El hombre de Atapuerca practicaba el Canibalismo con individuos más jóvenes

Un estudio explica que el canibalismo humano de hace 800.000 años es casi idéntico al que puede observarse hoy en día en chimpancés que compiten por el territorio

En 1994 se descubrió el caso de canibalismo entre homínidos más antiguo el mundo. Sucedió hace unos 800.000 años y lo perpetró una especie hasta entonces desconocida que sus descubridores bautizaron como Homo antecessor, el hombre de Atapuerca. Aquel homínido, posible ancestro del Homo heildelbergensis y los neandertales, vivía en excelentes cazaderos situados a unos 15 kilómetros al este de Burgos. Sus restos aparecieron en el yacimiento de la Gran Dolina mezclados con abundantes huesos de ciervo que le habían servido de comida. Lo más chocante fue que, a juzgar por el número de huesos, la segunda especie más consumida en Atapuerca era el propio antecessor, como probaban los restos de al menos 11 individuos, la mayoría niños de corta edad, que fueron devorados por sus congéneres. Las razones de aquella matanza siguen sin aclararse y, hasta ahora, no se habían encontrado prácticas comparables en ningún otro homínido.

Un nuevo estudio explica ahora el canibalismo del antecessor desde un nuevo punto de vista. Aquel comportamiento registrado hace 800.000 años es casi idéntico al que puede observarse hoy en día en chimpancés que compiten por el territorio, según un estudio que será publicado en Journal of Human Evolution.
El trabajo, liderado por los directores de las excavaciones de Atapuerca, recorre las evidencias de canibalismo entre homínidos desde aquel primer caso hace 800.000 años. Tanto neandertales como sapiens lo han practicado a lo largo de la prehistoria y la historia por muchos motivos. El trabajo repasa casos de canibalismo por placer, por hambruna, por guerra o por respeto ritual. Pero en ningún caso pasado o actual se reproduce un patrón tan marcado en el que una especie se coma sólo a los niños y no los adultos.
La única excepción a esta regla, resalta el trabajo, son los chimpancés, los homínidos actuales más emparentados con los humanos. El trabajo cita varios casos en los que un grupo atacante mata y se come a las crías de sus rivales. El primero fue documentado por la célebre primatóloga Jane Goodall en 1977 y la lista de casos se extiende durante los 30 años siguientes. Las edades de los fallecidos son muy parecidas a las de los antecessor que fueron aniquilados en la Gran Dolina, resalta el estudio.


Los niños de Atapueca fueron víctimas de la lucha por el territorio, opinan los autores. Los homínidos de Atapuerca «montaban ataques de bajo riesgo a grupos rivales para defender su acceso a los recursos en sus territorios y para expandirse a costa de otros grupos», detalla el trabajo. En la mente de aquellos miembros del género Homo estaba «impedir que evolucionasen otros animales que pudieran ser competencia», explica el paleoantropólogo Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca y coautor del trabajo. «Eliminar a los niños era más eficaz y menos peligroso», añade.

Una espece «lejana y próxima»

El estudio es novedoso en su comparación del canibalismo de un miembro del género Homo con el que se da en chimpancés. «Es muy interesante porque rompe el círculo vicioso de establecer comparaciones sólo con el Homo sapiens e introduce una especie como el chimpancé que está lejana pero próxima a nosotros», opina el paleoantropólogo del CSIC Antonio Rosas, que no ha participado en el trabajo pero conoce a fondo el canibalismo de los neandertales de la cueva de El Sidrón (Asturias). «Es una hipótesis bien fundada», añade sobre el nuevo estudio.
Pero a fin de cuentas el trabajo no explica el canibalismo del antecessor en sí. Matar a los infantes del grupo rival bastaba para conseguir echar al grupo de sus territorios, ¿por qué comérselos además? «La única explicación», reconocen los autores, «era el beneficio nutricional».

¿Comportamiento animal o cultural?

