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Excavaciones en la Gruta de Oliveira (Portugal) confirman que los neandertales eran tan inteligentes como el 'Homo sapiens'

Excavaciones en la Gruta de Oliveira (Portugal). Crédito: João Zilhão.

Los neandertales sabían dominar el fuego. Podían encenderlo, alimentarlo y utilizarlo para cocinar, calentarse y defenderse de los animales, al tiempo que reservaban un lugar importante para el mismo en el corazón de los lugares donde vivían.

Esto se desprende de un estudio internacional publicado en la prestigiosa revista científica Plos One que reúne las pruebas y los hallazgos recopilados durante más de veinte años de excavaciones arqueológicas realizadas en una cueva del centro de Portugal. Para la comunidad científica, el estudio es la confirmación de una teoría desarrollada en los últimos años por los arqueólogos, la cual cambia la forma de mirar a los neandertales, esto es, ya no sobre la base de un prejuicio generalizado que siempre los ha considerado inferiores al Homo sapiens, sino más bien como testimonio de la presencia de una forma diferente de la misma especie, cuya reputación de inteligencia y capacidad similares merece ser rehabilitada. Hasta el punto de que es conveniente cuestionarse la necesidad de seguir considerando al neandertal y al Homo sapiens como dos especies diferentes y no, por el contrario, dos formas de una misma especie.

El hecho de que los neandertales fueran capaces de encender un fuego y utilizarlo, entre otras cosas, para cocinar revela lo inteligentes que eran. "Es una confirmación de lo que ya hemos observado y teorizado en estudios anteriores", explica Diego Angelucci (izquierda), arqueólogo de la Universidad de Trento y coautor del estudio. "Dominaban el pensamiento simbólico, producían objetos artísticos, sabían cuidar su cuerpo mediante adornos y tenían una alimentación muy variada. A este dato se suma ahora el hecho de que, del análisis de los hallazgos, podemos afirmar con certeza que habitualmente consumían alimentos cocinados. Una habilidad que confirma un nivel de competencia similar al del 'Homo sapiens' que vivió milenios después".

Pero, ¿cómo resultó que los neandertales sabían manejar el fuego? "La arqueología moderna coincide en que lo conocían. Pero una cosa es tomar el fuego de la naturaleza a raíz de un incendio que se desarrolló naturalmente, por ejemplo a partir de un rayo, y otra es recrearlo, alimentarlo con madera y utilizarlo como alimento, calor o defensa. En este estudio demostramos que, sin duda, sabían hacerlo, y que el fuego ya era un elemento central en su vida diaria".

Yacimientos arqueológicos del sistema kárstico de Almonda descubiertos y excavados desde 1988.

Una excavación de veinte años

El artículo documenta y compara los numerosos vestigios de fuegos estructurados encontrados en un mismo lugar: la Gruta da Oliveira, en el centro de Portugal, uno de los yacimientos arqueológicos europeos más importantes del Paleolítico Medio. La excepcionalidad de esta cueva es que fue excavada sistemática y minuciosamente durante más de veinte años, entre 1989 y 2012. Fue realizada por un grupo internacional de arqueólogos liderados por João Zilhão (Universidad de Lisboa), autor del estudio junto con Diego Angelucci (UniTrento) y Mariana Nabais (IPHES, Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social de Tarragona).

La cueva forma parte de una vasta red kárstica, el sistema de Almonda, situada sobre un manantial de gran capacidad, con cuevas situadas a diferentes altitudes y ocupadas en varias fases de la Prehistoria. En la Gruta da Oliveira, que incluye múltiples túneles y barrancos, las capas más antiguas se remontan a hace unos 120.000 años y las más recientes a unos 40.000: se cree que estuvo habitada por neandertales hace entre 100.000 y 70.000 años.

"Para nosotros, Almonda es una especie de 'supermercado prehistórico' por la variedad y riqueza de artefactos y restos que hemos ido encontrando a lo largo de los años. Desde los restos del Paleolítico Inferior hasta las piedras talladas de la cultura musteriense, hay realmente de todo", comenta Angelucci.

Herramientas de piedra. 1–2. Rascadores denticulados; 3. Cuchilla; 4. Escama laminar; 5. Perforador; 6. Denticulado; 7. Escama laminar Levallois; 8. Hojuelas de Levallois; 9. Núcleo de Levallois reacondicionado (1–2. , 6–9. Pedernal; 3. Cuarcita; 4–5. Cuarzo).

Hogares y restos de comida

Pero lo que llamó la atención de los arqueólogos en este caso fue la presencia repetida de vestigios de hogares construidos intencionalmente en el espacio habitado y utilizados repetidamente. En un área de excavación de aproximadamente 30 metros cuadrados por 6 metros de espesor de relleno, surgieron una decena en varios niveles estratigráficos. La inconfundible forma circular, a modo de palangana, llena de restos, y al lado y en el interior de los hogares, eran signos inequívocos de la costumbre de cocinar alimentos: "Hemos encontramos huesos quemados, madera quemada, restos de cenizas y comidas quemadas. Y debajo el suelo abrasado por el calor: un detalle importante porque nos dice que la estructura estaba en una posición privilegiada. Y siempre ha estado ahí. El fuego era un elemento fundamental en su vida diaria. Hacía que el lugar fuera más cómodo, lo que ayudaba a socializar. Es decir, restaura esa idea rudimentaria de 'hogar', que quizás también podría aplicarse a ellos", comenta Angelucci.

Uno de los hogares/fuego donde se cocinaba y asaba.

Una dieta variada

¿Qué comían los neandertales? "Pudimos reconstruir lo que comían e incluso sus técnicas de cocinar. Había restos cocidos y huesos quemados de cabras, ciervos, caballos, uros (antepasados ​​del buey), rinocerontes y tortugas, que probablemente fueron colocados sobre el caparazón y guisadas ​​sobre piedras calientes. En el interior de esta cueva se comía carne, pero en otras excavaciones, en cuevas que miran al Mediterráneo occidental, cerca de Cartagena (España), se encontraron restos de pescado, mejillones y moluscos, incluso piñones tostados. Ya habíamos demostrado que llevaban una dieta variada en 2020 en un artículo anterior publicado en Science, pero las excavaciones en Portugal han confirmado además el uso del fuego para cocinar los alimentos", explicita Angelucci.

Entre las cuestiones que las excavaciones aún no han resuelto está cómo los neandertales lograban encender el fuego. "Quizás lo hacían como en el Neolítico, golpeando un pedernal sobre una roca y produciendo chispas que encendían otros objetos, por ejemplo un nido seco. Una técnica prehistórica que se descubrió estudiando a Ötzi, el hombre de las nievas hallado en los Alpes. Pero por el momento no hemos encontrado pruebas de ello". Sin embargo, la excavación de una secuencia que abarca un intervalo de 30.000 años ha permitido a los arqueólogos comparar los datos con otros yacimientos de la misma zona, que en cambio se remontan al Paleolítico Superior y se refieren a un período más reciente, en el que la presencia del Homo sapiens esta atestiguada. "No hemos encontrado diferencias entre ambos: los modos de habitar estos lugares eran similares, frecuentaban las cuevas para vivir en las mismas, y las habilidades mostradas son igualmente semejantes, un signo de inteligencia. Por lo tanto, más que hablar de diferentes especies, habría que referirse a diferentes formas humanas".

