El antepasado católico de la Mezquita de Córdoba

Poca gente sabe que los musulmanes derribaron una importante basílica cristiana y reutilizaron los materiales para construir en el mismo lugar su templo tras la invasión de la Península 

Pocos son los que dudan de que la Mezquita de Córdoba es, por su extraordinaria belleza y complejidad artística, uno de los edificios más impresionantes que se pueden ver hoy en el mundo. Un edificio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco que popularmente se asocia al arte musulmán, pero del que la mayoría desconoce que fue construido sobre las ruinas del templo cristiano más importante que había en esta ciudad andaluza: la Basílica de San Vicente.

Más de dos siglos estuvo en pie este gran templo dedicado al culto católico que hizo las veces de sede episcopal del obispo Osio de Córdoba, mano derecha del emperador Constantino. En concreto, desde que fuera construido en una fecha indeterminada del siglo VI, hasta finales del siglo VIII, 75 años después de la invasión musulmana. «Los cristianos del norte de España recordaron la Basílica de San Vicente Mártir hasta el Reinado de Alfonso VI, en el siglo XI. Las crónicas del Monarca aluden a que la Reina vino a Córdoba a dar a luz y quiso hacerlo, decía, “en la iglesia que se encontraba en la parte occidental de la Mezquita”, que es, efectivamente, el lugar en el que están los restos de la basílica», cuenta a ABC el canónigo archivero de la Mezquita-Catedral de Córdoba, Manuel Nieto Cumplido, considerado uno de los grandes estudiosos del monumento y autor de varios libros sobre su historia.

«Después cayó en el olvido durante siglos –añade–, porque las crónicas musulmanas son muy concisas en recoger los acontecimientos católicos de las ciudades que dominaban. Los cristianos cordobeses se convirtieron en una minoría que acabó exiliándose a Castilla tras la conquista de los almohades y la diócesis quedó despoblada, lo que sin duda influyó en el recuerdo de la existencia de esta iglesia. Tras la reconquista en 1236, tampoco se recuperó su memoria, porque ya no se tenía conocimiento de ella. No la conocía ni el mismo Alfonso X El Sabio, que contó la Reconquista de la ciudad refiriéndose a Córdoba únicamente como una antigua colonia patricia romana. Se saltó de golpe dos siglos y medio de historia».

Una mezquita con los restos de la Basílica

El 19 de julio del 711 había tenido lugar la batalla de Guadalupe, cerca de Sevilla. La derrota de don Rodrigo y las tropas cristianas dejó el paso franco a los bereberes. La invasión musulmana avanzaba inexorable y Córdoba no tardó en ser conquistada ni tres meses. Sin embargo, la Basílica de San Vicente aún estuvo en pie unas cuantas décadas, las que pasaron hasta que Abd al-Rahmán I fijó su residencia en la ciudad, en el 756, y el tiempo que pasó después moldeando en su cabeza la idea de construir un gran templo islámico digno de su dinastía, la de los Omeya de Damasco.

Fue finalmente en el 785 cuando comenzó su gran proyecto. Hasta esa fecha, la basílica se hallaba repartida, a efectos de culto, entre cristianos y musulmanes, pero Abd al-Rahmán I decidió entonces negociar con los mozárabes la compra de su parte a cambio de dinero y la autorización para reedificar algunas de las iglesias que se habían demolido durante la invación. 

Pero el destino de la Basílica de San Vicente era otro bien distinto. Abd al-Rahmán I ordenó derribarla de inmediato y, un año después, levantar sobre sus ruinas la gran mezquita. Y no solo eso, sino reutilizar todo los materiales de esta para la construcción del nuevo templo, especialmente fustes, capiteles o, incluso, las mesas del altar. «Se puede decir, por supuesto, que el origen de la Mezquita es católico. La basílica se encontraba allí antes dedicada al culto católico y, además, en la parte fundacional de esta no hay nada creado por los musulmanes. Solo usaron las piedras de esta y de otros templos de Córdoba», explica Nieto Cumplido.

