Descubren en Roma restos de una muralla del siglo IV a.C., y la tumba de un poderoso personaje de la República en un edificio del CSIC

Restos de la muralla del siglo IV a.C. hallada durante las obras. Antonio Pizzo EEHAR-CSIC

Roma sigue arrojando hallazgos de su pasado casi sin querer. Unas obras en los sótanos de la Escuela Española de Historia y Arqueología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ubicada en un lugar privilegiado de la antigua Urbs, en el límite entre el foro de Trajano y una de las siete colinas, el Quirinal, han desenterrado un sector de la muralla que defendía la ciudad en el siglo IV a.C. y un edificio funerario del siglo I a.C., dedicado a un influyente personaje de República romana tardía.

"La importancia de estos hallazgos consiste en la posibilidad de interpretar la evolución histórica de un área de Roma antigua en un espacio restringido, testigo de una continua actividad edilicia relacionada con las grandes trasformaciones urbanas y los acontecimientos históricos más significativos de la Urbs", ha señalado Antonio Pizzo (izquierda), director de la EEHAR-CSIC y de las excavaciones realizadas en el sitio.

Los restos de la muralla son unos grandes bloques de piedra, una estructura de contención, relacionados con las importantes reformas del muro que se acometieron en el siglo IV a.C.. La línea defensiva había sido erigida en el siglo VI a.C., en tiempos del rey Servio Tulio, con un perímetro de unos siete kilómetros. Tras la invasión gala en 390 a.C., la construcción fue profundamente reformada durante unos 25 años. Con cuatro metros de anchura y 10 de altura, llegó a extenderse a lo largo de más de 11 kms y a delimitar cerca de 430 hectáreas.

Foto: restos del edificio funerario hallado.

"Esta construcción consistía, algo que sabemos por los materiales, las técnicas y su posición topográfica, en un complejo sistema de defensa que preveía la contención del terreno bajo la construcción principal", ha detallado Pizzo. "En las partes más altas de las colinas que formaban la topografía de Roma se construyó la verdadera línea de defensa, mientras que las zonas inferiores se reforzaron con estructuras que sustentaban el terreno. La que hemos encontrado en la Escuela es una de estas últimas. Se construyó en talud y servía para facilitar también el drenaje de las aguas residuales procedentes de las zonas altas a través de un canal".

Esta operación urbanística-defensiva fue una de las mayores inversiones en la historia de Roma en términos de recursos humanos y económicos, según los expertos. El sistema empleado para el muro en las laderas del Quirinal fue el opus quadratum, un tipo de aparejo de bloques de piedra puestos en hileras de grandes dimensiones. La muralla también adquirió un carácter simbólico: significó una suerte de renacer de la Urbs tras la catástrofe que supuso la invasión gala.

Influyente dueño

Los investigadores del CSIC también han sacado a la luz un gran monumento funerario fechado a comienzos del siglo I a.C., en época tardorrepublicana. Los trabajos de prospección han permitido restituir la planta completa del edificio y determinar que se componía de un zócalo inferior y un cuerpo monumental superpuesto que, en origen, contenía el enterramiento de un único personaje y que, sucesivamente, con un sistema de sepulturas colectivas, acogió los restos de sus descendientes.

Los expertos apuntan que se trata de un mausoleo "de gran importancia" por su ubicación: un lugar público de la ciudad, una parcela que la municipalidad habría asignado mediante una concesión pública. "El personaje que se enterró aquí tuvo que tener un papel relevante en la República romana tardía, al igual que Cayo Bíbulo, que se encontraba enterrado en las cercanías y al que la ciudad y el Senado romano habían concedido un terreno para su monumento funerario, en reconocimiento a sus méritos y valor", ha señalado Antonio Pizzo.

Muro con los ladrillos de la fase de Trajano./ Antonio Pizzo / EEHAR-CSIC

Cayo Publicio Bíbulo fue un edil plebeyo de la República romana durante la primera mitad del siglo I a.C. Del sepulcro construido para él y su familia, hecho con materiales de muy buena calidad, se conserva una fachada y una inscripción que confirma su identidad. Los investigadores del CSIC confían en que nuevas excavaciones ayuden a resolver el misterio de quién fue el influyente dueño del monumento recién descubierto.

Con las trasformaciones del área en época de Trajano, en el siglo II d.C., la zona arqueológica documentada bajo la EEHAR-CSIC se reconvirtió en parte del complejo sistema de edificios directamente vinculados con los mercados de Trajano, complejo monumental con la función de alojar las oficinas de la gestión imperial en el auge del Imperio romano, ha añadido el CSIC en una nota de prensa.

