José María Bermúdez de Castro: «El verdadero origen de los humanos modernos sigue siendo un misterio»

«Exploradores», el nuevo libro de José María Bermúdez de Castro, explica las últimas ideas de la Ciencia sobre la aparición de los primeros representantes de nuestra especie 

josé manuel nieves / madrid
Entrevista al Codirector del yacimiento de Atapuerca (Burgos)
Es codirector de los Yacimientos de Atapuerca y protagonista, en primera persona, de una de las aventuras científicas más apasionantes de cuantas se han escrito en nuestro país. Durante casi tres décadas, ha luchado para que en el mundo resuene, y se respete, la voz de un grupo de científicos españoles que está haciendo historia. Ahora, con “Exploradores”, su último libro (Editorial Debate), repasa estos treinta años de trabajo intenso y descubrimientos excepcionales que han colocado a Atapuerca, y a España, entre los países que más tienen que decir sobre el origen del hombre, uno de los misterios científicos más apasionantes de la actualidad. 

-¿Por qué el título de Exploradores?
-Es por el Homo antecessor, uno de los hallazgos más importantes de todos los que se han hecho en Atapuerca. En su origen latino, antecessor significa precursor, explorador. Hace ya un millón de años, estos homínidos llegaron a Europa y la poblaron.

- ¿Cómo empezó Atapuerca?
- Fueron comienzos muy difíciles. Hay que situarse a finales del siglo XX, con una ciencia oficial que rechazaba todos nuestros descubrimientos y conclusiones. Y nos rechazaban por el mero hecho de ser españoles. La ciencia oficial entonces era anglosajona, y veía con reticencia todo lo que no se hacia bajo su ámbito y su control. Cualquier investigación china, española, etc. estaba, por definición, bajo sospecha.

- ¿Sigue siendo así en la actualidad?
- No. Hoy eso ha cambiado, aunque aún quedan algunas reticiencias… Sin embargo, fue precisamente ese rechazo lo que hizo que nos empeñáramos aún más. En 1994 apareció Homo antecessor, y cuando sugerimos que podía ser, por su mezcla de rasgos, un antepasado común de nuestra propia especie, Homo sapiens, y los neandertales, se consideró como una osadía.

- ¿Sigue usted pensando que Homo antecessor es ese antepasado común?
- Ahora, desde la madurez y con la experiencia acumulada durante estos años, estamos repensando las cosas. En el libro trato de reflejar esas reflexiones, que me llevan a ver el genero Homo de una forma muy distinta. Creo que Eurasia tuvo un papel mucho mayor en el origen de los europeos modernos de lo a que se creía. Y estamos reconsiderando algunas de esas criticas de los noventa y reestudiándolas. Ahora pienso que Antecessor pudo no ser ese ancestro común que pensábamos al principio.

- ¿Por qué?
- Porque, sencillamente, es demasiado antiguo. Se han hecho dataciones cada vez más precisas, y el resultado de cada una de ellas arroja más antigüedad que la anterior. Estamos ya rozando el millón de años, y eso es demasiado lejos en el tiempo para ser un antepasado directo. La genética nos dice que el límite para una herencia directa no debería superar los 400.000 años. Podría, eso sí, ser un “primo” muy emparentado con el auténtico antepasado directo de las dos especies.

- ¿Podría ser ese antepasado Homo heildelbergensis, la especie que apareció en la Sima de los Huesos de Atapuerca y a la que se atribuyen más de 500.000 años de antiguedad?
- Creo que tampoco, porque heidelbergensis está muy derivado hacia los neandertales. Antecessor es muy primitivo y con rasgos de sapiens y neandertales. Desde el punto de vista anatómico Antecessor sería mejor candidato, pero desde el punto de vista de la genética es demasiado antiguo.

- ¿Quiere eso decir que el auténtico antepasado común entre sapiens y neandertales aún no se ha descubierto?
- Sí, exacto. Puede que el verdadero antepasado común fuera un homínido aún no descubierto y que hubiera vivido entre Antecessor, hace un millón de años, y los humanos de la Sima.

- ¿Podría ese homínido “intermedio” del que habla aparecer, también, en Atapuerca?
- Claro que podría. Aunque yo estoy más convencido de que aparecerá en Oriente próximo.

