El sacrificio ritual de los 550 hombres de Hernán Cortés

Una excavación en México revive la captura, encierro y muerte de una expedición del conquistador español a manos indígenas

El paso de los siglos no ha podido borrar las huellas del horror. La excavación del recinto prehispánico de Zultépec-Tecoaque, a 63 kilómetros de la Ciudad de México, ha sacado a la luz el destino atroz que corrieron en plena conquista los 550 integrantes de una olvidada expedición de Hernán Cortés. La caravana, en su camino hacia Tenochtitlán, fue atacada por los acolhuas, aliados de los aztecas. Llevados al poblado indígena, los prisioneros entraron en un túnel sin salida. Uno tras otro, fueron sacrificados ante dioses extraños. La pesadilla duró de junio de 1520 a marzo de 1521. Cuando los hombres de Cortés llegaron al lugar, ya no quedaba ninguno vivo. La hecatombe se había completado. Y Zultépec, bajo el hierro español, fue arrasada.
Los trabajos arqueológicos, reiniciados en agosto pasado tras una primera fase entre 1993 y 2010, han hallado nuevos vestigios de este infernal cautiverio. Son las celdas en las que pasaron sus últimos días los prisioneros y que materializan el abismo al que se enfrentaron las dos civilizaciones. “Lo que ocurrió ahí fue un ejemplo de choque cultural, pero también un episodio de resistencia”, explica el responsable de la excavación, Enrique Martínez Vargas, de Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

El arqueólogo Enrique Martínez Vargas. Foto Melitón Tapia, INAH.

La historia, o al menos una versión de la misma, fue recogida por el propio Cortés en sus Cartas de relación, y en ella juega un papel clave la expedición de Pánfilo Narváez, enviado por el gobernador de Cuba para apresar al conquistador. Al conocer este desembarco, Cortés dejó la recién tomada Tenochtitlán, la capital azteca, y se dirigió hacia la costa oriental a enfrentarse a su perseguidor. El 24 de mayo de 1520 le derrotó en Cempoala.

La victoria duró poco. En Tenochtitlán, tras las matanzas de Pedro de Alvarado, el poder español se tambaleaba. Cortés se aprestó a volver. Pero antes de partir, dejó organizada una caravana que tenía que conducir a la capital azteca a enfermos, mujeres y bienes. En esta expedición, según Martínez Vargas, iban 5 españoles a caballo y 45 a pie. Les acompañaba un contingente de negros, mulatos, zambos y tainos procedentes de Cuba, así como unos 350 indígenas mesoamericanos fieles al conquistador. Completaban el grupo unas cincuenta mujeres y diez niños pequeños. Ninguno tuvo suerte. Antes de alcanzar su destino, cayeron en manos de los acolhuas. Era junio de 1520 y la rebelión azteca había prendido.

Figurillas con fisonomía hispana. Entre los vestigios de materiales descubiertos, se han encontrado 15 mil objetos. Foto Melitón Tapia, INAH.

La irrupción de medio millar de cautivos en Zultépec dejó huellas profundas. Los trabajos arqueológicos están destapando los espacios donde se les tuvo prisioneros. En algunos casos son habitáculos antiguos que fueron desocupados para darles encierro, otros fueron construidos especialmente para ellos. A estas trazas arquitectónicas, fuera del recinto ceremonial, se suman vestigios hallados en anteriores campañas de investigación en este asentamiento del Estado de Tlaxcala. Entre ellos destaca un cuenco azteca en cuyo fondo hay marcada una cruz cristiana, pero también decenas de figurillas degolladas, unas con rasgos hispanos y otras negroides. Esta colección, cuyo origen los arqueólogos sitúan en Cuba, se completa con un par de esculturas que dan alas al espanto: la miniatura de un ángel y la de un demonio con cuernos de macho cabrío.

Rostro de demonio con cuernos de cabrío. Foto Melitón Tapia, INAH.

Son los restos de una barbarie de la que nadie escapó. A medida que avanzaba el calendario, los
españoles y sus acompañantes iban siendo inmolados. Su sangre se vertió en honor de Huitzilopochtli, el dios de la guerra; Tezcatlipoca, el señor del cielo y de la tierra, y del propio Quetzalcóatl, la enigmática serpiente emplumada. Entre los cráneos recuperados en la excavación se ha confirmado la presencia de europeos, así como de una mulata y de numerosos mesoamericanos. Las huellas de corte evidencian su sacrificio y sugieren la ingesta ritual de su carne.

