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Los neandertales no son la única especie cuya dentición se caracteriza por poseer esmalte fino

Tres de los siete premolares pertenecientes a 'Homo antecessor'. Laura Martín-Francés.

El Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) participa en un artículo publicado en la revista American Journal of Biological Antrhopology sobre los restos dentales de Homo antecessor, especie recuperada en el nivel TD6 del yacimiento de Gran Dolina (Atapuerca, Burgos), que revela nuevos aspectos sobre la biología de esta especie.

Los resultados de ese estudio, liderado por la investigadora Laura Martín-Francés (UCM-ISCIII y CENIEH, izquierda), sugieren que, aunque los neandertales siguen siendo la única especie cuya dentición se caracteriza por poseer esmalte fino, este rasgo ya estaba presente en el género Homo del Pleistoceno inferior europeo, hace alrededor de 900.000 años.

Y es que hace unos años se creía que los neandertales eran los únicos representantes del género Homo que poseían el esmalte fino. Sin embargo, nuevos análisis, principalmente los llevados a cabo en los restos dentales del nivel TD6 de Gran Dolina, han demostrado que la aparición del patrón de esmalte fino precede a los neandertales.

"Debido a su posición filogenética, su relación con neandertales y humanos modernos, la colección de Homo antecessor representa una oportunidad única para conocer cuándo apareció este rasgo del esmalte fino en nuestro género”, señala Laura Martín-Frances.

Esmalte fino y grueso

En este estudio, se han caracterizado el patrón del grosor del esmalte y su distribución en la corona, es decir qué zonas presentan el esmalte más fino o grueso, en siete premolares pertenecientes a dos individuos de Homo antecessor (TD6-H1 y TD6-H3) y su comparación con especies del registro fósiles y humanos modernos de varios yacimientos de Europa, China y África.

Gracias al uso de la microtomografía computarizada (mCT) e imágenes de alta resolución del Laboratorio de Microscopía y Microtomografía Computarizada del CENIEH, los autores han constatado la presencia de un patrón diferente en los dos individuos estudiados. Mientras que el individuo TD6-H1 presenta esmalte fino, con clara afinidad a la característica neandertal, el individuo TD6-H3 exhibe un patrón grueso de esmalte, similar al de la mayoría de especies fósiles y humanos modernos.

“Entre las posibles causas que pueden justificar la presencia de un patrón de esmalte diferenciado en los individuos de la misma especie, creemos que la más plausible es la variabilidad dentro de una misma población”, señala Laura Martín-Francés.

Fuente: cenieh.es | 19 de enero de 2023

Lalueza-Fox, experto mundial en ADN antiguo: 'Descendemos de quienes practicaron la desigualdad'

El científico Carles Lalueza-Fox, en una imagen cedida por la editorial Crítica.

La paleogenética, la disciplina que recupera y analiza genomas antiguos, ha revolucionado en los últimos años nuestra comprensión del pasado. Gracias a esta ciencia, los investigadores pueden ahora comprender el impacto de las migraciones registradas hace miles de años analizando directamente restos de individuos de los pueblos que intervinieron en estos procesos. Es un puzle de una complejidad enorme, pero sin duda fascinante y que indaga en los orígenes del humano moderno.

Uno de los principales expertos del mundo en ADN antiguo es Carles Lalueza-Fox (Barcelona, 1965), director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona e investigador del Instituto de Biología Evolutiva. Sus trabajos han logrado recuperar genomas de neandertales, pero también de numerosos individuos más recientes que han permitido arrojar luz y reconstruir estos movimientos poblacionales, que fueron mucho más frecuentes de lo que se pensaba.

Observando con calma los resultados de todas estas investigaciones, el biólogo evolutivo descubrió que las migraciones y los encuentros entre las distintas poblaciones asentadas en la misma tierra, probablemente con organizaciones sociales dispares y lenguajes mutuamente ininteligibles, posibilitaron la aparición de diferentes fuentes de desigualdad. Eso es lo que cuentan las marcas genéticas impresas en los esqueletos anónimos.

"Hay episodios de desigualdad donde intervienen sociedades avanzadas respecto a las tradicionales, hombres sobre mujeres o grupos con innovaciones tecnológicas como la domesticación del caballo sobre las que no. Esto ocurre de manera reiterada y se constata por los cambios de ancestralidad en los genomas de las personas implicadas en estos movimientos", explica a este periódico Lalueza-Fox, que acaba de publicar Desigualdad. Una historia genética (Crítica), un extraordinario e iluminador libro en el que recoge los últimos descubrimientos paleogenéticos y rastrea los orígenes de un problema que se está disparando en el presente.

En 2019, el investigador y su equipo publicaron en la revista Science un artículo chocante que revelaba que durante el periodo comprendido entre los años 2400 y 2000 a.C., durante la Edad del Bronce, el linaje neolítico masculino predominante hasta entonces en la península ibérica, proveniente de grupos de Europa central, fue sustituido por el de los llamados yamnayas, las poblaciones de las estepas del este del continente. Es decir, los migrantes dejaron sin posibilidad de descendencia a los varones locales.

Fue un proceso en el que se manifiesta una sólida desigualdad, ¿pero estuvo articulado por la violencia? "Cuando llegan a Iberia, los nómadas de las estepas llevan 500 años cruzando Europa, donde sí dejaron signos de masacres y muertes terribles. Además, habían domesticado el caballo, lo que les permitía mucha más movilidad, además de ser un arma poderosa", detalla el genetista. "No obstante, en la península bérica su aparición no parece muy disruptiva desde el punto de vista arqueológico. Hay que pensar en procesos complejos que a veces necesitan algún tipo de estructuración social para llevarse a cabo, y que pueden provocar desde episodios de violencia hasta de convivencia".

"El vínculo entre desigualdad y agresividad es tenue, pero no me parece improbable. En el Pleistoceno medio ya hay evidencias de agresión, y creo que es posible que este fuera uno de los mecanismos para asentar episodios de desigualdad", añade. En la Sima de los Huesos de Atapuerca, por ejemplo, se han documentado una veintena de cráneos reventados de hombres y mujeres adultos, jóvenes y niños que habitaron el lugar hace 400.000 años.

Cráneo 11 recuperado en la Sima de los Huesos, Atapuerca, Burgos.

"Desde el punto de vista del registro paleontológico, hay evidencias de violencia antes del Neolítico y luego momentos en los que la desigualdad se incrementa más fácilmente; por ejemplo, con el desarrollo de la agricultura, que provocó que las poblaciones acumulasen excesos y controlasen recursos, y cuando aparecen las sociedades palatinas o los reinos en la Edad del Bronce", detalla el investigador.

Sobre el caso concreto del poblamiento de la península ibérica otro estudio reciente ha revelado más migraciones a principios de la Edad del Hierro— todavía quedan unos cuantos interrogantes por resolver. "La parte más antigua es un misterio", confiesa Lalueza-Fox. "El genoma humano moderno más antiguo que tenemos de Iberia es un individuo de hace unos 18.000 años hallado en la cueva de El Mirón. Tenemos genomas de neandertales, pero nada entre ellos y este sujeto. Sería muy interesante conocer el Paleolítico Superior ibérico porque la Península fue un refugio probable durante el Último Máximo Glacial (hace entre 26.500 y 19.000 años) y es crucial para comprender el poblamiento de esta época en Europa que tiene muchos cambios de ancestralidad". También dice que hay muy pocos datos genéticos publicados sobre los últimos 2.000 años.

Foto: Momento del hallazgo de restos de un neonato en Monte Bernorio, Palencia. Equipo Monte Bernorio IMBEAC.

Cromosoma Y

En el ensayo, el biólogo evolutivo aborda otros temas interesantes como la herencia de la riqueza, fenómeno que se observa en los ajuares de las necrópolis, en la abismal diferencia entre los objetos que acompañaron los enterramientos de los miembros de la élite y de la gente común; o el sesgo de género, según el cual los hombres y las mujeres no contribuyeron por igual a las poblaciones mixtas actuales. Algunos de los factores que lo explican son la patrilocalidad, una estrategia de apareamiento según la cual los varones forman clanes patrilineales y se desplazan menos que las mujeres, o la poliginia, una práctica social que consiste en que un hombre puede aparearse con varias mujeres.

Es paradigmático el ejemplo del conquistador mongol Gengis Kan. Tanto él como sus descendientes tuvieron numerosas esposas y descendientes. Un estudio de 2003 descubrió que una combinación de marcadores genéticos del cromosoma Y, solo presente en los varones, se encontraba en 16 millones de hombres asiáticos. Cuando el análisis se circunscribió a la zona que ocupó el Imperio mongol, el linaje esta presente en el 8% de los individuos masculinos.

