Los primeros Homo Sapiens no eran tan diferentes a nosotros


Se tiende a creer que hay vastas diferencias de conducta entre los primeros humanos modernos y los Homo sapiens más arcaicos. Esta suposición es a menudo representada por la típica recreación del hombre de las cavernas hablando con gruñidos y monosílabos. Sin embargo, ¿es correcta esta suposición? ¿Fueron los primeros seres humanos muy diferentes de nosotros?

En un nuevo estudio, el arqueólogo John Shea, de la Universidad de Stony Brook, en Estados Unidos, ha llegado a la conclusión de que no lo eran.

El problema, sostiene Shea, es que los arqueólogos se han centrado en una medición errónea del comportamiento humano antiguo. Los arqueólogos han estado buscando pruebas de la "modernidad conductual", una cualidad supuestamente exclusiva del Homo sapiens, cuando deberían haber estado investigando "la variabilidad del comportamiento", una dimensión cuantitativa de la conducta de todos los seres vivos.

La investigación sobre los orígenes humanos comenzó en Europa, y el registro arqueológico del Paleolítico Superior europeo ha sido durante mucho tiempo el estándar con el cual se ha comparado el comportamiento de los seres humanos antiguos y de fuera de Europa.

El Paleolítico Superior (hace entre 45.000 y 12.000 años) es la época de la cual datan los fósiles de Homo sapiens más antiguos conocidos de Europa y asociados a tecnología como complejas herramientas de piedra, instrumentos hechos de hueso tallado, armas arrojadizas sofisticadas, técnicas avanzadas para el uso del fuego, arte rupestre, y ornamentos personales. Existen conductas similares con carácter universal, o casi, entre los seres humanos recientes, y, por tanto, los arqueólogos citan las evidencias de estas conductas como prueba de la modernidad del comportamiento humano.

Los fósiles más antiguos de Homo sapiens, encontrados en África y el sur de Asia, datan de hace entre 100.000 y 200.000 años, y sus respectivos contextos en cuanto a objetos y modificación artificial del entorno carecen de evidencias claras de tal modernidad de comportamiento.

Durante décadas, los antropólogos compararon estos seres humanos arcaicos de África y Asia con sus homólogos de conducta moderna del Paleolítico superior, y se valieron de este aparente contraste de conducta entre unos y otros para explicar las diferencias entre ellos como el antes y el después de una sola "Revolución Humana" que cambió de manera profunda la biología y la conducta humanas.

Shea revisó la hipótesis de que hubo diferencias en la variabilidad del comportamiento entre los Homo sapiens anteriores y los posteriores, cotejando las afirmaciones de dicha hipótesis con las pruebas sobre las herramientas de piedra de África Oriental que datan de hace entre 250.000 y 6.000 años . Esta región cuenta con el registro arqueológico continuo más largo sobre la conducta del Homo sapiens.

Una comparación sistemática de la variabilidad en las estrategias para fabricar herramientas de piedra durante el último cuarto millón de años no muestra la existencia de esa revolución única del comportamiento en la historia evolutiva de nuestra especie. Por el contrario, las evidencias muestran una amplia variabilidad en las estrategias del Homo sapiens para la fabricación de herramientas, desde los primeros tiempos en adelante.

Los cambios particulares en la tecnología de las herramientas de piedra pueden explicarse en términos de variación en los costos y en los beneficios de las diferentes estrategias de fabricación de herramientas. No es necesario invocar una "revolución humana" para explicar estos cambios, que resultan fácilmente explicables a partir de un conocimiento lo bastante profundo de los principios de la ecología del comportamiento.