Vista de los mercados de Trajano.

Fuente: elespañol.com | 9 de febrero de 2021

Bankia beca a una investigadora del 'Programa para jóvenes científicos del Proyecto Atapuerca 2021'

Ana Pantoja en la Sima de los Huesos

 • La entidad financiera apoya, por segundo año consecutivo, a la Fundación Atapuerca con el objetivo común de impulsar actividades culturales y científicas en la provincia de Burgos

La investigadora Ana Pantoja Pérez realizará el trabajo de investigación ‘Los cráneos de la Sima de los Huesos (Sierra de Atapuerca, Burgos)’ dirigida por el codirector de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca y vicepresidente de la Fundación Atapuerca, Juan Luis Arsuaga

Burgos, 11/02/2021. Bankia ha becado este curso a una investigadora del ‘Programa para jóvenes científicos del Proyecto Atapuerca 2021’ de la Fundación Atapuerca con el objetivo de respaldar las actividades culturales y científicas que ayudan a mejorar el entorno, especialmente el de los jóvenes.

La entidad financiera respalda con la ‘Ayuda a la Investigación Bankia, de la Fundación Atapuerca’ a la investigadora Ana Pantoja Pérez para la realización del trabajo de investigación ‘Los cráneos de la Sima de los Huesos (Sierra de Atapuerca, Burgos)’, tesis que dirigirá el codirector de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca y vicepresidente de la Fundación Atapuerca, Juan Luis Arsuaga.

La directora corporativa de la Territorial de Bankia en Castilla y León, Lola Peñas, ha subrayado “el compromiso de Bankia con las actividades culturales y científicas que ayudan a mejorar el entorno, especialmente el de los jóvenes, en un contexto de crisis como el derivado de la pandemia”. “Ahora que la ciencia se ha reivindicado como clave es más importante que nunca estar ahí, al lado de nuestros jóvenes, para que puedan desarrollar sus programas de formación predoctoral y postdoctoral”, ha reconocido.

El codirector de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca y vicepresidente de la Fundación Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, en los yacimientos de la Galería de las Estatuas exterior, acompañado de parte del equipo.

Por su parte, el director de zona de Valladolid, Burgos y Soria de Bankia, José Ángel Torres, ha puesto en valor “la importancia de respaldar, por segundo año consecutivo, el Proyecto Atapuerca, que es referente a nivel provincial, regional, nacional y, también, internacional”.

La Fundación otorga ayudas económicas para la investigación, destinadas a la formación de los jóvenes investigadores del Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA) que aseguran la continuidad del Proyecto Atapuerca. 

Asimismo, Javier Gutiérrez, director de la Fundación Atapuerca, considera “esencial el apoyo de Bankia con esta ayuda económica a un miembro del Equipo de Investigación de Atapuerca que ampliará con sus estudios el conocimiento sobre la evolución humana”.

Desde enero del 2000 a enero de 2020, la Fundación ha facilitado ayudas a 78 miembros del EIA que han estudiado o están estudiando la información obtenida en la exploración de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca, para profundizar en el conocimiento de la evolución humana. 

De estos investigadores, 44 ya han leído sus tesis doctorales, y muchos trabajan en centros de investigación o universidades de todo el mundo. Actualmente, y gracias a las aportaciones de los patronos y colaboradores de la Fundación, el ‘Programa de Ayudas a la Investigación de la Fundación Atapuerca’ respalda a siete jóvenes científicos del EIA.

Desentrañan la relación entre cambio climático y población en la Prehistoria en la fachada atlántica de la península ibérica

Javier Fernández-López de Pablo, de la Universidad de Alicante, muestra uno de los gráficos que componen el estudio.

Un arduo estudio arqueológico ha desentrañado las dinámicas demográficas de las últimas poblaciones de cazadores-recolectores en la fachada atlántica de la península ibérica durante un periodo de la Prehistoria en el que hubo grandes cambios climáticos y transformaciones medioambientales.

Esta investigación, llevada a cabo por arqueólogos de las universidades de Alicante y Algarve (Portugal), se enmarca en la época de la transición Pleistoceno-Holoceno, hace ahora entre 18.000 y 8.000 años.

"La comunidad científica ha mostrado en los últimos años un renovado interés por conocer la relación entre cambio climático, población y recursos en la Prehistoria", ha revelado a Efe el coordinador del equipo de investigación que ha desarrollado este trabajo, Javier Fernández-López de Pablo, de la Universidad de Alicante (UA).

