La difusión de los sistemas de pesaje en Eurasia occidental hace 4.000 años

Las pesas de piedra con marcas de la Edad del Bronce halladas en el asentamiento de Arslantepe, Malatya, Turquía. Los pesos se encontraron agrupados en el piso de una casa particular. Crédito: Missione Archeologica Italiana nell'Anatolia Orientale / Roberto Ceccacci.

Conocer el peso de una mercancía proporciona una forma objetiva de valorar los bienes en el mercado. Pero, ¿existió siquiera un mercado autorregulado en la Edad del Bronce? ¿Y qué nos pueden decir los sistemas de peso sobre esto?

Un equipo de investigadores de la Universidad de Göttingen ha investigado al respecto mediante el estudio de la diseminación de los sistemas de peso en todo el oeste de Eurasia. Su nueva simulación indica que la interacción de los comerciantes, incluso sin una intervención sustancial de gobiernos o instituciones, probablemente explique la difusión de la tecnología de la Edad del Bronce para llevar a cabo el pesaje de las mercancías. Los resultados se han publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Para determinar cómo surgieron las diferentes unidades de peso en diferentes regiones, los investigadores compararon todos los sistemas en uso entre Europa Occidental y el Valle del Indo desde el 3.000-1.000 a. C. El análisis de 2274 pesos de balanza de 127 enclaves reveló que, con la excepción de los del valle del Indo, aparecieron unidades de peso nuevas y muy similares en una expansión gradual al oeste de Mesopotamia. Para averiguar si dicha formación gradual de estos sistemas podría deberse a la propagación del error de un solo sistema de ponderación, los investigadores modelaron la creación de 100 nuevas unidades. Teniendo en cuenta factores como el error de medición, la simulación apoyó un origen único entre Mesopotamia y Europa. También mostró que el valle del Indo probablemente desarrolló un sistema de peso independiente.

Ejemplos de pesos de balanza de Eurasia occidental en la Edad del Bronce. A: Pesas en forma de carrete de Tirinto, Grecia (L Rahmstorf). B: Pesos cúbicos de Dholavira, India (E Ascalone). C: Pesas con forma de pato de Susa, Irán (E Ascalone). D: pesos de bloques planos de Lipari, Italia (N. Ialongo).

La investigación demuestra que si el flujo de información en el comercio de Eurasia era lo suficientemente libre como para soportar un sistema de ponderación común, era probable que fuera suficiente que reaccionara a las fluctuaciones de los precios locales.

Los sistemas de peso que surgieron entre Mesopotamia y Europa fueron muy similares. Esto significaba que un solo comerciante podía viajar, por ejemplo, de Mesopotamia al Egeo y de allí a Europa Central y nunca necesitar cambiar su propio conjunto de pesos. El comerciante podría comerciar con socios extranjeros confiando simplemente en aproximar los pesos. No había ninguna autoridad internacional que pudiera haber regulado la precisión de los sistemas de peso en un territorio tan amplio y un período de tiempo tan largo. En Europa, más allá del Egeo, las autoridades centralizadas ni siquiera existían en ese momento. Los investigadores concluyen que la aparición de sistemas de peso precisos debe haber sido el resultado de una red global que se regulaba a sí misma desde abajo hacia arriba.

"Con los resultados de nuestro análisis estadísticos y pruebas experimentales, ahora es posible probar la hipótesis, ya hace tiempo establecida, de que el libre espíritu empresarial era el motor principal de la economía mundial incluso en la Edad del Bronce", explica el profesor Lorenz Rahmstorf (izquierda), del Instituto de Prehistoria e Historia Temprana en la Universidad de Göttingen.

Los comerciantes pueden interactuar libremente, establecer asociaciones rentables y aprovechar las oportunidades que ofrece el comercio a larga distancia. "La idea de un mercado autorregulado que existía hace unos 4.000 años pone una nueva perspectiva sobre la economía global de la era moderna", dice el Dr. Nicola Ialongo (derecha), de la Universidad de Göttingen. Y agrega: "Intente imaginar todas las instituciones internacionales que actualmente regulan nuestra economía mundial moderna: ¿es posible el comercio global gracias a estas instituciones, o a pesar de ellas?

