Una vértebra humana prehistórica descubierta en el valle del Jordán respalda dos eventos distintos de dispersión fuera de África

a) Vista superior de la vértebra halla en Ubeidiya (Israel); b) Vista posterior; c) Vista inferior; d) Vista frontal. Crédito: Dr. Alon Barash, Universidad Bar-Ilan.

Un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad Bar-Ilan, el Colegio Académico Ono, la Universidad de Tulsa y la Autoridad de Antigüedades de Israel presenta una vértebra humana de 1,5 millones de años descubierta en el Valle del Jordán de Israel.

Según la investigación publicada el miércoles 2 de febrero en la revista Scientific Reports, la antigua migración humana de África a Eurasia no fue un evento único, sino que ocurrió en oleadas. La primera ola llegó a la República de Georgia, en el Cáucaso, hace aproximadamente 1,8 millones de años. La segunda ola está documentada en Ubeidiya, en el Valle del Jordán, al sur del Mar de Galilea, hace aproximadamente 1,5 millones de años.

La investigación fue dirigida por el Dr. Alon Barash, de la Facultad de Medicina Azrieli de la Universidad Bar-Ilan, la profesora Ella Been, del Colegio Académico Ono, la paleoantropóloga Miriam Belmaker, de la Universidad de Tulsa y el Dr. Omry Barzilai, arqueólogo de la Autoridad de Antigüedades de Israel.

Según la evidencia fósil y la investigación del ADN, la evolución humana comenzó en África hace unos 6 millones de años. Hace aproximadamente 2 millones de años, los humanos antiguos, casi, pero aún no en forma moderna, comenzaron a migrar desde África y se extendieron por Eurasia, un proceso conocido como 'Fuera de África'. Ubeidiya, ubicado en el valle del Jordán, cerca del kibutz Beit Zera, es uno de los lugares donde tenemos evidencias arqueológicas de esta dispersión.

Enclave arqueológico de Ubeidiya, en el valle del Jordán (Israel). Autoridad de Antigüedades de Israel.

El enclave prehistórico de Ubeidiya es importante para los estudios arqueológicos y evolutivos porque es uno de los pocos sitios con restos conservados del éxodo humano temprano procedente de África. En este sentido, es el segundo enclave arqueológico más antiguo fuera de África y fue excavado por varias expediciones dirigidas por el arqueólogo Moshe Stekelis, el profesor Ofer Bar-Yosef y el profesor Eitan Tchernov entre 1960 y 1999. Los hallazgos en Ubeidiya incluyen una rica y rara colección de huesos de animales extintos y artefactos de piedra. Las especies fósiles incluyen tigres dientes de sable, mamuts y un búfalo gigante, junto con animales que no se encuentran hoy en día en Israel, como babuinos, jabalíes, hipopótamos, jirafas y jaguares. Los artefactos de piedra y pedernal fabricados y utilizados por los humanos antiguos muestran semejanzas con los descubiertos en yacimientos en el este de África.

Recientemente, Miriam Belmaker y Omry Barzilai reanudaron las excavaciones en Ubeidiya, merced a una subvención recibida de la Fundación Nacional de Ciencias de EE. UU. El proyecto utiliza nuevos métodos de datación absoluta para refinar los datos obtenidos del sitio y estudiar la paleoecología y el paleoclima de la región. Mientras observaba y analizaba los fósiles hallados en este enclave, y que se hayan depositados en las Colecciones Nacionales de Historia Natural de la Universidad Hebrea, Miriam Belmaker encontró una vértebra humana. Desenterrada inicialmente en 1966, el hueso fue estudiado conjuntamente por el Dr. Allon Barash y la profesora Ella Been. Identificaron el resto óseo como una vértebra lumbar humana, constituyéndose así en la evidencia fósil más antigua de restos humanos antiguos descubiertos en Israel, de aproximadamente 1,5 millones de años.

