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Espectacular giro en la historia de Tarteso: descubren las primeras esculturas de rostros humanos en Badajoz

Dos de las esculturas tartésicas halladas en el yacimiento del Turuñuelo de Guareña, en Badajoz. Foto: SAMUEL SÁNCHEZ

La búsqueda de la fachada principal del edificio monumental del yacimiento de Casas del Turuñuelo (Guareña, Badajoz) está siendo un quebradero de cabeza para los arqueólogos que investigan el palacio/santuario (todavía no lo tienen muy claro) tartésico. Pero por el camino se han topado con un hallazgo totalmente inesperado y excepcional: los primeros rostros de Tarteso, las primeras figuras humanas idealizadas y hechas en piedra de esta cultura que se desarrolló durante unos 400 años (siglos VIII-V a.C.) en el suroeste de la península ibérica, y que fue una fusión del mundo indígena del Bronce Tardío Atlántico con el de los colonos fenicios procedentes del Mediterráneo.

El conjunto de cinco cabezas, datadas en el siglo V a.C., se ha descubierto en el sector este durante la última campaña de excavaciones, la quinta, que los investigadores del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM-CSIC), dirigidos por Esther Rodríguez González y Sebastián Celestino Pérez, vienen realizando desde 2015 en el impresionante yacimiento, donde se han descubierto los restos intactos de una hecatombe animal, sobre todo de caballos, con la que se amortizó el sitio y el edificio mejor conservado de la arqueología protohistórica del Mediterráneo occidental.

Los arqueólogos han confirmado este martes en una rueda de prensa que, del conjunto recuperado hasta la fecha, dos de los relieves figurados se encuentran casi completos y corresponden a sendas figuras femeninas adornadas con destacados pendientes o arracadas que representan piezas típicas de la orfebrería tartésica. "Por primera vez vemos cómo llevaban sus joyas, y eso nos permite interpretar qué personajes portaban este tipo de objetos", explica Esther Rodríguez, codirectora de los trabajos arqueológicos.

Hasta el momento, estas piezas de oro solo se conocían a través de los hallazgos realizados en enclaves como el yacimiento de Cancho Roano o dentro del conjunto que conforma el tesoro de Aliseda, un ajuar funerario tartésico descubierto en Cáceres. Dada la calidad técnica y el detalle artístico con el que fueron elaboradas, podría tratarse de dos divinidades femeninas del panteón tartésico. Sin embargo, los investigadores no descartan que se trate de personajes destacados de la sociedad.

Fragmentos del guerrero y de las dos últimas figuras. Foto: M.A.

Junto a las dos figuras femeninas, se han recuperado otros fragmentos de relieves. Estos pertenecen, al menos, a otros tres individuos, uno de ellos identificado como un guerrero al conservarse parte del casco. Fueron talladas con piedra blanda, seguramente algún tipo de calcerenita, y recubiertas con un pequeño estucado para afinar rasgos físicos. "Seguramente estas imágenes cuentan una historia como se hacía en los mundos griego y etrusco, pero todavía no la podemos reconstruir", comenta Sebastián Celestino. Quizá el joven guerrero era el protagonista y las diosas sus protectoras...

Este extraordinario hallazgo supone un profundo cambio de paradigma en la interpretación de Tarteso, considerado tradicionalmente como una cultura anicónica por representar la divinidad a través de motivos animales o vegetales, o a través de betilos (piedras sagradas). "Un poco antes de la Dama de Elche ya se hacían este tipo de esculturas de gran belleza y de rostros idealizados", destaca el arqueólogo. "Estas esculturas cambian la lectura que desde la historia del arte se había realizado de Tarteso: teníamos representaciones figuradas, pero ahora por primera vez les podemos poner rostro idealizado", añade Rodríguez.

Vista del patio cunado fue excavada la hecatombe animal y la escalinata que da acceso a la planta principal del edificio. Foto: Construyendo Tarteso.

En algunos de los relieves antropomorfos se han identificado restos de color rojo. Los análisis en el laboratorio desvelarán más información sobre los materiales con los que fueron realizadas. Las piezas se hallaron desperdigadas en las últimas excavaciones en una estancia documentada en el área por la que se accede al patio del edificio donde se celebró un masivo sacrificio de más de medio centenar animales -caballos, vacas, perros y cerdos-, una ceremonia que también incluyó un banquete y tras la cual el complejo fue quemado, sepultado y abandonado de forma intencionada por algún motivo todavía no resuelto.