Los frailes españoles que acompañaron la conquista han dejado descripciones de lo que debieron ser estas ofrendas. A los cautivos se les obligaba primero a bailar entre cánticos de esclavos; luego eran decapitados, desmembrados y comidos. Ante el dios de la guerra se les arrancaba el corazón. Los despojos se arrojaban por las escaleras de los templos. En el caso de la ciudad de Zultépec, las cabezas fueron exhibidas en un tzompantli, un altar del terror erigido sobre cientos de cráneos. Otros huesos sirvieron para presidir salas principales del conjunto arquitectónico.

Cabeza de figurilla con rasgos negroides. Foto Melitón Tapia, INAH.

La respuesta de Cortés llegó demasiado tarde. El conquistador, a su regreso a Tenochtitlán, se enfrentó a una furiosa rebelión azteca. Ante su avance, la noche del 30 de junio de 1520 abandonó la capital bajo el viento de la derrota. Tardaría meses en recuperarse y sólo entonces enviaría una expedición de castigo.

Cuando Gonzalo de Sandoval, al mando de 15 jinetes y 200 infantes, llegó al lugar, sus antiguos compañeros ya no estaban. El sacrificio se había consumado. En una pared, el capitán de Cortés pudo leer cómo un cautivo había escrito con carbón: “Aquí estuvo preso el sin ventura de Juan Yuste”. No hubo piedad para los acolhuas. De poco sirvió su intento de huir. Tampoco les valió, como revelan la excavaciones, esconder en aljibes todo aquello que habían traído los cautivos. Zultépec fue devastada. En su lugar sólo quedó una humeante ruina. Y con el tiempo, el emplazamiento recibió un nuevo nombre: Tecoaque, “el sitio donde los señores fueron devorados”. El 13 de agosto de 1521, Tenochtitlán se rindió ante Hernán Cortés.

COMIENZA NUEVA TEMPORADA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN ZULTÉPEC-...

Fuente: INAH


*** Es el sitio donde los indígenas acolhuas sacrificaron a las 550 personas que integraban una caravana que acompañaba al militar español en su camino a conquistar Tenochtitlan
*** Los aposentos de las unidades habitacionales fueron clausurados para mantener a los europeos y sus acompañantes cautivos hasta realizar las inmolaciones

Luego de cinco años de trabajos de gabinete, el sitio arqueológico Zultépec-Tecoaque, en Tlaxcala —donde a principios de la Conquista de México indígenas acolhuas sacrificaron a 550 personas que integraban una caravana que acompañaba a Hernán Cortés—, vuelve a ser explorado por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en búsqueda de vestigios que permitan conocer cómo vivieron los cautivos antes de su inmolación.
Como parte de los avances en la excavación que comenzó en agosto pasado y se prolongará hasta diciembre próximo, los arqueólogos Enrique Martínez Vargas y Ana María Jarquín Pacheco, responsables del Proyecto Arqueológico Zultépec-Tecoaque, dieron a conocer el descubrimiento de áreas de cautiverio donde se retuvo a los miembros de una caravana de Cortés, ubicadas dentro de las unidades habitacionales del sitio acolhua perteneciente al señorío de Texcoco. Se trata, dijo Enrique Martínez, de cuartos encerrados, áreas reservadas donde los indígenas mantuvieron a los prisioneros.

La exploración en las áreas habitacionales deja ver que los integrantes de esa caravana fueron repartidos en diferentes conjuntos de aposentos, tal vez con la finalidad de que los acolhuas los vigilaran, detalló Enrique Martínez. Resaltó que en este caso no se puede usar el concepto de esclavitud, porque no hay indicios de ello, sólo es posible inferir que el grupo estuvo en cautiverio para ser sacrificado.

Explicó que todo el sitio fue sometido a un cambio arquitectónico importante para dar cabida a medio millar de personas que se sumaron intempestivamente a la población local durante ese lapso (junio de 1520 a marzo de 1521), lo cual se explica porque se ha encontrado rastro de la construcción de nuevos cuartos para albergar a los habitantes del asentamiento, quienes desocuparon sus habitaciones para encerrar a los cautivos.

