João Zilhão: «Los neandertales ni eran tontos ni se extinguieron»

El paleoantropólogo João Zilhão

Es difícil no referirse a los neandertales como la especie humana que habitó Europa durante cientos de miles de años hasta que desaparecieron misteriosamente hace unos 40.000. Es así como les presenta la mayoría de los artículos de divulgación para el gran público y, probablemente, pocos antropólogos se sentirían incómodos con la descripción.

Pero hemos dado con uno que sí. Para João Zilhão (Lisboa, 1957), investigador ICREA en la Universidad de Barcelona, esa primera frase está repleta de errores. El investigador defiende desde hace años que los neandertales y eso que llamamos el hombre moderno son en realidad la misma especie y que ambas poblaciones se mezclaron intensamente, razón por la cual en Europa cada uno de nosotros lleva un porcentaje significativo del genoma neandertal, del 2 al 4%, en su ADN. «Son nuestros ancestros», afirma.

Así le llevaron a pensar hallazgos, en su día muy polémicos, como el niño de Lagar Velho (derecha), en Portugal, en el año 98, o los restos óseos encontrados una cueva rumana, la Pestera cu Oase, en 2003-2005, en los que creyó ver un gran mestizaje. Zilhão está además convencido de la inteligencia y las capacidades cognitivas de los neandertales. No encuentra motivo alguno para pensar que eran inferiores. Incluso fueron ellos los primeros en pintar arte rupestre, según concluyó en una impresionante investigación publicada en la revista «Science» en 2018. Los últimos hallazgos sobre esta fascinante población humana parecen darle la razón.

-La mayoría de sus colegas se refieren a los neandertales como una especie humana diferente.
-Es una herencia del siglo XIX, cuando se encontró el primer fósil neandertal, y se sigue repitiendo. Pero los neandertales no eran una especie diferente, sino una población pequeña y periférica de Europa que terminó siendo absorbida hace unos 40.000 años. El concepto de comparar a los neandertales con nosotros conlleva implícito una noción antievolucionista, la noción de que nosotros fuimos creados hace 200.000 años tal y como somos hoy, y no es así.

-Pero la hipótesis de las dos especies es la dominante.
-Lo sé, lo ha sido en nuestra profesión durante más de treinta años. ¿Cómo se define si dos poblaciones diferentes son especies diferentes? ¿Por la diferencia morfológica? ¿En el caso de los neandertales, por su mentón inexistente, cejas muy pronunciadas y nariz grande? Hombre, basta mirar a los perros... ¿Un pequinés y un gran danés son especies diferentes? No hay correlación entre diferencia morfológica y diferencia genética. Lo que pasa es que la humanidad actual es muy homogénea, porque tuvo una expansión poblacional increíble desde el Neolítico, hace 10.000 años, y más aún desde la época industrial. A día de hoy, en las poblaciones de chimpancés la variación entre dos miembros de una misma banda de 60 o 80 individuos de un bosque de una región de África es mayor que la que hay entre los humanos, todos incluidos, del último millón y medio de años.

-Entonces, ¿a qué se deben las diferencias entre ambos grupos de población?
-Tenemos que estar abiertos a la posibilidad de que las diferencias entre un fósil europeo y otro africano se deban a la distancia geográfica. Cuantos más fósiles se encuentran más difícil resulta mantener el concepto de que estamos hablando de grupos discretos que se diferencian muy claramente.

-¿Y qué nos dice la genética?
-La genética nos dice que neandertales y africanos (prefiero llamarlos así en vez de hombre moderno) se mezclaron de forma extensiva, no de manera ocasional, y que hubo flujo genético entre los continentes. Los aborígenes de Tasmania han estado aislados durante 10.000 años y, desde luego, no evolucionaron en otra especie. Pues bien, no ha habido ningún período en el último millón y medio de años en que se produjera una situación parecida de aislamiento en Europa, África y Asia. Entre la humanidad siempre hubo flujo y se ha mantenido como una especie unificada, mucho más diversa en el pasado porque había menos gente. Las poblaciones regionales podían derivar características propias que se mantenían durante decenas de miles de años. A partir de esa observación no hay ningún problema en llamar neandertales a los europeos o denisovanos a los asiáticos, pero todos son la misma especie.

-Recibió grandes críticas por defender esa mezcla de poblaciones.
-Tras los hallazgos del niño de Lagar Velho en Portugal o los fósiles de Rumanía, para mí ejemplos de esa mezcla, los genetistas me dijeron de todo menos bonito. Pero en 2018 apareció la primera descendiente directa de madre neandertal y padre denisovano (una enigmática población de las montañas de Siberia). Las conclusiones de ese artículo parecen sacadas palabra por palabra de las cosas que yo y mi colega Erik Trinkaus (antropólogo estadounidense) escribimos hace quince años a raíz de nuestros descubrimientos.

Fragmento del hueso, visto en distintas perspectivas, del que se extrajo ADN correspondiente a una madre neandertal y un padre denisovano.