Sebastián Celestino, junto a la entrada donde se encontraron las figuras. Foto: M.A

Estos descubrimientos inciden aún más en la importancia del yacimiento de Casas del Turuñuelo —esconde el edificio de dos plantas construido en tierra mejor conservado del Mediterráneo occidental, con técnicas arquitectónicas inéditas— y en la transcendencia de la cultura tartésica en el valle del Guadiana durante sus últimos momentos. Los investigadores no descartan encontrar en las próximas excavaciones —el proyecto forma parte del Plan Nacional I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovación y cuenta con la financiación de la Junta de Extremadura, la Diputación de Badajoz y la Fundación Palarq— más fragmentos o más esculturas humanas. A la misteriosa civilización de Tarteso le quedan todavía muchos interrogantes que resolver.

Fuentes: elespanol.com | abc.es | 18 de abril de 2023

Esther Rodríguez, codirectora del yacimiento de Tartessos en Casas del Turuñuelo: "¡Ojalá aparezcan cuerpos para saber cómo vestían!"

Esther Rodríguez, codirectora de Casas del Turuñuelo e investigadora del CSIC, posa frente a la gran escalinata del patio de edificio del yacimiento, el 19 de abril de 2023.

Este miércoles vuelven a las excavaciones. No hay tiempo que perder. Tras un ajetreado día lleno de emociones en el que los directores del yacimiento de Casas de Turuñuelo (Badajoz), Esther Rodríguez y Celestino Pérez, acompañados de todo su equipo de Instituto de Arqueología de Mérida (IAM-CSIC), presentaron al mundo los primeros tartésicos, los investigadores apuran las dos semanas que les quedan de trabajo de campo y delicado desentierro antes de pasar a analizar en el laboratorio todos los hallazgos. Los cinco bustos antropomorfos datados del siglo V antes de Cristo que se dieron a conocer este martes son sin duda los más importantes hasta la fecha de un yacimiento que no ha dejado de sorprender a los arqueólogos que allí trabajan.

Esther Rodríguez (Villanueva de la Serena, 1986) está "inmensamente feliz" y su sonrisa se transmite a través del teléfono. Atiende a 20minutos antes de irse a desayunar con sus compañeros, que recopilan ilusionados los periódicos del día para recoger las numerosas menciones a su trabajo. Ya este martes, sentados en una terraza, escucharon a los comensales de la mesa de al lado hablar de Tarteso. "Para nosotros, con eso es más que suficiente. Hemos cumplido con nuestra tarea. Estamos superemocionados de que la cultura haya traspasado tantos límites", dice satisfecha.

Cuénteme cómo fue el momento en el que encontraron el primer fragmento de rostro, ¿qué sintieron?

Uno de los primeros bustos encontrados fue justamente del que tenemos solo un fragmento y no sabemos exactamente qué representa. Pero la emoción fue la misma. La alegría de ver un ojo, una nariz, una boca... Imagínate, las voces se iban sucediendo en el área de excavación. Han sido muchos días de emociones porque no han aparecido todos juntos, sino en diferentes puntos de la habitación y a diferentes alturas. Cada día era un momento de más emoción porque apareciera otro trozo que nos faltaba. Y luego sientes mucha alegría al bajar al laboratorio y comprobar que esas caras se van conformando y tienen una belleza extraordinaria.

¿Cuánto ha durado el proceso desde que encontraron la primera parte?

Aproximadamente, un mes. De hecho, seguimos en campaña de excavación y no cabría descartar la posibilidad de que algún otro fragmento apareciese. Quién sabe las sorpresas que nos depararán las nuevas habitaciones.

¿En qué zona del templo o palacio [los investigadores aún no saben cómo llamar al edificio] aparecieron?

En la parte este, en la parte delantera del patio, justamente donde encontramos el año pasado una pequeña escalera de adobe. En un pasillo o pequeña sala que está bordeada por un banco corrido para sentarse.

Comentan que no descartan encontrar los cuerpos... ¿Podrían pertenecer a figuras completas?

