanos antiguos adquirieron, y presumiblemente comieron, una gran cantidad de carne de los músculos de la pelvis y la cola del armadillo gigante.

La interpretación de un artista de cómo los humanos de la Edad del Hielo pudieron haber masacrado a un gliptodonte hace unos 20.000 años en lo que hoy es Argentina. (Crédito de la imagen: Damián Voglino, Museo de Ciencias Naturales A. Scasso (Colegio Don Bosco), San Nicolás de los Arroyos, Provincia de Buenos Aires, CC-BY 4.0 ).

"Es posible que la gente haya tenido como objetivo a los gliptodontes debido a su tamaño (unos 300 kilos) y los grandes paquetes de músculos que poseen", dijo a Live Science en un correo electrónico el coautor del estudio Miguel Delgado (izquierda), paleoantropólogo de la Universidad Nacional de La Plata en Argentina.

"Este trabajo pone en duda el marco temporal de que el primer poblamiento humano de América se registró hace 16.000 años", destaca Mariano Del Papa. El antropólogo y sus colaboradores señalan que los fósiles del armadillo son otra evidencia más proporcionada por el registro arqueológico que apoya la teoría de un poblamiento mucho más temprano de las Américas y del Cono Sur en particular. "Es decir, la fecha más probable para la primera entrada humana se habría producido hace entre 21.000 y 25.000 años o incluso antes", señala Delgado. Estamos ante un debate que está todavía lejos de resolverse.

Una ilustración de un ejemplar de 'Neosclerocalyptus' que muestra los elementos esqueléticos marcados con cortes en azul claro.(Crédito de la imagen: Del Papa et al., 2024, PLOS ONE, CC-BY 4.0)

Loren Davis (derecha), un arqueólogo de la Universidad Estatal de Oregon, que no participó en el estudio, dijo a Live Science en un correo electrónico que "el enfoque avanzado de los autores en esta investigación es encomiable, pero requiere más estudios, particularmente porque no se encontraron herramientas hechas por humanos en el sitio".

"Es necesario establecer el grado en que las acciones humanas de carnicería son similares y diferentes a la amplitud de los procesos naturales que modifican los huesos para respaldar su afirmación de presencia humana en este sitio hace unos 21.000 años", afirma Davis.

Para la paleoantropóloga Briana Pobiner (izquierda), científica investigadora del Programa de Orígenes Humanos del Museo Nacional Smithsonian de Historia Natural de Washington, "los autores han aportado pruebas convincentes de que hubo seres humanos que descuartizaron un armadillo extinto hace 21.000 años".

"Los autores han hecho un trabajo sólido al demostrar mediante análisis cualitativos y cuantitativos que las marcas de corte en los fósiles de armadillo son muy probablemente hechas por humanos", dice Pobiner, la cual no participó en el estudio.

El antropólogo colombiano Miguel Delgado sostiene un hueso fosilizado de un Gliptodonte con evidencias que sugieren que el animal fue cazado. Museo de Ciencias Naturales de Buenos Aires, Argentina, el 1 de julio de 2024. FOTO: REUTERS.

Los investigadores, en la sala de vertebrados del Museo de Ciencias Naturales de La Plata: Miguel Delgado, arqueólogo (izq); Mariano Del Papa, arqueólogo y antropólogo (centro), y Martín de los Reyes, paleontólogo (der)Pilar Camacho.

Para Delgado, con la aparición de estos resultados, más la aparición de otros sitios con evidencia en América, incluidas huellas humanas “muy bien datadas cronológicamente” y herramientas encontradas en Brasil, se puede empezar a documentar que hubo un poblamiento más temprano. “Con nuestro trabajo, a medida que fuimos haciendo los estudios, ese rompecabezas cada vez va teniendo más sentido”, indicó.

“Este es un debate candente en la actualidad y, con estos datos bien comprobados con las mejores técnicas disponibles, aportamos nuestro granito de arena a un cambio de paradigma sobre el poblamiento de América”, subraya Delgado.

Los investigadores señalaron, no obstante, que son conscientes de "la necesidad de establecer un vínculo más fuerte entre los huesos fósiles hallados con marcas de corte y el registro arqueológico", pero esperan hacerlo pronto.

"Si bien aún no hemos encontrado todavía ninguna herramienta, vale la pena señalar que sólo hemos excavado una pequeña porción del lugar donde se hizo el hallazgo y puede haber más evidencias, tal como herramientas líticas", concluye el paleoantropólogo Delgado.

