Cuando tenía 19 años, Antonio Gallardo Ballart comenzó a sentir un genuino interés por el estudio del pasado gracias a unos talleres impartidos en el Museo Arqueológico de Cataluña (MAC). A pesar del paso del tiempo, y de sus obligaciones dentro del mundo empresarial, jamás perdió el gusto por disciplinas como la arqueología y, sobre todo, la paleontología. Tanto que, después de jubilarse, decidió poner en marcha la primera entidad privada destinada a apoyar las excavaciones de instituciones españolas públicas en el extranjero: la Fundación Palarq.
Ahora, más de dos años después del nacimiento de este entidad, Gallardo ha decidido impulsar el primer premio nacional de Arqueología y Paleontologíade España, que será entregado el día 26 del próximo mes de noviembre en una ceremonia en el Museo Arqueológico Nacional (MAN).
«Hay que poner en conocimiento y dar valor a todos los estupendos proyectos que llevan a cabo los arqueólogos y paleontólogos españoles», dice a ABC el presidente de la Fundación Palarq, Antonio Gallardo (izquierda), sobre este premio.
La iniciativa, pionera en España, ha sido aplaudida con fervor entre los científicos españoles, que ven en este premio un justo y necesario reconocimiento a sus desvelos. «Me parece una fantástica iniciativa. Hay muchísima gente en España que se lo merece. Aquí hay una cantidad de gente enorme que realiza un trabajo estupendo y merece que este sea reconocido», afirmó en una entrevista con este diario hace poco más de un mes Juan Luis Arsuaga, paleontólogo y director científico del Museo de la Evolución Humana de Burgos.
El nacimiento de este premio también ha sido celebrado desde los distintos proyectos que la Fundación Palarq apoya económicamente. «La creación de este reconocimiento es una iniciativa maravillosa. Independientemente del vencedor, nos pone a los demás en el mapa. Es una grandísima noticia para todos los que nos dedicamos a la arqueología y la paleontología», dice a ABC la directora de la excavación del Museo Arqueológico Nacional en Heracleópolis Magna (Egipto), Carmen Pérez Die.
Necesidad
La Fundación Palarq se convirtió en febrero de 2016 en la primera entidad privada enfocada en exclusiva a dar solución a los problemas de financiación que sufren las distintas misiones arqueológicas nacionales en el extranjero. «Morimos de éxito», apunta a este diario la directora de esta fundación, Carolina Bähr (derecha). Y es que no son pocos los proyectos que, año tras año, solicitan apoyo a esta institución. Un órgano que en su primera convocatoria, en 2016, dio sustento económico a 22 proyectos paleontológicos y arqueológicos, un número que creció el año pasado hasta los 33 y que promete incrementarse todavía más en el futuro.
A la hora de otorgar ayudas, Palarq se ha centrado en dar sustento únicamente a las misiones españolas realizadas fuera de los límites de Europa. Como explica Bähr, «la fundación entiende que este tipo de proyectos son los que necesitan más apoyo». De este modo, la institución ha colaborado en el desarrollo de excavaciones nacionales en todo el mundo. Desde Eritrea, donde lleva ya dos años apoyando las investigaciones de la Fundación Atapuerca, hasta Tanzania, país en el que colabora con la Universidad Autónoma de Barcelona, pasando por Heracleópolis Magna, en Egipto.
La situación económicade las misiones españolas se ha agravado durante este 2018. La falta de aprobación de los Presupuestos del Estado, que todavía se están negociando, ha provocado el retraso en la convocatoria de las ayudas y subvenciones para financiar proyectos arqueológicos en el exterior. Para salvar esta situación, en el caso de Heracleópolis Magna se optó por realizar una campaña de mecenazgo en internet que resultó un éxito. «Las instituciones públicas no dan mucha financiación. Necesitamos fondos para aprovechar bien el tiempo», explicaba a ABC la egiptóloga Carmen Pérez Díe hace un mes.