Fuentes: phys.org | eurwkalert.org | 29 de junio de 2021

Un bastón de un chamán en forma de serpiente, de hace 4 milenios, revela detalles sobre la historia de Finlandia

El sitio arqueológico de Järvensuo 1, situado en el sudoeste de Finlandia, a unos 120 kilómteros al noroeste de Helsinki, es un lago prehistórico con condiciones pantanosas ideales para preservar antiguos artículos de madera. Exploraciones anteriores permitieron encontrado una pala de madera con un mango en forma de cabeza de oso.

A pesar de ser descubierto en la década de 1950, el lugar mantiene aún sorprendentes secretos escondidos. Uno de ellos ha sido descubierto recientemente: una talla única de hace unos 4.400 años con forma de cabeza de serpiente que tiene más de medio metro de largo y unos 2,5 centímetros de ancho.

Es diferente a todo lo que se ha encontrado en Finlandia, aunque se han hallado algunas figuras de serpientes estilizadas en sitios arqueológicos neolíticos en otras partes de la región báltica oriental y Rusia.

Los arqueólogos, según explican en un artículo publicado en la revista Antiquity, creen que esta figura de tamaño natural podría ser el bastón para rituales utilizado por un chamán de la Edad de Piedra. Se basan, especialmente, en muestras de arte rupestre de aquella época en las que aparecen objetos con forma de serpiente sostenidos por figuras de aspecto humano. Se cree que estas creencias chamánicas fueron practicadas por los pueblos antiguos de esta región, en la que el mundo natural está habitado por un gran número de espíritus o fantasmas sobrenaturales normalmente invisibles, una creencia tradicional que persiste hoy en algunas regiones remotas del norte de Escandinavia, Europa. y Asia.

“He visto muchas cosas extraordinarias en mi trabajo en los humedales, pero el descubrimiento de esta figura me dejó sin palabras y me dio escalofríos”, afirma la doctora Satu Koivisto (izquierda), de la Universidad de Turku y autora principal del estudio. “Es un descubrimiento único, distinto a todo lo que se ha encontrado en el norte de Europa de este período”, añade.

El sitio de Järvensuo 1 fue hallado por accidente por unos excavadores de zanjas en la década de 1950, pero nunca se estudió completamente. Por eso los arqueólogos decidieron reemprender los trabajos en 2019. El lago prehistórico estuvo ocupado durante el Neolítico, entre el 4.000 y el 2.000 antes de Cristo.

Pinturas rupestres con formas humanas portando maderas con forma de serpiente. Satu Koivisto

La figura de serpiente encontrada tiene forma de que se está deslizando. "Parece haber una cierta conexión entre las serpientes y las personas", apunta el doctor Antti Lahelma (derecha), de la Universidad de Helsinki y coautor de la investigación. "Recuerda el chamanismo del norte, donde las serpientes tenían un papel especial como animales ayudantes del espíritu del chamán", añade.

Koivisto y Lahelma sugieren que se parece a una pitón europea o una serpiente de cascabel en el acto de deslizarse o alejarse nadando.

Durante las excavaciones han aparecido otros artefactos de madera, incluidos utensilios, restos de estructuras y muchos equipos de pesca. Esto indica que Järvensuo 1 fue el sitio de actividades prácticas, así como los posibles rituales relacionados con la figura de la serpiente. “Estos hallazgos bien conservados ayudan a comprender a los pueblos antiguos y el paisaje donde realizaban actividades tanto mundanas como sagradas”, explica Koivisto.

Los arqueólogos regresaron al pantano en 2019. Satu Koivisto

Tras haber aguantado miles de años prácticamente imperturbable, el sitio está ahora amenazado. El drenaje y otros cambios en el medio ambiente local, exacerbados por el cambio climático, están poniendo en riesgo el lugar. "Los signos de destrucción son claramente evidentes y sus tesoros orgánicos ya no son seguros", concluye la arqueóloga.

