Descubren 'el perfume de la eternidad' del Antiguo Egipto: fue aplicado a una noble en su momificación

Uno de los vasos canopos de Senetnay, nodriza de Amenhotep II. Foto: Christian Tepper (Museo August Kestner, Hannover).

La noble Senetnay desempeñó un papel destacado hacia el año 1450 a.C. en la corte de Tutmosis III, faraón de la Dinastía XVIII del Antiguo Egipto. Fue nombrada nodriza del hijo y heredero del monarca, el futuro Amenofis II, a quien amamantó durante su infancia. A su muerte, sus órganos fueron momificados, embalsamados y cuidadosamente depositados en cuatro vasos canopos con tapas con forma de cabeza humana. Era el proceso para garantizar su eternidad, su exitoso viaje al más allá.

Pero la memoria de esta mujer, que tuvo el título de "adorno del rey", quedó sepultada hasta principios del siglo XIX, cuando Howard Carter, el descubridor de la tumba de Tutankamón, halló en otro enterramiento del Valle de los Reyes, en Luxor, en la KV 42, los recipientes con las vísceras de Senetnay. Dos de estos vasos canopos, los que protegieron los pulmones y el hígado, se conservan en la actualidad en el Museo August Kestner de Hannover, Alemania, y su estudio ha permitido recrear el olor de uno de los perfumes utilizados por los antiguos egipcios durante el proceso de momificación.

Barbara Huber analizando las muestras en el laboratorio del Instituto Max Planck. Chris Leipold.

Un equipo de investigadores liderado por Barbara Huber (izquierda), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, al analizar los residuos que se conservan parcialmente en los poros de la piedra caliza de los recipientes —los órganos momificados se han perdido—, ha logrado identificar los ingredientes de los bálsamos aplicados, del "perfume de la eternidad", como lo han llamado. Los orígenes, lejos de Egipto, de algunas de las substancias aromáticas, que revelan una vasta red comercial establecida en el II milenio a.C., y la complejidad de los ungüentos, confirman el alto estatus de la mujer, según el estudio publicado este jueves en la revista Scientific Reports.

"Estos ingredientes complejos y diversos, exclusivos de esta época temprana, ofrecen una comprensión novedosa de las sofisticadas prácticas de momificación sofisticadas prácticas de momificación y las rutas comerciales de largo alcance de Egipto", valora Christian E. Loeben (derecha), egiptólogo y conservador del Museo August Kestner. "Nuestra investigación ha podido proporcionar información crucial sobre las substancias de embalsamiento, de las cuales existen datos limitados en fuentes textuales contemporáneas del Antiguo Egipto", añade Barbara Huber.

Ambos bálsamos contenían cera de abeja, aceites vegetales, grasas animales, betún o bitumen, un producto natural derivado del alquitrán, y resinas de árboles de la familia de las coníferas. Los investigadores también hallaron trazas de cumarina, que tiene un aroma parecido a la vainilla y se encuentra en una amplia gama de plantas, como la canela; y de ácido benzoico, presente en resinas y gomas aromáticas de varios tipos de árboles y arbustos.

Resina damamar, ingrediente del embalsamamiento, junto a un frasco del antiguo aroma recreado por la perfumista Carole Calvez a partir de análisis científicos © Bárbara Huber.

A pesar del gran parecido en la composición de ambos bálsamos, las analíticas han desvelado dos substancias que solo están presentes en el vaso canopo de los pulmones, síntoma tal vez de que se empleaban diferentes ungüentos para cada órgano. Se trata de un compuesto hecho con resina de lárice o alerce, un género de árbol de la familia de las pináceas, probablemente procedente del norte del Mediterráneo; y otra resina fragante que podría ser dammar, exclusiva de los bosques tropicales que crecen en la India o el sudeste asiático. De confirmarse que se trata de esta substancia, sería la prueba de que los antiguos egipcios abrieron esta vía comercial casi mil años antes de lo que se pensaba.

"Estos ingredientes muestran que los egipcios obtenían materiales de más allá de su reino desde una fecha temprana", analiza la profesora Nicole Boivin (izquierda), la otra investigadora principal del proyecto. "La cantidad de substancias importadas en los bálsamos de Senetnay resalta también su importancia como personaje clave del círculo íntimo del faraón". Los ungüentos son más complejos y exóticos que los aplicados en los órganos de otros individuos de la época.

En colaboración con la perfumista francesa Carole Calvez (izquierda) y la museóloga sensorial Sofia Collette Ehrich (derecha), el equipo de investigadores ha logrado recrear la fragancia de forma minuciosa en función de los resultados de las analíticas. "Este perfume de la eternidad' representa algo más que el simple aroma del proceso de momificación", reflexiona Huber. "Encarna el rico significado cultural, histórico y espiritual de las prácticas funerarias del Antiguo Egipto". Se trata de un puente sensorial al pasado, una experiencia inmersiva única que se va a presentar próximamente en una exposición en el Museo Moesgård de Dinamarca.

Recreación de la momificación de un cadáver egipcio. Ilustración: Nikola Nevenov.