Las evidencias arquitectónicas se suman a los vestigios de materiales descubiertos en temporadas pasadas. Hasta este momento, el trabajo de gabinete ha clasificado 15 mil objetos. Entre los vestigios destacan decenas de cabezas de figurillas de cerámica que fueron degolladas; unas tienen fisonomía hispana, otras rasgos negroides; una escultura miniatura representa un ángel y otra con un rostro de un demonio con cuernos de cabrío.

Se han clasificado cajetes aztecas en cuyo fondo está grafiteada una cruz cristiana. Esos elementos estaban dispersos en los aposentos y en algunos entierros, que con la excavación para recuperar su aspecto arquitectónico se han encontrado encerrados.

El arqueólogo explicó que durante la primera fase del proyecto, entre 1993 y 2010, se exploró el área ceremonial, conformada por la plaza Central, donde están los templos dedicados a Ehécatl-Quetzalcóatl, deidad del viento, y Tezcatlipoca, dios del cielo y de la tierra; la plaza Sur con sus templos a Tláloc, dios de la lluvia, y a Mictlantecuhtli, deidad de la muerte; la plaza de uso común y una parte del área habitacional.

En los espacios habitacionales se encontraron los restos de los miembros de la caravana con señas de haber sido inmolados en diferentes rituales que se llevaron a cabo a lo largo de seis meses para conmemorar diversas festividades marcadas en el calendario mexica, como la celebración de Panquetzaliztli, la más importante dedicada a Huitzilopochtli. Por estudios de antropología física y los objetos asociados, se sabe que los sacrificios localizados en la plaza Central se llevaron a cabo en honor a Huitzilopochtli, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl; los de la Sur, a deidades relacionadas con eventos agrícolas.

El especialista del INAH-Tlaxcala calcula que todos los miembros de la caravana fueron inmolados. Algunos se colocaron en un tzompantli, con otros se elaboraron huesos trofeo para ser colocados en los espacios habitacionales.

La finalidad de las inmolaciones, explica Enrique Martínez, fue pedir la protección de las deidades frente a la llegada de gente extraña. La distribución de los cuerpos remite a mitos mesoamericanos de origen, lo que habla de la angustia que vivieron al enfrentar al conquistador. El sitio muestra que la Conquista no fue fácil. El episodio en Tecoaque habla de algo inédito en la historia de México porque no hay evidencias arqueológicas que revelen una resistencia.

Enrique Martínez recuerda que los estudios han revelado la presencia de personas de diferentes razas, no sólo españoles: negros, zambos y mulatos, que con seguridad fueron traídos por Cortés desde Cuba, donde las razas ya se habían mezclado. Así como de mesoamericanos que se fueron adhiriendo a la caravana, principalmente totonacos y tlaxcaltecas. Destaca la presencia de cerca de 50 mujeres adultas, unos 10 niños de meses hasta los tres años de edad y animales europeos.

Enrique Martínez resalta el descubrimiento de un nuevo aljibe en las unidades que se excavan, que se suma a 12 que ya habían sido hallados, algunos de ellos fueron explorados en etapas anteriores. En los próximos meses se explorarán este nuevo y otros dos, pues en estos depósitos construidos para almacenar agua, los acolhuas escondieron muchos objetos de la caravana con el fin de que el ejército de Cortés no los encontrara.

En los aljibes explorados con anterioridad se descubrieron alrededor de 200 objetos europeos: una espuela de caballo, un camafeo, clavos de hierro, anillos, figurillas y cerámica vidriada. Resaltan los restos de cerdos sacrificados. Dicho animal fue el único que no consumieron los acolhuas, destaca Enrique Martínez.

Enterado Hernán Cortés de la matanza de su gente, dio instrucciones a Gonzalo de Sandoval de destruir Tecoaque. El asentamiento quedó devastado. Los acolhuas huyeron y algunos fueron alcanzados y matados. De este último episodio, el arqueólogo también busca indicios y justo a mediados de septiembre, durante la actual temporada de campo, descubrió en una de las unidades habitacionales un conglomerado importante de cerámica prehispánica fragmentada, en especial recipientes de uso cotidiano y la escultura de un perro, además de un plato de cerámica mayólica completo.