La Basílica olvidada

Se cerraba así un ciclo de la historia Córdoba: el que había comenzado a mediados del siglo VI, cuando se trasladó la sede episcopal a intramuros, construyéndose la Basílica de San Vicente, y se organizó aquella zona como un auténtico centro de poder. La basílica y sus alrededores debían servir como elemento integrador de una futura planificación urbanística desarrollada conscientemente desde Bizancio. Y así fue, porque actualmente el lugar conserva todavía su prestigio.

Pero la Basílica fue arrasada y su existencia cayó en el más absoluto olvido en el siglo XI, y así continuó durante los ocho siglos siguientes. «No se volverá a tener conocimiento de ella hasta el siglo XIX, con la traducción de las crónicas hispano-musulmanas que aparecieron durante la conquista francesa del norte de África. Estos textos hablan de la entrada de los musulmanes en Córdoba y de los tratos hechos para el establecimiento de una mezquita en la Basílica de San Vicente, con la compra del patio del edificio para comenzar a construirla», asegura el archivero de la Mezquita-Catedral.

Fue precisamente uno de los textos de Alfonso VI el que utilizó el arquitecto español Félix Hernández para encontrar, durante la Segunda República, la antigua Basílica de San Vicente, de la que consiguió recuperar una parte: «No se conocen las medidas exactas, porque no se excavó en su totalidad. Al comenzar la Guerra Civil, la parte de Abd Al Rahman I, que es donde se encontraba, estaba totalmente levantada por las excavaciones, pero la autoridad militar competente amenazó a Félix Hernández diciéndole que o lo tapaba o acababa con él. Tuvo que taparlas totalmente y no le dio tiempo a levantar planos de lo que había excavado. Es por eso que es imposible conocer el tamaño exacto, aunque se sabe que fue grande porque en el patio aparecieron restos de los edificios administrativos de antigua basílica», declara.
Algunos de esos capiteles y fustas que reutilizó Abd al-Rahmán I para la construcción de su templo islámico en el 786, e incluso el mosaico original de la basílica cristiana, están hoy expuestos en Córdoba como relato de aquella primera página histórica del actual edificio de la Mezquita. Una página oculta y enterrada durante muchos siglos.

Fuente: www.abc.es

Comienzan las excavaciones en la Sierra de Atapuerca

Comienzan las excavaciones en los yacimientos de la sierra de Atapuerca dirigidas por Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell. Este año la campaña de excavaciones se desarrollará solo durante el mes de julio, por la necesidad de concentrar esfuerzos en la organización del Congreso Mundial de Prehistoria y Protohistoria de la UISPP en septiembre. Solo habrá dos turnos de excavación, con una participación total de 150 personas, en su gran mayoría miembros del Equipo de Investigación de Atapuerca. Se espera que la campaña 2015, como en años anteriores, vuelva a ser de 45 días.

Los yacimientos y lugares en los que se va a trabajar son:

1 Sima del Elefante: Ubicado en la Trinchera del Ferrocarril. Aquí se han descubierto fósiles humanos de más de 1,2 millones de años. El objetivo de esta campaña es la excavación de una superfície de alrededor de 10m2  de la base del nivel TE9c que permitirá conocer si en la base de ese nivel existen evidencias de presencia humana, ya sea a través de sus fósiles, de restos de animales antropizados (con huellas de intervención humana), o de herramientas. El segundo objetivo se centra en continuar la excavación del nivel TE7 (el más antiguo de toda la Trinchera del Ferrocarril documentado hasta ahora) y poder ver su potencia sedimentaria y la naturaleza de los restos recuperados en ese nivel.

2 Galería: Está en la Trinchera del Ferrocarril, a unos 50m del yacimiento de Gran Dolina. Abarca un rango cronológico amplio, entre 500.000 y 250.000 años de antigüedad. Los objetivos de esta campaña se centran en continuar la excavación de la Unidad IIIb (nivel TG11). Las herramientas líticas y los restos faunísticos que se recuperen tendrán una antigüedad en torno a los 250.000 años.