-Plantear por qué se extinguieron los neandertales es, entonces, algo inútil.
-¿Alguien dice de los indios onas de Tierra del Fuego que se han extinguido? Fueron exterminados, hubo un genocidio, pero hubo mezcla y sus genes siguen ahí en las poblaciones de la isla, han contribuido a la humanidad que vive a día de hoy. Y los neandertales igual. Si se mezclaron con los demás seres humanos, también los tenemos como ancestros.

-¿Cambiarán las ideas al respecto?
-Cuando era estudiante, hace 40 años, se planteaba la cuestión de que el mas antiguo ancestro común a los humanos, chimpancés y gorilas era un fósil llamado Ramapithecus. Y que otro fósil contemporáneo, llamado Sivapithecus, era el ancestro de los orangutanes. Bueno, pues a día de hoy sabemos que son hembra y macho de una sola especie ancestral del orangután. Así que, por amor de Dios... Ahí no hay problema porque hablamos de primates, , pero cuando toca a los humanos, parece que cambiar de ideas cuesta mas...

-¿Y la fama de los neandertales de ser intelectualmente inferiores?
-El prejuicio de que los neandertales se extinguieron por ser más tontos que los demás es muy fuerte. Se generó en el siglo XIX y sigue instalado en la opinión pública y científica. Es más, es un concepto basado en la noción de que hay una correlación entre la forma del cráneo y la psicología o la inteligencia. En torno a esto se creó una pseudodisciplina científica llamada frenología. Hace más de un siglo que nadie se lo traga... Menos en la paleontología, que se sigue diciendo que los neandertales, por tener un cráneo diferente, tenían también que tener una cognición diferente y ser menos inteligentes. ¿Pero por qué? ¡Si los datos arqueológicos enseñan justo lo opuesto!

-Las cosas que hicieron...
-Claro. ¿Cómo sabemos, antes de la invención de la escritura, que los humanos tenían lenguaje? ¿Que los constructores de Stonehenge o los pintores de Altamira tenían lenguaje? Por aquello que hicieron. Entonces, si hay una cultura material o unas conductas que conllevan necesariamente un nivel de inteligencia, apliquemos esos mismos criterios a todas las poblaciones humanas de hace 100.000 o 50.000 años con independencia de sus rasgos anatómicos. Por el mismo rasero, no hay diferencias.

-Entonces, ¿me da algún ejemplo de esa inteligencia?
-Diferentes hallazgos de colgantes y objetos de ornamentación corporal de hace 115.000 años en Europa y, sobre todo, los resultados publicados en «Science» hace dos años que demuestran que los neandertales pintaron arte rupestre hace 65.000 años en cuevas de la península (La Pasiega en Cantabria, Maltravieso en Cáceres y Ardales en Málaga). No hay arte rupestre en África antes de 65.000 años y allí, los colgantes más antiguos tienen entre 70.000 y 80.000 años. Los datos son los datos. Si la gente no quiere aprender de ellos es su problema.

-Cuando el arte neandertal se dio a conocer en «Science», dijo que le gustaría «ver la cara de algunos cuando lean los periódicos». ¿A quién se refería?
-En un primer artículo que publicamos en «Science» en 2012, demostramos que los discos rojos de la cueva del Castillo (Cantabria) tenían más de 40.800 años, por lo que podían haber sido pintados por neandertales. Los líderes intelectuales de la escuela de pensamiento que dice que los neandertales eran una especie distinta reaccionaron diciendo: hombre, habéis demostrado la antigüedad, pero como el contacto entre neandertales y hombres modernos se produjo hace 40.000 o 42.000 años, eso no quiere decir que lo hayan hecho ellos. Puede ser un indicador de que entonces había hombres modernos como nosotros capaces de hacer arte en la península ibérica. La reacción de los defensores de este punto de vista fue que para aceptar que los neandertales podían hacerlo tenía que haber arte de hace más de 50.000 o 60.000 años. Pues bueno, lo hemos demostrado, ahí está.

La Pasiega (Cantabria), sección C, pared pintada de la cueva. Las líneas rojas verticales y horizontales datan de hace 64.000 años, y casi con certeza fueron pintadas por neandertales. (Imagen: P. Saura)

-Se quedaría más que satisfecho.
-Sí, porque creo que hemos resuelto un problema. Los científicos somos humanos y nos gusta tener razón, pero sobre todo nos gusta saber cómo son las cosas de verdad. Además, uno no es peor científico por equivocarse. Del error nace el avance del conocimiento. En nuestro campo ha habido un avance muy fuerte en los últimos 20 años porque había un debate muy intenso. Ahora, yo creo que esta cuestión esta aclarada, qué más quieren.

