Hallan una rara inscripción en un casco etrusco de más de 2.400 años de antigüedad

Un yelmo etrusco de 2,400 años de antigüedad ha revelado una rara inscripción en su interior que había pasado desapercibida a los arqueólogos italianos y que podría aportar nueva información sobre la organización militar de este pueblo prerromano. EFE/ Benedetti Mauro / Museo Nazionale Etrusco Di Villa Giulia De Roma

El descubrimiento, adelantado hoy por el Museo Nacional Etrusco de Villa Giulia y que se ilustrará en la revista Archeologia Viva, se produce más de noventa años después de que este casco de bronce fuera encontrado en la necrópolis de Osteria di Vulci, en 1928.

El epígrafe se encuentra grabado en el protector de la nuca y está formado por siete letras -HARN STE-, probablemente un gentilicio que indica un lugar de origen -del objeto o del dueño- y que debe leerse como una única palabra, explica el museo en un comunicado.

Se trata, de hecho, de una inscripción “muy rara” que “ofrece informaciones fundamentales para la reconstrucción de la organización militar y de la evolución del arte de la guerra” en la península itálica antes de la hegemonía de Roma.

El yelmo perteneció a buen seguro, a juzgar por su tipología, a un guerrero etrusco, un pueblo que dominaba parte importante de la actual Toscana, y ha sido datado en la mitad del siglo IV a. C.

En ese entonces el centro de Italia se caracterizaba por los cruentos conflictos entre tribus locales, que competían por el predominio de la península o por simple supervivencia, amenazada por el avance de los celtas, que en el 390 a.C., pasaron a cuchillo a la propia Roma.

Y es que la ciudad, fundada según la tradición en el 735 a. C., junto al río Tíber, estaba aún lejos del poder y la expansión que lograría en época imperial a lo largo y ancho del Mediterráneo.

El casco narra de algún modo aquellos años de sangre y hierro por el dominio del territorio. Por ejemplo es posible presuponer que el hecho de que la inscripción esté en su interior indique a su propietario, una costumbre, la de marcar posesiones, muy actual.

Esto “reforzaba el sentimiento de pertenencia de un objeto de vital importancia” para el guerrero, sostiene el museo.

Pero también ofrece información sobre el sistema de fraguas en las que los etruscos fabricaban sus armas y se cree posible que el yelmo no fuera elaborado en Vulci, donde se encontró, sino en algún punto próximo a la actual ciudad de Perugia (centro).

El historiador del siglo I a.C., Tito Livio, reveló la existencia de un campamento etrusco llamado "Aharnam" que congregó a las tropas en la víspera de la tercera batalla de la guerra samnita en 295 a.C, entre Roma y una liga de etruscos, galos, umbros y otras tribus.

El topónimo "Aharnam" suena muy parecido a la actual localidad de Civitela d’Arna, cercana a Perugia, por lo que el gentilicio del yelmo, "Harn Ste", leído como una única palabra, “pudo haberse formado a partir del nombre de esa ciudad” o de sus aledaños.

Y es que en otras lápidas u objetos etruscos se han encontrado otros gentilicios que comparten raíz, como "Havrna", "Havrenies" o "Harenies".

No obstante el museo subraya que “no es posible establecer con certeza si el nombre conservado coincida con el de su último propietario”, ya que estas piezas muchas veces pasaban de mano en mano como trofeo de guerra.

Fuentes: forbes.com.mx | canaledieci.it | 28 de diciembre de 2021

Aparece la lápida de una niña en el campamento romano de Ciadella, en Sobrado (La Coruña)

Vista general del importante asentamiento militar romano de Ciadella, en el municipio coruñés de Sobrado dos Monxes. A la derecha, detalle de la estela funeraria hallada.

El equipo de arqueólogos que trabaja en el campamento romano de Ciadella (Sobrado) realizó un hallazgo excepcional durante las excavaciones de la via principalis la calle más importante de este asentamiento militar, cuya ocupación inicial se remonta al siglo I d.C.