Descifrando las claves genéticas del hombre de Denisova, el hermano de los Neandertales

Exposición fotográfica "Neandertales y ritos funerarios" en 2008 en Francia (AFP/Archivo, Pierre Andrieu)
PARÍS — Investigadores lograron descifrar el genoma de un homínido primitivo, el hombre de Denisova, y compararlo con el de los hombres de Neanderthal y los seres humanos modernos, usando una muestra de ADN extraída de un hueso que tiene unos 80.000 años.

Sus análisis, publicados este jueves en la revista estadounidense Science, indican que la diversidad genética de los hombres de Denisova era muy escasa, pero que una parte considerable de sus genes se transmitieron a habitantes actuales de Asia del Sudeste, en particular a los papúes.
Se dispone de muy pocos restos fósiles del hombre de Denisova. Se trata de fragmentos de una falange de dedo meñique que perteneció a una niña de unos siete años de edad, los cuales se descubrieron en 2010 cerca de un diente, en una gruta de Siberia.

Svante Päabo, del Instituto Max Planck de Leipzig (Alemania) y su equipo inventaron una técnica para desenredar la doble hélice del ADN y analizar separadamente cada una de las hebras.
"El descifre de un genoma extinto fue de una precisión sin precedentes", aseguró el principal autor del estudio, Matthias Meyer.
Los científicos lograron determinar que la diversidad genética de los hombres de Denisova era muy inferior a la de los hombres actuales. Esto probablemente se deba a que la población inicial de hombres de Denisova era reducida y que aumentó rápidamente a medida que se extendían por una vasta zona geográfica, de Siberia al sur del Pacífico.

Vía: AFP

El genoma del homínido de Denisova, disponible en Internet

No era Homo sapiens, ni tampoco un neandertal. Los restos encontrados en la cueva de Denisova pertenecieron a un grupo de homínidos extintos que abandonaron África en un movimiento migratorio distinto al de nuestros ancestros. Ahora, los científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva han hecho público el genoma completo del homínido de Denisova, lo que servirá a científicos de todo el mundo para investigar acerca de nuestros orígenes.

En el año 2010, un grupo de arqueólogos rusos encontraba en la cueva de Denisova, al sur de Siberia, unos restos que causaron sensación entre la comunidad científica. Las secuencias de DNA mostraban que se trataba de una especie hasta entonces desconocida que fue llamada homínido de Denisova. Junto a los neandertales, estos homínidos serían los parientes extintos más cercanos a los actuales humanos.
Dos años después, los investigadores del Instituto Max Planck han desarrollado una nueva técnica que ha permitido secuenciar de forma mucho más específica el genoma completo del hombre de Denisova, utilizando para ello menos de 10 miligramos del hueso del dedo. En la versión anterior, el nivel de resolución permitía establecer el parentesco entre los denisovianos y los neandertales con los humanos modernos, pero no era posible estudiar la evolución de partes específicas del genoma.

Esta es la primera secuencia completa y de alta calidad que se tiene del genoma de un grupo de homínidos extintos. Aunque los científicos pretenden publicar un artículo describiendo su trabajo, la nueva versión del genoma ya está accesible de forma gratuita a través de Internet. La razón de compartir su descubrimiento es, en palabras del investigador principal Svante Pääbo, "que biólogos de todo el mundo puedan descubrir cambios genéticos que fueron importantes para el desarrollo de la cultura y tecnología humana y que permitieron a los homínidos modernos salir de África y extenderse rápidamente por todo el planeta".

www.muyinteresante.es

Grandes Pirámides: Su historia y su misterio

Combinando la masa imponente con la precisión asombrosa fueron durante más de 4.000 años las estructuras mas altas hechas por el hombre hasta la construcción de la torre Eiffel.

¿Quien las construyó, y como? ¿Cual fué su propósito? ¿Y que revelan ellas sobre sus sociedades? En el antiguo Egipto se necesitaron 30 años, 30.000 obreros y más de 2.000.000 de bloques de 2 toneladas y media cada uno. Una montaña de ladrillos para abrazar toda Francia.
En los bosques de Centroamérica los mayas y aztecas construyeron pirámides vivamente coloreadas para celebrar sus sacrificios humanos.