Restos óseos neandertales.

El estudio

Esta publicación concluye un largo trabajo de análisis de los datos recopilados sistemáticamente in situ durante treinta años. El equipo portugués de João Zilhão estudió el desconchado de las piedras, mientras Mariana Nabais analizó los restos óseos y realizó análisis espaciales, para ver la distribución de los hallazgos en la cueva y la ubicación de los hogares. El grupo de investigación de la Universidad de Trento (Departamento de Letras y Filosofía) se ocupó de la estratigrafía del suelo y de los estudios microscópicos. «Seguimos las técnicas de la arqueología interdisciplinar actual: estudios preliminares sobre el lugar, excavación meticulosa señalando todos los hallazgos y tamización sistemática de todo el suelo; metodología precisa en la recogida de datos sobre el terreno y obtención de muestras para su posterior análisis al microscopio o en el laboratorio. Este tipo de arqueología se realiza con las más técnicas más avanzadas, si bien requieren tiempo y recursos. Y constituyen lo que enseñamos a nuestros estudiantes de la Universidad de Trento.

Fuente: Universidad de Trento | 12 de octubre de 2023

Investigadores de la Universidad de Zaragoza localizan un nuevo espacio prehistórico en la cueva de Peña Miel (Nieva de Cameros, La Rioja)

Investigadores del Instituto de Investigación en Patrimonio y Humanidades (IPH) y del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales (IUCA) de la Universidad de Zaragoza, pertenecientes al Grupo de investigación Primeros pobladores y patrimonio arqueológico del valle del Ebro (P3A), han retomado las excavaciones en la cueva de Peña Miel (Nieva de Cameros, La Rioja).
Durante los trabajos, realizados en octubre de 2023, se ha localizado un nuevo espacio de hábitat prehistórico en la parte interior de la cavidad, que será excavado en extensión en próximas campañas. Su estado de conservación parece óptimo y permitirá conocer mucho mejor los rasgos de la transición del Paleolítico medio al Paleolítico superior en la Cordillera Ibérica.

Esta campaña pretendía evaluar el potencial arqueológico restante en la cavidad, precisar las dataciones ya obtenidas en años anteriores mediante radiocarbono AMS y estimulación óptica de la luz (OSL) y confirmar la posible presencia de humanos modernos en las fases más recientes de ocupación. El equipo investigador ha estado dirigido por los profesores Carlos Mazo (IUCA) y Rafael Domingo (IPH). Lo integran, además, las profesoras Pilar Utrilla (IPH) y Lourdes Montes (IUCA), la investigadora posdoctoral Cristina López-Tascón y la predoctoral Ekaterina Shveygert, junto con alumnas del Grado de Historia de la Universidad de Zaragoza. Las dataciones por luminiscencia han sido realizadas por Alicia Medialdea, del Centro Nacional de la Evolución Humana de Burgos.

Boca de la Cueva de Peña Miel

La primera gruta paleolítica excavada en España

La cueva de Peña Miel fue la primera gruta paleolítica excavada en España. El pionero investigador francés Édouard Lartet la visitó en 1865, desarrollando trabajos arqueológicos durante el mes de agosto, en los que recuperó materiales líticos y óseos en cinco niveles arqueológicos, que atribuyó a la “Edad del Reno”. En aquel momento, aún no se había fijado la periodización de la Prehistoria que ha llegado hasta nuestros días; el propio Lartet venía de excavar, en los años precedentes, yacimientos icónicos como Aurignac, Le Moustier o La Madeleine, que posteriormente dieron nombre a algunos de los periodos paleolíticos.
Los trabajos de Lartet sirvieron para que la cueva fuese mencionada en las principales obras de sistematización del pasado prehistórico ibérico pero, poco a poco, fue cayendo en el olvido. A inicios de los años 80, un equipo de la Universidad de Zaragoza encabezado por Pilar Utrilla reencontró la cavidad, la excavó con metodología moderna y la publicó en la serie de Excavaciones Arqueológicas en España del Ministerio de Cultura, en 1987.

En esa intervención se aquilató la estratigrafía de Lartet y se comprobó que las ocupaciones en la cavidad se debían a grupos neandertales que la habían utilizado como refugio. Presentaba, en la primera sala, tres niveles atribuidos a las fases finales del Musteriense, con industrias líticas características, un notable conjunto de piezas en industria ósea y una fragmentación de la fauna extrema, que parecen indicar su empleo como campamento de uso prolongado con un buen acondicionamiento del espacio. El más reciente de los niveles musterienses, el 'c', ofrece en su parte superior materiales que por sus rasgos y materia prima utilizada podrían haber sido elaborados por humanos anatómicamente modernos, de cultura material auriñaciense (la cultura Auriñaciense sustituyó a partir del 38.000 antes del presente, aproximadamente, a la cultura Musteriense en el inicio del Paleolítico Superior).

Fuente: unizar.es | 31 de octubre de 2023

Los 'Homo sapiens' y los neandertales se aparearon hace 250.000 años, mucho antes de lo que se pensaba

Anteriormente se creía que los neandertales y los 'Homo sapiens', cuyos cráneos se muestran arriba, se encontraron por primera vez hace unos 75.000 años.(Crédito de la imagen: Shutterstock)

Los neandertales y los humanos anatómicamente modernos se cruzaron inicialmente hace 250.000 años, una fecha mucho anterior a lo que se pensaba, sugiere un nuevo estudio.

Hasta ahora se creía que los neandertales y los humanos anatómicamente modernos (Homo sapiens) se cruzaron por primera vez hace más de 75.000 años, según un análisis genético de 2016 publicado en la revista Nature. Sin embargo, un nuevo análisis, publicado recientemente en la revista Current Biology, ha revelado que un grupo de Homo sapiens de África se cruzó con los neandertales en Eurasia hace unos 250.000 años.

Este grupo de humanos se extinguió, pero dejó una huella genética en el ADN de los neandertales descendientes de este evento de mestizaje: el 6% del genoma de un neandertal descubierto en Siberia contenía ADN humano. Algunas poblaciones subsaharianas de humanos anatómicamente modernos también heredaron el ADN neandertal cuando grupos de humanos que se habían cruzado con neandertales emigraron de regreso a África.

"La comprensión mejorada que se deriva de esta investigación nos permitirá detectar el ADN neandertal en los genomas humanos modernos, así como el proceso inverso, con mayor precisión", dijo Michael Dannemann (izquierda), profesor asociado de genómica evolutiva y poblacional en la Universidad de Tartu, en Estonia, el cual no participó en la investigación, a Live Science en un correo electrónico.