Es una estela epigráfica (o lápida) que originalmente estaba en pie, clavada en el suelo. A la espera de una lectura definitiva, la inscripción que conserva, de bastante calidad, revela que fue instalada por un hombre en memoria de su hija, una niña que falleció a la edad de nueve años, un mes y nueve días. La pieza puede estar fechada en época tardorromana, aunque fue reutilizada como parte de un muro en la citada via principalis .

Este vestigio no solo nos permite conocer los nombres de las personas que vivieron en Ciadella hace más de 1.500 años, lo que "es algo así como ponerle rostro a la historia", sino también porque es muy raro indicar la edad del fallecido en años, meses y días.

La campaña desarrollada en el campamento romano de Ciadella (puesta en marcha por la Xunta, y ejecutada por la empresa Terra Arqueos, comenzó el 2 de noviembre e incluye nueve meses de trabajo) da continuidad a las acciones ya impulsadas en los últimos años y que, en su conjuntos, suman una inversión de 600.000 euros.

El equipo de arqueólogos y restauradores intenta "valorar este asentamiento militar y difundir su importancia entre la ciudadanía". El área de intervención suma un total de 2.565 metros cuadrados en los que se encuentra el llamado principia, un edificio de unos 1.200 metros cuadrados que servía de sede y espacio medular del fuerte romano, y la via principalis, arteria viaria del campamento que conectaba las cuatro puertas del fuerte.

La Xunta de Galicia está realizando obras en los municipios de Cabana, Xinzo, Samos, Campo Lameiro, Lalín y Sober, donde recientemente ha comenzado una nueva intervención en el yacimiento romano de Proendos, en el que salieron a la luz importantes restos de los siglos I y V d. C.. Además, este año se han impulsado actuaciones en Pantón, Corcubión, Vilagarcía y Val do Dubra, entre otros.

Fuente: lavozdegalicia.es | de diciembre de 2021

El hallazgo de más pinturas rupestres “refuerza” el interés por el Parque Cultural del Río Vero (Huesca)

Una de las pinturas encontradas por el equipo dirigido por Paloma Lanau. Álex Puyó.

La localización de doce nuevos abrigos con pinturas rupestres de arte esquemático en zonas de acceso muy difícil en Tozal de Mallata y uno de arte levantino en Fornocal aumenta el interés por el Parque Cultural del Río Vero (Huesca), que cumple 20 años desde la declaración oficial de este territorio en 2001 por iniciativa del Gobierno de Aragón. Así lo aseguran expertos y especialistas en arte rupestre, que coinciden en que este hallazgo “refuerza” y “enriquece” el interés de Tozal de Mallata, tal y como apuntan Paloma Lanau, la arqueóloga que ha dirigido la prospección, y Nieves Juste, gerente del Parque Cultural del Río Vero.

El hallazgo se ha hecho público en el IV Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés celebrado en la Biblioteca María Moliner de Zaragoza y dedicado a la grausina Pilar Utrilla, catedrática emérita de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza, muy buena conocedora del arte rupestre en el Parque Cultural desde los inicios con Vicente Baldellou (fallecido) con quien trabajó.

Las pinturas localizadas en el término municipal de Colungo se deben a la tenacidad y trabajo del equipo formado por Paloma Lanau, arqueóloga y doctora en arte prehistórico esquemático; Manuel Bea, profesor de la Universidad de Zaragoza, doctor en Prehistoria y especialista en arte rupestre; el espeleólogo Mario Gisbert y el licenciado en Historia y escalador Álex Puyó. Y es que, los abrigos donde se han hallado las pinturas son de muy difícil acceso y para llegar a ellos ha sido necesario escalar y utilizar cuerdas para asegurarse.

Paloma Lanau accede a uno de los abrigos con pinturas. Álex Puyó.

Los trabajos de prospección, iniciados tras obtener el pertinente permiso de la Dirección General de Patrimonio del Gobierno aragonés, se han realizado durante el último año.