El arte de momificar

Durante casi de 4.000 años, los antiguos egipcios conservaron artificialmente los cuerpos de humanos y animales con el objetivo de proporcionar un hogar permanente para sus almas. En el transcurso de alrededor de 70 días, se pensaba que la momificación y los rituales religiosos asociados (oraciones, quema de incienso, unción y envoltura del cuerpo) transformaban al difunto, un ser terrenal, en un ser divino. El cuerpo vulnerable se convertía en una momia resistente. La momificación evolucionó con el tiempo y varió según la riqueza del fallecido, las preferencias personales, los cambios de moda y creencias y la habilidad y el estilo de los embalsamadores.

Fuentes: elespanol.com | Instituto Max Planck | 31 de agosto de 2023

Un 'cuello de botella demográfico', casi extingue a la humanidad hace 900.000 años: sólo sobrevivieron 1.300 humanos

Se muestra la fórmula central del nuevo método de inferencia. La imagen exhibe una pintura aparecida en un acantilado que ilustra alegóricamente a un grupo de ancestros humanos que se unen para sobrevivir al peligro desconocido que supuso transitar por un severo cuello de botella demográfico. Crédito: Instituto de Nutrición y Salud de Shanghai, CAS

La especie humana estuvo al borde de la desaparición hace casi un millón de años y la culpa fue de la sequía. Un equipo de investigadores de China, Italia y Estados Unidos también explican el sorprendente vacío de fósiles de ese periodo que hay en África y Eurasia debido al 'cuello de botella demográfico' derivado de ello.

Los científicos han empleado una moderna técnica, llamada FitCoal (proceso rápido de coalescencia en tiempo infinitesimal), para poder secuenciar miles de genomas de seres humanos. Con esos resultados se ha podido inferir que hace 900.000 años solo sobrevivieron 1.280 seres humanos con capacidad para reproducirse.

Según el estudio, publicado en la revista Science, esto produjo un auténtico "cuello de botella demográfico" en la población humana que duró unos 110.000 años y casi aniquila la humanidad tal y como la conocemos hoy, ya que el 99% de los individuos desaparecieron.

Mandíbula inferior del espécimen tipo de 'Homo heidelbergensis', hallada en Mauer, cerca de

Heidelberg, Alemania. Se cree que fue un ancestro común de los neandertales, los denisovanos y los humanos modernos. Imagen: Hendrik Schmidt/ZB/dpa/Picture Alliance.

Gracias a esos 1.280 ejemplares homínidos, la especie humana siguió evolucionando, eso sí con mucha endogamia. Y esa circunstancia pudo haber provocado que dos cromosomas ancestrales se unieran (pasando de 24 pares de cromosomas a 23) para formar lo que actualmente se conoce como cromosoma 2 en los humanos modernos. Los científicos especulan con que se pudo formar una nueva especie, puede que fuera el Homo heidelbergensis, el cual daría lugar al Homo neanderthalensis, al Homo sapiens y a los denisovanos.

De esa época apenas hay fósiles. Solo los del Homo antecessor en Atapuerca (Burgos) y los fósiles de Homo erectus en Gombore, Etiopía. "La brecha en los registros fósiles de África y Eurasia puede explicarse por este cuello de botella en la Edad de Piedra temprana como cronológicamente. Coincide con este período de tiempo propuesto de pérdida significativa de pruebas fósiles", afirma el autor principal, Giorgio Manzi (izquierda), antropólogo de la Universidad Sapienza de Roma (Italia).

Una brutal sequía, y fuertes cambios climáticos tras la causa de la extinción

Las razones sugeridas para este descenso de la población ancestral humana son sobre todo climáticas: las glaciaciones de esta época provocaron cambios en las temperaturas, sequías graves y la pérdida de otras especies, potencialmente utilizadas como fuentes de alimento por los humanos ancestrales.

A la derecha se muestra la brecha de fósiles de homínidos africanos y el período de tiempo estimado de la fusión cromosómica. Crédito: Science.

Se calcula que el 65,85% de la diversidad genética actual pudo perderse debido a este cuello de botella a principios y mediados del Pleistoceno, y el prolongado periodo de número mínimo de individuos reproductores amenazó a la humanidad tal y como la conocemos hoy.

"El novedoso hallazgo abre un nuevo campo en la evolución humana porque evoca muchas preguntas, como los lugares donde vivieron estos individuos, cómo superaron los catastróficos cambios climáticos y si la selección natural durante el cuello de botella aceleró la evolución del cerebro humano", indica la investigadora y colaboradora del estudio Yi-Hsuan Pan (derecha), genetista evolutiva y funcional de la Universidad Normal de China Oriental (ECNU).

El control del fuego, clave en el aumento de la población

El control del fuego, así como el cambio hacia un clima más hospitalario para la vida humana, pudieron haber contribuido a un rápido aumento posterior de la población hace unos 813.000 años.

"Estos hallazgos son sólo el principio. Los objetivos futuros a partir de estos conocimientos son esbozar una imagen más completa de la evolución humana durante el periodo de transición del Pleistoceno temprano al medio, lo que a su vez permitirá seguir desvelando el misterio que suponen la ascendencia y la evolución humanas tempranas", afirma el autor principal LI Haipeng (izquierda), genetista teórico de poblaciones y biólogo computacional del Instituto de Nutrición y Salud de Shanghái de la Academia China de Ciencias (SINH-CAS).