Fuente: lavanguardia.com | 29 de junio de 2021

El oro romano de Hispania no solo venía del noroeste: descubren nuevas minas en el valle del Tajo

Mapa con las minas de oro romanas identificadas en la zona del valle del Tajo, en Portugal. Brais X. Currás & F. J. Sánchez-Palencia.

La extracción del oro que nutría las arcas del Imperio Romano y costeaba sus guerras requería de un complejo proceso. En las minas, gestionadas y organizadas por los legionarios, las poblaciones locales trabajaban en la obtención del metal precioso en virtud de sus deberes fiscales para con la Urbs como territorio dominado. Desde los pozos se transportaba hasta la capital, por unas vías que los historiadores y arqueólogos todavía desconocen, y allí se acuñaban los áureos, símbolo tangible del poder de los emperadores.

Hispania constituyó una de las mayores fuentes de oro de Roma en época imperial, sobre todo la esquina noroccidental, formada por Gallaecia y Asturia. Pero las fuentes clásicas, desde Catulo, un poeta del siglo I a.C., hasta el escritor y naturalista Plinio el Viejo, también destacaron la riqueza aurífera de una zona más al sur, el valle del Tajo, al que denominaron "aurifer Tagus". Una investigación arqueológica acaba de confirmar que fue así: el fenómeno de la minería del oro en Lusitania estuvo mucho más extendido y fue más importante de lo que se pensaba.

Obras mineras y embalses Mina da Presa y Covão do Urso (Penamacor, Portugal) (figura de Brais X. Currás & FJ Sánchez-Palencia).

"Hemos demostrado que detrás de este tópico literario muy recurrente había una realidad: la existencia de un gran complejo minero", explica a este periódico Brais X. Currás (investigador), investigador del Instituto de Historia del CSIC y codirector del proyecto junto a F. Javier Sánchez-Palencia, profesor del mismo organismo. Un resumen de la investigación se ha publicado recientemente en un artículo de la prestigiosa revista Antiquity.

A través de medios de teledetección aérea, como imágenes LiDAR o fotografía histórica, se ha podido identificar un vasto conjunto de yacimientos en la zona del valle del Tajo y sus afluentes (el Zêzere, el Erges y el Ponsul), ubicadas fundamentalmente a cielo abierto y que se explotaban con la ayuda del agua. Pero también han salido a la luz minas a lo largo del cauce del río Alva, algo más al norte, y en la sierra de la Peña Francia (Salamanca). Se trata de una extensión que, según los expertos, cambia completamente la comprensión de la minería de oro romana en Lusitania, una zona hasta ahora solo estudiada parcialmente.

Yacimiento de Conhal de Arneiro, en Nisa, Portugal. Brais X. Currás & F. J. Sánchez-Palencia.

Cronología

Durante las investigaciones, iniciadas como parte del trabajo posdoctoral de Brais X. Currás y que continúan en el marco de dos proyectos que estudian los efectos de la minería romana en Hispania, también se han realizado varias excavaciones en el conjunto minero de Covão do Urso y Mina da Presa (Penamacor), casi en la frontera con Extremadura.

Los sondeos arqueológicos en la primera de las zonas se centraron en los depósitos de agua de la red hidráulica empleada para la extracción del oro, que conservan valioso material orgánico. Los análisis de radiocarbono han revelado que ese pozo comenzó a utilizarse en el siglo I d.C. y su abandono se registró en el siglo III, confirmando una de las principales hipótesis de los investigadores en cuanto a la cronología de la actividad. "También hemos identificado que, al mismo tiempo que se implantan las minas, se registran cambios en el entorno, provocados por la deforestación o por los movimientos de población", detalla Currás.

Distintas imágenes aéreas del campamento de Mina da Presa. Brais X. Currás & F. J. Sánchez-Palencia

En el complejo minero de Penamacor, junto a Mina da Presa, los arqueólogos han documentado y prospectado el sistema defensivo de un campamento romano parcialmente destruido por la evolución de los trabajos de explotación del valioso metal. Las dataciones con radiocarbono han situado el origen de este recinto temporal a mediados del siglo I d.C., en época julio-claudia, cuando el territorio de Lusitania ya había sido totalmente conquistado. Además, se ha hallado en las inmediaciones del sitio un tesorillo de monedas de Augusto que confirma la cronología.