Paloma Lanau destaca la riqueza de abrigos con arte rupestre en la zona del río Vero y recuerda los trabajos realizados que han sacado a la luz las pinturas. “Nos dimos cuenta de que muchos abrigos que son bastante inaccesibles no habían sido visitados porque no se puede llegar andando, sino que hay que poner cuerdas para descolgarse o poner pasamanos”, relata Paloma Lanau.

La especialista afirma que la importancia de las pinturas es variable de unas a otras: “Unas presentan motivos bien definidos y otras son simples manchas y trazos, que también contabilizamos y estudiamos”. Añade que además de las pinturas han hallado “restos de arnales (para la recolección de miel) y cubetas excavadas en el suelo de los abrigos, que nos hablan de que son sitios de bastante difícil acceso, pero que en diferentes momentos de la historia han sido utilizados, no sabemos exactamente con qué funcionalidad”. No obstante, son abrigos “no aptos” para habitar, tanto por la gran dificultad para llegar a ellos como por sus reducidas dimensiones o el hecho de que algunos tengan el suelo inclinado y no se conserva sedimento en el suelo.

Lanau avanza que en la conocida como Cueva de La Mezquita (situada en Tozal de Mallata) “hemos encontrado más pinturas, cerámica prehistórica y alguna pequeña estructura, de la que por el momento tampoco conocemos su funcionalidad”.

Tanto Paloma Lanau como Nieves Juste recuerdan los trabajos y prospecciones realizadas desde tiempo atrás. En este aspecto, Juste señala que “las investigaciones y trabajos nunca han parado y continuarán porque pueden salir más sorpresas y buena prueba son los resultados de las investigaciones que aportan Paloma Lanau y su equipo”. De la misma opinión es la arqueóloga que ha dirigido esta última investigación, que dice que “sin duda” hay más pinturas por descubrir, algo que considera “esperanzador”.

Paloma Lanau Hernáez en la presentación de los hallazgos en el

IV Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés.

En sesenta abrigos

Hasta ahora se han realizado investigaciones en 60 abrigos naturales. “Los resultados más recientes enriquecen el Parque con este conjunto porque es muy importante y tiene más intensidad de la prevista. La concentración de pinturas aporta motivos diferenciales y un territorio muy agreste de acceso muy difícil. Los resultados se conocen en este Congreso pero las tareas previas llevan años de trabajo y requiere de mucha constancia. Son abrigos donde caben una o dos personas y no de pie, pero aportan nuevas noticias”, destaca Nieves Juste (izquierda).

Al mismo tiempo, indica que “el uso de nuevas tecnologías favorece mucho los trabajos de investigación en el ámbito del Parque Cultural, pero puede haber otros espacios. Vicente Baldellou, que descubrió las primeras pinturas, me decía que en arqueología siempre habrá sorpresas y el tiempo le ha dado la razón”. Respecto al conjunto localizado, subraya que “la concentración es muy importante, la mayoría son de arte esquemático y ahora el Gobierno de Aragón tomará las decisiones porque son de su competencia”.

En la misma línea, “creo que es un gran hallazgo en un pareja singular e inaccesible. Las investigaciones nunca se paran, llevan su tiempo y aumentará el interés por el Parque Cultural”.

Por su parte, el presidente del Patronato del Parque Cultural del Río Vero, Mariano Altemir, recuerda “los inicios de Vicente Baldellou, que ha sido una figura relevante por la inquietud que tuvo y por el interés que despertó entre buenos colaboradores como Pilar Utrilla, la cual ha dedicado su vida a la labor investigadora". En el espacio dedicado a Baldellou, en Alquézar, “compartió con su familia las inquietudes”. El también alcalde de Alquézar sostiene que "el Parque aporta riqueza, cultura e interés que se suma a las culturas que habitaron en el entorno natural del río Vero”.

En la localidad de Colungo donde está el Centro de Interpretación del Arte Rupestre y en cuyo municipio se localizan los abrigos más importantes entre ellos la Cueva Fuente del Trucho (Paleolítico Superior), el alcalde Fernando Abadía comparte la satisfacción por este hallazgo de prestigio que aumenta el interés por la zona.

