Un arqueólogo asturiano afincado en Escocia descubre uno de los mayores recintos fortificados de la costa asturiana

Un recinto fortificado en uno de los lugares más emblemáticos de la costa occidental, en el Cabo Vidio (Asturias). Es lo que ha descubierto el proyecto de investigación y divulgación de bienes patrimoniales Arqueastur, liderado por el arqueólogo asturiano Eduardo Pérez-Fernández (izquierda),afincado en Escocia.

El hallazgo de este yacimiento, al que han denominado El Castrellón, ha sido notificado al Gobierno del Principado con el fin de que sea añadido al Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA) y que goce así de protección, además de ser objeto de estudio.

Mediante diferentes herramientas tecnológicas Pérez-Fernández pudo comprobar que había indicios de la existencia de un aparato defensivo desconocido en el Cabo Vidio. Llegado desde Escocia, gracias a la colaboración de Félix Marcos García y con la ayuda de un dron, pudo comprobar que estaba ante uno de los recintos fortificados más grandes de la costa asturiana. Se trata de un sistema de defensas compuesto por un conjunto de tres fosos y dos parapetos intermedio que cortan el istmo.

Pérez-Fernández pudo valorar el estado de conservación del conjunto, siendo la zona occidental del mismo la peor conservada. Según explica, «las obras de la carretera que lleva al faro habían rellenado los fosos llevándose por delante una gran parte del talud».

Resulta sorprendente que un yacimiento como este haya pasado desapercibido a lo largo de los años. «Puede que el impresionante paisaje que se puede disfrutar cuando se avanza por la pequeña carretera que lleva al faro, haya desviado la atención, consiguiendo mantenerlo oculto a la vista de todos», apunta Pérez-Fernández, que además recuerda que antes los arqueólogos no disponían de las herramientas tecnológicas de hoy en día. «Cuando no tenías esos medios intentabas localizar los yacimientos arqueológicos en base a la toponimia. En este caso la toponimia se desvía a otros yacimientos catalogados más al este y oeste. Son fortificaciones mucho más pequeñas que sí tienen el topónimo de castro, castillo, castrillón o garita», explica. En el caso de este recinto fortificado, Pérez-Fernández cree que el topónimo se debió perder, «solo hay una cala en la parte de abajo que hace referencia al castrillón».

Los arqueólogos consideran que puede ser un recurso a aprovechar en el futuro con fines turísticos y «sin grandes inversiones». Unas posibilidades turísticas que el alcalde de Cudillero, Carlos Valle Ondina, está dispuesto a valorar. «Se trabajará por estudiarlo y ver qué posibilidades culturales y turísticas ofrece al concejo», indica.

Oviñana ya cuenta con otro yacimiento, la Garita de Oviñana, que fue incluido en mayo del 2011 en el inventario del Gobierno regional, pero su descubrimiento se remonta a 1961 de la mano de José Manuel González y Fernández Valles. El concejo cuenta además con otros bienes patrimoniales catalogados: el Castillo de San Juan, el castro de Cudillero, el Curión de Aroncés, el castro La Cavona de Lamuño y el Curión de Fenosa y La Garita de Santa Marina.

Turismo sostenible

«El Cabo Vidio está saturado, hay mucha afluencia de gente y queremos que se proteja», subraya el presidente de Oviñana Turismo y Ocio, Alfonso Ruisánchez. Para esta asociación, el futuro de este lugar pasa por su preservación. «El hallazgo de este recinto fortificado supone un motivo más para que se preserve el entorno», prosigue Ruisánchez, que no ve «iniciativas claras de protección» por parte de las administraciones públicas.

La asociación pide que se regule de algún modo «el exceso de gente» que se llega a acumular en la zona final del Cabo Vidio, especialmente en las épocas de mayor afluencia como es la temporada estival. «Apostamos por un turismo sostenible. No queremos chiringuitos, caravanas y aparcamientos en el Cabo Vidio. Es algo que siempre hemos defendido», destaca el propietario del establecimiento hostelero Cai Milio de Oviñana.

Fuente:elcomercio.es| 21 de marzo de 2021

Un vecino dona una lápida funeraria que revela la prosperidad de la ciudad romana de 'Regina' (Badajoz) en época imperial

Un vecino de Casas de Reina (Badajoz) ha donado al ayuntamiento una lápida funeraria con una inscripción que revela la prosperidad que tuvo la ciudad romana de Regina en la época imperial, y que pasará a formar parte de los fondos del futuro museo.