Para el investigador, el material localizado muestra un abandono intempestivo por parte de los acolhuas. Foto Melitón Tapia, INAH.

El investigador explicó que es muestra clara de un abandono intempestivo. Por alguna razón la población acolhua concentró toda la cerámica en ese espacio y cuando cayeron los muros de las habitaciones la quebraron y la cubrieron por siglos. El evento debió ocurrir al enterarse de que los militares españoles se dirigían a castigarlos. Entonces también se apuraron a esconder las evidencias de la caravana en los aljibes.

El arqueólogo comentó que en las primeras temporadas estudiaron el sacrificio humano y los rituales, pero no se conocían las características de la vida de la caravana a partir de su cautiverio. En esta temporada se excavarán cuatro unidades habitacionales con la esperanza de obtener datos al respecto. Con dicho espacio quedará explorado el 20 por ciento de la zona arqueológica, cuya extensión total es de 32 hectáreas.

“El sitio tiene que explicarnos qué ocurrió en esos seis meses cuando murió tanta gente. La información de Tecoaque es muy importante para la historia de la Conquista de México, porque nos habla de un contacto, quizá el primero antes de que Cortés entrara a Tenochtitlan”, concluye Enrique Martínez Vargas.

LA PRUEBA DIABÓLICA O PRUEBA INQUISITORIAL


Tribunal inquisitorial, antecedente directo en las formas de funcionamiento, a tenor de lo sufrido por mí el 30 de septiembre pasado, del Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción nº 2 de Benavente.

La prueba diabólica (en latín, probatio diabolica) o prueba inquisitorial es una expresión del ámbito del Derecho que describe la práctica de exigir por parte del jurado a la defensa una prueba a favor de la no participación del reo en la comisión del delito imputado. En una probatio diabolica el interpelado deberá, por ejemplo, demostrar que algo no ha ocurrido, la inexistencia de algo, o su propia inocencia en un proceso judicial, cuando lo correcto según el Derecho moderno es que la «carga de la prueba» corresponde a quien ha de probar la existencia de algo, o probar la culpabilidad.

La ilegitimidad de la prueba diabólica en los tribunales de los modernos Estados de Derecho se basa en que, caso de no encontrarse pruebas a favor de la comisión del delito por parte del reo, éste debería ser declarado libre en virtud de la presunción de inocencia existente en estos Estados. Pero con la petición de prueba diabólica, tal presunción de inocencia se infringiría al crearse la necesidad de descubrir además una evidencia de no haber tenido el sujeto parte en el delito imputado, impidiéndose así que el acusado saliera libre de cargos en espera de hallar unas pruebas cuya aparición nadie puede garantizar tampoco. Dicho en otras palabras: los Estados de Derecho modernos establecen en sus leyes que si es imposible probar la culpabilidad de un reo éste debe ser declarado inocente, lo cual no podría ocurrir si se dictaminara además que se hubieran de buscar pruebas de su inocencia que podrían no encontrarse nunca (igual que ocurre con las de su culpabilidad), obligando esta última eventualidad a la dilación indefinida de una sentencia con resultado de inocencia a la que el acusado tiene derecho por ley (por la propia presunción de inocencia). Y explicado de una tercera forma: no tiene sentido buscar legalmente pruebas de la inocencia de alguien que ya es legalmente inocente por no aparecer pruebas de su culpabilidad, ya que la ley presume inocentes a todos aquéllos cuya culpabilidad no se pueda demostrar.

Los procedimientos judiciales de la Inquisición (como cualquier otro en el Antiguo Régimen) no respetaban la presunción de inocencia y solían incurrir en absurdos lógicos de los que los acusados no podían salir (por ejemplo: si confiesas, eres culpable; si no confiesas, ni aun bajo tortura, es que el diablo te ha dado fuerzas para soportarla, y por tanto eres también culpable).[cita requerida]
Por su naturaleza jurídica y racionalmente perversa, este tipo de prueba es rechazada por los tribunales modernos sujetos al Estado de Derecho y a los procedimientos garantistas, pues supone una inversión del onus probandi o carga de la prueba. Por extensión, es también excluida de cualquier procedimiento racional de prueba.