Ahora solo tenemos los bustos. En el caso de que fueran relieves enteros, habrían fragmentado solo las caras y quizá los cuerpos haberlos dejado in situ. Quizá sean solo bustos. Son hipótesis que nos van surgiendo, pero es llamativo que solo sean caras y es verdad que cuando quieres romper la identidad de alguien, se quita el rostro. Eso se ve muy bien en el mundo egipcio y romano: cuando quieres borrar a algún emperador de la historia por lo que sea, lo que se hace en esas culturas es borrar su cabeza y su nombre en los epígrafes. Quizá los rostros tartésicos respondan a ese patrón, pero ojalá puedan aparecer los cuerpos, eso nos permitiría saber cómo iban vestidos, que sería increíble.

Permitiría identificar completamente a los individuos de esta civilización prerromana.

Claro, e irían acompañados de nuevos atributos que nos permitiría cerrar por completo la identificación, si son masculinas o femeninas, porque en estas cronologías y en el mundo mediterráneo los hombres también portaban joyería, aunque también es verdad que los hombres se suelen representar barbados y en nuestro caso no tenemos ningún individuo con barba. Encontrar los cuerpos también nos permitiría identificar el sexo y saber qué tipo de ropa usaban, que no lo sabemos. Cuando hacemos representaciones, nos los imaginamos como los griegos y los fenicios, pero no los hemos visto nunca. Ahora sí hemos visto cómo estas mujeres portaban sus pendientes y estaban bellísimas.

¿Qué significa el hallazgo de estos bustos?

Hallan una necrópolis del siglo II en el centro de París: 50 tumbas y esqueletos con monedas en la boca

Arqueólogos del INRAP trabajan cerca de la estación de Port-Royal desde marzo. Thomas Samson / AFP

Sorpresa arqueológica en el centro de París: unas excavaciones de control durante unas obras para construir una nueva salida en la estación del cercanías de Port Royal han descubierto una necrópolis del siglo II d.C. con medio centenar de tumbas y diversos ajuares, desde joyas hasta animales sacrificados. Estos hallazgos, realizados por los científicos del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas (Inrap) francés, arrojan luz sobre la vida de los habitantes de la antigua ciudad galorromana de Lutecia en época altoimperial.

Una parte de la necrópolis, situada al sur de la que fue la capital de los parisii, una tribu de la antigua Galia, y que habría sido la más importante del asentamiento a orillas del río Sena, se documentó en el siglo XIX. Estas investigaciones identificaron un espacio funerario que estuvo en uso desde principios del siglo I d.C. hasta ser abandonado definitivamente en el IV. Pero ni los múltiples trabajos de construcción de calles e instalación de tuberías ni la citada estación ferroviaria se habían topado con esta serie de enterramientos.

Dos tumbas de la necrópolis hallada en el centro de París. Foto: Camille Colonnna, Inrap

Los arqueólogos del Inrap han hallado intacta una sección del cementerio, también llamada necrópolis de Saint-Jacques y que presenta una densidad de sepulturas bastante elevada, con numerosas superposiciones. "Nadie ha visto esto desde la Antigüedad", ha destacado el presidente de la institución, Dominique Garcia. En las 50 tumbas descubiertas se depositaron esqueletos de mujeres, hombres y niños. Aunque la cremación era una práctica común en la época, no se han encontrado evidencias en este sentido.

Los difuntos fueron enterrados en ataúdes de madera, como revela la aparición de numerosos clavos que habrían fijado los tablones hoy perdidos. En algo menos de la mitad de los enterramientos los investigadores han documentado objetos de distinta índole, según se detalla en un comunicado del Inrap: desde recipientes cerámicos como tazas, jarros o platos hasta artefactos de vidrio como copas o balsamarios.

Probable fosa de ofrendas que contiene el esqueleto de un cerdo entero, los de otro pequeño animal y dos recipientes de cerámica descubiertos en un entierro durante la excavación del Boulevard Port-Royal en París, en 2023. Los entierros de una gran necrópolis, ubicada al sur de Lutèce en el siglo II d.C., han salido a la luz.