Fuentes: niusdiario.es | phys.org | 1 de septiembre de 2023

Un nuevo estudio desacredita la idea de que los neandertales enterraron a un semejante en un lecho de flores hace unos 75.000 años

Recreación artística en la que se muestra neandertales depositando a un congénere muerto sobre un lecho de flores. (Crédito de la imagen: Smith Archive / Alamy).

Los científicos culpan a una criatura desprevenida de perturbar un entierro neandertal de 75.000 años de antigüedad: las abejas excavadoras. Estos insectos pueden haber escondido polen debajo de los restos de un neandertal, engañando a los investigadores al hacerles creer que el neandertal había sido enterrado encima de un lecho de flores, según un nuevo estudio.

La interpretación de los entierros florales floreció hace más de medio siglo, cuando un equipo de arqueólogos encontró el yacimiento de Shanidar, una cueva rocosa en las montañas Zagros del Kurdistán iraquí, la cual albergaba varios entierros de neandertales (hasta un número de diez). Uno de ellos, que los científicos llamaron Shanidar 4, pasó a ser conocido como el "enterramiento con flores" cuando descubrieron en el suelo del mismo, justo debajo del esqueleto de un neandertal macho adulto, grupos de polen de plantas con flores.

Los entierros de Shanidar, excavados inicialmente en las décadas de 1950 y 1960, fueron la primera evidencia de que los neandertales, primos de nuestro árbol evolutivo, realizaban depósitos rituales de los cadáveres de sus congéneres.

Vista de la entrada a la cueva de Shanidar, en las estribaciones de las montañas Baradost en el noreste del Kurdistán iraquí.

Aunque las evidencias de enterramientos por parte de los neandertales ya no es controvertida en el campo de la arqueología, la interpretación del polen como prueba de un ritual funerario adornado con flores todavía es objeto de debate.

En el nuevo estudio, publicado en el Journal of Archaeological Science, un equipo de investigadores dirigido por Chris Hunt (izquierda), paleoecólogo de la Universidad John Moores de Liverpool, en el Reino Unido, reexaminó las evidencias de polen de Shanidar 4 y encontró que las abejas excavadoras eran una mejor explicación para la justificar la presencia de polen que el hecho de que se hubiera llevado a cabo un ritual funerario neandertal.

Las muestras de suelo de encima y debajo del entierro fueron estudiadas originalmente en 1975 por dos palinólogos (expertos en polen) que determinaron que provenían de cinco taxones o grupos biológicos conocidos y dos no identificados. Sugirieron que todas estas plantas estaban disponibles para ser recolectadas al mismo tiempo, probablemente entre finales de mayo y principios de junio.

Reproducción del neandertal 'Shanidar 4' con flores hallado en 1960. Imagen: JohnConnell.

Si bien Hunt y su equipo están en gran medida de acuerdo con la identificación anterior de las especies de plantas, descubrieron que las mismas en realidad crecen en épocas ligeramente diferentes del año, poniendo en duda la interpretación anterior de que los neandertales recogían flores para ofrecérselas a los muertos.

Durante las excavaciones realizadas por Hunt y su equipo en 2016, notaron una posible explicación alternativa para la presencia del polen: antiguas madrigueras de abejas revestidas de barro cerca de Shanidar 4. Estas abejas que anidan en el suelo podrían haber perforado la tierra y depositado el polen recogido a medida que se movían por las madrigueras.

La presencia de grupos mixtos de polen no es indicativo de que se hubieran depositado flores enteras, escriben los investigadores en su artículo. En cambio, sugieren que "es mucho más probable que las abejas recogieran y depositaran el polen en grupos".

Una abeja solitaria excavando una madriguera en la pared de una trinchera en la cueva Shanidar, fotografiada el 4 de septiembre de 2022. Crédito de la imagen: Fotografía de E. Pomeroy.

Hunt y su equipo creen que el polen probablemente sea antiguo, tal vez incluso muy contemporáneo del entierro neandertal, si bien ni el polen ni las abejas pueden fecharse directamente.

"Aunque se han realizado experimentos exitosos que han podido datar directamente granos de polen, los exoesqueletos de las abejas no son fáciles de fechar por radiocarbono, y el nivel de Shanidar 4 es, además, más antiguo de lo que el análisis mediante radiocarbono podría obtener, al tener unos 75.000 años" (La datación por radiocarbono puede datar de manera fiable elementos orgánicos de hasta 50.000 años de antigüedad), dijo Hunt a Live Science en un correo electrónico.

Por otro lado, los investigadores aún necesitan aclarar o establecer por qué sólo se recuperaron grupos de polen de tres muestras asociadas con restos de neandertal de las 21 muestras que contenían polen. Según estos, no se puede todavía descartar por completo la posibilidad de que existan otros mecanismos de dispersión del polen, tales como la actividad de pequeños mamíferos o de los propios neandertales.

Madrigueras de insectos modernas (flecha roja a la izquierda) y antiguas revestidas de arcilla (flecha roja a la derecha) en depósitos de aproximadamente 1 metro al oeste de la posición de Shanidar 4, fotografiadas en septiembre de 2022.

Angie Perrotti (izquierda), palinóloga que dirige el Laboratorio de Investigación de Arqueología Ambiental y Palinología (PEARL), y que no participó en el estudio, dijo en un correo electrónico que Hunt y sus colegas habían presentado un "argumento convincente" para la introducción del polen a través de las abejas excavadoras. "Este caso subraya el papel crucial del muestreo preciso y el archivo sistemático de muestras de sedimentos y polen para permitir la reproducibilidad de investigaciones anteriores", dijo.