Este estudio tendrá repercusiones importantes para las investigaciones arqueológicas sobre los orígenes humanos. Shea le resta peso al concepto de los humanos modernos, como radicalmente distintos a los antiguos, y apuesta más por el de las poblaciones de Homo sapiens con una amplia gama de conductas distintas, adaptadas a cada entorno y situación particulares.
Vía: http://noticiasdelaciencia.com/ / http://www.historiayarqueologia.com/

Un experimento de 1958 pudo haber demostrado cómo se originó la vida


Los investigadores creen que los relámpagos, la actividad volcánica y los gases reaccionaron entre sí para producir los elementos esenciales

Arqueólogos mexicanos rastrean los pasos de Jesús en Galilea

En un poyecto de arqueología bíblica, investigadores de la Universidad Anáhuac y de la UNAM exploran una sinagoga del siglo I, en una propiedad de los Legionarios de Cristo

DESCUBRIMIENTO. Imagen del Patio Norte de la sinagoga descubierta en 2009. Es considerada la séptima del siglo I y la primera de la época en que Jesucristo vivió a orillas del también llamado Lago de Genesaret (Foto: CORTESÍA UNIVERSIDAD ANÁHUAC DEL SUR )
Abida Ventura | El Universal
abida.ventura@eluniversal.com.mx
El hallazgo de una sinagoga del siglo I d.C. en Magdala, el lugar de nacimiento de una de las figuras femeninas más polémicas y cercanas a Jesús, María Magdalena, representa la primera oportunidad para que arqueólogos mexicanos lleven a cabo un proyecto de arqueología bíblica en Israel.
Considerada la séptima del siglo I y la primera, hasta el momento, de la época en que Jesús vivió en los alrededores del mar de Galilea, esta sinagoga fue descubierta en 2009 durante los trabajos de excavación en un predio de 8. 5 hectáreas que es propiedad de los Legionarios de Cristo, donde se planeaba la construcción del Magdala Center, un recinto que acogería a peregrinos en su paso por Tierra Santa.
Bajo la dirección de Marcela Zapata, arqueóloga y académica de la Universidad Anáhuac del Sur, y en convenio con el Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM y las Autoridades de Israel, los trabajos arqueológicos en la zona del también llamado Lago de Genesaret comenzaron en junio de 2010.
Se trata de “la última oportunidad para comprender la vida de un pueblo del siglo I”, señala Marcela Zapata en entrevista, ya que los pueblos que existieron a las orillas de ese lago, la principal reserva de agua dulce de Israel, ya han sido excavados o urbanizados.
El proyecto de excavación, que abarca un total de tres hectáreas, fue diseñado por la doctora Linda Manzanilla, arqueóloga del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, y siguió, en una primera etapa, el método de prospección arqueológica que consiste en la aplicación de técnicas geofísicas para el estudio de la superficie.

Luis Barba, coordinador del Laboratorio de Prospección Arqueológica del Instituto universitario, explica que antes de las excavaciones se realizó un estudio topográfico, uno magnético y uno eléctrico de la superficie, los cuales ayudaron a localizar las estructuras principales. Con ese procedimiento se logró apreciar la forma y las dimensiones de los pequeños cuartos con piso que se agrupaban en conjuntos alrededor de un gran patio abierto.
A menos de un año de haber iniciado los trabajos de excavación, en el que participan voluntarios de todo el mundo, se han encontrado objetos de cerámica, vidrio, metal, piedra, dados de hueso, algunas campanas de bronce y alrededor de 200 monedas, los cuales permiten fechar al conjunto habitacional en el siglo I D. C.
Estos objetos, señala Zapata, ayudarán a entender el contexto de las primeras comunidades cristianas concentradas en esa zona, permitirán comprender la transición entre lo que fue el judaísmo y el cristianismo, la convivencia de estas dos religiones, así como los usos y costumbres de la época.

Con el inesperado descubrimiento de esta sinagoga -considerado como un regalo de Dios por los Legionarios-, el proyecto Magdala Center ahora pretende, además de la construcción de la casa de peregrinos, la apertura al público de las ruinas de la antigua ciudad de Magdala -incluida la sinagoga-, un centro internacional de la mujer, donde se investigará, a través de la figura de María Magdalena, el papel que la mujer desempeña en la familia y en la sociedad, así como “la construcción de un centro multimedia para presentar a peregrinos la vida pública de Jesús” porque, según los evangelios, la mayor parte de la vida de Cristo transcurrió en Galilea.