"Esto ayudará a los científicos a predecir cómo los eventos de mestizaje impactaron en las características físicas de ambos grupos, al tiempo que mejorarán nuestra comprensión de los patrones de migración y las interacciones entre los humanos modernos y los neandertales", añade Dannemann.

En 2020, la idea de que la mayor parte del mestizaje entre humanos y neandertales modernos se produjo en Eurasia fue cuestionada por un estudio de la revista Cell que encontró ADN neandertal en genomas humanos en el África subsahariana. Sin embargo, se desconocía el origen de este ADN y el análisis se limitó a poblaciones con ascendencia principalmente relacionada con Níger-Congo.

En el nuevo estudio, los autores compararon el genoma de un "neandertal de Altai", en Siberia, de 122.000 años de antigüedad, con el de 180 personas de 12 poblaciones modernas del África subsahariana. Luego desarrollaron una herramienta estadística para descubrir los orígenes del ADN neandertal en el genoma de los humanos modernos.

"El análisis estadístico analizó genes compartidos tanto por humanos como por neandertales e intentó determinar si ciertos alelos o variantes genéticas que parecían de origen neandertal llegaron a los humanos modernos o viceversa", dijo Alexander Platt (derecha), coautor del estudio y científico investigador principal del Departamento de Genética de la Universidad de Pensilvania.

Los autores descubrieron que todos los genomas subsaharianos estudiados contenían ADN neandertal que procedía principalmente de este evento de mestizaje entre humanos y neandertales de hace 250.000 años. Algunas poblaciones subsaharianas también tenían ADN neandertal en hasta el 1,5% de sus genomas, el cual fue heredado de Homo sapiens que habían emigrado de regreso a África.

Además, los autores descubrieron que la mayor parte del ADN humano en el genoma neandertal se encontraba en regiones no codificantes (es decir, ADN que no codifica proteínas), lo que implica que los genes humanos habían sido seleccionados durante la evolución neandertal. Además, en el genoma humano faltaba ADN de neandertal en el mismo lugar.

"Eso significa que ninguna región del ADN es particularmente mejor que la otra, simplemente son malas coincidencias para el resto del genoma", dijo a Live Science Fernando Villanea, genetista de poblaciones de la Universidad de Colorado Boulder quien no participó tampoco en el estudio de investigación. "Creo que fue realmente genial alejarse de esta idea de que, oh, los neandertales son inferiores de alguna manera, a esta idea de que somos simplemente dos especies diferentes y que evolucionamos para cosas diferentes en nuestros genomas", añade.

Los autores esperan que los hallazgos actuales ayuden a responder otras preguntas sobre la evolución humana.

"Sería realmente genial aprender más sobre el genoma de esa población que existió hace 250.000 años y compararlo con los genomas de los humanos modernos", dice a Live Science Sarah Tishkoff (derecha), autora principal del estudio y profesora de genética y biología en la Universidad de Pensilvania. "Tal vez eso nos diga algo interesante sobre la historia evolutiva o la adaptación humana", concluye.

Fuente: livescience.com | 24 de octubre de 2023

Descubren una tumba neolítica de 5.000 años de antigüedad en las islas Orcadas (Escocia)

Imagen de los trabajos de excavación en una de las pequeñas cámaras encontradas junto a la sala principal. National Museums Scotland.

Mainland es la isla principal de las Orkney, también conocidas como las islas Orcadas, un archipiélago compuesto por unas setenta islas y situado en el norte de Escocia. Ha sido en este remoto paraje donde un equipo de arqueólogos dirigidos por Hugo Anderson-Whymark, de los Museos Nacionales de Escocia, y Vicki Cummings, de la Universidad de Cardiff, acaba de realizar un fantástico descubrimiento: un túmulo funerario que contenía una tumba neolítica de 5.000 años de antigüedad.

La tumba ha sido descubierta por los arqueólogos después de tres semanas de excavación en el interior de un túmulo, de 15 metros de diámetro, en la pequeña población de Holm, una localidad situada en East Mainland. El túmulo contenía una estructura de piedra a la que se accedía a través de un pasillo de siete metros de largo.

Los muros de piedra seca (un tipo de técnica constructiva) que se han conservado revelaron una gran cámara de piedra de forma casi rectangular situada en el centro del túmulo. Esta cámara estaba rodeada por otras seis laterales más pequeñas y que en su día tuvieron techos de piedra en voladizo.

Uno de los arqueólogos durante los trabajos de recuperación de algunos de los esqueletos encontrados. National Museums Scotland.

DESTRUIDA Y RESCATADA

Estas características han permitido a los investigadores clasificar este recinto funerario como una "tumba de paso" (una sepultura con una o más cámaras funerarias cubiertas de tierra o piedra) del tipo Maes Howe, típico de las Orcadas. A diferencia de otras tumbas parecidas, y que pueden verse a simple vista, la de Holm quedó enterrada bajo un campo ya que fue destruida parcialmente a finales del siglo XVIII o principios del XIX para suministrar piedra de construcción a una granja cercana.

Además, después de que en 1896 el hijo del dueño de la granja realizase una serie de excavaciones en las que aparecieron una maza de piedra, una bola y ocho esqueletos –hallazgos que fueron publicado en el periódico local The Orcadian por el anticuario James Walls Cursiter, quien especuló con que aquel lugar podría ser una tumba–, la ubicación exacta de la tumba se perdió. Hasta ahora.

Fueron aquellos primeros descubrimientos los que impulsaron los trabajos de excavación que actualmente se están llevando a cabo en el túmulo de Holm con excelentes resultados, ya que los arqueólogos han logrado sacar a la luz catorce esqueletos enteros de hombres, mujeres y niños y otros restos óseos que se depositaron en una cámara lateral.

Los arqueólogos llevan a cabo los trabajos de excavación en el interior de la tumba con extrema minuciosidad. National Museums Scotland.

LA RIQUEZA ARQUEOLÓGICA DE LAS ORCADAS

Hugo Anderson-Whymark (izquierda) ha explicado que "las Orcadas son excepcionalmente ricas en arqueología, pero no esperábamos encontrar una tumba de este tamaño en una excavación a tan pequeña escala. Es increíble pensar que este monumento, antaño impresionante, estuvo a punto de perderse sin dejar rastro, aunque afortunadamente ha sobrevivido lo suficiente como para que podamos comprender el tamaño, la forma y la construcción de esta tumba".

Por su parte, Vicki Cummings (derecha) ha declarado que "la conservación de tantos restos humanos en una parte del monumento es asombrosa, sobre todo porque casi toda la piedra ha sido sustraída para obtener material de construcción".

"Es increíblemente raro encontrar estos depósitos funerarios, incluso en tumbas de cámara bien conservadas, y estos restos permitirán comprender mejor todos los aspectos de la vida de estas gentes", concluye la arqueóloga.