Una de las prácticas más singulares que se desarrollaron en esta necrópolis fue la de colocar en la boca de algunos de los muertos una moneda. Fue un ritual común en la Antigüedad llamado el óbolo de Caronte: se trataba de una costumbre relacionada con la mitología griega, un pago al barquero del inframundo, el Hades, para que cruzase sus almas a través del río Estigia o el Aqueronte, según las distintas fuentes.

En las excavaciones también han salido a luz objetos relacionados con la indumentaria (alguna joya, horquillas y cinturones) o restos del calzado empleado por los parisii, un buen puñado de pequeños clavos que estarían colocados en la suela. En la nota se explica que estos materiales han aparecido a los pies del individuo o en un costado, como si los zapatos fuesen también una ofrenda.

El cementerio había sido excavado en el siglo XIX y luego acabó perdido en el tiempo. Thomas Samson / AFP

El esqueleto completo de un cerdo fue descubierto en una fosa aledaña a los enterramientos donde los investigadores creen que se sacrificaban animales para recabar la gracia de los dioses.

El equipo de investigación analizará ahora los restos humanos en el laboratorio. "Esto nos permitirá entender la vida de los 'parisii' a través de sus rituales funerarios, además de conocer su salud estudiando el ADN", ha avanzado la antropóloga Camille Colonna. Dominique Garcia ha añadido que "estas tumbas abrirán una ventana al conocimiento del mundo de París durante la Antigüedad".

Foto: La antropóloga Camille Colonna trabajando en el sitio de excavación. LP/AA

Fuentes: elespanol.com | lavanguardia.com| 20 de abril de 2023

Descubren un templo romano en Francia que pudo haber estado dedicado al dios de la guerra Marte

Representación artística del templo o santuario de culto posible a Marte cerca de La Chapelle-des-Fougeretz (Bretaña) tal como se vería en el siglo I d.C. (Crédito de la imagen: Marie Millet, INRAP)

Un equipo de arqueólogos ha desenterrado en el noroeste de Francia lo que pudo haber sido un templo del dios de la guerra romano Marte, el cual data del siglo I a.C. El templo, o santuario, es parte de un complejo romano que se extiende sobre más de 7 hectáreas y fue descubierto el año pasado cerca de la población de La Chapelle-des-Fougeretz, Bretaña, y probablemente fue visitado por soldados romanos destacados en la región.

"El tamaño del santuario indica que era un lugar importante para la práctica religiosa", dice Françoise Labaune-Jean (izquierda), una de los directores de las excavaciones y arqueóloga del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (INRAP).

La Chapelle-des-Fougeretz ha sido reconocida por su riqueza de restos arqueológicos desde la década de 1970 y fue excavada por primera vez en la década de 1990, dijo Labaune-Jean. Las últimas excavaciones comenzaron en 2022.

Vista aérea de las dos 'fana' situadas en el centro del santuario. El 'fanum' más grande estaba destinado a acomodar a una o más deidades tutelares, mientras que el más pequeño estaba destinado a deidades secundarias.

El lugar está ligeramente elevado, con una vista dominante de la cuenca de Rennes. "Este sitio y su amplia vista hace que sea probable que las ceremonias religiosas se reunieran aquí desde Condate (la ciudad romana en la cuenca) y sus alrededores", declara Labaune-Jean en un correo electrónico a Live Science.

Vista de la necrópolis galorromana (entre el siglo IV y el siglo V d.C.) de La Chapelle-des-Fougeretz (Ille-et-Vilaine) durante la excavación (2022).

Vista de las termas en excavación. (Crédito de la imagen: Emmanuelle Collado, INRAP)

Dios romano de la guerra

Los arqueólogos creen que el lugar estaba dedicado al dios Marte después de descubrir una estatuilla de bronce de este dios romano de la guerra en 2022, mientras que las armas de hierro depositadas en una zanja alrededor del santuario también sugieren que era frecuentado por soldados.

El descubrimiento en 2022 de una estatuilla de bronce del dios de la guerra romano Marte indica que era una de las deidades adoradas en el santuario.(Crédito de la imagen: Emmanuelle Collado, INRAP)

No obstante, también se encontró una gran cantidad de figurillas de terracota, que quizás representan a Venus y diosas madres, en un pozo cercano.

