Descubren en Arabia Saudí una vasta red 'avenidas funerarias' y tumbas de 4.500 años de antigüedad

Las avenidas funerarias halladas en Arabia Saudí (parte de una que se muestra aquí) datan de alrededor de 4.500 años. Crédito de la imagen: Comisión Real para AlUla.

Un equipo de arqueólogos ha descubierto en el noroeste de Arabia Saudí un conjunto de "avenidas funerarias" de 4.500 años de antigüedad, la más larga con 170 kilómetros, junto con miles de tumbas de piedra en forma de colgante.

Se llaman avenidas funerarias porque junto a ellas se ubican tumbas. Si bien las procesiones fúnebres podrían haber tenido lugar en ellas, esto es incierto. Habrían unido los oasis y formado una especie de antigua red de carreteras, dijeron los investigadores.

Algunas de las avenidas están delineadas con roca roja, pero "la mayoría simplemente se formaron cuando el suelo se alisó con las pisadas de los pueblos antiguos, y especialmente por las pezuñas de sus animales domésticos", dijo Mat Dalton (izquierda), investigador asociado de la Universidad de Australia Occidental y autor principal de un artículo reciente sobre estas avenidas funerarias publicado en la revista The Holocene, dijo a WordsSideKick.com en un correo electrónico.

La red de avenidas habría facilitado los viajes de larga distancia. "Al seguir estas redes, las personas podrían haber recorrido una distancia de al menos 530 km [330 millas] de norte a sur. También hay indicios de tales avenidas en el sur de Arabia Saudí y en Yemen. Estas requieren más investigación, pero podrían sugerir incluso movimientos a mayor distancia de poblaciones antiguas", escribe Dalton en el correo electrónico.

Parte de una avenida funeraria flanqueada por tumbas de piedra en forma de colgante. (Crédito de la imagen: Comisión Real para AlUla)

"Los arqueólogos no sabemos mucho sobre los rituales que se llevaron a cabo en tales avenidas funerarias o incluso en las tumbas que bordeaban los caminos. Los restos humanos dentro de las tumbas están en mal estado, y algunas de las tumbas han sido saqueadas, dejándolas desprovistas de artefactos. A pesar de la falta de información, no es difícil imaginar que las tumbas se usaron para recordar o conmemorar a los muertos, especialmente porque los descendientes o parientes de los enterrados en ellas probablemente habrían pasado por allí con frecuencia en el transcurso de su vida cotidiana".

"Incluso podríamos imaginar procesiones funerarias a lo largo de las avenidas desde oasis establecidos hacia las tumbas, pero esto es puramente hipotético hasta que encontremos más evidencias", agrega Dalton.

Un primer plano de una de las tumbas en forma de colgante que se encuentran al lado de una avenida funeraria. Crédito de la imagen: Comisión Real para AlUla.

Época de crecimiento

Aproximadamente, al mismo tiempo que se construyeron las tumbas y las avenidas, los egipcios construyeron las pirámides, incluida la Gran Pirámide de Guiza. Mientras tanto, en Mesopotamia, al norte de Arabia, florecieron varias civilizaciones y se construyeron ciudades y grandes templos en forma de pirámide conocidos como zigurats. A pesar de las culturas florecientes en los vecinos Egipto y Mesopotamia, Dalton no cree que la gente de Arabia Saudí se haya inspirado en ellos para construir las avenidas y tumbas funerarias.

"Creemos que este fenómeno fue ciertamente un desarrollo autóctono", dice Dalton, y señala que "la gente en Arabia Saudí estuvo construyendo grandes estructuras de piedra durante miles de años antes de que se construyeran las pirámides en Egipto. Por ejemplo, las estructuras en forma de puerta llamadas mustatils se construyeron hace 7.000 años en Arabia y pueden haber sido utilizadas para un culto prehistórico a los animales".