Grabado rupestre de la cueva de la Fuente del Trucho, Asque- Colungo- Archivo del Gobierno de Aragón.

Gran atractivo con miles de visitantes

Quince localidades de las comarcas de Somontano y Sobrarbe forman parte del Parque Cultural del Río Vero, espacio natural protegido que contiene uno de los conjuntos más importantes del arte rupestre en España, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco y que forma parte del Itinerario Europeo Caminos de Arte Rupestre Prehistórico. Está gestionado por un consejo rector y el patronato lo preside Mariano Altemir, alcalde de Alquézar, quien señala que “este hallazgo rúbrica la conmemoración de 20 años del Parque Cultural, que está entre los activos importantes del territorio gracias al arte rupestre que genera muchas actividades y atrae miles de visitantes”.

Fuente: Diario del Alto Aragón

Una familia de hace 5.700 años: el árbol genealógico más antiguo revela adopciones, hijastros y poligamia

Los miembros de la familia estaban enterrados en Hazleton North, en Inglaterra, un largo mojón del Neolítico temprano que contiene dos cámaras opuestas en forma de "L". Reich et al.

Un equipo internacional de arqueólogos y genetistas, con importante participación española, ha reconstruido el árbol genealógico más antiguo hasta la fecha, correspondiente a una familia que vivió hace unos 5.700 años, y ha revelado numerosos detalles sobre su parentesco y organización social, entre ellos la existencia de adopciones, hijastros o prácticas polígamas.

Los investigadores han analizado el ADN de 35 personas enterradas en una de las tumbas neolíticas mejor conservadas del Reino Unido, en Gloucestershire (Reino Unido), que han arrojado nuevos conocimientos sobre las normas de parentesco que regían en aquella sociedad, y hoy publican sus conclusiones en la revista Nature.

Todos los individuos fueron enterrados en Hazleton North, un largo mojón del Neolítico temprano que contiene dos cámaras opuestas en forma de "L", y los científicos han comprobado, contrastando los análisis arqueológicos con los datos extraídos del ADN, que 27 de las personas pertenecían a la misma familia y que la mayoría descendían de cuatro mujeres que habían tenido hijos con el mismo hombre.

Recreación de la tumba neolítica de Hazleton North. Museum Corinium.

El monumento funerario, un montículo gigante de piedras, se encontraba en tierras de cultivo y fue vaciado por los arqueólogos hace cuatro décadas para evitar que fuera arrasado por los arados. En el siglo XIX, algunas de sus grandes rocas sirvieron para construir caminos y levantar muros en las fincas de la región. Ya no queda nada. El sepulcro estaba organizado en torno al hombre fundador y a las cuatro mujeres con las que tuvo hijos. No había hijas adultas, lo que sugiere que los cadáveres de ellas se depositaron en otras tumbas, quizá junto a los hombres de otros grupos. En Gran Bretaña se han encontrado unos 300 túmulos alargados similares.

En la investigación han participado arqueólogos de las universidades de Newcastle, York, Exeter y Lancashire (Reino Unido) y genetistas de las universidades del País Vasco, Viena y Harvard, que han concluido también, por la organización de los cuerpos en la tumba, que el parentesco no biológico -las adopciones- podría ser tan importante como el biológico para esta comunidad neolítica.

Foto: Restos esqueléticos situados en la entrada norte vista desde el oeste.

ANÁLISIS DE ADN

Los investigadores han analizado el ADN que lograron extraer de huesos y dientes de 35 de las personas enterradas -cuyos restos se conservan en el Corinium Museum de Costwold (Reino Unido)- y sus hallazgos revelan por primera vez con tanto detalle cómo se estructuraban las familias prehistóricas.

El investigador de la Universidad del País Vasco Iñigo Olalde (izquierda), genetista principal del estudio y uno de los primeros firmantes del trabajo, ha señalado que "se trata del árbol genealógico más antiguo jamás reconstruido" y ha precisado que "la descripción ha sido posible gracias a la 'excelente' conservación del ADN en la tumba y a la utilización de las últimas tecnologías de recuperación y análisis del ADN antiguo".