Si bien el trabajo de Hunt y sus colegas no fundamenta el carácter floral del entierro neandertal, estos afirman que el apretado grupo de enterramientos en Shanidar sigue siendo increíblemente significativo para nuestra comprensión de los neandertales y señalaron que las muestras de 'tejido leñoso' encontradas dentro de la tumba de Shanidar Z, un esqueleto de neandertal descubierto más recientemente, y que se superpone significativamente con el de Shanidar 4, sugieren que aún queda mucho misterio funerario en la cueva y pueden proporcionar claves para aprender más al respecto.

"Estoy a favor de la idea de que los neandertales pusieron ramas y otra vegetación sobre los cuerpos", dijo Hunt. "Colocar la especie puntiaguda Centaurea solstitialis (cardo estrellado amarillo, derecha) encima, en lugar de debajo, de los neandertales fallecidos podría haber defendido los cuerpos de los carroñeros. Pero esta posible evidencia puede ser bastante equívoca y todavía estoy trabajando en los contextos de la misma, por lo que habrá que esperar al respecto", concluye Hunt.

Fuentes: livescience.com | phys.org | 31 de agosto de 2023

BOMBAZO! Los homínidos se originaron en Europa, no en África

Los huesos encontrados y atribuidos a la especie 'Anadoluvius turkae'. Un cráneo parcial femenino con vistas palatina, lateral derecha y anterior de izquierda a derecha. SEVIM-EROL ET AL.

Desde Charles Darwin reina la teoría de que los homínidos, la familia de primates que se irguió sobre sus patas traseras y de la que descienden orangutanes, gorilas, chimpancés y también humanos, se originó en África y que de ahí se extendieron al resto del mundo.

Pero hasta ahora no ha sido un debate cerrado y un nuevo simio fósil descubierto en un yacimiento que data de hace 8,7 millones de años reabre la polémica. Un equipo internacional liderado por David Begun, de la Universidad de Toronto (EE.UU.), y Ayla Sevim Erol, de la Universidad de Ankara (Turquía), afirma que los homínidos surgieron en Europa y allí evolucionaron durante varios millones de años para después migrar a África. Las conclusiones de su trabajo se publican en un estudio en la revista Communications Biology.

Sitio de excavación de Çorakyerler. Este asentamiento fósil de vertebrados cerca de Çankırı, Turquía, es uno de los asentamientos humanoides más importantes de Eurasia. Como resultado de casi 20 años de excavaciones, Çorakyerlar ha ocupado su lugar entre las importantes localidades de referencia del Mioceno tardío de Anatolia y Europa con 8 órdenes de mamíferos, más de 10 familias y 43 especies. Crédito: Ayla Sevim-Erol

Los restos, un cráneo parcial bastante bien conservado (en concreto, incluye la mayor parte de la estructura facial y la parte frontal de la caja del cerebro) hallado en el yacimiento de Çorakyerler, cerca de la ciudad turca de Çankırı, son de la especie de simio desaparecida bautizada como Anadoluvius turkae. Este animal pesaba unos 50 o 60 kilos, del tamaño de un chimpancé macho grande, y vivió en entornos de bosque seco. Según los autores, su análisis demuestra que solo estaba emparentado con especies que se encontraban en Europa y Anatolia (lo que hoy es Turquía).

«La integridad del fósil nos permitió hacer un análisis más amplio y detallado utilizando muchos caracteres y atributos que están codificados en un programa diseñado para calcular las relaciones evolutivas», explica Begun (izquierda). «Pudimos casi reconstruir la cara completa y existe una parte nueva de la frente con hueso preservado aproximadamente hasta la coronilla del cráneo. Los fósiles descritos anteriormente no tienen tanta parte del cerebro».

Por su parte, Sevim Erol (derecha) indica que aunque no tienen los huesos de las extremidades, pero por sus mandíbulas y dientes se puede deducir que «'Anadoluvius' probablemente vivió en condiciones relativamente abiertas, a diferencia de los entornos forestales de los grandes simios actuales». «Se parece más a lo que creemos que eran los entornos de los primeros humanos en África. Las poderosas mandíbulas y los dientes grandes y esmaltados sugieren una dieta que incluía alimentos duros de fuentes terrestres, como raíces y rizomas».

Los animales que vivieron con Anadoluvius son los asociados con las praderas africanas y los bosques secos en la actualidad, como jirafas, cerdos verrugosos, rinocerontes, diversos antílopes, cebras, elefantes, puercoespines, hienas y carnívoros parecidos a leones. Las investigaciones muestran que la comunidad ecológica parece haberse dispersado hacia África desde el Mediterráneo oriental en algún momento después de hace unos ocho millones de años. «La fundación de la fauna africana moderna del Mediterráneo oriental se conoce desde hace mucho tiempo y ahora podemos añadir a la lista de entrantes los ancestros de los simios y humanos africanos», afirma Sevim Erol.

Excavación del fósil de 'Anadoluvius turkae', un cráneo parcial significativamente bien conservado descubierto en el yacimiento de fósiles de Çorakyerler en Türkiye en 2015. El fósil incluye la mayor parte de la estructura facial y la parte frontal de la caja del cerebro. Crédito: Ayla Sevim-Erol.