3 Gran Dolina: También en la Trinchera del Ferrocarril. Es el yacimiento donde se ha hallado la especie Homo antecessor. Se va a continuar excavando en dos niveles distintos: el nivel TD10 con una antigüedad de unos 400.000 años y el nivel TD4 de entre 1.000.000 y 900.000 años de antigüedad. Por un lado, en el tramo superior de Gran Dolina se va a excavar en extensión la unidad TD10.3. Esta unidad tiene una antigüedad de unos 420.000 años, y se conoce solo lo que apareció en el sondeo realizado en 1993 y en el perfilado de una parte de la sección llevado a cabo entre los años 2000 y 2001. Por los datos obtenidos hasta el momento, tras haber documentado en TD10.2 unos campamentos de cazadores de bisontes altamente especializados, se vuelve a encontrar un registro producto de estrategias de subsistencia diversificadas (en cuanto a animales procesados y rocas utilizadas para la producción de instrumentos), características de los yacimientos pleistocenos de Atapuerca.

La excavación durante esta campaña y las siguientes de las unidades TD10.3 y TD10.4 permitirá entrar de lleno en el mundo del Modo 2 Achelense, del que se tiene también información relevante en el yacimiento de Galería y, por supuesto, en el completo registro paleoantropológico de la Sima de los Huesos.

En la parte baja de Gran Dolina se procederá a excavar el nivel TD4 de 1 millón de años de antigüedad. Este nivel se caracteriza por ser el hogar de un antepasado de los osos de las cavernas, el Ursus dolinensis. Junto a estos animales también es frecuente recuperar fósiles de grandes herbívoros, principalmente rinocerontes y ciervos gigantes, que caían al interior de la cueva por la gran fisura que había en el techo. La presencia humana en la cueva está atestiguada por herramientas de piedra (industria lítica) y parece estar relacionada con el aprovechamiento de estos animales caídos. Durante esta campaña se espera aumentar la colección de artefactos líticos, así como de restos de estos magníficos animales.
4 Cueva del Mirador: Se sitúa en el extremo meridional de la sierra de Atapuerca, dominando el valle del río Arlanzón. En Mirador se continuará la excavación de los sectores 100 y 200. En el sector 100 se finalizará la excavación del nivel 105, con una cronología de la Edad del Bronce medio, y se continuará profundizando. En el sector 200 está previsto finalizar la excavación del sepulcro colectivo del Calcolítico durante los primeros días de campaña e iniciar la excavación del nivel de ocupación que se halla por debajo, con una cronología probablemente del Neolítico.

5 Fuente Mudarra: Durante la campaña de 2014 se trabajará en el yacimiento al aire libre de paleolítico medio Fuente Mudarra. Este lugar se abrió hace ya dos años y se trabaja en una cata de 12 m2 en donde se han encontrado varios niveles de cronología neandertal. Un equipo de 8/9 personas, coordinado por la profesora de la UBU, Marta Navazo, trabajarán en este paraje recuperando las herramientas de piedra que allí abandonaron los diferentes grupos de neandertales que habitaron ese paraje durante miles de años.

6 Portalón de Cueva Mayor: Es la entrada de Cueva Mayor. Se trata de un yacimiento excepcional para el estudio de la prehistoria reciente (los últimos 10.000 años). Actualmente se han detectado ocupaciones humanas desde el mundo Medieval y Romano hasta las diferentes fases de la Edad del Bronce, el Calcolítico y el Neolítico.

7 Sima de los Huesos: Es una pequeña cavidad al pie de una sima vertical de unos catorce metros de caída, enclavada a casi un kilómetro de la actual entrada de Cueva Mayor. En este yacimiento se encontraron los primeros fósiles humanos de la sierra de Atapuerca en 1976. Se trata de un lugar único en el mundo, donde se ha hallado el 90% de fósiles humanos encontrados en todo el planeta de la especie Homo heidelbergensis. Recientemente, la revista Science publicaba con el máximo rango un artículo de investigación sobre los 17 cráneos hallados en este yacimiento, único en el mundo.