Las referencias bíblicas
“Allí Jesucristo calmó la tempestad en el lago; caminó sobre las aguas; multiplicó los panes y los peces; sorprendió a los suyos con la pesca milagrosa; llamó a ser “pescadores de hombres” a sus discípulos; enseñó a orar; y anunció la novedad de las Bienaventuranzas y el mensaje del Reino de Dios”, dice un texto en la página Quediostelopague.com, cuyo propósito es invitar a los fieles a donar a las distintas misiones que los Legionarios de Cristo tienen en todo el mundo, entre los que destaca el futuro Magdala Center.
Sin embargo, Marcela Zapata señala que hasta hoy no existen evidencias arqueológicas de que Jesús haya visitado la zona de Magdala ni concretamente la sinagoga: “Sobre ese aspecto no hemos descubierto nada, tenemos la fuente de los evangelios que dicen que Jesús visitó y caminó por todos los pueblos alrededor del mar de Galilea. No se especifica el pueblo de Magdala pero históricamente es considerado como el pueblo más importante de ese entonces”.

Egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), Zapata asegura que, además de los evangelios, existen otras fuentes históricas judías que citan a ese pueblo como el más importante de la época: “Jesús como judío debió haber andado por esta zona, pero arqueológicamente no tenemos nada que nos dé una pista para afirmar que aquí estuvo”.
Al respecto el arqueólogo Luis Barba apunta que hasta ahora los datos sólidos y científicos sólo muestran que hubo un grupo de gente viviendo en ese espacio y en ese tiempo, pero que “de eso a identificar a una persona en particular no es posible”.
“Hay un límite para la interpretación de los datos y ese límite nos dice, hasta ahora, que sí existió el pueblo, que sí es del siglo I, que el tipo de cerámica, vidrio y las monedas recuperados en la excavación indican que sí vivieron judíos en ese lugar”.

Cuestionado sobre el discurso religioso que envuelve a este proyecto, Barba explica que a pesar de que se trata de la colaboración de dos instituciones con diferentes visiones, una laica y otra religiosa, los resultados tendrán que ser objetivos y con rigor científico.
“Nuestro trabajo es riguroso, científico y arqueológico, no vamos a decir nada más de lo que los datos arqueológicos nos ofrecen y supongo que no podremos evitar que en alguna ocasión alguna de las interpretaciones se considere que es prueba de tal o cual cosa en relación con los textos bíblicos”.

Pero no referirse a los textos bíblicos es inevitable para Marcela Zapata porque se trata de un proyecto que se sitúa en ese contexto histórico y religioso.
De confesión católica y partidaria de que la ciencia ayuda a comprender los textos narrados en las Sagradas Escrituras, la arqueóloga asegura que detrás del proyecto Magdala no hay ninguna ideología que pueda dirigirlo o encaminarlo hacia ciertos objetivos.
“Aunque yo como directora del proyecto sea católica, mi objetivo no es marcar una cuestión religiosa sino, más bien, trabajar científicamente con un rigor y con un método como cualquier otro arqueólogo lo haría”, dice.

Cuestión de fe
Y es que uno de los grandes retos de los arqueólogos dedicados a las excavaciones en los lugares en cuyo marco se desarrollaron lo relatos bíblicos es demostrar con rigor científico los resultados de su investigación y sobreponerse a las teorías de los aventureros, aficionados o grupos de fundamentalistas que organizan campañas arqueológicas con la intención de buscar pruebas que les permita demostrar que la Biblia tiene razón y que sus relatos se deben entender como históricos.

