Descubren por primera vez yacimientos romanos en la ciudad de Brno (República Checa)

Aunque la ciudad de Brno fue fundada en la Edad Media y no tiene un pasado romano, esto no significa que el territorio donde ahora se enclava no haya sido escenario de asentamientos de la Antigua Roma. Así lo demuestra el reciente descubrimiento de un equipo de arqueólogos de Brno, que gracias a las excavaciones preventivas relacionadas con la construcción de dos casas nuevas, han hallado el primer rastro de la presencia de soldados romanos en la ciudad.

Restos óseos hallados en el campaento romano de Brno.

Los restos del antiguo campamento militar se encuentran en la calle Vojtová, no lejos del centro de la metrópoli morava. El arqueólogo Václav Kolařík, de la empresa Archaia, a cargo de estas excavaciones, presenta el hallazgo.

"Este campamento data de la época de las guerras marcomanas. Entre los años 166 y 180 de nuestra era, los romanos estaban en guerra con las tribus germánicas del Danubio Medio, y del norte también. Este campamento fue construido concretamente durante la ofensiva romana de entre 172 y 180".

Durante el siglo II, los estragos causados por las invasiones de los pueblos bárbaros, especialmente los germánicos, en el Imperio Romano obligaron a los ejércitos romanos, liderados por el emperador Marco Aurelio, a adentrarse en los territorios bárbaros más allá control de Roma.

De esta forma se construyeron varios campamentos militares en lo que ahora es Moravia, la parte oriental de la República Checa, habitada en su momento por los marcomanos y los cuados. Ya antes se había descubierto un campamento romano en la ciudad de Modřice, cerca de Brno. Sin embargo, fue sobre todo el área del actual Břeclav, en Moravia del Sur, el escenario de las expediciones romanas contra los bárbaros, según lo explicado por Václav Kolařík.


"En su camino hacia el norte del Danubio, los romanos construyeron campamentos que aseguraban su avance en el territorio bárbaro. En la República Checa, la concentración más grande de estos campamentos está cerca de los lagos de Nové Mlýny, en Mušov, y luego en Přibice e Ivañ. También se encontraron otros campamentos en Moravia Central, incluida Olomouc, cerca de las ciudades de Kroměříž, concretamente en Hulín. Hace dos años se encontró uno en Jevičko, ahora este de Brno y otro más en Modřice”.

A diferencia del campamento de Mušov, donde se construyeron varios edificios de piedra, el campamento de Brno solo funcionaba como sitio temporal de poca capacidad y no podía albergar a más de una unidad de soldados romanos. Las tiendas, erigidas en un área de varios cientos de metros cuadrados, estaban protegidas por una empalizada.


"Fue uno de los puntos de apoyo de los romanos en su camino a las tierras bárbaras. Está ubicado en el río Svratka, cerca de un vado importante. El objetivo del campamento era vigilar este vado y así garantizar que los soldados romanos avanzaran discretamente hacia el interior del país. También funcionaba como una estación de suministro para unidades que ya habían cruzado el río".

Pero para Václav Kolařík, este descubrimiento es importante también por otro motivo.
"En los restos de los campamentos militares romanos, a veces es posible encontrar algunos objetos utilizados por los soldados. Estos descubrimientos son sin embargo raros. En Brno, descubrimos una olla de cerámica, utilizada probablemente por un soldado para preparar la comida (derecha). Esta olla se rompió y el soldado la tiró a la zanja que rodeaba la empalizada. También encontramos un ornamento de bronce que era parte de la armadura de los legionarios romanos".

Los objetos encontrados serán depositados en el Museo de la ciudad de Brno.

Fuente: radio.cz | 1 de febrero de 2018

Los neandertales usaron el fuego para fabricar herramientas de madera

Paleoarqueólogos han encontrado evidencia, en un yacimiento de la Toscana (Italia), de que los neandertales usaron el fuego para fabricar herramientas de madera hace 171.000 años.

La madera, como señalan los investigadores, siempre ha sido un material popular para la elaboración de herramientas y armas. Es fácil de obtener y se puede diseñar con relativa facilidad para permitir usos específicos.

