Tyrannosaurius Rex: El mordisco más letal de la Tierra

El Tiranosaurio rex tenía una dentellada bestial que podía alcanzar una fuerza de 57.000 newtons

El Tyrannosaurius rex, el depredador por excelencia, la bestia del Cretácico que duplicaba su tamaño en tan solo cinco años, tenía el mordisco más poderoso de todos los animales vivientes o extintos que han pisado alguna vez la Tierra. Así lo que creen investigadores de la Universidad de Liverpool, que han utilizado un modelo computacional para reconstruir el músculo de la mandíbula del dinosaurio. La investigación aparece publicada en Biology Letters

El equipo amplió de forma artificial el cráneo de un humano, de un cocodrilo y del enorme terópodo carnívoro Allosaurus al del tamaño de un T. rex adulto. En cada caso, las fuerzas de mordida aumentaron como era de esperar, pero no llegaban al nivel del de el tiranosaurio, lo que sugiere que tuvo la mordedura más potente de cualquier animal terrestre.

Estudios anteriores han estimado que el mordisco del tiranosaurio tenía una fuerza de 8.000 a 13.400 newtons, pero dado el tamaño del animal, que se cree pesaba más de 6.000 kg, los investigadores sospecharon que su mordisco podría haber sido aún más poderoso. Los científicos de Liverpool desarrollaron un modelo informático para conocer cómo era esta dentellada, un método que ya ha sido utilizado para predecir las velocidades de carrera de los dinosaurios.

La fuerza del mordisco de un animal está en gran medida determinada por el tamaño de los músculos de la mandíbula. Usando sus modelos informáticos, los investigadores probaron una serie de valores alternativos del músculo, ya que no se conoce con precisión cómo eran los músculos de los dinosaurios. Incluso teniendo en cuenta los márgenes de error, el modelo todavía demostraba que el T. rex tenía un mordisco más potente de lo que se sugiere. Los menores valores previstos fueron de alrededor de 20.000 newtons, mientras que los mayores valores llegaron a los 57.000 newtons.

Los investigadores también encontraron que los resultados para las crías de T. rex juvenil eran más débiles que los del adulto. La gran diferencia entre las dos mediciones puede sugerir que el dinosaurio se sometió a un cambio en sus costumbres de alimentación a medida que crecía.

Velocidad y fuerza

Como explica Karl Bates, del departamento de Biología Musculoesquelética de la Universidad de Liverpool, «el poder de la mandíbula del tiranosaurio ha sido un tema muy debatido en los últimos años. Los científicos solo tienen el esqueleto para trabajar, ya que el músculo no sobrevive con el fósil, por lo que a menudo tenemos que confiar en el análisis estadístico o de comparaciones cualitativas de animales vivos, que difieren mucho en tamaño y forma de los dinosaurios gigantes y enigmáticos como el T. rex». En la medida que estos métodos son de alguna manera indirectos, «puede ser difícil obtener una visión objetiva de la forma en que los dinosaurios podrían haber funcionado y de lo que eran capaces».

«Nosotros tomamos lo que sabíamos sobre el esqueleto del T. rex y construimos un modelo informático que incorpora la anatomía principal y los factores fisiológicos que determinan el desarrollo del mordisco. A continuación, pedimos a la computadora que reprodujera el mordisco, por lo que podemos medir directamente su velocidad y su fuerza y compararlas con las de otros animales».

El investigador cree que sus resultados confirman que el tiranosaurio tenía un potente mordisco que le convertía en uno de los depredadores más peligrosos que hayan vagado por nuestro planeta. 

Vía: www.abc.es

La primera guerra de Hitler

Adolf Hitler, (primera fila, primero desde la izquierda), con otros correos en el puesto de mando de su regimiento, en Francia en 1915.