En declaraciones a EFE, Olalde ha observado que muchos de los patrones sociales son conocidos por los antropólogos que estudian las sociedades actuales, y ha apuntado que "la clave está en que al tratarse de la primera gran familia biológica recuperada en la prehistoria, es la primera vez que podemos investigar de manera directa y a mucha resolución estos detalles en sociedades tan antiguas".

"Hasta ahora sólo podíamos investigarlo de manera indirecta a partir de los datos arqueológicos", ha señalado el investigador, y ha detallado como ejemplo que, "si se encontraba un enterramiento con un hombre y dos mujeres, los investigadores hipotetizaban que se trataba de un hombre y sus dos parejas reproductivas. No sabemos si esto era poligamia o era monogamia seriada: si el hombre se reproducía con las cuatro mujeres a la vez o si cada vez que moría una mujer empezaba con otra”, explica Olalde.

Otra evidencia; respecto a la exogamia femenina (que las hijas abandonen la familia para unirse a otras comunidades), ya había indicios de que ocurría en el Neolítico, porque analizando isótopos se veía que las mujeres tendían a ser más móviles que los hombres, dado que la geología del lugar donde habían crecido no coincidía con el lugar donde morían, "pero está es la primera vez que lo vemos de manera directa en una familia".

Fuente: Universidades de Newcastle y del País Vasco. JORGE MORENO ARANDA / EL PAÍS.

Olalde destaca que el monumento estaba dividido en dos cámaras y que cada una de ellas estaba reservada a dos de las primeras mujeres y a su descendencia. “Estas mujeres también eran importantes, porque después de varias generaciones todavía se recordaba de cuál descendías y se te enterraba en un lado o en otro dependiendo de eso”.

Los resultados muestran que la gran familia de Hazleton North era descendiente de los migrantes de Europa continental que llegaron apenas un siglo antes a la isla de Gran Bretaña, introduciendo la ganadería, el cultivo de cereales y la construcción de monumentos megalíticos. “No descienden de los grupos de cazadores y recolectores que ya existían en Gran Bretaña”, recalca Olalde, que sitúa el probable origen de la estirpe en lo que hoy es Francia.

El análisis evidencia que las mujeres que tenían hijos con los hombres del clan también los tenían con otros individuos ajenos al grupo. Los investigadores han encontrado en el sepulcro tres supuestos hijastros, quizá fruto de relaciones anteriores de ellas y adoptados por la familia de Hazleton North, según hipotetizan los autores del estudio. Olalde recuerda que “en aquella época era muy fácil morir”. Su estudio de los huesos muestra fracturas, abscesos dentales, artritis, inflamación de las articulaciones por infecciones bacterianas y signos de déficit nutricional. “Hay indicios de un montón de enfermedades. Tuvieron una vida totalmente mísera para nuestros estándares. Es posible que sus parejas se muriesen y tuvieran otras después”, plantea Olalde.

Por otro lado, no se han podido encontrar los lazos familiares de ocho de las 35 personas analizadas, aunque no descartan que sea por falta de muestras. “No se preservó el esqueleto entero del hombre fundador, solo se encontró un diente suelto”, explica el genetista español. Por ejemplo, hay tres mujeres que probablemente fueron las esposas de algunos de los hombres del clan, pero no se ha encontrado descendencia que confirme que eran parejas reproductivas. Quizá tuvieron hijas y estas fueron depositadas en el sepulcro de sus nuevas familias.

El arqueólogo Chris Fowler (derecha), de la Universidad de Newcastle y primer autor de la publicación, ha destacado la trascendencia de los hallazgos en la tumba de Hazleton North, y ha asegurado que la disposición arquitectónica de ésta y de otras tumbas neolíticas revela cómo funcionaba el parentesco en esos enterramientos.

En el mismo sentido, el investigador David Reich (izquierda), de la Universidad de Harvard y cuyo laboratorio ha dirigido la generación de ADN antiguo, ha destacado que las modernas tecnologías van a permitir analizar la huella genética con una resolución tan alta como para abordar cuestiones trascendentales para los arqueólogos.