Fuentes: elespanol.com | livescience, com | lanacion.com.ar | cnnespanol.cnn.com | 17 de julio de 2024

Nuevas dataciones geológicas sitúan a los primeros homínidos europeos en el sur de la península ibérica hace 1,3 millones de años

Los yacimientos de Orce, en Granada, ofrecen cada año hallazgos importantes para entender el proceso de la evolución humana. En la foto, arqueólogos trabajando en el yacimiento de Fuente Nueva 3.

Una de las controversias más importantes sobre la evolución y la expansión humana es cuándo y por qué camino llegaron los primeros homínidos a Europa desde el continente africano. Ahora, unas dataciones con técnicas geológicas de los yacimientos de Orce (cuenca de Baza, Granada) sitúan los restos humanos hallados en esta zona como los más antiguos de Europa, con aproximadamente 1,3 millones de años.
Estos resultados refuerzan la hipótesis de la llegada de los seres humanos a Europa por el sur de la península ibérica, a través del estrecho de Gibraltar, en lugar de dando la vuelta al Mediterráneo por la vía asiática. El trabajo, liderado por Lluís Gibert (izquierda), investigador y profesor de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Barcelona, ha contado con la participación de investigadores del Centro de Geocronología de Berkeley y de la Universidad Estatal de Murray (Estados Unidos).

Análisis de una nueva área de muestreo

La nueva datación se ha basado en analizar el paleomagnetismo de un área de la región de Orce, donde nunca se había muestreado antes, y que ha estado protegida de la erosión a lo largo de los años. Esta técnica es un método de datación relativo basado en estudiar la inversión de los polos magnéticos del planeta debido a la dinámica interna de la Tierra. Estos cambios no tienen una periodicidad concreta, pero quedan registrados en los minerales y permiten establecer períodos de tiempo a partir de los diferentes eventos magnéticos.

Los nuevos datos obtenidos son muy precisos gracias a la larga secuencia sedimentaria que aflora en Orce. «La singularidad de estos yacimientos es que están estratificados y dentro de una secuencia de sedimentaria muy larga, de más de ochenta metros. Normalmente, los yacimientos se encuentran en cuevas o dentro de secuencias estratigráficas muy cortas, que no te permiten desarrollar secuencias paleomagnéticas largas en las que puedas encontrar diferentes inversiones magnéticas», apunta Lluís Gibert.

«Los investigadores han podido identificar una secuencia de polaridad magnética con cinco eventos magnéticos que permiten situar a los tres yacimientos de Orce con presencia humana entre el subcrono Olduvai y Jaramillo, es decir, entre 1,77 y 1,07 millones de años (Ma)», explica Gibert.

Posteriormente, han aplicado un modelo estadístico de edad para refinar con precisión la cronología de los distintos niveles estratigráficos con un margen de error de solo 70.000 años. El resultado de esta innovadora metodología es que el yacimiento más antiguo con presencia humana de Europa sería Venta Micena con una edad de 1,32 Ma, seguido de Barranco León, con una edad de 1,28 y finalmente Fuente Nueva 3, con una edad de 1,23 Ma.

«Con estos datos, el otro gran yacimiento de la Península, el de Sima del Elefante en Atapuerca, quedaría relegado a un segundo puesto, muy detrás de Orce, entre 0,2 y 0,4 Ma más moderno», añade el investigador.

Yacimiento de Fuente Nueva 3: Lluís Gilbert / Universidad de Barcelona

La fauna apuntala la antigüedad del yacimiento

Para completar la datación, el estudio también ha analizado la fauna que se encuentra en los diferentes yacimientos de Orce, ya que esta es diferente según el período, y la ha comparado con la que se ha encontrado en otros yacimientos del Pleistoceno temprano situados en otros lugares de Europa.

En este sentido, en el trabajo se presenta un análisis detallado de los micromamíferos y grandes mamíferos de todos los yacimientos de Orce, realizado por el experto Robert Martin, a partir de las colecciones paleontológicas almacenadas en el Museo del Instituto Catalán de Paleontología Miguel Crusafont (IPS) de Sabadell. «Los resultados muestran que la fauna pequeña y grande de Orce es más primitiva que, por ejemplo, la de la Sima del Elefante, donde las evidencias muestran que el roedor 'Allophaiomys lavocati' es más evolucionado que el 'Allophaiomys' recuperado de los yacimientos de Orce», detalla Gibert.