Ni cabo ni soldado de primera línea: el historiador Thomas Weber desmonta los lugares comunes sobre la participación de Hitler en la I Guerra Mundial

Ese anodino hombre gris de uniforme que cruza una calle adoquinada fusil al hombro, embutido en un largo abrigo militar y tocado con el pickelhaube, el característico casco alemán de la Gran Guerra coronado por un pincho, será con el tiempo el causante de la mayor hecatombe de la historia. Se llama Adolf Hitler. El joven historiador alemán Thomas Weber (1974), doctorado en Oxford y profesor de Historia de Europa e Internacional en la Universidad de Aberdeen (Escocia), se ha asomado a la vieja fotografía desenfocada en la que destaca, cómo no, un bigote, para investigar cuál fue en realidad la experiencia bélica del futuro líder nazi en la I Guerra Mundial, y si fue tan decisiva (opina que no).

El resultado es un libro revelador y apasionante, La primera guerra de Hitler (Taurus, 2012), en la que Weber, mediante un concienzudo estudio de los registros del regimiento en el que luchó —el 16 º Regimiento Bávaro de Infantería de Reserva, RIR 16 o Regimiento List, por su comandante— desmonta lugares comunes, tópicos y clichés. De entrada, y esto sorprenderá a muchos, apunta que en realidad Hitler no fue cabo.


Weber es taxativo al asegurar que Hitler no fue desde luego ningún héroe
 
"No, no es que yo lo haya degradado. Su único ascenso fue a Gefreiter, soldado de primera. Nunca tuvo mando de tropa, ni de un solo soldado. No se de dónde viene lo de atribuirle el rango de cabo. En Alemania se conoce perfectamente el término, probablemente es un problema de traducción a otras lenguas que ha persistido a lo largo del tiempo". Tampoco fue su experiencia la de un soldado de primera línea, como el propio Hitler sostuvo luego, sino que se mantuvo casi toda la guerra en un servicio menos arriesgado. Vamos que desde luego no fue un Jünger. Once días después de su llegada al frente y tras participar el 29 de octubre de 1914 en la primera batalla de Yprés, bautismo de fuego de su regimiento, Hitler fue nombrado correo y destinado al puesto de mando de la unidad, un destino mucho más cómodo y menos peligroso que las trincheras. "Me han acusado de sugerir que Hitler fue un cobarde, lo que ha provocado que se irriten mucho conmigo los neonazis y que en alguna conferencia en Alemania tuviera que estar presente la policía, pero yo no digo eso. Fue un buen soldado, diligente, concienzudo. Hizo lo que le mandaron, lo que se esperaba, y lo hizo bien. Sin embargo, lo que hizo no fue lo que luego contó. Es un hecho que mintió sobre su experiencia bélica sobredimensionándola, que se reinventó por razones políticas".

Weber es taxativo al asegurar que Hitler no fue desde luego ningún héroe. "No hizo nada excepcional, el heroísmo requiere más iniciativa, riesgo. ¿Valiente? Eso es más difícil de decir. Yo creo que sí. Mostró valor en su cometido. Pero había una distancia entre el hombre de las trincheras y él. No era el típico producto del regimiento, de hecho sus camaradas del frente lo evitaban, le veían como un Etappenschweine, un cerdo de la retaguardia. Pensaban que hacía un trabajo fácil, en la plana mayor. Hitler no es un soldado típico de la I Guerra Mundial, no conocía la vida de las trincheras, ni la hermandad de las armas como luego trató de hacer creer. Muchos viejos camaradas le criticaron luego por eso, por haber dicho que era uno de ellos".

Se ha dicho que el momento fundacional de Hitler fue una visión histérica tras ser víctima de un ataque con gas mostaza.