-¿Tenemos alguna idea de lo que representaban esos símbolos del arte neandertal?
-No. Lo único que podemos decir es que nadie va al interior de una cueva, en la oscuridad absoluta, a poner su mano o pintar algo por deporte. Esta gente entraba a dejar su huella por una razón muy especial: religiosa, social... no lo sabremos nunca. Es una cuestión que quizás se pueda tratar desde el punto de vista de la literatura. Leo mucha novela de ficción prehistórica y a veces esos escritores tienen intuiciones que ayudan al científico, ¿por qué no? Pero ese es un punto sobre el arte que a nosotros no nos toca responder, solo podemos decir dónde está, qué materiales se han usado y de dónde los han sacado, cómo se ha hecho, que cronología tiene, qué otro tipo de conductas tenían esas gentes, cómo vivían, qué animales cazaban... Ahora, por qué una persona de hace 65.000 años va a Maltravieso a dejar la huella de su mano, no lo sabemos.

-¿Podían tener creencias religiosas o sobrenaturales?
-Algún tipo de pensamiento de esa naturaleza seguro que sí, porque enterraban a sus muertos. Es probable que tuvieran nociones relacionadas con el lugar del ser humano en la naturaleza no muy diferentes a las que existen en las sociedades de cazadores de religión animista. Quizás las pinturas estaban relacionadas con algún tipo de ceremonia o creencias sobre el mundo subterráneo. Pero es especulación, aunque sea lo más lógico.

-Hace tan solo unos días se anunció el hallazgo de otro esqueleto de neandertal enterrado en Shanidar (Irak).
-Sabemos desde hace más de cien años que los neandertales enterraban a sus muertos, pero los dedicados a propagar que eran un especie distinta han intentado ponerlo en duda. Sin embargo, hay decenas de casos conocidos. El artículo reciente concluye que es cierto en el caso de la cueva de Shanidar. Pero ya en 2014 se había podido comprobar que en el primer enterramiento neandertal que se conoce (La Chapelle-aux-Saints, en Francia, descubierto en 1908), la fosa se había excavado deliberadamente para poner el cuerpo. Mire, esto es una demostración de que de la misma manera que nuestros ancestros humanos de hace 50.000 años no eran tontos, los arqueólogos de hace 50 o 100 años tampoco.

Reproducción del neandertal 'Shanidar 4' con flores hallado en 1960. Imagen: JohnConnell.

-¿Y en que otras capacidades eran comparables los neandertales y el hombre moderno?
-¿No le resulta raro hablar de hombre «moderno» refiriéndose a alguien de hace 50.000 años? Prefiero hablar de africanos. Neandertales y africanos. Si los comparamos, hay diferencias morfológicas, pero no en adornarse, cocinar, utilizar el fuego... Las pruebas más antiguas de enterramiento y de utilización de adornos personales están en Europa entre los neandertales, no en África. A raíz de eso no puedo decir que los africanos eran más tontos, ¿verdad? No se me ocurriría.

-Otros estudios sugieren que los neandertales no eran brutales, sino que tenían compasión.
-Ni más ni menos que los chimpancés. Ellos también cuidan a los suyos. Las madres cuidan a las crías enfermas... Hay una gran cantidad de cosas absurdas que se han dicho de los neandertales que los convertirían en seres más alejados de los humanos que los mismos chimpancés.

-¿Qué le parece que el término neandertal se siga utilizando como un insulto?
-La definición zoológica de Homo neanderthalensis es de 1864 y fue propuesta por el naturalista británico William King. Planteaba que los neandertales tendrían una inteligencia menos desarrollada aún que la que encontramos entre los que él decía eran el pueblo más primitivo de la Tierra, los isleños de Andamán. Y a esos isleños King les consideraba tan en el límite de la estupidez, que no se podía ser más primitivo que ellos y todavía ser humano. Esto es parte de una visión en la que evolución equivalía a progreso y las razas humanas no eran iguales. Los ingleses eran los más evolucionados, evidentemente, mientras que los africanos y los pueblos llamados primitivos eran los representantes vivos de un estado primitivo ancestral del cual los pueblos civilizados habrían sido capaces de ascender pero los otros no. A día de hoy nadie se atreve a decir cosas de este tipo sobre otro grupo humano, y si lo hace se le tacha inmediatamente y con razón de racista, pero sobre los fósiles parece que se puede seguir diciendo sin problemas. Claro, no se pueden defender, no tienen abogados ni diputados en el parlamento (ríe). Es muy confortable desde el punto de vista de la psicología social utilizar los fósiles como una especie de espejo, mirar de dónde venimos y hasta dónde hemos podido llegar, lo grandes y buenos que somos. Pero ahí está la Covid-19 para recordarnos que, en la Tierra, no mandamos nosotros sino las bacterias y los virus.

Fuente: abc.es | 15 de marzo de 2020

La ‘casa’ de la Edad del Hielo que se hizo con huesos de 60 mamuts

Arqueólogos excavando el hogar circular hallado en Kostenki, Rusia, con un diámetro de 12,5 metros.

Cuando los arqueólogos encuentran una casa de la Edad del Hielo en plena Rusia, su primera interpretación normalmente se vincula con la supervivencia, especialmente en los duros meses de invierno. Eso era así al menos hasta que los investigadores de la Universidad de Exeter (Inglaterra) encontraron una estructura de hace 25.000 años hecha con huesos de mamut y que se ha convertido en la más antigua hallada en la región.