Según el Dr. Barash (izquierda), existe un debate en curso sobre si la migración fuera de África fue un evento único o ocurrió en varias oleadas. La nueva clasificación de esta vértebra hallada en Ubeidiya arroja nueva luz sobre esta cuestión. "Debido a la diferencia en el tamaño y la forma de esta vértebra y las encontradas en la República de Georgia, en Dmanisi, ahora tenemos evidencia inequívoca de la presencia de dos ondas de dispersión distintas".

Un cráneo prehumano encontrado en 2005 en el suelo del pueblo medieval de Dmanisi, Georgia, fotografiado el 2 de octubre de 2013. (Foto AP/Shakh Aivazov)

Según Onry Barzilai (derecha),"los artefactos de piedra y pedernal de Ubeidiya, las hachas de mano de basalto, las herramientas para cortar y lascas, están asociados con la cultura achelense temprana. Antes se aceptaba que las herramientas de piedra de Ubeidiya y Dmanisi estaban asociadas a diferentes culturas: el achelense temprano en Ubeidiya y el olduvayense en Dmanisi. Después de este nuevo estudio, concluimos que diferentes especies humanas produjeron las dos industrias".

Miriam Belmaker (izquierda), explicó: "Una de las preguntas principales con respecto a la dispersión humana fuera de África fueron las condiciones ecológicas que pudieron haber facilitado la misma. Las teorías anteriores debatían si los primeros humanos preferían una sabana africana o un hábitat boscoso nuevo y más húmedo. Nuestro nuevo descubrimiento de dos especies humanas diferentes en Dmanisi y en Ubeidiya es consistente con nuestro hallazgo de que los climas también diferían entre los dos sitios. Ubeidiya es más húmedo y compatible con un clima mediterráneo, mientras que Dmanisi es más seco, con un hábitat de sabana. Este estudio, que muestra dos especies, cada una de las cuales produce un tipo de herramientas de piedra diferente, está respaldado por el hecho de que cada población prefirió un entorno diferente".

Izquierda: Herramienta de corte de pedernal de tradición achelense encontrada en Ubeidiya. Derecha: Canto tallado de tradición olduvayense.

"El análisis que realizamos muestra que la vértebra de Ubeidiya pertenecía a un individuo joven de 6 a 12 años, y que era alto para su edad. Si este niño hubiera llegado a la edad adulta habría alcanzado una altura de más de 180 cm. Sería similar en tamaño a otros grandes homínidos que se han encontrado en el este de África, y es diferente de los homínidos de baja estatura que vivían en Dmanisi", puntualiza la profesora Ellen Been (derecha), experta en la evolución de la columna vertebral.

"Parece, entonces, que en el período conocido como Pleistoceno Temprano, podemos identificar al menos dos especies de humanos primitivos fuera de África. Cada ola de migración estuvo constituida por diferentes tipos de humanos, en apariencia y forma, y en técnica y tradición respecto de la fabricación de herramientas de piedra, así como en relación al nicho ecológico en el que vivían", concluye el Dr. Barash.

Fuentes: Bar Ilan University | phys.org | 2 de febrero de 2022

Encuentran en Omán un juego de mesa de piedra de hace 4.000 años

El tablero de juego en piedra hallado. Centrum Archeologii Śródziemnomorskiej Uniwersytetu Warszawskiego.

Durante unos trabajos arqueológicos llevados a cabo en 2021 en el valle de Qumayrah, en el norte de Omán, se encontraron en una torre de la Edad del Bronce evidencias de fundición de cobre y un tablero de juego de 4.000 años de antigüedad, un objeto que causó verdadera sorpresa en los científicos, indica un comunicado del Centro Polaco de Arqueología Mediterránea.

Las excavaciones se desarrollan dentro un proyecto polaco-omaní encabezado por el profesor Piotr Bieliński, del Centro Polaco de Arqueología Mediterránea de la Universidad de Varsovia, y el doctor Sultan al Bakri, director general de Antigüedades del Ministerio de Patrimonio y Turismo de Omán.

Los especialistas del proyecto están investigando el desarrollo y las formas de los asentamientos en una de las partes menos estudiadas de Omán, en los valles montañosos de la cordillera de Al Hajar.