Los primeros homínidos conocidos

Los análisis establecen que Anadoluvius turkae es una rama de la parte del árbol evolutivo que dio origen a chimpancés, bonobos, gorilas y humanos. Aunque estos primates ahora habitan mayoritariamente África, y los primeros humanos conocidos fueron encontrados allí, los autores del estudio sostienen que los antepasados de ambos procedían no solo de ese continente, sino también de Europa y el Mediterráneo oriental.

«Anadoluvius y otros simios fósiles encontrados en Grecia (Ouranopithecus) y Bulgaria (Graecopithecus) forman un grupo que se acerca en muchos detalles de anatomía y ecología a los primeros homínidos o humanos conocidos», señalan los autores. Sin embargo, «estos restos son los especímenes mejor conservados de este grupo de homínidos primitivos y proporcionan la evidencia más sólida hasta la fecha de que el grupo se originó en Europa y luego se dispersó en África».

El análisis detallado del estudio también revela que los simios de los Balcanes y Anatolia evolucionaron a partir de ancestros de Europa occidental y central. Con datos más completos, la investigación proporciona pruebas de que estos otros simios también eran homínidos y significa que es más probable que todo el grupo evolucionara y se diversificara en Europa, en lugar del escenario alternativo en el que ramas separadas de simios se trasladaron antes de forma independiente a Europa desde África a lo largo de varios millones de años, y luego se extinguieron sin descendencia.

Una filogenia de los taxones incluidos en este análisis consistente con la mayoría de los cladogramas presentados en el mismo.

«No hay pruebas de esto último, aunque sigue siendo la propuesta favorita entre quienes no aceptan una hipótesis de origen europeo», afirma Begun. «Estos hallazgos contrastan con la opinión sostenida desde hace mucho tiempo de que los simios y los humanos africanos evolucionaron exclusivamente en África. Si bien los restos de los primeros homínidos son abundantes en Europa y Anatolia, están completamente ausentes de África hasta que el primer homínido apareció allí hace unos siete millones de años. Necesitamos encontrar más fósiles de Europa y África de esta antigüedad de años para establecer una conexión definitiva entre los dos grupos».

Fuentes: abc.es | scitechdaily.com | 25 de agosto de 2023

Revelan pruebas de un festival celebrado hace 6.500 años en lo que hoy es Carlisle (Gran Bretaña)

Arqueólogos trabajan en Stainton West, cerca de Carlisle, y recolectan muestras del suelo del antiguo lecho del río, donde se encontraron pruebas de actividad humana. Las muestras de suelo se analizaron posteriormente para revelar información sobre el clima, las plantas, los insectos y los animales presentes allí durante la Edad de Piedra. (Oxford Archaeology).

Un equipo de arqueólogos ha descubierto pruebas que podrían arrojar nueva luz sobre los lejanos orígenes de la identidad británica, en el emplazamiento de un antiguo festival.

Se sabe desde hace tiempo que la palabra Gran Bretaña deriva de una palabra celta (Pritani), que significa “los pintados”, lo que refleja casi con toda seguridad una predilección prehistórica por la pintura corporal. Sin embargo, nunca se habían encontrado muchas pruebas arqueológicas de esta tradición cultural, hasta ahora.

Las recientes investigaciones llevadas a cabo en un probable yacimiento ceremonial prehistórico de 6.500 años de antigüedad, en el noroeste de Inglaterra, identificaron la mayor colección de piezas de ocre rojo jamás hallada en Gran Bretaña. En este yacimiento de la Edad de Piedra, situado cerca de Carlisle (capital del condado de Cumbria, Inglaterra), se recuperaron más de 600 fragmentos de ocre rojo, junto con las piedras de moler utilizadas para convertir los trozos de ocre rojo en polvo, probablemente para la producción de pigmentos.

Vista aérea del yacimiento de la Edad de Piedra de Stainton West, cerca de Carlisle, con el río Edén al fondo. Las excavaciones revelaron el cauce prehistórico del río que atrajo la actividad humana durante milenios. (Oxford Archaeology).

Situado en lo que, en tiempos prehistóricos, había sido una pequeña isla (unos 4.856 metros cuadrados) en el río Eden, es probable que este yacimiento se utilizara para importantes reuniones comunales de importancia ritual y económica.

Algunas pruebas sugieren que sirvió de importante base de pesca durante el pico de la temporada primaveral del salmón, probablemente a mediados de abril. Es probable que estas operaciones de pesca se llevaran a cabo con lanzas especiales de pesca de tres puntas (los llamados tridentes o leisters) y con arcos y flechas.

En el yacimiento hay indicios de que se fabricaron flechas de la Edad de Piedra, y los arqueólogos también hallaron dos grandes tridentes de madera de principios del Neolítico que parecen haber sido depositados en los humedales circundantes como ofrendas de promesa a dioses locales o espíritus ancestrales.

Uno de los dos tridentes de 6.000 años de antigüedad tal y como emergió del barro durante las excavaciones en Stainton West. (Oxford Archaeology).

Aunque es imposible saber con certeza cuántas personas participaban en la explotación de la temporada primaveral del salmón y en las ceremonias y rituales asociados, hay indicios de la magnitud de lo que probablemente fue un importante acontecimiento anual.

