Mikonos (Grecia)

Míkonos o Míconos (en griego Μύκονος, Mýkonos) es una pequeña isla de Grecia perteneciente al archipiélago de las islas Cícladas, localizada en aguas del mar Egeo, entre las islas de Tinos (al noroeste), Siros (al oeste), Paros (al sudeste) y Naxos (al sur). Junto con Delos y otras islas menores conforma la unidad periférica de Míkonos, perteneciente a la periferia de Egeo Meridional. Tenía una población de 9.320 habitanes en 2001. La capital y principal ciudad de la isla se denomina también Míkonos, aunque localmente se la conoce como Jora (Χώρα).

Míkonos es una de las islas más turísticas del Egeo y de Grecia. Entre sus principales atractivos están las playas, la vida nocturna y el hecho de ser la isla más cercana a Delos, uno de los cuatro principales yacimientos arqueológicos de Grecia.

Lindos (Isla de Rodas). Grecia

Video realizado por el historiador del arte y gestor del patrimonio histórico, D. Aníbal Clemente Cristóbal para la Red Española de Historia y Arqueología en: www.historiayarqueologia.com.

Lindos fue parte de la hexápolis dórica. Las tres ciudades de la isla fundaron en el 408 a. C. una nueva ciudad común, (Rodas) y establecieron instituciones comunes; buena parte de la población de Lindos se trasladó a la nueva ciudad. Lindos conservó importancia desde el punto de vista religioso, ya que tenía dos santuarios, uno de Atenea Lindia (supuestamente construido por Danaos) y uno de Heracles que tenía una pintura de Parrasio, célebre pintor.

Lindos fue el lugar de nacimiento de Cleóbulo de Lindos, uno de los siete sabios de Grecia.

Sobre la ciudad de Lindos se sitúa la acrópolis de Lindos, una ciudadela natural que fue fortificada sucesivamentee por los griegos, por los romanos, por los bizantinos, por los hospitalarios y por los otomanos. La acrópolis ofrece vistas espectaculares de los puertos vecinos y de la costa.

La moderna Lindos tiene las ruinas de la acrópolis y es un lugar turístico al que se accede en burro. También hay restos del teatro y de dos templos (el de Atenea Lindia y el de Zeus Polieo). Las calas de los alrededores son de aguas transparentes y de aspecto maravilloso. En la ciudad se rodó la película "Los cañones de Navarone".

Lindos está situada en una amplia bahía y está frente al pueblo pescador de Haraki.

Terminamos el recorrido con una muestra de cómo se fabrica la cerámica en la zona, donde uno de los artesanos nos muestra el procedimiento de la elaboración de una jarra de barro desde el torno de alfarero, todo un maestro.

España contará con su propia Mona Lisa en el Museo del Prado

La vemos como a una mujer joven de unos 20 años en comparación con su homónima del Museo del Louvre de París que parece más de mediana edad debido a su craquelado y a su tonalidad menos vigorosa.
Se trataría de una copia pintada al mismo tiempo que la Mona Lisa en el estudio del pintor italiano, paralelamente al original que cuelga de las paredes del parisino Museo del Louvre, según publica  "The Art Newspaper". Este descubrimiento podría suponer una auténtica revolución en el mundo del arte, pues estaríamos hablando del cuadro más famoso del mundo.

Los conservadores del Prado se encuentran trabajando actualmente en el análisis de esta pintura, que se encuentra desde hace años entre los fondos de la pinacoteca madrileña, pero que se pensaba que se trataba de una copia llevada a cabo por algunos de los artistas de su taller a la muerte del maestro.


Más información en la Red Española de Historia y Arqueología: http://www.historiayarqueologia.com/profiles/blogs/espana-contara-con-su-propia-mona-lisa

Un Da Vinci en Palacio

Les proponemos retroceder en el tiempo unos cinco siglos para admirar una joya del Renacimiento italiano. Por primera vez en la historia, una obra de Leonardo da Vinci se expuso en Madrid. Es "La dama de armiño", un óleo que representa a Cecilia Gallerani, una joven poetisa amante del duque Ludovico Sforza. El cuadro, que ha sobrevivido a dos guerras mundiales, al expolio de los nazis y a varios intentos de agresión, ha viajado desde Polonia hasta el Palacio Real. Hemos acompañado en su recorrido a esta bella dama de agitada historia, considerada como una de las obras más valiosas del mundo.