Los restos descubiertos en el yacimiento de Kostenki, situado a orillas del río Don, al sur de la ciudad de Voronézh y a unos 500 kilómetros al sureste de Moscú, han proporcionado evidencias de que las personas que residieron en esta ‘vivienda’ “quemaron madera como combustible”, según explican los especialistas en un artículo publicado en Antiquity.


Este edificio, el primero que se encuentra de este tipo en los últimos 40 años, además de ser el más viejo encontrado en el lugar también es uno de los más grandes, con un diámetro que alcanza los 12,5 metros. Para realizar esta construcción, los humanos cazadores y recolectores necesitaron “cientos de huesos que consiguieron de al menos 60 mamuts”.

En excavaciones anteriores ya se habían encontrado dos casas similares, pero más pequeñas, excavadas por primera vez en la década de 1950 y ubicadas a unos 20 metros de la vivienda hallada ahora y que se levantó durante el momento álgido de la última Edad del Hielo (técnicamente llamado el Último Máximo Glacial).

Levantar esta residencia tuvo que representar un gran esfuerzo para unos cazadores-recolectores que iban constantemente de un lado para otro para sobrevivir. “Los sitios con estructuras circulares de huesos de mamut, que son muy pesados, son muy impresionantes por la inversión en tiempo y energía que se tiene que destinar para construirlos”, asegura a La Vanguardia el doctor Alexander Pryor (izquierda), autor principal del estudio.

Cuando los arqueólogos encontraron la primera evidencia de que esta gente había estado quemando madera dentro del edificio entendieron que la ‘casa’ pudo servir como refugio durante los duros inviernos, cuando las temperaturas podrían haber alcanzado los 20º bajo cero. El problema es que las excavaciones no han sacado a la luz otros signos de ocupación a largo plazo como herramientas o elementos de actividad doméstica.

“Claramente (la estructura) significaba algo para ellos, y es muy probable que tuviera un elemento ritual, aunque también funcionara con algún tipo de propósito práctico”, añade Pryor. Los arqueólogos ya tenían constancia que, desde hace unos 22.000 años, las personas del paleolítico superior de Europa del Este habían construido grandes espacios circulares con miles de huesos de mamut.

La mayoría de los huesos encontrados en el sitio investigado, en las llanuras rusas, son de mamuts. Crédito: Alex Pryor.

Las dos pequeñas viviendas halladas inicialmente en Kostenki han sido estudiadas intensamente para tratar de esclarecer su función y, cuando en 2014 se encontró esta tercera ‘casa’, los investigadores aprovecharan las novedosas técnicas de estudio -como la flotación- para intentar encontrar nuevos detalles que aportaran luz al misterio.

La flotación, que todavía estaba en pleno desarrollo hace 60 años, utiliza agua y tamices (coladores) para separar el material arqueológico del suelo, permitiendo la recuperación de pequeños artefactos y revelando miles de artículos diminutos que podían haber pasado desapercibidos en exploraciones anteriores.

Se utilizaron un total de 51 mandíbulas inferiores y 64 cráneos de mamut individuales para construir las paredes de la estructura de unos 10 x 10 metros y se dispersaron por su interior. Crédito: Alex Pryor.

“Así encontramos pedazos de tejido vegetal blando que se encuentran típicamente en raíces o tubérculos comestibles que forman parte de la dieta de las personas“, indica Pryor. “Estos hallazgos ilustran cómo nuestros ancestros se adaptaron para sobrevivir en ambientes hostiles e hicieron uso de los recursos que encontraron a su alrededor“, añade.

“Investigaciones anteriores han tendido a centrarse en los elementos estructurales: los huesos, los hoyos que los rodean... Nosotros nos hemos centrado en los restos recogidos mediante un cuidadoso tamizado de sedimentos y, por primera vez, estamos comenzando a aprender sobre un lado previamente oculto de la actividad humana en estos sitios”, apunta Pryor a La Vanguardia.

Otra de las peculiaridades encontrada durante el análisis de esta ‘casa’ es que es la primera vez que se ha identificado madera carbonizada -evidencia clara de fuego de leña- en una estructura ósea de mamut. “Esto demuestra que los árboles todavía estaban presentes en el paisaje a pesar de las duras condiciones climáticas de la época”, afirma Alexander Pryor.

Vista aérea de la estructura. Crédito: AE Dudin.


La hipótesis más aceptada hasta el momento era que los cazadores-recolectores construían estos edificios con huesos de mamut porque los árboles eran raros en el entorno local. En cambio, parece que su uso como materiales de construcción fue una elección deliberada, en lugar de un último recurso. Lo que todavía no está claro es si los restos eran de presas “cazadas y asesinadas por humanos” o si fueron “rescatados de animales que murieron por causas naturales”.

