(A) Arriba: Imagen de la vertiente sur de la Sierra de Tucas (Huesca, España). La flecha indica la cueva de Coro Trasito. Abajo: Entrada a la cueva Coro Trasito. (B) Vista en planta de la cueva de Coro Trasito, que muestra la ubicación del pozo de prueba de 2011 y 2013 y el área de la excavación ampliada. Las isocotas indican cada 20 cm.
Un hallazgo arqueológico en el Pirineo de Huesca ha identificado por primera vez estrategias de gestión ganadera y prácticas de alimentación animal que demuestran cómo las primeras sociedades en las zonas de alta montaña, en los inicios del Neolítico, ya desarrollaban actividades ganaderas y agrícolas complejas, y no se limitaban a la trashumancia de ovejas y cabras.
El estudio, publicado en Frontiers in Environmental Archaeology, integra, por primera vez, el análisis de isótopos estables de carbono y nitrógeno con análisis arqueozoológicos. La investigación, coordinada por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), con participación del CSIC, la Universidad de Évora y el Gobierno de Aragón, ha documentado también cómo la importancia económica del cerdo en la zona de Huesca se remonta al Neolítico.
La investigación sobre las estrategias de gestión y aprovechamiento de los recursos animales en las zonas de alta montaña durante el Neolítico antiguo, hace entre 6.500 y 7.500 años, ha estado condicionada por la presunción de que las ocupaciones humanas en estas zonas tenían un carácter principalmente estacional y que las prácticas económicas se centraban sobre todo en el aprovechamiento de los recursos silvestres. En lo referente a la ganadería, tradicionalmente se ha destacado el papel de la trashumancia de ovejas y cabras en las zonas altas, otorgando un papel marginal a las actividades ganaderas y subrayando principalmente el mantenimiento temporal de los rebaños de estos animales.
Labores de excavación en el yacimiento de Coro Trasito. Heraldo.es
Investigadoras de Laboratorio de Arqueozoología y del Grupo de Arqueología de Alta Montaña de la UAB, de la Universidad de Évora (Laboratório HERCULES), de la Institución Milá i Fontanals-CSIC y de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón han caracterizado, por primera vez, las prácticas ganaderas y las estrategias de alimentación de los rebaños de animales domésticos en zonas de alta montaña durante el Neolítico antiguo, concretamente en el yacimiento arqueológico de Coro Trasito (Sobrarbe, Aragón). Estas investigaciones han proporcionado nuevos elementos para el estudio de la complejidad de los procesos de neolitización en el Pirineo central.
El estudio desarrollado por el equipo de investigación se ha centrado en evaluar la ecología animal, las estrategias de gestión ganadera y las prácticas de alimentación animal implementadas por las primeras sociedades asentadas en zonas de alta montaña (a más de 1.500 metros sobre el nivel del mar). Para ello, el equipo ha integrado por primera vez en contextos de alta montaña los análisis de isótopos estables de carbono y de nitrógeno en colágeno óseo —el estudio de estos dos isótopos puede utilizarse para conocer la dieta y la posición en la cadena trófica de los animales— con los análisis arqueozoológicos de los restos de animales de la época. Gracias a esta integración se ha conseguido documentar estrategias de gestión y alimentación diferentes entre rebaños.
Los resultados obtenidos han demostrado que los rebaños de aquellos primeros pobladores eran pequeños y estaban formados por unos pocos individuos de cada especie, vacas, cabras, ovejas y cerdos (Bos taurus, Capra hircus, Ovis aries y Sus domesticus), y destinados al aprovechamiento de la carne y de la leche. Además, han documentado el aumento de la importancia económica del cerdo (Sus domesticus) durante el Neolítico.
Se han recuperado materiales en varios niveles arqueológicos. Heraldo.es
La presencia en algunos de los casos estudiados de diferentes modos de gestión alimentaria de los rebaños, con el acceso a diferentes pastos y la posible aportación de forraje, principalmente de productos agrícolas sobrantes, muestran cómo las prácticas ganaderas desarrolladas en el asentamiento de Coro Trasito estaban consolidadas a inicios del Neolítico y relacionadas con las prácticas agrícolas. El estudio también muestra que los rebaños estaban adaptados a las condiciones ambientales de la cueva.
Los resultados de los análisis arqueozoológicos, isotópicos y arqueológicos han demostrado que los pobladores de Coro Trasito aprovecharon principalmente los recursos domésticos. Además, la presencia de actividades de transformación relacionadas con productos lácteos y grasas y la existencia de estructuras de almacenamiento dentro de la cueva indican la complejidad de los procesos de neolitización en el Pirineo central y cómo estas zonas se integraron rápidamente en un sistema económico más amplio y complejo.
La nutrición en los megaenclaves de Trypillia (Ucrania) es actualmente el foco de atención del Centro de Investigación Colaborativa (CRC) 1266 de la Universidad de Kiel (CAU).En la estepa forestal al noroeste del Mar Negro (hoy territorio de la República de Moldavia y Ucrania) surgieron hace unos 6.000 años grandes asentamientos llevados a cabo por las sociedades en Trypillia, con superficies de hasta 320 hectáreas.