"El cromosoma paterno que se transmite de padres a hijos es el que más ha sufrido por culpa de la desigualdad", resume Lalueza-Fox, pero también el que ha contribuido en mayor porcentaje a las poblaciones mixtas actuales. En Norteamérica, por ejemplo, cuando se han analizado genomas enteros se has visto que los afroamericanos tienen de promedio un 24% de genes europeos —la marca genética de la conquista iniciada en el siglo XVI—. "En algunos casos el 90% del cromosoma Y es europeo mientras que el ADN mitocondrial, afroamericano. Imagino que para estos grupos representa una herencia problemática porque proviene de episodios de dominación social", valora el genetista.

Diadema de plata hallada en la tumba principesca del yacimiento de La Almoloya, Murcia.

Mujer con diadema argárica - Luis Siret.

En su ensayo, por el que discurren Tutankamón, el arquero de Amesbury o la princesa de El Argar, ofrece un novedoso enfoque para abordar un tema de máxima actualidad como la desigualdad socioeconómica, que se ha visto agravada por la pandemia. "La desigualdad es un fenómeno prevalente en el pasado que ha modelado los genomas de la población actual: los que estamos aquí somos descendientes de los que practicaron la desigualdad", analiza Lalueza-Fox.

Episodios similares en el pasado se han resuelto a través de guerras, revoluciones o catástrofes naturales. "Pero no sabemos si son consecuencia de la propia desigualdad. Lo que está claro es que el nivel actual no es bueno para la estabilidad del sistema", comenta.

Si bien hace poco más de una década era impensable una riada de estudios genéticos tan revolucionarios, el investigador no considera que a corto plazo se vaya a desarrollar una nueva tecnología que vuelva a cambiarlo todo. "Ahora hay algunas investigaciones que se acercan a estudiar los genomas de mil individuos; en el futuro quizá haya alguno de 10.000", hipotetiza.

En cualquier caso, el límite siempre va a ser la presencia de restos humanos que analizar, por mucho que en algunos lugares como Atapuerca ya se haya logrado recuperar ADN del sedimento e identificar individuos sin la presencia de sus huesos. "Lo que hace falta es una mejor integración con otras fuentes y disciplinas que investigan el pasado. La genética observa cosas, pero después hay que volver a mirar el registro arqueológico. Se requiere una visión multidisciplinar que todavía no existe".

Fuente: elespanol.com | 11 de enero de 2023

Hallan en la Cueva del Ángel, en Lucena, los restos humanos más antiguos de Córdoba: un diente molar de más de 100.000 años

Corona del diente molar (derecha) y raíz incrustada en la roca sedimentaria (izquierda).

La Cueva del Ángel de Lucena (Córdoba) encierra una parte importante de la evolución humana. El paleontólogo Cecilio Barroso y su equipo acaban de dar cuenta del hallazgo del resto humano más antiguo de Córdoba, un diente molar con unos 104.300 años de antigüedad, un "extraordinario hallazgo" que supone un "punto y aparte" en las excavaciones que desde hace 25 años realiza la Fundación Instituto de Investigación de Prehistoria y Evolución Humana en la localidad de la Subbética.

Los pequeños fragmentos de dentina desprendidos de la raíz de la pieza dental permitieron realizar una datación directa de la misma por el método conocido como racemización del ácido aspártico, que se basa en determinados cambios estructurales que se producen en este aminoácido a lo largo del tiempo y que permiten determinar la antigüedad de un espécimen conociendo la tasa a la que se producen dichos cambios.

Vista oclusal del molar: fotografía (izquierda) y reconstrucción 3D a partir de la micro-CT de la corona completa (centro) y la dentina (derecha).

Hasta el momento, los arqueólogos habían recuperado miles de huesos pertenecientes a animales y alrededor de 5.000 fragmentos de neandertales, pero nunca un hueso perteneciente a un homínido preneandertal. De ahí la importancia del hallazgo, publicado recientemente en el American Journal of Biological Anthropology.

"En Andalucía solo existe un hueso más antiguo, un diente de leche hallado en Orce, en la provincia de Granada, de hace 1.100.000 años, que es además el más antiguo de Europa", expone Barroso (izquierda).

El diente recuperado en Lucena, perteneciente a un adulto, es un tercio inferior derecho, conservado en dos partes, según describe el artículo. La corona del diente permanece casi en su totalidad, mientras que la raíz quedó dentro de la roca sedimentaria. Este resto óseo se mantiene un buen estado de conservación y se corresponde con los niveles más recientes de ocupación de la cueva Para Barroso, "este hallazgo extraordinario acerca la Cueva del Ángel a Atapuerca", el yacimiento de la provincia de Burgos declarado Patrimonio Mundial por la Unesco.

Ciertamente, algunas características de esta pieza dental la acercan a poblaciones relacionadas con la Sima de los Huesos de Atapuerca (~430.000 años), en la que ya se observan numerosos aspectos de los neandertales posteriores y con los que existe una estrecha relación genética. El molar de la Cueva del Ángel tiene unas dimensiones pequeñas en comparación con los terceros molares neandertales, dimensiones que son comparables con las de los individuos de la Sima de los Huesos. Por otra parte, el molar de Lucena sólo tiene 4 cúspides principales, mientras que los neandertales tienen 5 cúspides en el tercer molar, y la única población del Pleistoceno Medio y Superior en la que se observan especímenes sin la quinta cúspide es de nuevo la de la Sima de los Huesos.

No obstante, mientras en Atapuerca las excavaciones han profundizado hasta el millón de años, en Lucena se han quedado en torno a los 350.000, si bien el experto considera que, si se mantienen los trabajos, ahora paralizados, podrían llegar hasta los 800.000 años de antigüedad "sin problema".

Aspectos de la corona del diente molar recuperado en la Cueva del Ángel de Lucena. / EL DÍA

El yacimiento de la Cueva del Ángel cuenta con tres áreas: la identificada como la 'chapa', una zona actualmente al aire libre resguardada bajo un techumbre de metal; la 'covacha', una pequeña cavidad, y la 'sima', que sirvió de osario durante miles de años y donde se han recuperado la gran mayoría de restos humanos. El diente perteneciente al homínido, sin embargo, se extrajo bajo la 'chapa', una zona donde se investiga los restos de un gran fuego que habría permanecido encendido durante generaciones, pues los preneandertales tenían capacidad mantener el fuego, pero no sabían hacerlo. "En torno a él se realizaban todo tipo de actividades, como la traída de animales, la descarnación o la ingesta", explica Barroso.

El molar de Lucena, que es el tercer molar inferior derecho, se encuadra en el inicio del Pleistoceno Superior en una fase climática denominada Estadio Isotópico Marino 5, un tiempo que se corresponde cuando neandertales tempranos habitaban el continente.

Presenta características anatómicas típicas de los neandertales y que, por el contrario, son muy infrecuentes en los humanos modernos y otras poblaciones del Pleistoceno. Entre estas características destaca la combinación de una fóvea anterior y una cresta media del trigónido, que es un puente de esmalte que une las dos cúspides mesiales (anteriores) de los molares inferiores. En cuanto a la raíz, a pesar de no conservar el ápice, el molar de la Cueva del Ángel reproduce el patrón de los neandertales que, a diferencia de los humanos modernos, no presentan dos raíces en los molares inferiores, sino que sólo tienen una raíz de forma cilíndrica que puede bifurcarse en su extremo. Además, la cámara pulpar (la cavidad interior de los dientes) de los molares neandertales es grande y alargada verticalmente, característica que se conoce como taurodontismo y que sólo se observa en bajas frecuencias entre los humanos modernos. La micro-CT del molar de la Cueva del Ángel ha permitido observar que se trata de un molar taurodonto.

Vista bucal del molar con la restitución de la corona y la raíz: reconstrucción 3D a partir de la micro-CT del molar con el esmalte en rojo (izquierda), modelo semitransparente con la cavidad pulpar opaca (centro), y modelo sin el esmalte (derecha) que permite apreciar la superficie de la dentina.

Por otra parte, Barroso explica que "En aquella época, los homínidos cazaban y carroñeaban lo que podían, pero tenían necesidades y ante nuevos retos se encontraban soluciones en la Cueva del Ángel", dice Barroso

Habitualmente, se piensa que los individuos iban desnudos, pero aquí se han encontrado útiles exclusivamente destinados a cortar y alisar pieles. "Es la primera vez que esto aparece en el mundo, y nos indica que tenían la necesidad de cubrirse. Y también, posiblemente, sea la primera vez que empezaron a enmangar artefactos, es decir, que construían un mango con resina para hacer la herramienta mucho más efectiva", precisa el paleontólogo.

Foto: Cueva del Boquete Zafarraya (Málaga), donde se ha hallado una mandíbula y un fémur neandertales.

El otro hecho fundamental es el uso del fuego. En Europa y en Asia aparece en torno al 300.000 a.C., pero en la Cueva del Ángel, como mínimo, hay restos de 350.000 años, 50.000 años antes de lo que se pensaba. "Es impresionante. Los homínidos de Atapuerca coinciden en el tiempo con los de la Cueva del Ángel, pero allí no ha aparecido ni un gramo de carbón vegetal", compara. La hipótesis es que, en torno a 400.000 años, como mínimo, los primeros homínidos se asientan en la Cueva del Ángel. Recolectaban el fuego, probablemente ocasionado por un rayo, y lo conservaban durante generaciones.