"Como suele ser el caso con los edificios religiosos de la antigüedad, es difícil saber a qué deidad pueden haber estado dedicados", señala Labaune-Jean, y apuntó que no se han encontrado inscripciones ni estatuas grandes en el sitio. "Cuando el estudio de los objetos allí descubiertos esté más avanzado, quizás sea posible proponer otras deidades complementarias".

Estos mangos de un cuenco de bronce están decorados con águilas, símbolo de Roma y las legiones del ejército romano.(Crédito de la imagen: Emmanuelle Collado, INRAP)

Julio César conquistó Bretaña, llamada “Armórica” por los romanos, en el 56 a.C. El santuario de La Chapelle-des-Fougeretz parece datar de esa época y se usó hasta el siglo V d. C., según un comunicado del INRAP.

Los arqueólogos no están seguros de por qué se abandonó el complejo, pero puede estar relacionado con el colapso del Imperio Romano de Occidente en esa época.

Las muchas monedas encontradas en el sitio del santuario son una mezcla de dinero romano y galo local.(Crédito de la imagen: Emmanuelle Collado, INRAP)

Complejo del templo

El complejo del templo se expandió con el tiempo para incluir una pequeña ciudad con baños públicos y un cementerio que contenía unas 40 tumbas. Algunas de las mismas contenían artículos de plata, como pulseras, alfileres y hebillas de cinturón, mientras que en otra había una daga y partes de un arnés para caballos. Allí también se han desenterrado cientos de artefactos cotidianos, incluidos muebles y piezas de cerámica, vidrio y metal.

Extracción de un collar de perlas de una tumba en la necrópolis galorromana (entre los siglos IV y V dC ) de La Chapelle-des-Fougeretz (Ille-et-Vilaine).

Collar siendo desenterrado en una tumba en la necrópolis galo-romana (entre el siglo IV y el siglo V d.C.) de La Chapelle-des-Fougeretz (Ille-et-Vilaine).

El papel de Labaune-Jean es preservar y estudiar rápidamente los artefactos desenterrados durante las excavaciones, que de otro modo podrían deteriorarse rápidamente cuando se exponen al aire o la luz. También se están utilizando rayos X e imágenes tridimensionales computarizadas para documentar los descubrimientos, dijo.

Eric Norde (izquierda), un arqueólogo de la agencia arqueológica holandesa RAAP, que está excavando un santuario usado por los soldados romanos cerca de Zevenaar, Países Bajos, dijo que es cauteloso al asignar el santuario en La Chapelle-des-Fougeretz solo a Marte.

Eso es porque el santuario de Zevenaar muestra que los templos romanos a menudo se asociaban con varias deidades. "Cuando miras solo las esculturas, las armas y el equipo militar, uno concluiría que solo se veneraba a Hércules", dijo a Live Science.

Pero una cuidadosa investigación muestra, en cambio, que allí se adoraba a varios dioses diferentes. "Es bastante peligroso asignar una deidad a un santuario basado solo en los hallazgos, y no en inscripciones o textos", concluye.

Fuentes: livescience.com | inrap.fr | inrap.fr | 17 de abril de 2023

Hallan una lujosa bodega imperial romana con fuentes de vino y salones para banquetes en la Villa de los Quintilii (Roma)

Vista desde el noroeste, con la 'cella vinaria' en primer plano y piso y prensa detrás (fotografía de S. Castellani, según Paris et al. Referencia París, Frontoni y Galli2019 : 71).

La Villa de los Quintilii es el mayor complejo residencial de las afueras de Roma, una lujosa ciudad en miniatura situada en la quinta milla de la Vía Apia Antica que dispuso de edificios para espectáculos y un gran complejo termal.

Recreación del acceso a la Villa de los Quintilii desde la vía Apia.

Unas excavaciones recientes, que pretendían documentar varias puertas del circo, han sacado a la luz una extraordinaria sorpresa: una suntuosa bodega imperial de mediados del siglo III d.C. con fuentes decorativas y comedores de mármol donde la producción del vino se habría convertido en una función teatral, quizás con la presencia del mismísimo, según la hipótesis de los investigadores.

El hallazgo se ha dado a conocer en un estudio publicado este lunes en la revista Antiquity y liderado por Emlyn Dodd (izquierda), arqueólogo del centro de investigación British School de Roma.