A su juicio, "el escenario actual de cambio climático debido al calentamiento global por las emisiones de CO2 y el efecto invernadero tiene un reflejo en el ascenso del nivel del mar y del incremento de la aridez sobre los ecosistemas, aspectos que impactan en la sociedad y la economía".

"En este contexto, el estudio del pasado humano aporta una perspectiva de largo recorrido para comprender nuestra capacidad de adaptación y resiliencia a cambios climáticos y transformaciones ambientales", según Fernández-López de Pablo.

Mapas que indican: a) la ubicación de la fachada atlántica de la península ibérica; b) la distribución de los sitios de caza y recolección posteriores al Último Máximo Glacial (conocido por sus siglas en inglés, LGM, de Last Glacial Maximum) en la región de estudio; y c, d) la concentración de sitios del Mesolítico tardío en los estuarios del Muge y el Sado, respectivamente.

El trabajo realizado por ambas universidades analiza las dataciones de Carbono-14 (técnica de datación radiocarbónica para medir la antigüedad de restos arqueológicos) con la finalidad de reconstruir los cambios relativos en el tamaño de la población y estudiar su relación con las transformaciones en la dieta y en los sistemas de asentamiento durante ese periodo.

Publicada en la prestigiosa revista científica Philosophical Transactions of the Royal Society B, la investigación tiene grandes implicaciones para el estudio de las adaptaciones poblacionales al cambio climático.

El trabajo presenta una completa evaluación de las adaptaciones humanas a los cambios climáticos y transformaciones ambientales del tránsito entre el último periodo glaciar y el primer Holoceno en la fachada atlántica de la península ibérica, un espacio en el que las últimas poblaciones de cazadores-recolectores se enfrentaron a entornos y condiciones climáticas rápidamente cambiantes. En este sentido, este estudio arqueológico ofrece una perspectiva de cómo las ecologías de la población humana del pasado cambiaron en respuesta a este escenario.

(a) El proxy de la población comparado con 1000 simulaciones bootstrap de un modelo nulo exponencial ajustado (área sombreada), con períodos de actividad significativamente altos resaltada en rojo y baja actividad resaltada en azul. (b) Tasas de crecimiento dinámico anualizadas (intervalo de confianza del 95%) basadas en la primera derivada de los KDE gaussianos temporales (ancho de banda de 150 años) para las fechas de radiocarbono de la región atlántica. (c) Distancia media entre todos los sitios en segmentos de tiempo de 500 años, escalonados a intervalos de 50 años, lo que demuestra la concentración de sitios antes del Dryas Joven y una tendencia hacia una mayor densidad de sitios a partir del Holoceno temprano. (d) Temperatura de la superficie del mar (TSM) de la costa atlántica ibérica y una media móvil de 400 años de la serie de isótopos de oxígeno del núcleo de hielo NGRIP utilizando la cronología GICC05.

Resultados

Los investigadores han identificado una primera fase de crecimiento demográfico durante el último periodo interestadial del Pleistoceno (hace unos 14.800 años) y los inicios del episodio climático frío del Dryas reciente (hace 12.800 años). Este último episodio de empeoramiento climático parece asociado a un descenso en el tamaño de la población cuya distribución territorial mostraría un patrón más disperso.

Por otro lado, el estudio señala una última fase de crecimiento demográfico que comienza hace unos 8.300 años, coincidiendo con el conocido en el ámbito científico como evento climático del 8.2, en el que la temperatura global del Planeta bajó unos 2ºC, y el cambio en las corrientes marinas incrementó la productividad biológica en los estuarios de los principales ríos Tajo y Sado.

"Los pobladores pasaron a concentrarse en torno a estos espacios, lo que permitió una explotación más intensa de los recursos acuáticos, así como un rápido crecimiento demográfico", ha explicado el arqueólogo.

Este investigador distinguido del programa Gent-T adscrito al Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH) de la Universidad de Alicante ha detallado que, a diferencia de lo observado en otras regiones de la península ibérica, este caso de estudio muestra una fuerte correlación entre crecimiento demográfico y los cambios en la productividad marina observada en los estuarios.

"Estos pobladores fueron capaces de generar respuestas adaptativas exitosas tanto en la dieta como en el patrón de asentamiento durante el periodo Mesolítico, hace unos 8.300 años, y crecieron en tamaño y densidad por una mayor dependencia de las fuentes de alimentos marinas", ha indicado.