Otro indicador relevante de la antigüedad de los yacimientos de Orce es la ausencia de los antepasados ​​de los cerdos. «Son animales que se consideran inmigrantes asiáticos y que no se han encontrado en ningún yacimiento europeo con una antigüedad de entre 1 y 1,5 Ma, mientras que sí se han encontrado en la Sima del Elefante, apoyando que la fauna de Orce es más antigua», explica el investigador.

Migraciones humanas desde el continente africano. Lluís Gilbert et al. / Universidad de Barcelona

Evidencias que apuntan al paso por Gibraltar

Esta nueva datación se añadiría, según Gibert, a otras evidencias que decantarían la balanza de la colonización de Europa por el estrecho de Gibraltar, en lugar de la vía alternativa: la vuelta al Mediterráneo por Asia, como por ejemplo «la existencia de una industria lítica con similitudes a la que se ha encontrado en el norte del continente africano y también por la presencia de restos de fauna africana en el sur de la Península, como los de 'Hippopotamus', hallado en los yacimientos de Orce, y las de 'Theropithecus oswaldi', un primate africano similar a un papión, hallados en la cueva Victoria, un yacimiento cerca de Cartagena (Murcia), inexistentes en ningún otro lugar de Europa».

«También defendemos la hipótesis de que llegaron desde Gibraltar, porque no se han encontrado evidencias más antiguas en ningún otro yacimiento del recorrido alternativo», añade Gibert.

Diente leche de un homínido datado en 1,4 millones de años.

Similitud con los homínidos de la isla de Flores

Con estos resultados, los investigadores señalan un «diacronismo» entre la ocupación más antigua de Asia, de 1,8 Ma, y la más antigua de Europa, que sería de hace 1,3 Ma, de modo que los homínidos africanos habrían llegado al suroeste de Europa más de 0,5 Ma después de salir por primera vez de África hace aproximadamente 2 Ma.

«Estas diferencias en la expansión humana se explicarían porque Europa está aislada de Asia y de África por barreras biogeográficas difíciles de superar, tanto por el este (estrecho del Bósforo, Dardanelos, mar de Mármara) como por el oeste (estrecho de Gibraltar). La humanidad llegó a Europa en el momento en que tuvo la tecnología necesaria para cruzar barreras marítimas, tal y como ocurrió antes del millón de años en la isla de Flores (Indonesia)», apunta Gibert.

En este sentido, el investigador añade que «la ruta de Gibraltar requiere actualmente atravesar hasta catorce kilómetros de vía marítima, pero quizás en el pasado esta distancia era menor en algunos momentos debido a la alta actividad tectónica en esta región y a las fluctuaciones del nivel del mar favoreciendo las migraciones».

«Tal y como se cita en el trabajo —añade—, hemos identificado otras migraciones de fauna africanas a través de Gibraltar en momentos anteriores, hace 6.2 y 5.5 Ma cuando el estrecho de Gibraltar era muy reducido».

Foto de las últimas excavaciones realizadas en el yacimiento de Venta Micena 3 en Orce en 1992, donde se descubrieron los primeros restos humanos. Crédito: Lluis Gilbert / Universidad de Barcelona.

Los vestigios humanos en Orce

Los restos humanos encontrados en los yacimientos de Orce son un total de cinco desde que se iniciaron las excavaciones en 1982 por el paleoantropólogo Josep Gibert. En primer lugar, se encontraron en Venta Micena dos fragmentos de húmero mordidos por las hienas y también partes de un fragmento craneal que consiste en dos parietales y un occipital, asociados a una abundante fauna del Pleistoceno temprano. La procedencia humana de estos restos generó una gran controversia durante años, aunque según estudios paleoproteómicos independientes realizados por las universidades de Granada y San Francisco identificaron que había proteínas humanas en dichos restos.

«El descubrimiento, posteriormente, en los yacimientos cercanos de Barranco León y Fuente Nueva 3 de dos dientes molares humanos y miles de herramientas líticas olduvayenses —una de las primeras industrias líticas humanas—, así como marcas de corte en huesos, sirvieron para consolidar la evidencia de la presencia de homínidos en el Pleistoceno temprano de Orce», concluye Lluís Gibert.

Fuente: web.ub.edu| 12 de julio de 2024

Descubriendo 1.200 años de ocupación humana en el Ártico canadiense

Foto: Equipo de muestreo recolectando un núcleo de sedimento en PaJs-13, un sitio Thule-Inuit en la isla Somerset, Nunavut, con los restos de casas de huesos de ballena visibles en el fondo. Crédito de la foto: Jules Blais, Universidad de Ottawa.