Consultado por EL UNIVERSAL, Thomas Levy, profesor del departamento de antropología de la Universidad de California en San Diego, asegura que el gran centro de atención hacia esta rama de la arqueología radica en que la Biblia es el texto central de tres de las grandes religiones del mundo.
“Por el hecho de que el Antiguo Testamento (la Biblia hebrea) y el Nuevo Testamento son elementos centrales de dos de las grandes religiones del planeta- el judaísmo y el cristianismo-, y por el hecho de que un gran número de los personajes mencionadas en la Biblia son profetas de otra gran creencia que es el Islam, la historia de los territorios bíblicos (Israel, Palestina , Jordania) interesa a millones de personas en todo el mundo”, explica Levy.

No obstante, el arqueólogo que se ha dedicado durante ocho años a excavar la extensa fundición de cobre deKhirbat en Nahas, al sur del Mar Muerto, en Jordania, señala que actualmente la arqueología bíblica se esfuerza por ser científica, usando métodos de datación objetivos (como radiocarbono) y herramientas de las nuevas tecnologías de la información, lo cual ofrece a los arqueólogos un modelo que permite explorar la relación entre los textos sagrados y la cultura material (los objetos, sitios arqueológicos, etcétera.)
Levy asegura que actualmente la arqueología bíblica utiliza el mismo modelo científico aplicable al estudio de cualquier civilización antigua (como la maya, la escandinava o la griega).

Las ruinas de las principales ciudades antiguas como Megido, Hazor, Gezer y Ascalón, el descubrimiento de la Estela de Merenptah, en Egipto (que incluye la primera mención conocida del pueblo de Israel), así como las nuevas excavaciones en la piscina de Siloé en Jerusalén, son algunos de los grandes hallazgos arqueológicos que tienen relación directa con los textos bíblicos.
Pero hay otros como el Arca de Noé, el Jardín del Edén, Sodoma y Gomorra, el Éxodo o La Tumba pérdida de Jesús, que siguen siendo los grandes enigmas de la arqueología bíblica, los cuales ni con la aplicación de los últimos métodos científicos se han podido comprobar. No obstante, esto no les quita el sueño a los creyentes que tienen como libro de cabecera a la Biblia porque su fe no requiere pruebas.


Vía: http://www.historiayarqueologia.com/

Rumbo a Marte, a bordo de un asteroide

Un profesor de Física de la Escuela de Tecnología de Nueva York cree que sería la forma más rápida, más barata y también la más segura para llevar seres humanos al Planeta rojo

A primera vista, la idea puede parecer una locura. Aprovechar el paso de un asteroide cerca de la Tierra para montarnos en él y dejarnos llevar... hasta Marte. Sin embargo, para Gregory Matioff, profesor de Física de la Escuela de Tecnología de New York City, esa sería precisamente la forma más rápida, más barata y también la más segura para llevar seres humanos al Planeta rojo. El trabajo será publicado en marzo de este año por la revista Acta Astronautica.
El pasado 15 de abril, el presidente Obama hacía públicos sus planes para el futuro de la NASA, la agencia espacial norteamericana. Y a pesar de que descartó, por ahora, la posibilidad de vover a enviar hombres a la Luna, sí que dijo que su intención era colocar astronautas en un asteroide antes de 2025. Una de las razones fue, precisamente, la posibilidad de utilizarlos como "puentes" para llegar a Marte.
A diferencia de la Luna, que se encuentra a unos 360.000 km de distancia y es fácilmente alcanzable con la tecnología actual, llegar a Marte (a 55 millones de km.) supone realizar cambios profundos y muy costosos tanto en las cápsulas tripuladas como en los propulsores necesarios para llevar humanos hasta allí. No así, sin embargo, si el objetivo son los asteroides.
Numerosas rocas espaciales pasan continuamente a pocos millones de km. de nuestro planeta, y después de hacerlo, algunas de ellas siguen rumbo a Marte. Esos asteroides, a distancias comprendidas entre los seis y los ocho millones de km. , sí que serían alcanzables sin que sea necesario realizar grandes modificaciones en las tecnologías actuales. De hecho, los expertos creen que podríamos alcanzar cualquiera de ellos en un vuelo de no más de seis meses de duración.
Pero volvamos al estudio de Matioff. Para este investigador, se añade la ventaja de que un asteroide proporcionaría a los astronautas un escudo natural contra las nocivas radiaciones espaciales a las que estarían sometidos en una nave, por muy bien protegida que estuviera.