Weber no discute que Hitler ganó la Cruz de Hierro de Primera Clase. "Es cierto, y era algo muy raro para un soldado. No obstante, se la concedieron en un momento en que se abrió la mano para hacerla más accesible a la tropa y subir la moral. Se benefició de esa nueva política. Y en su caso fue decisiva su sumisa intimidad con los oficiales, sus conexiones; como enlace estaba cerca de la gente que era la que proponía a los candidatos para las condecoraciones. Es verdad que solo cuatro o cinco soldados del regimiento lograron la Cruz de Hierro de Primera Clase, pero significativamente solo uno era soldado de primera línea".
Para Weber lo esencial es desmontar la idea de que el Hitler que conocemos es resultado de la I Guerra Mundial, que aquella experiencia fue lo que creó a Hitler, lo que hizo que un pintor de postales se convirtiera en el mayor criminal de la historia. "No fue la deshumanización de la guerra lo que lo radicalizó, fue después cuando vemos surgir al Hitler de las convicciones".

Se ha dicho que el momento fundacional de Hitler fue una visión histérica tras ser víctima de un ataque con gas mostaza en el río Lys en octubre de 1918. "Su ceguera no era física sino psicosomática y se le trató de histeria de guerra en psiquiatría y no en oftalmología, pero no está claro que ese trauma cambiara a Hitler, modificara su personalidad. Su antisemitismo, por ejemplo, no va entonces más allá de los clichés religiosos, no es para nada todavía el antisemitismo racial y radical nazi".

Lo que si es seguro para Weber es que la idea de las cámaras de gas no procede de las vivencias deI viejo enlace en la I Guerra Mundial. "Hitler no decidió exterminar a los judíos hasta entrada la II Guerra Mundial, cuando echarlos ya no era posible. Y gasearlos es una idea que vino de otras instancias y él aprobó, claro; a Hitler probablemente no se le hubiera ocurrido, precisamente por conocer el tema. De hecho nunca quiso usar armas químicas en la II Guerra Mundial".


Es curioso pensar que el hombre que causó la muerte de tantos millones de personas pudiera no haber matado con su propia mano a nadie

¿Mató Hitler a alguien en la guerra? "Los más probable es que no; sería raro. Excepto en esos días del principio en Yprés no tuvo oportunidad. No podemos excluir la posibilidad pero nunca lo reivindicó y dada su absoluta falta de preparación al llegar al frente y la entidad profesional del enemigo al que se enfrentó aquella única vez —regimientos británicos como los Highlanders— es extremadamente improbable. Durante el resto de la guerra se movía en patrullas que precisamente debían evitar al enemigo".
Es curioso pensar que el hombre que causó la muerte de tantos millones de personas pudiera no haber matado con su propia mano a nadie. Excepto a sí mismo. "Después de la guerra también parece difícil que haya matado a nadie. En el putsch no disparó. Se ha dicho que pudo haber matado él a su sobrina Geli Raubal, pero lo dudo".
Lo que sí hizo la I Guerra Mundial fue influir en el comportamiento y las decisiones de Hitler en la Segunda. "Trató de aprender de aquella experiencia. Su desconfianza de los generales, por ejemplo. Y el mencionado descarte de las armar químicas".

Al acabar la conversación, le digo a Thomas Weber que no hemos hablado de sexo. "Siempre hay tiempo para eso", dice tomando asiento otra vez. Del de Hitler. "Es difícil decir. Sus camaradas lo consideraban asexuado. Tenía un bajo nivel de actividad, en todo caso. O alternaba etapas de mucha libido con otras de inapetencia. Era un obseso de la higiene y temía mucho contraer la sífilis, lo que no es coherente con el no practicar el sexo, si bien se piensa". El historiador desmiente que Hitler perdiera un testículo cuando lo hirieron en el Somme y que, como se ha sugerido, hubiera procreado un vástago durante la guerra en Francia.

Fuente: www.elpais.com

Los primeros Homo Sapiens podrían comunicarse a través de Símbolos


Foto: Tipología de los signos no figurativos (Genevieve von Petzinger)
Vía: The Guardian | Robin Mackie| 11 de marzo de 2012 (Traducción: G.C.C.)