"Esto nos dice que los militares romanos estaban haciendo otras cosas que no tienen que ver con la guerra, como tareas técnicas en las minas relacionadas con la explotación del oro o controlando y administrando el territorio", asegura el investigador del CSIC, que también codirige el Proyecto AVRARIA, entre cuyos objetivos se encuentra la elaboración de un mapa detallado de toda la minería de oro en la península ibérica. El próximo mes de septiembre regresarán a la localidad portuguesa para seguir excavando y tratar de entender cómo influyó esta red de yacimientos auríferos en la población local —no trabajaban como esclavos, sino para cumplir con sus tributos contraídos con Roma— durante el Alto Imperio.

Obras mineras de Las Cavenes (Salamanca, España) (figura de Brais X. Currás & FJ Sánchez-Palencia).

Desde una perspectiva geoarqueológica también se buscará determinar cuál fue la tecnología empleada por los romanos para el aprovechamiento de las minas, la evolución medioambiental que supuso para el territorio, el estatus legal de las áreas mineras y la presencia del Ejército en Lusitania en este momento y su papel en las tareas que debían colmar de oro las arcas imperiales. La arqueología sigue desentrañando la red económica, política y de comunicaciones que convirtió a Roma en la potencia más poderosa de la Antigüedad.

Fuente: elespañol.com | 1 de julio de 2021

El Festival de Mérida y MNAR presentan la exposición ‘Imperium. Imágenes del poder en Roma’

El Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y el Museo Nacional de Arte Romano (MNAR) siguen uniendo sus fuerzas con un nuevo proyecto expositivo, titulado "Imperium. Imágenes del poder en Roma", y que supone una cuidada selección de imágenes imperiales que muestran y acercan a emperadores y emperatrices que hicieron la Historia de Roma.

Así pues, tras la inauguración de la muestra Tempus Fugit. La concepción del tiempo en la antigua Mérida el pasado mes de mayo, el MNAR acoge hasta mayo de 2022 en su nave principal Imperium, un detallado estudio sobre la importancia de los retratos en los ámbitos de poder, que han inaugurado este viernes el director del Festival, Jesús Cimarro; la directora del MNAR, Trinidad Nogales; y el director general de Bibliotecas, Archivos y Patrimonio Cultural, Francisco Pérez Urban.

El director del Festival, Jesús Cimarro presentando la exposición.

En concreto, la sociedad romana utilizó las imágenes de los emperadores como un potente recurso político del poder. Estos rostros oficiales de hombres y mujeres del Imperium se hicieron presentes en todos los rincones del mundo romano por distintos medios y soportes.

Por un lado, la efigie oficial del emperador y su familia se acuñaba en las monedas, junto a sus títulos y símbolos. Por otra parte, en los espacios más importantes de las ciudades grandes estatuas, bustos-retrato y relieves narrativos mostraban a los emperadores, emperatrices y jóvenes príncipes como emblema del Imperium.

Estas imágenes del poder adoptaban formas muy diversas, desde piezas colosales que asombraban a los ciudadanos a pequeñas imágenes domésticas que simbolizaban la adhesión de los particulares al régimen político. Relieves narrativos que recordaban las hazañas imperiales de mil batallas, los actos solemnes religiosos o las escenas más populares de quienes formaban el Imperium, según informa en una nota de prensa el Festival de Mérida.

De este modo, la exposición cuenta con piezas cedidas por el Museo Arqueológico Nacional y por el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, una cesión que la directora del museo, Trinidad Nogales ha agradecido porque "han permitido enriquecer el discurso expositivo".

La directora del MNAR, Trinidad Nogales, explica el contenido de la exposición.