- ¿Por qué?
- Porque es la ruta migratoria más probable para salir de Africa. Hace 1,8 millones de años los primeros humanos salieron de África y se dispersaron. Primero, hacia Asia y más tarde hacia Europa. Pasaron a través de lo que se conoce como el “corredor levantino”, una estrecha franja que atraviesa lo que hoy son Israel, Líbano, Jordania… Es una franja muy estrecha y especialmente adecuada para el paso. La cuestión es que, hoy por hoy, el verdadero origen de los humanos modernos y de los neandertales sigue siendo un misterio, un asunto no resuelto.

- ¿Cómo es la situación actual de Atapuerca? ¿Está afectando la crisis a las excavaciones?
- Por supuesto que sí. La mejor etapa de Atapuerca fue entre 2001 y hace dos años. Ahora llevamos dos años con recortes y la situación es cada vez peor. Hasta ahora hemos podido absorber esos recortes, pero existe el riesgo de que haya más y eso afectará muy negativamente a la excavación. 

- ¿Tienen pensada alguna estrategia?
- La base de todo son los fósiles, y la prioridad es que Atapuerca siga produciendo fósiles y que esos fósiles se estudien. Se puede renunciar a tiempo de excavación, incluso al número de excavadores, que habrá que hacerlo. Lo que no se puede renunciar es a excavar, porque esa es la auténtica fuente de riqueza. En 2010 Atapuerca generó, solo en la región de Burgos, 54 millones de euros y 1.130 puestos directos de trabajo.

- En julio empieza la campaña de excavación de este año. ¿Será más modesta que las anteriores?
- No. Este año la campaña se ha planteado exactamente igual que la del año pasado, porque la Fundación Atapuerca ha podido aportar los fondos que ha recortado la administración. Pero eso vale solo para este año, es una situación que no puede durar…

- ¿Qué se espera encontrar en esta campaña?
- Bueno, en Atapuerca hay sorpresas todos los años. Pero, aparte de eso, tenemos excelentes perspectivas de localizar un campamento humano de hace casi un millón de años. La doctrina oficial es que Europa fue “colonizada” no una, sino varias veces. Los primeros pobladores llegaron hace cerca de un millón y medio de años, pero se extinguieron. Después llegaron otros, que también se extinguieron, y así hasta Homo heilderbergensis. Si nosotros encontramos restos humanos de un millón de años, la idea de esa supuesta discontinuidad de los humanos en Europa se iría al traste.

Reciente investigación sobre la hipótesis de Gaia.



La clave, al parecer, está en el azufre y en la capacidad de este elemento esencial para la vida para facilitar las hasta ahora misteriosas interacciones entre las criaturas marinas, terrestres y aéreas.
La hipótesis de Gaia, formulada en los años 70 por James Lovelock y Lynn Margulis, sostiene que todos los procesos físicos y biológicos que se dan en la Tierra están inextricablemente conectados y forman un complejo sistema sensible y capaz de regularse por sí mismo.
Una de las principales predicciones que conlleva esta hipótesis es que debería de existir un compuesto del azufre, fabricado por los organismos marinos, capaz de resistir a los procesos de oxidación del agua para salir de ella, viajar por el aire y llegar también a tierra firme.
Ese compuesto sería el «nexo de uión» entre los distintos organismos y ecosistemas del planeta. Para los investigadores, el mejor candidato para cumplir con esa delicada y esencial misión sería el dimetilsulfuro (DMS).
Ahora, el equipo liderado por Harry Oduro, de la Universidad de Maryland, junto al geoquímico James Farquhar y la bióloga marina Kathryn Van Alstyne, de la Western Washington University, han conseguido poner a punto un método para rastrear y medir los movimientos del azufre en tierra, mar y aire. Lo cual podría ser crucial para confirmar, o descartar para siempre, la hipótesis de Gaia.
Según Oduro y sus colegas, su trabajo es la primera medición directa jamás realizada de la composición isotópica del dimetilsulfuro y de su precursor, el dimetilsulfoniopropionato. Medición que revela sutiles diferencias entre estos dos compuestos del azufre producidos por algas y fitoplancton.
El azufre es el décimo elemento más abundante del Universo y forma parte de numerosos compuestos, tanto orgánicos como inorgánicos. Su complejo ciclo le lleva a estar presente en el mar, el aire, la tierra y en todos los seres vivientes, por lo que juega un papel esencial tanto en el clima como en la salud de los organismos y los ecosistemas. «Las emisiones de dimetilsulfuro -explica Oduro- juegan un papel en la regulación del clima a través de su transformación en aerosoles».
Igual que sucede en muchos otros elementos químicos, el azufre se presenta en forma de diferentes isótopos. Todos los isótopos de un mismo elemento se caracterizan por tener en sus átomos el mismo número de electrones y de protones, pero no de neutrones. Por lo tanto, los isótopos de un elemento tienen idénticas propiedades químicas, pero diferente masa y propiedades nucleares. Los isótopos radiactivos de un elemento pueden ser utilizados por los científicos como «firmas» inclonfundibles de la presencia de ese elemento en cualquier compuesto que analicen.
Para Farquhar, el trabajo realizado «establece que deberíamos esperar ver variaciones en las firmas isotópicas del azufre en los océanos bajo diferentes condiciones ambientales y en diferentes organismos. Y la capacidad de hacer esto nos ayudará a responder a importantes cuestiones climáticas y, algún día, a predecir los cambios climáticos con gran exactitud. Y también a probar si la hipótesis de Gaia es o no cierta».
Fuente: ABC.ES