Visite las cuevas de Pech Merle, de Font-de-Gaume y Rouffignac, en el sur de Francia, y será testigo de algunas de las obras artísticas más impresionantes que nuestro planeta puede ofrecer. Las imágenes de bisontes, leones y otras criaturas, aparecen en las paredes de las cavernas. Manadas de caballos y un rinoceronte de vez en cuando, por no mencionar algún que otro mamut singular y un toro gigante, desfilan a través de las rocas. Muchos animales son representados en vivos colores, con un sentido de la perspectiva y de los detalles anatómicos, que sugieren que aquellos artistas habían adquirido una habilidad considerable.

Estas galerías subterráneas, que se encuentran sobre todo en Francia y España, también resultan ser extremadamente antiguas. Las representaciones artísticas de Rouffignac han sido datadas alrededor de 13.000 años atrás, mientras que en la cercana Chauvet y Lascaux, se cree que tienen más de 30.000 años de antigüedad. Este testimonio en las paredes de roca, en pinceladas de ocre y carbón vegetal mezclado con la saliva y grasa, muestra que nuestros antepasados cazadores-recolectores podían representar el mundo que les rodeaba de una manera sorprendentemente sofisticada. Tal como el crítico de arte, John Berger, dijo alguna vez de estos pintores, ellos parecen haber tenido "la gracia desde el principio". Picasso estaba aún más impactado. "No hemos inventado nada", comentó con tristeza, después de que visitara Lascaux en 1940 para inspeccionar la obra de sus predecesores de la Edad de Piedra.

No es sorprendente que estas pinturas atraigan a decenas de miles de visitantes cada año. Sin embargo, hay otro aspecto de este arte que a menudo escapa a la atención, pero que ahora está ofreciendo a los científicos nuevas ideas acerca de nuestra reciente evolución. En lugar de estudiar esos magníficos caballos al galope y bisontes, los investigadores están investigando los símbolos pintados al lado de ellos.

Estos signos son raramente mencionados en la mayoría de los estudios de arte rupestre antiguo. Algunos están reunidos en grupos, otros aparecen en solitario o de dos en dos, mientras que otros se mezclan con las imágenes de los animales de las cuevas. Hay triángulos, cuadrados, semicírculos, círculos completos, ángulos abiertos, cruces y grupos de puntos. Otros son más complejos: dibujos de manos con dedos falseados (conocidos como manos en negativo); filas de líneas paralelas (llamadas estrías de dedos), diagramas de símbolos como ramas, conocidos como penniformes, o pequeños bocetos de chozas, entidades llamadas tectiformes. En total, 26 signos específicos que se utilizan repetidamente en estas cuevas, creados en los milenios en que Europa descendió -y salió- hacia la última Era Glacial.

"Estos símbolos están por todas partes en las paredes de las cuevas, pero en realidad nadie los nota", dice Genevieve von Petzinger (izquierda) de la Universidad de Victoria, en la Columbia Británica. "Por ejemplo, en el reciente documental de Werner Herzog sobre la cueva de Chauvet, 'Cave of Forgotten Dreams', él se concentra totalmente en las pinturas de los caballos y los rinocerontes, y deja que su cámara barra más allá de los símbolos, como si ellos simplemente no estuvieran allí".

Eso es un error, de acuerdo con von Petzinger. Los símbolos proporcionan una clara evidencia de la forma en que nuestros ancestros pasaron de representar ideas de modo realista -como en esas bellas imágenes de bisontes y mamuts- a la etapa en la que comenzaron a representar los conceptos simbólicamente. En algunos casos, las señales parecen surgir del uso de imágenes truncadas de un animal y, finalmente, llegar a actuar como un símbolo de ese animal en su totalidad. Por ejemplo, una línea ondulada utilizada para representar la parte de atrás de un caballo, en una pintura de gran tamaño, finalmente llega a representar al caballo entero en diferentes conjuntos de pinturas.