No obstante, hay ámbitos en los que la carga de la prueba puede trasladarse al acusado. En España, esto puede darse en los procedimientos administrativos sancionadores, donde la denuncia realizada por quien ostenta la condición de agente de la autoridad desplaza la carga de la prueba sobre el administrado, ya que el testimonio de aquel goza de presunción de veracidad.
Hasta aquí, WIkipedia, y a partir de aquí escribe el que suscribe.

La semana que viene denunciaré ante la Fiscalía Anti-Corrupción, entre otras cosas, cómo en el marco del Procedimiento Ordinario 0000264/2014, que se instruye actualmente en los Juzgados de Benavente (Zamora), el pasado 30 de septiembre de 2015, una Juez y una Fiscal, con la colaboración y/o la inhibición de todos los profesionales del derecho presentes en la Sala, sometieron a “probatio diabolica” no a unos presuntos delincuentes, sino a la presunta víctima, el que suscribe, negándole la petición de prueba consistente en que los dos funcionarios acusados aportaran a autos el contrato que afirmaron esta parte había incumplido, difundiendo tal falacia ilegalmente entre las administraciones clientes del agraviado. Estamos hartos de repetir ante todo tipo de autoridades judiciales y administrativas que tal supuesto contrato no existe ni nunca se firmó, lo que constituye en si mismo un delito por parte de la parte contratante, la Universidad de Burgos, pero todos los funcionarios citados hacen oídos sordos para no tener que aplicar todo el peso de la Ley sobre otros "coleguitas" funcionarios y politicastros.

APLÍQUENSE TODOS LOS LECTORES EL CUENTO, PUES HOY SOY YO, PERO MAÑANA LE PUEDE TOCAR A CUALQUIERA, CON LA CORRUPCIÓN JUDICIAL QUE SEÑOREA LOS TRIBUNALES ESPAÑOLES (MUCHO MAS FUNESTA QUE LA POLÍTICA, AUNQUE APENAS SE HABLE DE ELLA). LOS PUEBLOS QUE NO CONOCEN SU HISTORIA ESTÁN CONDENADOS A REPETIRLA.

Les dejo este enlace, que describe perfectamente el funcionamiento actual de la justicia española (con minúsculas) para que reflexionen sobre su contenido y actúen en consecuencia, si les parece, de cara a las próximas elecciones:


FIRMO Y ADJUNTO MI FOTO PARA DEMOSTRAR DOS COSAS: QUE YO NO ME ESCONDO, NI NUNCA ME HE ESCONDIDO CUANDO REALIZO AFIRMACIONES PÚBLICAMENTE, POR MUY COMPROMETIDAS QUE ESTAS SEAN, Y PARA DEMOSTRAR A TODA LA JAURÍA DE GUANTE BLANCO QUE TENGO ENFRENTE QUE NO LES TENGO NINGÚN MIEDO. EN LO MATERIAL, YA NADA ME PUEDEN QUITAR MÁS, LA TITULARIDAD DE MIS APORTACIONES CIENTÍFICAS ESTÁ ASEGURADA DE CARA AL FUTURO, Y SI TENGO QUE IR A PRISIÓN POR DEFENDER MIS DERECHOS CONSTITUCIONALES Y LOS DE MIS CONCIUDADANOS, SERÁ UN HONOR. PEOR PARA LA "CASTA", QUE TENDRÁ QUE ALOJARME Y DARME DE COMER GRATIS, LIBERANDO A MI MADRE DE 92 AÑOS DE TALES OBLIGACIONES.

Fdo.: José Luis Vicente González.

Investigador de la red viaria romana perseguido por no dejarse robar los resultados de su trabajo por la "castuza" funcionarial.

Madrid, 11 de octubre de 2015, quinto año triunfal de persecución por mi contraparte político-funcionarial.

La Catedral de Plasencia en la II Edición de la Noche Abierta

Recorre con nosotros la Catedral de Plasencia con la finalidad de conocerla vestida de noche.
En esta segunda edición de la Noche Abierta había novedades este año, como la reapertura de la barbacana de la catedral.


Un recorrido que cuenta con imágenes en exclusiva de su colección de arte y su extraordinario tesoro.

Vídeo realizado por Aníbal Clemente e Inma Estévez en exclusiva para Historia y Arqueología.
Todos los derechos reservados.

La copia de este vídeo será denunciada.