Más de 1.000 de estas estructuras (denominadas 'mustatils') se han documentado en Arabia Saudita y se remontan a unos 7.000 años. Fotografía © AAKSA y Comisión Real de AlUla, cortesía de 'Antiquity'.

El equipo de investigación ha utilizado imágenes satelitales, fotografías aéreas, estudios del terreno y excavaciones para para llevar a cabo su trabajo. Los arqueólogos involucrados en los hallazgos han estado patrocinados por la Comisión Real de AlUla, una organización que lleva a cabo el estudio arqueológico y la conservación en la región de AlUla, en el noroeste de Arabia Saudí. AlUla es una vasta área que abarca 22,561 kilómetros cuadrados que contiene numerosos restos arqueológicos que datan de hace miles de años.

Fuente: livescience.com | 18 de enero de 2022

Un híbrido de burro fue el 'caballo de guerra' en la Antigüedad

El 'Panel de guerra' del 'Estandarte de Ur', expuesto en el Museo Británico de Londres

Desde hace miles de años, los caballos han sido importantes para los desplazamientos y para la guerra. ¿Pero cómo se las apañaban las culturas que florecieron antes de la llegada de los caballos domésticos a sus tierras?

Ilustraciones de 4.500 años de antigüedad y textos de la antigua Mesopotamia muestran que la élite ya usaba équidos para viajar y combatir varios siglos antes de la llegada de los primeros caballos. Pero si no eran caballos, ¿qué animales montaban aquellos nobles? Su naturaleza ha sido siempre un misterio.

Ahora, un equipo del Instituto Jacques Monod (CNRS/Universidad de París), dirigido por E. Andrew Bennett, ha utilizado ADN antiguo para demostrar que estos animales eran el resultado de cruzar burros domésticos con asnos salvajes. Lo que los convierte en el ejemplo más antiguo conocido de animales híbridos, producidos por sociedades siro-mesopotámicas 500 años antes de la llegada de los caballos domésticos. El estudio se acaba de publicar en Science Advances.

Relieve de Nínive. 645-635 a.C. Museo Británico de Londres. Muestra la captura de un burro salvaje. Foto: Internet Archive Book Images / "The origin and influence of the thoroughbred horse. 1905.

Los équidos han jugado un papel muy destacado en la evolución de la guerra a lo largo de la historia. Aunque los caballos domésticos no aparecieron en el Creciente Fértil (la región en la que se produjo la revolución neolítica y que comprende los actuales Israel, Jordania, Líbano, Palestina, Siria, Irak, Kuwait, el sudeste de Turquía y noreste de Egipto) hasta hace unos 4.000 años, los sumerios llevaban ya siglos usando carros de guerra de cuatro ruedas tirados por équidos en el campo de batalla, como demuestra el famoso Estandarte de Ur, un mosaico sumerio de 4.500 años de antigüedad.

Las tablillas cuneiformes de arcilla de este período también mencionan équidos de prestigio con un alto valor de mercado llamados 'kunga' (podía llegar a valer hasta 6 veces el precio de un burro normal durante la Antigua Edad del Bronce). Sin embargo, la naturaleza precisa de este animal ha sido objeto de controversia durante décadas.

Cuatro esqueletos 'kunga' yacen in situ en Umm el-Marra, Siria. Foto: Glenn Schwartz/Universidad John Hopkins.

En busca del origen del 'kunga'

Los investigadores del Instituto Jaques Monod decidieron abordar la cuestión mediante el estudio de los genomas de équidos del complejo funerario de Umm el-Marra, en el norte de Siria, que tiene 4.500 años de antigüedad. Según algunos expertos, estos animales serían, precisamente, ejemplares de los misteriosos 'kungas'.

Aunque degradado, el genoma de estos animales resulta comparable al de otros équidos, como caballos, burros domésticos y burros salvajes de la familia de los hemiones, secuenciados especialmente para este estudio, que también incluye los restos de un équido de 11.000 años del templo más antiguo conocido, Göbekli Tepe, en el sureste de la actual Turquía, así como los últimos representantes de burros salvajes sirios, que desaparecieron a principios del siglo XX, pero de los cuales hay dos muestras en el Museo de Historia Natural de Viena.