Un estudio reciente, publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, aporta nuevos conocimientos sobre las culturas antiguas del Ártico canadiense, centrándose en los pueblos Paleo-Inuit y Thule-Inuit a lo largo de miles de años. Jules Blais, profesor de biología de la Universidad de Ottawa, y un equipo de investigadores detectaron la presencia y los asentamientos humanos en la isla Somerset, Nunavut, mediante el análisis de muestras de sedimentos.

El Ártico ha sido el hogar de varias culturas, como la paleoinuit (2500 a. C. a 1250 d. C.) y la thule-inuit (1200 a 1500 d. C.). Aunque la evidencia histórica es escasa, este estudio llevado a cabo proporciona información valiosa sobre su presencia.

La investigación descubrió evidencias de la presencia de paleoinuit en la isla Somerset, en Nunavut, Canadá, donde no existían. Las innovadoras metodologías de investigación revelaron información detallada sobre la historia humana pasada sin artefactos tradicionales.

El profesor Jules Blais (izquierda) afirma: "Mediante el análisis de muestras de sedimentos de estanques, pudimos reconstruir historias detalladas de la ocupación del lugar. Esto incluye pruebas claras de la presencia del pueblo paleoinuit e indicaciones de que los inuit de Thule llegaron antes de lo que se había estimado previamente".

En el estudio se utilizaron evidencias arqueológicas y biomarcadores sedimentarios para analizar el asentamiento prehistórico en la isla Somerset. Se examinaron núcleos de sedimentos de estanques de la isla en busca de oligoelementos y compuestos orgánicos. Los resultados mostraron que la población Thule-Inuit aumentó entre los siglos XIII y XV. Los investigadores también detectaron altos niveles de metales como plomo, cobre, zinc y níquel en sedimentos del siglo XX, lo que sugiere contaminación del aire durante esa época.

(a) Mapa de los estanques con influencia de Thule (PaJs-3 y PaJs-13) y estanques de referencia (Sav R4 y Sav R5) ubicados en la isla Somerset, Nunavut, Canadá. La imagen insertada es un mapa de Canadá con la isla Somerset delineada por un rectángulo. (b) Disposición circular de los huesos de ballena de Groenlandia en PaJs-13. (c) Restos de estructuras de Thule en PaJs-3. (d) Disposición de los huesos de ballena en PaJs-13. (e) Evidencia de huesos de ballena en el estanque de PaJs-3. Crédito: Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences (2024). DOI: 10.1098/rspb.2023.2915.

Blais afirma: "Hemos utilizado modelos aditivos generalizados y técnicas de datación por radiocarbono para identificar puntos clave en el registro de sedimentos correspondientes a las fechas previstas de llegada de los inuit de Thule y el abandono del sitio. Este enfoque nos permitió detectar períodos de cambio significativo en los indicadores de sedimentos, lo que nos proporcionó un marco cronológico para comprender la historia de la ocupación humana en la isla".

Esta investigación subraya la importancia de los enfoques interdisciplinarios en arqueología y destaca la importancia de los archivos sedimentarios en la reconstrucción de las actividades humanas y las condiciones ambientales pasadas.

Blais explica las implicaciones más amplias del estudio: "El uso de biomarcadores sedimentarios y muestras óseas para descubrir hábitos prehistóricos demuestra la fuerza de los estudios interdisciplinarios. Nuestros descubrimientos no solo mejoran nuestro conocimiento de las comunidades Thule-Inuit y Paleo-Inuit en el Ártico, sino que también demuestran el potencial de las nuevas técnicas arqueológicas".

Fuente: Universidad de Ottawa | 11 de julio de 2024

Los aborígenes de Tenerife crearon talleres en el Teide de obsidiana para explotar este vidrio volcánico

Una veta de obsidiana en el Parque Nacional del Teide. / EL DÍA.

La última campaña de prospecciones realizada en el Parque Nacional del Teide localiza 92 yacimientos arqueológicos, entre ellos 15 talleres de obsidiana inéditos, y 131 enclaves etnográficos que amplían notablemente el inventario sobre el patrimonio cultural de la cima de España.