Los trabajos de excavación en el túmulo son cuidadosamente documentados por los arqueólogos. National Museums Scotland.

Fuentes: nationalgeographic.com.es | 26 de octubre de 2023

Un estudio sugiere que un cambio climático probablemente afectó a las poblaciones humanas en el Neolítico y la Edad del Bronce

El Schneiderberg, cerca de Baalberge (Sajonia-Anhalt, Alemania), es un túmulo funerario construido en el Neolítico y ampliado varias veces. Una ampliación tuvo lugar alrededor del año 2000 a. C. y contenía un entierro sorprendente ricamente amueblado. Se trata de uno de toda una serie de enterramientos de este tipo en la región del macizo de Harz y que datan de una época de condiciones climáticas desfavorables. La vinculación de los datos sobre el desarrollo demográfico con los datos climáticos regionales y los hallazgos arqueológicos reales en el estudio proporciona nuevos conocimientos sobre la interconexión de las fluctuaciones climáticas y los cambios sociales en Europa Central hace entre 5.500 y 3.500 años. Crédito: Johannes Müller, CC-BY 4.0 (creativecommons.org/licenses/by/4.0/)

Las poblaciones humanas en la Europa neolítica fluctuaron con los cambios climáticos, según un estudio publicado el 25 de octubre de 2023 en la revista de acceso abierto PLOS ONE por Ralph Großmann de la Universidad de Kiel, Alemania, y sus colegas.

El registro arqueológico es un recurso valioso para explorar la relación entre los seres humanos y el medio ambiente, en particular cómo cada uno se ve afectado por el otro. En este estudio, los investigadores examinaron regiones de Europa Central ricas en restos arqueológicos y fuentes geológicas de datos climáticos, y utilizaron estos recursos para identificar correlaciones entre las tendencias de la población humana y el cambio climático.

Las tres regiones examinadas son la región de Circumharz en el centro de Alemania, la región de la República Checa/Baja Austria y el Foreland alpino del norte del sur de Alemania.

Los investigadores compilaron más de 3.400 dataciones de radiocarbono publicadas de sitios arqueológicos en estas regiones para que sirvieran como indicadores de poblaciones antiguas, siguiendo la lógica de que hay más fechas disponibles de poblaciones más grandes que dejan más materiales. Los datos climáticos provienen de formaciones de cuevas en estas regiones que proporcionan información datable sobre las condiciones climáticas antiguas. Estos datos abarcan el período 3550-1550 a. C., desde el Neolítico tardío hasta la Edad del Bronce Temprano.

El estudio encontró una correlación notable entre el clima y las poblaciones humanas. Durante las épocas cálidas y húmedas, las poblaciones tendieron a aumentar, probablemente impulsadas por mejores cultivos y economías. Durante las épocas frías y secas, las poblaciones a menudo disminuían, experimentando a veces cambios culturales importantes con evidencia potencial de una creciente desigualdad social, como el surgimiento de "entierros principescos" de alto estatus de algunos individuos en la región de Circumharz.

Estos resultados sugieren que al menos algunas de las tendencias de las poblaciones humanas a lo largo del tiempo pueden atribuirse a los efectos del cambio climático. Los autores reconocen que estos datos son susceptibles de estar sesgados por las limitaciones del registro arqueológico en estas regiones, y que será importante contar con más datos para respaldar estos resultados. Este tipo de estudio es crucial para comprender la conectividad humana con el medio ambiente y los impactos del cambio climático en las culturas humanas.

Los autores añaden: "Hace entre 5.500 y 3.500 años, el clima fue un factor importante en el desarrollo de la población en las regiones alrededor de las montañas de Harz, en el promontorio alpino del norte y en la región de lo que hoy es la República Checa y Austria. Sin embargo, no sólo el tamaño de la población, sino también las estructuras sociales cambiaron con las fluctuaciones climáticas".

Fuente: phys.org | 25 de octubre de 2023

Reconstruyen el cráneo de nuestro primer pariente, un gran simio de 12 millones de años hallado en Cataluña

De izquierda a derecha: cráneo de ‘Pierolapithecus catalaunicus’ tal como se recuperó del yacimiento, después del proceso de preparación y, por ultimo, el modelo virtual 3D. / PNAS.

El 4 de diciembre de 2002 aparecieron los primeros restos de un primate fósil en el Vertedero de Can Mata, en Els Hostalets de Pierola (Barcelona), a raíz de unas obras relacionadas con la ampliación de la instalación. En días y campañas posteriores de excavación se recuperaron hasta 83 restos de un individuo adulto que, después de meses de estudio, acabó permitiendo describir un nuevo género y especie: Pierolapithecus catalaunicus. La investigación fue publicada en 2004 en la revista Science y tuvo una gran repercusión internacional. El ejemplar se bautizó con el nombre popular de 'Pau'.

Desde entonces, los restos de Pau han dado lugar a muchas otras publicaciones que lo han consolidado como una especie clave para estudiar la evolución de los hominoideos, el grupo de simios que incluye a los seres humanos y nuestros parientes actuales más cercanos, los antropomorfos (gibones, orangutanes, gorilas y chimpancés).

Con el fin de recuperar el aspecto original de su cráneo antes del proceso de fosilización, un equipo de investigación del Museo Americano de Historia Natural (AMNH, el Brooklyn College y el Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) ha reconstruido el cráneo, bien conservado pero dañado, de esta especie de gran simio que vivió hace unos 12 millones de años.

El Pierolapithecus catalaunicus, puede ser crucial para comprender la evolución de los grandes simios y los humanos. Los investigadores describen sus recientes hallazgos en la revista PNAS.

El equipo ha realizado un escaneo de tomografía computarizada para obtener un modelo 3D que ha permitido corregir esta deformación virtualmente.

Pierolapithecus catalaunicus (réplica, Museo del Instituto de Paleontología Miquel Crusafont, en Sabadell).

Tronco erecto

Uno de los aspectos más destacados es su diseño corporal ortógrado (con el tronco erecto), una característica que precedió a las adaptaciones suspensoras de los homínidos. El Pierolapithecus catalaunicus podía trepar verticalmente por los troncos y probablemente desplazarse de forma cuadrúpeda por encima de las ramas, pero no se podría suspender de ellas tal y como hacen otros antropomorfos, como los orangutanes o los gibones.

“El objetivo de esta investigación no pretendía sólo saber cuál era la morfología real de la cara del 'Pierolapithecus' sino comprender mejor las afinidades de sus rasgos faciales y reconstruir la historia evolutiva de la cara de los homínidos utilizando aproximaciones morfométricas comparativas de última generación”, explica Sergio Almécija (izquierda), investigador del AMNH y asociado al ICP.

Los resultados apoyan la hipótesis de que Pierolapithecus catalaunicus es un homínido basal, tal y como se concluyó en la descripción original. “La forma de la cara es diferente a la de los orangutanes, gorilas y chimpancés actuales, pero pensamos que su tamaño y morfología corporal es bastante parecida al del último ancestro común de los grandes antropomorfos y los humanos”, comenta Almécija, que también es el autor senior que lidera el estudio.