“El edificio de Kostenki también parece demasiado grande para ser una vivienda”, concluye Pryor. Su opinión es que pudo ser utilizado para almacenar alimentos, algo vital para sobrevivir a la Edad del Hielo (que comenzó hace 110.000 años y finalizó alrededor del 10.000 antes de Cristo), cuando no siempre se podía predecir cuándo se encontraría comida. Sin descartar el elemento ritual.

Fuentes: lavanguardia.com | exeter.ac.uk| dailymail.co.uk | archaeologynewsnetwork.blogspot.com |
17 de marzo de 2020

A medida que se desarrolló la agricultura también lo hizo la cooperación y la violencia

Mural de una aldea agrícola de Andy Buttram [Crédito: Dickson Mounds / Illinois State Museum]

El crecimiento de la agricultura condujo a una cooperación sin precedentes en las sociedades humanas, según concluye un equipo de investigación, pero también conllevó un aumento de la violencia, una visión que ofrece lecciones para el presente.

Un nuevo estudio, publicado en Environmental Archaeology, y realizado por investigadores de la Universidad de Connecticut, la Universidad de Utah, la Universidad de Troy y la Universidad Estatal de California, Sacramento, examina el crecimiento de la agricultura en el este de América del Norte hace entre 7.500 y 5.000 años, y descubre que, si bien la domesticación de las plantas fomentó una nueva cooperación entre las personas, también experimentó un aumento de la violencia organizada intergrupal.

"Estábamos interesados ​​en comprender por qué la gente pasó de la caza y la recolección a la agricultura", dice Elic Weitzel (izquierda), un estudiante de doctorado en Antropologia en la Universidad de Connecticut.
"Luego yo comencé a interesarme por lo que sucedió en las sociedades agrícolas después de que hicieron ese cambio y comenzaron a cultivar a mayor escala".

El equipo usó el modelo de "distribución libre ideal" para observar patrones sobre cómo los individuos se distribuyen en un área, es decir, aquellos lugares que las personas comienzan a ocupar primeramente por ser los mejores. Varios factores hacen que un área sea más adecuada, como es el acceso a los alimentos, el agua, las materias primas y como refugio. Para medir la idoneidad, el equipo observó un indicador llamado "productividad primaria neta", que es una medida de la energía disponible basada en las plantas que se hallan en dicha área. En áreas de mayor productividad primaria neta, habrá más personas agrupadas y, en consecuencia, más conflictos.

"Si vives en un área adecuada, puedes exigir y evitar que otros accedan a lo que tienes, pero eso ha de convertirse en un proceso cooperativo, porque una persona sola no es tan efectiva como todo un grupo para defender un territorio", dice Weitzel.

Una población en crecimiento puede disminuir la idoneidad de una ubicación con el tiempo, pero eso no siempre significa una disminución de la calidad de vida. Para estudiar esto, el equipo también tomó en consideración el concepto conocido como 'Principio de Allee', el cual establece que la aptitud individual, o la probabilidad de supervivencia y reproducción, aumenta a medida que crece la densidad de la población como resultado de los comportamientos cooperativos. Weitzel explica que en algo como un cultivo de plantas los comportamientos cooperativos representan algo valioso, y el valor de tal conducta cooperativa se hace evidente.

"La transición de una sociedad de caza y recolección a una sociedad agrícola depende de la colaboración", dice el coautor Stephen Carmody (izquierda), de la Universidad de Troy. "El desarrollo de la agricultura parece haber sucedido solo en nueve lugares del mundo, por lo que el este de América del Norte es una parte única para estudiar el proceso. La agricultura fue una de las transiciones más importantes que sucedió en el pasado, pues cambió toda nuestra situación económica".

Desarrollos tales como esfuerzos combinados para cosechar y defender el territorio, y posiblemente incluso compartir semillas entre grupos, podían ocurrir con la cooperación interpersonal, lo que conlleva mayores posibilidades de supervivencia para el grupo.

Como dice el adagio, 'muchas manos hacen un trabajo más liviano', y, según Weitzel, la investigación realizada trata sobre la cooperación y la competencia al mismo tiempo.
"Cuando un recurso como los cultivos domesticados es abundante y predecible, es cuando esperamos que sea defendible", dice. "Otros grupos pueden querer acceder a dicho cultivo en caso de que fracase, por ejemplo. Hay por tanto cooperación y también aspectos de competencia. Cosechar y defender".


Weitzel explica que el período de tiempo analizado, hace entre 7.500 a 5.000 años, no es solo cuando los investigadores encontraron individuos que se agrupaban y vivían cooperativamente en lugares de alta calidad, sino también cuando constantan un aumento de la violencia intergrupal, tal como lo demuestran los esqueletos que exhiben efectos de la "toma de trofeos".

"Por supuesto, hay signos de violencia a lo largo de la historia, pero la 'toma de trofeos' es un tipo diferente de violencia", dice Weitzel. "El vencedor elimina una parte del cuerpo del perdedor como señal de que ha ganado, y arranca el cuero cabelludo o corta manos, pies, o cabezas. Esa primera evidencia parece haber surgido al mismo tiempo que la domesticación de plantas".