Estos hallazgos corroboran que las Cañadas del Teide es «un territorio clave» para entender la ocupación histórica de las cumbres de Tenerife desde la época aborigen hasta el siglo XX. La investigación está impulsada por la Dirección de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Canarias, que apunta en un comunicado que esta nueva prospección arqueológica de carácter superficial ha sido realizada por la empresa especializada Prored, en colaboración con la Universidad de La Laguna.

El Teide no solo fue ocupado y transitado por la población aborigen. También fue un espacio de una intensa actividad posterior a la conquista, completada a finales del siglo XV. De hecho, una constante en estas prospecciones es que, como apunta Hacomar Ruiz (izquierda), uno de los arqueólogos que encabezan el estudio, «se evidencia de una manera notoria la huella etnográfica a partir de los restos de carboneras, asientos de colmenas, estructuras o descansaderos».

En cuanto a los yacimientos arqueológicos documentados destacan las áreas de restos en superficie no adscritas a estructuras o espacios de hábitat, fenómeno que, unido a fragmentos cerámicos dispersos, marcan «esa idea de zona transitada temporalmente por la población indígena», subraya Ruiz. Según estos datos, la sociedad guanche subía a las cumbres de Tenerife de forma estacional para aprovechar los variados recursos que ofrecía este medio.

La localización de 15 talleres de obsidiana, material también conocido como vidrio volcánico, y varias áreas de talla y cabañas certifican, tal como expone el otro arqueólogo que lidera el equipo de investigación, Efraín Marrero Salas (derecha), «la importancia de Las Cañadas ligada a la captación de recursos líticos». Este experto pone como ejemplo que este vidrio volcánico era utilizado principalmente como una herramienta de trabajo por la población guanche.

Estos hallazgos abren nuevas líneas de investigación que serán abordadas en el contexto del proyecto I+D Arqueovol, del Ministerio de Ciencia, junto a la Universidad de La Laguna, con el doctor Cristo Manuel Hernández como investigador principal.

Prospección arqueológica en el Parque Nacional del Teide apoyada por el Gobierno de Canarias. / EL DÍA.

Es un estudio para analizar la explotación de la obsidiana desde diferentes perspectivas y la relación entre las actividades humanas y el volcanismo de la alta montaña. Sin embargo, la obsidiana no es el único elemento lítico que se aprovechaba en Las Cañadas por parte de la población aborigen. También se han identificado elementos elaborados con basalto vacuolar o poroso que se utilizaba en la fabricación de muelas de molino para triturar grano.

En un trabajo publicado en el Anuario de Estudios Canarios con moti..., el historiador recientemente fallecido Nicolás González Lemus, el vulcanólogo Juan Carlos Carracedo y el ingeniero de Montes, Manuel Durban, director del Parque Nacional del Teide, explican de esta manera las actividades que realizaban los guanches en la cumbre de España y el significado del gran volcán:

"A pesar de las numerosas leyendas y supersticiones de los antiguos habitantes de las islas, los aborígenes guanches convivieron con el Teide, y aunque conocían la violencia de sus erupciones lo integraron no solamente a sus creencias religiosas sino también a su cultura. Las Cañadas fueron utilizadas por los pastores en la ruta de la trashumancia, trasladando los rebaños para aprovechar la retama durante la primavera y los primeros meses del verano y los montes de La Orotava durante los meses de otoño.

Fue la primera ocupación humana de esa región silenciosa e inhóspita (Manuel J. Lorenzo Perera, 1991). Decía Viana que a la sombra del volcán y sus lavas, el pastor guanche subía con sus rebaños a buscar pastos frescos para su ganado e hizo su refugio o abrigo pastoril, y desparramado por valles y cañadas, el ganado triscaba. Construían refugios de piedra para el ganado y entre las rocas dejaban de un año para otro sus utensilios más valiosos, los gánigos para la leche y el agua, y las tabonas, que lascaban de las obsidianas, dejando enterramientos de sus muertos con el tamarco como ajuar, incluso las añepas de su autoridad pastoril. Utilizó cuevas, entre las que destaca la de Diego Hernández, situada en la cañada del mismo nombre desde donde contemplaba con cierto temor la grandeza del volcán.

Todo ello rodeado de un halo de misterio y magia si bien es cierto que algunos estudiosos suscribieron que el Teide no tuvo nunca sentido esotérico para aquellos hombres inocentes que convivían con él (de Viana, Antonio, 1905). La práctica de la trashumancia de los aborígenes la continuó realizando los ganaderos establecidos en la isla, ya que Las Cañadas eran tierras comunales. Pero el aprovechamiento pastoril de Las Cañadas fue paulatinamente prohibido a partir de los años veinte del siglo XX por la crisis de los sistemas ganaderos tradicionales y los daños medioambientales producidos a la flora por los rebaños (Luis Diego Cuscoy, 1962, Lorenzo Perera, M. 1983 y González Antón, R. y Tejera Gaspar, A. 1990)".