No hay evidencias directas de quiénes fueron los fabricantes de tales herramientas de madera, pero los únicos homínidos conocidos en Europa en ese momento eran los Neandertales, explica Biancamaria Aranguren (izquierda), Supervisora ​​de Arqueología de la región de  Toscana.

En este nuevo estudio, publicado en PNAS, los investigadores describen bastones de un metro de longitud que se redondearon en un extremo y se afilaron en el otro, lo que sugiere su uso como vara para desenterrar raíces y tubérculos y para cazar animales que se esconden bajo tierra. En un apuro, también pueden usarse como un arma.

Estos bastones se encontraron en el yacimiento llamado Poggetti Vecchi, un área de la que ya se habían extraído antes artefactos neandertales.

Foto: Bastón o palo de madera de boj quemado en su superficie para endurecerlos. Hallado en Poggeti Vechi, Toscana, Italia.

Al estudiar estos utensilios, los investigadores descubrieron que estaban hechos de boj, una madera particularmente dura. También descubrieron que las puntas habían sido carbonizadas, probablemente como un medio para eliminar la dura corteza.

La profesora Erella Hovers (derecha), de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y experta mundial en los Neandertales, enfatiza que eran los únicos humanos conocidos en Europa hace 170.000 años, tomando como base las evidencias de restos esqueléticos encontrados hasta ahora. "Los genetistas nos dicen que pudo haber Denisovanos en algunas partes de Europa, aunque no se ha hecho tal afirmación para Italia, según mi leal saber y entender", afirma Hovers.

El equipo notó que los bastones habían sido carbonizados en un patrón consistente en la misma parte de múltiples de ellos, lo que sugiere que fue intencional.

La técnica habría suavizado la corteza, haciendo que fuera más fácil de eliminar. También notaron marcas de corte y estrías en los ejes de las varillas, evidencia del uso de herramientas de piedra para convertir una simple vara de madera en una herramienta útil.

Los hallazgos proporcionan algunas de las primeras pruebas del procesamiento de la madera y el uso del fuego por los Neandertales. Los huesos fosilizados de un elefante de colmillos rectos, Palaeoloxodon antiquus, también fueron descubiertos.

El equipo observa que los cazadores-recolectores modernos usaron aproximadamente la misma técnica para hacer sus palos de excavación. El equipo data estos bastones neandertales en aproximadamente 171,000 años, colocándolos en el Paleoceno Medio, un período en el que los neandertales dominaron el área.

Los primeros británicos tenían la piel oscura, ojos claros y pelo rizado

Los primeros británicos modernos no se parecían a lo que cualquiera podría imaginar como un inglés típico. El análisis del ADN del hombre de Cheddar, un esqueleto mesolítico que marca el inicio de la ocupación continuada en lo que ahora es una isla hace unos 10.000 años, ha revelado algo sorprendente. Según han dado a conocer científicos del Museo de Historia Natural de Londres, este individuo era negro y tenía los ojos azules.


El hombre de Cheddar fue descubierto en 1903 en la popular cueva de Gough, en el condado de Somerset, suroeste de Inglaterra. Se trata del esqueleto más antiguo y casi completo de nuestra especie, Homo sapiens, que se haya encontrado nunca en Gran Bretaña. «Hasta hace poco, suponíamos que los humanos se adaptaron rápidamente para tener una piel más clara tras entrar en Europa hace unos 45.000 años», explica Tom Booth, investigador postdoctoral que trabaja con la colección de restos humanos del museo. «La piel pálida absorbe mejor la luz ultravioleta y ayuda a los humanos a evitar la deficiencia de vitamina D en climas con menos luz solar», señala. Sin embargo, este antiguo inglés tiene los marcadores genéticos de pigmentación de la piel generalmente asociados con el África subsahariana. El descubrimiento, por raro que parezca, es consistente con otros restos humanos mesolíticos descubiertos en toda Europa.