Según los análisis, los équidos 'kunga' de Umm el-Marra son híbridos de primera generación resultantes del cruce de un burro doméstico hembra y un hemión macho. Como los burros domésticos y los hemiones salvajes eran estériles, era necesario cruzar cada vez una hembra doméstica con un hemión previamente capturado.

Burro sirio salvaje o hemipo - Equus hemionus hemippu 1915. Zoológico de Viena. Foto: Conrad Keller.

Por lo tanto, y en lugar de domesticar los caballos salvajes que poblaban la región, los sumerios preferían producir y usar híbridos, combinando las cualidades de los dos padres para conseguir crías que eran más fuertes y rápidas que los burros (y mucho más rápidas que los caballos), pero más controlables que los hemiones. Al final, estos 'kungas' terminaron por ser suplantados por los caballos domésticos, más fáciles de reproducir y que llegaron tras ser importados desde la estepa póntica, una región que se extiende desde el mar Negro y el Cáucaso hasta los montes Urales.

Fiona Marshall, arqueóloga de la Universidad de Washington en St. Louis, que ha investigado la prehistoria de los burros y su domesticación, dijo: "El estudio es enormemente significativo, dado que muestra que los criadores tenían intenciones claras. El proceso inicial de domesticación siempre fue turbio, probablemente en parte por accidente, y en parte por la intervención humana, pero esta investigación demuestra lo que buscaban los antiguos sirios: querían las cualidades de un animal salvaje”.

Fuentes: abc.es | nationalgeographic.com.es | nytimes.com | 15 de enero de 2022

Marcas de corte en huesos de animales muestran que nuestros antepasados ​​sí comenzaron a cazar hace dos millones de años

Ejemplos de muescas o marcas de percusión en un húmero de un bovino.

Nuestros ancestros lejanos habrían comenzado a cazar hace dos millones de años, en lugar de hurgar en las sobras de carroña que dejaban los carnívoros como los grandes felinos, según un estudio.

Investigadores de la Universidad de San Diego han estudiado huesos de animales recuperados en Kanjera Sur, un sitio arqueológico cerca del lago Victoria, en el oeste de Kenia, y han encontrado rastros de marcas de corte en huesos de gacelas y ñus en lugares donde solo se producirían si los humanos hubieran sido los primeros en llegar a los cadáveres.

Los restos analizados, dijo el equipo de investigadores, representan algunas de las evidencias sólidas más antiguas de la práctica de la caza por parte de los humanos antiguos. En este sentido, hay que recordar que ya se habían encontrado huesos con dichas marcas de corte con una datación de hace unos 3,4 millones de años, pero no estaba claro si estas marcas fueron realizadas por homínidos u otros animales.

Industria Olduvayense

La industria o utillaje denominado Olduvayense (también conocido como Modo I) es el nombre dado a la cultura lítica que los homínidos usaron durante el Paleolítico Inferior arcaico desde hace alrededor de 2,6 a 1,7 millones de años en gran parte de África, Europa, Oriente Medio y el sur de Asia. Estas herramientas generalmente se elaboraban golpeando lascas de una piedra contra otra, y su nombre deriva del sitio donde se descubrieron en la década de 1930: el desfiladero de Olduvai, en Tanzania.

El estudio fue realizado por la zooarqueóloga y paleoantropóloga, Jennifer Parkinson (izquierda), de la Universidad de San Diego, California, y sus colegas. «El cambio hacia un mayor consumo de carne es uno de los principales cambios adaptativos en la evolución de la dieta de los homínidos», escribió el equipo en su artículo.

"El consumo de carne por parte de los homínidos de Olduvai está bien evidenciado en los sitios arqueológicos del Pleistoceno en el este de África por las marcas de carnicería halladas en los restos óseos de animales. Sin embargo, los métodos a través de los cuales se adquirieron los cadáveres (es decir, la caza frente al carroñeo) y el grado de su integridad (con carne o descarnados) es menos seguro".