Egeria: la primera peregrina.




Una de las que podemos considerar "primeras viajeras", la gallega Egeria, viajó durante el siglo IV, por todo el próximo oriente siguiendo las huellas de los lugares bíblicos, buscando el conocimiento real de los lugares y sucesos que ella conocía de leídas en su abadía. 

Abandonando su reclusión y con espíritu viajero, esta mujer fue capaz de ir contra las reglas para llegar hasta la anhelada Jerusalén.



Los datos de la peregrina

EgeriaEn 1884, un investigador italiano, Gian Francesco Gamurrini, encontró un polvoriento manuscrito de la Biblioteca Della Confraternitá dei Laici, en Arezzo. En realidad son cartas escritas a unas “lejanas señoras y hermanas” describiendo su lejano viaje desde tierras lejanas hasta lugares bíblicos.

Se discutieron distintas hipótesis sobre la época e identidad de la mujer que había llevado a cabo este periplo. Fue en 1903 cuando el benedictino Don Mario Ferotín daba la clave final: la autora era una tal Etheria o Egeria, de la que no se conocía demasiado, pero que a partir de entonces se la conocerá, posiblemente, como la primera escritora española de nombre conocido y que quizás fuese monja (de edad ya madura) y su relato sería el primer libro español de viajes. 

Es un diario redactado desde la piedad religiosa, en el mundo de finales del s. IV, cuando el Imperio Romano empezaba su decadencia, y que da parte de su valentía y curiosidad por ir a recorrer estos países casi cerrados, dando detallada descripción de lugares, personas, curiosidades y costumbres. 


Sus cartas nos dan una buena idea de cómo se podía viajar en esa época, aparte de la forma imperial, desplazándose por las múltiples calzadas, lo que entonces se llamaba cursus publicus, es decir las vías que seguían las legiones; pernoctando en las ventas o mansiones, casa de postas que marcaban las etapas del viaje, ó acudiendo a la hospitalidad de los monasterios, y de cómo era el Oriente del siglo IV (El Sinaí, recuerdos bíblicos, Arabia, el monte Nebo, la ciudad de Melquisedec, Mesopotamia, Constantinopla...). 

Esta viajera nació en lo que hoy es Galicia, España, durante la segunda mitad del siglo IV. Se desconocen lugar y circunstancias de su muerte. 



Un relato de su viaje

Egeria"Allí por donde iba los monjes, sacerdotes y obispos la recibían, guiaban y acompañaban como si fuera una celebridad. No le faltaban facilidades para moverse libremente y cuando se adentraba por lugares que podían resultar peligrosos era escoltada por soldados. Los peregrinos cristianos como Egeria pudieron viajar a tan lejanas tierras gracias a la pax romana y a la red de calzadas del Imperio romano. Una red que cubría unos 80.000 kilómetros y atravesaba desde Escocia a Mesopotamia, del Atlántico al Mar Rojo, de los Alpes a los Balcanes, del Danubio al Sahara. Este increíble trazado permitía llegar desde todos los rincones del Imperio hasta el corazón mismo de la metrópoli. Aunque eran viajes largos, costosos y muy duros, las personas de rango que como Egeria disponían de un salvoconducto o pasaporte -imprescindible en la época- tenían garantizada al menos su seguridad. En una de sus cartas escrita en Arabia comenta a sus hermanas: « A partir de este punto despachamos a los soldados que nos habían brindado protección en nombre de la autoridad romana mientras nos estuvimos moviendo por parajes peligrosos. Pero ahora se trataba de la vía pública de Egipto, que atravesaba la ciudad de Arabia, y que va desde la Tebaida hasta Pelusio, por lo que no era necesario ya incomodar a los soldados.»" 