8 Galería de las Estatuas: Este yacimiento se encuentra ubicado a unos 350 metros de la actual entrada de Cueva Mayor. Aquí se está interviniendo en sedimentos del Pleistoceno Superior que registran ocupaciones de neandertales, siendo el único yacimiento de esta época conocido en la sierra de Atapuerca.

9 Instalación de lavado del río Arlanzón: El lavado de sedimentos sirve para la recuperación de la microfauna de Atapuerca, es decir los diminutos fósiles de mamíferos, anfibios, aves, reptiles y peces de los yacimientos de la sierra Atapuerca. Se realiza en las orillas del río Arlanzón a su paso por Ibeas de Juarros, donde se lava todo el sedimento de cada uno de los yacimientos que se excavan en  Atapuerca.

La mayoría de los investigadores que excavan en la sierra de Atapuerca pertenecen a distintos Centros de Investigación del Proyecto Atapuerca, de los que los principales son: la Universidad de Burgos (UBU), el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos (CENIEH), el Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social, de Tarragona (IPHES), el Centro de la Universidad Complutense de Madrid y del Instituto de Salud Carlos III, de Evolución y Comportamiento Humanos (UCM - ISCIII), la Universidad de Alcalá de Henares y la Universidad de Zaragoza (UNIZAR). Pero una buena parte de ellos procede de otras universidades y centros de investigación nacionales e internacionales.

La Fundación Atapuerca, en el marco de su labor de apoyo a la investigación, y como complemento a la financiación de la Junta de Castilla y León para las excavaciones, colabora en coordinar y optimizar los esfuerzos que se reúnen en torno a la campaña de excavaciones.

El misterio del ejército persa perdido en el desierto del Sahara puede haber sido resuelto

Foto: Detalle de guerreros persas en un friso del Palacio de Darío, en Susa. Museo de Pérgamo / Vorderasiatisches Museum, Alemania. Créditos Fotográficos: Mohammed Shamma / CC BY 2.0.

El profesor O. Kaper (izquierda), arqueólogo de la Universidad de Leiden, cree haber resuelto uno de los grandes misterios de la historia antigua, la desaparición de los 50.000 soldados del ejército persa de Cambises II en el desierto egipcio alrededor del año 524 a.C. De acuerdo con Heródoto, Cambises II, el hijo mayor de Ciro II, envió a su ejército para que destruyera el Oráculo de Amón en el Oasis de Siwa.

50.000 soldados penetraron en el desierto occidental egipcio cerca de Luxor.

En algún lugar en mitad del desierto, el ejército se vio sorprendido por una tormenta de arena, siendo sepultado. Aunque muchos investigadores consideran la historia como un mito, tanto aficionados como arqueólogos profesionales han buscado los restos de los soldados persas durante muchas décadas. El profesor Kaper nunca creyó esta historia: “Algunos esperan encontrar un ejército entero, totalmente equipado. Sin embargo, la experiencia ha demostrado desde hace tiempo que no se puede morir a causa de una tormenta de arena”.

Kaper sostiene que el ejército perdido de Cambises no desapareció, sino que fue derrotado: “Mi investigación muestra que el ejército no estaba simplemente pasando por el desierto, su destino era el Oasis de Dakhla. Esta era la ubicación de las tropas del líder rebelde egipcio Petubastis III, quien emboscaría al ejército de Cambises, logrando de esta manera, desde su base en el oasis, reconquistar una gran parte de Egipto, después de lo cual el mismo fue coronado en la capital, Menfis, como rey”.

El hecho de que este fue el destino del ejército de Cambises II queda claro cuando Darío I puso fin a la revuelta egipcia dos años después de la derrota de Cambises II: “Darío atribuyó la vergonzosa derrota de su predecesor a los elementos naturales. Gracias a esta manipulación efectiva, 75 años después del evento, Heródoto sólo pudo tomar nota de la historia que hacia referencia a la tormenta de arena”. Durante los últimos diez años, el profesor Kaper ha participado en excavaciones en Amheida, en el Oasis de Dakhla.