Y Ron Pinhasi (derecha), de la Universidad de Viena, ha constatado que "era difícil imaginar hace pocos años que se llegarían a conocer con este nivel de detalle las estructuras de parentesco del Neolítico".

Iñigo Olalde ha destacado la trascendencia de conocer cómo se organizaban socialmente aquellos grupos para desvelar sus patrones de movilidad, sus relaciones con otros grupos o el manejo del ganado y ha subrayado que las nuevas tecnologías permiten secuenciar genomas completos de humanos antiguos y van a permitir conocer aspectos todavía desconocidos cuando se apliquen a áreas de conocimiento del pasado en las que todavía no se están utilizando.

"Gracias al ADN antiguo podemos arrojar nuevas evidencias sobre preguntas y detalles que los arqueólogos llevan haciéndose desde hace mucho tiempo, porque el ADN es la única tecnología que nos informa sobre las relaciones biológicas entre individuos", ha manifestado el investigador de la Univer sidad del País Vasco.

Uno de los huesos de Hazleton North incluidos en el análisis. REICH ET AL.

El genetista mexicano Federico Sánchez Quinto (izquierda), encabezó en 2019 un estudio genético de los restos de 24 personas hallados en cinco sepulcros megalíticos europeos, desvelando un puñado de conexiones familiares. El investigador explica que antes se pensaba que las primeras sociedades jerárquicas patriarcales y la desigualdad social surgieron en Europa y Asia occidental durante la Edad de Bronce. “Este nuevo trabajo y el nuestro sugieren que las sociedades jerárquicas patriarcales pudieron haber estado presentes desde el Neolítico en Eurasia occidental, unos 1.000 o 1.500 años antes de lo esperado anteriormente”, detalla Sánchez Quinto, del Instituto Nacional de Medicina Genómica de México.

“Las dimensiones y la majestuosa arquitectura de las tumbas megalíticas del Neolítico —túmulos alargados, dólmenes, sepulturas de corredor—, y los artefactos de valor encontrados en ellas, sugieren que los individuos enterrados bajo esta tradición funeraria pertenecían a un grupo social selecto”, añade el genetista mexicano. A su juicio, los nuevos resultados, sumados a los que obtuvo su equipo en 2019, apuntan a que “tumbas megalíticas en Irlanda, Inglaterra y Suecia pudieron haber sido el sitio de descanso de sociedades jerárquicas patriarcales”.

La química Tamsin O’Connell (derecha), jefa del Departamento de Arqueología de la Universidad de Cambridge, valora la “solidez” del nuevo estudio, pero echa de menos una mayor reflexión sobre las implicaciones de estos resultados más allá de la familia de Hazleton North. O’Connell reveló hace 15 años la dieta muy rica en carne de estas personas mediante el análisis de los compuestos químicos de sus huesos. En el lugar se encontraron restos de vacas, cerdos, ovejas y ciervos. “Estaban bien alimentados y mostraban niveles de enfermedad y estrés parecidos a los de otras poblaciones similares”, afirma.

La investigadora de Cambridge pone en duda la hipótesis de que los hombres del clan adoptasen hijos ajenos. “Otra explicación podría ser el desorden de las relaciones humanas”, apunta O’Connell. Algunos estudios modernos calculan que entre el 2% y el 4% de las personas son hijos de un padre que no es el que creen, según destaca la química. “Esto también pudo ocurrir en el pasado”, advierte. El propio Iñigo Olalde reconoce que los supuestos hijos adoptados del clan de Hazleton North pudieron ser fruto de infidelidades. “Es una opción, pero creemos que no es así porque vemos tres casos, por eso postulamos que aquellos hombres eran conscientes de que eran hijos de otros hombres”, argumenta Olalde.

O’Connell es más escéptica sobre la dimensión de la revolución del ADN antiguo. “Los genetistas que trabajan en estudios arqueológicos a menudo tienen dificultades para reconocer que sus resultados son otra línea de datos más en un conjunto complejo de pruebas con múltiples capas. No ofrecen la única respuesta”, opina. "Es la primera vez que se aplica el análisis del ADN antiguo a una gran familia de la prehistoria. El desembarco de la genética acaba de empezar".