Desde el año 2014, la Dirección General de Cultura y Patrimonio Cultural colabora con el Parque Nacional del Teide en el programa de prospecciones y excavaciones arqueológicas en Las Cañadas. El objetivo de este proyecto es profundizar en el conocimiento sobre la ocupación histórica del Parque Nacional y completar el inventario sobre su patrimonio cultural para disponer de un recurso eficaz en la gestión y difusión de sus bienes arqueológicos y etnográficos.

Para el director de Cultura y Patrimonio, Miguel Ángel Clavijo (izquierda) es «fundamental» continuar con la investigación porque «Las Cañadas es el yacimiento arqueológico más importante de Tenerife, no solo por su extensión, sino también por la cantidad de información que aporta sobre el pasado de la isla». Este enclave tiene «2000 años de historia desde el punto de vista cultural, por lo que el Gobierno tiene el deber de dar a conocer este importante legado a la población», concluye.

Fuente:eldia.es | 21 de febrero de 2024

Primer caso de síndrome de Down en neandertales documentado en un nuevo estudio

Recreación de un padre neandertal con su hija. Tom Bjorklund.

Un nuevo estudio publicado por un equipo multidisciplinario internacional de investigadores que incluye a profesores de la Universidad de Binghamton documenta el primer caso de síndrome de Down entre los neandertales y revela que eran capaces de brindar atención y apoyo altruistas a miembros vulnerables de su grupo social.

La investigación, dirigida por antropólogos de la Universidad de Alcalá y la Universidad de Valencia en España, estudió los restos óseos de una niña neandertal, a quien llamaron cariñosamente “Tina”, encontrados en Cova Negra, una cueva en Valencia, España, conocida desde hace tiempo por producir importantes descubrimientos neandertales.

(A a D) Fósil CN-46700 original hallado en Cova Negra. (E a H) modelo 3D. [(A) y (E)] vista anterior. [(B) y (F)] vista lateral. [(C) y (G)] vista posterior. [(D) y (H)] vista medial. Barra de escala, 5 mm. Crédito de las imágenes: Science Advances.

“Las excavaciones en Cova Negra han sido claves para entender el modo de vida de los neandertales a lo largo de la costa mediterránea de la península ibérica, y han permitido definir las ocupaciones del poblado: de corta duración temporal y con un número reducido de individuos, alternadas con la presencia de carnívoros”, señala el catedrático de Prehistoria de la Universitat de Valencia, Valentín Villaverde (izquierda).

Los investigadores realizaron tomografías computarizadas de un pequeño fragmento craneal del hueso temporal derecho, que contiene la región de la oreja, para reconstruir un modelo tridimensional para su medición y análisis. Tina sufría una patología congénita del oído interno asociada al síndrome de Down que le producía una pérdida auditiva grave y vértigo incapacitante. Esta persona sobrevivió al menos hasta los 6 años de edad, pero habría necesitado cuidados intensivos por parte de otros miembros de su grupo social.

El equipo de investigación creó modelos 3D del oído interno de la niña neandertal, descubriendo que padecía una patología congénita asociada al síndrome de Down.

“Se trata de un estudio fantástico que combina excavaciones arqueológicas rigurosas, técnicas modernas de obtención de imágenes médicas y criterios de diagnóstico para documentar por primera vez el síndrome de Down en un individuo neandertal. Los resultados tienen implicaciones importantes para nuestra comprensión del comportamiento neandertal”, afirmó el profesor de Antropología Rolf Quam (derecha).

Los investigadores saben desde hace décadas que los neandertales cuidaban de sus congéneres discapacitados. Sin embargo, hasta la fecha, todos los casos conocidos de atención social entre los neandertales involucraron a individuos adultos, lo que llevó a algunos científicos a descartar esto como un comportamiento verdaderamente altruista y, en cambio, a sugerir que probablemente representaba un intercambio recíproco de ayuda entre iguales.

Fístula entre el canal semicircular posterior y el acueducto vestibular en CN-46700. (A) Vista sagital. (B) Vista axial. Las flechas blancas en (A) y (B) indican la posición de la fístula. Barra de escala, 1 mm.