La egiptóloga Carmen Pérez Die, directora de la excavación del MAN en Heracleópolis Magna (Egipto) - ABC
Un galardón dotado con 80.000 euros
El premio nacional de Arqueología y Paleontología tiene por finalidad reconocer la enorme labor que realizan los equipos científicos españoles, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Está dotado con 80.000 euros, los cuales se deben destinar integramente al desarrollo del proyecto vencedor. Cualquier equipo de investigación perteneciente a una institución pública española puede optar al premio, independientemente de la localización geográfica donde realice su labor. El jurado está conformado por especialistas de reconocido prestigio, como el paleontólogo Yves Coopens o el arqueólogo Andrew Selkirk.
La investigadora Li Liu analiza los granos de almidón - LA Cicero
Antes que pan, al menos en algunos lugares, pudo haber cerveza. Un equipo de la Universidad de Stanford ha localizado en una cueva cerca de Haifa, Israel, residuos de la que puede ser la primera cerveza elaborada en el mundo, hace unos 13.000 años.
Estos antiquísimos maestros cerveceros pertenecían al pueblo natufiano, un grupo de cazadores-recolectores del este del Mediterráneo, y pudieron elaborar esta bebida para las fiestas rituales en las que veneraban a los muertos. Se trata, según explican los autores del estudio en la revista Journal of Archaeological Science: Reports, del registro más antiguo conocido de alcohol artificial. El hallazgo, además, antecede en varios milenios la aparición de cereales cultivados en el Cercano Oriente, por lo que respalda una hipótesis propuesta por los arqueólogos hace más de 60 años: que la cerveza pudo impulsar la agricultura.
Los investigadores analizaron residuos de morteros de piedra de 13.000 años de antigüedad encontrados en la cueva Raqefet, un cementerio natufiano, y descubrieron evidencias de una extensa operación de elaboración de cerveza. «Este descubrimiento indica que hacer alcohol no fue necesariamente el resultado de la producción de excedentes agrícolas, sino que se desarrolló para fines rituales y necesidades espirituales, al menos hasta cierto punto, antes de la agricultura», explica Li Liu, profesora en Stanford y responsable del estudio, en un comunicado.
Para Liu, fue una absoluta sorpresa encontrar la presencia de cerveza en las muestras de residuos que recolectaron. «No nos propusimos encontrar alcohol en los morteros de piedra, solo queríamos investigar qué alimentos vegetales podían haber consumido las personas porque había muy pocos datos disponibles en el registro arqueológico», reconoce.
El pan más antiguo del mundo fue recuperado recientemente de otro yacimiento natufiano en el este de Jordania. Sus restos podrían tener entre de 11.600 y 14.600 años. La cerveza del nuevo estudio tiene entre 11.700 y 13.700 años.
Un brebaje de gachas
«La cerveza antigua no se parece en nada a la que bebemos hoy. Lo más probable es que fuera un brebaje de ingredientes múltiples, como gachas o avena», explica Jiajing Wang (izquierda), coautora del artículo.
En la cueva Raqefet, Liu y Wang desenterraron restos de almidón y partículas microscópicas de plantas conocidas como fitolitos, que son típicas en la transformación del trigo y la cebada en alcohol. Los investigadores creen que los natufianos utilizaron un proceso de elaboración de cerveza en tres etapas. Primero, el almidón de trigo o cebada se convertiría en malta. Esto sucede al germinar los granos en agua para luego drenarlos, secarlos y almacenarlos. Entonces, la malta se convertía en puré y era calentada. Finalmente, se dejaría fermentar con levadura silvestre al aire.
Para probar su hipótesis, los investigadores llevaron a cabo una serie de experimentos que recreaban cada paso que los natufianos habrían dado para preparar su cerveza. Esto permitió a los investigadores estudiar cómo los gránulos de almidón cambiaban durante el proceso de preparación y hacer comparaciones con lo que habían descubierto. Y, en efecto, todo encajaba.
Las huellas microscópicas de almidones antiguos extraídos de la Cueva Raqefet (izquierda) se comparan con las referencias que Liu y su investigación replicaron en sus experimentos de elaboración de cerveza. (Crédito de la imagen: Cortesía de Li Liu)
Al analizar los artefactos que fueron excavados en la cueva, los investigadores también se dieron cuenta de que las huellas dejadas en el antiguo mortero de piedra se parecían mucho a sus propios experimentos de laboratorio de machacar y triturar semillas de granos, un proceso requerido para la elaboración de la cerveza.