Rufinia y Terentiano vivieron en la ciudad romana de Regina en el siglo II. Cuando ella pasó a mejor vida él le dedicó una lápida de mármol que ha llegado a nuestros días incompleta. Tampoco se mantiene toda la inscripción que en ella aparece, y el campo epifráfico consta de cuatro líneas que tampoco se han conservado en su totalidad.

Ello no ha impedido a los arqueólogos sacar una serie de conclusiones que apuntan a la «extraordinaria riqueza económica» de Regina Turdulorum, una ciudad en la que hasta los esclavos podían prosperar, informa la asociación Regina Viva.

De hecho, Rufinia consiguió la libertad en algún momento de su vida después de ser esclava del dedicante. Se da la circunstancia de que Terentiano experimentó en el mismo proceso en su ciclo vital, pasó de esclavo a liberto.

Según el historiador y arqueólogo Manuel Grueso (izquierda), dicha lápida refleja por un lado la importancia de la ciudad en el siglo II dC, por su estratégica situación y por la riqueza de las tierras, la ganadería y las múltilples minas de la zona.

Además, «de la pieza se desprende la profunda romanización de los reginenses, tanto por la onomástica que aparece, los dioses a los que se consagra el epígrafe y por las fórmulas generales empleadas».

La transcripción de la lápida funeraria según Grueso sería: «Consagrado a los dioses Manes, Rufinia, liberta y discípula del liberto Lucio Rufinio Terentiano». Los años de Rufinia aparecen borrados así como una más que probable línea final con el clásico «que la tierra te sea leve».

La pieza tiene otra particularidad, fue reutilizada en el siglo XVI para la misma finalidad realizándose una inscripción irregular en la parte posterior con un punzón. Aparece una cruz cristiana en la parte superior y se intuyen algunos apellidos como «Pardo Tena» o «De la Fuente o de la Puente» además del año 1547, fecha en que se procedió a la reutilización de la lápida según Grueso.

Vista del teatro romanode 'Regina'.

Futuro museo

La lápida de Rufinia ha sido donada por un ciudadano de Casas de Reina al Ayuntamiento de la localidad que lucha por la construcción de un museo de sitio que albergue todo lo encontrado en Regina.

Desde hace unos años, y en colaboración con la Asociación Regina Viva, se han puesto en marcha diversas iniciativas encaminadas a concienciar a la ciudadanía de la necesidad de devolver los distintos restos procedentes de Regina con la idea de conformar una exposición permanente en un futuro museo municipal.

«Sabemos que sigue habiendo muchas piezas en manos de particulares porque no se trata solo de Regina. Estamos hablando de que alrededor de la ciudad existieron muchas villas que aún no han sido excavadas y de las que han aflorado diversos restos con el trabajo de la tierra», asegura Agustín Castelló, alcalde de Casas de Reina, que espera que «todos esos restos acaben en un futuro museo».

Fuentes: hoy.es | regiondigital.com | 13 de marzo de 2021

Hallan el primer vivero romano de toda Andalucía en el Cabo de Trafalgar (Cádiz)

El vivero y la factoría de salazones en el tómbolo de Trafalgar.

En dos semanas de intenso trabajo, el Grupo de Investigación HUM-440 del Departamento de Historia, Geografía y Filosofía de la Universidad de Cádiz ha excavado un importante asentamiento romano y también prehistórico vinculado al sector industrial marino. Concretamente, ha documentado los restos de una zona residencial romana en la que vivían los dueños del primer vivero romano de toda la Bética y que se ubica en el tómbolo de Trafalgar.

También se ha documentado una industria de salazones en la misma zona con piletas en buen estado de conservación y otra ubicada a unos 500 metros en la playa, así como un yacimiento prehistórico con elementos cerámicos asociados y restos vinculados a esta misma industria.

La excavación de estos elementos de los que se tenía alguna evidencia por unas prospecciones de los años 70 se ha completado con el estudio de una necrópolis rupestre con tumbas cavadas en la roca que podría ser medieval o de época moderna, una cantera romana con secuelas del tsunami provocado por el terremoto de Lisboa de 1755 y la documentación de la torre moderna que se levanta en la zona y que se vincula al Ducado de Medina Sidonia.