Con alrededor de 15.000 habitantes, eran en aquel momento los asentamientos más grandes del mundo.Los expertos consideran que eran las ciudades más antiguas de Europa, incluso más antiguas que las urbanizaciones realizadas en Mesopotamia.El suministro de alimentos para sostener estos megaenclaves ya había planteado muchas preguntas a los investigadores, sobre todo porque se sabe que antiguamente el abastecimiento de muchos pequeños núcleos neolíticos se caracterizaban por la agricultura de subsistencia.
Un estudio publicado recientemente por los científicos del CRC 1266 de la Universidad de Kiel en la prestigiosa revista científica PNAS ofrece ahora respuestas sobre el particular."El abastecimiento de los habitantes de estas grandes zonas poblacionales se basó en una gestión extremadamente sofisticada de los alimentos y los pastos", afirma el doctor Frank Schlütz, paleoecólogo de la Universidad de Kiel.
Foto: El Dr. Frank Schlütz (derecha), de la Universidad de Gotinga, examina con un taladro núcleos de diferentes capas de tierra.
Guisantes: la fuente de proteínas de la agricultura temprana
Casi todo el mundo conoce las historias del personaje cómico Popeye, el marinero que, supuestamente, debía su fuerza a su gran amor por las espinacas.Como sabemos hoy, la ciencia ha sobreestimado durante mucho tiempo el valor de esta verdura.Por el contrario, los guisantes son muy beneficiosos para la nutrición humana debido a su alto contenido en proteínas, si bien, hasta ahora, la ciencia ha subestimado mucho su importancia.
Incluso los primeros agricultores de Trypillia, que vivieron hace casi 7.000 años en lo que hoy es Ucrania y Moldavia, valoraban una dieta compuesta principalmente de cereales y guisantes, lo que les permitía prescindir en gran medida de la carne.Así lo demuestra el reciente estudio de la Universidad de Kiel, realizado bajo la dirección del arqueólogo profesor Johannes Müller(izquierda), junto con investigadores de Ucrania y Moldavia, en el marco de las últimas investigaciones sobre las sociedades de Trypillia.
Agricultura temprana y megasitios
Estas sociedades, basadas en la agricultura y la ganadería, se formaron alrededor del 4.800 a.C. en la estepa forestal al norte del Mar Negro.A partir del año 4.150 a.C., las gentes de la zona de Trypillia crearon enormes asentamientos planificados. Con superficies de hasta 320 hectáreas, tenían el tamaño de unos cientos de campos de fútbol y se dispusieron de forma extremadamente planificada. Se calcula que en ellas convivían hasta 15.000 personas.
Estos megaenclaves tenían un diseño claramente estructurado, con barrios cómodamente gestionables, incluidas casas de reuniones, en las que las personas que se reunían estaban integradas e involucradas en los procesos de toma de decisiones sociales.El apogeo de las sociedades de Trypillia, con sus gigantescos asentamientos, en comparación con todas las demás sociedades de la época, y siendo consideradas las primeras ciudades de Europa, duró unos 500 años.Sólo colapsaron cuando las poblaciones quedaron aisladas de las estructuras de comunicación y los procesos de toma de decisiones se centralizaron.
El megaasentamiento de Trypillia Maidanetske en Ucrania central abarcaba cerca de 200 hectáreas. Incluso sin intervención terrestre, los resultados arqueomagnéticos de un estudio geofísico muestran a los arqueólogos las numerosas calles, edificios públicos, plazas y miles de casas quemadas. Estos últimos estaban ubicados en una disposición concéntrica muy específica a lo largo de una carretera principal circundante alrededor de un área central no desarrollada. Esta distribución espacial tenía como objetivo garantizar a la población el mayor acceso equitativo posible a la infraestructura comunitaria. Crédito: Instituto de Arqueología Prehistórica y Protohistórica, Universidad de Kiel
Los análisis de isótopos de carbono y nitrógeno proporcionan respuestas
Debido al tamaño de estos asentamientos, la vida cotidiana en ellos era comparable a la de otras ciudades agrícolas, dado que sus pobladores eran en gran parte agricultores.Pero, ¿cómo pudieron grupos tan grandes de personas asegurar su suministro de alimentos con una tecnología simplemente neolítica?"Para responder a esta pregunta, en los últimos diez años hemos determinado la composición isotópica de carbono y nitrógeno de cientos de muestras analizadas", afirma Johannes Müller.
"Prmero se midieron principalmente los huesos de los animales y de humanos que fueron excavados. Luego complementamos estos datos, específicamente, con mediciones de isótopos en guisantes y granos de cereales carbonizados a partir de las muestras de suelo obtenidade varios asentamientos de Trypillia", informa la profesora arqueobotánica Wiebke Kirleis(izquierda).
Los isótopos pueden utilizarse para saber cómo se criaban los animales domésticos hace miles de años, es decir, si los cultivos eran fertilizados y qué papel desempeñaban las plantas y los animales en la nutrición humana.
Científicos en arqueología, arqueobotánica, investigación de ADN, geofísica, arqueozoología, geoarqueología y etnoarqueología pudieron utilizar los resultados de la excavación para identificar los megaenclaves de Trypillia como un concepto distinto de la ciudad primitiva respecto de sociedades analfabetas, la cual se volvió atractiva para muchos habitantes a través de una economía de subsistencia sostenible, procesos democráticos en la toma de decisiones y realismo artístico. Si bien el atractivo de estos asentamientos durante varias generaciones dio como resultado un crisol de inmigrantes de regiones vecinas, estos meganeclaves desaparecieron alrededor del 3600 a. C., probablemente debido a problemas de gestión política interna.