Para los autores, la elaboración de la cerveza era algo muy especial para los natufianos, algo que preparaban para sus rituales y banquetes, y que «suponía un mecanismo de regulación social en las sociedades jerárquicas», explica Wang, quien cree que el descubrimiento de la cerveza en el cementerio pone de relieve los lazos emocionales que los cazadores-recolectores tenían con sus antepasados.
De pie en la entrada de la Cueva de Raqefet, donde encontraron evidencias del alcohol artificial más antiguo del mundo, están, desde la izquierda, Dani Nadel, Li Liu, Jiajing Wang y Hao Zhao. (Crédito de la imagen: Li Liu). Fuentes: abc.es | stanford.edu | shalomisrael.es | 22 de junio de 2018
El dibujo hecho con ocre, en una piedra de silcreta hallada en la cueva de Blombos, Sudáfrica - Craig Foster.
Un equipo internacional de arqueólogos ha descubierto en la cueva de Blombos, al sur de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), el que parece ser el primer dibujo de la humanidad. Se trata de un patrón de líneas cruzadas muy parecido a un hashtag trazado con un pequeño «lápiz» de ocre sobre una piedra de silcreta por uno de los nuestros, un Homo sapiens, hace unos 73.000 años.
El hallazgo, dado a conocer en la prestigiosa revista Nature, precede a las creaciones más antiguas conocidas hasta ahora en al menos 30.000 años. Los investigadores desconocen la intención de su autor, pero están convencidos de que el diseño se hizo a propósito, probablemente con un significado simbólico.
Foto: La cueva de Blombos (África del Sur).
Para descartar que las nueve líneas rojas -seis cruzadas por otras tres- fueran naturales, los investigadores examinaron la pieza con las tecnologías de espectroscopia más avanzadas y un microscopio electrónico. Tras confirmar que, en efecto, habían sido aplicadas, el equipo experimentó con varias técnicas de pintura y dibujo. De esta forma, comprobaron que los trazos fueron creados con un pedazo de ocre rojizo con una punta de entre 1 y 3 milímetros de grosor. Además, la terminación abrupta de las líneas en el borde de la piedra sugiere que el patrón se extendía originalmente sobre una superficie más grande y pudo haber sido más complejo en su totalidad.
«Es, sin duda, el primer dibujo conocido de la humanidad», asegura a ABC Francesco d'Errico, de la Universidad de Burdeos en Francia y coautor del estudio. «Existen patrones similares en zigzag más antiguos, como uno marcado en una concha de mejillón de hace 500.000 años hallada en Trinil (Java), atribuido al Homo erectus, pero están grabados, no dibujados» (derecha), aclara el investigador en referencia a un sorprendente descubrimiento dado a conocer en 2014 y en el que él mismo participó.
La pieza fue desenterrada en una capa de sedimentos de 73.000 años de antigüedad, en la que ya habían encontrado grabados, incluidos algunos con el mismo dibujo. "En estos casos son las capas arqueológicas las que se datan, no el objeto", explica Francesco d'Errico. "La pieza que hemos estudiado proviene de capas bien fechadas con dos métodos: uno sobre granos de cuarzo con luminiscencia ópticamente estimulada (OSL) y otro sobre rocas quemadas, con termoluminiscencia (TL)".
El exterior de la cueva de Blombos. Crédito: Magnus Haaland.
Pero, ¿con qué intención se llevó a cabo el dibujo de Blombos? ¿Intentaba comunicar alguna idea? «Es casi seguro que tuvo algún significado para el creador y probablemente formó parte del sistema simbólico común entendido por otros individuos del grupo», señala en un correo electrónico Christopher Henshilwood, de la Universidad de Bergen en Noruega y autor principal del estudio. A su juicio, «también evidencia la capacidad de los primeros humanos para almacenar información fuera del cerebro». Eso sí, ni D'Errico ni Henshilwood se atreven a llamarlo arte. Según investigaciones recientes, las muestras de arte rupestre más antiguas conocidas tienen unos 64.000 años, fueron encontradas en tres cuevas españolas y son atribuidas a otra especie humana, los neandertales.
El profesor Chris Henshilwood y su equipo trabajan detrás de escena en la cueva de Blombos (Imagen: Ole Frederik Unhammer / SWNS).