«Es solo una persona, pero también un ejemplo de la población de Europa en ese momento», dice Booth. «Tenían la piel oscura y la mayoría ojos de un color claro, azul o verde, y cabello castaño oscuro», describe. En este sentido, el de Cheddar demuestra que los rasgos genéticos que creemos que van habitualmente juntos, no tienen por qué hacerlo. Además, parece que los ojos claros entraron en Europa mucho antes de que lo hicieran la piel pálida o el cabello rubio, que no aparecieron hasta después de la llegada de la agricultura. Como dice el investigador, el hallazgo «nos recuerda que no se pueden hacer suposiciones sobre cómo era la gente en el pasado en función de cómo se ven las personas en el presente, y que la relación de rasgos que estamos acostumbrados a ver no ha sido siempre la misma».

Una vida compleja

El hombre de Cheddar era un cazador-recolector del Mesolítico, un humano completamente moderno, que medía unos 166 centímetros de altura y murió a los veinte años. Su esqueleto muestra una forma de pelvis estrecha, que generalmente se encuentra en las mujeres. No está claro si un agujero en su frente fue provocado por una infección o por un daño realizado en el momento de la excavación. Al igual que todos los humanos en toda Europa en ese momento, el Hombre de Cheddar era intolerante a la lactosa y no podía digerir la leche como adulto.



En la época en la que vivía, Gran Bretaña estaba unida a la Europa continental y el paisaje se estaba volviendo densamente boscoso. Probablemente, se dedicaba a cazar ciervos y uros (unos grandes bovinos), a pescar peces de agua dulce y a recolectar semillas y nueces. «Vivía una vida bastante compleja», dice Booth. Aunque junto a su esqueleto no aparecieron restos animales ni culturales, otros sitios del Mesolítico ofrecen pistas sobre la dieta y el tipo de vida de sus coetáneos. En Star Carr, un asentamiento mesolítico en el norte de Yorkshire unos 1.000 años más antiguo, los arqueólogos ha descubierto cráneos de ciervo rojo (que pueden haber sido usados como «tocados» o una especie de ornamentos para la cabeza), piedras semipreciosas que incluyen ámbar, hematita y pirita y un colgante de pizarra esculpido conocido como el arte mesolítico más antiguo de Gran Bretaña. Aunque es imposible decirlo con certeza, tipos similares de objetos podrían haber sido familiares para el Hombre de Cheddar.

Una rara sepultura

La mayoría de los restos humanos mesolíticos que datan de ese período fueron descubiertos en cuevas. Cerca del lugar donde se encontró al hombre de Cheddar hay otra cueva conocida como Aveline's Hole, uno de los cementerios mesolíticos más grandes de Gran Bretaña. Allí aparecieron los restos de unas 50 personas, todas depositadas en un corto período de 100 a 200 años. Pero el caso del hombre de Cheddar es bastante inusual porque estaba solo. «No está claro si había sido enterrado o simplemente cubierto de sedimentos a lo largo del tiempo por depósitos minerales naturales en la cueva -apunta Booth-, así que podría haber sido especial, o podría haberse acurrucado y muerto allí». De acuerdo con varios relatos victorianos, una gran cantidad de huesos, dientes de animales extintos, cuchillos de sílex e instrumentos de hueso fueron, desgraciadamente, extraídos del sitio y descartados. Algunos pueden haber pertenecido a ocupaciones anteriores de la cueva, pero es posible que otros hubieran ofrecido pistas adicionales sobre la vida del hombre de Cheddar.

ADN antiguo

Obtener ADN antiguo no es fácil. En cuanto un organismo muere, comienza a descomponerse. Los científicos necesitan un hueso denso donde el ADN haya podido protegerse lo más posible. En este caso, utilizaron el peñasco, un hueso del oído interno, que es el más denso del cuerpo humano. Además, las condiciones de la cueva, con una temperatura fresca y constante y con capas de depósitos minerales naturales, ayudaron a la preservación. Después de extraer el ADN, el equipo definió millones de fragmentos distribuidos aleatoriamente en el genoma para crear una «biblioteca» genética del hombre de Cheddar y poder realizar su retrato en 3D, realizado por especialistas en reconstrucciones paleontológicas.


Los científicos recuerdan que los británicos actuales comparten aproximadamente el 10% de su ascendencia genética con la población europea a la que pertenecía el hombre de Cheddar, pero no son descendientes directos. La población mesolítica a la que pertenecía este individuo fue reemplazada en su mayoría por los agricultores que emigraron a Gran Bretaña más tarde. Sin embargo, este hallazgo, como otros muchos, nos sirve para recordar la irracionalidad y el desvarío inmenso que es el racismo.