La investigación ha sido financiada, entre otros, por el Ministerio de Ciencia e Innovación español, la Fundación Vasca de la Ciencia (Ikerbasque), los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, varias fundaciones, institutos médicos y donaciones privadas.

Fuentes: elmundo.es | elpais.com | 22 de diciembre de 2021

Hallan las primeras evidencias de consumo social de cerveza en una ciudad israelí de hace 7.000 años

Investigadores israelíes dicen que han descubierto las primeras evidencias de consumo social de cerveza dentro de las comunidades del antiguo Medio Oriente, después de encontrar restos de granos de cereales utilizados para producir alcohol en una ciudad de hace 7.000 años.

Se sabe que la cerveza se usó en la antigüedad con fines ceremoniales y religiosos, pero este hallazgo es la primera indicación de consumo social en la zona del Levante antes de la aparición generalizada del alcohol en la Edad del Bronce (alrededor del 3300 a. C.).

En el estudio, publicado en Journal of Anthropological Archaeology, arqueólogos de la Universidad de Haifa muestran que encontraron residuos de almidón de granos de trigo y cebada en cerámicas antiguas en Tel Tsaf, ubicada en el valle central por el que discurre el río Jordán. La ciudad se remonta a la época calcolítica, alrededor del año 5.000 a. C.

Foto: Silos hallados en Tel Tsaf, Israel.

Analizado bajo un microscopio, el almidón hallado mostró signos de un proceso de fermentación, lo que apunta a su uso en la producción de alcohol.

El profesor Danny Rosenberg (izquierda), de la Universidad de Haifa, dijo que "las evidencias de producción de cerveza se unen a las evidencias que hemos descubierto anteriormente de la prosperidad de Tel Tsaf, expresada en su acumulación de productos agrícolas, y particularmente de cereales, en grandes cantidades".

Añadió: "Podemos imaginar a la comunidad en desarrollo de Tel Tsaf organizando eventos a gran escala en los que se consumían grandes cantidades de comida y cerveza en un contexto social, y no solo en un contexto ceremonial".

Un estudio anterior publicado en 2018, en el que también participó Rosenberg, encontró evidencias de producción de cerveza en un cementerio natufiense ubicado en el Monte Carmelo, de hace unos 13.000 años. Pero en ese caso, la cerveza solo aparentemente se usó como parte de los rituales de entierro.

Una vista del sitio arqueológico de Tel Tsaf en el Valle del Jordán. Cortesía: Universidad de Haifa

Rosenberg dijo que más allá de los hallazgos de 2018 y 2021, había pocas evidencias de consumo de cerveza en la región del Levante antes de la Edad del Bronce.

Tel Tsaf es particularmente interesante, señala Rosenberg, ya que es una de las pocas comunidades conocidas en la región desde la era del Calcolítico, un período de transición de las sociedades agrícolas que vivían en comunidades pequeñas hacia la constitución de ciudades más grandes.

Los residuos bajo el microscopio muestran la fermentación de granos de cereales antiguos. Cortesía: Universidad de Haifa

Rosemberg hace hincapié en que "la producción y consumo de cerveza probablemente fue continuo desde el período natufiense, pero que es difícil obtener pruebas de ello debido a la descomposición de los elementos orgánicos a lo largo del tiempo".

"Por el momento se desconoce si la cerveza, cuyos restos encontramos en Tel Tsaf, se produjo de forma regular o específicamente para eventos sociales importantes".

“Esperamos que en un futuro cercano, cuando podamos aislar más evidencias de la producción de cerveza en este enclave arqueológico y en otros sitios, podamos comprender mejor el papel del alcohol en las sociedades antiguas, y particularmente en aquellas que, como en Tel Tsaf, estaban en la cúspide de cambios significativos en su estructura social a medida que se volvía cada vez más compleja".

Fuente: timesofisrael.com | 21 de diciembre de 2021