Como una cruz
Para ambos investigadores, la clave de la importancia simbólica del hashtag es que diseños similares se reproducen con diferentes técnicas en el mismo nivel arqueológico y en otros más antiguos de la cueva sudafricana.
Foto: Fragmento pétreo con ocre y grabados. Cueva de Blombos, Sudáfrica. «Es lo que cabría esperar en una sociedad con un sistema simbólico. Es como encontrar una cruz en una iglesia, pero también en una casa o como un ornamento personal», explica D'Errico. «No creemos que haya sido un rasguño sin sentido, ya que el mismo diseño se reproduce desde hace 100.000 años en todos los continentes», añade Henshilwood.
La revolución cognitiva
El hallazgo demuestra que los primeros Homo sapiens en esta región de África utilizaron diferentes técnicas para producir signos similares en diferentes materiales, lo que apoya la hipótesis de que estas marcas cumplían una función simbólica. Precisamente uno de los elementos que hacen tan relevante la cueva de Blombos es que aporta datos de un momento clave en la evolución de la especie; el historiador Yuval Noah Harari (izquierda), entre otros científicos, sitúa en este periodo la revolución cognitiva que permite al Homo sapiens desarrollar una capacidad superior al resto de los homínidos. Así, hace 70.000 años los sapiens pudieron dejar África para comenzar a extenderse por el mundo.
Además los recientes descubrimientos arqueológicos en África, Europa y Asia sugieren que la creación y el uso de símbolos, elemento clave en la conducta moderna, surgieron mucho antes de lo que pensaba. "Sabemos que los autores eran 'Homo sapiens' anatómicamente modernos y que tenían una cultura material compleja", señala Karen Van Niekerk (derecha), una de las autoras del artículo, "que incluía el uso de adornos como cuentas de concha, la producción de herramientas óseas totalmente formadas, el calentamiento de la roca para producir puntas de piedra refinados y la producción de grabados en ocre y ahora también un dibujo".
En diciembre de 2011, una investigación publicada en Science demostraba que los ocupantes de la cueva de Sibudu, no lejos de Blombos, eran muy probablemente "químicos, alquimistas y pirotécnicos competentes" hace 70.000 años. Durante mucho tiempo, los arqueólogos estuvieron convencidos de que los primeros símbolos aparecieron cuando el Homo sapiens colonizó áreas del sur de Europa hace unos 40.000 años, en lo que sería un punto de inflexión tecnológico y cultural. Sin embargo, cada vez más pruebas apuntan a una importante evolución anterior en el sur del continente africano.
Visita al cerro de El Tossal de la Cala de Benidorm, este miércoles pasado - ABC
El «castellum» romano del siglo I a. C. descubierto en Benidorm se ha convertido en «único en España» a juicio de los arqueólogos de la Universidad de Alicante (UA) después de nuevos hallazgos que ponen de relieve la riqueza de detalles de estos restos de una construcción militar. Por ejemplo, hay una calzada para facilitar el acceso que supera un 8% de desnivel.
La sexta campaña de excavaciones en el cerro de El Tossal de la Cala de Benidorm (Alicante) ha sacado a la luz nuevas habitaciones y diez metros más de calzada.
Así lo ha puesto de relieve el arqueólogo y profesor de la Universidad de Alicante, Jesús Moratalla, que dirige los trabajos junto a la catedrática de Arqueología de la UA, Feliciana Sala, detalla la Concejalía de Patrimonio Histórico en un comunicado.
Los responsables de Arqueología de la UA han hecho hincapié en la importancia del proceso de rehabilitación y sus "resultados científicos espectaculares". "Se va haciendo historia con cada excavación", ha manifestado el profesor Moratalla.
Tossal de la Cala visto desde la playa de Poniente de Benidorm.
Desde principios de mes, los técnicos han exhumado cuatro estancias más y alrededor de diez metros adicionales de la calle integrada en el fortín o ciudadela del 'castellum' romano de El Tossal de la Cala de Benidorm, cuya construcción se sitúa entre los años 80 y 70 a.C.