Pero hay más en la obra de von Petzinger que el estudio de la aparición de los símbolos. Trabajando con su colega Abril Nowell (izquierda), ella ha creado una base de datos de todos los signos que se encuentran en más de 200 cuevas, y otros refugios, de Francia y España. El objetivo es estudiar dónde y cuándo se utilizaron por primera vez y en qué combinaciones, y compararlas con las marcas que se encuentran en otros objetos antiguos. Los resultados son sorprendentes, pues la base de datos muestra que muchos símbolos están frecuentemente organizados en grupos específicos que se repiten una y otra vez en diferentes cuevas (una mano negativa con dedos en estrías, por ejemplo).

"Lo que encontramos fue bastante notable", dice von Petzinger. "Hay un patrón definido en la forma en que estos signos fueron utilizados". En otras palabras, ella y Nowell han demostrado que estas marcas no son simples garabatos abstractos, sino que parecen ser un código que fue pintado en las rocas por gentes Cro-Magnon, los cuales vivieron en Europa hace 30.000 años. Parece que han encontrado evidencias de que alguna forma de lenguaje escrito estaba siendo intentado por nuestros antepasados de la Edad de Piedra, una idea que -si se comprueba- retrasaría el nacimiento reconocido de la escritura desde unos 6.000 años atrás, tal como la que produjeron las primeras sociedades agrarias, a unos increíbles 30.000 años atrás.

Von Petzinger y Nowell se mantienen cautelosas, sin embargo. "No podemos usar las letras 'L' o 'W' todavía", dice Nowell. "Esta no es la escritura tal como la conocemos o un lenguaje como nosotros lo entendemos. Sin embargo, en estas cuevas estamos buscando el patrón de los símbolos, y, si somos capaces de desentrañarlo, podemos llegar a su significado".

Su cautela es comprensible. Sin embargo, la evidencia es sorprendente. Por ejemplo, von Petzinger ha encontrado un conjunto de cinco símbolos -"II ^ III X II"- que son especialmente comunes, pues aparecen en las paredes como un motivo recurrente. Curiosamente, ella ha descubierto recientemente la secuencia en otra ubicación inesperada.

"En San Germain-de-la-Rivière, al norte de Burdeos, el esqueleto de una mujer joven -datada con alrededor de 15.500 años de antigüedad- fue descubierta con un collar hecho de dientes de ciervo rojo", añade von Petzinger. "Tres de estos dientes tienen marcas en ellos: 'II ^' estaba en uno, 'III' en otro; y 'X II' en el tercero. Tenemos nuestros cinco símbolos comunes representados en los dientes del collar".

En aquel tiempo no había ciervos rojos en Francia y se cree que los dientes del collar vinieron de España, posiblemente como elementos de intercambio entre diferentes tribus. La obsidiana y otros bienes se sabe también que se intercambiaban entre los grupos de estas regiones. Pero si las piezas dentales del collar llegaron por esta vía, ¿los símbolos fueron tallados en ellas antes o después de su llegada a Francia? Si se trata de la primera opción, esto sugiere que una forma tosca de lenguaje escrito puede ya haber vinculado a los diferentes grupos de cazadores-recolectores de Cro-Magnon que vivían entonces en el sur de Europa. Tal vez los símbolos representan las letras de un nombre o es posible que contengan un mensaje religioso.

"Es imposible decirlo hoy, pero los dientes de ciervo son, sin duda, una información muy importante", dijo Nowell. "Ellos sugieren que los cinco símbolos representan tres unidades específicas de significado. No podemos decirlo a partir de las pinturas rupestres, donde aparecen confundidas. Esto puede no ser escritura tal como la conocemos, pero igualmente no son garabatos al azar en una pared".