Al final de la temporada, los arqueólogos se centraron en los monumentos culturales de Umm an Nar (2600-2000 a.C.), ubicados cerca del pueblo de Ain Bani Saadah.

Según los arqueólogos polacos, el asentamiento es extremadamente interesante porque incluye al menos cuatro torres: tres redondas y una angular. Una de las torres redondas no era visible en la superficie a pesar de su gran tamaño, de hasta 20 metros de diámetro, y fue descubierta solo durante las excavaciones. En general, la cultura de Umm an Nar se caracteriza por estos grandes edificios de piedra, similares a torres, de los que ya se han encontrado centenares. Algunos son entierros colectivos, pero aún no está del todo claro qué función cumplían los demás, y no hay indicios de que se usaran como viviendas.

Los investigadores también encontraron pruebas de procesamiento de cobre en el sitio, así como algunos objetos de ese material. Esto muestra que el asentamiento estaba involucrado en el lucrativo comercio de cobre, como ya atestiguan textos cuneiformes de la antigua Mesopotamia, geográficamente cercana.

Pero quizás uno de los hallazgos más interesantes en las excavaciones alrededor del poblado de Ain Bani Saadah es un juego de mesa de 4.000 años de antigüedad.

El tablero es de piedra y tiene casillas marcadas y cazoletas. Durante la Edad del Bronce existieron juegos basados ​​en principios similares en muchos centros económicos y culturales de la época. "Estos hallazgos son raros, pero se conocen varios ejemplos de la India, Mesopotamia e incluso la cuenca del Mediterráneo oriental. El ejemplo más famoso de un tablero de juego basado en un principio similar es el de las tumbas de Ur [una de las ciudades sumerias más antiguas]", explicó el profesor Bieliński.

Este año el equipo continuará trabajando en el valle de Qumayrah, tanto en Ayn Bani Saidah como en el otro extremo del valle, donde se encuentran más restos de Umm an Nar.

Fuente: actualidad.rt.com | 11 de enero de 2022

Descubren en Asuán una monumental tumba familiar con treinta momias del periodo grecorromano

Una momia encontrada recientemente en Asuán, Egipto, tenía una placa con su nombre, Nikostratos, grabado en griego. Crédito: Misión Egipcio-Italiana, Asuán Occidental.

Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Milán, dirigido por Patrizia Piacentini, profesora de Egiptología y Arqueología Egipcia en esta institución, y por Abdelmoneim Said, director general de Antigüedades de Asuán y Nubia, ha realizado un importante descubrimiento en el interior de una estructura quemada por el fuego cerca de Asuán, en la primera catarata del Nilo.

El equipo, que en el marco del proyecto EIMAWA (Egyptian Italian Mission at West Aswan) lleva excavando desde 2019 en la necrópolis que se extiende por los alrededores del Mausoleo del Aga Khan, localizó la entrada a una tumba familiar de dos mil años de antigüedad (designada AGH032) en cuyo interior se habían depositado treinta momias de individuos de diferentes edades, incluidos algunos ancianos, así como niños y un recién nacido. Aunque los arqueólogos aún no han datado definitivamente la sepultura, creen que una sola familia enterró a sus muertos aquí durante varias generaciones entre los períodos ptolemaico y romano (del siglo I a.C. al siglo IV d.C.).Esto abarca la era ptolemaica de la historia egipcia, cuando la realeza egipcia se casó con los ptolomeos griegos, los gobernantes que se apoderaron de partes de las tierras conquistadas por Alejandro Magno.

La tumba previamente desconocida donde se encontró la momia griega es parte del complejo del mausoleo de Aga Khan. Crédito: Misión egipcio-italiana West Aswan.

El equipo de arqueólogos durante las excavaciones del recinto de culto y sacrificial sobre la tumba AGH032. Foto: Università degli Studi di Milano.

UN RECINTO PARA EL CULTO

Esta tumba (denominada por los arqueólogos AGH032) es una de las más de 300 descubiertas recientemente en la necrópolis, pero mientras que las otras tumbas se encontraron bajo tierra o eran hipogeos excavados en la montaña, esta en particular es única porque se hallaba excavada debajo de una estructura más grande, una construcción que los investigadores creen que probablemente se usó como lugar de culto y para realizar sacrificios.