Roban la escena central del mosaico romano de Baños de Valdearados (Burgos)

La escena central del mosaico romano de Baños de Valdearados ha desaparecido hoy después de que uno o varios individuos entrasen al templo consagrado al dios Baco en la localidad burgalesa para llevarse una parte importante de uno de los mosaicos mejor conservados del país.
Publicado en Antena3.com


Más información en: www.historiayarqueologia.com

La magia de 'despertar' el pasado de los egipcios

Jesús Vicioso Hoyo /Jaén
La quinta campaña de la Universidad de Jaén en la necrópolis Qubbet el-Hawa tiene tanta magia como la primera. O quizá, mucha más, por aquello de que las respuestas a las preguntas al pasado están amenazadas por tijeras que no entienden lo suficiente de Historia y es, entonces, cuando la ilusión de los investigadores crece sin límites —Hacienda denegó una ayuda del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes lo que hizo 'renunciar' algunos objetivos—.

El caso es que la ciencia habla por sí sola y que los hallazgos continuaron saliendo in situ, en esta zona de Asuán, a mil kilómetros de la capital egipcia, El Cairo. Hoy, tras seis semanas, el equipo hace las maletas para regresar a casa. Ya aquí continuará el “viaje”, pero ya examinando al milímetro los hallazgos cosechados durante estos días.

Los integrantes del proyecto, capitaneado por el profesor Alejandro Jiménez Serrano, emprendieron la nueva expedición arqueológica el pasado 19 de enero, cuando los investigadores partieron, desde varias ciudades, hasta Egipto. Una vez allí, el “reloj” del encuentro con el pasado que se detuvo el pasado curso volvió a andar en las tumbas de los nobles de Elefantina para, así, despertarlas de su letargo de varios miles de años. En concreto, han “llamado a la puerta” de un grupo de tumbas de 1800 antes de Cristo.

Y ha habido sorpresas. Gratas y variadas, lo que incrementó la curiosidad y, por tanto, las ganas de saber. A pesar, incluso, de que se ha tenido que “luchar” contra varios frentes: las inclemencias propias del paso del tiempo, las violaciones producidas por rateros que a lo largo de los siglos acudieron para profanar, de manera inmisericorde, el lugar, o “metodología arcaica” de egiptólogos que, como el alemán Elmar Edel, estuvieron allí hace más de cinco décadas. También hubo incómodos cortes de electricidad que provocaron algunos retrasos y temperaturas altas incomparables a los días de frío que estos días pasa la provincia jiennense. Los arqueólogos lograron descubrimientos significativos a base de tesón, como el de que en la tumba de culto QH33 que investigan hay enterradas más de doscientas personas desde la época del Reino Nuevo, o perfiles de nuevas sepulturas. Y ha costado lo suyo, sobre todo porque, en algunos casos, tras cada poco de excavar había que parar para consolidar. Algunas de las maravillas conseguidas fue ver una momia de un difunto con una “impresionante máscara de cartonaje con la misma policromía que el ataúd que la cubre”, como indica el equipo en el diario escrito durante la presente campaña arqueológica.

En este capítulo, del pasado 19 de febrero, se relata cómo se pudo especificar que esta tumba respondía a la de un miembro de la familia gobernante de Elefantina. Su nombre, Heqaib. Otra sorpresa, más que grata, llegó cuando se toparon con la continuación de una máscara de cartonaje que cubrió una momia hasta las piernas La necrópolis aguarda desde hace milenios y los científicos de la expedición de la UJA también, aunque desde hace menos. Pero hay “sueños” imaginados que tuvieron su principio de desenlace. Como el de la apertura de la cámara intacta que se descubrió en 2010, lo que alteró, y con creces, la “dulce rutina” de la indagación arqueológica. “Nadie quería perderse el momento: se iba a presenciar la apertura de una cámara intacta que no ha visto la luz desde hace casi cuatro mil años”, escribió el equipo después de retirar la gran losa de piedra que cerraba el espacio que guardaba celosamente el ataúd, cuyo lateral conservaba una inscripción jeroglífica y un panel con dos grandes ojos “udyat” (símbolos mágicos). Esto ocurrió el sábado. Al día siguiente se desveló que se trataba de un varón enterrado en una caja funeraria con inscripciones para una mujer. El hombre, de entre veinte y treinta años, tuvo que morir inesperadamente y no dio tiempo a preparar la urna. Tuvo que tener una vida cómoda, porque, según se descifró, su musculatura no estuvo muy desarrollada, según se comprobó.