En efecto, este trabajo forma parte de una información revoluciónaria, añade von Petzinger. "Los científicos habían notado estos símbolos antes, pero hasta que no hicimos nuestra base de datos no hemos podido analizarlos correctamente. Hoy en día, puedo pedir a mi base de datos cualquier cuestión que guste. Por ejemplo, ¿cuántos hectiformes se han hallado en cada cueva en la que fueron pintados, por ejemplo, entre hace 15.000 y 20.000 años atrás? La base de datos, poco a poco, saca los patrones".

Foto: Signos geometricos hallados en la cueva de Niaux, Francia.
No obstante, su trabajo tiene otro aspecto críticamente importante. Esas cadenas de símbolos parecen haber sido de uso común hace 30.000 años, cuando los humanos modernos se extendieron por Europa después de haber visto desaparecer a los neandertales. La pregunta es: ¿cuándo los humanos modernos los desarrollaron y usaron por primera vez? ¿Los inventó el Homo sapiens después de que llegara a Europa o tienen un linaje aún más antiguo? ¿Es posible que nuestros antepasados los llevaran fuera de sus lugares de origen africano cuando comenzaron su diáspora mundial hace unos 70.000 años?.

Las respuestas a estas preguntas revelan una división clave en el mundo de la paleontología y la antropología. Por un lado, científicos como Richard Klein, de la Universidad de Stanford, Nicholas Conard, de la Universidad de Tübingen, en Alemania, y otros, la conducta humana avanzada -que implica el uso de símbolos complejos, el arte y herramientas sofisticadas- no apareció hasta hace unos 35.000 años, durante un repentino florecimiento de la creatividad llamada el Gran Salto Adelante. Señalando que obras como las de Chauvet, Lascaux y otras cuevas, así como los descubrimientos que sugieren los instrumentos musicales, las barcas y objetos religiosos, se hicieron por primera vez alrededor de este tiempo, los defensores de esta teoría argumentan que un cambio abrupto en nuestro comportamiento -posiblemente debido a mutaciones en el ADN que afectaron a nuestro intelecto y a las estructuras cerebrales- se produjo a medida que los Homo sapiens comenzaron a llegar a Europa. Estos cambios entonces desencadenaron una revolución cultural que más tarde se extendió por todo el mundo.

Otros científicos no están de acuerdo, entre ellos Alison Brooks, del Museo Nacional Smithsonian de Historia Natural, en Washington, y el profesor Peter Mitchell, de Oxford. Ellos argumentan que hay un montón de evidencias que indican que los humanos habían alcanzado su potencial intelectual mucho antes de que salieran de África. Recientes descubrimientos realizados en el sur de África incluyen pequeñas puntas de silex, las cuales pueden ser las primeras flechas que se han hecho, y piezas bellamente diseñadas de ocre que sugieren trabajos artísticos y ornamentos estaban siendo creados entre 70.000 y 90.000 años atrás. No hubo Gran Salto Adelante, un concepto que Mitchell ha descrito como "un sin sentido eurocéntrico".

¿El trabajo de von Petzinger y Nowell arroja alguna luz sobre esta división? Después de todo, su trabajo se centra estrechamente en el período crucial en que el Gran Salto Adelante se supone que se ha producido. ¿Alguno de esos símbolos en Lascaux, Chauvet y Rouffignac, aparecen en las primeras formas de arte que se encuentran en Sudáfrica? De acuerdo con von Petzinger, la respuesta es probablemente sí. Muchos de los remolinos, cruces, círculos, ángulos abiertos y rayas, vistos en Francia se encuentran también en obras de mayor antigüedad en África. Por ejemplo, el símbolo de ángulo abierto se puede ver en los grabados de la Cueva de Blombos, en Sudáfrica, donde se han econtrado artefactos artísticos de unos 75.000 años de antigüedad.


Foto: Caballos rodeados de manos en negativo, circulos y rayas.