"Parece ser que, por su posición a lo largo de un valle de acceso a la necrópolis, este edificio se utilizó como recinto sagrado donde se ofrecían sacrificios a Khnum, dios creador en forma de carnero, protector de las fértiles inundaciones del Nilo, que era particularmente venerado en Asuán. ¿Quién mejor que él podría haber propiciado la vida eterna de quienes descansaban en esta necrópolis?", se pregunta Piacentini. En la pared este de la construcción, los arqueólogos descubrieron la momia intacta de un hombre, junto a la cual había cerámica y un collar de cobre con un nombre griego grabado: Nikostratos.

Patrizia Piacentini junto a un sarcófago fragmentario hallado en la tumba. Foto: Università degli Studi di Milano.

Algunos descubrimientos llevados a cabo en el lugar parecen confirmar la teoría de los investigadores sobre el uso de esta estructura como lugar sacrificial y de culto. Por ejemplo, hallaron manchas de humo en las paredes, posiblemente causadas por el fuego que se prendía durante las ceremonias. Pero algunas de las marcas también pueden haber sido dejadas por el humo de las antorchas que llevaban los ladrones de tumbas para iluminarse, según Piacentini. Asimismo, dentro de esa estructura quemada aparecieron huesos de animales (principalmente ovinos), restos de plantas, mesas de ofrendas y losas inscritas en jeroglíficos que cubrían la pared este de la estructura.

Entrada de la tumba AGH032, en Asuán, bajo el recinto de culto. Foto: Università degli Studi di Milano

Patrizia Piacentini junto a varias de las momias descubiertas en la tumba AGH032. Foto: Università degli Studi di Milano.

TREINTA MOMIAS

Una escalera, flanqueada por bloques de piedra tallados y cubierta por una bóveda de adobe, conducía al interior de la tumba, que, esta sí, había sido excavada en la roca, el equipo halló un recipiente de ofrendas roto, que aún contenía pequeños frutos de sicomoro. La tumba, que consta de un vestíbulo al cual se abren cuatro cámaras funerarias excavadas en la roca, contenía los restos de unas treinta momias.

Cuenco muy decorado que formaba parte del ajuar funerario hallado en la tumba de Asuán. Crédito: Misión egipcio-italiana West Aswan.

Cartonaje encontrado en la tumba AGH032 por la misión ítalo-egipcia dirigida por Patrizia Piacentini en Asuán (foto: EIMAWA).

Algunos cuerpos estaban en muy buen estado, como el de un niño que yacía en el interior de un sarcófago de terracota, mientras que otras momias aún conservaban sus vendajes de lino y sus cartonajes (una cubierta que se asemeja mucho al papel maché y que cubría diversas partes del cuerpo), muchos de los cuales habían sido cortados por los saqueadores. De hecho, entre los objetos localizados destaca un cuchillo con hoja de hierro y mango de madera que pudo haber sido empleado por estos antiguos ladrones. Los investigadores piensan que la momia de Nikostratos probablemente también fue depositada en su momento en el interior de la tumba con las otras treinta, pero, al parecer, por algún motivo que se desconoce, los ladrones la dejaron fuera antes de marcharse.

Detalle de las escaleras que conducen al interior de la tumba AGH032. Foto: Università degli Studi di Milano.

Cuchillo usado por los antiguos saqueadores y encontrado en el interior de la tumba AGH032. Foto: Università degli Studi di Milano.

Los miembros de la Misión Egipcio-Italiana en Asuán Occidental realizaron un análisis radiológico de la cabeza de un niño momificado en el sitio de la necrópolis con una máquina portátil de rayos X. También realizaron análisis antropológicos y radiológicos a 45 individuos que habían sido descubiertos en 2019 en la tumba denominada AGH026 además de los 20 individuos encontrados en 2021 en la tumba AGH032. (Ver vídeo más abajo). El objetivo era evaluar la edad, el sexo y las posibles enfermedades que pudieran haber padecido las personas.