A principios de este año, descifró una lista completa con los títulos de Petubastis III en los antiguos bloques del templo: “Ahí es cuando las piezas del rompecabezas se pusieron en su lugar”, indicó el profesor Kaper. “Los bloques del templo indican que el lugar debió haber sido una plaza fuerte a comienzos del período persa. Una vez que combinamos esto con la limitada información que teniamos sobre Petubastis III, el lugar de la excavación y el relato de Heródoto, hemos sido capaces de reconstruir lo que sucedió”.

El descubrimiento fue presentado en la Conferencia Internacional del ERC proyecto BABYLON celebrado en Leiden, Países Bajos, del 18 al 20 junio del año 2014.

Fuente: Imperio Persa Aqueménida

Revelan el secreto para trasladar los bloques de piedra de las pirámides de Egipto

Las piedras que se arraban sobre una losa se transportaban por zonas donde se había humedecido la arena, lo que permitía un mejor arrastre

Cada uno de los bloques de piedra de La Gran Pirámide de Keops (Giza, El Cairo) pesa entre dos y sesenta toneladas. En total, suman más de dos millones de bloques solo para esta pirámide. Aunque hasta ahora no estaba claro cómo los egipcios consiguieron mover esta gran cantidad de piedras, físicos de la Fundación FOM y la Universidad de Amsterdam han descubierto que utilizaban un truco para hacer más fácil su transporte durante la construcción de las pirámides.
Según han señalado los autores del estudio, las piedras, que solían arrastrarse sobre una losa a la que se ataba una cuerda a modo de 'trineo', se transportaban por zonas donde se había humedecido la arena, lo que permitía un mejor arrastre.
Según explican los expertos en el artículo publicado en «Physical Review Letters», los experimentos realizados han demostrado que una cantidad correcta de humedad en la arena reduce a la mitad la fuerza de tracción requerida.
Para llegar a esta conclusión, los físicos colocaron una versión de laboratorio del trineo egipcio en una bandeja de arena. Con este ejemplo se determinó tanto la fuerza de tracción requerida, así como la rigidez de la arena en función de la cantidad de agua en la arena.
Con estas prácticas, los científicos hallaron que la fuerza de tracción requerida disminuyó de manera proporcional a la rigidez de la arena. Esto se debe al suceso conocido como «puente capilar», cuando pequeñas gotas de agua se unen los granos de arena y forman un plano rígido.
«Un trineo se desliza con mayor facilidad sobre la arena del desierto firme simplemente porque la arena no se acumula en la parte delantera del trineo como lo hace en el caso de la arena seca», apunta la investigación.
Los expertos señalan que, posiblemente, los egipcios fueron conscientes de este «truco útil». Una pintura mural en la tumba de Djehutihotep muestra claramente una persona de pie en la parte delantera del trineo tirado y vertiendo agua sobre la arena justo en frente de ella.

Halladas unas 50 momias en el valle de los Reyes de Egipto

Los restos de unas 50 momias, incluidas algunas de recién nacidos al parecer pertenecientes a la decimoctava dinastía faraónica, han sido hallados en el valle de los Reyes, en Luxor (Egipto), ha anunciado el ministro de Antigüedades, Mohamed Ibrahim.
Una misión arqueológica de la Universidad de Basilea (Suiza) ha encontrado en la zona de Luxor, en el sur de Egipto, una gran tumba con restos de unas cincuenta momias que datarían del Imperio Nuevo faraónico (1539-1075 a.C.), según ha informado el ministro egipcio de Antigüedades, Mohamed Ibrahim, en un comunicado.Los arqueólogos han descubierto el mausoleo durante las tareas de excavación que realiza en la necrópolis del Valle de los Reyes, situado en la ribera oeste del río Nilo.
Entre las momias, figuran algunas de miembros de la familia real pertenecientes a los faraones Tutmosis IV y Amenofis III, de la dinastía XVIII (1569-1315 a.C).