Su peregrinaje

Egeria es considerada la primera viajera y escritora de habla hispana. Era una mujer culta y muy rica de la región, que en aquellos días comprendía un territorio mucho más extenso que el que ocupa Galicia en la actualidad. Se le conocía como el extremo más occidental del mundo. 

Sus datos personales todavía son cuestionados por los historiadores, pues ella habló poco de sí misma en sus escritos. No obstante, por las fechas y lugares que menciona, se infiere que perteneció a la familia del emperador Teodosio I. Se sabe también que fue abadesa de un convento, que tenía conocimientos de griego, literatura y geografía, y que fue querida y respetada por sus contemporáneos. 



Su primer viaje fue a Jerusalén, motivado por su sed de conocimiento; prudentemente la cubrió con el paño de visita piadosa. La verdad es que quería conocer los llamados lugares santos pues deseaba comprobar los datos geográficos que se tenían sobre esa parte del mundo. 

En su largo viaje (entre 381 y 384) fue escoltada y acompañada por personajes que encontraba en el camino, desde sacerdotes hasta altos militares, quienes consideraban un honor acompañarla. La chica no desperdició el tiempo y escribió un diario, Peregrinación o itinerario, en donde detalló los pormenores de su viaje, las cosas interesantes que encontraba y las costumbres de cada lugar. 

En su viaje atravesó el sur de Galia (hoy Francia) y el norte de Italia; cruzó en barco el mar Adriático. Es seguro que llegó a Constantinopla en el año 381. De ahí partió a Jerusalén y visitó los alrededores: Jericó, Nazaret, Galilea, Cafarnaúm, describiendo meticulosamente templos y santuarios. 

Egeria permaneció un tiempo en la zona, planeando otras expediciones. Su recia personalidad fue admirada por algunas personas y severamente criticada por otras, pues en aquella época ninguna mujer “de buena cuna” salía sola, ya no digamos de su país, ni siquiera de su pueblito. El viaje de Egeria fue un gesto de libertad soberana que retó a todo el mundo conocido. 

Se sabe que la joven parte de Jerusalén hacia Egipto en 382, visita Alejandría y recorre Tebas por el río Nilo; regresa a Jerusalén y llega hasta el Mar Rojo, el Sinaí... Su pasión la lleva a establecer los lugares exactos de cada monasterio y santuario que encuentra en su camino. 
En varios tramos de su recorrido tuvo que ser acompañada por soldados romanos pues eran parajes peligrosos, muy difíciles de transitar, con climas extremosos y habitados por bandas de ladrones. 

EgeriaDespués de viajar durante más de tres años, Egeria emprende el regreso a su patria siguiendo otra ruta, para conocer distintos lugares. Va hacia Antioquia, pasa por Edesa y Mesopotamia, atraviesa el río Éufrates y el territorio de Siria. Quiso entrar a Persia pero se le impidió el ingreso, por lo que debió seguir hacia Constantinopla. 

Aquí acaba el diario y el resto de su existencia es un misterio. Se cree que Egeria empezaba a sentirse enferma, pues en sus últimos escritos hace alusión a un gran cansancio y a su poca apetencia por alcanzar Galicia. Se desconoce si volvió a su patria. Algunos años más tarde se derrumbó el imperio romano y hubo gigantescas invasiones bárbaras, por lo que viajar se convirtió en un enorme peligro y las mujeres vivieron más encerradas que nunca. Quizá la peregrina encontró su lugar en las amplias calzadas romanas… 