El vivero y la factoría de salazones en el tómbolo de Trafalgar.

Estos son los prolíficos resultados de la primera fase del proyecto de investigación Arqueostra, financiado por los Fondos Feder y la Consejería de Formación Económica, Industria y Conocimiento y que persigue ahondar en los orígenes de la ostricultura en el Sur de la península ibérica y en el norte de África Occidental. Una iniciativa que se ha llevado a cabo bajo la dirección del Catedrático de Arqueología de la UCA, Darío Bernal, y el profesor de Arqueología, José Juan Díaz, y en la que han participado los profesores de Prehistoria también de la UCA, José Ramos, Eduardo Vijande y Juan Jesús Cantillo. La excavación puntual ha sido autorizada por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, con Ángel Muñoz como inspector de este yacimiento que alcanza una hectárea.

"El proyecto pretende estudiar el origen de la ostricultura en Andalucía y norte de África y queríamos estudiar el yacimiento del Cabo de Trafalgar que es conocido por las fuentes clásicas, que lo citan como el 'promontorium de Juno', pues era un hito muy importante en la navegación", contextualiza Darío Bernal (izquierda).

Los primeros estudios se remontan a los 70, pero no había gran información salvo la existencia de un yacimiento bastante deteriorado. La sorpresa por tanto ha sido mayúscula en esta primera fase en la que han podido constatar la potencia arqueológica de todos estos restos romanos "que eran más importantes de lo que parecían y están en mucho mejor estado de conservación de lo que se esperaba".

La participación de Vijande, Ramos y Cantillo ha venido con el hallazgo del yacimiento prehistórico en el que "se han localizado niveles de posición primaria de historia reciente con cerámica hecha a mano y la evidencia de actividad industrial y de explotación de recursos marinos".

Imagen aérea del tómbolo donde se ha localizado el primer vivero romano de la Bética.

¿Qué se hacía en este vivero romano?

Esta es la gran pregunta del proyecto, reconoce Darío Bernal. "Y es muy interesante porque cuando los romanos conquistan península ibérica empieza la explotación industrial de todo hasta el siglo V, pero este vivero de unos 100 metros aproximadamente es de época anterior de Augusto y, además, se abandona muy pronto, el en siglo I d. Cristo, en época flavia, de modo que se abandona justo cuando entra en esplendor la industria de explotación marina y hay que indagar el por qué".

Junto al vivero hay restos de la que podría ser "una gran masión marítima que adaptaron a esta práctica y cuyos dueños podían ser colonos itálicos trasladados a la península ibérica, pues los italianos patentaron la acuicultura". Una práctica que suponía un elemento de ostenación, riqueza y poderío en aquella época, añade el catedrático de Arqueología.

Fuente: diariodecadiz.es | 19 de marzo de 2021

Los escitas no eran solo guerreros nómadas, sino que a veces también se establecían

Peine de oro escita de Soloja con escena de lucha. Siglos V y IV a. C. Wikipedia.

La gente de la era escita vivió en Eurasia desde aproximadamente desde el 700 a. C. hasta el 200 a. C., y durante mucho tiempo se los consideró guerreros muy móviles que se extendían ampliamente por las praderas de la estepa. Herodoto describe a las poblaciones escitas viviendo en carros y participando en incursiones y guerras, y esta opinión ha persistido a lo largo de la historia respaldada por las observaciones de los arqueólogos con base a estilos similares de arneses para caballos, armas, túmulos funerarios y motivos de estilo animal en lo que hoy es Ucrania. Debido a esto, la historia ha agrupado las diversas culturas y períodos de los pueblos de esta región como una sola identidad "escita", incluso calificándola como un "imperio".

Pero un nuevo estudio dirigido por investigadores del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana (MPI-SHH) revela que, lo que anteriormente se consideraba como un grupo casi hemogéneo, era probablemente un conjunto de culturas distribuidas en períodos diversos. Al analizar el esmalte de los dientes y los huesos humanos de estas gentes, el equipo internacional de investigadores descubrió que, en lugar de ser guerreros de amplio espectro, probablemente vivían en lugares urbanos, cultivando mijo y criando ganado en sistemas económicos mixtos. Los resultados del equipo se publican en la revista PLOS ONE.