Los huesos de animales hallados en el área de Kanjera Sur, que, hace dos milenios era de pastizales abiertos, permitieron a los investigadores abrir una ventana para indagar sobre estas distinciones.

Los huesos de gacela y ñu, que eran comunes en la zona, se sabe, desde hace mucho tiempo, que tienen marcas de carnicería. Ahora bien, hasta ahora no ha estado claro si los homínidos se hicieron con las presas o si las mismas fueron muertas por otros depredadores que acabaron abandonando los restos o fueron ahuyentados por nuestros antepasados.

Al volver a examinar las marcas de corte, el equipo comparó los restos óseos antiguos con huesos modernos usados experimentalmente por otros investigadores o que habían sido consumidos por carnívoros modernos como las hienas.

Rastros de marcas de matanza en varios huesos de gacelas y ñus (en la foto) en lugares donde solo se dejarían si los humanos hubieran sido los primeros en llegar a los cadáveres.

Descubrieron que los huesos de los animales de presa de Kanjera Sur habían sido cazados en la zona y que probablemente ya habrían sido despojados de carne si hubieran sido capturados por los depredadores, tal como los grandes felinos.

"Esto sugiere que los antiguos seres humanos fueron los primeros en cortar la carne, dado que, muy probablemente, fueron ellos mismos quienes cazaban las presas. Los homínidos no se alimentaban de los restos de animales capturados por los grandes felinos, porque eran lugares de matanza donde no habrían encontrado apenas carne", dijo la profesora Parkinson a New Scientist.

El zooarqueólogo Geoffey Smith (izquierda), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, y que no participó en el estudio, dijo a New Scientist que el mismo "proporciona más evidencias del consumo humano de carne en ese momento".

No obstante, algunas cosas siguen sin estar claras sobre las actividades de caza en Kanjera Sur, la más obvia de las cuales es que no se sabe todavía qué tipo de homínidos vivían allí, ya que no se han encontrado fósiles humanos en el lugar. "Tenemos miles de herramientas de piedra, y por ello sabemos que los homínidos estaban allí, pero no disponemos de restos de homínidos en Kanjera Sur", explica la profesora Parkinson. "Sin embargo, un posible candidato es el 'Homo habilis', cuyos restos se han encontrado en otros sitios cercanos".

El Paranthropus es otro homínido conocido que vivió en el este de África en esa época, pero sus grandes dientes posteriores indican que probablemente comía, de modo principal, vegetales duros, si bien es posible que también tuviera cierta capacidad de caza.

Tampoco se sabe exactamente cómo cazaban los homínidos, quienesquiera que fueran. Según el profesor Smith, se pueden concebir que existirían varias estrategias, desde emboscadas hasta lanzar lanzas de madera rudimentarias.

El equipo comparó las marcas en los huesos antiguos (a la izquierda) con huesos modernos que fueron consumidos por carnívoros actuales como las hienas (arriba a la derecha), o marcados experimentalmente por investigadores o una combinación de ambos (abajo a la derecha).

Los resultados completos del estudio se publicaron en la revista Quaternary Science Reviews.

Fuente: dailymail.co.uk | 13 de enero de 2022

Los Millares fue un centro innovador del megalitismo desde donde se expandieron las sepulturas tipo tholos al resto de la península ibérica

Reconstrucción del interior de la cámara funeraria de un tholos en Los Millares (Almería). Ilustración de Iñaki Diéguez Uribeondo.

Un estudio realizado por un equipo de investigación de la Universidad de Granada (UGR) ha demostrado que Los Millares, uno de los sitios arqueológicos más importantes de Europa Occidental, ubicado en Santa Fe de Modújar (Almería), a escasos kilómetros de la costa mediterránea, fue un gran centro innovador del megalitismo, donde por primera vez aparecieron las sepulturas tipo tholos y desde donde se expandieron al resto de la península ibérica. El motivo de esta expansión pudo estar en que este tipo de enterramientos se ajustaba a las necesidades planteadas por las sociedades de aquel momento, hace unos 50 siglos.