Metodología

El equipo de investigadores ha trabajado durante dos años en el análisis y estudio de datos de alrededor de 70 yacimientos prehistóricos repartidos por toda la fachada atlántica, con más de 370 fechas de radiocarbono, y de restos humanos para obtener información sobre paleodieta.

"Sin duda es el primer estudio científico centrado en la vertiente atlántica de la península ibérica que contempla un periodo de tiempo tan largo", ha resaltado el experto de la UA.

Además, "hemos elaborado nuevos métodos cuantitativos para crear series temporales con las que trazar los cambios a lo largo del tiempo en el tamaño de la población, la distribución del poblamiento y los cambios en la dieta", ha señalado.

Fuentes: Universidad de Alicante | eldiario.es | 7 de febrero de 2021

Un estudio sugiere que los factores ambientales jugaron un papel clave en la evolución de la tolerancia y la amabilidad humanas

Los investigadores encontraron que las poblaciones que compartían recursos tenían más probabilidades de tener más éxito. Crédito: Jaroslav Šmahel, Pixabay.

Las presiones ambientales pueden haber llevado a los humanos a ser más tolerantes y amigables entre sí a medida que la necesidad de compartir alimentos y materias primas se volvió mutuamente beneficiosa, según sugiere el nuevo estudio de la Universidad de York publicado en Journal of Archaeological Method and Theory

Es decir, el cambio de comportamiento no fue una progresión natural inevitable, sino que estuvo sujeto a fuertes presiones ecológicas. Llegamos a la conclusión de que los entornos cada vez más duros pueden haber provocado cambios en las respuestas hormonales y emocionales en los seres humanos que conducen a una mayor tolerancia y colaboración intergrupal.

Los seres humanos tienen una capacidad notable para preocuparse por personas ajenas a sus parientes o grupos locales. Si bien la mayoría de los otros animales tienden a estar a la defensiva respecto a otros grupos, nuestra tolerancia natural nos permite colaborar hoy a escala global, tal como se ve con el desarrollo del comercio o los esfuerzos de socorro internacional que brindan ayuda en caso de desastres naturales.

Mediante la utilización de simulaciones por computadora de muchos miles de individuos que recolectan recursos para su grupo e interactúan con individuos de otros grupos, el equipo de investigación intentó establecer qué presiones evolutivas clave pueden haber provocado la tolerancia intergrupal humana.

Los entornos cada vez más duros pueden haber provocado cambios en las respuestas hormonales y emocionales en los seres humanos que conducen a una mayor tolerancia y colaboración intergrupal.

Ambientes hostiles

El estudio sugiere que esto pudo haber comenzado cuando los humanos comenzaron a salir de África y durante un período de entornos cada vez más duros y variables.

El estudio se centró en el período de hace 300.000 a 30.000 años en el que la evidencia arqueológica indica una mayor movilidad e interacciones más frecuentes entre los diferentes grupos humanos. En particular, este es un momento en el que se constata que hay un movimiento de materias primas a distancias mucho más largas entre los grupos humanos.

Los investigadores encontraron que las poblaciones que compartían recursos tenían más probabilidades de tener éxito y más probabilidades de sobrevivir en entornos hostiles -donde ocurren extinciones- que aquellas poblaciones que no comparten a través de sus límites fronterizos.

Sin embargo, en entornos ricos en recursos compartir era menos ventajoso, mientras que en entornos extremadamente duros las poblaciones son demasiado pequeñas como para que el intercambio sea factible.

Ilustración gráfica de cómo los cambios ecológicos afectan a los comportamientos de evitación de acercamiento hacia individuos desconocidos a través de respuestas hormonales desarrolladas que afectan la tolerancia social Los cambios ecológicos (izquierda) pueden tener diferentes efectos evolutivos en el cerebro y la fisiología, desde promover comportamientos más tolerantes (arriba a la derecha) hasta promover comportamientos menos tolerantes (abajo a la derecha).

Tolerancia

Penny Spikins (izquierda), profesora de Arqueología de los Orígenes Humanos en la Universidad de York, dijo: “Que nuestro estudio demuestre la importancia de la tolerancia para el éxito humano es quizás sorprendente, especialmente cuando a menudo pensamos en la prehistoria como una época de competencia. Sin embargo, hemos visto que, en situaciones en las que las personas con excedentes comparten a través de sus límites fronterizos con otras personas necesitadas, todos se benefician a largo plazo".