El estudio apoya la posibilidad de que los hilobátidos, el grupo que incluye los gibones y los siamangs y que son de menor tamaño que los homínidos actuales, deriven secundariamente de un ancestro más grande.

Una vez corregida la deformación mediante métodos virtuales, el rostro del Pierolapithecus se muestra más alto, con las órbitas y la apertura nasal más verticalizadas.

“Más de 20 años después de su hallazgo, el 'Pierolapithecus' nos sigue proporcionando información relevante sobre nuestros orígenes y estoy seguro de que todavía nos reserva muchas sorpresas", comenta David M. Alba (derecha), director del ICP y que participó en la excavación del fósil. “Pero me ha costado un poco acostumbrarme a la nueva cara de Pau, es como si un amigo de toda la vida se hiciera una operación de estética”, bromea el investigador.

Un tesoro evolutivo en un vertedero

Pau era un macho adulto que vivió hace unos 12 millones de años (durante el Mioceno Medio), en lo que actualmente es el Vertedero de Can Mata y es una muestra más del extraordinario registro fósil de primates del Mioceno de la cuenca del Vallès-Penedès, que en el pasado ya ha proporcionado otros especímenes relevantes para estudiar la evolución de los hominoideos como Jordi (Hispanopithecus laietanus) o Lluc (Anoiapithecus brevirostris).

Antigua recreación del aspecto en vida de un ejemplar de Pierolapithecus catalaunicus. Por transparencia se observa el cráneo original : / Meike Köhler / © ICP.

Por lo que sabemos a partir del registro fósil, los hominoideos experimentaron una primera radiación evolutiva en África durante el Mioceno inferior (hace unos 16 millones de años), alcanzando un primer pico de diversidad hace unos 20 millones de años.

A partir de principios del Mioceno medio, algunos miembros de este grupo migraron hacia Eurasia, donde dieron lugar a una segunda radiación que alcanzó su máximo auge durante el Mioceno superior (hace unos 8 millones de años). Hacia finales del Mioceno, el linaje humano se originó en África y progresivamente se expandió por todo el globo terráqueo.

Los antropomorfos, en cambio, fueron quedando más restringidos a causa de cambios ambientales, hasta llegar a su distribución actual en el África tropical y el sudeste asiático.

Fuente: agenciasinc.es | 17 de octubre de 2023

La llegada de los agricultores de Oriente Medio a Europa ‘diluyó’ el ADN neandertal

Reconstrucciones de un humano moderno (~30.000 años AP, izquierda) descubierto en Les-Eyzie, Francia, y un neandertal (~50.000 años AP, derecha) descubierto en La Ferrassie, Francia. Los neandertales y los humanos modernos coexistieron y se cruzaron, lo que llevó a niveles de introgresión de ADN ligeramente más altos en los asiáticos orientales que en los europeos. Los autores del estudio al respecto sugieren que la historia de las expansiones del área de distribución de los humanos modernos, y no solo la selección natural, ha influido profundamente en esta distribución espacial de la introgresión arcaica. Crédito: Claudio S. Quilodrán.

Hace alrededor de 50.000 a 70.000 años el hombre moderno llevó a cabo su principal ola de expansión fuera de África, es la teoría denominada Out of Africa. Al llegar a Europa, en esta región se toparon con los neandertales, los cuales llevaban cientos de miles de años viviendo en la parte occidental del continente euroasiático. Este cruce propició que se reprodujeran con las sociedades humanas cazadoras recolectoras, pero finalmente el Homo sapiens se impuso y los neandertales se extinguieron.

No obstante, esta desaparición no fue repentina pues, al coexistir durante milenios ambas especies, el ADN neandertal se integró en el genoma de los Homo sapiens.

Como consecuencia, en la actualidad existe una presencia de aproximadamente un 2 % de ADN de origen neandertal en la población euroasiática. Sin embargo, este porcentaje varía ligeramente según las regiones, ya que es algo más abundante en los genomas de las poblaciones asiáticas que en las europeas (tienen alrededor del 8 % al 24 % más).

Para entender esta historia común entre las dos especies, una investigación liderada por la Universidad de Ginebra (UNIGE) ha estudiado la distribución de la porción de ADN heredado de los neandertales en los genomas de los humanos modernos, a lo largo de los últimos 40.000 años.

Con este objetivo, utilizaron una base de datos facilitada por la Facultad de Medicina de Harvard que incluye más de 4.000 genomas de individuos que han vivido en Eurasia en ese período. Estos análisis estadísticos revelaron sutiles variaciones en el tiempo y en el espacio geográfico.

“Al analizar paleogenomas de hombres modernos hasta el presente, observamos que existe una parte de ADN neandertal que aumenta al distanciarse desde la fuente de expansión Out of Africa.

Sin embargo, esta expansión no explica la relativa mayor ascendencia neandertal observada hoy en el este de Asia, comparado con el oeste de Europa. Es en una segunda expansión, la de los primeros agricultores provenientes del Medio Oriente (Anatolia), que se encontraban más cerca de la expansión original y, por tanto, tenían relativamente menor ADN neandertal, la que disminuyó los niveles de esta ascendencia en Europa”, declara a SINC Claudio Quilodran (izquierda) de la UNIGE y coautor principal de la investigación. El trabajo se publica en la revista Science Advances.

La transición al Neolítico, es decir, con el paso del estilo de vida cazador-recolector al estilo agrícola proveniente de los habitantes de Anatolia (península occidental de Turquía) y de la zona del Egeo hace entre 10.000 y 5.000 años, es lo que propicia la disminución de la proporción de ADN de origen neandertal en los genomas de las poblaciones europeas.

Estos primeros agricultores portaban una proporción de ADN de origen neandertal inferior a la de los habitantes de Europa en la misma época. Al mezclarse, los genomas de los agricultores de Anatolia ‘diluyeron’ un poco más el ADN neandertal.

Variación espacial en el nivel de ascendencia neandertal. Los niveles de ascendencia de los cazadores-recolectores y agricultores europeos se proyectaron utilizando el mejor modelo de Europa ( n = 1517). Los puntos grises representan la distribución de las muestras de ADN.

Cómo explicar las diferencias entre Europa y Asia

Una hipótesis para explicarlo es que la selección natural no habría tenido el mismo efecto sobre los genes de origen neandertal en las poblaciones asiáticas y europeas. Pero en la UNIGE se trabaja en otra hipótesis basada en simulaciones computacionales -con base en un estudio previo- que apunta a que tales diferencias podrían explicarse por los flujos migratorios: cuando una población migrante se hibrida con una población local, en su zona de cohabitación, la proporción de ADN de la población local tiende a aumentar con la distancia desde el punto de partida de la población migrante, en este caso África, punto de origen del Homo sapiens, es decir, cuanto más se aleja uno de África, punto de origen del Homo sapiens, mayor es la proporción de ADN procedente del neandertal, población localizada principalmente en Europa.