Desde la covacha, el homínido de la muela vería zonas lacustres y una gran cantidad de agua, lo que ahora es el campo de Aras y el arroyo Salado. El paisaje estaría lleno de manadas de elefantes, rinocerontes, bisontes, caballos, ciervos, jabalíes, osos... "El entorno era para ellos el paraíso. Posiblemente, las manadas no emigraban en verano porque el clima era mediterráneo y había agua todo el año. Lo que da cohesión a este grupo es el fuego, que es el mayor invento de la humanidad. Les permitía procesar los alimentos, destruir bacterias, calentarse y ahuyentar a las fieras", describe Barroso.

La aparición de este molar sitúa a la Cueva del Ángel entre los escasos yacimientos andaluces que han proporcionado fósiles de homininos, entre los que destaca por su número la cueva del Boquete de Zafarraya (Alcaucín, Málaga), excavada por el propio Cecilio Barroso entre los años 80 y 90.

Fuentes: eldiadecordoba.es | andalucíacentro.com | glamourlucena.es | 16 de diciembre de 2022

Investigan la relación entre fósiles humanos británicos y de Atapuerca

Cuatro especies humanas están representadas aquí (Homo erectus, Homo heidelbergensis, Homo neanderthalensis, Homo sapiens). Imagen © The Trustees of the Natural History Museum, Londres.

Reconstruir la historia de la evolución humana es una tarea innegablemente compleja. Sin embargo, una nueva investigación nos acerca a comprender cómo los primeros humanos en Gran Bretaña pueden haber estado relacionados con otras poblaciones europeas hace más de 400.000 años.

En la década de 1990, se desenterraron un hueso parcial de la parte inferior de una pierna, una tibia, y dos dientes fósiles en un sitio arqueológico en Boxgrove, West Sussex. Los fósiles de Boxgrove, que datan de hace unos 480.000 años durante el Pleistoceno Medio, son los restos humanos más antiguos descubiertos en el Reino Unido y se identificaron como probablemente pertenecientes a la antigua especie humana Homo heidelbergensis.

Los científicos están tratando ahora de determinar si los humanos de Boxgrove pertenecen a la misma población que otros fósiles humanos primitivos descubiertos en la Sima de los Huesos, en Atapuerca, España, los cuales datan de un período de tiempo similar.

A) Mapa de ubicación y B) cronología de muestras clave de homínidos del Pleistoceno medio europeo en relación con la estratigrafía isotópica de oxígeno de foraminíferos bénticos (Lisiecki y Raymo, 2005).

El nuevo estudio, publicado en Journal of Human Evolution, encontró que los dientes incisivos de Boxgrove encajan cómodamente dentro del rango de dientes fósiles encontrados en la Sima de los Huesos, en España. Por lo tanto, potencialmente podrían representar poblaciones similares. Sin embargo, la tibia de Boxgrove difiere significativamente de las descubiertas en España, lo que sugiere que podría pertenecer a poblaciones completamente separadas.

Chris Stringer (izquierda), experto en evolución humana en el Museo de Historia Natural de Londres, y coautor del estudio, dice: “Tenemos dos opciones. Primero, supongamos que los incisivos y la tibia de Boxgrove son de la misma población. En ese caso, pertenecen a una población diferente a la de la Sima de los Huesos en España, dado que la tibia de Boxgrove tiene rasgos más primitivos".

“Ahora bien, debido a que los incisivos de Boxgrove se encontraron en estratos más bajos y, por lo tanto, antes de que apareciera la secuencia de depósitos en que se encontró la tibia, la otra opción es que esos individuos de Boxgrove representen dos poblaciones diferentes. En otras palabras, los incisivos de Boxgrove y de la Sima de los Huesos podrían representar a la misma población, pero las tibias de Boxgrove son diferentes. Así que ese es el problema".

¿Qué es el Homo heidelbergensis?

El Homo heidelbergensis es una especie de humano primitivo descrita por primera vez a partir de una mandíbula fósil descubierta en 1907 (derecha) cerca de Heidelberg, en Alemania. A menudo se argumenta que esta especie no solo vivió en Europa, sino también en África y probablemente en Asia hace entre 700.000 y 300.000 años. Sin embargo, algunos investigadores sienten que el nombre se ha aplicado a una gama demasiado amplia de fósiles de este período de tiempo.

El descubrimiento de herramientas de piedra de más de 700.000 años en Suffolk y Norfolk muestra que los humanos vivían en Gran Bretaña mucho antes que los de Boxgrove. Sin embargo, los fósiles de Boxgrove son los primeros restos humanos en Gran Bretaña de los que actualmente hay evidencia física en lugar de arqueológica. Pero tratar de definir si pertenecen a la especie Homo heidelbergensis no es fácil.

“Toda la historia de la especie 'Homo heidelbergensis' se ha vuelto mucho más complicada”, dice Chris. “Desde el descubrimiento de Boxgrove, se han atribuido muchos más fósiles a 'Homo heidelbergensis' y, además, muestran mucha variación. Cuando en la década de los 90 se empezaron a encontrar los fósiles de la Sima de los Huesos, también se les llamó Homo heidelbergensis".

“Si un fósil no parecía pertenecer a 'Homo erectus' o al 'Homo sapiens' o a los neandertales, a menudo se lo colocaba en la categoría de 'Homo heidelbergensis'. Pero desde entonces se ha trabajado más en los fósiles de la Sima de los Huesos, los cuales mostraron que era mucho más probable que pertenecieran a neandertales primitivos, según las características físicas y el análisis de ADN de los mismos".

Tibia humana de Boxgrove. Wikipedia.

¿Por qué se comparan los fósiles de Boxgrove con los de España?

Los fósiles encontrados en la Sima de los Huesos representan la mayor muestra de fósiles humanos primitivos jamás descubierta pertenecientes a la época del Pleistoceno Medio. Muchos de estos fósiles están inusualmente bien conservados, y se cree que provienen de unas 29 personas diferentes. Por lo tanto, este sitio puede revelar mucho sobre esta población que existió hace unos 430.000 años.

"Tratar de reconstruir cómo las poblaciones humanas eran similares durante el Pleistoceno Medio es complicado, ya que los fósiles son muy escasos y están dispersos", dice Chris. "Es difícil reconstruir las evidencias cuando estamos tratando de hacer coincidir una mandíbula hallada en Alemania con un hueso de la pierna hallado en Gran Bretaña".

"La muestra de humanos fósiles de España es, con mucho, la más grande de este período del Pleistoceno Medio respecto a cualquier parte del mundo. En consecuencia, podemos comparar los dos incisivos y la tibia de Boxgrove con los 22 incisivos y las siete tibias encontradas en la Sima de los Huesos".

"Hemos descubierto que los incisivos de Boxgrove encajan cómodamente dentro de las muestras dentales de la Sima de los Huesos, y, por lo tanto, también podrían representar una población neandertal temprana en lugar de clasificarlos como pertenecientes a 'Homo heidelbergensis', pero la tibia no coincide con las halladas en la Sima de los Huesos. Por lo tanto, la tibia es algo diferente, pero si la misma es representativa de un 'Homo heidelbergensis', o de otra especie, no podemos decirlo a partir de esta investigación".

Mandíbula AT-1, primer fósil oficialmente descubierto en la Sima de los Huesos.

¿Cómo se analizaron los fósiles?

Para determinar la relación entre los fósiles, el equipo ha estudiado las características externas y empleado la tomografía computarizada para un análisis más profundo.

La Dra. Lucile Crété (izquierda), investigadora del Museo de Historia Natural de Londres, y coautora del estudio, dice: "Los avances en el campo de las imágenes en 3D y el análisis de reconstrucción virtual en los últimos años han ayudado a ampliar nuestro conocimiento de los dientes fósiles y la morfología y estructura ósea en todo el complejo registro fósil de homínidos pertenecientes al Pleistoceno Medio".

"Los datos de TC adquiridos para este estudio han sido esenciales para comparar los fósiles de Boxgrove y de la Sima de los Huesos, así como otro material comparativo para ayudar a hacer una historia coherente".

Desde el descubrimiento de los fósiles de Boxgrove, se ha analizado más material del Pleistoceno Medio con más detalle. Sin embargo, se ha revelado que la historia de la evolución humana y cómo se relacionaron las poblaciones es aún muy compleja.

El Dr. Matthew Pope (derecha), del Colegio Universitario de Londres, y coautor del artículo, dice: "Esta investigación nos acerca un paso más a la comprensión de cómo la gente de Boxgrove estaba relacionada con otras poblaciones europeas durante el Pleistoceno Medio".

“La imagen es compleja, dado que los dientes de Boxgrove parecen cercanos a los de Sima de los Huesos, pero la tibia es un poco más distante. No obstante, debemos recordar que estos fósiles se encontraron en diferentes sedimentos del yacimiento de Boxgrove. Establecer qué tan separados en el tiempo están estos sedimentos entre sí es ahora una importante pregunta de investigación que la ciencia debe abordar”.