Dieta casi exclusivamente vegetariana
“Hemos concluido que una gran proporción del ganado vacuno y ovino se mantenía en pastos cercados. Además, la gente utilizaba el estiércol de los animales producidos allí para abonar el terreno de forma intensiva, sobre todo los guisantes”, afirma Frank Schlütz.
Por lo tanto, los guisantes y los cereales constituyeron los pilares principales de una dieta humana que no sólo era nutritiva, sino que, gracias a los guisantes, también era equilibrada en términos de aminoácidos esenciales. Por otra parte, las vainas de los guisantes resultantes probablemente se utilizaban para alimentar al ganado junto con los pastosGracias a esta estrecha relación entre la producción agrícola y la ganadería, los habitantes de los megaenclaves pudieron alimentarse de forma suficiente y saludable. Además se eliminó en gran medida la producción de carne, ya que requería mucha mano de obra y recursos.
Las razones del declive de tales asentamientos fueron de carácter social, como revela el arqueólogo Dr. Robert Hofmann(izquierda): “Como sabemos por estudios anteriores, las tensiones sociales surgieron como resultado de una creciente desigualdad social. La gente dio la espalda a los grandes asentamientos y decidió vivir nuevamente en enclaves más pequeños”. Alrededor del 3000 a.C., las sociedades de Trypillia desaparecieron de la escena.
Puente terreste de Beringia que habría propiciado la migración hacia las Américas.
Durante más de 50 años, los antropólogos dentales han analizado la variación en la forma de los dientes humanos para estudiar los patrones de migración que siguieron las personas a medida que poblaron el mundo. El último gran evento migratorio continental tuvo lugar hace unos 16.000 años, cuando los humanos se trasladaron por primera vez a América del Norte y del Sur. ¿De dónde vinieron exactamente estas personas? ¿Como llegaron ahi? ¿Hubo múltiples oleadas de migración?
Leslea Hlusko (izquierda), investigadora miembro del Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), y que lidera el proyecto europeo Tied2Teeth, pertenece al equipo internacional que ha publicado un artículo en American Journal of Biological Anthropology que intenta responder estas preguntas utilizando nuevos enfoques para el estudio de la variación dental humana.
La investigadora del CENIEH, junto con el autor principal del artículo, Richard Scott (derecha, Universidad de Nevada), y el resto del equipo, utilizaron un programa diseñado para ser usado en análisis forenses y poder identificar la ascendencia poblacional de víctimas humanas no identificadas (rASUDAS2) y con el cual han logrado predecir la ascendencia de 1.418 individuos antiguos de seis regiones geográficasde Asia y América.
Porcentaje de individuos con la mayor asignación a uno de los siete grupos biogeográficos según más de 12 rasgos de corona y raíz dentaria. Los grupos de nativos americanos se ordenan del mayor al menor porcentaje de asignación al grupo ancestral del Ártico americano.
De este modo, han logrado descubrir que los individuos nativos americanos tienen un grado similar de afinidad con el este de Asia y están clasificados como asiáticos del este entre el 10% y el 15%. Este resultado sugiere que todos los nativos americanos derivan de una población que se separó de las poblaciones del este de Asia al mismo tiempo, un resultado que se hace eco de estudios previos basados en otros datos. Se cree que esta población vivió en la región de Beringia durante 5.000 a 10.000 años antes de migrar hacia a América, durante la última Edad del Hielo, y experimentó una intensa selección ambiental.
Porcentaje de asignación ancestral del Ártico en 21 muestras de nativos americanos trazadas en función de la distancia del punto medio desde el Círculo Polar Ártico. Relación inversa (-0,703 es significativa en el nivel 0,01.
El equipo de investigación también descubrió que los nativos americanos tienen afinidad con las poblaciones del Ártico, pero esta similitud disminuye cuanto más lejos vive la persona del Ártico. Este patrón sugiere que la poblacióndel Ártico emigró a dicha zona más tarde, y que la similitud en la forma de los dienteses el resultado delmestizaje de las poblaciones, que disminuiría al aumentar la distancia geográfica.
Uno de los objetivos del proyecto Tied2Teeth es precisamente crear una base de datos de variaciones dentales que permita realizar análisis aún más amplios y variados que los realizados en este estudio. Como explica Hlusko, "Nuestro estudio muestra el poder del análisis de la variación dental a nivel individual, y esto es sólo una vista previa de lo que está por venir".
Silla de montar del siglo IV d.C. descubierta en Mongolia.
Un pequeño grupo de personas que practicaba un oficio tan antiguo como las mismas pirámides fue sorprendidoin fraganti. Cubiertos de polvo en las profundidades de una recóndita cueva deUrd Ulaan Unet, en las alturas del macizo de Altái, en Mongolia, fueron descubiertos por la policía mientras saqueaban una antigua tumba. Junto al resto de artefactos funerarios, se encontrabauna excepcional silla de montarelaborada con hasta seis piezas de madera de abedul.
Ahora, un reciente estudio ha desvelado que esta silla puede cambiar la historia. Gracias a un análisis por radiocarbono, un equipo de investigadores de Mongolia, en colaboración con la Universidad de Colorado, ha conseguido datar la pieza en algún momento del siglo IV d.C.En ese momento, el Imperio Romano de Occidentemoría aplastado por el peso de los pueblos bárbaros que, llenos de pánico, huían de los hunos, un misterioso pueblo emergido de las estepas de Asia Central.