Esto refleja el límite del 'Principio Allee': un punto en el que la densidad de población supera un número óptimo y, como resultado, la idoneidad disminuye.

"Como la 'distribución gratuita ideal' y los 'efectos Allee' predicen, en cierto punto los beneficios de la cooperación comienzan a disminuir y se produce una dispersión nuevamente. Hay incentivos para estar cerca de otras personas, pero estas no son suficientes", argumenta Weitzel.


Después del aumento de la violencia con la 'obtención de trofeos', hay un período de tiempo en que las poblaciones se dispersan una vez más, aunque las mismas aún se agregan. Durante el período de dispersión, los investigadores encontraron una disminución correspondiente de la violencia y la 'obtención de trofeos'.

"Vemos muchas cosas que nos parecen modernas, por ejemplo, la desigualdad social y el cambio climático", dice Carmody. " Estos procesos son fundamentales y problemas a gran escala, y muchos de ellos se relacionan con el origen de la agricultura".

Al comprender las interacciones humanas tempranas, Weitzel dice que este conocimiento puede ayudar a entender nuestro presente e incluso influir en la forma en que pensamos el futuro.
"Esta es una de las formas en que la arqueología es relevante para la sociedad contemporánea y futura", dice. "El empleo de modelos sobre el comportamiento humano y las relaciones en sociedad puede ayudarnos a superar los problemas actuales de acción colectiva. Todos estaremos mejor si cooperamos".

Fuente: Universidad de Connecticut | 4 de marzo de 2020

Descubren los restos de la capital perdida del antiguo reino maya de Sak Tz'i

Un mapa del lugar de excavación. La estructura en forma de herradura a la izquierda es el área del palacio. En el extremo derecho, en el centro, se encuentra la Plaza de los Monumentos. Crédito: Charles Golden.

Un equipo de arqueólogos ha descubierto los restos de la milenaria capital perdida de un antiguo reino maya bajo las tierras de un ganadero en el estado de Chiapas, en el sureste de México.
El yacimiento, llamado Lacanja Tzeltal para la comunidad moderna cercana, fue la capital del reino Sak Tz'i, fundado hacia el 750 a.C., y habitado durante un milenio. Los arqueólogos la han estado buscando desde 1994 cuando identificaron referencias en inscripciones encontradas en otros sitios de excavación maya, aunque también se menciona en esculturas alojadas en museos de todo el mundo.

Sak Tz'i no fue el reino más poderoso de los reinos mayas, y los restos que se han encontrado son modestos en comparación con Chichén Itzá o la cercana Palenque. Sin embargo, el hallazgo de su capital arroja valiosa luz sobre el conocimiento de la cultura y la política mayas.
El profesor asociado de arqueología de la Universidad de Brandeis, Charles Golden (izquierda), en colaboración con el bioarqueólogo Andrew Scherer (derecha), de la Universidad Brown, y un equipo de investigadores de México, Canadá y Estados Unidos, comenzaron a excavar el sitio en junio de 2018.

Entre sus descubrimientos, que se publican ahora en Journal of Field Archaeology, se encuentran varios monumentos mayas (restos de pirámides, un palacio real y una cancha de pelota), uno de los cuales tiene una importante inscripción que describe rituales, batallas, una serpiente de agua mítica y la danza de un dios de la lluvia.

Hasta ahora, se han encontrado docenas de esculturas entre las ruinas del sitio Sak Tz'i ', aunque muchas han sido dañadas por saqueadores o degradadas durante milenios por la lluvia, los incendios forestales y la exuberante vegetación tropical.

A la izquierda, dibujo de una tableta encontrada en el sitio. Derecha, un modelo digital en 3-D. Crédito: Stephen Houston (Universidad de Brown) / Charles Golden (Brandeis).

En la parte inferior de esta tableta hay una figura real danzante. Los mayas creían que la realeza podía convertirse o transformarse en un dios. En este caso, el gobernante o rey está vestido como el dios de la lluvia Yopaat. En su mano derecha lleva un hacha, que es el rayo de la tormenta, atributo también del dios K'awill, igualmente identificado con las serpientes, la fertilidad y el maíz. Y en su mano izquierda lleva una "manopla", un guantelete de piedra o garrote usado en el combate ritual.

La vida en Sak Tz'i

A través de estos hallazgos, los especialistas han ido desentrañando cómo era la vida en la capital de este reino, cuyo significado es "reino blanco".

Los plebeyos vivían en el campo cosechando una gran variedad de cultivos y fabricando cerámica y herramientas de piedra. Golden y sus colegas han encontrado los restos de lo que probablemente era el mercado de la ciudad donde se vendían estas piezas.
La estrecha cancha de pelota era utilizada para juegos ceremoniales en los que un balón de goma sólido, que podía llagar a pesar hasta nueve kilos, era llevado de un lado a otro por los jugadores usando sus caderas y hombros. Asistían a ellos habitantes de todo el reino.