años de espera. Detrás de este féretro hay una historia que desvelar y a ella, y a muchas otras, se dedicarán próximamente los investigadores, que, después de finalizar sus trabajos de excavación, ahora tienen ante sí más tareas de búsqueda por delante con toda la información recogida en esta quinta campaña.
El equipo del Proyecto de Qubbet el-Hawa, liderado por el doctor Alejandro Jiménez Serrano, regresa a casa con parte de los deberes hechos. Ahora toca la otra parte científica, la de desgranar más misterios para que, al regresar en el futuro, el pasado dé buena cuenta de aquello que encerró para que milenios después fuesen desvelados por los investigaciones de la Universidad de Jaén.

Fuente: http://www.diariojaen.es

Arqueología de una batalla: Roma contra Cartago

El campo de la batalla de Baécula donde se enfrentaron 15.000 hombres al mando de Escipión y Asdrúbal, en el 208 aC, sale a la luz en Jaén

Alicia Rivera / Madrid
Año 208 aC. Los ejércitos romano y cartaginés, a las órdenes de Escipión el Africano y Asdrúbal Barca (hermano de Aníbal), están a punto de entablar batalla. Asdrúbal domina un cerro estratégico en el que se ha instalado ante la llegada de su enemigo. Las tropas de Escipión, que han acampado a unos cuatro kilómetros, atacan a los cartagineses: primero con la infantería ligera y luego con el grueso de su ejército, desplegando una maniobra de tenaza para rodear al ejército enemigo. Asdrúbal pierde el combate y huye, llevándose, eso sí, el tesoro y los elefantes. “Es la batalla de Baécula, una de las importantes de la Segunda Guerra Púnica, que enfrenta a las dos potencias del momento por el dominio del Mediterráneo, casi una guerra mundial”, apunta el arqueólogo Arturo Ruiz.

La historia, los detalles de esta batalla, la cuentan los historiadores romanos Polibio y Tito Livio. Pero, ¿dónde se libró exactamente? ¿Qué cerro era ese en el que se defendió Asdrúbal y atacó Escipión? ¿Por dónde avanzó uno y huyó el otro? Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Jaén afirma haber descubierto el lugar del combate y encontrado el rastro de las tropas en sus movimientos sobre el terreno. Los investigadores están leyendo los vestigios directos para entender qué pasó. Lanzas, puntas de flecha y de jabalina, tachuelas de las sandalias, proyectiles de los honderos baleares que lucharon en las filas cartaginesas, broches de los ropajes, espuelas… incluso piquetas de las tiendas de acampada o los agujeros donde clavaron los de Asdrúbal la empalizada de protección, han salido a la luz en los últimos años. En total, estos arqueólogos han recuperado ya más de 6.000 objetos, dos tercios de ellos asociados al acontecimiento del 208 a C. Los ejércitos de las dos potencias, afirman, se enfrentaron en el cerro de Las Albahacas cerca de la actual localidad de Santo Tomé (Jaén), un lugar estratégico de acceso a la cuenca del Guadalquivir desde Cartago Nova (Cartagena) que Escipión había conquistado el año anterior. Asdrúbal estaba a tiro de las minas de cobre y plata de Cástulo. Una región importante para unos y para otros.