Cuando la policía de la provincia de Hovd se puso en contacto con el Museo Nacional de Mongolia para comunicar su intervención, Jamsranjav Bayarsaikhan, uno de sus trabajadores y arqueólogo en el Instituto Max Planck de Historia de la Ciencia, no se lo pensó. Poco después comenzaron a excavar en aquella tumba saqueada descubriendo los huesos de un hombre que fue enterrado vestido con pieles de oveja y tejón y los restos de un caballo. La tumba rápidamente pasó a ser conocida como la "cueva del ecuestre".
Ubicaciones de los sitios y cronología sugerida para el surgimiento y dispersión de la silla de montar y posiblemente del estribo en el este de Asia durante los siglos IV-V d.C.
Mongolia
La historia normalmente considera que los estribos y sillas de montar que conquistaron el mundo nacieron en algún momento entre los siglos V y VI d.C. en la actual China. Sin embargo, el descubrimiento de la cueva de Urd Ulaan Unet trastoca estos datos.
"Esta no es la única evidencia que sugiere que Mongolia fue uno de los primeros sitios donde se adoptó esta nueva tecnología e incluso que pudiera ser el lugar donde se desarrolló", afirma William Timothy Treal Taylor(izquierda), miembro del departamento de Antropología de la Universidad de Colorado y uno de los múltiples autores de un artículo publicado en la revistaAntiquityy resultado de la colaboración de investigadores de más de diez nacionalidades, incluyendo a la española Paula López-Calle, de la Universidad Complutense de Madrid.
En cuanto a la silla, fabricada con materiales locales, aún contenía restos de pintura roja con detalles en negro. También se conservaban los restos de una correa de cuero que pudo sujetar los estribos, descubrimiento que se suma al de otros estribos de hierro en otro yacimiento mongol del mismo periodo en de Khukh Nuur. Hasta este momento, los humanos usaban una especie de cojín para mantenerse cómodos montando a caballo. Las sillas de montar rígidas y resistentes junto con el uso de estribos abrieron el camino a toda una serie de nuevas habilidades ecuestres antes impensables.
"Las culturas de la estepa de Mongolia estaban estrechamente vinculadas a innovaciones clave en la equitación, un avance que tuvo un gran impacto".
Pero la domesticación fue dura para los caballos. El caballo encontrado en el entierro de Urd Ulaan Uneet tenía daños en los dientes relacionados con mordeduras y cambios en los huesos nasales similares a las lesiones encontradas en otros entierros de caballos en Asia Central y Oriental. Además, "el caballo Urd Ulaan Uneet tenía marcas curadas en las orejas que podrían haber sido utilizadas para mostrar a quién pertenecía el caballo durante su vida", afirma Taylor.
Reconstrucción de la silla de montar descubierta.Paula López-Calle. Universidad de Cambridge.
Revolución medieval
Este salto tecnológico marcó la Edad Media. "Fue un momento decisivo en la historia del desarrollo tecnológico", resume Taylor. Desde hace milenios, los pueblos pastores de Mongolia se desplazaron en el infinito océano de hierba que puebla sus vastas llanuras a lomos de sus monturas, a las que su resistencia y pequeño tamaño permitía sobrevivir a las gélidas temperaturas invernales. Este modo de vida unido a los caballos ocasionó un tremendo impacto en el desarrollo cultural de estos pueblos.
"Las innovaciones de esta cultura produjeron unefecto dominó", señala el investigador. Siglos después de que esta silla fuese fabricada, semejante artilugio se extendió por toda Asia y el mundo islámico. Desde la caída de Roma, el uso de la caballería se volvió un factor decisivo en el campo de batalla que, adaptada por el resto de reinos e imperios, marcó el compás de las guerras y batallas en la época de los caballeros.
Este avance en la tecnología ecuestre revolucionó el mundo y dejó un gran impacto en decenas de culturas de la antigüedad, marcando una nueva era caracterizada en muchas ocasiones por la brutalidad de los choques de caballería. Nuevos elementos fueron introducidos de manera paulatina en el resto del mundo conocido y facilitó la brutal expansión de lashordas de Gengis Khany sus sucesores que, en el siglo XIII y desde Asia Central, se extendieron hasta China en el Extremo Oriente y hasta Serbia en Europa.
Restos de caballo y freno de Urd Ulaan Uneet.(Crédito de la imagen: W. Taylor y J. Bayarsaikhan)
La ferocidad de sus guerreros, sumado a su gran habilidad en el manejo de caballería,hizo temblar al mundo. Entre judíos, cristianos y musulmanes, los más temerosos de estas tribus centroasiáticas llegaron a asimilarlas al extraño y apocalíptico reino de Gog y Magog mencionado en las Sagradas Escrituras.
El papel que Mongolia ha desempañado en la historia siempre ha pasado desapercibido. Según Taylor, esto es debido principalmente a la propia geografía del país. Su densidad de población es de las más bajas del mundo, lo que sumado a sus dificultades geográficas hace muy complicado encontrar y analizar cualquier yacimiento arqueológico.
Bayarsaikhan (izquierda),por su lado, reclama unamayor atención a la arqueología mongolapara poder descubrir y contar la historia de esta cultura tan unida a las sillas de montar.