“Lo que no se conocía hasta ahora era el caso de algún individuo que hubiera recibido ayuda, aunque no pudiera devolver el favor, lo que probaría la existencia de un verdadero altruismo entre los neandertales. Eso es precisamente lo que significa el descubrimiento de 'Tina'”, afirma Mercedes Conde (izquierda), profesora de la Universidad de Alcalá y autora principal del estudio.

La evidencia aportada por el fósil CN-46700 es totalmente compatible con la idea previamente defendida por otros autores de que el cuidado y la crianza colaborativa ocurrían juntos en los neandertales y que ambas conductas prosociales formaban parte de una adaptación social más amplia de alto valor selectivo que debió ser muy similar al de nuestra especie. Además, la presencia de esta compleja adaptación social tanto en los neandertales como en nuestra propia especie sugiere un origen muy antiguo dentro del género Homo.


El estudio “El niño que vivió: ¿Síndrome de Down entre los neandertales?” ha sido publicado en Science Advances.

Fuente: Binghampton University | 27 de junio de 2024

Giro en la historia de la Isla de Pascua: su (pequeña) civilización no colapsó por un ecocidio

El pueblo indígena de Rapa Nui, también conocido como Isla de Pascua, no tuvo una caída demográfica catastrófica, según un nuevo estudio. (Crédito de la imagen: James L. Amos).

La isla de Rapa Nui, también conocida como Isla de Pascua, nunca tuvo un colapso poblacional catastrófico, según propone un nuevo estudio. Las conclusiones del mismo pueden cambiar décadas de suposiciones sobre cómo la sobreexplotación del paisaje por parte del pueblo indígena de la Isla de Pascua, conocido como rapanui, provocó un rápido aumento poblacional y una posterior caída catastrófica antes de que llegaran los europeos.

La nueva investigación, que utilizó un tipo de inteligencia artificial llamada aprendizaje automático, sugiere que la población rapanui era sostenible y nunca superó las 3.900 personas. Sin embargo, expertos que no participaron en el estudio critican estas conclusiones y señalan debilidades en los datos manejados.

Mapa de Rapa Nui y su ubicación en el Pacífico sureste. Datos satelitales proporcionados por Maxar. Créditos de la capa de servicio: Misión topográfica del radar del transbordador de la NASA.

Ubicada a más de 3.700 kilómetros del continente más cercano, Rapa Nui es uno de los lugares más remotos del mundo habitado por personas. Rapa Nui fue colonizada por primera vez alrededor del año 1000 d. C., probablemente por gente de la Polinesia (archipiélago de las Marquesas), la cual comerciaba regularmente con gentes que vivían en el continente sudamericano. Famosa por sus moáis (estatuas gigantes de piedra con figuras humanas), Rapa Nui también es conocida por la deforestación de sus palmeras y la sobreexplotación de recursos, lo que ha sido citado ampliamente como factores importantes de su declive y colapso.

Si bien es cierto que la pequeña isla (que tiene sólo 164 kilómetros cuadrados), es un poco más pequeña que Washington, DC, y tiene una mala calidad del suelo, así como recursos limitados de agua dulce, los investigadores han descubierto que la historia de los rapanui es una de supervivencia en condiciones ecológicas desafiantes.

Los investigadores utilizaron imágenes satelitales infrarrojas de onda corta y aprendizaje automático para identificar jardines de rocas en Rapa Nui.(Crédito de la imagen: Dylan Davis, CC-BY).

Jardinería de rocas en Rapa Nui. (A) Vista desde un dron a baja altitud. (B) Vista desde el suelo.

El método que utilizaron los rapanui para mejorar el suelo volcánico de la isla fue el "mulching lítico", o jardinería de rocas, en el que se añaden trozos de piedras alrededor de las áreas de cultivo para aumentar su productividad. Estos jardines de rocas generaban un mejor flujo del aire en el suelo, lo que ayudaba a mediar los cambios de temperatura y a mantener los nutrientes, incluidos el nitrógeno, el fósforo y el potasio, en el suelo.

Los arqueólogos han investigado tanto la jardinería de rocas como la fertilidad del suelo en Rapa Nui para comprender mejor el cultivo de alimentos y el uso histórico de la tierra, incluida la extracción en las canteras para la creación de los moáis. Si bien algunos expertos han sugerido que la isla pudo haber sustentado a unas 16.000 personas rapanui en su apogeo en el siglo XV, el nuevo estudio ha reevaluado el tamaño de la población, sugiriendo que nunca superó las 3.900 personas.