Varias princesas se encuentran en la tumba

El ministro egipcio ha explicado que la inspección preliminar de los grabados jeroglíficos en las vasijas halladas dentro de la tumba revelan la identidad de más de treinta difuntos, entre ellos varias princesas, cuyos nombres salen a la luz por primera vez.
Entre estas últimas destacan las llamadas "Ta Um Wag As" y "Nefronebu", además de otras cuatro princesas y varias mujeres extranjeras. Además, en el lugar se descubrieron vestigios de sarcófagos de madera y máscaras de tela y yeso que representan el rostro del difunto.
Por su parte, el director de Egiptología del ministerio, Ali Al Asgar, ha revelado que este descubrimiento aún requiere de mayores estudios y que espera que los resultados de los exámenes efectuados en fragmentos de utensilios funerarios hallados en la tumba revelen la identidad detallada de las momias.

Palacio real de la dinastía XVIII

Asimismo, darán a conocer más aspectos de la estructura del palacio real de la dinastía XVIII, la naturaleza de la vida diaria y las costumbres que se cumplían en la sepultura de la gente durante esa época.
Por su parte, la jefa de los expertos suizos, Alina Palin, ha explicado que entre los restos de las momias figuran unas de niños recién nacidos, que están bien embalsamadas.
Los vestigios de los sarcófagos de madera y las máscaras indican que la tumba fue usada, después de la realeza, por miembros de las familias de los sacerdotes, indicó la arqueóloga, quien aseguró que las primeras inspecciones revelan que el lugar fue saqueado en varias ocasiones en épocas pasadas.

Vía: www.historiayarqueologia.com

Los falsos mitos del ejercicio físico

¿Sudar adelgaza? ¿Hacer abdominales reduce la tripa?... Conoce lo que no debes esperar cuando practiques deporte

Con la llegada del buen tiempo, muchas personas comienzan a practicar algún tipo de deporte ya sea al aire libre o en un gimnasio. Pero antes de empezar, conviene conocer cuáles son esas creencias tan extendidas sobre la actividad física que no son ciertas. De esta forma, conocerás qué rendimento puedes obtener de tus ejercicios y tu esfuerzo. El Servicio de Promoción de la Salud de Sanitas (SPS) echa por tierra en su web algunos de esos mitos:
 
1. Sudar adelgaza. Perdemos líquido, pero no perdemos calorías, y puesto que nuestro cuerpo es 70% líquido perdemos peso en el momento. Pero como nuestro cuerpo crea sensación de sed, recupera todo el líquido y minerales perdidos y en consecuencia el peso perdido. Esto quiere decir, que envolverse en plástico o salir a las dos de la tarde a hacer deporte en pleno sol de agosto no ayuda a perder peso sino que es un riesgo de sufrir de deshidratación y/o un golpe de calor, ambos emergencias médicas.
 
2. El atletismo es el ejercicio más completo. Es la natación, la cual trabaja más de dos tercios de todos los músculos del cuerpo y fortalece el sistema cardio-pulmonar.
 
3. Los abdominales eliminan la grasa de la tripa. Es un ejercicio que quema calorías y, por tanto, reduce la grasa corporal a nivel global, no localmente. Crece el músculo.
 
4. Evitar agua durante el ejercicio porque produce flato. Se produce por la falta de oxígeno y fatiga de los músculos respiratorios. No se debe dejar de beber agua mientras entrenamos porque nuestro cuerpo lo necesita para estar hidratado, reponer minerales y funcionar correctamente.
 
5. Realizar ejercicio en ayunas. Se utilizan las pocas reservas de hidratos de carbono de las que disponemos del día anterior robamos energía del sistema nervioso central y se corre el riesgo de sufrir hipoglucemia y/o un síncope entre otros.
 