“Precisamente, lo interesante de nuestro estudio es que proponemos esta nueva hipótesis (flujos migratorios) para entender estas pequeñas diferencias que observamos hoy en día. Esto se explica porque los individuos que viven al borde de la ola de expansión demográfica son menos numerosos que en el centro de la expansión, lo que hace que tengan una mayor probabilidad de aumentar el ADN neandertal, por reproducción con ellos o aleatoriamente, ya que la población es pequeña”, explica Quilodran.

Variación temporal en el nivel de ascendencia neandertal en diferentes poblaciones culturales. HG, cazadores-recolectores; FA, agricultores del Neolítico; OT, otros ejemplos antiguos. (A) Nivel de ascendencia en Europa y (B) Nivel de ascendencia en Asia. Las líneas continuas y punteadas representan los valores estimados y los intervalos de confianza del 95%, respectivamente. Los puntos de colores representan la distribución de muestras de ADN antiguas utilizadas en el mejor análisis de la antigua Eurasia.

Los resultados de la investigación indican que en el periodo posterior a la dispersión del Homo sapiens desde África, los genomas de los cazadores-recolectores paleolíticos que vivían en Europa contenían una proporción ligeramente mayor de ADN de origen neandertal, si se compara con los genomas de los que vivían en Asia.

Este resultado es contrario a la situación actual, pero concuerda con los datos paleontológicos, ya que la presencia de neandertales se registró principalmente en Eurasia occidental —no se han descubierto huesos de neandertales más al este que en la región de Altai, en Siberia—.

“Empezamos a disponer de datos suficientes para describir, cada vez con mayor precisión, el porcentaje de ADN de origen neandertal en el genoma de los 'Homo sapiens' en determinados periodos de la prehistoria. Por tanto, nuestro trabajo puede servir de referencia para que futuros estudios detecten más fácilmente perfiles genéticos que se desvían de la media y que, por tanto, podrían revelar un efecto ventajoso o desventajoso'', concluye Mathias Currat (izquierda), profesor titular del Departamento de Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias de la UNIGE y autor también del estudio.

Fuente: agenciasinc.es | 18 de octubre de 2023

Una economía no explotadora favoreció el esplendor de las comunidades de la Edad del Cobre en la península ibérica, según un estudio

Excavaciones en el macropoblado calcolítico de Valencina de la Concepción (Sevilla), llevadas a cabo por el Instituto Arqueológico Alemán.

La riqueza y diversidad productiva de las comunidades calcolíticas de la mitad sur de la península ibérica, hace entre 5.100 y 4.200 años, se produjeron sin signos de explotación económica o jerarquías sociales marcadas y con un alto grado de cooperación. Esta organización económica, basada en una gran variedad de recursos y tareas, se dio en casi todos los asentamientos, independientemente del tipo o tamaño que tuvieron, y habría sido crucial para el gran dinamismo y desarrollo social, arquitectónico y demográfico que alcanzaron las sociedades de la edad del cobre peninsular.

Así lo concluyen los investigadores del Departamento de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Marina Eguíluz, Selina Delgado-Raack y Roberto Risch, en un estudio publicado en el Journal of World Prehistory, en el que han analizado datos sobre las grandes herramientas de piedra (artefactos macrolíticos) de la Edad del Cobre para conocer la pauta económica de los diferentes tipos de asentamientos que existieron.

“Determinar si estos asentamientos se distinguieron por modos de producción específicos, con una economía característica entre los recintos monumentales con fosos y los amurallados frente a los situados en cerros y espacios más abiertos, es fundamental para el debate en curso sobre si es pertinente o no hablar de complejidad social cuando hacemos referencia a las sociedades calcolíticas peninsulares y su organización política”, explica Marina Eguíluz (izquierda).

Las comunidades de la Edad del Cobre en la península ibérica produjeron uno de los registros arqueológicos más importantes de la prehistoria tardía, pero a la vez también más desconcertantes para los especialistas. Cómo y por qué lograron la gran complejidad económica y social que se desprende del número y medida de los asentamientos, la capacidad creativa que reflejan sus objetos y la enorme circulación de bienes que se produjo es todavía objeto de debate.

Herramienta de molienda del asentamiento calcolítico de Castelo de Corte João Marques, Algarve (foto José Paulo Ruas, Museo Nacional de Arqueología, Portugal). Crédito: Universidad Autónoma de Barcelona.

Mucha variabilidad y sin signos de centralización política

El estudio describe las fuerzas productivas de estas comunidades basándose, sobre todo, en los artefactos macrolíticos, herramientas imprescindibles para lograr gran parte de las tareas de la Edad del Cobre. El resultado es la constatación de una gran variabilidad, tanto en el tipo de tareas realizadas como en la intensidad, y sin signos aparentes de dependencia y centralización política. Esta variabilidad prevaleció sobre la especialización, sobre todo en la producción de cereales, y no se explica por aspectos como la ubicación geográfica, la forma de ocupación o la monumentalidad.

Nada indica que los poblados fortificados almacenaran grandes cantidades de excedentes y dominaran a los poblados de fosos o viceversa, apuntan los investigadores. “Lo que observamos es que la diversidad productiva y, cabe pensar, el intercambio de productos, conocimientos y personas entre comunidades fue fundamental en esta época de excepcional desarrollo económico, social y creativo”, señala Selina Delgado-Raak (derecha).

Cada comunidad habría organizado su economía de la manera más productiva posible, teniendo en cuenta su entorno, el tamaño de la población y las condiciones sociales. Los grandes asentamientos de fosos disponían de todas las herramientas necesarias para acometer los trabajos rutinarios de una comunidad, sin acumulaciones específicas de determinados materiales, como por ejemplo cereales o puntas de flecha.

Este resultado es especialmente relevante en el caso del yacimiento monumental de Valencina de la Concepción (Sevilla), con una extensión de más de 250 hectáreas y múltiples fosos. “El estudio de más de 150 artefactos macrolíticos provenientes de la zona norte del yacimiento ha permitido correlacionar actividades de subsistencia como la molturación (molienda) o el trabajo de piedra y fibras con estructuras de habitación, confirmando que se trata de un macropoblado habitado por miles de habitantes y no de un lugar de culto", destaca Marina Eguíluz.

Mapa de distribución de los dólmenes de Valencina de la Concepción (Sevilla).

Sociedades cooperativas de la abundancia

La estrategia de diversidad productiva detectada iría en la línea de lo que los investigadores han denominado sociedades cooperativas de la abundancia de la prehistoria tardía de Europa y Oriente Medio. “Estas sociedades se caracterizaron por generar una riqueza material considerable y, a la vez, limitar la posibilidad de explotación de la fuerza de trabajo y, en consecuencia, la producción de plusvalía, al contrario de lo que sucedió después con la sociedad de El Argar, que ocupó durante más de seis siglos, entre 2200 y 1550 a.C., el sudeste de la península ibérica, y fue tan poco sostenible que desapareció totalmente", explica Roberto Risch (izquierda). “La organización de las 'sociedades cooperativas de la abundancia' desafía un pensamiento único de nuestros tiempos, según el cual la producción de riqueza de toda época histórica requiere de la presencia de una clase o grupo dirigente”, añade el investigador.