La ciencia forense moderna nos ayuda a imaginar las escenas temerosas que tuvieron lugar allí. Y veremos mas pirámides de Africa a China.


Descubren el primer sistema planetario con dos soles

Hallan el monolito de un Jaguar de dos mil años de antigüedad

Una escultura monolítica con la representación de un jaguar fue hallada en el lecho de un río en Izapa, en la región del Soconusco, Chiapas, y debido a su peso no fue sacada de inmediato, hasta hace unos días, cuyas maniobras de rescate estuvieron a cargo del INAH.

Emiliano Gallaga Murrieta, director del Centro INAH-Chiapas, detalló que el nuevo monumento “sólo esta grabado por una de sus caras con la fisonomía de un jaguar, con las patas delanteras y traseras flexionadas como si estuviera echado”.

Abundó que se trata de una escultura de bulto que posiblemente estaba en proceso de elaboración porque el resto de la pieza es liso, de acuerdo con declaraciones difundidas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

“Las esculturas de Izapa se realizaban con piedras porque no había metales en esa época, y en algunos casos los indígenas usaban cinceles de jade. Por las características del monumento y del material asociado, se estima que puede tener una antigüedad aproximada de 2 mil años”, mencionó.

Agregó que el monumento se localizó en el lado noreste del sitio de Izapa, muy cerca de un edificio de pequeñas dimensiones nombrado montículo 53, por lo que la hipótesis que han establecido es que el Monumento 91 pudo estar originalmente en la parte superior de la Estructura 53 y en algún momento cayó o fue deliberadamente desplazado.

Vale recordar que este monolito se encontró a finales de la temporada de campo 2011 del Proyecto Reconocimiento Regional de Izapa, dirigido por el arqueólogo Robert M. Pinter Rosenswig de la Universidad de Albany, mediante el cual se examinó la superficie donde se asienta Izapa, que consta de 127 hectáreas, desde la costa hasta pie de monte.

Sin embargo, fue hasta hace unos días que se llevaron a cabo las labores de rescate, dirigidas por los arqueólogos Robert M. Pinter y Emiliano Gallaga Murrieta, durante las cuales se usó un sistema de poleas adaptado en el lugar con polines y cuerdas, que sirvió para alzar la escultura y subirla a una camioneta del INAH.

Gallaga Murrieta informó que la escultura será sometida a un proceso de conservación, en el que será limpiada para poder analizar con más detenimiento su iconografía, toda vez que tiene una capa de musgo y líquenes que impide observar detalles de los motivos grabados.

El director del Centro INAH-Chiapas comentó que además de la escultura monolítica, en el lecho del río también se encontraron metates y una tinaja de piedra, así como piezas de cerámica, entre las que destacan vasijas trípodes con las patas decoradas, fechadas para el periodo Clásico Temprano (200-600 d.C.).

Finalmente, el arqueólogo destacó que esta pieza no sólo incrementa el acervo escultórico de Izapa, sino que reitera la importancia de dicho animal en el pensamiento ritual de las culturas mesoamericanas, además de que muestra la sensibilidad de un pueblo para plasmar conceptos en piedra.

Esta es la escultura número 91 que se registra en la zona arqueológica de Izapa, uno de los sitos prehispánicos de Chiapas con mayor cantidad de monumentos descubiertos.

Hasta la fecha se han registrado 284 a la fecha, entre esculturas, estelas, altares y tronos. Algunos de los monolitos son lisos y otros tienen grabados que han sido calificados por los expertos como extraordinarios por la calidad de los trazos y la riqueza iconográfica.

En los monumentos de Izapa está plasmada la cosmovisión del pueblo que edificó esta ciudad hace aproximadamente 2 mil 500 y 2 mil años, posiblemente de filiación mixe-zoque, anterior a la cultura maya; algunas imágenes hacen referencia a diversos mitos que están narrados en el Popol Vuh, libro sagrado de los mayas.

Vía: www.historiayciencia.es