6. Andar después de comer. Durante la digestión ésta roba mucha cantidad de sangre y esto disminuye el riego sanguíneo del resto del cuerpo. Por otro lado dificultará al sistema digestivo absorber los nutrientes porque debilitamos su función. Espera al menos una hora.
(El Servicio de Promoción de la Salud de Sanitas (SPS) está formado por 90 profesionales sanitarios (médicos, enfermeras, nutricionistas, psicólogas, matronas) que asesoran sobre diversos problemas de salud).

Pompeya, la primera capital del sexo

El comercio sexual no se limitaba en Pompeya al célebre lupanar. La prostitución era moneda común en tiendas y tabernas, pero el sexo era una realidad omnipresente en la ciudad del Vesubio, una realidad que los romanos vivían sin complejos [aquí puedes ver una galería de imágenes del arte erótico de la ciudad romana]. Al excavar bajo las cenizas no solo podemos recomponer las imponentes bibliotecas de sus villas, sino que también rescatamos su manera de entender la vida y el tumultuoso universo de las relaciones íntimas.
Y para muestra un botón: hay una ínsula en Pompeya que investigan arqueólogos e historiadores españoles, dirigidos por José María Luzón. No es una cervantina Barataria, sino una manzana de casas, en un barrio de gente acomodada: La ínsula VII-6. En el dintel de una de las grandes casas, la 28, según nos cuenta la estudiosa de los grafitos pompeyanos, Macarena Calderón, figura el nombre de su dueño, un tal Secundus. Pues en el interior, en una de las paredes, hay un grafiti que dice: «Secundus felator rarus». La traducción más correcta sería: «Secundus es un chupador poco frecuente». ¿Elogio? ¿Venganza?
La ínsula VII-6 es el lugar en el que José María Luzón ha dirigido proyectos tan vanguardistas como el de la Casa de la Diana Arcaizante, todo un alarde arqueológico y tecnológico que ha servido para reconstruir la vida en esta importante casa pompeyana. A pocos metros de allí alguien escribió en un muro «Restituta casta», es decir un elogio a la castidad de una matrona llamada Restituta que vivía en las inmediaciones. ¿Por qué? Para diferenciarla, seguramente, de otra Restituta muy popular en el barrio, la meretriz de guardia.
También allí mismo hay un grafiti que podría compararse con el inocente «tonto el que lo lea» que todos conocemos. Solo que en Pompeya incluso el «tonto el que lo lea» más común era una pintada de cargado carácter sexual. Se dice así: «Et quiscripit felat», «el que escribió la chupa».
La ciudad, verdadera cápsula de tiempo, se abre en cada muro a las historias que los arqueólogos de medio mundo no han dejado de estudiar desde tiempos de Carlos III. Se cuenta que el mejor alcalde (y arqueólogo) de la época mandó parar una excavación cuando descubrieron que la maravillosa escultura de un fauno que habían encontrado terminaba más abajo en una impúdica coyunda con una cabra vieja.

Una visita al Lupanar

Sea como fuere, tal y como demuestra el libro de Mary Beard «Pompeya. Historia y leyenda de una ciudad romana» (Crítica), la mujer era mucho más visible en Roma (compraba, cenaba con hombres, disponía de su fortuna) que en otras civilizaciones. Pero era un mundo de hombres en el que el estatus, el poder y la buena suerte se expresaban a través del miembro viril. Por eso hay falos dibujados, esculpidos y tallados sobre los dinteles, en los hornos de pan, tallados en la calzada, y miembros con campanillas que sonaban al abrirse la puerta o agitarse el viento. Incluso penes con alas. Este último icono, el ave pene es, para Mary Beard, mezcla de chiste y de celebración impúdica.
La mujer era visible y sostenía, como ciudadana, la administración de la casa y la crianza de los hijos. Pero no controlaba su vida ni su sexualidad, máxime si era esclava. La fidelidad a la esposa no era muy apreciada por los romanos, ni siquiera era ejemplar, una virtud digna de admiración. Aunque el acoso sexual a los hijos y mujeres de miembros de la clase alta sí estaba mal vista, la tensión sexual a menudo se liberaba gracias a la disponibilidad de esclavas y esclavos que los miembros eminentes de la sociedad mantenían accesible. Los pobres, eso sí, que no podían permitirse la sumisión de sus esclavos, recurrían a la prostitución.