Fuente: nhm.ac.uk | 14 de noviembre de 2022

El arqueólogo Eudald Carbonell nos da 10 claves para culminar la evolución humana en 'El porvenir de la humanidad'


Eudald Carbonell. Foto de Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

El Porvenir de la Humanidad. 10 claves para culminar la evolución humana es el último libro de divulgación a modo de ensayo escrito por el arqueólogo y codirector del Proyecto Atapuerca Eudald Carbonell i Roura.

El libro ha sido publicado por la editorial RBA, salió a la venta el pasado 20 de octubre, y en él, su autor señala que el Homo sapiens se encuentra en un momento crucial de su evolución. La sociedad está colapsando, pues se basa en un sistema económico que genera desigualdad, y que tiene un impacto negativo en la ecología al acelerar los cambios en la biosfera a un ritmo que aún no somos capaces de procesar.

El arqueólogo afirma que los Homo sapiens se encuentran en un “momento crucial” de su evolución, enfrentándose a un “escenario incierto” y avisa de la importancia de no dejar el presente “en manos del azar o de los intereses de unos pocos”.

¿Qué debemos hacer? ¿Qué necesitamos para asegurar el futuro de la humanización? ¿Sobre qué bases debe construirse el humanismo tecnológico —la forma humana, racional y crítica en que evoluciona una especie competente— Para que tenga éxito en la transformación del Homo sapiens?

Con el fin de ayudar al ser humano en este proceso, Carbonell se centra principalmente en diez conceptos sobre los que debemos reflexionar para lograr construir una “sociedad del pensamiento”. La conciencia crítica de la especie, la individualidad colectiva, la socialización de la tecnología, la conciencia operativa, el fin de la globalización, el inicio de la planetización, el incremento de la diversidad, la desaparición de los líderes y de la jerarquía social; así como la feminización de la especie y el equilibrio social y ecológico de la especie son los temas sobre los que reflexiona.

Algunos de los diez temas que trata en esta obra son nuevos (influenciados en parte por la crisis sanitaria del COVID-19), y otros ya habían sido tratados con anterioridad en sus libros como en "La Conciencia que quema Ens Farem Humans" y "Elogio del Futuro".

Entre muchas de las cuestiones planteadas, el autor avisa de la necesidad de sustituir la globalización por la "planetización", un concepto que incluye la recuperación de la diversidad de la sociedad y de los territorios.

También, por ejemplo, en el capítulo 5 sobre el fin de la globalización, Carbonell explica las razones por las cuales se debe abortar este concepto, dado que es el “error más importante que se ha cometido en nuestra especie”, y afirma que se ha “uniformizado el planeta”, lo que provoca que se esté perdiendo diversidad “a marchas forzadas”.


El arqueólogo y catedrático de Prehistoria de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona Eudald Carbonell / EFE

Como conclusión, debo decir que se trata de una obra recomendada, de fácil lectura (hasta el autor ha prescindido de las notas a pie de página) y bastante amena, donde se mezclan conceptos filosóficos, científicos y antropológicos en torno a diez conceptos que plantea sobre ‘El porvenir de la humanidad’ los cuales nos invita a reflexionar y discutir, de forma que se pueda “cambiar la forma de actuar de los humanos en el planeta”, nos plantea una alternativa ante una posible extinción. Un decálogo que pretende garantizar la continuidad del Homo sapiens tanto en nuestro planeta, como fuera de él.

Si quieres descubrir y aprender más de esta nueva obra de Eudald Carbonell, adquiere ya tu ejemplar desde la página oficial de RBA en https://www.rbalibros.com/rba-no-ficcion/el-porvenir-de-la-humanidad_6933 a un precio bastante asequible, sobre los 17 euros.

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS:

Precio: Entre 16€ y 18€

Nº de páginas: 192

Editorial: RBA LIBROS

Idioma: CASTELLANO

Encuadernación: Tapa blanda

ISBN: 9788491875826

Año de edición: 2022

Traductor: MONTSERRAT TRIVIÑO GONZALEZ

Fecha de lanzamiento: 20/10/2022

Alto: 21.3 cm

Ancho: 14 cm

Grueso: 1.3 cm

Peso: 200 gr

Un estudio de distintos cráneos de homínidos plantea la posibilidad de la existencia de una nueva especie humana

Ilustración de un cráneo humano fósil cortado por la mitad para mostrar todas las estructuras anatómicas internas, incluidos los senos frontales en rojo. © A. Balzeau CNRS/MNHN

Un equipo internacional ha investigado los senos frontales en todas las especies de la evolución humana utilizando imágenes de TAC (Tomografía computarizada). A diferencia de las radiografías tradicionales, el TAC permite estudiar el cráneo en tres dimensiones, como si fuera transparente.

En el trabajo ha participado el director científico del Museo de la Evolución Humana (MEH), Juan Luis Arsuaga, el cual ha estudiado los fósiles de Atapuerca (Burgos) y de Aroeira (Portugal). En concreto, de Atapuerca se han estudiado 6 individuos. 5 cráneos de la Sima de los Huesos (Atapuerca): SH5, SH12, SH13, SH15, SH17 y el cráneo encontrado en Gran Dolina. El artículo de investigación se ha publicado en la revista Science Advances.

Figura sintetizada del seno. Diagrama que resume las variaciones observadas en los senos frontales durante la evolución humana. © A. Balzeau CNRS/MNHN. La línea diagonal separa los taxones con diferentes limitaciones en la morfología de los senos (los especímenes no se muestran a escala; están organizados cronológicamente de abajo a arriba). A la derecha, el tamaño y la forma de los senos depende del tamaño del cráneo (lo que indica una débil restricción en el desarrollo de los senos por parte de las estructuras anatómicas circundantes y grandes superestructuras frontales que proporcionan un espacio potencial para la expansión, dando a los senos la oportunidad de desarrollarse isométricamente con el tamaño endocraneal) en los géneros Pan, Gorilla, Sahelanthropus, Australopithecus y Paranthropus. A la izquierda, el cráneo, el cerebro y los senos paranasales varían juntos. Los resultados confirman la existencia de grupos distintos dentro de los homininos con características propias.

Aunque parezca sólido hay mucho hueco en el cráneo humano. Está, para empezar, la gran cavidad donde se alojan el cerebro y el cerebelo. Y están también los senos maxilares, porque la cara es aire con unas finas paredes de hueso. Finalmente, por encima de los huesos nasales y de las órbitas, en el hueso frontal, hay senos, que han sido el objeto del presente trabajo.

"La enorme cantidad de información publicada en el artículo es una mina para futuros estudios de la neumatización frontal, porque nunca se había puesto a disposición de la comunidad científica un catálogo de fósiles tan completo como este. La gran pregunta que se busca responder es esta: ¿de qué depende el tamaño de los senos frontales en un cráneo?

Las respuestas que se han dado en el pasado, cuando solo se contaba con las placas radiográficas de unos pocos fósiles, son muy variadas. ¿El desarrollo de los senos frontales tiene que ver con el sexo del individuo? ¿Con el desarrollo del toro supraorbitario en cada especie? ¿Con la biomecánica de la masticación y la disipación de esfuerzos, es decir, con la alimentación? ¿Con el aislamiento del cerebro del frío exterior en ambientes árticos? La lista de conjeturas que se han propuesto es larguísima", afirma Juan Luis Arsuaga (izquierda).

En el estudio se analizan todas las alternativas, se descartan algunas y se abren otras posibilidades, porque este es un trabajo que servirá para la reflexión y para el debate. Entre las conclusiones hay una muy interesante para el director científico del MEH: "La forma de los senos frontales y la del lóbulo frontal del cerebro están relacionadas a partir de Homo erectus".

Reconstrucción virtual del Cráneo 5 de la Sima de los Huesos con los senos frontales en opaco. Vista anterior. © E. Santos y JL Arsuaga UCM

Reconstrucción virtual del Cráneo 5 de la Sima de los Huesos con los senos frontales en opaco. Vista lateral. © E. Santos y JL Arsuaga UCM.

Reconstrucción virtual del Cráneo 5 de la Sima de los Huesos con los senos frontales en opaco. Vista superior. © E. Santos y JL Arsuaga UCM.

A los investigadores de Atapuerca les interesan todos los fósiles desde Homo erectus, porque los yacimientos abarcan más de un millón de años. Pero hay tres cráneos que merecen una mención aparte. Son los de Broken Hill (Kabwe), en Zambia, el de Bodo, en Etiopía, y el de Petralona, en Grecia. El desarrollo de los senos frontales es descomunal en estos tres ejemplares, que, por compartir este rasgo, han sido agrupados bajo el nombre específico de Homo rodhesiensis.

"Como son ejemplares aislados, en los tres casos, podría tratarse de simple variabilidad poblacional, pero la Sima de los Huesos, en Atapuerca, que es de la misma época, ha proporcionado muchos cráneos y nada parecido a esos monstruosos senos frontales se ha encontrado. En consecuencia hay que tomarse en serio la posibilidad de que en África y Europa viviera una especie (Homo rodhesiensis) que no pertenecía a la línea de los neandertales ni a la de los humanos modernos", apunta Juan Luis Arsuaga.