La oportunidad, en 2037

Según los estudios actuales, un viaje espacial de 1.000 días para llegar a Marte puede incrementar el riesgo de que los astronautas enfermen de cáncer entre un 1 y un 19 %, por no mencionar otros daños en sus ADN o las cataratas causadas por una prolongada exposición a los rayos cósmicos de fondo de nuestra galaxia.
La parte difícil del plan de "abordar" un asteroide capaz de llevarnos al Planeta rojo es que el número de rocas espaciales que pasen primero cerca de la Tierra y después cerca de Marte es muy limitado. De hecho, el primer candidato razonable para realizar el viaje no pasará cerca de nosotros hasta el año 2037. Después habrá que esperar hasta 2086 para que se nos acerquen otras dos rocas adecuadas (se trata de 1999YR14 y 2007EE26), aunque Matioff calcula que éstas podrían llevarnos a Marte en menos de un año de viaje.
El otro problema, claro, es que ninguno de esos tres asteroides volvería a traer a los astronautas a la Tierra hasta dentro de muchos años, ya que sus órbitas alrededor del Sol son extremadamente largas. Razón por la cual no se trataría de simples misiones exploratorias de ida y vuelta, sino de una auténtica colonización, con escasas y lejanas posibilidades de regresar a casa.
Una variante de esta técnica de "autostop espacial" sería la de capturar un asteroide adecuado, pararlo, trabajar en él durante el tiempo necesario para convertirlo en una "nave" viable y enviarlo después hacia Marte utilizando una gran vela solar o un empuje gravitatorio en la dirección adecuada. Un plan complicado de realizar pero que permitiría disponer de espacio suficiente para enviar, de una sola vez, un buen número de colonos (quizá algunas docenas) con todos los pertrechos necesarios.
Durante el viaje, además, los propios colonos podrían extraer del asteroide materias primas necesarias para su posterior estancia en el Planeta rojo. Cuando llegaran, tendrían todo lo necesario para fundar una colonia viable...

Vía: http://www.abc.es/

La riqueza arqueológica y natural de Guatemala



  • El Parque Nacional de Tikal es Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad.
  • El lago de Atitlán es uno de los más bellos del mundo.
  • Un tercio de la población es indígena.
Enclavado entre el Pacífico y el Caribe, Guatemala es un pequeño país centroamericano cuya cultura autóctona es una mezcla de la herencia maya y la influencia española. No en vano, un tercio de los 13 millones de habitantes es indígena y se hablan más de una veintena de dialectos mayas.

Además de por su riqueza cultural y arqueológica, Guatemala destaca por la variedad de paisajes que alberga volcanes, playas de ensueño, bosques de altura, lagos, selvas tropicales... A pesar de su pequeño tamaño, el patrimonio natural del país es impresionante.

Yacimiento de Tikal

El departamento de Petén, al norte del país, cuenta con los principales yacimientos de la civilización maya. Destaca, por encima de todos, el Parque Nacional de Tikal, declarado Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1979.

Tikal, que significa ‘lugar de voces’, es la ciudad maya más grande descubierta hasta el momento. Excavada por arqueólogos de la Universidad de Pennsylvania entre 1956 y 1969, conserva, entre otros muchos monumentos, seis grandes templos piramidales desde cuyas cimas se aprecia una vista espectacular del entorno selvático.