"Mongolia es uno de los pocos países que ha conservado sus antiguas costumbres y tradiciones en torno al caballo pero, el conocimiento científico sobre el origen de esta cultura continua siendo muy incompleto", lamenta el arqueólogo.
Fracturas espiroideas de dos húmeros localizados en Los Zumacales con varios fragmentos resultantes. Algunas suelen tener "forma de mariposa".(Crédito de la imagen: IJOA)
Un equipo de arqueólogos españoles han descubierto evidencias de que los pueblos antiguos de Iberia descarnaban y desmembraban cadáveres hace unos 6.000 años. Pero estas no son pistas de un asesinato antiguo: más bien se trata de fracturas óseas provocadas, probablemente relacionadas con prácticas funerarias, ocurridas después de la muerte.
Hace décadas, los arqueólogos desenterraron dos grandes tumbas neolíticas de piedra en el norte de España que datan del IV milenio a.C., las cuales contenían los restos de más de dos docenas de hombres, mujeres y niños, además de puntas de flecha de pedernal, punzones de hueso, herramientas líticas y fragmentos de cerámica. Ahora, un nuevo análisis de los huesos de estas personas ha revelado que una gran cantidad de ellos estaban fracturados y fragmentados perimortem, alrededor o justo después del momento de la muerte.
Ubicación de los yacimientos presentados en el estudio en la submeseta norte española: la tumba de Los Zumacales (Valle Medio del Duero) y La Cabaña (comarca de La Lora). Crédito de la imagen: IJOA.
Según los investigadores, entre el 70% y el 90% de los huesos se habían fracturado, incluidos los huesos de los brazos, "en forma de mariposa", esto es,fracturas que resultaron de una fuerza aplicada perpendicularmente al hueso fresco. También se encontraron marcas de impacto en algunos de huesos, lo que indica la aplicación de fuerza de percusión o golpe. También se descubrieron marcas de corte en forma de V, probablemente hechas por personas que usaban herramientas de piedra para descarnar a los muertos.
Si bien estudios anteriores sugirieron que los esqueletos representaban entierros que fueron limpiados o apartados después de un tiempo, los investigadores del nuevo estudio propusieron que las fracturas y las marcas de corte eran parte de un "proceso de gestión de la muerte" que la gente empleaba según fuera necesario para tratar a sus compatriotas fallecidos.
"Es difícil interpretar la motivación de estas prácticas", dijo la arqueóloga de la Universidad de Valladolid,Angélica Santa-Cruz (izquierda),a Live Science en un correo electrónico. "Tales prácticas pueden haber estado dirigidas a acelerar los procesos de descomposición del cadáver cuando hubiera sido necesario, y algunos de estos huesos podrían haber sido, incluso, adorados como objetos funerarios o reliquias".
Sin embargo, los investigadores no pudieron descartar que la práctica del canibalismo funerario. Consumir la carne de los muertos es uncomportamiento humano antiguo, y se han encontrado muchos casos en todo el noroeste de Europa, particularmente durante el período Paleolítico Superior (hace entre 35.000 y 10.000 años). "Los patrones de fractura en los huesos de Los Zumacales, en particular, podrían reflejar canibalismo funerario, también llamado endocanibalismo o antropofagia, pero tal afirmación debe hacerse con gran precaución", escriben los autores en el estudio.
Radio izquierdo (CA/EX98) de la tumba de La Cabaña en vista anterior mostrando marcas de corte en su tercio distal del fuste. Diagrama de los cortes ubicados en el extremo distal del radio. Crédito de la imagen y dibujo: Fracisco Tapias López.
Los enclaves analizados tienen algunas otras pistas que ayudan a aclarar las prácticas funerarias. Poco se sabe de la vida de estos pueblos neolíticos porque se han encontrado pocas zonas de habitación. Santa-Cruz dijo que la población local probablemente cultivaba y buscaba comida, viviendo un estilo de vida seminómada centrado en la cría de animales.
Jess Beck (derecha), una arqueóloga de la University College Dublin, que no participó en el estudio, dijo a LIve Science que los autores merecen crédito en sus conclusiones al haber estudiado numerosos fragmentos de hueso. "Su examen aborda cómo y por qué las comunidades prehistóricas manipulaban huesos humanos como parte de rituales mortuorios desarrollados en varias etapas", afirma Beck. "En particular, el estudio presenta nuevas pruebas importantes del procesamiento 'perimortem' durante el Neolítico tardío en la península ibérica", afirma.
Ante la nueva información proporcionada por Angélica Santa-Cruz, el coautor del estudio,Javier Velasco-Vázquez, del Servicio de Patrimonio Histórico de Gran Canaria, al observar muy de cerca los huesos fracturados, sugiere que se necesitan más estudios similares sobre huesos de otras tumbas en el área para comprender mejor la diversidad de prácticas funerarias que tuvieron lugar en este tipo de enclaves.
Grupos genéticos de la península balcánica durante el primer milenio de la era común. Imagen: Pablo Carrión e Íñigo Olalde
Un estudio multidisciplinario ha reconstruido la historia genómica de la península balcánica durante el primer milenio de la era común, una época y un lugar de profundos cambios demográficos, culturales y lingüísticos. El equipo ha recuperado y analizado datos completos del genoma de 146 pueblos antiguos excavados principalmente en Serbia y Croacia (más de un tercio de los cuales procedían de la frontera militar romana en el enorme sitio arqueológico de Viminacium en Serbia), que coanalizaron con datos de el resto de los Balcanes y regiones cercanas.