Los autores del artículo explican que la arquitectura y el esquema decorativo de esta instalación son muy inusuales y muestran un grado de lujo que rara vez se ve en los espacios de producción antiguos. De hecho, según sus conclusiones, el complejo muestra cómo las élites romanas fusionaron la función utilitaria con la ostentación para moldear su estatus social y político.

El nombre de la villa, de 24 hectáreas de extensión en su momento de mayor esplendor, lo brindan los hermanos Quintilio, miembros de una familia senatorial y cónsules en el año 151 d.C. Fueron sus propietarios hasta que el emperador Cómodo, contra quien supuestamente habían conspirado, ordenó su asesinato en 182-183. La residencia fue confiscada y se convirtió en propiedad imperial. Precisamente durante el reinado de este emperador se construyó el circo, sobre el que más tarde se asentaría la bodega recién descubierta.

Ortofotografía aérea del edificio de la bodega Villa de Quintilii, indicando la zona de pisado (A), bancadas de prensa (B1 y B2), salas de prensas propuestas (C1 y C2), cuba de recogida (D), cella vinaria (E) , y comedores (F1 y F2) (imagen de MCM srl, modificada de Frontoni et al.Referencia Frontoni, Galli, París, Cecalupo y Erba2020.

Vista de la bodega desde el comedor occidental excavado con su amplio portal y perspectiva (fotografía de E. Dodd).

El complejo cuenta con los elementos típicos de una bodega romana, pero su decoración no encuentra paralelos en una estructura similar en el mundo antiguo. El único ejemplo parecido en este sentido de toda la antigua Roma se encuentra en Villa Magna, a 50 kilómetros al sureste de la Urbs, cerca de Anagni. Se ha conservado una carta del emperador Marco Aurelio, fechada entre 140-145 d.C., en la que describe su participación en un banquete mientras contempla el proceso de producción del vino.

Los trabajos arqueológicos en la Villa de los Quintilii han documentado una zona para pisar las uvas revestida de mármol rojo —material muy resbaladizo cuando se moja, por lo que su uso habla de un lujo extremo—, dos presas mecánicas y un intrincado sistema de distribución que conducía el vino a través de estrechos canales de mármol blanco por el suelo hasta tres fuentes, colocadas en nichos semicirculares abiertos en la pared de un patio —otras dos fuentes vertían agua que se reciclaba a través de un canal subterráneo—. También se han documentado 16 dolia o vasijas de grandes dimensiones enterradas bajo tierra para que el líquido se conservase fresco.

Vista exterior de la bodega Villa Magna, con la ventana reconstruida que proporciona acceso directo a la zona de pisada visible (ilustración de D. Booms, según Fentress et al .Referencia Fentress2016 : 97, fig. 5,34; cortesía de la Escuela Británica de Roma y E. Fentress).

Modelo (izquierda) y plano (derecha) de la bodega Villa Magna cerca de Anagni, Lazio (ilustraciones de D. Booms (izquierda) y J. Andrew Dufton (derecha), según Fentress et al. Referencia Fentress 2016 : 5.5 y 5.12; cortesía de la Escuela Británica de Roma y E. Fentress).

Alrededor de esta zona se han identificado tres estancias ricamente decoradas, probablemente donde se celebraban banquetes y desde donde se observaba el proceso productivo. Uno de los salones que ha sido completamente excavado, con unas dimensiones de 9x5 metros, tenía varios suelos de opus sectile —técnica de pavimentación con losetas de mármol con motivos geométricos—, lo que muestra al menos dos fases de construcción y renovación. Una inscripción en una tubería de agua de plomo (fistula) hallada en el yacimiento ha permitido datar al menos una de las etapas del complejo, probablemente la más tardía, en el reinado del emperador Gordiano III, que fue depuesto en el año 244 d.C.

El pavimento de 'opus sectile' encontrado en el comedor occidental excavado—la desalineación atestigua claramente dos fases de construcción (fotografía de S. Castellani, según Paris et al .Referencia París, Frontoni y Galli2019 : 72)

En sus conclusiones, los arqueólogos exponen que la estabilidad política y militar que dominó el Imperio Romano en la primera mitad del siglo III empujó a Gordiano a desarrollar un programa de construcciones y restauraciones monumentales focalizadas en las infraestructuras del espectáculo. La bodega 'teatral' de la Villa de los Quintilii, que ejemplifica cómo las instalaciones de almacenamiento pueden ser también elegantes, sería un ejemplo más de esta política a unos pocos kilómetros del centro de Roma.