Los trabajos finalizarán en los próximos dos días y se han centrado en la parte oeste del enclave hasta consolidarlo. Durante la excavación también se ha puesto al descubierto el acopio de materiales que realizaron para nivelar la calzada principal, con un desnivel del 8% para mantener la accesibilidad al 'castellum'.
Foto: Los profesores de la Universidad de Alicante que dirigen la excavación muestran parte de la muralla.
El alcalde de Benidorm, Toni Pérez, junto a la concejal de Patrimonio Histórico, Ana Pellicer, y el director del Hotel Bali (entidad colaboradora), Jerónimo Linares, han visitado este miércoles el yacimiento. "Con el paso del tiempo, se ha revelado como una referencia única de las construcciones militares romanas en Hispania", ha resaltado el primer edil, para poner en valor el riguroso trabajo de los alumnos de Arqueología de la UA.
Las excavaciones cuentan con acciones y recursos municipales directos desde el año pasado -100.00 euros en el último ejercicio-, que permiten avanzar más rápidamente en los trabajos de cara a la musealización completa del 'castellum'.
Una plomada y una tachuela, dos de los hallazgos realizados en el yacimiento.
Financiación europea
Se trata de un proyecto "ambicioso" para el que el Ayuntamiento finaliza actualmente la redacción. Tras las gestiones realizadas por la Concejalía, cuenta con 500.000 euros para su ejecución procedente del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder).
Los trabajos en El Tossal de la Cala se realizan de forma sistemática desde 2013 y han confirmado que el enclave es un 'castellum' romano del I a.C, en lugar de un poblado íbero como se pensaba en un principio, al exhumar la muralla del fortín, sus habitaciones y la calzada principal.
A los descubrimientos realizados sobre el terreno en campañas anteriores -cerámica romana, monedas, una plomada utilizada en la construcción de los muros o una llave, entre otros objetos-, en esta ocasión se han unido restos singulares de plomos. Estos utensilios podían tener tanto un uso bélico como de reparación de recipientes cerámicos.
El Museo Arqueológico Provincial de Alicante (Marq) expone por primera vez las figurillas de toros de la Edad del Bronce halladas en el yacimiento callosino de Laderas del Castillo, con más de 3.500 años de antigüedad.
La muestra se completa con dos elementos similares procedentes del enclave arqueológico de El Argar, en Almería, descubiertos hace 150 años y custodiados en los Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica.
El diputado de Cultura y Educación, César Augusto Asencio, ha inaugurado hoy esta exposición en la gran sala de acceso a las instalaciones, junto al alcalde de Callosa de Segura, Francisco José Maciá; el director de Exposiciones y Difusión del Marq, Jorge Soler; el director gerente de la Fundación CV Marq, José Alberto Cortés, y el comisario de la muestra, Juan Antonio López Padilla.
Esta propuesta cultura se ha organizado bajo el título "Los Toros de El Argar. Figurillas de arcilla de la Edad de Bronce", según un comunicado de la Diputación de Alicante. "El conjunto que hemos agrupado en Alicante supone un tercio de las figuras de esta tipología que existen en toda España y tres de ellas se han localizado gracias a la campaña de excavaciones del Marq, por lo que para la Diputación es un orgullo acercar esta singular muestra a los ciudadanos", ha explicado Asencio.
En 2013, durante la campaña de excavaciones llevada a cabo por el Marq, en colaboración con el Ayuntamiento callosino, se localizaron estas figurillas. Tras arduos trabajos de restauración llevados a cabo por los técnicos del Marq, se reveló que una de ellas es la más grande encontrada hasta la fecha, destaca la nota de prensa.
Los expertos centran ahora el debate en determinar qué papel desempeñaban estas pequeñas esculturas de barro: si se trataba de juguetes infantiles o de pequeños ídolos con contenido ritual.
A finales del siglo XIX, los ingenieros y arqueólogos belgas Henri y Louis Siret localizaron en Almería las primeras piezas de arcilla que representaban figuras bovinas y se relacionaban con la cultura argárica, desarrollada en las tierras del sudeste de la Península Ibérica entre 2.200 y 1.500 a.C. EFE
Cartel de la Exposición. Museo Arqueológico Nacional • ‘Alas para la guerra. Aratis y la Celtiberia’ reúne, por primera vez, todas las tip...
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