La organización que plantean los investigadores no implica que la violencia fuera un elemento ajeno a la península ibérica calcolítica. "De hecho, los hallazgos en algunos yacimientos sugieren que sí que hubo, pero no fue un aspecto omnipresente, hecho que también confirma el registro antropológico. En vez de un medio para subyugar a la población y exigir obediencia, la violencia habría podido ser una estrategia para conseguir lo contrario, es decir, defender una sociedad rica y con un alto grado de cooperación”, indica Roberto Risch.

"No hay concentraciones de riqueza y recursos en talleres o palacios, sino que todos tienen lo mismo. Sabemos que compartían conocimientos porque encontramos la misma tecnología y las mismas herramientas en distintos asentamientos, desde Lisboa hasta Alicante", añade Risch.

Objetos hallados en el yacimiento calcolítico de Cabezo Juré (Huelva).

Las comunidades de la Edad del Cobre en la península ibérica fueron las primeras que explotaron los metales. "Siempre se había supuesto que la metalurgia incrementó las desigualdades sociales, pero los estudios que hemos hecho demuestran que todo el mundo tuvo el mismo acceso. No sabemos si había desigualdades de género, pero las tumbas más ricas son las de las mujeres", asegura Risch. En las excavaciones también se han encontrado objetos de marfil provenientes del norte de África y Oriente Próximo.

En el trabajo los investigadores han analizado artefactos macrolíticos que los grupos de la Edad del Cobre, de una veintena de yacimientos, usaron para multitud de tareas, como por ejemplo moler cereales, procesar alimentos, triturar minerales, cortar piedras, impermeabilizar cerámica, adobar cuero, forjar y afilar herramientas y armas de metal, talar árboles y trabajar la madera o descuartizar animales. “Se trata de herramientas claves para entender la economía de una sociedad y cómo están repartidas la tareas”, explican los investigadores. Los resultados obtenidos están en consonancia con otros datos de tipo bioarqueológico (botánica, fauna, paleonutricional) disponibles para yacimientos de la misma época.

Fuentes: uab.cat | es.ara.cat | 16 de octubre de 2023

El reexamen de una mandíbula infantil hallada en Etiopía revela la verdadera antigüedad del 'Homo erectus'

La mandíbula infantil de 'Homo erectus'. Misión arqueológica italoespañola de Melka Kunture.

Hace dos millones de años, el achaparrado y robusto Homo erectus, el primer ancestro humano que se extendió por el Viejo Mundo, desde África hasta el sureste asiático, abandonó la sabana y ascendió hasta las tierras altas de la actual Etiopía, donde desarrolló un nuevo tipo de tecnología para fabricar herramientas. Este nuevo capítulo de la evolución humana lo acaba de confirmar una mandíbula infantil (un niño o niña de 2 o 3 años que vivió hace 2 millones años) adscrita a esta especie hallada en el yacimiento de Garba IV, en el complejo arqueológico de Melka Kunture. El fósil, descubierto en 1981 y reanalizado en un nuevo estudio, es el que más evidencias presenta para señalar que el Homo erectus hizo su aparición en dicho momento.

Mapa de localización del yacimiento de Garba IV, en el área arqueológica de Melka Kunture (Etiopía) U. COMPLUTENSE.

La investigación de un equipo internacional de científicos liderado por Margherita Mussi (derecha), de la Sapienza Universidad de Roma, y en el que también han participado expertos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Universidad de Vigo, no solo desvela que esta mandíbula podría ser el fósil más antiguo de un Homo erectus. Además, se trata de la primera vez que restos humanos de esta especie aparecen junto a herramientas líticas elaboradas con tecnología olduvayense, la primera tecnología de la humanidad y que fue la empleada exclusivamente por el primer representante del género Homo, el Homo habilis.

Dicha mandíbula infantil ha sido analizada mediante tomografía computarizada de sincrotrón y morfometría geométrica 3D. Además, el equipo pudo datar con paleomagnetismo el nivel inmediatamente superior al que contenía la mandíbula. Coincidía con el evento de Olduvai, una inversión de los polos magnéticos que ocurrió a escala global hace entre 1,95 y 1,77 millones de años. Los restos debían de ser, por fuerza, anteriores: unos 2 millones del años.

Ilustración del infante Garba IV con su madre en el entorno de las tierras altas etíopes hace 2.000.000 de años. / Diego Rodriguez Robredo.

Los ejemplos de Homo erectus más antiguos conocidos hasta el momento habían sido hallados en la cueva sudafricana de Drimolen o en la región de Koobi Fora, en la orilla este del lago Turkana, en Kenia, con algo más de 1,8 millones de años. Fuera del continente africano, se encuentran los ejemplares del yacimiento de Dmanisi, en Georgia, de una antigüedad similar.

"El hallazgo es el único de los primeros fósiles de 'Homo erectus' cuya identificación taxonómica se basa en la dentición, que es la parte anatómica de los mamíferos que mejor permite identificar especies", apunta Joaquín Panera (derecha) profesor del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la UCM y uno de los autores del artículo que se ha publicado en la revista Science.

La mandíbula Garba IV. Sobresalen en la misma dos dientes de leche que no permitían precisar a qué especie pertenece. Son los dientes del interior de la mandíbula (que están por salir) lo que lo ha posibilitado mediante un análisis del sincrotrón de electrones de Grenoble (Francia).

En el yacimiento de Garba IV también se han hallado los útiles más antiguos elaborados con tecnología achelense, de hace unos 1,95 millones de años, lo que implica una antigüedad de 300.000 años más respecto a lo pensado hasta ahora, haciéndolo prácticamente coincidente con la aparición del Homo erectus en el escenario evolutivo. Según los investigadores, estos hallazgos son de gran trascendencia para la comprensión de la evolución, las migraciones y las capacidades adaptativas de los antepasados humanos.

"La tecnología achelense, que entre otros aspectos se caracterizaba por la elaboración de hachas de mano líticas, ha perdurado en el registro arqueológico a lo largo de 1,8 millones de años, y desde África se ha expandido hasta el sudeste asiático y parte de Europa, lo que la convierte en la tecnología más universal de la humanidad, en función de su duración y distribución geográfica", destaca Susana Rubio-Jara (izquierda), otra profesora de la UCM implicada en la investigación.

"El estudio de la tecnología lítica empleada por el 'Homo erectus' en el yacimiento de Garba IV se desarrolló a partir del análisis de los restos hallados en los diferentes niveles arqueológicos, los cuales han permitido comprender la evolución de las variaciones tecnológicas empleadas en la elaboración de herramientas líticas entre el Olduvaynse y el Achelense, una de las mayores cuestiones pendientes en el estudio de la evolución humana", concluye Rubio-Jara.