"EXCELENTE" COLABORACIÓN ENTRE AMBAS INSTITUCIONES

A su vez, el director del Festival de Mérida, Jesús Cimarro, ha hecho hincapié en la "excelente" colaboración entre ambas instituciones que ha dado frutos diversos y todos ellos "interesantes" como Dioniso-Baco, un dios para los humanos, Mythos (creencias en Augusta Emerita), Mulieres (mujeres en Augusta Emerita) o Artes Romae. Arte y artesanía en Augusta Emerita, por citar algunas de las exposiciones en las que el MNAR ha encontrado un "cómplice perfecto" en el festival.

En esta línea, el director general de Bibliotecas, Archivos y Patrimonio Cultural, Francisco Pérez Urban, ha destacado que hay muchas claves en el éxito del Festival de Mérida y "una de ellas es el proyecto cultural que se está desarrollando desde la dirección actual" que ha sabido tejer una red de colaboraciones institucionales y de colectivos que hacen que el Festival de Mérida "no sea únicamente la expresión de representaciones teatrales sino que se convierta en un crisol de cultura", como muestra la exposición inaugurada este viernes en el museo.

Por su parte, la delegada de Cultura de Mérida, Silvia Fernández, ha destacado que el festival y el museo han sido uno de los destinos turísticos más demandados esta semana difundido por Booking, lo que da "la solvencia para mostrar el Festival, el museo y la vida cultural con el corazón y la calidad". "Es un orgullo ser referente nacional por disfrutar de la cultura y hacerlo con calidad", ha aseverado.

Por último, la directora del MNAR, Trinidad Nogales, ha reconocido que esta exposición demuestra que la unión de instituciones permite que proyectos que no podrían acometerse desde una sola entidad puedan hacerse realidad "para permitir mostrar al público la conexión que existe entre el Festival, su contenido, y la antigüedad clásica".

En cuanto a la exposición, ha explicado que el poder, significado real de la palabra Imperium que da título a la muestra, se transmite de una forma muy patente en el mundo antiguo a través de las imágenes y en Mérida tenemos un gran ejemplo de ello.

"Es una exposición que viene a recordar a los ciudadanos del siglo XXI el valor que tuvieron esas imágenes y esos símbolos del poder y que todavía hoy lo siguen encarnando. Todos tenemos en mente que cuando cae un régimen político, en la televisión vemos cómo caen las estatuas de esos gobernantes, a veces fruto de la ira de los ciudadanos o de la exaltación de lo que significa el icono, el símbolo de la imagen", ha subrayado Nogales.

CONTENIDOS DE LA EXPOSICIÓN

Con ello, la muestra inicia el recorrido en la Sala II de la Nave Principal con la nueva imagen del poder encarnada por Augusto, primer emperador de Roma (27 a.C.-14 d.C.). Los retratos de Augusto lo muestran de diversas maneras a lo largo de su imperium. Continúa la muestra con la imagen dinástica.

La llamada gens julio-claudia, una de las más poderosas familias del imperio, que Augusto gestó junto a su segunda esposa Livia. Los cambios de imagen imperial en los siglos sucesivos se encontrarán en la Sala III.

La llegada al poder la familia Flavia (69-96 d. C), de los emperadores Vespasiano, Tito y Domiciano supuso un retorno, en los varones, a los retrato de tradición republicana, más realista.

Asimismo, el paso al siglo II d. C. vino de la mano de Trajano y Adriano, dos emperadores que impusieron su imagen. Trajano se presentó siempre como un militar romano, mientras que Adriano cultivó una imagen más refinada, con una larga y abundante barba.

Los emperadores de los siglos IV y V d. C. mantuvieron y transformaron la imagen de distinto modo. Los denominados emperadores soldados, por ejemplo, se acortaron la barba y el cabello. Y ya, en el siglo IV d. C el emperador Constantino comenzó un nuevo tiempo con su conversión al cristianismo.

Esta lenta transformación se plasmó también en las imágenes, que fueron cambiando formalmente de manera evidente, de tal forma que el concepto clásico de la imagen dio paso a una nueva visión más simbólica.

Fuente: regiondigital.com | 25 de junio de 2021

Descubren en Japón restos de una víctima de tiburón de hace 3.000 años

El esqueleto fue encontrado en el cementerio de Tsukumo. Kyoto University.