En el extremo noreste de la ciudad se encuentran las ruinas de una pirámide de unos 14 metros de altura y varias estructuras circundantes que sirvieron como residencias de élite y enclaves para rituales religiosos.


Restos arquitectónicos hallados en Sak Tz'i.

El centro neurálgico de la actividad religiosa y política era la "Plaza Muk'ul Ton", o Plaza de los Monumentos, un patio donde la gente se reunía para las ceremonias. Una escalera conduce desde la plaza a una plataforma altísima, donde los templos y las salas de recepción estaban dispuestos y miembros de la familia real reunían a la corte y pudieron haber sido enterrados.

Sak Tz'i tuvo la desgracia de estar rodeado por todos lados por estados más poderosos. Para los habitantes de la capital y el campo, esto significaba la amenaza perpetua de la guerra y las interrupciones violentas de la vida cotidiana. Con el fin de defenderse, construyeron muros de mampostería, de los que también han encontrado huellas este equipo de especialistas.

Estas fortificaciones no siempre fueron efectivas. Las inscripciones en un monumento hablan de un momento en que al menos una parte de la ciudad fue incendiada durante un conflicto con reinos vecinos. En última instancia, la supervivencia de Sak Tz'i 'puede haber dependido tanto de su capacidad para hacer las paces con sus vecinos como de enfrentarse a ellos.

Schroder (izquierda) y Scherer (derecha) excavan en la zona del juego de pelota que rodearon con una cerca para mantener alejadas a las vacas entrometidas.

Golden dice que esta es una de las razones por las que Sak Tz'i 'tiene tanto interés para los investigadores, pues se sabe muy poco acerca de cómo los reinos mayas de mediana categoría maniobraron y lograron persistir ante las hostilidades constantes de los reinos más poderosos.
Golden ha comparado este hallazgo con tratar de interpretar un mapa de la Europa medieval a partir de documentos históricos y leer, de repente, sobre un lugar llamado Francia. En este sentido, Golden y su equipo es como si hubieran han localizado Francia. "Es una pieza grande del rompecabezas", ha afirmado Golden en un comunicado.

Fuentes: abc.es | brandeis.edu | 13 de marzo de 2020

El esmalte de los homínidos de Atapuerca crecía más rápido que el de los humanos modernos

El Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) acaba de publicar en la revista Scientific Reports un artículo liderado por el paleoantropólogo Mario Modesto-Mata, que por primera vez aborda el conteo de los dos tipos de líneas de crecimiento que se observan en el esmalte de los dientes de los homínidos del Pleistoceno Inferior y Pleistoceno Medio de Europa. En particular, esta investigación se ha centrado en las especies reconocidas en los yacimientos de la sierra de Atapuerca. Los resultados indican que el crecimiento del esmalte de estos homininos podría ser hasta un 25% más rápido que en Homo sapiens.


En este trabajo, en el que también han participado la Universidad de Nueva York y el University College London, entre otras instituciones, se estudia en detalle la formación del esmalte de los homínidos de Atapuerca, tanto de los yacimientos de la Sima del Elefante (1,2 millones de años), como de Gran Dolina-TD6 (Homo antecessor: 850.000 años) y de la Sima de los Huesos, (430.000 años), así como una colección relativamente amplia de dientes de Homo sapiens.
Como explica Modesto-Mata (izquierda), “los dientes crecen como las cebollas, los troncos de los árboles, las estalactitas, el pelo…, es decir, a capas y con intervalos regulares de formación, y es precisamente esa forma de crecer lo que nos permite identificar las diferentes líneas de crecimiento del esmalte”.

Existen dos tipos de líneas de crecimiento en el esmalte que permanecen inalteradas durante toda la vida: las estrías cortas y las estrías largas. Las estrías cortas, técnicamente denominadas estrías transversales, se forman cada día (crecimiento circadiano) mediante la deposición de proteínas específicas por parte de los ameloblastos, que son las células encargadas de formar esmalte. Cuando las proteínas cristalizan se puede observar una distancia de unas pocas micras entre cada dos estrías transversales. Aproximadamente, cada 7-8 días cesa la labor de los ameloblastos durante un corto espacio de tiempo.

Ese breve parón da lugar a la formación de las estrías largas, unas estrías visibles con microscopios de pocos aumentos que describió Anders Retzius ya en el siglo XIX. Entre cada dos estrías de Retzius se contabilizan unas 7 u 8 estrías transversales, lo que permite saber con mucha precisión el tiempo de formación del esmalte de los dientes. Ese número, que se denomina periodicidad, es constante en todos los dientes de un mismo individuo, y parece ser diferente en cada especie de homínidos.


Las líneas de Atapuerca

Los datos observados en esta investigación sugieren que la periodicidad era menor en especies ancestrales, como las que vivieron en la sierra de Atapuerca. Es decir, el esmalte de los dientes de los humanos recuperados en los yacimientos de la Sima del Elefante, Gran Dolina y Sima de los Huesos se formaba con mayor rapidez que en las poblaciones humanas actuales. “Las estimaciones realizadas en este trabajo indican que las coronas de los dientes de especies como Homo antecessor se formaban hasta un 25% más rápido que las de los humanos recientes”, señala Modesto-Mata.