La Dra. Jennifer C. French (derecha), profesora de Arqueología Paleolítica en la Universidad de Liverpool, agregó: Los hallazgos de nuestro estudio también tienen implicaciones importantes para debates más amplios sobre el inctremento de ejemplos de innovación y las mayores tasas de evolución cultural que ocurrieron durante este período. Ayudan a explicar cambios previamente enigmáticos en el registro arqueológico entre hace 300.000 y 30.000 años”.

Fuente: University of York | 3 de febrero de 2021

El cambio medioambiental pudo haber jugado un papel importante en los albores de la historia de Egipto

Una representación de un hombre ordeñando una vaca encontrada en una de las paredes de antiguas tumbas funerarias al sur del actual Cairo y que data de 2340 a. C. Foto de DeAgostini / Getty Images

Hace unos 5.000 años (c. 3100 a . C.), nació lo que hoy conocemos como Antiguo Egipto. Mil años a ambos lados otros "Estados primarios" similares también habían surgido en el mundo, en Mesopotamia, el norte de China, el valle del Indo y otros lugares.

Pero, ¿por qué la dinámica social humana cambió tan drásticamente en un espacio de tiempo tan relativamente corto? ¿Por qué dejamos de vivir en comunidades más pequeñas y nos unimos en ciudades y “civilizaciones”?

Al tratar de responder esta pregunta perenne, los arqueólogos y antropólogos han estudiado históricamente el surgimiento de la estratificación social, las nociones de realeza, las identidades variables, las tecnologías cambiantes y mucho más. Sin embargo, estos estudios, aunque analizan en detalle estos "factores humanos", posiblemente han pasado por alto el entorno inestable en el que las personas interactuaban, justo en la coyuntura crucial. Es casi como si hubiéramos estado muy concentrados en los "actores" de la narrativa pero nos hubiéramos perdido el "escenario".

Nuestra investigación (publicada en World Archaeology) reconoce esta omisión y ha buscado integrar los paisajes cambiantes -el "escenario"- en la discusión, reconociendo que las elecciones de los actores pudieron haber estado influenciadas por el teatro o el "escenario".

Entonces, ¿cómo se veía el "escenario" en el surgimiento del Antiguo Egipto, o, de hecho, de cualquiera de estas otras áreas en las que surgieron las primeras "civilizaciones"?

Sorprendentemente, si bien hasta hace muy poco, no lo sabíamos.

Y para averiguarlo tienes que cavar. Por cada metro que perforas en los sedimentos del Delta del Nilo te adentras unos mil años en el pasado. Si luego estudias las capas de arena y el barro a esa profundidad, puedes comenzar a reconstruir una imagen de los paisajes del pasado.

En resolución, si perforas muchos pozos en todo el delta (de 2 a 10 metros de profundidad), y estudias las capas de arena y lodo que surgen en cada uno de ellos, puedes producir una serie completa de mapas que muestren cómo se veía el delta en su conjunto en diferentes momentos.

A partir de varios programas de perforación de este tipo, ahora estamos comenzando a comprender que en el Delta del Nilo los paisajes estaban cambiando drásticamente justo cuando la gente, en esta zona y río arriba, comenzaba a reorganizar sus estructuras sociales. Curiosamente, también se estaban produciendo cambios ambientales muy similares en Mesopotamia y el norte de China (los otros lugares donde surgieron las primeras sociedades estatales del mundo).

Además, estos cambios en el paisaje no fueron impulsados ​​por las personas, sino por un factor externo: la desaceleración y la estabilización del aumento del nivel del mar post-glacial. El “escenario” del teatro en el que se desarrollaba la historia humana estaba evolucionando por sí mismo, causado por un movimiento natural e ineludible.

Del barro a los monumentos

Escenas agrícolas de trilla, almacén de grano, cosecha con hoces, excavación, tala de árboles y arado en la tumba de Najt, Tebas, XVIII Dinastía.

Pero, ¿cuáles fueron estos cambios del paisaje? ¿Podrían haber condicionado a los "actores" de una forma u otra? ¿Contribuyeron de alguna manera al surgimiento del Antiguo Egipto?

Responder a la primera pregunta es fácil: los entornos finalmente se volvieron menos pantanosos. A medida que se estabilizó el nivel del mar, los ríos comenzaron a comportarse de manera diferente. Los paisajes evolucionaron gradualmente desde una red de pequeños y dinámicos arroyos que cruzaban una vasta extensión de marismas hacia llanuras aluviales más amplias, abiertas y bien drenadas.

Responder a las otras preguntas, esto es, establecer si estos cambios impactaron en la trayectoria de la historia humana y cómo lo hicieron, es mucho más difícil.