Los restos de trabajos del sílex (se han recuperado más de 300.000 fragmentos solo en el 12% de la isla que se ha excavado) sugieren que, en total, se fabricaban allí muchos cientos de flechas y otros artefactos durante cada reunión anual a finales del Mesolítico (Edad de Piedra Media). El yacimiento se utilizó con mayor intensidad durante un periodo de unos 800 años.

Todo ello sugiere que el número de asistentes a las reuniones probablemente superaba el centenar, una cifra que implica que las reuniones de abril atraían a miembros de hasta media docena de pequeñas bandas de cazadores-recolectores y familias extensas diferentes. Los artefactos hallados en el yacimiento revelaron que las personas que se reunían allí procedían de una zona geográfica muy amplia.

El equipo de arqueología de Oxford excava los objetos de madera excepcionalmente conservados en el suelo anegado de Stainton West, cerca de Carlisle. Estos objetos datan del Mesolítico y el Neolítico, y su nivel de conservación es muy poco frecuente. (Oxford Archaeology).

De algún modo, habían adquirido vidrio volcánico (resinita/obsidiana) de la isla de Arran (a 193 km por mar) y de la costa de Yorkshire (a 161 km por tierra), así como de zonas mucho más cercanas al yacimiento, como las montañas de Cumbria (el Distrito de los Lagos), los Peninos del Norte, la costa del estuario de Solway y las tierras altas del sur de Escocia.

El yacimiento también ha proporcionado la mayor colección de vidrio volcánico (unas 230 piezas), jamás hallada en Inglaterra. Los arqueólogos, de una de las principales consultoras arqueológicas del Reino Unido, Oxford Archaeologyg, encontraron también un raro ejemplo de “arte” mesolítico: un trozo de piedra con tres líneas paralelas inscritas.

Los tridentes de madera de 6.000 años de antigüedad de Stainton West, cerca de Carlisle, tras los trabajos de conservación. Ahora se exponen en el Museo y Galería de Arte Tullie House de Carlisle (Scott Wigglesworth on behalf of Tullie House Museum and Art Gallery).

La isla, desaparecida hace tiempo (Stainton West, cerca de Carlisle), que los británicos de la Edad de Piedra utilizaban como base para pescar salmón, gozaba de una ubicación ideal. Se encontraba en una parte del curso bajo del Edén, donde, en la prehistoria, el río se dividía en varios canales muy estrechos.

Significaba que, al migrar río arriba desde el mar de Irlanda, los salmones se veían obligados a nadar por esos estrechos canales, donde los humanos podían capturarlos con más facilidad. Es probable que los pescadores de la Edad de Piedra obstruyeran temporalmente los canales estrechos (con redes o barreras de mimbre), para concentrar temporalmente el mayor número de salmones en un área lo más pequeña posible.

Algunos salmones pesaban unos 7 kg y medían más de un metro. En primavera, un gran número de salmones habría migrado por el Edén. Esto habría sido especialmente útil desde el punto de vista nutricional.

Los tridentes y los arcos y flechas parecen haber sido el equipo de pesca utilizado para capturar el salmón. De hecho, los tridentes cobraron importancia en la mitología antigua. Esta antigua pintura griega muestra al dios griego del mar, Poseidón, con su emblemático tridente. (Museo del Louvre, Wikimedia Commons).

“El yacimiento de Carlisle es importante porque demuestra la complejidad social de la sociedad cazadora-recolectora del Mesolítico y el notable grado de interacción de comunidades muy dispersas en gran parte de Gran Bretaña”, declaró el director de la investigación arqueológica, Fraser Brown, de la consultora británica Oxford Archaeology.

Es la primera vez que se descubren pruebas tan extensas que revelan hasta qué punto estaban interconectadas las bandas de cazadores-recolectores de la Edad de Piedra británica antes de la introducción de la agricultura. También es la primera vez que los arqueólogos hallan un gran número de fragmentos de ocre rojo en Gran Bretaña: 610 en total.

Aunque se trata, por mucho, del mayor descubrimiento de este tipo, los hallazgos en otras partes del Reino Unido demuestran que los británicos prehistóricos utilizaron el ocre rojo no solo en el Mesolítico y antes, sino también en el Neolítico, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro.

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El ocre rojo mesolítico de Carlisle (junto con otras pruebas arqueológicas posteriores de ocre rojo prehistórico procedentes de otros yacimientos) complementa las pruebas lingüísticas e históricas posteriores que han sobrevivido para sugerir que la pintura corporal era casi con toda seguridad una tradición británica, una tradición que parece haber llevado a que el territorio acabara llamándose Bretaña (es decir, “la tierra de la gente pintada”).

Uno de los primeros nombres de Gran Bretaña de los que se tiene constancia es Prettanike, escrito por un explorador griego afincado en Marsella llamado Piteas en el siglo IV a.C. Había visitado Gran Bretaña y parece que aprendió el nombre celta de los habitantes del territorio (los pretani) de sus habitantes celtas o de sus vecinos celtas del norte de Francia. La traducción griega del nombre de nuestra isla (Prettanike) que hizo Piteas evolucionó posteriormente hasta convertirse en la palabra romana para Gran Bretaña (Britannia).