En estas tres imágenes, en color verdadero (izquierda), vemos imágenes de infrarrojo cercano (centro) e imágenes de infrarrojos de onda corta (derecha) de los jardines de rocas en Rapa Nui. Crédito: imágenes satelitales cortesía de Maxar. Mapa creado por Dylan Davis.

En el estudio, publicado en la revista Science Advances, los investigadores utilizaron imágenes satelitales infrarrojas de onda corta (SWIR) y aprendizaje automático para identificar los jardines de rocas en Rapa Nui. Los satélites registran diferentes longitudes de onda de la luz reflejada desde la superficie de la Tierra, y los datos SWIR producidos pueden revelar tales jardines de rocas, vegetación en general, formaciones rocosas naturales y suelos desnudos debido a sus diferentes contenidos de humedad y minerales.

Al observar las imágenes de satélite de la isla, los investigadores descubrieron que la jardinería de rocas era significativamente menos frecuente de lo que se suponía anteriormente. Según el nuevo estudio, las estimaciones de referencia del tamaño de la población utilizando los nuevos datos de jardinería de rocas sugieren que la isla no podría haber sustentado a más de 4.000 personas a la vez.

Mapa de áreas urbanizadas y perturbadas por la agricultura en relación con la densidad calculada del jardín de rocas.

"La conclusión del estudio es opuesta a la teoría del colapso: los habitantes pudieron ser muy resilientes frente a recursos limitados, modificando el medioambiente de una manera provechosa", explica Dylan Davis (izquierda), autor principal del estudio e investigador posdoctoral en Arqueología en la Universidad de Columbia (Estados Unidos).

"Los rapanui tuvieron que descubrir cómo sobrevivir cada día, produciendo alimentos y obteniendo agua y otros recursos que necesitaban, a pesar de que simplemente no había otras alternativas a las que recurrir cuando las cosas se pusieron difíciles", dijo Carl Lipo (derecha), arqueólogo de la Universidad de Binghamton en Universidad Estatal de Nueva York y uno de los autores del estudio, en una conferencia de prensa el pasado 18 de junio.

"La forma en que se organizaron las comunidades, la forma en que cooperaron y compitieron entre sí, creo que son ingredientes importantes para que la gente pueda sobrevivir en un paisaje limitado con opciones muy escasas", añade Lipo.

Ahora bien, otros expertos no están convencidos de ello. "Este estudio presenta un nuevo hallazgo que es contrario a casi toda la literatura arqueológica de Rapa Nui sobre este tema", dijo a Live Science en un correo electrónico Jo Anne Van Tilburg (izquierda), arqueóloga de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) y directora del Proyecto Estatuas de la Isla de Pascua.

Van Tilburg sugirió que la idea de una población baja, pero sostenible, es una "extralimitación", porque los autores del estudio utilizaron sólo un tipo de evidencia (jardinería de rocas) para su modelo, simplificando demasiado los matices de la fertilidad del suelo en toda la isla.

Foto: Plataforma restaurada con moáis de pie en la costa sur de Rapa Nui. Crédito de la imagen: Sean Hixon.

"Sin tener en cuenta todos los componentes de los patrones de subsistencia de Rapa Nui, sin mencionar la cronología, ¿Cómo es posible concluir que el sistema era o no sostenible?", afirma Van Tilburg. "Incluso tomando los datos de los jardines de rocas por sí solos no necesariamente conduce a las conclusiones de Lipo y sus colegas, ya que un pequeño número de los mismos podría ser evidencia de que fueron adaptaciones fallidas que alimentaron inadecuadamente a una población en rápido crecimiento", sugiere Van Tilburg.

Sin embargo, la cifra de población publicada recientemente es similar a la que encontraron los europeos cuando llegaron por primera vez a Rapa Nui en 1722. Pero aunque los europeos asumieron que se trataba de una isla despoblada, "lo que estamos encontrando arqueológicamente es el hecho de que 3.000 personas probablemente era el tamaño de la población cercana a la cifra que podía ser sostenible en la isla, dado el tipo de estrategias de subsistencia que estaban aplicando", sostiene Lipo en la conferencia de prensa mencionada. "Esta sorprendente isla todavía invita a realizar muchas nuevas investigaciones para descubrir qué sucedió realmente en ella".

Fuentes: livescience.com | elespanol.com | 21 de junio de 2024