Se puede llegar a Tikal de dos maneras: tomando la carretera al Atlántico (CA-9) desde la capital, Ciudad de Guatemala, y luego el desvió hacia Petén por la CA-13 (entre 10 y 12 horas de trayecto); o en avión desde el Aeropuerto Internacional La Aurora en Ciudad de Guatemala hasta Flores (30 minutos de vuelo aproximadamente), localidad situada a 65 kilómetros de Tikal.

El precio de la entrada al Parque Nacional es de 20 dólares americanos por persona y el horario de visita es de 6.00 a 18.00 horas, de lunes a domingos.

“El lago más hermoso del mundo”

Calificado por el célebre escritor británico Aldous Huxley como “el lago más hermoso del mundo”, el lago de Atitlán es uno de los tesoros nacionales de Guatemala, además de un importante destino turístico.

En los márgenes del lago, situado a 144 kilómetros de la capital del país, se levantan los tres majestuosos volcanes que hacen del sitio un lugar tan especial: Atitlán, Tolimán y el volcán de San Pedro, que superan los 3.000 metros sobre el nivel del mar.

Alrededor del lago hay una decena de pequeños pueblos. El más importante de todos es San Francisco Panajachel, en el que se pueden encontrar hoteles, discotecas y mercadillos que venden la preciosa artesanía local.

La zona también ofrece grandes oportunidades para practicar deportes y actividades al aire libre, como esquí acuático, vuelo libre, pesca deportiva o excursiones en veleros.

Seguridad y turismo

Debido a las actuales condiciones de seguridad, la web del Ministerio de Asuntos Exteriores de España “recomienda vivamente visitar el país en viajes organizados a través de agencias especializadas”.

Y es que la inseguridad es la principal traba para el desarrollo del turismo local, uno de los principales motores económicos del país (es el segundo generador de divisas).

No obstante, según Juan Carlos Zapata, director ejecutivo de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala, el número de delitos relacionados con turistas se redujo en un 40% el año pasado, en el que hubo 132 casos, principalmente denuncias por hurto. No parece un número muy elevado teniendo en cuenta que casi dos millones de turistas visitaron el país en 2010.

Vía: http://www.20minutos.es/ / http://www.historiayarqueologia.com/

Las palabras clave para entender el desastre nuclear


Miguel G. Corral | Madrid
Reactor nuclear: Instalación en la que puede iniciarse, mantenerse y controlarse una reacción nuclear en cadena. El reactor (nuclear) de agua a presión es un reactor refrigerado con agua natural a una presión superior a la de saturación, a fin de impedir su ebullición. El reactor de agua en ebullición (como los de la central de Fukushima) es un reactor refrigerado con agua natural, la cual se deja que hierva en el núcleo en una cantidad considerable.

BWR o Reactor de agua en ebullición: El calor generado por las reacciones en cadena se usa para hervir el agua. De este tipo son los reactores de la planta japonesa de Fukushima o los de Garoña, en Burgos. Ambas plantas usan el mismo reactore de tecnología BWR (Boiling Water Reactor) fabricado por General Electric. La compañía americana les vendió el mismo modelo a japoneses y españoles a comienzos de los 70. El reactor 1 de Fukushima y el único que hay en Garoña son idénticos y se inauguraron en 1971.

Barra de combustible: Combustible nuclear dispuesto en forma de barra formado por pastillas contenidas en una vaina tubular metálica. En las centrales nucleares puede usarse Uranio y Plutonio, pero este segundo también es utilizado en la fabricación de armas nucleares. En Fukushima hay cinco reactores que funcionan con uranio y uno de ellos -el reactor tres- que contiene una mezcla llamada MOX que contiene plutonio y uranio.
Reactores tres y cuatro de la central de Fukushima con los edificios de contención dañados y humeantes. | AFP Reactores tres y cuatro de la central de Fukushima con los edificios de contención dañados y humeantes. | AFP
Vasija: Recipiente en el que se encuentra el núcleo de un reactor nuclear. En él están las vainas de combustible (cubierta metálica que contiene herméticamente el combustible), el reflector (material situado alrededor del núcleo que es el encargdo de devolver los neutrones que de otro modo escaparían), el refrigerante (agua radiactiva) y otros componentes.