Un escrito de Julio César de mediados del siglo I a.C. menciona específicamente que los habitantes de Gran Bretaña tenían la tradición de pintarse, y al menos desde finales del siglo III d.C., los escoceses también eran descritos como el “pueblo pintado”, los pictos (Picti).

Fuente: independent.co.uk | 25 de agosto de 2023

Asfixiados y sepultados por la ceniza: identifican otra tragedia de Pompeya con una novedosa técnica

Los arqueólogos Gianni Gallello y Llorenç Alapon analizando uno de los calcos de Pompeya. Alapont et al., CC-BY 4.0.

Pompeya, año 79 d.C. Ya es 25 de octubre, han pasado unas veinte horas desde que el Vesubio entrase en erupción. La lluvia de cenizas y de lapilli parece haber remitido. Media docena de individuos, hombres y mujeres de entre 25 y 50 años, deciden salir de su refugio y buscar una vía de escape de la ciudad romana. El paisaje que ven resulta estremecedor: cientos de personas sepultadas por varios metros de materiales volcánicos y edificios derruidos. Muchos de los cuerpos de las víctimas se han quedado en un escorzo que recuerda a la posición defensiva de un boxeador, con los codos y rodillas flexionadas y los puños cerrados: sus músculos y tejidos se han deshidratado y contraído por las altísimas temperaturas. No lo saben, pero en la población vecina de Herculano, más próxima al volcán, el calor es tan extremo que los cuerpos se han evaporado.

A la altura de la Porta Nola, al norte de Pompeya, quizá pensando que ya lo peor había pasado, y ayudándose de ramas convertidas en improvisados bastones para caminar sobre el suelo ardiente, les alcanza un nuevo flujo piroclástico que dura varios minutos. Si bien la temperatura de la mezcla de los gases y las cenizas no es muy alta, el aire resulta irrespirable y los fugitivos romanos empiezan a caer al suelo, asfixiados. Tratan de cubrirse con sus ropas de los materiales volcánicos que siguen cayendo, pero agonizan hasta el último aliento, hasta quedar cubiertos por varios metros de ceniza.

La escena final y dramática de estos seis individuos salió a luz todavía hace unos años. Los arqueólogos lograron documentar sus cuerpos entre 2015 y 2017 gracias a la técnica de los calcos, un método inventado por el arqueólogo Giuseppe Fiorelli en la segunda mitad siglo XIX que consiste en llenar con yeso los huecos que dejó la materia orgánica al descomponerse bajo la ceniza compacta. Ahora, un estudio de estas víctimas del Vesubio, y de una más hallada en las termas suburbanas, en el otro extremo de la ciudad, ha logrado determinar la causa de sus muertes gracias a un nuevo método.

Un equipo internacional de investigadores liderado por Llorenç Alapont, de la Universidad de Valencia, ha realizado el primer análisis químico no invasivo de los calcos gracias a una pistola de fluorescencia de rayos X. El objetivo consistía en determinar el proceso posterior a la deposición de la ceniza sobre los cuerpos y cómo el yeso ha alterado la conservación de los huesos. "Los perfiles químicos definidos aportan datos importantes que, cruzados con los resultados antropológicos y estratigráficos, son de gran ayuda en la reconstrucción de los eventos perimortem y postmortem relacionados con la historia de estos individuos", escriben en el estudio, publicado este miércoles en la revista científica PLOS ONE.

(a) Posición original de algunos de los modelos de Porta Nola estudiados (#57, #62, #58, #54, #55). (b) Mapa de Pompeya. (c) Detalle del área de descubrimiento de moldes (I: Entierros de pretorianos; II: Masonerías modernas; III: Tumba de Obellius Firmus; IV: Porta Nola; V: Leakpan; VI: Tumba de Esquilia Polla; VII: Tumba anónima).

Hasta ahora muchos estudios sobre la causa de muerte de personas sepultadas por el Vesubio no habían sido concluyentes. Tras comparar los restos de estos siete sujetos con otras colecciones de huesos cremados —una necrópolis de la misma área de Pompeya y otra de Roma— y enterrados —11 fragmentos óseos procedentes del cementerio islámico de Colata, en Montaverner, Valencia—, los científicos concluyen que las altas temperaturas y el uso de yeso como consolidante han afectado significativamente a la composición química de algunos de los huesos recuperados entre los calcos.

"Las víctimas de Porta Nola no muestran la posición de un boxeador y no están realizando ninguna acción o movimiento, a pesar de sus intentos de escapar. Todas parecen estar acostadas bocarriba, bocabajo o de lado, en posición relajada; algunas cubriéndose con prendas", explican los investigadores. "Esta posición sugiere que la ceniza y los gases volcánicos causaron la muerte de los individuos exhaustos y asfixiados de Porta Nola".

Imagen de una de las víctimas del Vesubio en Pompeya, según la técnica de los calcos de yeso. Parque Arqueológico de Pompeya.

Según sus análisis, el proceso habría sido tal que así: primero, los individuos sufrieron asfixia y fallecieron por las finas cenizas que caían sobre ellos mientras yacían en el suelo tratando de protegerse con lo que podían. Una instantánea llena de información —la posición de los cadáveres, los objetos circundantes, etc.— que permite reconstruir la técnica de los calcos de yeso. A continuación, los cuerpos fueron cubiertos por más materiales volcánicos. Sepultados por las capas de ceniza muy caliente (más de 250º C), los restos humanos sufrieron un "efecto horno", descomponiéndose y moldeando los famosos vacíos que siglos más tardes serían rellenados de yeso por los arqueólogos.