Foto: Silla de montar. Los escitas eran hábiles jinetes y en sus tumbas se han hallado sillas de montar. La localizada en el túmulo 1 de Pazyryk, de cuero, fieltro y pelo, está decorada con un grifo (ser mitológico mitad águila y mitad león) que ataca a una cabra montesa. BRIDGEMAN / INDEX

"Nuestro estudio demuestra la existencia de niveles bajos generales de movilidad humana en las cercanías de lugares urbanos importantes de la era escita, en contraste con los estereotipos anteriores de poblaciones altamente nómadas", dice Alicia R. Ventresca Miller (izquierda), autora principal del estudio y profesora asistente de antropología. en la Universidad de Michigan. "Si bien la movilidad a larga distancia aumentó durante la era escita en relación con los períodos anteriores, esta se limitó a un porcentaje muy pequeño de personas".

Ventresca Miller, anteriormente del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, y su equipo tomaron muestras de los huesos y del esmalte de los dientes de 56 esqueletos humanos en tres lugares de enterramiento, llamados Bel'sk, Mamai-Gora y Medvin. El equipo examinó estas muestras mediante el análisis de isótopos de elementos (en este estudio, estroncio, oxígeno, nitrógeno y carbono) depositados en los tejidos humanos al comer y beber. Ello permite determinar dónde viajó y vivió un individuo en función de la composición única de isótopos en su tejido.

Grado de movilidad de la población desde la era escita y sitios anteriores © Alicia R. Ventresca Miller

Juntos, estos análisis mostraron que los lugares urbanos eran lugares de diversidad social y económica donde la gente cultivaba mijo y criaba ganado. Tales hallazgos sugieren que las personas permanecían en gran parte allí donde cultivaban y criaban ganado, aunque tendían a moverse más que en épocas anteriores.

"La época escita fue claramente un período de contradicciones, con fuertes evidencias de interacciones complejas entre agropastoralistas y pastores que contribuyeron a la agregación de la población en lugares urbanos", subraya Ventresca Miller, también conservadora asistente de arqueología asiática. "Este estudio destaca el uso potencial del análisis isotópico para evaluar directamente los modelos predominantes de economías y movilidades durante la era escita".

La vida en las estepas.Los escitas se extendieron por un amplísimo territorio, desde los montes Altai, en la estepa rusa, hasta el mar Negro. Hábiles jinetes, vivían en tiendas similares a las yurtas de los actuales nómadas mongoles (arriba).

En el futuro, los investigadores esperan proporcionar más información sobre cómo las personas se movían entre los diferentes clases de sitios, como centros urbanos frente a entornos rurales, así como entre individuos con diferentes ajuares funerarios y estatus social.

"De esta modo, podemos alejarnos de los estereotipos asumidos sobre migración y nomadismo e ir hacia percepciones dinámicas y complejas de las sociedades escitas globalizadas", concluye Ventresca Miller.

Fuente: Instituto Max Planck| 17 de marzo de 2021

Neandertales y denisovanos pudieron haber creado manifestaciones artísticas fruto de su contacto con el 'Homo sapiens'

Adornos denisovanos hechos de colmillos de mamut hallados en la cueva Denisova, en Siberia. Fotografía: Academia de Ciencias de Siberia-Rusia.

Cuando los neandertales, los denisovanos y el Homo sapiens se conocieron hace 50.000 años, estos humanos arcaicos y modernos no solo se cruzaron entre sí durante miles de años, sino que intercambiaron ideas que llevaron a un aumento de la creatividad, según un destacado académico.

Tom Higham (izquierda), profesor de ciencias arqueológicas en la Universidad de Oxford, sostiene que "este intercambio explicaría la proliferación de objetos en el registro arqueológico, tales como dientes perforados, colgantes de conchas, el uso de pigmentos y colorantes, huesos decorados e incisos, arte figurativo tallado y pintura rupestre".

"A principios de hace 50.000 años hasta hace unos 40.000 - 38.000 años, observamos un crecimiento masivo en este tipo de adornos que simplemente no veíamos antes".