#plasencia #nocheabierta2015

Museo Etnográfico y Textil 'Pérez Enciso' de Plasencia (Cáceres)

Visitamos el Museo Etnográfico y Textil 'Pérez Enciso' de Plasencia en la segunda edición de la exitosa Noche Abierta de Plasencia el pasado sábado 19 de septiembre de 2015.


El de Pérez Enciso es el primer museo etnográfico y antropológico de Extremadura. Se creó en 1984 en su mayoría con fondos del placentino Pedro Pérez Enciso, quien da nombre a esta muestra en la que encontrarás más de 5.000 piezas que te permitirán conocer a fondo la tradición cacereña.

La primera sala abarca todo lo que tiene que ver con el proceso textil. En ella encontrarás utensilios como ruecas, telares o cardadoras, y su uso en la manufactura de piezas tales como alforjas, costales o chambras. También se exponen aperos de labranza, pesas y balanzas, arcas y baúles de madera, vasijas de alfarería o de cobre de Guadalupe y prendas pastoriles, entre las que destacan los zahones de cuero elaborados tradicionalmente en Malpartida de Plasencia.

Seguro que te van a gustar los trajes populares de Montehermoso, Cabezabellosa y Torrejoncillo que se exponen en la segunda sala. Por cierto, que el traje femenino típico de Montehermoso es el único que ha conservado la peculiar gorra de paja con o sin espejo.

En la tercera sala te espera una colección de ajuar casero en lino, de los que se usaban para distintas ceremonias. No te vayas de esta sala sin ver la colección de encajes. Los hay de aguja, de bolillos y anudados. Son verdaderas obras de arte nacidas de manos de mujeres placentinas.

Para finalizar, la cuarta sala se ocupa del llamado textil erudito; es decir, de las prendas de hilo fino, damasco, brocado, raso de seda, terciopelo, encajes de otro y plata... todos ellos creados para uso eclesiástico y cortesano.

Tres momentos en que la humanidad estuvo a punto de desaparecer

Hoy en día parece que los humanos tendremos que lanzarnos al espacio exterior en busca de lugares para alojar a nuestra población, pero, a decir verdad, no siempre hemos sido tan prósperos como especie. Hay por lo menos tres momentos en la historia durante los cuales la raza humana estuvo muy cerca de la extinción.

1. Hace 1,2 millones de años: la humanidad antes de que fuera exclusivamente Homo sapiens
En 2009 algunos científicos analizaron dos secuencias completas del genoma humano en busca del ancestro común más reciente. Ellos sabían lo que debían buscar para encontrarlo. Los elementos genéticos móviles son pequeñas secuencias de ADN que no se mantienen en un mismo sitio. Se mueven y se multiplican dentro del genoma, por lo que es más fácil replicar dichos elementos que eliminarlos, ya que una vez que están dentro de un gen tienden a permanecer. Como tales, ellos son marcadores genéticos, signos que han viajado una cierta distancia juntos. Uno de los más comunes de estos elementos es el denominado Alu. Los científicos estaban buscando por qué se separa el "viejo ADN" del "nuevo ADN".

De acuerdo con el estudio, "la genealogía de una región que contiene uno o más de estos elementos móviles es en promedio más antigua que el resto del genoma. Dado que las genealogías que contienen elementos móviles polimórficos son antiguas, están conformadas en gran parte por las fuerzas de la historia de la población y son insensibles a los eventos demográficos recientes, como los cuellos de botella o las expansiones poblacionales"

De este modo, pudieron leer la historia de la humanidad en los genes, y, al parecer, hace 1,2 millones de años, las cosas no marchaban del todo bien. El Homo sapiens, el Homo ergaster (derecha) y el Homo erectus habrían procreado, en todo el planeta, una población de apenas entre 18.000 y 26.000 personas.

Esto significaba que, en todo el mundo, toda especie de características humanas que podía aportar genes a un ser humano moderno era, en total, menor que la población actual de gorilas. Teniendo en cuenta, además, que los gorilas sólo habitan en un continente, mientras que los humanos ocupaban tanto África como Eurasia, era, de hecho, una población muy pequeña.