Fuentes: museoevolucionhumana.com | agenciasinc.es| 21 de octubre de 2022

Arqueólogos españoles en la cuna de la humanidad

Yacimiento de Olduvai. (Ignacio de la Torre)

¿Por qué somos quienes somos? Para responder a esta pregunta, que siempre ha obsesionado a la humanidad, hay que asomarse a la ventana de nuestro pasado. Y una de las mejores ventanas es el yacimiento de Olduvai (Tanzania), sito en el incomparable paisaje tanzano del Serengueti. Dicen que el Serengueti y el Ngorongoro, muy cerca del majestuoso monte Kilimanjaro, son de los lugares más bellos de África por la acumulación de vida animal.

En muchas ocasiones, los turistas se concentran en el safari fotográfico de leones, guepardos o elefantes, ignorando el maravilloso museo sobre nuestra evolución que tienen justo al lado. Según entraba a visitarlo, un norteamericano, que me había escuchado hablar, se dio la vuelta y me preguntó: "¿Eres español?". Yo dije que sí, y me respondió: "Aprovecha y acércate al yacimiento porque ahora mismo hay arqueólogos españoles trabajando".

Bajando nervioso hacia las excavaciones arqueológicas, observé unas figuras. Mi guía tanzano se puso a departir en suajili con un hombre blanco con pinta de explorador. Al rato, este último me miró e intercambiamos unas palabras en inglés hasta que me dijo: "¿Eres español?". Yo asentí, y a partir de ahí departí en mi lengua. Mi interlocutor era Manuel Domínguez Rodrigo, uno de los más importantes arqueólogos españoles. Junto con su compañero Enrique Baquedano lleva décadas excavando Olduvai, yacimiento tan importante sobre nuestros antepasados que ha sido denominado "la cuna de la humanidad".

Hace unos dos millones de años aparecieron los primeros miembros del género Homo, el nuestro, en concreto en su primer eslabón, el Homo habilis. Al tratarse Olduvai de un terreno volcánico, los restos se han conservado sorprendentemente bien, lo que le ha permitido acumular evidencias sobre el momento crucial en nuestra evolución en el que aparecen estos Homo. En concreto, en un mismo espacio se pudieron descubrir yacimientos de Austrolopithecus-Paranthropus (anteriores a los Homo) y de Homo habilis.

Los Homo habilis fueron los primeros en utilizar herramientas. Sus restos más antiguos son precisamente los de Olduvai. También se encontraron los Homo erectus-ergaster, que perfeccionaron el uso de dichas herramientas hará unos 1,7 millones de años. Se encontraron igualmente restos de Homo sapiens (que quizás en el futuro se redenomine 'Uxor sapiens'), sus sucesores y nuestra especie, evolucionada desde los anteriores eslabones, hará unos 200.000 años.

Enrique Baquedano (izquierda) y Manuel Domínguez-Rodrigo en Olduvai. (Foto: Antonio Pérez Henares).

¿Cómo es posible que los arqueólogos españoles tengan un papel tan representativo en las excavaciones de tan crucial yacimiento desde hace veinte años? "Es un tema de constancia", me dijo. "Olduvai fue inicialmente explorado por paleontólogos alemanes, cuando Tanzania era parte de su imperio, antes de la Primera Guerra Mundial. Tras la derrota de Alemania, los británicos se hicieron cargo del territorio, y dominaron la explotación arqueológica. Fue en esta etapa cuando el matrimonio Leakey realizó su famoso descubrimiento de los cráneos del primer 'Homo habilis' en 1959, junto con un 'Paranthropus'. Este hallazgo les permitió recibir financiación suficiente por parte de 'National Geographic' y otras instituciones para completar una serie de capitales excavaciones, excavaciones que además de 60.000 fósiles y de otros campamentos base de cazadores-recolectores, identificaron las que posiblemente sean las cabañas más antiguas de la humanidad". Como afirma el profesor Domínguez Rodrigo, "nunca un yacimiento tuvo tanta trascendencia".

"A los ingleses les sucedieron los norteamericanos, hasta que a principios de siglo se premió el esfuerzo investigador de arqueólogos españoles en otras zonas de Tanzania, cediéndonos el gobierno el liderazgo de las nuevas excavaciones". El profesor llevaba ya diez años trabajando en Tanzania, en las excavaciones de Peninj, en el lago Natron, y actualmente hace lo propio en Olduvai, en el yacimiento Emiliano Aguirre, denominado así en honor del eximio antropólogo (y exjesuita) español de mediados de siglo, uno de los pioneros excavadores de Atapuerca.

Paisaje de la Garganta de Olduvai.

"Darwin ya expuso la teoría de que los seres humanos procedíamos de África. Los yacimientos descubiertos a principios del siglo XX en Sudáfrica apuntaban en esa dirección. No obstante, el pensamiento occidental se negaba a aceptarlo, y buscaba orígenes en otras zonas, como en el Reino Unido (basándose en restos manipulados) o en Asia. Fue el descubrimiento de los Leakey, en Olduvai, lo que confirmó el que nuestros antepasados fueran africanos, de ahí su enorme relevancia. La zona está rodeada de volcanes, y su lluvia cenicienta preservó el paso de nuestros antepasados con una asombrosa precisión. Los restos nos permiten también trazar el traslado de animales cazados, su despedazamiento y el consumo de su carne y tuétanos".

"Después de haber desplazado a los norteamericanos, ¿cómo habéis conseguido mantener esta posición durante dos décadas?", pregunté. "De varias formas", me respondió. "Por un lado, hemos sido pioneros en utilizar inteligencia artificial y geoarqueología, lo que nos ha permitido duplicar el número de yacimientos descubiertos por los Leakey. Ellos lo hicieron en cincuenta años; nosotros, en menos de siete. Además, hemos descubierto un esqueleto parcial del Paranthropus, el más robusto de nuestros antepasados homínidos. Por otro lado, encontramos la evidencia más antigua de 'Homo erectus' en Olduvai (uno de los más antiguos de África Oriental), así como restos de un infante homínido que vivió hace 1,5 millones de años y que posiblemente murió de anemia por ausencia de consumo de carne, patología que hoy en día es solo humana".

Un fragmento de cráneo de un niño (arriba) descubierto en la Garganta de Olduvai, Tanzania, muestra (abajo) la evidencia más antigua conocida de anemia causada por una deficiencia nutricional. (Crédito: Cita: Domínguez-Rodrigo M, Pickering TR, Diez-Martin F, Mabulla A, Musiba C, et al (2012).

"Con estas herramientas", proseguía, "hemos sido capaces de realizar la mejor reconstrucción hecha jamás de la dieta de los primeros seres humanos, con especial relevancia del papel de la carne y la caza en la vida de aquellos. Además, encontramos uno de los tres yacimientos achelenses de hachas de piedra más antiguos del planeta, con la aportación de contener la herramienta más compleja jamás hallada con esas cronologías: una ventana a la mente de aquellos humanos. Por último, lo más estimulante de nuestra investigación actual: hemos descubierto un conjunto de yacimientos de casi dos millones de años con una preservación sumamente excepcional que nos permite, por primera vez, acercarnos a la organización social y reproductiva de los primeros humanos".

El reto de la financiación

"¿Cuál es el principal reto que afrontáis?". "La financiación", respondió. Cómo no, la financiación, al igual que los Leakey. "Es crucial para poder proseguir nuestros esfuerzos, y el modelo ideal es la combinación de la financiación pública y privada. Los científicos españoles hemos dependido sobre todo de la primera, y es clave desarrollar la segunda si queremos que nuestros esfuerzos generen todo su potencial".

Abandoné el majestuoso Serengueti impresionado por su belleza y su inigualable actividad animal e histórica. También sentí alegría y orgullo por encontrarme con compatriotas punteros en el conocimiento de la principal ventana hacia nuestro pasado. Ojalá que la financiación privada acompañe tan encomiable esfuerzo en la investigación de por qué somos lo que somos.

Fuente: elconfidencial.com | 22 de octubre de 2022

El ADN muestra por primera vez cómo era una familia neandertal

Recreación de un padre neandertal con su hija. Tom Bjorklund. Un equipo del que forma parte el último Nobel de Medicina, Svante Pääbo, reconstruye cómo se organizaban socialmente los neandertales gracias al ADN antiguo recuperado de 13 individuos hallados en dos cuevas de Siberia.

Hace unos 54.000 años, en las estribaciones occidentales del macizo de Altái, en la región fronteriza entre China, Rusia y Mongolia, varios grupos de neandertales encontraron un terreno de caza idóneo para subsistir: allí podían cazar los animales salvajes que migraban a través de los valles fluviales y que podían vigilar desde los abrigos rocosos de las montañas. En uno de ellos, la cueva de Chagyrskaya, los vestigios que dejaron atrás han podido ser desenterrados por investigadores del Instituto de Arqueología y Etnografía de la Academia de Ciencias de Rusia.