Fuente: Judith de Jorge | ABC, 7 de febrero de 2018

María Martinón-Torres (CENIEH): "Homo erectus' debería utilizarse sólo para los fósiles encontrados en Asia"

Un equipo de científicos, entre los que se encuentran los españoles María Martinón-Torres (izquierda) y José María Bermúdez de Castro, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), han estudiado por primera vez los restos fósiles originales que se conservan del 'hombre de Pekín' --seis dientes de 'Homo erectus' hallados a mediados del siglo XX en un yacimiento de Pekín-- y han constatado las diferencias entre esta especie en Asia y el 'Homo erectus' de África.

"Homo erectus' debería utilizarse sólo para los fósiles encontrados en Asia", ha asegurado a Europa Press la directora del CENIEH, María Martinón-Torres. Los dos investigadores han publicado en la revista 'Scientific Reports' su investigación, que ha estado liderado por Xing Song, del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología (IVPP) de Pekín.

"El hombre de Pekín' es una de las muestras fósiles más emblemáticas y clásicas que se conocen dentro de la paleoantropología porque fue uno de los primeros restos que se encontraron cuando se buscaba aquel ancestro, el 'missing link' (eslabón perdido), del humano cuando empezaron los estudios sobre evolución humana", explica Martinón-Torres.

El 'hombre de Pekín' fue hallado a mediados del siglo XX en el yacimiento del Pleistoceno Medio de Zhoukoudian (Pekín). El material arqueológico y paleontológico (incluidos numerosos restos humanos) de este yacimiento chino, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, contemplaba más restos fósiles, pero estos desaparecieron durante la Segunda Guerra Mundial en su traslado de China a Estados Unidos. Sólo seis dientes se conservan en la actualidad, que fueron recuperados entre 1949 y 1959 y en 1966.

Hasta entonces, los estudios de esas colecciones se llevaron a cabo durante mucho tiempo con réplicas que se hicieron en su día y por medio de unos dibujos que dejó el investigador Franz Weidenreich. Ahora, la tecnología y técnicas avanzadas han permitido a los científicos poder estudiar, por primera vez, estos dientes fósiles.

Inicialmente, estos restos fueron atribuidos por el antropólogo canadiense Davison Black a la especie 'Sinanthropus pekinensis'. Más tarde, ya en la década de 1950, fueron incluidos en la especie 'Homo erectus'.
Sin embargo, tal y como señala Martinón-Torres, la denominación de 'Homo erectus' no está actualmente definida, pues actualmente se utiliza como un "cajón desastre". "Cualquier fósil que se encontraba en Asia, particularmente en China, pero también en Indonesia, que no pertenecía a un humano moderno, se metía en esta clasificación de 'Homo erectus", lamenta la experta.
Pero ahora, estos investigadores han descubierto diferencias en el 'hombre de Pekín' que permiten caracterizar y definir mejor al 'Homo erectus'. Para el estudio, los investigadores compararon los restos con otras poblaciones de homininos desde los últimos dos y tres millones de años a la actualidad.

DIENTES COMO LOS DE LOS ORANGUTANES

"Encontramos una serie de características en la morfología de los dientes que son particulares, y nosotros creemos que son exclusivas de este grupo", explica la paleoantropóloga, que asegura que esto les ha permitido "definir al 'Homo erectus', por lo menos, en sus características dentales".
En concreto, los dientes analizados presentaban una dentina con una serie de arrugas muy marcadas. "Es difícil explicar si esta morfología tiene una función, lo que sí es interesante es que son dientes muy robustos, con unas raíces muy robustas, muy masivas", añade.
Según Martinón-Torres, esta peculiaridad hizo dudar a los revisores de las revistas científicas a los que enviaron su estudio, porque según expone, decían que esos dientes no eran humanos. "Según estos revisores, eso no lo habían visto nunca en un humano, con lo que teníamos que descartarlo; decían que era de un orangután", comenta la científica, que bromea diciendo que "hay otras maneras de ser humanos".