"Cuando usted mira a los símbolos en las cuevas de Francia y España, tiene que darse cuenta de que estas son cosas que nuestros antepasados ya estaban a gusto con ellas", dice von Petzinger. "Ellos habían estado utilizándolas durante mucho tiempo", De hecho, añade, las obras de equivalente perfección a las pintadas en las paredes de las cuevas de Francia fueron creadas probablemente en épocas anteriores, pero se han perdido o se han deteriorado. "Símbolos anteriores tendían a ser grabados en los productos perecederos, tales como la madera y las pieles, las cuales se habrán desintegrado".

En otras palabras, el genio artístico responsable de Chauvet era parte de nuestro patrimonio africano. Tal como Nowell dice: "Las cuevas son divertidos y pequeños microcosmos que protegen la pintura. Si no fuera por el hecho de que estas personas decidieron poner un poco de su arte en ellas, no podriamos habernos percatado de lo avanzados que estaban artísticamente. De hecho, las poblaciones que produjeron a estos artistas fueron gentes como usted o como yo".

¿Una nueva especie humana hallada en China?

Científicos descubren los restos de cuatro misteriosos individuos de hace 14.000 años con una inusual mezcla de rasgos arcaicos y modernos. Les llaman los «hombres del ciervo rojo»


Reproducción artística del aspecto del «hombre del ciervo rojo» - PETER SCHOUTEN

La investigación aparece publicada en PLoS One y es, cuando menos, desconcertante. Se trata del descubrimiento en cuevas del suroeste de China de unos restos humanos pertenecientes al menos a cuatro individuos con una rara mezcla de características anatómicas arcaicas y modernas. Los científicos australianos y chinos que han estudiado los fósiles creen que puede tratarse de una especie humana previamente desconocida, una especie que compartió espacio con los humanos modernos hace de 14.500 a 11.500 años, un tiempo en el que comenzaban a establecerse en esa zona de Asia las primeras culturas agrícolas. Les llaman los «hombres del ciervo rojo» porque se alimentaban de este animal extinto.
El equipo dice haber sido cauto en la clasificación de los fósiles, debido a su inusual mezcla de características. «Estos nuevos fósiles podrían ser de una especie previamente desconocida, una que sobrevivió hasta el final de la Edad de Hielo hace unos 11.000 años», dice el profesor Darren Curnoe, de la Universidad de Nueva Gales del Sur. «Alternativamente, podría representar una migración muy temprana y desconocida hasta ahora de los humanos modernos fuera de África, una población que pudo no haber contribuido genéticamente a los humanos modernos».
Los restos de al menos tres individuos fueron hallados por los arqueólogos chinos en Maludong (o Cueva del Ciervo Rojo), cerca de la ciudad de Mencio, en la provincia de Yunnan en 1989. Se quedaron sin estudiar hasta que la investigación se inició en 2008, con la participación de científicos de seis instituciones australianas y cinco chinas. Un geólogo chino encontró un cuarto esqueleto parcial en 1979 en una cueva cerca del pueblo de Longlin, en la vecina región de Guangxi Zhuang. Los restos se quedaron atrapados en un bloque de roca hasta 2009, cuando el equipo internacional removió y reconstruyó los fósiles.
Los cráneos y dientes de Maludong y Longlin son muy similares entre sí y muestran una rara mezcla de rasgos anatómicos arcaicos y modernos, así como algunas características nunca antes vistas. Los científicos llaman a estos individuos los «hombres del ciervo rojo», porque cazaban una especie de ciervo ya extinguida y la cocinaban en la cueva de Maludong.