Examen radiológico de campo de la cabeza de un niño momificado de la necrópolis de Aga Khan en Asuán (foto: EIMAWA).

Parte de un altar, o mesa para ofrendas, que se encontró a la entrada del complejo de la tumba. Crédito: Misión egipcio-italiana West Aswan.

El equipo descubrió que en la tumba AGH026, el 30% de los individuos eran niños, desde el período neonatal hasta una edad de unos 10 años. Muchos de los cuerpos restantes eran mujeres. Se encontraron al menos tres familias, con madre, padre e hijo enterrados uno al lado del otro en un caso.

Los análisis de los huesos mostraron que algunas de las personas habían padecido enfermedades infecciosas y diversos trastornos metabólicos. El fémur de un adulto mostró claros signos de amputación, a los que la persona debe haber sobrevivido ya que hay evidencia de que el hueso se cicatrizó después del evento, señalan los arqueólogos. Otros cuerpos muestran evidencias de artrosis, que es un signo de muerte que se ha producido en la vejez.

Detalle de una de las momias descubiertas en la tumba AGH032. Foto: Università degli Studi di Milano.

Cabeza pintada de la tapa de un sarcófago de piedra descubierto durante la prospección en la necrópolis de Aga Khan en Asuán (foto: EIMAWA).

El estudio inicial del área condujo al descubrimiento de varios sarcófagos bien conservados, hechos de piedra y arcilla, que datan del período faraónico tardío hasta el período romano, y algunos de ellos aún muestran hermosos colores, dicen los arqueólogos. Dos sarcófagos de niños y tres de adultos, junto con partes de otros sarcófagos, se recolectaron del sitio y se aseguraron fuera del sitio.

El equipo de MIASWAN tiene previsto continuar analizando y datando todos estos importantes hallazgos. "El estudio de la nueva estructura descubierta solamente acaba de comenzar", concluye una emocionada Patrizia Piacentini.

Fuentes: nationalgeographic.com.es | greekreporter.com | 2 de febrero de 2022

Los primeros humanos sabían donde situar una hoguera en una cueva para obtener el máximo beneficio y la mínima exposición al humo

Reconstrucción de asado de carne en fogata en la cueva Lazaret, Francia. Crédito: De Lumley, MA. neandertalización. Ediciones CNRS. "Les restes humains fósiles de la grotte du Lazaret", 2018. Niza, Alpes-Maritimes, Francia.

Un estudio innovador en arqueología prehistórica de la Universidad de Tel Aviv (TAU) proporciona evidencias de altas capacidades cognitivas en los primeros humanos que vivieron hace 170.000 años. En un estudio único en su tipo los investigadores desarrollaron un modelo de simulación de dispersión de humo basado en un software y lo aplicaron a un sitio prehistórico conocido. Descubrieron que los primeros humanos que ocuparon la cueva estudiada habían colocado su hoguera en una ubicación óptima, lo que les permitía la máxima utilización del fuego para sus actividades y necesidades, al tiempo que los exponía a una cantidad mínima de humo.

El estudio fue dirigido por la estudiante de doctorado Yafit Kedar (izquierda) y el profesor Ran Barkai (derecha), del Departamento de Arqueología y Culturas del Antiguo Cercano Oriente Jacob M. Alkow en TAU, junto con el Dr. Gil Kedar. El artículo fue publicado en Scientific Reports.

Yafit Kedar explica que el uso del fuego por parte de los primeros humanos ha sido ampliamente debatido por los investigadores durante muchos años con respecto a preguntas como: ¿En qué momento de su evolución aprendieron los humanos a controlar el fuego y encenderlo a voluntad? ¿Cuándo empezaron a usarlo a diario? ¿Usaron eficientemente el espacio interior de la cueva en relación con el fuego? Si bien todos los investigadores están de acuerdo en que los humanos modernos eran capaces de todas estas cosas, la disputa continúa sobre las habilidades y capacidades de los distintos tipos de humanos del pasado.