Tal y como recuerda, la muestra fósil "más representativa" de lo que el mundo considera como 'Homo erectus' son los fósiles encontrados en el yacimiento chino de Zhoukoudian, por lo que argumenta que esta denominación debería referirse sólo a los restos encontrados en Asia. "Homo erectus' tendría que dejar de ser ese nombre de 'cajón desastre' y utilizarse específicamente a las poblaciones de China", añade. Los restos africanos y europeos deberían atribuirse a 'Homo ergaster' o 'Homo erectus africano' para la científica.

Según concluye, el 'Homo erectus' de Asia es una especie bien distinta del resto desde el Pleistoceno medio. "Probablemente, los humanos que llegaron a Asia, por deriva genética y aislamiento, desarrollaron sus propias características, se separaron de su población original y, por eso, desarrollaron esas diferencias", explica.

Fuente: cuatro.com | 2 de febrero de 2018

Descubierta una tumba con los primeros aldeanos de la cuenca de México

Un hallazgo pone luz sobre los primeros aldeanos que ocuparon la Cuenca de México hace miles de años. Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han anunciado esta semana el descubrimiento de restos óseos de una docena de personas que vivieron hace aproximadamente 2.400 años. Los restos humanos y los objetos encontrados evidencian que estos aldeanos tenían procesos culturales, rituales y fabricaban objetos más desarrollados de lo que se creía, señalan los expertos.

Este descubrimiento es parte de lo que los arqueólogos llaman la aldea preclásica de Tlalpan, un conjunto de excavaciones que se encuentra en la delegación del mismo nombre, al sur de la Ciudad de México. Los primeros vestigios de esta ocupación surgieron en 2006. Posiblemente este asentamiento inició entre los años 700 y 500 a.C, muchos siglos antes que floreciera la civilización azteca.


La región reunía características que facilitaban la ocupación humana: el lago de Xochimilco y un bosque les ofrecía a los aldeanos de un suelo fértil, animales para la caza, especies arbóreas y abundantes fuentes de agua.

Lo más fascinante de la reciente excavación, comenta Jimena Rivera Escamilla (izquierda), especialista de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH, fueron los restos óseos de diez personas. La disposición de los esqueletos y los objetos encontrados indican un complejo ritual para el entierro y los arqueólogos utilizarán la información recolectada para estudiar la cosmogonía de estos pueblos.

Los cuerpos fueron enlazados de modo que los huesos del brazo de un individuo aparecen bajo los lumbares de otro. Además, al lado de los cuerpos había cajetes, cuencos, ollas y tecomates. En las manos de algunos de los restos había incluso esferas cerámicas y piedras. “La disposición indica que se trata de un único entierro, aunque no podemos decir todavía si fallecieron de causas naturales”, afirma Rivera.

Hasta el momento, los arqueólogos han determinado que de los diez esqueletos, dos corresponden a individuos femeninos y uno masculino. Los huesos pertenecen en su mayoría a adultos jóvenes, pese a que también encontraron a un niño que tenía entre tres y cinco años al momento de morir y un bebe que tenía meses de edad.
“Ellos tenían una razón para enterrar todo un grupo a la vez y este hallazgo nos enseña que su cosmovisión del mundo era mucho más compleja de lo que imaginábamos”, agrega Rivera Escamilla.


El sur de la Ciudad de México es, desde hace años, una región de excavaciones y tiene especial importancia por reunir sitios arqueológicos que aportan información sobre las poblaciones anteriores a los aztecas. La actual excavación se realiza en un terreno en el que próximamente se erigirá un edificio de la Universidad Pontificia de México (UPM). Rivera estima que los trabajos arqueológicos posiblemente se extenderán por todo el mes de febrero.

De acuerdo con la arqueóloga, se tiene conocimiento de presencia humana en la Cuenca de México desde 7.000 a.C. Sin embargo, los estudios indican que los asentamientos en aldeas ocurrieron en un periodo más cercano al periodo de ocupación que corresponde a la aldea de Tlalpan.

Según explica la arqueóloga Rivera, la población de esta aldea posiblemente decayó mucho alrededor del año cero. Se cree que estos aldeanos migraron después de la erupción del volcán Xitle.

Fuente: elpais.com | excelsior.com. mx|31 de enero de 2018