Otra historia de Asia

Aunque Asia contiene actualmente más de la mitad de la población mundial, los científicos todavía saben muy poco sobre cómo los humanos modernos evolucionaron allí después de que nuestros antepasados se asentaran en Eurasia hace unos 70.000 años. Hasta hace poco, la atención científica sobre los orígenes humanos se había centrado en gran medida de Europa y África. En el continente asiático, la falta de fósiles y una mala datación de los ya encontrados obstaculizaban los esfuerzos.
Hasta ahora, ningún fósil de menos de 100.000 años de antigüedad había sido encontrado en la parte continental de Asia Oriental que se asemejara a cualquier otra especie que no fuera la nuestra (Homo sapiens). Esto indica que la región había estado vacía de nuestros primos evolutivos cuando los primeros humanos modernos aparecieron. Sin embargo, el nuevo descubrimiento sugiere que esto podría no haber sido así después de todo.
En la última década, se han encontrado en Asia el enigmático Homo floresiensis de Indonesia (conocido como el Hobbit), de 17.000 años de edad y pruebas de mestizaje humano moderno con los antiguos hombres de Denisova de Siberia. Ahora, el descubrimiento de esta «gente del ciervo rojo», dice Curnoe, «abre el siguiente capítulo en la historia de la evolución humana - el capítulo de Asia - y es una historia que acaba de empezar a ser contada».

Fuente: http://www.abc.es/20120314/ciencia/abci-nueva-especie-humana-hallada-201203141536.html

Científicos rusos quieren clonar un mamut congelado hace 10.000 años

Insertarán el material genético del animal extinto en las células de una elefanta actual


..........................El mamut ya tiene su genoma secuenciado

Científicos rusos han dado a conocer sus planes de clonar un ejemplar de mamut congelado durante 10.000 años en el territorio de la república siberiana de Yakutia.
"Queremos llevar a cabo una clonación somática, al insertar el material genético de un mamut que vivió hace miles de años en las células de una elefanta actual", dijo un portavoz Instituto de Ecología Aplicada (IEA) de Siberia a la agencia oficial RIA-Nóvosti. La fuente precisó que "las células madre serán trasvasadas al útero de una elefanta que gestará el feto durante 22 meses con el fin de que nazca, esperamos, una cría de mamut viva".
En concreto, las células del mamut en cuestión se insertarían en embriones de un elefante procedente de la India, al tratarse de su pariente genético más cercano.
El portavoz del IEA adelantó que las pruebas genéticas serán extraídas del mamut a finales de este año, tras lo que serán enviadas a Corea del Sur, donde la clonación podría hacerse realidad dentro de varios años.
En la clonación del mamut que fue encontrado en la inhóspita tundra siberiana participarán científicos rusos, surcoreanos y chinos. Esta semana la Universidad Federal Nororiental firmó el correspondiente acuerdo con el controvertido científico surcoreano Hwang Woo-suk, de la Fundación de Investigación Biotécnica de Seúl.
Considerado en su momento un pionero en este terreno al clonar un perro en 2005, Hwang fue acusado en 2006 de falsificar pruebas científicas para confirmar sus atrevidas teorías sobre clonación humana.

Tejido y células en buen estado

Los expertos consideran que clonar un mamut es posible, ya que las células de ese animal prehistórico pueden encontrarse tanto en su sangre y órganos internos, como en la piel y los huesos. La clave es encontrar tejido y células en buen estado en un animal que pereció, previsiblemente de frío o de hambre, hace miles de años.
La descodificación del ADN de la momia del paquidermo prehistórico, que es la que lleva la información genética sobre el animal, es una labor ardua que, en muchas ocasiones, concluye en fracaso al no hallarse ninguna célula viva.
Los mamuts aparecieron en África hace 3 ó 4 millones de años, dos millones de años atrás emigraron hacia Europa y Asia y llegaron a América del Norte hace 500.000 años, pasando por el estrecho de Béring.
Para la ciencia sigue siendo una incógnita la causa de su desaparición, que se inició hace unos 11.000 años, cuando la población de estos animales empezó a descender hasta la total extinción de los últimos ejemplares siberianos hace 3.600 años.
La mayoría de los especialistas estiman que los mamuts se extinguieron debido a un brusco cambio de las temperaturas en la Tierra, aunque hay también quien lo atribuye al acoso de los cazadores o a una gran epidemia.

Fuente:  http://www.abc.es/20120314/ciencia/abci-cientificos-rusos-quieren-clonar-201203141706.html