Arriba, herramientas líticas de obsidiana elaboradas con tecnología olduvayense; abajo herramientas líticas de basalto y obsidiana elaboradas con tecnología achelense. U. COMPLUTENSE

Altitud y contraste de temperaturas

Es imposible saber qué llevó al infante de 'Garba IV' a la muerte, pero su grupo de homínidos se adaptó a unas condiciones bastante más duras que las de la sabana en el altiplano de Etiopía, con un mayor contraste de temperaturas, mayor altitud y más radiación. "El clima a esa altura era más frío. Mientras en el valle del Rift las temperaturas pasaban de los 30º C por el día y no bajaban de los 10º o 15º C por la noche, en las montañas rondaban los 20º C de día y no subían de los 5º C de noche. Además, sufrían un déficit de oxígeno por la altitud", explica Méndez Quintas (izquierda), colíder del estudio e investigador de la Universidad de Vigo.

Para el científico, ese ámbito más hostil puede ayudar a entender como Homo erectus se convirtió en la primera especie humana que salió de África para expandirse con éxito. "La especie se desarrolló en su origen en condiciones muy parecidas a las que había en Eurasia. El cambio desde el altiplano etíope a territorios fuera de África no fue tan drástico", afirma. "En este sentido, podemos concebir esta región africana como un 'laboratorio' donde se gestó un nuevo taxón humano adaptado a las condiciones templadas euroasiáticas”.

En las montañas, estos individuos se alimentaban de frutas, brotes, algún tubérculo y mucha carne, aunque se desconoce si eran cazadores o carroñeros. Estaban rodeados de ñus y antílopes, pero no de elefantes, rinocerontes ni jirafas como en la sabana. Con la excepción de unos pocos ejemplares de hienas, leones y tigres dientes de sable, no competían con muchos grandes carnívoros, lo que les supuso una ventaja.

Fuentes: elespañol.com | abc.es | agenciasinc.es | 12 de octubre de 2023

El último secreto de las esculturas del Partenón: conservan restos de color 2.500 años después

Figura femenina del Partenón de Atenas. Trustees of the British Museum.

Cuando los artistas del Renacimiento empezaron a emular la belleza de las estatuas antiguas que salían a la luz en Roma y en otros yacimientos clásicos relacionados con Grecia, se olvidaron de una cosa: el color. Estas piezas lo habían perdido tras miles de años enterradas bajo tierra, por las inclemencias del clima o por entusiastas limpiezas. Fue una práctica que culminó en una paradigmática blancura de la escultura neoclásica. Pero en la Antigüedad, las imágenes de dioses y emperadores tuvieron unas impactantes policromías.

También fueron pintados los mármoles del Partenón, el famoso templo erigido a mediados del siglo V a.C. en la Acrópolis de Atenas y dedicado a Atenea. Un nuevo estudio científico de las esculturas procedentes de este monumento que se exhiben en el Museo Británico de Londres ha desvelado que algunas de las piezas conservan trazas de pigmentos. Mediante la utilización de técnicas de escaneo no invasivas, los investigadores de la mencionada institución y del King's College aseguran que "la empresa de pintar los mármoles fue una tarea más elaborada de lo que se pensaba".

Restos de policromía en una de las esculturas analizadas con métodos no invasivos. Trustees of the British Museum.

Los resultados de este trabajo, publicado en la revista Antiquity, "abren nuevas interpretaciones sobre el papel y la importancia del Partenón en el desarrollo de la historia del arte griego antiguo", según los autores. "Gracias a su 'nueva apariencia', podemos revisar la comprensión actual de las esculturas. Se podría argumentar que el Partenón fue la inspiración total o parcial de un interés más amplio en el uso de esculturas policromadas ricas y elegantes", escriben en sus conclusiones.

Los escultores del aparato iconográfico del Partenón habrían rematado las esculturas con texturas que reflejaban elementos específicos, como la piel o las distintas prendas de lana o lino, que luego se habría realzado mediante la aplicación del color. Las técnicas arqueométricas han sacado a la luz trazas microscópicas de azul egipcio, un filosilicato de calcio y cobre que está considerado el primer pigmento sintético de la historia, el cual se habría utilizado de forma generalizada para pintar elaborados diseños figurativos y florales en las vestimentas talladas.

Otra de las estatuas del Partenón que conservan restos de policromía. Trustees of the British Museum.

Su presencia se ha identificado en el cinturón de la diosa Iris o para resaltar la cresta de las olas de las que emerge Helios, el dios del Sol. En el vestido de Dione, la madre de Afrodita, que aparece reclinada y formaba parte del frontón oeste del Partenón, se han hallado los vestigios de lo que parecen un par de piernas humanas en movimiento junto a otras imágenes —quizá una mano y un pie—. Según los investigadores, sería un diseño de figuras humanas que aparecerían y desaparecerían entre los pliegues de la prenda. También se han detectado pequeños rastros de otros colores, como el blanco y el púrpura, un pigmento muy cotizado durante la Antigüedad en el Mediterráneo.

"Las prendas elegantes y elaboradas posiblemente pretendían representar el poder y la fuerza de los dioses olímpicos, así como la riqueza y la grandeza de Atenas y los atenienses, quienes encargaron el templo", explica Giovanni Verri (izquierda), investigador del Instituto de Arte de Chicago y exconservador del Museo Británico. "La pintura es contemporánea del edificio ya que hemos podido identificar rastros claros en la parte posterior de las esculturas. Después de haber sido colocadas, esta parte ya no habría sido accesible".

¿Por qué se aplicaron también pigmentos a la zona posterior de las piezas? Los investigadores especulan que como el templo en su conjunto fue dedicado a los dioses, para quienes todo el conjunto sería visible, sus creadores decidieron completarlo con los más altos estándares a pesar de que algunas partes no pudiesen ser contempladas por el ojo humano. Otra hipótesis es que fuese una maniobra de Pericles, el impulsor del programa de la reconstrucción de la Acrópolis tras las guerras con los persas, para impresionar a los visitantes durante las obras.

Detalle del colorante orgánico púrpura en la figura EP L. El recuadro muestra la ubicación de la zona (figura de Giovanni Verri) | Trustees of the British Museum.

Los autores del estudio aseguran que "estas esculturas podían ser los ejemplos mejor conservados de policromía de la Atenas de mediados del siglo V a.C.. Nuestros resultados también revelan rastros de pintura muy detallada que, por ejemplo, muestran decoraciones figurativas en los textiles, destinadas a enfatizar el estatus divino de los distintos individuos representados", concluyen. Sin embargo, alertan que una reconstrucción completa de la policromía del Partenón debe ser realizada con mucho cuidado ante las evidencias todavía insuficientes.

Fuente: elespanol.com | 11 de octubre de 2023