Una forma en que podemos intentar responder a esto es estudiando cómo las personas interactuaron con el medio ambiente para satisfacer sus necesidades más básicas: la comida.

Si se analiza el entorno natural con arreglo a este criterio, (quizás de forma contraria a la intuición) resulta que los ambientes pantanosos anteriores eran un gran lugar para que las personas pudieran vivir. Había muchos recursos alimenticios en estos entornos extraordinariamente ricos. Por supuesto, no se podía cultivar con mucha facilidad, pero sí se podía pescar, cazar, criar algunos animales y moverse en este verdadero "Edén", el cual habría proporcionado una gran población.

Pero, a medida que cambiaba el medio ambiente, a medida que evolucionaba el "escenario", el Delta del Nilo se hizo mucho menos rico en recursos alimentarios silvestres. En unos pocos cientos de años podemos calcular que el Delta del Nilo habría perdido alrededor del 45% de su productividad primaria (potencial alimentario). Cada generación siguiente habría tenido un trabajo un poco más difícil para mantenerse a sí misma.

La solución obvia fue aumentar la adopción de la actividad agrícola. La agricultura es un invento extraordinariamente eficaz para maximizar la cantidad de alimentos que se puede obtener de un terreno determinado. Hacer el cambio habría sido fácil durante unas pocas generaciones: los habitantes del Delta del Nilo estaban en contacto frecuente con otras sociedades que cultivaban trigo, cebada, cerdos y ganado, y podrían haber simplemente copiado su proceder.

Cosecha de cereales - Tumba de Menna.

Y esto es exactamente lo que vemos en el registro arqueológico. Cuando analizamos lo que comía la gente en esta zona entre 4000-3000 a. C., parece que en los paisajes pantanosos del delta los habitantes pescaban para alimentarse. Pero en los paisajes posteriores vemos que ya criaban cerdos y cultivaban el terreno mucho más. Incluso podemos calcular que este cambio habría producido un excedente de alimentos.

Así es que parece que los cambios en el paisaje pudieron haber facilitado el desarrollo de la agricultura a los habitantes del delta durante el IV milenio a. C.

Pero, ¿qué tenía esto de especial? Muchas sociedades se han dedicado a la agricultura a lo grande durante los últimos diez mil años, pero las "civilizaciones" no surgieron en todas partes.

Quizás la respuesta tenga algo que ver con el vasto tamaño del Delta del Nilo, junto con lo que estaba sucediendo río arriba. El potencial agrícola del delta era al menos un 40% más grande que el resto de Egipto (que en ese momento era una colección de “proto-reinos” rivales). Cualquiera de los líderes locales río arriba que quisiera controlar a sus rivales se habría dado cuenta de que la clave económica del poder residía en poder controlar la vasta producción agrícola del delta, altamente fértil. En última instancia, el excedente económico del delta necesitaba ser incorporado a la red de la nueva estructura territorial estatal en ciernes.

Una vez más, esto es lo que vemos en el registro arqueológico. En un corto espacio de tiempo, alrededor del 3100 a. C., el excedente agrícola del delta quedó bajo el control del primer “Estado-Nación” del mundo, quizás incluso creado, en parte, con ese propósito. Los primeros jeroglíficos de esta época registran las transacciones de entrada y salida en el tesoro del Estado, mientras que la "capital" y la corte real se establecían en el lugar obvio, cerca de la actual ciudad de El Cairo, uniendo la potencia agrícola del delta con los centros de cultura más antiguos de río arriba.

Sociedades paralelas

Cosecha de cereales, Deir el-Medina.

Por tanto, parece que los cambios en el paisaje natural del Delta del Nilo no solo contribuyeren a estimular la adopción de tecnologías agrícolas, sino que también influyeron en el surgimiento del primer “Estado-Nación”. Se puede trazar también paralelos muy similares en Mesopotamia y el norte de China, áreas con geografías e historías paisajistas similares, cambio de la actividad pesquera por la agricultura y nuevas tendencias socioculturales.

Ahora bien, si tales cambios son evidentes en estos otros entornos ello requiere de un estudio más detallado. Pero al hacer esto, debemos recordar no solo debemos centrarnos en el registro arqueológico de los enclaves o asentamientos, sino también mirar los paisajes cambiantes. La historia no está completa sin la geografía. En última instancia, no hay actores sin "escenario", y cuando este cambia los actores pueden comportarse de manera muy diferente.

Fuente: theconversation.com | 4 de febrero de 2021