En esa gruta, que sirvió de pequeño refugio de caza, los científicos han hallado restos de íbices, caballos, bisontes y otras presas, además de miles de herramientas de piedra elaboradas con materias primas que sus creadores recogieron a decenas de kilómetros de allí. Pero además, en Chagyrskaya y en la cercana cueva de Okladnikov, se han encontrado más de 80 fragmentos de huesos y dientes de neandertales, uno de los mayores conjuntos paleontológicos hasta la fecha, que después pudieron ser analizados por los investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania). Los restos óseos, cuya antigüedad oscila entre los 59.000 y los 52.000 años, han permitido recuperar con éxito el ADN de 17 neandertales, el mayor número de individuos secuenciado en un solo estudio hasta la fecha.

El primer genoma neandertal fue publicado en 2010 por Svante Pääbo, una hito científico que abrió una nueva era de investigación sobre los orígenes de la humanidad y que le ha valido este año el reconocimiento del Premio Nobel de Medicina. Pero recuperar material genético no contaminado de los huesos de hace miles de años sigue siendo un proceso complejo; hasta ahora solo se habían obtenido datos de 18 neandertales. Por eso el nuevo estudio, en el que Pääbo aparece como uno de los coautores, supone un avance importante y una prueba de las mejoras técnicas en la extracción y el aislamiento de ADN antiguo.

Ubicaciones de todos los enclaves con restos neandertales (el número de individuos se da entre paréntesis para sitios con múltiples individuos) de los que se extrajo ADN nuclear, con un primer plano de las cuevas Chagyrskaya y Okladnikov en la región de Altai de Siberia meridional.

Otro aspecto importante del trabajo, cuyos resultados se publican este miércoles en la revista Nature, es que los neandertales estudiados no estaban dispersos en una vasta extensión de terreno, sino que vivían concentrados en un momento y lugar específicos, proporcionando así una mirada única a los vínculos familiares del grupo.

"Nuestro estudio ofrece una imagen concreta de lo que pudo ser una comunidad neandertal", resume Benjamin Peter (izquierda), uno de los autores principales del artículo, "y hace que los neandertales nos parezcan mucho más humanos".

Los restos analizados procedían de trece individuos, siete hombres y seis mujeres, ocho adultos y cinco menores. Entre ellos se identificaron los de un padre y su hija adolescente, además de dos parientes de segundo grado, un niño y una mujer adulta, que podría ser su prima, su tía o su abuela.

Algunas de las piezas dentales de la cueva Chagyrskaya examinadas en el estudio |Laurits Skov et al., Nature 2022.

Además de la relación establecida entre padre e hija adolescente, se comprobó mediante el ADN mitocondrial, que el padre estaba emparentado con otros dos hombres hallados, lo que sugiere que tuvieron una madre o abuela en común.

En cuanto a un cuarto hombre, no se ha podido comprobar el parentesco con el resto de varones cuyos restos fueron encontrados, aunque sí se ha descubierto que era primo de una de las dos mujeres que habitaron en la cueva.

Los investigadores encontraron varias heteroplasmias en el ADN mitocondrial, un tipo especial de variante genética (en la que un individuo tiene dos versiones diferentes de ADNmt en una misma célula) que sólo persiste durante un pequeño número de generaciones, un hecho que les permite confirmar que vivieron en un mismo periodo. Además, los genomas de Chagyrskaya contienen firmas de endogamia, en la forma de largos tramos de ADN idéntico heredado de cada padre.

Se cree que los neandertales vivían en pequeñas comunidades (entre 10 y 30 individuos por grupo). Esos grupos estaban conectados con otros en redes de interacción más amplias, formando la población completa de una región. El estudio confirma que los neandertales no vivían en comunidades completamente aisladas: los restos materiales de las dos cuevas respaldan los datos genéticos que indican que los grupos que habitaban las grutas estaban estrechamente vinculados.

Cueva de Chagyrskaya en las montañas Altai del sur de Siberia. Crédito: IAET

MIGRACIÓN DE LAS MUJERES

Por otro lado, al comparar la diversidad genética del cromosoma Y, que pasa de padres a hijos, con la diversidad del ADN mitocondrial, que se hereda de las madres, los investigadores descubrieron que la diversidad genética mitocondrial era mucho mayor que la del cromosoma Y. Eso sugiere que estas comunidades neandertales estaban vinculadas principalmente por la migración femenina y es consistente con otros análisis que avanzaban la hipótesis de que eran las mujeres las que dejaban la comunidad para unirse a la de quienes serían sus compañeros.

También se ha podido comprobar que, a pesar de la proximidad a la cueva Denisova, estas migraciones no parecen haber involucrado a los denisovanos, a pesar de vivir estos a apenas a 100 kilómetros de distancia: los investigadores no encontraron evidencia de flujo de genes denisovanos en los neandertales de Chagyrskaya.

Otro hallazgo que ha llamado la atención de los autores es la escasa diversidad genética dentro de la comunidad, que debía ser un grupo de entre 10 y 20 individuos. La cifra es más baja que las registradas en cualquier comunidad humana antigua o actual, y se asemeja más al tamaño de los grupos de especies en peligro de extinción, como los gorilas de montaña. "Sin embargo, los neandertales que hemos estudiado vivieron más de 10.000 años antes de que se produjese su extinción, es decir, eso es un periodo de tiempo más largo del que transcurrió desde el inicio de la agricultura en Europa hasta la actualidad", matiza Peter. "Por tanto, no creemos que nuestros resultados estén directamente relacionados con su desaparición".

Artefactos de piedra de la cueva de Chagyrskaya: fotografías (AC), dibujos lineales y perfiles transversales de tres herramientas bifaciales plano-convexas de tipos micoquiense. Barra de escala - 5 cm. Crédito de la imagen: Kolobova et al , doi: 10.1073 / pnas.1918047117.

Por otro lado, el análisis de un fósil hallado en la cueva de Denísova (a sólo 100 km de Chagyrskaya) había establecido que los neandertales habitaron el macizo de Altái desde mucho antes, hace unos 120.000 años. Sin embargo, el estudio que se publica en Nature señala que los habitantes de Chagyrskaya y Okladnikov no descienden de esos primeros grupos, sino que están estrechamente relacionados con los neandertales europeos. Una afirmación respaldada por los restos materiales: las herramientas de piedra de la cueva de Chagyrskaya son más parecidas a la llamada cultura micoquiense conocida en Alemania y Europa del Este. "No hay pruebas de que los neandertales hayan vivido fuera de Europa o Asia", recuerda Peter, "creemos, por tanto, que una migración desde Europa (quizás a lo largo de miles de años) es el escenario más probable".

Reacciones al estudio de investigación

Para la investigadora española María Martinón Torres (izquierda), directora del CENIEH, "lo que vemos en este trabajo es un proceso de empobrecimiento y agotamiento genético en circunstancias demográficas adversas y, en ese momento, probablemente ya irreversible. Era un grupo pequeño, con alto grado de parentesco entre sus miembros y con tan poca variabilidad genética que recoge la esencia de la extinción de los neandertales".

Para la paleoantropóloga, que no ha participado en el estudio, "se trata de una foto congelada de un proceso de extinción, es como el fotograma de la crónica de una muerte anunciada". En su opinión, es ciencia, pero con una carga poética y dramática tan grande, que pone los pelos de punta. "Ojalá algún día lleguemos a ese nivel de precisión con yacimientos como la Sima de los Huesos (en Atapuerca), donde tenemos un acumulación de una treintena de individuos que fueron arrojados allí intencionalmente, o en el nivel de TD6 de la Gran Dolina, para comprender la composición del menú caníbal y estar más cerca de entender qué sucedió allí en realidad", concluye. "Las historias de la Historia, qué maravilla".

Para el investigador español Antonio Rosas (derecha), director del Grupo de Paleoantropología MNCN-CSIC, se trata de un trabajo muy sólido y complejo, con sofisticados análisis estadísticos. Rosas celebra que lleguen a la misma conclusión que alcanzó su grupo con el análisis del ADN mitocondrial de los neandertales de la cueva de El Sidrón, en Asturias.

“En resumen”, señala, “en las sociedades neandertales practicaban la patrilocalidad. Es decir, eran las mujeres jóvenes las que cambian de grupo, permaneciendo los varones en el grupo parental. Es muy agradable ver cómo se confirman hipótesis extraídas del análisis de los neandertales de El Sidrón”.

Fuentes: elmundo.es | vozpopuli.com | 19 de octubre de 2022

El Centro Cultural La Alhóndiga de Zamora amplía el plazo de la exposición 'Del Bifaz a la Palabra. De Atapuerca a Valpuesta. Un viaje a nuestros orígenes'

Debido a la aceptación que ha tenido, la exposición "Del Bifaz a la Palabra. De Atapuerca a Valpuesta. Un viaje a nuestros orígenes", que permanece abierta desde primeros del pasado mes de septiembre en la sala de exposiciones de La Alhóndiga de Zamora, se amplía hasta el 26 de octubre.