Hace entre150.000 y 40.000, nuestros parientes humanos incluían a los neandertales (Homo neanderthalensis), el Homo floresiensis, el Homo luzonesis y los denisovanos. “Ahora solo somos nosotros, y no hay ningún otro tipo de humanos en el planeta”, dice Higham. “Siempre pensamos que los orígenes del arte y el pensamiento cognitivo complejo eran el sello distintivo de los humanos modernos. A esto se le llamó la revolución humana. La base de esta hipótesis, que surgió en la década de 1970, descansa en el hecho de que los humanos salieron de África y trajeron consigo una capacidad cognitiva que ningún otro tipo de humanos, particularmente los neandertales, tenían... Pero ahora lo que creemos que estaba sucediendo es que, semejante revolución no estuvo restringida en absoluto a los humanos modernos".

“Si los grupos humanos se estaban cruzando, entonces la transferencia cultural -el intercambio de ideas, pensamientos y lenguaje- también podría haber estado ocurriendo. Los seres humanos son buenos para captar nuevas ideas".

La última investigación, que se basa en hallazgos recientes de científicos y arqueólogos internacionales, se incluirá en el próximo libro de Higham, "The World Before Us: How Science is Revealing a New Story of Our Human Origins" ("El mundo antes de nosotros: cómo la ciencia está revelando una nueva historia de nuestros orígenes humanos", que la editorial Viking publicará el próximo 25 de marzo.

En él escribe que la Tierra era un lugar primordialmente complicado hace 50.000 años: “Para tomar prestadas las palabras de Tolkien, deberíamos pensar en ella como una verdadera 'Tierra Media' en términos de diversidad de formas de la familia humana que existía en ese momento. Había cinco, seis o incluso más tipos diferentes de humanos presentes en varias partes del mundo".

En el libro, a través de los últimos avances científicos y tecnológicos, incluida la datación por radiocarbono y el análisis de ADN antiguo, Higham explora cómo nos convertimos en los únicos humanos en la Tierra y cómo vivieron nuestros antepasados, "y que hoy viven en nuestros genes".

Higham es un experto mundial en tecnología de datación mediante análisis de radiocarbono, la cual está revolucionando lo que sabemos sobre las especies humanas anteriores, al tiempo que los descubrimientos arqueológicos y genéticos están también transformando nuestra comprensión sobre nuestros antepasados.

Foto: Retrato preliminar de una hembra juvenil de Denisova basado en un perfil esquelético reconstruido a partir de ADN antiguo encontrado en un hueso fosilizado de un dedo. Fotografía: Maayan Harel.

Él es uno de los académicos que han estado trabajando en Siberia, donde un nuevo tipo de humano, los denisovanos, fue descubierto en una cueva remota en 2010. A partir de un fragmento de hueso de un dedo, de tamaño tan pequeño que antes no habría sido posible identificar, pudieron extraer detalles cruciales de ADN que los vinculan con individuos esparcidos por una vasta área de Eurasia, incluido el sudeste asiático.

En este sentido, dice: “Los denisovanos están estrechamente relacionados con los neandertales y con nosotros. Y, al igual que con los neandertales, nos cruzamos con ellos. Las gentes de hoy en día, dependiendo de dónde se encuentren geográficamente, tienen una pequeña cantidad (y, en algunos casos, grandes cantidades) de ADN denisovano".

“En la cueva de Denisova también hemos descubierto evidencias que sugieren de manera intrigante que los denisovanos pudieron haber estado involucrados en la fabricación de adornos personales y en el tipo de cosas que hasta ahora solo pensábamos que eran de nuestro dominio exclusivo y de los neandertales posteriores".

Foto: Resto de un brazalete de piedra hallado en la cueva de Denísova y que habría pertenecido a una mujer que vivió hace 40.000-50.000 años.

Esa evidencia incluye cuentas y anillos hechos con colmillos de mamut y cáscaras de huevos de avestruz. "¿Fueron estos y otros adornos realizados tanto por los denisovanos como por los humanos modernos?", se pregunta Higham.

La nueva investigación podría significar que todo tipo de obras de arte y elementos decorativos que se suponía que estaban vinculados a los primeros humanos modernos también pudieron haber sido creados por los neandertales o los denisovanos, en ausencia de otras evidencias.

Higham concluye: "El peso de las evidencias sugiere por ahora que si hubo transmisión cultural, probablemente ocurrió en ambas direcciones, y que la evidencia más temprana de los comienzos del comportamiento complejo en Europa fue anterior a la llegada generalizada del 'Homo sapiens'".

Fuente: theguardian.com | 15 de marzo de 2021