Polibio y Tito Livio aportan detalles del enfrentamiento de Baécula
Es arqueología de una batalla, de un acontecimiento efímero, algo insólito en la tradición de unas investigaciones que suelen ocuparse de ciudades, templos, tumbas o infraestructuras que perduran durante siglos. “Hasta ahora solo se había excavado así una batalla de la antigüedad, la de Teotoburgo, en Alemania, de romanos contra los germanos, y es muy posterior, del año 9 aC.”, recalca Juan Pedro Bellón, del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica (Universidad de Jaén). “Hay alguna batalla excavada con una metodología similar, pero del siglo XIX, en concreto la de tropas estadounidenses contra indios en Little Big Horn, y algunos campamentos militares, pero nada más”, añade su colega Manuel Molinos. Por ejemplo, las batallas de Aníbal en Italia se sabe que fueron en Tesino, Trebia, Trasimeno y Cannas, pero no en qué sitio exactamente, dice Bellón, ni hay restos arqueológicos de ellas.
Con las detalladas descripciones de los historiadores romanos, los investigadores del Instituto de Jaén se plantearon, hace una década, encontrar los vestigios de la batalla de Baécula. “El general cartaginés recorría entonces los parajes de Cástulo, alrededor de la ciudad de Bécula, no lejos de las minas de plata. Informado de la proximidad de los romanos cambió de lugar su campamento y se procuró seguridad por un río que fluía a sus espaldas”, escribió Polibio. Y Tito Livio: “El ejército de Asdrúbal estaba cerca de la ciudad de Bécula y por la noche Asdrúbal replegó sus tropas a una altura. Por detrás había un río. La altura, que tenía una explanada en la parte más alta, por delante y por los lados ceñía todo su contorno una especie de ribazo abrupto”.

“La Segunda Guerra Púnica es casi una guerra mundial”, dice Arturo Ruiz
Los arqueólogos emprendieron una labor casi detectivesca para dar con el lugar de los hechos, con la ayuda de los textos clásicos y técnicas topográficas avanzadas, además de la observación directa sobre el terreno. “Schulten, en 1925, situó la batalla de Baécula al sur de Bailén, pero lo descartamos, porque la geografía no se ajustaba a las descripciones de Polibio y Tito Livio”, cuenta Arturo Ruiz, arqueólogo de la Universidad de Jaén que puso en marcha el proyecto de Baécula. También se habían propuesto otras localizaciones. Poco a poco, el equipo fue identificando posibles cerros y haciendo catas arqueológicas con detectores de metales, hasta que en el cerro de Las Albahacas empezaron a aparecer restos acordes con un enfrentamiento entre dos ejércitos. Desde 2006, realizan excavaciones en el lugar y participan en los estudios una veintena de expertos: topógrafos, numismáticos, conocedores de armamento antiguo, especialistas en paleoclima y en análisis químicos.

La investigación, financiada por el Plan Nacional de Investigación Científica, es una labor ardua y extensa. El teatro de operaciones se extiende por 400 hectáreas, aunque las prospecciones más intensas se centran en 20 hectáreas. Los arqueólogos han hecho decenas de transectos (líneas de prospección con los detectores de metales) y centenares de cuadrículas.

Lucharon unos 15.000 hombres, según los especialistas
En el 209 a C los romanos han tomado Cartagena y, un año después entran en la zona del alto Guadalquivir, dominado por los cartagineses. Aníbal ha estado en ese territorio de importancia estratégica antes de dirigirse a Italia, recuerda Bellón. Y en la península Ibérica permanecen tres ejércitos cartagineses: dos de ellos al mando de los hermanos de Aníbal, Asdrúbal Barca y Magón Barca, y otro al mando de Asdrúbal Giscón. “La batalla de Baécula abre el control de la Bética a Roma y, en adelante, Andalucía será su almacén de aceite, trigo y minas de plata y plomo”, explica Ruiz. “Según una teoría, Escipión entra en Andalucía por Despeñaperros, pero nosotros sostenemos que lo hace por el valle del río Guadiana Menor”, apunta Bellón. Quiere evitar que Asdrúbal llegue a Italia para apoyar a su hermano Aníbal y, a la vez, evitar que se unan los otros dos ejércitos cartagineses.