Contención: Estructura utilizada para albergar en su interior instalaciones nucleares o radiactivas para disminuir la posibilidad de contaminación del medio ambiente. En centrales nucleares, la contención está formada por una chapa de acero de revestimento y un recubrimiento de hormigón de 90 centímetros de espesor y contiene en su interior el reactor y el circuito primario.

Sievert (Sv): Unidad de la dosis equivalente y de la dosis efectiva en el Sistema Internacional de Unidades. Es decir, mide la dosis de radiación absorbida por la materia viva. Un Sv equivale a un julio de energía por cada kilogramo de peso. La unidad antigua es el REM, usada, por ejemplo, en la antigua Unión Soviética. Fue la unidad de referencia durante el accidente de Chernóbil. 1Sv equivale a 100 REM. Hay ocasiones en las que se hace referencia a bequerelios, pero las unidades no son comparables porque el bequerelio es una unidad de radiactividad, no de dosis equivalente.

Radiactividad: Propiedad de algunos elementos químicos de emitir partículas u ondas electromagnéticas. Esta propiedad se debe a la existencia de una descompensación entre el número de neutrones y de protones del núcleo del átomo, que provoca una inestabilidad y una liberación de la energía acumulada en forma de partículas u ondas. La radiactividad natural se debe a elementos que emiten radiaciones espontáneamente, como es el caso del uranio, el torio o el radón, por ejemplo.

Núcleo del reactor: Región de un reactor nuclear en la que se encuentra el combustible y donde se produce la reacción nuclear de fisión y la liberación de calor.

Fusión nuclear: Reacción entre núcleos de átomos ligeros que conduce a la formación de un núcleo más pesado que los iniciales, acompañada de la emisión de partículas elementales y de energía.

Fisión nuclear: Reacción nuclear en la que tiene lugar la ruptura de un núcleo pesado, generalmente en dos fragmentos cuyo tamaño son del mismo orden de magnitud, y en la cual se emiten neutrones y se libera gran cantidad de energía.

Fusión del núcleo: Es un daño grave del núcleo del reactor debido a un sobrecalentamiento. Se produce cuando un fallo grave del sistema de la central impide la adecuada refrigeración del núcleo del reactor. Cuando eso sucede, las vainas de combustible se calientan hasta llegar a derretirse. Supone un gran peligro debido a que existe el riesgo de que el material radiactivo (el combustible nuclear) sea emitido a la atmósfera. No se debe confundir con fusión nuclear (ver más arriba).

Isótopo: Cada una de las distintas formas de los átomos de un elemento químico. Todos los isótopos de un elemento tienen el mismo número atómico (número de protones) y, por tanto, pertenecen al mismo elemento químico, pero difieren entre sí en el número de neutrones.

Partículas alfa: Son emitidas por los radionucleidos naturales no son capaces de atravesar una hoja de papel o la piel humana y se frenan en unos pocos centímetros de aire. Sin embargo, si un emisor alfa es inhalado, ingerido o entra en el organismo a través de una herida puede ser muy nocivo.

Partículas beta: Son electrones que salen despedidos en los procesos radiactivos. Los de energías más bajas son detenidos por la piel, pero la mayoría de los presentes en la radiación natural pueden atravesarla. Al igual que los emisores alfa, si un emisor beta entra en el organismo puede producir graves daños.

Rayos gamma: Radiación electromagnética producida en el fenómeno de desintegración radiactiva. Su longitud de onda es menor que la de los rayos X, por lo que es una radiación extraordinariamente penetrante. La radiación gamma suele acompañar a la beta y a veces a la alfa. Los rayos gamma atraviesan fácilmente la piel y otras sustancias orgánicas, por lo que puede causar graves daños en órganos internos.

Vía: http://www.elmundo.es/