Todo con el fin de que las personas interesadas puedan todavía recorrer esta interesante muestra integrada por una selección de maquetas y réplicas a tamaño real de los fósiles más emblemáticos descubiertos en la sierra de Atapuerca, junto a ediciones facsímiles y documentos en torno a la investigación del origen del español.

Todas las reproducciones son de alta calidad y entre ellas destacan la presencia del cráneo nº 5 conocido popularmente como "Miguelón", la cara de la niña de la Gran Dolina de hace 850.000 años o el bifaz "Excalibur", descubierto en el yacimiento de la Sima de los Huesos a finales del siglo XX.

Se trata de la colección de réplicas más importante realizada sobre materiales arqueológicos y paleontológicos de la Sierra de Atapuerca, cuyos originales se pueden contemplar en el Museo de la Evolución Humana de Burgos, pero que ahora tenemos la oportunidad de contemplarlos, en su réplica exacta, en Zamora.

Fuente: elespanol.com | 5 de octubre de 2022

Premian con el Nobel de Medicina a Svante Pääbo por sus hallazgos en la evolución humana

El biólogo sueco Svante Pääbo habla durante una rueda de prensa celebrada en Oviedo el 17 de octubre de 2018. / EFE/José Luis Cereijido.

La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska ha concedido el Premio Nobel de Medicina o Fisiología 2022 al investigador sueco Svante Pääbo (Estocolmo, 1955), vinculado actualmente al Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania) y al Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (Japón).

Según el jurado, el galardón se le concede "por sus descubrimientos sobre los genomas de los homininos extintos y la evolución humana". Sus hallazgos también le valieron en 2018 el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica.

Sus estudios están vinculados a preguntas que han intrigado a la humanidad desde sus orígenes: ¿de dónde venimos y qué relación tenemos con los que nos precedieron?, ¿qué nos diferencia a nosotros, los Homo sapiens, de los demás homininos (homínidos próximos al ser humano)?

Gracias a su investigación pionera, Svante Pääbo logró algo aparentemente imposible: secuenciar el genoma del neandertal, un pariente extinto de los humanos actuales. También hizo el sensacional descubrimiento de un hominino hasta entonces desconocido: el 'Hombre de Denísova' o denisovano.

Y lo que es más importante, descubrió que se había producido una transferencia de genes de estos homininos ya extinguidos al Homo sapiens tras la migración fuera de África hace unos 70.000 años. Este antiguo flujo de genes hacia los humanos actuales tiene relevancia fisiológica hoy en día, por ejemplo, afectando a la forma en que nuestro sistema inmunológico reacciona a las infecciones.

El trabajo de Pääbo incluye estudios genéticos de neandertales y denisovanos, proporcionando una base para explicar lo que nos hace singularmente humanos. / Nobel Prize.

¿De dónde venimos?

La cuestión de nuestro origen y de lo que nos hace únicos ha ocupado a la humanidad desde la antigüedad. La paleontología y la arqueología son importantes para el estudio de la evolución humana. Sus investigaciones aportan pruebas de que el humano anatómicamente moderno, Homo sapiens, apareció por primera vez en África hace aproximadamente 300.000 años, mientras que nuestros parientes más cercanos conocidos, los neandertales, se desarrollaron fuera de África y poblaron Europa y Asia occidental desde hace unos 400.000 años hasta hace 30.000, momento en el que se extinguieron.

Hace unos 70.000 años, grupos de Homo sapiens emigraron de África a Oriente Medio y, desde allí, se extendieron al resto del mundo. Así, humanos modernos como nosotros y neandertales coexistieron en amplias zonas de Eurasia durante decenas de miles de años. Pero, ¿qué sabemos de nuestra relación con ellos? Las pistas se derivan de la información genómica.

A finales de la década de 1990, se había secuenciado casi todo el genoma humano. Este fue un logro considerable, que permitió realizar estudios posteriores sobre la relación genética entre diferentes poblaciones humanas. Sin embargo, los estudios sobre la relación entre los humanos actuales y los neandertales extintos requerirían la secuenciación del ADN genómico recuperado de especímenes antiguos.

El ADN se localiza en dos compartimentos diferentes de la célula. El ADN nuclear alberga la mayor parte de la información genética, mientras que el genoma mitocondrial, mucho más pequeño, está presente en miles de copias. Después de la muerte, el ADN se degrada con el tiempo y al final solo quedan pequeñas cantidades. También se contamina con el ADN de, por ejemplo, bacterias y seres humanos contemporáneos. / Nobel Prize

Una tarea aparentemente imposible

Al principio de su carrera, Svante Pääbo quedó fascinado por la posibilidad de utilizar métodos genéticos modernos para estudiar el ADN de los neandertales. Sin embargo, pronto se dio cuenta de los enormes desafíos técnicos, ya que, con el tiempo, el ADN se modifica químicamente y se degrada en fragmentos cortos.

Después de miles de años, solo quedan trazas de ADN, y lo que queda está masivamente contaminado con ADN de bacterias y humanos contemporáneos. Como estudiante de postdoctorado con Allan Wilson, un pionero en el campo de la biología evolutiva, Pääbo comenzó a desarrollar métodos para estudiar el ADN de los neandertales, un esfuerzo que duró varias décadas.

En 1990, Pääbo fue contratado por la Universidad de Múnich (Alemania), donde, como profesor recién nombrado, continuó su trabajo sobre el ADN antiguo. Decidió analizar el de las mitocondrias neandertales, orgánulos de las células que contienen su propio ADN. El genoma mitocondrial es pequeño y contiene solo una fracción de la información genética de la célula, pero está presente en miles de copias, lo que aumenta las posibilidades de éxito.

Con sus refinados métodos, Pääbo consiguió secuenciar una región de ADN mitocondrial de un trozo de hueso de hace 40.000 años. Así, por primera vez, tuvimos acceso a una secuencia de un pariente extinto. Las comparaciones con humanos y chimpancés contemporáneos demostraron que los neandertales eran genéticamente distintos.

Como los análisis del pequeño genoma mitocondrial solo aportaron información limitada, Pääbo asumió entonces el enorme reto de secuenciar el genoma nuclear neandertal. En ese momento, se le ofreció la posibilidad de crear el Instituto Max Planck en Leipzig al que sigue vinculado. En el nuevo centro, Pääbo y su grupo mejoraron constantemente los métodos para aislar y analizar el ADN de los restos óseos antiguos.

El equipo de Pääbo extrajo ADN de especímenes óseos de homínidos extintos. Primero obtuvo un fragmento de hueso de nNandertal en Alemania, el yacimiento que dio nombre a los neandertales. Más tarde, utilizó un hueso de dedo de la cueva de Denisova, en el sur de Siberia, el yacimiento que dio nombre a los denisovanos (izquierda). A la derecha, árbol filogenético que muestra la evolución y la relación entre el Homo sapiens y los homíninos extintos, así como los flujos genéticos descubiertos por Pääbo. / Nobel Prize

Secuenciación del genoma neandertal

El equipo aprovechó los nuevos avances técnicos, que hicieron que la secuenciación del ADN fuera muy eficiente. Pääbo también contrató a varios colaboradores con experiencia en genética de poblaciones y análisis de secuencias avanzados. Y sus esfuerzos tuvieron éxito, logrando publicar laprimera secuencia del genoma neandertal en 2010. Los análisis comparativos demostraron que el ancestro común más reciente de los neandertales y el Homo sapiens vivió hace unos 800.000 años.

El investigador sueco y sus colaboradores pudieron ahora investigar la relación entre los neandertales y los humanos actuales de diferentes partes del mundo. Los análisis comparativos mostraron que las secuencias de ADN de los neandertales eran más similares a las de los humanos contemporáneos procedentes de Europa o Asia que a las de los humanos contemporáneos procedentes de África.

Esto significa que los neandertales y los Homo sapiens se cruzaron durante sus milenios de coexistencia. En los humanos actuales con ascendencia europea o asiática, aproximadamente el 1-4 % del genoma procede de los neandertales.

Excavaciones en la cueva de Denísova.

Un descubrimiento sensacional: los denisovanos

En 2008, se descubrió un fragmento de hueso de dedo de 40.000 años de antigüedad en la cueva de Denísova, en el sur de Siberia. El hueso contenía un ADN excepcionalmente bien conservado, que el equipo de Pääbo secuenció. Los resultados causaron sensación: la secuencia de ADN era única en comparación con todas las conocidas de neandertales y humanos modernos.

El investigador sueco había descubierto un hominino desconocido hasta entonces: el denisovano. Las comparaciones con secuencias de humanos contemporáneos de diferentes partes del mundo mostraron que también se había producido un flujo de genes entre el hombre de Denísova y el Homo sapiens. Esta relación se observó por primera vez en poblaciones de Melanesia y otras partes del sudeste asiático, donde los individuos llevan hasta un 6 % de ADN de denisovano.