La historia solo contaba con las fuentes de una de las partes en conflicto, explica Ruiz. “Y los romanos ensalzan a Escipión como gran estratega que planifica el movimiento envolvente de su ejército, que afronta la dificultad y dureza de la batalla de Baécula y que, al final, derrota a Asdrúbal”, comenta Bellón. Pero ahora los arqueólogos intentan leer directamente las pruebas para averiguar qué paso. Apenas aparecen en el cerro armas cortas, lo que indica que el enfrentamiento cuerpo a cuerpo fue limitado. Sin embargo, añade Bellón, hay muchas armas arrojadizas, como lanzas, flechas, proyectiles de los honderos baleáricos y dardos.
En el cerro de Las Albahacas han encontrado armas, broches, piquetas...
“Asdrúbal elige el cerro sabiendo que es un punto defensivo estratégico para defenderse y para preparar la huida”, continúa Bellón. “Los romanos establecen su campamento a unos cuatro kilómetros e, inmediatamente, fuerzan la batalla atacando a los cartagineses. Tienen desventaja teórica sobre el terreno ya que atacan cuesta arriba, pero tienen ventaja numérica”. No está claro cuántos hombres participaron en la batalla. Tito Livio habla de 70.000 (40.000 romanos y 30.000 cartagineses). Puede ser exagerado. Los arqueólogos de Jaén lo dejan en unos 15.000 en total.

“Ni Polibio ni Tito Livio son contemporáneos de los hechos, y escriben basándose en la abundante documentación romana, aunque el primero, que nació en 200 a C, se considera una fuente más fidedigna porque escucharía datos de primera mano. De los cartagineses no hay testimonios porque la ciudad de Cartago fue arrasada al final de la Tercera Guerra Púnica, cuando los romanos finalmente se hicieron con el poder absoluto del Mediterráneo”, apunta Molinos.

Después de Baécula, Escipión permanece poco tiempo en el campamento del cerro que ha tomado al enemigo. Asdrúbal huye y llega a Italia, en el 207 a C. Una vez allí, envía dos emisarios a Aníbal, pero los romanos los interceptan y atacan: Asdrúbal muere en la batalla de Metauro.

El rastro de las tachuelas de sandalia

Las sandalias de los romanos, que no de los cartagineses, llevaban unos remaches de hierro en la suela de cuero, para proteger el material frente al deterioro del uso y para mejorar el agarre. Las tachuelas se desprendían. O el calzado quedaba abandonado por alguna causa. Entonces esas piezas, denominadas clavi caligarii, de un centímetro de diámetro aproximadamente y dos o tres milímetros de alto, con una punta curvada para sujetarlas al cuero, quedan sembradas por el campo. Para los expoliadores carecen de valor, así que permanecen en el lugar durante siglos, hasta convertirse en un tesoro para los arqueólogos.
“Hemos encontrado cientos de tachuelas en Baécula y, gracias a ellas hemos podido localizar no solo el campamento romano, su punto de partida, sino también el camino de unos cuatro kilómetros que recorrió el ejército de Escipión para atacar al enemigo en el cerro, así como la zona donde se desplegó y la batalla”, explica el arqueólogo Juan Pedro Bellón. Es una forma de arqueología dinámica importante, e incluso se han hecho estudios para estimar cuántas tachuelas perdería un soldado romano caminando, añade Bellón.

Las tachuelas salen ahora a la luz con los detectores de metales (apoyados con GPS para una localización exacta de cada pieza), y los arqueólogos de Baécula han analizado los resultados del barrido del territorio con ellos identificando las zonas de mayor densidad de tachuelas (campamentos y batalla) y piezas más dispersas en el camino. Cuando los investigadores han comparado la ruta que marca el rastro de las tachuelas con el mejor camino trazado sobre la topografía de la zona han visto que los romanos acertaron.
¿Y de los movimientos de los cartagineses? Puede haber un rastro de sus monedas, sus armas... El plan de investigación ahora es seguir a las tropas de Asdrúbal en la retirada y profundizar el conocimeinto del campo de batalla.

Reconstrucción de la batalla de Baécula:



Vía: www.elpais.com / www.historiayarqueologia.com