El trabajo, publicado en la revista Cell, destaca el cosmopolitismo de la frontera romana y las consecuencias a largo plazo de las migraciones que acompañaron a la ruptura del control romano, incluida la llegada de personas que hablaban lenguas eslavas. El ADN arqueológico revela que, a pesar de las fronteras entre los Estados-nación que los dividen, las poblaciones de los Balcanes han sido moldeadas por procesos demográficos compartidos.
“La arqueogenética es un complemento indispensable de la evidencia arqueológica e histórica. Una imagen nueva y mucho más rica aparece a la vista cuando sintetizamos registros escritos, restos arqueológicos como ajuares funerarios y esqueletos humanos, y genomas antiguos”, dijo el coautorKyle Harper, historiador del mundo romano antiguo de la Universidad de Oklahoma.
Hubo un influjo demográfico masivo en los Balcanes desde el este durante el Imperio Romano, proveniente, de modo principal, del Mediterráneo oriental e incluso desde África Oriental
Después de que Roma ocupó los Balcanes, convirtió esta región fronteriza en una encrucijada, que, eventualmente, daría lugar a 26 emperadores romanos, incluido Constantino el Grande, quien trasladó la capital del Imperio a los Balcanes orientales cuando fundó la ciudad de Constantinopla.
El análisis del ADN antiguo realizado por el equipo muestra que durante el período de control romano, hubo una gran contribución demográfica de personas de ascendencia anatolia que dejó una huella genética a largo plazo en los Balcanes. Este cambio de ascendencia es muy similar a lo que un estudio anterior mostró que ocurrió en la propia megaciudad de Roma (el núcleo original del Imperio), pero es notable que esto también ocurriera en la periferia del Imperio Romano.
Sarcófago de Viminacium. Foto: Ilija Mikić.
Una sorpresa particular es que no hay evidencias de un impacto genético en los Balcanes de los inmigrantes de ascendencia itálica: “Durante el período imperial, detectamos una afluencia de ascendencia anatolia en los Balcanes y no de poblaciones descendientes del pueblo de Italia", dice Íñigo Olalde(derecha), investigador Ikerbasque de la Universidad del País Vasco y coautor principal del estudio. "Estos habitantes de Anatolia se integraron intensamente en la sociedad local. En 'Viminacium', por ejemplo, hay un sarcófago excepcionalmente rico en el que encontramos enterrados juntos a un hombre de ascendencia local y a una mujer de ascendencia de Anatolia".
El equipo también descubrió casos de movilidad esporádica de larga distancia desde regiones lejanas, como el de un adolescente cuya firma genética ancestral se asemeja más a la región de Sudán, en el África subsahariana, y cuya dieta infantil era muy diferente a la del resto de individuos analizados. Murió en el siglo II d.C., y fue enterrado con una lámpara de aceite que representa una iconografía del águila relacionada con Júpiter, uno de los dioses más importantes para los romanos.
“No sabemos si fue soldado, esclavo o comerciante, pero el análisis genético de su entierro revela que probablemente pasó sus primeros años en la región del actual Sudán, fuera de los límites del Imperio, y luego siguió un largo viaje que acabó con su muerte en 'Viminacium' (actual Serbia), en la frontera norte del Imperio”, afirma Carles Lalueza-Fox (izquierda),investigador principal del Instituto de Biología Evolutiva y director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona.
Cráneo de un individuo de origen subsahariano encontrado en Viminacium. La lámpara legionaria fue encontrada en su tumba. Foto: Miodrag Grbic
El Imperio Romano incorporó pueblos 'bárbaros' mucho antes de su colapso
El estudio identificó individuos de ascendencia mixta del norte de Europa y de las estepas pónticas en los Balcanes desde el siglo III, mucho antes de la ruptura final del control imperial romano. El análisis antropológico de sus cráneos muestra que algunos de ellos estaban deformados artificialmente, costumbre propia de algunas poblaciones de las estepas, incluidos grupos etiquetados por autores antiguos como “hunos”. Estos resultados reflejan la integración de personas de más allá del Danubio en la sociedad balcánica siglos antes de la caída del Imperio.
"Las fronteras del Imperio Romano diferían de las fronteras de los Estados-nación actuales. El Danubio sirvió como frontera geográfica y militar del Imperio. Pero también actuó como un corredor de comunicación crucial, permeable al movimiento de personas atraídas por la riqueza que Roma invirtió en su zona fronteriza”, afirma el coautor del estudio Michael McCormick (derecha), profesor Francis Goelet de Historia Medieval en la Universidad de Harvard.
Cráneo deformado del siglo IV de la era común, atribuido a un individuo de las estepas. Posible gépido o godo, si bien los hunos también practicaban la deformación craneal. Foto: Carles Lalueza-Fox.
Las poblaciones eslavas cambiaron la composición demográfica de los Balcanes
El Imperio Romano perdió permanentemente el control de los Balcanes en el siglo VI, y el estudio revela la posterior llegada a gran escala a los Balcanes de individuos genéticamente similares a las poblaciones modernas de habla eslava de Europa del Este. Su huella genética representa entre el 30% y el 60% de la ascendencia de los pueblos balcánicos actuales, lo que representa uno de los mayores cambios demográficos permanentes en toda Europa durante el período medieval temprano.