El yacimiento de Los Millares es considerado como la primera ciudad de la Prehistoria en la península ibérica, y se estableció hace más de 5.000 años junto a los monumentos funerarios del mismo nombre.

Reconstrucción de la necrópolis y poblado de Los Millares. Ilustración de Iñaki Diéguez Uribeondo.

Los investigadores de la UGR han llevado a cabo un análisis estadístico y espacial de 193 dataciones radio-carbónicas de toda la península ibérica, que ha permitido demostrar que uno de los principales monumentos megalíticos de la península ibérica y de Europa apareció por primera vez en el yacimiento de Los Millares. Estas dataciones proceden, casi en su totalidad, de individuos, explica el investigador del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, y autor principal del estudio, Gonzalo Aranda Jiménez (izquierda), quien señala que "aunque lo deseable es que haya más elementos para estudiar, esta cifra de 193 dataciones es muy significativa, pues hace unos años apenas había 20 dataciones y ahora la base documental con la que se trabaja se ha multiplicado por diez".

Hace aproximadamente 5.200 años se produjo una innovación de enorme relevancia en el desarrollo de las sociedades prehistóricas. Se trataba de un nuevo tipo de sepultura megalítica completamente diferente a los por aquellos entonces característicos dólmenes. Ahora, las sepulturas presentaban cámaras funerarias de planta circular de entre 2 y 5 metros de diámetro que en ocasiones presenta pequeños nichos laterales cuyo uso fue también funerario.

Mapas con la distribución temporal de las dataciones radio-carbónicas peninsulares. / R. G.

“Al interior de estas cámaras se accedía por un pasillo que aparecía compartimentado por losas de piedra perforadas para facilitar el paso. El rasgo arquitectónico más característico de estos nuevos monumentos fue la forma en que se cubrían las cámaras funerarias mediante falsas cúpulas que se conseguían mediante anillos de piedras sucesivamente más pequeños. Este tipo de monumentos, conocidos como 'tholoi', supusieron una nueva concepción ritual y funeraria que claramente se alejaba de los tradicionales dólmenes”, explica Gonzalo Aranda.

Los thóloi más antiguos surgen por primera vez en torno al 3200 a.C. en el sureste peninsular, en concreto en Los Millares. Desde aquí, los nuevos monumentos megalíticos se extendieron de forma progresiva en primer lugar por el valle del Guadalquivir, luego por el valle del Guadiana hasta alcanzar por último la península de Lisboa. Varios siglos después de las primeras construcciones, en torno al 2900 a.C., los thóloi alcanzaron su máxima expansión territorial desde el sureste de la península ibérica hasta la actual Lisboa, esto es, desde la costa mediterránea hasta la fachada atlántica.

Se extendieron, añade Aranda, gracias a que se ajustaban posiblemente a las necesidades sociales de los grupos humanos. Éstos mantenían entre sí contactos, como demuestran los elementos culturales similares. "El contacto cultural era estrecho y recurrente".

Planta y sección del tholos de El Romeral (Antequera, Málaga). Fotografías de Javier Coca.

Un nuevo tipo de monumento funerario

De esta forma, las sociedades prehistóricas del sur España y el centro y sur de Portugal introdujeron en sus formas de vida este nuevo tipo de monumento funerario que tuvo un intenso desarrollo durante varios siglos. Solo a partir del 2.200 a.C. se produjo un claro abandono de las prácticas funerarias que venían desarrollándose en estos monumentos, excepto en el sureste peninsular.