"Los resultados obtenidos son claramente útiles en la reconstrucción de los eventos perimortem y postmortem relacionados con la historia de estos individuos y tal vez este estudio pueda arrojar luz sobre las posibles causas de muerte durante la erupción del volcán y crear los requisitos previos para que se establezca un protocolo aplicado a los moldes de Pompeya y a otras áreas afectadas por el Vesubio", resumen los investigadores.

Fuente: elespanol.com | 23 de agosto de 2023

Hallan en el Tofet de Cartago monedas de oro del siglo III a.C. y restos de animales y niños cremados como posibles ofrendas

Los arqueólogos descubrieron cinco monedas de oro que representan a la diosa cartaginesa de la fertilidad y la maternidad. Crédito de la imagen: Ministerio de Asuntos Culturales de Túnez.

Arqueólogos en Túnez han excavado raras monedas de oro de 2.300 años de antigüedad y urnas que contienen restos de animales, bebés y nacidos prematuros en la antigua ciudad de Cartago.

Los investigadores descubrieron los entierros y cinco monedas de oro cerca de las ruinas del templo de Tofet El Bony, que se encuentra en una colina en las afueras de Túnez. El templo fue alguna vez un monumento rural dedicado a las deidades Baal Hammon y Tanit, dijo el Ministerio de Asuntos Culturales de Túnez en una declaración traducida en Facebook .

Cartago era una poderosa ciudad-estado fundada por los fenicios (un pueblo de la costa oriental del Mediterráneo, también conocido como Levante) en el siglo IX a.C. La ciudad floreció en el siglo VI a.C. y se convirtió en un gran imperio comercial con influencia en gran parte de la cuenca mediterránea. Cartago y la República Romana se convirtieron en grandes rivales y lucharon durante las largas Guerras Púnicas entre el 264 a. C. y el 146 a. C., las cuales terminaron cuando los romanos destruyeron la ciudad norteafricana. Sobre las ruinas se construyó una nueva Cartago romana, y los restos de ambas están hoy catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Las monedas de oro y los entierros fueron excavados en el sitio de un templo en la antigua ciudad de Cartago. Crédito de la imagen: Ministerio de Asuntos Culturales de Túnez.

Las monedas de oro recién encontradas miden poco menos de 2,5 centímetros de diámetro, según la emisora ​​tunecina Shems FM, y representan a la antigua diosa Tanit, un símbolo de fertilidad y maternidad para los cartagineses.

"Tales monedas son un descubrimiento poco común que refleja la riqueza de ese período histórico y afirma el valor cultural de Cartago", dijeron representantes del Ministerio de Asuntos Culturales en el comunicado.

Los cartagineses adinerados probablemente dejaron monedas como regalo para los dioses, dijeron los arqueólogos, pero no está claro si los bebés enterrados habían sido sacrificados o murieron por causas naturales. Durante el siglo pasado, las excavaciones en Cartago han desenterrado miles de lápidas y urnas que contienen restos de bebés recién nacidos y niños de hasta 4 años, que algunos expertos creen que podrían haber sido ofrendas de sacrificio.

Además de las cinco monedas de oro, las excavaciones revelaron varias urnas y lápidas que marcaban las tumbas de niños. Crédito de la imagen: Ministerio de Asuntos Culturales de Túnez.

"La evidencia arqueológica, literaria y documental del sacrificio de niños es abrumadora", dijo en un comunicado de 2014 Josephine Crawley Quinn, profesora de historia antigua en la Universidad de Oxford en el Reino Unido. "Tal vez fue por una profunda piedad religiosa, o por la sensación de que el bien que el sacrificio podría traer a la familia o la comunidad en su conjunto pesaba más que la vida del niño".

Pasajes de la Biblia cristiana describen el sacrificio de niños a la deidad cartaginesa Baal Hammon, y los cuentos griegos y romanos también relatan escenas sangrientas de matanzas de niños, pero un examen minucioso de los restos encontrados en un presunto lugar de sacrificio sugirió que se trataba de un cementerio normal para bebés y fetos, según informó Live Science anteriormente.

Símbolo grabado de la diosa Tanit. Ministerio de Asuntos Culturales de Túnez.

Algunos expertos creen que las urnas y tumbas descubiertas en Cartago durante el siglo pasado son vestigios de entierros de niños que murieron por causas naturales.

"Pero estos restos son en su mayoría cremados, y quemar bebés nacidos muertos o posteriormente fallecidos requeriría buena madera que los cartagineses necesitaban desesperadamente para otros fines", afirma Patricia Smith (izquierda), antropóloga biológica y profesora emérita de la Universidad Hebrea de Jerusalén, que no participó en el nuevo hallazgo.

"Los cartagineses eran marinos; necesitaban madera para los barcos, y para hacer mástiles para su velamen, así como para realizar sus herramientas", dice Smith. "Por lo tanto, es probable que los cartagineses sólo utilizaran recursos de madera para incinerar a los bebés destinados como ritual de sacrificio", dijo.

Fuente: livescience.com | 23 de agosto de 2023