Yafit Kedar: "Un tema central en el debate es la ubicación de las hogueras en las cuevas ocupadas por los primeros humanos durante largos períodos de tiempo. Se han encontrado hogueras de varias capas en muchas cuevas, lo que indica que los fuegos se habían encendido en el mismo lugar durante muchos años. En estudios anteriores, mediante la utilización de un modelo de circulación de aire en cuevas basado en un software, junto con un simulador de dispersión de humo en un espacio cerrado, hemos encontrado que la ubicación óptima para una exposición mínima al humo en el invierno era la parte trasera de la cueva. En cambio, la ubicación menos favorable era la entrada de la cueva".

Dispersión de humo en una cueva. El humo se emite hacia el techo en la dirección de la abertura de la cueva. Las flechas representan la circulación del aire y la línea discontinua representa el punto de equilibrio entre los flujos de aire frío y caliente.

En el estudio actual, los investigadores aplicaron su modelo de dispersión de humo a un sitio prehistórico ampliamente estudiado: la cueva Lazaret en el sureste de Francia, habitada por humanos prehistóricos hace alrededor de 170.000 a 150.000 años. Yafit Kedar dice: "Según nuestro modelo, basado en estudios previos, colocar una hoguera en la parte trasera de la cueva habría reducido la densidad del humo al mínimo, permitiendo que el mismo circule fuera de la cueva justo por encima, es decir, por la zona del techo. Pero, curiosamente, en las capas arqueológicas que examinamos, la hoguera estaba situada en el centro de la cueva. Tratamos de entender por qué los ocupantes habían elegido ese lugar y si la dispersión del humo habría sido una consideración importante en la división espacial de la cueva en áreas de actividad".

Para responder a estas preguntas, los investigadores realizaron una variedad de simulaciones de dispersión de humo para 16 ubicaciones de hogueras hipotéticas dentro de la cueva de 290 m2 . En cada hoguera hipotética analizaron la densidad del humo en toda la cueva mediante miles de sensores simulados colocados a 50 cm del suelo y a una altura de 1,5 m.

Cinco ubicaciones de hogueras simuladas (círculo negro), con sensores de densidad de humo a una altura de 1 m. Las zonas verde y azul son las áreas de ocupación de larga duración. La zona roja es el área no ocupacional. La zona amarilla es el área de ocupación de corta duración.

Para comprender las implicaciones para la salud de la exposición al humo, las mediciones se compararon con las recomendaciones de exposición promedio al humo ofrecidas por la Organización Mundial de la Salud. De esta forma, se mapearon cuatro zonas de actividad en la cueva para cada hoguera: una zona roja que estaría esencialmente fuera de los límites debido a la alta densidad del humo; un área amarilla adecuada para una ocupación a corto plazo de varios minutos; un área verde apta para una ocupación a largo plazo de varias horas o días; y un área azul que estaría totalmente libre de humo.

Yafit y Gil Kedar (izquierda) concluyen al respecto: "Descubrimos que la densidad promedio del humo, basada en la medición de la cantidad de partículas por unidad espacial, es, de hecho, mínima cuando la hoguera está ubicada en la parte trasera de la cueva, tal como lo había predicho nuestro modelo informático. Pero también descubrimos que en esta situación el área con baja densidad de humo más adecuada para una actividad prolongada estaba relativamente alejada de la hoguera misma.

Los primeros humanos necesitaban un equilibrio: una hoguera cerca de la cual pudieran trabajar, cocinar, comer, dormir, reunirse, calentarse, etc., mientras estaban expuestos a una cantidad mínima de humo. En última instancia, cuando se tienen en cuenta todas las necesidades (actividades diarias frente a los daños de la exposición al humo), los ocupantes colocaban su hoguera en el lugar óptimo de la cueva".

Excavaciones en la cueva Lazaret, Francia.

El estudio identificó un área de 25 m2 en la cueva que sería óptima para ubicar la hoguera y disfrutar de sus beneficios, así como evitar una exposición excesiva al humo. Sorprendentemente, en las varias capas examinadas en este estudio, los primeros humanos colocaban su hoguera dentro de esa área.