La fidelidad poco valorada

A cambio de esa falta de valoración de la fidelidad, había pocos ciudadanos romanos de la época que no sintieran cierta angustia ante la cuestión de la comprobada paternidad de sus propios hijos. Lo que resultaba aberrante, incluso podía destruir una carrera política, era la mera extensión del rumor sobre la participación de un varón en el papel pasivo de una relación homosexual. No era poco frecuente la relación entre varones, pero solo resultaba reprobable quien «cambiaba de rol» en aquella sociedad que comenzó a llamar virtud a una cualidad pública cuya etimología procede de vir (raíz de viril).
Hay muchos detalles interesantes sobre la imagen de los sexos. Para empezar, los hombres que se prostituían eran considerados mujeres en la lógica romana. Las prostitutas debían llevar toga viril para diferenciarse de las mujeres respetables. Sin embargo muchas eran forzadas por rufianes a desempeñar el llamado oficio más antiguo del mundo. Incluso el teatro ha dejado constancia, como recuerda Mary Beard, de los peligros del amor con meretrices. Ningún padre podía soportar la idea del matrimonio de su hijo con una ramera, pero las comedias están llenas de casos en los que, al final, ese amor triunfaba porque se llegaba a descubrir la honrada, si no noble, cuna de la pobre muchacha explotada y salvada por el afecto de un ciudadano sensible.

Frontera desdibujada

Detrás de estos alardes sentimentales se esconde un matiz revelador: no era tan claro el meridiano que separaba la respetabilidad y la prostitución. Pero también es cierto que se vislumbra la existencia de afecto incluso en las relaciones de explotación. En el cadáver de una mujer hallado entre las ruinas se encontró una pulsera de oro muy costosa, con la inscripción «Del amo para su esclava»
Volviendo a las pintadas, no se limitan a los muros del Lupanar. Tabernas, tiendas y soluciones habitacionales con acceso directo a la calle eran escenarios habituales del comercio sexual que ha dejado registro arqueológico. Muchas habitaciones, incluso en casas respetables, albergaban pinturas de motivo erótico, como la Casa de los Vetios. Pero, a veces, en la fachada hay un grafito que ofrecía los servicios de Eutíquide por dos ases (precio más que popular).

Las pintadas del Lupanar

En el célebre Lupanar, las pintadas con más explícitas y se concentran en los primeros cubículos, que serían empleados como salitas de espera para los clientes. «Aquí f... yo». Pero había de todo. Un cliente puso en el Lupanar una cita de Virgilio. Muchos están firmados con el nombre, lo cual indica que no había problema social por reconocer esa actividad. Otro puso incluso su profesión, «vendedor de ungüentos». Y hablan de dinero, mucho más que los dos ases de Eutíquide: un hombre consigna que ha «echado un buen polvo por un denario», que equivale a 16 ases. Los dos ases parecen más un insulto que otra cosa. Pero el Lupanar era un lugar bastante siniestro.
Nos hemos dejado engañar, en opinión de Mary Beard, por los intentos de los romanos de hacernos creer que todo estaba muy establecido y diferenciado. La verdad es que las prostitutas eran de muy diversa condición: camareras, taberneras, floristas, porqueras y tejedoras, y en ocaciones el coito con los clientes podía considerarse parte del trato o del negocio que regentaban o en el que estaban empleadas. El sexo a cambio de dinero estaba tan repartido como la comida, la bebida o la vivienda, concluye la estudiosa en el fascinante libro publicado por Crítica. Y este es solo uno de sus capítulos. En él se puede entrar de lleno en todos los aspectos de la vida pompeyana.