Fuente: viajeros.com



El primer 'mural' artístico de la Humanidad



                      Uno de las pinturas encontradas en Abri Castanet. |PNAS
  • Fue realizado hace 37.000 años por humanos modernos europeos
  • El abrigo lo usaron como vivienda cazadores de renos auriñacienses
  • Se han encontrado numerosos adornos personales realizados con hueso
Las famosas pinturas rupestres de la cueva de Chauvet, al sureste de Francia, han dejado de ser las más antiguas conocidas. Un equipo de investigadores ha descubierto otro abrigo francés, cuyo techo colapsó, y que está situado más al oeste, que fue decorado con dibujos y grabados hace unos 37.000 años, unos 5.000 antes que los caballos de Chauvet, conocida desde 1994.
Las primitivas obras de arte se encontraron en Abri Castanet en 2007, pero hasta ahora no habían sido datadas con precisión. Se trata de sencillos grabados y algunas pinturas de animales y formas geométricas que se encontraban en un bloque de piedra caliza, 1,5 toneladas de peso. Este bloque decorado formaba parte del techo del abrigo, pero estaba derrumbado.
Los investigadores, de diversas instituciones europeas y norteamericanas, utilizaron el carbono 14 sobre restos de carbón recogidos del suelo para averiguar cuando y quienes realizaron aquel mural sobre sus cabezas, concluyendo que fueron primitivos humanos del Auriñaciense, como se conoce a la cultura que sustituyó a la Musteriense, de los neandertales, y que estuvo vigente hasta hace unos 28.000 años.


El Abrí Castanet, a nueve kilómetros de Montignac-Lascaux, es conocido desde comienzos del siglo pasado como uno de los yacimientos del Paleolíticos más ricos en herramientas y ornamentos personales (dientes de animales y cáscaras perforados, bolas de marfil, etcétera), junto con el cercano Abrí Blanchard.
El equipo que ahora publica el hallazgo, en la revista 'Proceedings of National Academy of Science' (PNAS), llevaba en excavando en este lugar 15 años, sin que hubieran encontrado los grabados en las losas de piedra.
El bloque fue descubierto en 2007 en lo que fue un antiguo abrigo de cazadores de renos prehistóricos. Pertenecía a lo que fue un techo de casi dos metros cuadrados sobre el lugar donde vivían, con sus armas al acecho de las posibles presas, hace 37.000 años.
"Es algo más viejo que las famosas pinturas de la Gruta de Chauvet, al sudeste del país. Sin embargo, así como estas últimas están en un lugar subterráneo y profundo, lejos de la zona habitable, en este caso el arte aparece asociado a la vida cotidiana porque está cerca de las herramientas, del lugar donde hacían el fuego o donde elaboraban sus ornamentos", señala Randall White, primer firmante del artículo y antropólogo en la Universidad de Nueva York
Para este investigador este hallazgo, al combinarse con otros coetáneos de Alemania, Italia o Francia, abre la puerta a "nuevas preguntas sobre el significado evolutivo del arte y otras formas de representación gráfica en la vida de poblaciones humanas modernas".
"Hemos comprobado que los humanos primitivos fucionaban casi como los de hoy. Tenían roles sociales diferenciados y complejos que comunicaban mediante los adornos sobre el cuerpo, pero también practicaron la escultura y la pintura", señala White.

Fuente: elmundo.es

4 insectos llenos de polen ahogados en resina hace ciento diez millones de años.




Hace 110 millones de años, cuando los dinosaurios dominaban la Tierra, un grupo de insectos que transportaban polen quedaron atrapados en gotas de resina... Pudiera ser el comienzo de un nuevo guion de Parque Jurásico, y nada tendría de pasado-ficción. Los cuatro insectos eran hembras de tisanópteros, con el cuerpo recubierto de granos de polen. Así se han conservado en una pieza de ámbar en Álava...
Los insectos conservados en ámbar y el polen forman la evidencia directa de polinización más antigua conocida hasta hoy día -la única del mesozoico-, según la investigación publicada hoy por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), firmada por Enrique Peñalver y Eduardo Barrón (Instituto Geológico y Minero de España, IGME); Xavier Delclòs, del Departamento de Estratigrafía, Paleontología y Geociencias Marinas de la UB, y la Dra. Carmen Soriano (Sincrotrón de Grenoble), entre otros expertos.
Las plantas necesitan intercambiar el polen para su reproducción, y por eso utilizan un «transporte» eficaz, quizá el mejor posible: los insectos. Actualmente se cuentan unas 200.000 especies de animales polinizadores, la mayoría insectos. La polinización por insectos es un proceso que siempre se asocia a las plantas con flores (angiospermas), de las que hoy hay más de 240.000 especies.
Los tisanópteros (o trips), protagonistas de esta historia, son unos diminutos insectos considerados polinizadores poco eficientes durante mucho tiempo, que se alimentan generalmente de tejidos vegetales y polen (en general, de angiospermas). Suelen ser de color marrón o negro, y se conocen unas 5.600 especies.
Los científicos han hallado cuatro hembras de esos insectos tisanópteros conservadas en ámbar de Álava, hace unos 110-105 millones de años, con el cuerpo cubierto de polen de gimnospermas. Una de las hembras quedó atrapada en la resina transportando 140 granos, otra transportaba 137 granos. Estos insectos, de menos de dos milímetros de longitud, presentaban en su cuerpo unos pelos con pequeños anillos seriados, nunca vistos antes, para mejorar el atrape y transporte del polen.