“De nuevo las necrópolis de estas comarcas como Los Millares, y muy especialmente El Barranquete, mantuvieron una importante actividad ritual y funeraria hasta finales del II milenio a.C. La reutilización de viejos monumentos megalíticos durante generaciones puede considerarse como una característica particular de los 'thóloi' del sureste”, apunta Margarita Sánchez Romero (izquierda), otra de las autoras del trabajo.

Durante más de un milenio, los thóloi se convirtieron en los monumentos funerarios colectivos de tipo familiar donde, junto a restos humanos, se depositaron objetos finamente elaborados en materiales valiosos como oro, marfil, ámbar, piedras verdes, cristal de roca y huevos de avestruz, algunos de ellos procedentes de diferentes regiones del mediterráneo y África. Los thóloi pueden considerarse como el tipo de monumento funerario característico de sociedades de agricultores y ganaderos que, por primera vez, se establecieron en poblados permanentes, desarrollaron la metalurgia del cobre y se integraron en redes de intercambio a larga distancia.

Yacimiento arqueológico de el Barranquete (Níjar, Almería)

En este contexto, “Los Millares destaca por su excepcionalidad, dado que alcanzó unas dimensiones, concentración poblacional y monumentalidad completamente desconocidas, lo que ha llevado a considerarlo como la primera ciudad de la península ibérica. Pero la importancia de Los Millares trascendió la escala regional para convertirse en el lugar de referencia donde se desarrolló una original innovación en la arquitectura monumental megalítica y cuya influencia se extendió por otras regiones peninsulares”, apuntan los autores.

Referencia bibliográfica:

Aranda Jiménez, G., Milesi García, L., Díaz-Zorita Bonilla, M., Sánchez Romero, M. 2021. The radiocarbon chronology of the tholos-type megalithic tombs in Iberia: exploring diverse social trajectories. Trabajos de Prehistoria 78(2)

Fuente: canal.ugr.es | 14 de enero de 2022

¿El canibalismo propició la extinción de los neandertales?

Ilustración de una escena caníbal en la Prehistoria realizada por Arturo Asensio Moruno en el Museo Arqueológico Nacional.

Si hay un pecado que, a nuestros ojos modernos y puramente occidentales parece imperdonable, ese es el canibalismo. Una práctica tabú. Tanto es así que cuando escuchamos extrañas historias sobre individuos que han tenido que probar la carne humana (el ejemplo más famoso es el del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya que sirvió de inspiración para la película Viven) nos producen un morboso interés, pese al sensacionalismo terrible en el que se ven envueltas. Recientemente, la historia del actor Armie Hammer, con supuestas tendencias caníbales según sus propios mensajes, también se ha hecho muy famosa.

Quizá porque está fuera de toda humanidad corromper la carne del prójimo. Por supuesto, las razones del canibalismo son muy diferentes y la necesidad parece excusable, mientras que el ritual no lo es. Sea como fuere, y aunque hay muchas leyendas al respecto, razón por la cual en algunas ocasiones resulta difícil distinguir entre la realidad y el mito (Cristobal Colón regresó a Europa contando historias increíbles sobre esta práctica), es una práctica que ha acompañado al ser humano desde que pisó la Tierra. Es difícil enorgullecerse de ello, pero es así: se ha demostrado que el Homo antecessor lo practicaba, siendo la referencia sobre canibalismo más antigua de nuestro continente.

Una de las cuestiones que más ha preocupado a los arqueólogos es por qué nuestra especie logró sobrevivir mientras que los neandertales, nuestros parientes cercanos, no lo lograron. En los primeros momentos de su estudio, con ignorancia y soberbia, solíamos representarlos como seres brutos y completamente cavernícolas, en el sentido literal de la palabra, mucho menos avanzados que el Homo sapiens. Hoy en día, gracias a las nuevas investigaciones, sabemos que esto no se correspondía con la realidad: enterraban a sus muertos, tenían herramientas y, quizá, hacían las cosas que a nosotros nos señalan como seres superiores. Es decir, probablemente hablaban y tal vez representaban la realidad mediante pinturas. Pero también practicaban el canibalismo, según los signos hallados en zonas como Krapina, en Croacia, en 1899.