El estudio es el primero en detectar la llegada esporádica de inmigrantes individuales que precedieron durante mucho tiempo a movimientos de población posteriores, como una mujer de ascendencia de Europa del Este enterrada en un alto cementerio imperial. Luego, a partir del siglo VI, se observan inmigrantes de Europa del Este en mayor número; Al igual que en la Inglaterra anglosajona, los cambios demográficos en esta región se situaron en el extremo superior de lo que ocurrió en Europa y estuvieron acompañados de cambios lingüísticos.
"Según nuestro antiguo análisis de ADN, esta llegada de poblaciones de habla eslava a los Balcanes se produjo a lo largo de varias generaciones e involucró a grupos familiares enteros, incluidos hombres y mujeres", explica Pablo Carrión (izquierda), investigador del Instituto de Biología Evolutiva y coautor también del estudio.
El establecimiento de poblaciones eslavas en los Balcanes fue mayor en el norte, con una contribución genética del 50-60% en la actual Serbia, y gradualmente menor hacia el sur, con un 30-40% en la Grecia continental y hasta un 20% en las islas del mar Egeo.
"El importante impacto genético de las migraciones eslavas es visible no sólo en las poblaciones actuales de habla eslava de los Balcanes, sino también en lugares que hoy no hablan lenguas eslavas, como Rumania y Grecia", dice el coautor principal, David Reich (derecha), profesor de genética en el Instituto Blavatnik de la Facultad de Medicina de Harvard y profesor de biología evolutiva humana en la Facultad de Artes y Ciencias de Harvard.
Proporciones de poblaciones de ascendencia eslava, en negro, en los países actuales de la península balcánica y el Egeo. Imagen: Íñigo Olalde y Pablo Carrión.
Reuniendo a historiadores, arqueólogos y genetistas
El estudio implicó una colaboración interdisciplinaria de más de 70 investigadores, incluidos arqueólogos que excavaron los enclaves históricos, antropólogos, historiadores y genetistas. "Este trabajo ejemplifica cómo los datos genómicos pueden ser útiles para ir más allá de los debates polémicos en torno a la identidad y la ascendencia que se han inspirado en narrativas históricas arraigadas en los nacionalismos nacientes del siglo XIX y que han contribuido al conflicto en el pasado", advierte Lalueza-Fox.
El equipo también generó datos genómicos de diversos serbios actuales que podrían compararse con genomas antiguos y otros grupos actuales de la región.
"Descubrimos que no existía una base de datos genómica de los serbios modernos. Por lo tanto, hemos tomado muestras de personas que se identificaban como serbias basándose en rasgos culturales compartidos, incluso si vivían en diferentes países como Serbia, Croacia, Montenegro o Macedonia del Norte", dijo el coautor Miodrag Grbic (izquierda), profesor de la Universidad de Ontario occidental, Canadá.
El coanálisis de los datos con los de otros pueblos modernos de la región, así como con los individuos antiguos, muestra que los genomas de los croatas y los serbios son muy similares, lo que refleja una herencia compartida con proporciones similares de ascendencia eslava y balcánica local.
Esta fotografía muestra un acueducto romano que abastecía de agua a Viminacium, una gran ciudad romana. Crédito: Carles Lalueza-Foz
De esta forma, el estudio desmiente dos importantes creencias que carecen de base científica y que, junto a otras cuestiones, han sido base de conflictos bélicos.
De una parte, los balcánicos no son un pueblo eslavo porque su genoma sólo coincide en un 50% con el de éstos (procedente de la migración llegada a partir del siglo VI). El resto de su ADN corresponde a otros pueblos llegados hasta la región balcánica con posterioridad y a los allí existentes ya en aquellos momentos. "Pero la historia la escriben los vencedores y en algún momento", según apunta Grbic, "pudo interesar aproximarse a los rusos y se apoyó la teoría del pueblo eslavo".
La otra teoría ahora desmontada tiene mucho que ver con la guerra de los Balcanes que llevó a la desmembración de la antigua Yugoslavia amparándose en la diferenciación de sus habitantes. Ahora se ve como una guerra entre hermanos cuya diferencia llega desde el ámbito político o religioso, pero nunca genético.
"El análisis de ADN antiguo puede contribuir, cuando se analiza junto con datos arqueológicos y registros históricos, a una comprensión más rica de la historia de los Balcanes", dijo Grbic. “La imagen que surge no es de división, sino de historia compartida. La gente de la Edad del Hierro en todos los Balcanes se vio igualmente afectada por la migración durante la época del Imperio Romano y por la migración eslava más tarde. Juntas, estas influencias dieron como resultado el perfil genético de los Balcanes modernos, independientemente de las fronteras nacionales”, concluye.
Una nueva investigación sugiere que algunos de los primeros americanos podrían haber viajado sobre hielo marino de invierno por la costa desde Beringia hace 24.000 años.
Uno de los debates más candentes en arqueología es cómo y cuándo llegaron los humanos por primera vez a América del Norte. Los arqueólogos tradicionalmente han argumentado que la gentecaminaba a través de un corredor sin hieloque se abrió brevemente entre capas de hielo hace aproximadamente 13.000 años.