Un fenómeno raro

La polinización de gimnospermas por insectos es un fenómeno muy raro. Las gimnospermas actuales, como los pinos, los abetos, las araucarias y las cycas, entre otros grupos, tienen una polinización debida al viento, que transporta el polen al azar. Hace 110 millones de años, en pleno periodo Cretácico, los bosques todavía estaban constituidos principalmente por gimnospermas, y las angiospermas (plantas con flores) eran una minoría.
¿Por qué recolectaban polen estos insectos del Cretácico? Según los expertos, los pelos anillados para recolectar y transportar el polen no surgieron debido a una presión de selección evolutiva para la polinización, sino que tendría un carácter accidental.

Ámbar de Álava

Aldea de Aistra (Zalduondo), Álava.

El Departamento de Arqueología de la University College of London y el Área de Arqueología de la Universidad del País Vasco han llevado a cabo la excavación arqueológica del despoblado de Aistra (Zalduondo). Esta excavación se enmarca en el ámbito de un amplio proyecto de investigación que se está realizando en los últimos años en torno a la formación de los paisajes medievales. Entre otras iniciativas, el proyecto prevé la excavación de varios despoblados y aldeas del norte peninsular, a través de las cuales se está analizando sobre bases arqueológicas el tránsito del mundo antiguo al medieval.



                                              Ermita de San Julián y Santa Basilisa (siglos IX-X)




Estas temáticas han sido igualmente tratadas en los últimos años por el equipo de la Universidad de Londres coordinado por el Prof. Andrew Reynolds, experto en Arqueología Anglosajona. Por este motivo se ha realizado un acuerdo de colaboración con el equipo de la Universidad del País Vasco coordinado por el Prof. Juan Antonio Quirós Castillo, cuyo primer resultado ha sido el inicio de las excavaciones en el yacimiento de Aistra (Zalduondo).

A la excavación han participado una decena de estudiantes de grado y de postgrado de la Universidad de Londres, así como varios alumnos de la titulación de Historia de la Universidad del País Vasco.

El yacimiento de Aistra, situado en proximidad de los pueblos de Araia y de Zalduondo, está constituido por los restos de una antigua aldea fundada en la Alta Edad Media a los pies de la sierra de Aizkorri, en proximidad del castillo de Murutegi. Indudablemente el elemento más significativo que caracteriza en la actualidad el yacimiento de Aistra es la ermita de San Julián y Santa Basilisa, iglesia de los siglos IX-X que ha sido objeto de estudio por parte de numerosos estudiosos. De hecho, los primeros trabajos arqueológicos se realizaron a inicios de los años 80, en ocasión de la restauración de la ermita, por parte de Elisa García Retes.




                                                 Vista aérea de las excavaciones en el yacimiento de Aistra.
                 


 Los nuevos trabajos, cofinanciados por el ayuntamiento de Zalduondo y la Diputación Foral de Álava, y realizados gracias a la implicación del profesor de Historia Medieval Ernesto Pastor, han permitido recuperar los restos de una serie de viviendas de época altomedieval realizados en proximidad de la vieja ermita. Asimismo se ha podido verificar la amplia extensión del cementerio, que se localiza al sur de la iglesia.


Las excavaciones permitirán analizar las fases más antiguas de la aldea altomedieval, y comprender los procesos de abandono y transformación de la misma.


Fuente: Arqueología Medieval.