Fragmentos de hueso de Gough's Cave en Inglaterra. Las pruebas de este yacimiento que data del Paleolítico Superior sugieren que las personas que lo habitaban practicaban canibalismo y quizá empleaban calaveras humanas para propósitos rituales. FOTOGRAFÍA DE DEREK ADAMS, NATURAL HISTORY MUSEUM.

Por qué desaparecieron ellos y nosotros no

¿Tuvo algo que ver el canibalismo en la desaparición de nuestros parientes los neandertales? Un reciente artículo publicado en Psychology Today se centra en ello con la idea de encontrar respuestas. Algunos antropólogos señalan que no hubo competencia directa entre Homo sapiens y neandertales, sino más bien que los primeros fueron más astutos a la hora de hacerse con los recursos pertinentes para sobrevivir. Los antropólogos españoles Jordi Augustí y Xavier Rubio-Campillo (2016) realizaron un experimento virtual para estudiar los factores subyacentes a la extinción de los neandertales. En su modelo experimental, incluyeron la ubicación del grupo con un rango de hogar definitivo (donde se recolectan los recursos), el tamaño del grupo, el canibalismo (para eliminar la competencia y obtener recursos adicionales) y la posibilidad de que un grupo se fracturará en dos (fisión).

Desde el punto de vista de la teoría de juegos, el canibalismo parece ser una forma óptima de obtener recursos. Es importante, no obstante, distinguir entre dos tipos de canibalismo: endocanibalismo y exocanibalismo. Con el primero, el grupo se come a sus propios miembros. Puede darse por razones puramente funcionales, es decir, cuando el grupo está hambriento y tiene que sobrevivir. También se puede practicar por razones religiosas o simbólicas tras la muerte de alguien del grupo y, por tanto, no sería un asesinato. El exocanibalismo, sin embargo, implica comerse a miembros de otros grupos.

Augustí y Rubio-Campillo descubrieron que, cuando los recursos eran abundantes, ninguna de estas prácticas era necesaria para sobrevivir. Pero cuando los recursos son escasos puede ser una medida óptima. Los grupos que favorecían el exocanibalismo podían prevenir su propia extinción. Sin embargo, en el modelo virtual final añadieron humanos anatómicamente modernos y no caníbales. Al final de la simulación, los que se dedicaban al exocanibalismo se habían extinguido, lo que les hizo concluir que aunque los individuos pudieran beneficiarse de la práctica, la especie en conjunto no. (Es importante señalar que el modelo asumió que los neandertales practicaban el canibalismo solo con otros grupos de neandertales).

La antropóloga de California Hélène Rougier (2016) y sus colegas analizaron 99 restos neandertales de una cueva en Goyet, Bélgica, que datan de hace unos 45.000 a 40.000 años. Su análisis mostró evidencias muy claras de canibalismo, junto a huesos de animales. No es una casualidad, otras revisiones han descubierto lo mismo. La cuestión entonces es por qué los neandertales se comían a otros 'colegas' si es que los animales parecían suficientes y abundantes. La conclusión es que quizá lo hicieran para obtener recursos o reducir la competencia, pues parece poco probable que comenzase en cada grupo de manera aislada o que se tratase de una tradición transmitida de generación en generación.

Una última teoría se adentra en algo más: la importancia del olfato. Al parecer, no tenían un sentido tan evolucionado como el nuestro, por lo que es posible que tuvieran una menor capacidad para diferenciar olores (particularmente el olor a carne humana quemada, que los bomberos describen como horrible). La extinción de nuestros 'primos' sigue siendo un misterio, pero esto podría ser una señal de la importancia que tiene el olfato en la evolución humana y si podremos ser reemplazados en el futuro por otros humanos más avanzados que nosotros, según las decisiones que tomemos en busca de nuestra propia supervivencia.

Fuente: elconfidencial.com | 2 de enero de 2022