Pero un creciente número de hallazgos arqueológicos ygenéticos(incluidas huellas humanas en Nuevo México que datan de hace unos 23.000 años) sugiere que la gente llegó al continente mucho antes.
Estos primeros americanos probablementeviajaron a lo largo de la costa del Pacíficodesde Beringia, el puente terrestre entre Asia y América del Norte que surgió durante el último máximo glacial cuando las capas de hielo atraparon grandes cantidades de agua provocando la caída del nivel del mar.
Ahora, en una investigación que se presentó el viernes 15 de diciembre en la Reunión Anual de la Unión Geofísica Estadounidense (AGU23), en San Francisco, las reconstrucciones paleoclimáticas del noroeste del Pacífico insinúan que el hielo marino puede haber sido una forma de que la gente se desplazara más al sur.
La idea de que los primeros americanos del norte pudieran haber viajado a lo largo de la costa del Pacífico no es nueva. Probablemente la gente se encontraba al sur de las enormes capas de hielo que alguna vez cubrieron gran parte del continente hace al menos 16.000 años.
Foto: Las corrientes del Océano Pacífico sustentan un ecosistema diverso, visto aquí desde el espacio con floraciones verdes indicadoras de plancton fotosintetizado. Las corrientes más cálidas durante la edad de hielo también pueden haber apoyado los primeros asentamientos humanos. Crédito: NASA/Goddard Space Flight Center.
Dado que el corredor libre de hielo no estaría abierto hasta miles de años antes de estasprimeras llegadas, los científicos propusieron en cambio que la gente pudo haberse movido a lo largo de una "autopista de algas marinas". Esta teoría sostiene que los primeros americanos viajaron lentamente hacia América del Norte en barcos, siguiendo los abundantes bienes que se encontraban en las aguas costeras.
Los arqueólogos han encontrado evidencia de asentamientos costeros en el oeste de Canadá que datan de hace 14.000 años. Pero en 2020, los investigadores observaron que el agua dulce del derretimiento de los glaciares en ese momento puede haber creado una fuerte corriente que dificultaría que las personas viajaran a lo largo de la costa.
Carretera de hielo sobre aguas peligrosas
Para obtener una imagen más completa de las condiciones del océano durante estas ventanas cruciales de la migración humana, Summer Praetorius (izquierda), del Servicio Geológico de EE. UU. y sus colegas, observaron indicadores climáticos en los sedimentos oceánicos de la costa. La mayoría de los datos provienen de un diminuto plancton fosilizado. La abundancia y la química de estos organismos ayudan a reconstruir la temperatura, la salinidad y la capa de hielo del océano.
La presentación de Praetorious forma parte deuna sesión en AGU23sobre la historia climática y la geología de Beringia y el Pacífico Norte durante el Pleistoceno, la actual Edad de Hielo. La conferencia de una semana de duración ha traído a San Francisco este año a 24.000 expertos de todo el espectro de las ciencias terrestres y espaciales y ha conectado a 3.000 asistentes en línea.
El equipo de Praetorious utilizó modelos climáticos y descubrió que las corrientes oceánicas eran más del doble de fuertes que hoy durante el apogeo del Último Máximo Glacial, hace unos 20.000 años, debido a los vientos glaciales y a los niveles más bajos del mar. Si bien no es imposible remar, estas condiciones habrían hecho que viajar en barco fuera muy difícil, dijo Praetorius.
Imagen: Mapa de costas y extensión de hielo en varios períodos de tiempo A) 32,5 ka, B) 27,5 ka, C) 25 ka, D) 15 ka durante el Pleistoceno tardío, que muestra posibles rutas de migración en cada etapa.
Sin embargo, los registros también mostraron que gran parte de la zona albergaba hielo marino invernal hasta hace unos 15.000 años. "Como pueblo adaptado al frío, en lugar de tener que remar contra esta horrible corriente glacial, tal vez estaban usando el hielo marino como plataforma", dijo Praetorius.
Hoy en día, los habitantes del Ártico viajan a lo largo del hielo marino en trineos tirados por perros y motos de nieve. "Los primeros americanos también pueden haber utilizado la 'autopista del hielo marino' para desplazarse y cazar mamíferos marinos, abriéndose camino lentamente hacia América del Norte en el proceso", dijo Praetorius.
Los datos climáticos sugieren que las condiciones a lo largo de la ruta costera pueden haber sido propicias para la migración hace entre 24.500 y 22.000 años y hace 16.400-14.800 años, posiblemente ayudada por la presencia de hielo marino en invierno.
Imagen: Simulaciones de corrientes oceánicas en el Pacífico Noreste bajo diferentes condiciones climáticas y de nivel del mar
Si bien será complicado demostrar que la gente utilizaba el hielo marino para viajar, dado que la mayoría de los sitios arqueológicos están bajo el agua, la teoría proporciona un nuevo marco para comprender cómo los humanos pudieron haber llegado a América del Norte sin un puente terrestre ni un viaje fácil por el océano.
"Además, la autopista del hielo marino no es excluyente de otras migraciones humanas posteriores", dice Praetorius. Los modelos del equipo muestran que la corriente de Alaska se había calmado hace 14.000 años, lo que facilitó a la gente viajar en barco a lo largo de la costa.
"Nada está fuera de la mesa", dijo Praetorius. "Siempre nos sorprenderá el antiguo ingenio humano".
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