Los descubrimientos de Pääbo han permitido una nueva visión de nuestra historia evolutiva. En la época en que el Homo sapiens emigró de África, al menos dos poblaciones de homininos extinguidas habitaban en Eurasia. Los neandertales vivían en el oeste, mientras que los denisovanos poblaban el este del continente. Durante la expansión de los sapiens fuera de África y su migración hacia el este, no solo se encontraron y cruzaron con neandertales, sino también con denisovanos.

El equipo de Svante Pääbo en 2010, cuando lograron elaborar el primer borrador del genoma neandertal. De izquierda a derecha: Adrian Briggs, Johannes Krause, Svante Pääbo y Richard E. Green del Instituto Max Planck.

Padre de la paleogenómica

La investigación de Pääbo también ha dado lugar a una disciplina científica totalmente nueva: la paleogenómica. Tras los descubrimientos iniciales, su grupo ha completado el análisis de varias secuencias genómicas adicionales de homininos extintos.

Sus descubrimientos ofrecen un recurso único, que es utilizado ampliamente por la comunidad científica para comprender mejor la evolución y la migración humanas. Los nuevos y potentes métodos de análisis de secuencias indican que los homininos arcaicos también pueden haberse mezclado con los humanos modernos en África. Sin embargo, todavía no se ha secuenciado ningún genoma de los primeros en ese continente debido a la degradación acelerada del ADN antiguo en los climas tropicales.

Gracias a los hallazgos del nuevo premio nobel de Medicina, sabemos, además, que las secuencias genéticas antiguas de nuestros parientes extintos influyen en la fisiología de los humanos actuales. Un ejemplo es la versión denisovana del gen EPAS1, que confiere una ventaja para la supervivencia a gran altura y es común entre los tibetanos actuales. Otros ejemplos son los genes neandertales que afectan a nuestra respuesta inmunitaria a distintos tipos de infecciones.

Monje budista en las inmediaciones del Monasterio Rongbo, el más alto del mundo, situado a 5.100 m, a los pies del Everest.

¿Qué nos hace humanos únicos?

Al revelar las diferencias genéticas que distinguen a todos los seres humanos vivos de los homininos desaparecidos, sus descubrimientos sientan las bases para explorar lo que nos hace realmente singulares a los humanos actuales.

El Homo sapiens se caracteriza por su capacidad de crear culturas complejas, innovaciones avanzadas y arte figurativo, así como por cruzar aguas abiertas y extenderse por todo el planeta. Los neandertales también vivían en grupo y tenían un gran cerebro y utilizaban herramientas, pero estas se desarrollaron muy poco durante cientos de miles de años.

Las diferencias genéticas entre nosotros los sapiens y nuestros parientes extintos más cercanos eran desconocidas hasta que se identificaron gracias a los trabajos de Pääbo. Las investigaciones actuales se centran ahora en analizar las implicaciones funcionales que tienen esas características diferentes para aclarar qué es lo que tenemos realmente de humanos únicos.

Los descubrimientos de Pääbo han aportado información importante sobre cómo estaba poblado el mundo en la época en que el ‘Homo sapiens’ emigró de África y se extendió por el resto del mundo. Los neandertales vivían en el oeste y los denisovanos en el este del continente euroasiático. El mestizaje se produjo cuando el Homo sapiens se extendió por el continente, dejando rastros que permanecen en nuestro ADN. / Nobel Prize.

La opinión de Pääbo sobre si los sapiens, neandertales y denisovanos somos o no la misma especie

Los estudios genómicos de Pääbo y diversos restos paleoantropológicos confirman que los sapiens, los neandertales y los denisovanos se reprodujeron sexualmente, una evidencia que suele conducir a una pregunta recurrente: ¿son entonces la misma especie, entendida como organismos que se pueden entrecruzar y tener descendencia fértil?

“Bajo esa definición, los tres grupos serían la misma especie”, explicaba Pääbo a Sinc en 2018, cuando se descubrieron los restos de una hija de neandertal y denisovano, “pero nosotros nos mantenemos alejados del debate de si se trata de especies diferentes o no, porque no existe una definición universal de especie”.

El experto pone un ejemplo: “Los osos polares y los grizzlies tienen descendencia fértil en la naturaleza. Sin embargo, se ven diferentes y se comportan de manera distinta, por lo que la mayoría de las personas los considerarían especies diferentes”.

“Por lo tanto, es una discusión académica estéril hablar de si los neandertales y los humanos modernos o los denisovanos son especies separadas o no”, concluye Pääbo, quien en un artículo publicado en Nature reconocía que tampoco le gusta mucho el término ‘híbrido’ para referirse a casos como el de Denny –como cariñosamente se llamó a la joven neandertal-denisovana–, porque eso implicaría que procede de dos especies distintas, cuando la realidad es que los límites taxonómicos entre estos grupos humanos (que podrían ser subespecies de Homo sapiens) todavía son bastante difusos y objeto de debate.

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“Demostrar los cruces de sapiens con neandertales y otros homínidos fue todo un cambio de paradigma en evolución humana”, resalta el genetista del CSIC, Carles Lalueza-Fox (izquierda), que colaboró con Pääbo en la secuenciación del primer genoma neandertal a partir de fósiles hallados en Croacia, Rusia, Alemania y en la cueva de El Sidrón, en Asturias. Lalueza-Fox acompañó al sueco en sus expediciones por esta gruta, donde la temperatura constante permitió que el ADN de los homínidos se conservase a pesar de llevar ahí unos 50.000 años. “Svante tiene una fuerte personalidad y es un visionario. Creo que es el único caso de todo un campo de investigación dominado por una sola persona”, apunta el genetista.

El paleoantrolólogo del CSIC, Antonio Rosas, también coautor del genoma neandertal y colaborador de Pääbo, destaca que su gran aportación científica ha sido unificar dos ámbitos aparentemente incompatibles. “Él ha sido capaz de aglutinar la biología molecular con la arqueología y la paleoantropología en un mismo paradigma”, resalta.

José María Bermúdez de Castro (izquierda), codirector de los yacimientos de Atapuerca, manifiesta: "Se trata de la primera vez que nuestro ámbito científico es reconocido con el Nobel y en mi opinión es un premio muy merecido porque Svante Pääbo ha abierto una caja extraordinaria de posibilidades para la investigación de la evolución humana", valora en conversación telefónica.

"Lo que ha hecho tanto Pääbo como su equipo, porque tiene un equipo magnífico y alumnos aventajados por todas partes, ha supuesto un punto de inicio y de referencia extraordinario, y un punto de inflexión en nuestro ámbito científico", añade Bermúdez de Castro, que recuerda que el genetista sueco ha trabajado también en España con los neandertales hallados en cueva de El Sidrón (Asturias).

El paleontólogo rememora cómo cuando era estudiante, allá por los años 70, ya se hablaba de que la paleontología molecular sería interesante: "Y tanto que lo ha sido. Nosotros siempre hemos estudiado la morfología [de los fósiles], que es lo que teníamos a nuestra disposición y es importantísimo, pero al llegar la genómica se han abierto muchísimas puertas, nuevas líneas de investigación y nuevas preguntas, aunque lamentablemente, no de todos los fósiles se puede sacar ADN".

La secuenciación del genoma de los neandertales, "que son tan característicos y especiales", explica Bermúdez de Castro, fue un salto cualitativo y un punto de inflexión. "Luego apareció el ADN de los denisovanos, y ha creado unas expectativas extraordinarias no sólo en Siberia, también en Asia. Estamos trabajando mucho en China donde hay fósiles que aún no sabemos qué son, y se están relacionando con los denisovanos".

El codirector de Atapuerca señala asimismo que el estudio de las paleoproteínas -cuyo primer estudio en homínidos se publicó en 2020 sobre la especie Homo antecessor- es otro campo vinculado que están desarrollando ahora y para el que tienen grandes expectativas.

Juan Luis Arsuaga (izquierda), codirector de los yacimientos de la sierra de Atapuerca (Burgos), ha colaborado en numerosas ocasiones con el biólogo sueco.

"Le han dado el premio a una amigo. A nivel personal, trabajar con un Nobel es impresionante. Además, ha abierto una línea de investigación nueva. Se lo merece porque es un pionero, un visionario", afirma, al tiempo que recuerda queel ADN más antiguo pertenece a la Sima de los Huesos, en Atapuerca.

Robert Sala (derecha), director del Instituto Catalan de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), destaca que el trabajo de Pääbo "ha puesto a nuestro alcance una herramienta muy potente para identificar la evolución, adaptación y movimiento de las poblaciones humanas". "La herramienta genética puesta a punto por Svante Pääbo ha permitido identificar relaciones a larga distancia [entre homínidos] pero también ha mostrado la desaparición de poblaciones en distintos momentos de la prehistoria. Muchas veces ha confirmado hipótesis de los prehistoriadores, pero en otras ha puesto en evidencia cambios no detectados previamente", esgrime el experto.

Fuentes: agenciasinc.eselpais.com | elmundo.es | abc.es | elperiodico.com | 3 de octubre de 2022