El profesor Barkai dice: "Nuestro estudio muestra que los primeros humanos pudieron, sin sensores ni simuladores, elegir la ubicación perfecta para situar su hoguera y administrar el espacio de la cueva hace 170.000 años, mucho antes de la llegada de los humanos modernos a Europa. Esta habilidad refleja ingenio, experiencia y acción planificada, así como conciencia del daño a la salud causado por la exposición al humo. Además, el modelo de simulación que desarrollamos puede ayudar a los arqueólogos a excavar nuevos sitios, permitiéndoles buscar hoguera y áreas de actividad en sus ubicaciones óptimas".

En estudios posteriores, los investigadores tienen la intención de utilizar su modelo para investigar la influencia de diferentes combustibles en la dispersión del humo, el uso de la cueva con un hogar activo en diferentes épocas del año, el uso de varios hogueras simultáneas y otros temas relevantes.

Fuente: phys.org | 1 de febrero de 2022

La exposición ‘Tesoros arqueológicos de Rumanía’ del Museo Arqueológico Nacional supera los 50.000 visitantes a un mes de su clausura

- La muestra reúne piezas fundamentales de la historia rumana, algunas de ellas exhibidas por primera vez fuera del país

- Podrá visitarse de forma gratuita hasta el 27 de febrero

- En este último mes, se desarrollarán actividades complementarias como visitas guiadas, visitas-taller para el público familiar, recreaciones históricas y un ciclo de conferencias

02-febrero-2022. El Museo Arqueológico Nacional (MAN), museo de titularidad estatal dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, clausurará el próximo 27 de febrero la exposición temporal ‘Tesoros arqueológicos de Rumanía. Las raíces dacias y romanas’.

Desde su inauguración el pasado mes de octubre, la muestra ha recibido más de 50.000 visitantes. Está compuesta por una selección de más de 800 piezas (armas, cerámicas, recipientes de vidrio, objetos de adorno e indumentaria, esculturas o monedas), algunas de ellas expuestas por primera vez fuera de Rumanía. Entre ellas, destacan los conjuntos de ajuares principescos realizados en metales preciosos.

La exposición es fruto de la colaboración entre instituciones españolas y rumanas, contando con colecciones de 40 museos e instituciones de Rumanía, a las que se suman préstamos de centros españoles, como el Museo Arqueológico de Sevilla, el Museo Nacional del Prado o el Ayuntamiento de Guadix (Granada).

‘Tesoros arqueológicos de Rumanía’ presenta la evolución histórica del país durante un período de más de mil años (siglo VIII a.C. - siglo VII d.C.) y testimonia los numerosos contactos e intercambios culturales habidos en la región, fruto de su abundancia en recursos y de su situación privilegiada entre Europa y Asia. Presta especial atención al periodo de la Dacia como provincia romana y resalta las conexiones históricas existentes entre Rumanía y España a través de celtas, romanos y pueblos germanos.

A lo largo del recorrido, organizado en 6 áreas temáticas, el visitante descubre las diferentes culturas que se sucedieron en el territorio rumano (escitas, griegos, getas, dacios, celtas, sármatas, romanos, godos) y se adentra en un viaje por su historia.

Actividades complementarias

La exposición podrá visitarse de manera gratuita en el MAN hasta el 27 de febrero. En este último mes, se desarrollarán, además, actividades complementarias como visitas guiadas, visitas-taller para el público familiar, recreaciones históricas y un ciclo de conferencias.

La exposición, bajo el alto patronazgo del Rey Felipe VI y el presidente de Rumanía, está organizada por el Ministerio de Cultura de Rumanía, Museo Nacional de Historia de Rumanía (MNIR), Ministerio de Cultura y Deporte de España, Museo Arqueológico Nacional, Embajada de Rumanía en el Reino de España, Ministerio de Asuntos Exteriores de Rumanía y Ministerio de Defensa Nacional de Rumanía. También cuenta con la colaboración de ASISA y Amigos del Museo Arqueológico Nacional (AMAN).