Las heridas se repartían por los brazos, las piernas, el pecho y el abdomen. Hasta contar al menos 790 cicatrices profundas. El cuerpo de este hombre que vivió hace unos 3.000 años fue encontrado en el cementerio de Tsukumo (Japón), donde le enterraron tras recuperar sus restos del mar.

El individuo murió entre el año 1370 y el 1010 a. C., durante el período Jōmon, una época en la que el archipiélago japonés estaba habitado por tribus de pescadores-cazadores-recolectores. El ataque del que fue víctima se produjo en el mar interior de Seto, un lugar donde hoy en día siguen produciéndose peligrosas situaciones con escualos.

Lo sorprendente es que, según los investigadores de la Universidad de Oxford, este es el primer caso documentado del asalto de un tiburón a un ser humano. Los especialistas consideran que lo más probable es que el ataque fuera causado por un tiburón blanco (Carcharodon carcharias) o un tiburón tigre (Galeocerdo cuvier).

Al esqueleto le faltaba la mano izquierda y la pierna derecha. John Pouncett, Rick J. Schulting y J. Alyssa White

La distribución de las casi 800 heridas sugiere que el hombre estaba vivo cuando sufrió la arremetida del animal. Sus lesiones traumáticas incluyen hendiduras óseas profundas, perforaciones, cortes con estrías superpuestas y fracturas por fuerza contundente. De hecho, en su tumba faltan algunas partes de su esqueleto, lo que sugiere que no todo pudo ser recuperado, según indica el estudio publicado en la revista Journal of Archaeological Science: Reports.

Los arqueólogos han recreado cuidadosamente lo que sucedió, utilizando incluso técnicas forenses a partir de un modelo en tres dimensiones del cuerpo humano. Los investigadores, de la Universidad de Oxford, Alyssa White y Rick Schulting hicieron el hallazgo mientras estudiaban la evidencia de traumas violentos en los restos de cazadores-recolectores prehistóricos en la Universidad de Kioto.

"Estábamos desconcertados por lo que podría haber causado al menos 790 heridas profundas y dentadas a este hombre", explican. “Las lesiones se situaban principalmente en los brazos, las piernas y la parte frontal del pecho y el abdomen. Mediante un proceso de eliminación, descartamos los conflictos humanos y los depredadores o animales carroñeros más comunes", explican.

El individuo tenía al menos 790 heridas repartidas por brazos, piernas, pecho y abdomen. Kyoto University

Los casos arqueológicos de ataques de tiburones son extremadamente raros, por lo que los expertos recurrieron a registros forenses actuales en busca de pistas y trabajaron también con George Burgess, director emérito del Programa de Florida para la Investigación de Tiburones.

Tras el análisis, concluyeron que el hombre murió hace más de 3.000 años, que estaba vivo en el momento del ataque y que perdió la mano izquierda, posiblemente tratando de defenderse del escualo. Su cuerpo, al que también le faltaba la pierna derecha, habría sido recuperado poco después del ataque y enterrado con su gente en el cementerio.

“Las heridas indican claramente que fue víctima de un ataque de tiburón. Es posible que el hombre estuviera pescando con sus compañeros en ese momento, ya que sus restos fueron recuperados rápidamente. Y, según el carácter y la distribución de las marcas de los dientes, las especies más probables responsables de esa violenta acción son un tiburón tigre o uno blanco", concluyen.

El coautor, doctor Mark Hudson, investigador del Instituto Max Planck, dice: "El pueblo neolítico de Jomon, en Japón, explotó una variedad de recursos marinos ... No está claro si el individuo enterrado en Tsukumo estaba actuando deliberadamente sobre los tiburones o si el tiburón fue atraído por sangre o cebo de otros peces. De cualquier manera, este hallazgo no solo proporciona una nueva perspectiva sobre el antiguo Japón, sino que también es un raro ejemplo de arqueólogos capaces de reconstruir un episodio dramático en la vida de una comunidad prehistórica".

Fuente: lavanguardia.com | 25 de junio de 2021