La 'cella vinaria' con bordes de 'dolia' restablecidos en sus posiciones originales; solo los dos en primer plano se encontraron intactos e in situ. El único canal de mármol restante que conduce a un 'dolium' es visible en la parte inferior derecha (fotografía de E. Dodd).

Este espacio, a juicio de los investigadores, ilumina además la relación de la corte imperial con el mundo agrícola: "La élite aprovechó la retórica y el espectáculo visual en torno a la ejecución agrícola idealizada para construir su propia imagen dentro de la cultura y la sociedad romanas, ilustrando cómo los objetivos ideológicos son inseparables del negocio de la producción".

"También puede ofrecer un vistazo a la rutina anual del emperador: en comparación con otras propiedades imperiales, donde los barrios antaño lujosos se transformaron para un uso práctico, la corte imperial de Gordiano pudo haber visitado regularmente la Villa de los Quintilii para inaugurar con un banquete la cosecha anual".

Fuente: elespanol.com | 17 de abril de 2023

Excepcional hallazgo de los restos de un templo del siglo V a.C. junto con altares, estatuillas y exvotos, en Paestum (Italia)

Dos de los templos en Paestum: el situado en primer plano es el actual segundo templo de Hera, o de Apolo, antes conocido como templo de Poseidón; el situado al fondo es el primer templo de Hera, antes conocido como la Basílica.

La base de piedra con los escalones de acceso y la delimitación de la celda que albergaba a la divinidad, las decoraciones de terracota de colores del techo con las goteras en forma de león, una gorgona extraordinaria, una Afrodita en movimiento.

Pero también siete asombrosas cabezas de toro, el altar con la piedra estriada para recoger los líquidos de los sacrificios y cientos de exvotos entre los que se destacan las imágenes de un Eros cabalgando sobre un delfín, que la fantasía podría relacionar con el mítico Poseidón, el dios que dio a la ciudad su nombre.

Una vista general del sector del sitio arqueológico de Paestum donde están realizando asombrosos descubrimientos de la Magna Grecia (sur de Italia) Se puede apreciar los restos de la planta del templo-santuario descubierto en 2019. Foto: EFE.

En Paestum, Salerno, en el sur de Italia, los trabajos para sacar a la luz el templo-santuario descubierto en 2019 a lo largo de las murallas de la antigua ciudad están revelando grandes sorpresas. Una excavación que, tal como le anticipó a la agencia ANSA la directora del parque arqueológico, Tiziana D'Angelo (izquierda), promete "cambiar la historia conocida de la antigua Poseidonia".

Casi como una ventana abierta a un fragmento de los 500 años de vida de la ciudad que los griegos de Síbaris fundaron en el 600 a.C. y que luego pasó bajo los lucanos para convertirse finalmente en una colonia de Roma.

Restos de un entablamento con una cabeza leonina como desagüe, varias de las 250 piezas halladas en Paestum. Foto: EFE

Foto: Más restos de un entablamento.

"Verdaderamente, es un contexto único que arroja una luz muy interesante sobre la vida religiosa antigua", aplaude el director de Museos del Ministerio de Cultura, Massimo Osanna (derecha), que recuerda que la investigación arqueológica realizada en Paestum, en la década de 1950, alrededor de los principales templos no fue científicamente documentada.

Iniciadas en 2020, pero inmediatamente bloqueadas por la pandemia, las excavaciones se reanudaron hace unos meses: "A lo que nos enfrentamos hoy es al momento en que el templo-santuario, por causas aún por esclarecer, fue abandonado, entre finales del siglo II y principios del siglo I a.C.", afirma la arqueóloga D'Angelo.

El análisis de las decoraciones de barro permitió datar su fundación en el primer cuarto del siglo V a.C., cuando ya se habían construido en la colonia griega algunos de los edificios monumentales más importantes que han llegado hasta nosotros, el templo de Hera, construido entre el 560 y el 520 a.C., y el de Atenea, que data del 500 a.C.