Uno de los principales problemas al que se han enfrentado los autores ha sido el hecho de trabajar con dientes gastados por efecto de la masticación de los alimentos. Una parte de las estrías de crecimiento desaparecen al mismo tiempo que el esmalte se va gastando por el uso. “Para solventar este problema desarrollamos una técnica estadística basada en regresiones polinomiales que nos permite estimar el porcentaje de esmalte perdido, y así poder compensar las líneas de crecimiento desaparecidas” explica Modesto-Mata.

Los datos obtenidos en esta investigación, sumados a otros estudios en curso sobre el desarrollo dental relativo y el crecimiento de las raíces, podrían sentar las primeras evidencias sólidas para demostrar un avance en la madurez esquelética de las especies obtenidas en los yacimientos de la sierra de Atapuerca. “Si es así, estos humanos llegaban a la edad adulta varios años antes que nosotros”, concluye Modesto-Mata.

Cantabria participa en una investigación sobre el arte rupestre en Georgia

Figuras talladas en piedra cerca de la ciudad georgiana de Trialeti. Foto: Oficina de prensa de la Agencia de Patrimonio Cultural de Georgia.

El Museo de Altamira, el de Prehistoria, la Red Cántabra de Desarrollo Rural y la empresa Gimgeomatics, entre otros expertos internacionales, participarán este verano en un proyecto internacional para el estudio y puesta en valor del arte prehistórico de Georgia.

El Museo de Altamira acogió este martes una reunión internacional de arqueólogos y gestores de museos y sitios de arte rupestre de Portugal, España y Georgia en la que un grupo de once expertos analizaron la solicitud realizada por el Ministerio de Cultura del país caucásico para que un equipo internacional impulse un ambicioso plan de estudio, conservación y puesta en valor del área arqueológica de Trialeti. La idea es que estos investigadores colaboren además en la formación de estudiantes y funcionarios del país para que Georgia cuente con equipos humanos bien formados para la gestión integral de este frágil patrimonio.

Los directores del Museo de Altamira y del Mupac, Pilar Fatás y Roberto Ontañón respectivamente, actuaron como anfitriones de los expertos internacionales en esta sesión preparatoria de los trabajos de estudio y diseño de parques arqueológicos rupestres que el equipo internacional reunido por el Itinerario de Arte Rupestre del Consejo de Europa desarrollará en Georgia en los próximos años.

Pilar Fatás y Roberto Ontañón, en el centro, con el resto de participantes en la reunión. / DM

Los trabajos serán dirigidos por el jefe del Servicio de Arqueología de la Junta de Extremadura, Hipólito Collado, una de las figuras más relevantes en el estudio del arte de la Prehistoria de Europa. Según relata la Red Cántabra de Desarrollo Rural, a finales de 2019, la Agencia Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural de Georgia se dirigió al Itinerario Cultural 'Caminos de Arte Rupestre Prehistórico' con el fin de recabar su colaboración para la puesta en marcha de un programa de estudio y puesta en valor de su patrimonio rupestre prehistórico, tomándose el área de Trialeti (en el sur del país) como primer objetivo.

Las muestras Trialeti de figuras talladas se agregaron a los CoE Prehistoric Rock Art Trails en 2017. Imagen a través de Rutas culturales de Georgia.

A esta llamada, respondieron de inmediato los socios de Cantabria así como otras instituciones de diversos países integradas en el Itinerario Cultural del Consejo de Europa. Tanto la Consejería de Cultura, con el Mupac como institución de referencia, como el Museo de Altamira, se pusieron a disposición de las autoridades georgianas y por esa razón Cantabria acogió la reunión preparatoria de lo que será la primera campaña de trabajo el próximo verano.

Formas de ciervo encontradas en Trialeti. Foto: Oficina de prensa de la Agencia de Patrimonio Cultural de Georgia.

El proyecto de trabajo consensuado en Altamira es una propuesta de estudio y socialización de este complejo arqueológico a desarrollar en los próximos seis años en un marco de colaboración entre el equipo internacional de investigación y el Ministerio de Cultura de Georgia. Los resultados constituirán la base para la construcción y desarrollo del nuevo Parque Arqueológico de Trialeti, que el Ministerio de Cultura georgiano tiene previsto inaugurar en 2025, a la par que elaborará el expediente para solicitar a la Unesco la inclusión de éste complejo rupestre en la lista del Patrimonio Mundial.
Las tallas presentan formas variadas de fauna local. Foto: Oficina de prensa de la Agencia de Patrimonio Cultural de Georgia.

Georgia es un país con un importante Patrimonio Cultural, sin embargo, en lo arqueológico aún precisa de una extensa labor de catalogación y estudio, siendo su arte rupestre un elemento escasamente reconocido.

Fuentes: eldiariomontanes.es | travelingeorgia.com | agenda.ge | 13 de marzo de 2020