La excavaciones continúan sobre los restos del templo-santuario descubierto en 2019. Foto: ANSA

Capiteles, tambores de columna, y elementos de un friso y cornisa son fragmentos del templo-santuariio dórico del siglo V. a.C. que emergió a lo largo de las murallas de la ciudad de Paestum, en la zona occidental. Foto: Parque Arqueológico de Paestum.

El gran templo de Neptuno se completó, en cambio, un poco más tarde, en el 460 a. C., después de una larga gestación. Los restos de templo-santuario hallado es de dimensiones muy reducidas -mide 15,60 metros por 7,50- y ostentaba 4 columnas en el frente y 7 en los costados; este templete es de estilo dórico como los demás, pero se distingue por la pureza de sus formas.

"Es el templo dórico peripteral más pequeño que conocemos antes de la época helenística, el primer edificio en Paestum que expresa plenamente el canon dórico", explica Gabriel Zuchtriegel (izquierda), exdirector de Paestum -hoy al frente del parque arqueológico de Pompeya- y que está a punto de publicar un estudio completo sobre la arquitectura dórica.

"Es casi una pequeña maqueta del gran templo de Neptuno", que en ese momento debió estar en construcción, "una especie de eslabón perdido entre los siglos VI y V a. C."

Muy importante, pues, también, puesto que de alguna manera demuestra la autonomía artística y cultural de la comunidad y desautoriza a quienes siempre han creído que en las colonias se limitaban a copiar las producciones de la patria.

Se llevan encontradas y clasificadas más de 250 piezas en Paestum. Foto: ANSA.

Sin embargo, también es extraordinaria la cantidad de objetos encontrados en el espacio que separa la fachada del edificio del altar, erigido por lo general en el exterior: estatuillas de terracota con los rostros de los oferentes o de las deidades hasta 15, con el pequeño Eros cabalgando sobre un delfín, templos y altares en miniatura.

"Son pequeñas obras maestras de artesanía que se suman a las siete cabezas de toro que se encontraron alrededor del altar, quizás como 'accesorios' a disposición de quienes administraban el culto, y que parecen haber sido colocadas en el suelo con devoción, como en un rito de clausura", razona Tiziana D'Angelo, "cuando el santuario, que siguió siendo frecuentado incluso en la etapa lucana, y luego, desde el 273 a.C., con la llegada de los romanos, cayó en desuso".

"Cada día sale una sorpresa", sonríe la directora Tiziana D'Angelo rodeada del equipo de arqueólogos coordinado por Francesco Mele (izquierda).

Para comprender más, por supuesto, hará falta tiempo, se necesitarán estudios, restauraciones y análisis de laboratorio, etc. Mientras tanto, se investiga para documentar cada etapa de la vida del templo hasta el momento de su construcción, tratando también de entender la dinámica que llevó al derrumbe de parte de los muros en la zona trasera del edificio.

Cabeza de toro hallada en el área sagrada del templo-santuario griego del siglo V a.C. Foto: pa-paeve.

"Los elementos de fuerte interés son muchos", se entusiasma Tiziana D'Angelo. "Como la firma, justo en una de las estatuillas con el delfín, de los Avili, una familia de alfareros del Lazio, también conocida en Delos, cuya presencia aquí en Paestum nunca había sido documentada".

"O como la ubicación tan especial de este santuario, construido en la ciudad, sí, pero alejado del centro y de los demás templos, pegado a las murallas, muy cerca del mar, al que prácticamente se asomaba; los barcos que pasaban se lo encontraban de frente".

Exvoto de Eros cabalgando sobre un delfín, una pieza de terracota de las más espléndidas encontradas. Foto: AP

El pensamiento va hacia los cupidos sobre el delfín y a una moneda romana del siglo III a.C. que tenía a Eros cabalgando sobre un delfín en un lado y a Poseidón en el otro. ¿Podría ser este el templo, que estaba dedicado a un dios, el que le dio su nombre a la ciudad? Tiziana D'Angelo es prudente: "Aún es pronto para decirlo, pero la hipótesis es extremadamente interesante. Es una sugerencia, a la espera de que las excavaciones arrojen nuevas luces sobre su historia".

Fuentes: clarin.com | archeologiavocidalpassato.com | ansalatina.com | 15 de abril de 2023