Este resultado fue una sorpresa debido a que otras evidencias indicaban que los humanos habían estado haciéndolo muy bien, pues ocupaban una gran cantidad de territorio. Los científicos hallaron herramientas de piedra en Turquía que datan de hace 1,2 millones de años, y en 2007 se encontró la mandíbula de un humano -de alrededor de unos 30 años de edad- que vivió en Atapuerca, España, hace 1,2 millones de años, lo que indica que, como especie, nos encontrábamos en todos lugares. ¿Por qué, entonces, estuvimos tan cerca de la extinción?

De acuerdo con Chad Huff (izquierda), coautor del estudio, más que una anomalía poblacional la situación era el estado normal de la humanidad. Él dijo a la prensa: "O bien la población aumentó considerablemente y posteriormente colapsó, o bien los ancestros de los humanos modernos siempre formaron una población pequeña durante millones de años”.
Los humanos de entonces pudieron haber sido lo que hoy se consideraría una 'especie en peligro de extinción' durante la mayoría de su historia. La pequeña población mundial de humanos sugiere que su expansión, más allá del continente africano, puede ser, si no una observación incorrecta, sí quizá insignificante en términos genéticos.

Es posible que aquellos nómadas fabricantes de herramientas hubiera perecido, y sólo la población nuclear que se mantuvo cerca de casa contribuyó a nuestros genes. Si este es el caso, entonces la lección de supervivencia es clara: quedarse.

2. Hace 150.000 años: el Homo sapiens y el gran enfriamiento
Hace cerca de 195.000 años el mundo cambió, la temperatura disminuyó durante el invierno y también en verano. Los glaciares se extendieron y hábitats completos fueron destruidos. La era se llama oficialmente “estadio isotópico marino 6″ (por darse a conocer mediante el análisis de isótopos de oxígeno sedimentados en las profundidades del océano), e informalmente se la conoce también como 'período glacial' o última Edad de Hielo. Los desiertos se expandieron, así como los glaciares, y gran parte del mundo era frío y seco.

En África, los humanos se dividieron. Esto posiblemente pudo ocurrir intencionalmente cuando ciertos grupos tuvieron que salir o fueron desplazados ante la contracción de áreas habitables, pero también pudo haber ocurrido azarosamente, ya que lo que había sido un amplio territorio habitable se redujo a pequeñas bolsas de tierra. En cualquier caso, ello sucedió y conllevó un peaje en la población humana que sufrió grandes bajas. Algunos creen que la población reproductiva se redujo hasta sólo 600 personas.

Los sobrevivientes consiguieron tanto fortuna como inteligencia. Fueron afortunados porque muchos de ellos pasaron a establecerse junto al mar, en lo que hoy es Sudáfrica. El sitio en particular era rico en plantas que almacenaban su energía en tubérculos, bajo tierra, y además el agua de mar era levemente tibia, lo que procuró una fuente de mariscos.

Gracias a esto los humanos pudieron reunir suficiente alimento para sobrevivir, además de ayudarse a sí mismos. Una cueva conocida con el código PP13B, cerca de Pinnacle Point, en Sudáfrica (derecha), muestra evidencias de que los pobladores de esa zona usaban conchas de moluscos a modo de herramientas. También es posible que hubieran templado sus herramientas de piedra mediante calor, lo que demuestra que la conducta de estos pobladores de hace 150.000 años era más moderna de lo que se admitía.

La lección de supervivencia de todo ello es doble: vale la pena ser inteligente, pero también importa la ubicación.

Hace unos 70.000 años, el supervolcán Toba estalló en lo que hoy es Indonesia. Después de la erupción, el suelo se derrumbó y dejó una depresión llamada caldera, la cual está ocupada por el lago Toba y domos volcánicos que han surgido con el tiempo, tal como puede verse en esta imagen tomada el 28 de enero de 2006 por el satélite Terra de la NASA: NASA / GSFC / MITI / ERSDAC / JAROS, y ASTER Science Team EE.UU. / Japón.

3. Hace 70.000 años: la catástrofe de Toba
Hace cerca de 70.000 años Sumatra voló en pedazos. La explosión es conocida como la super-erupción Toba. Una “super erupción” difiere de una erupción volcánica común, y otras catástrofes ambientales como los terremotos, porque, según The Geological Society, “sus efectos ambientales amenazan a la civilización”. Localmente, la erupción creó un cráter que posteriormente se convirtió en el lago Toba. Globalmente, la erupción arrojó tanta ceniza y escombro al aire que, según algunos cálculos, pudo haber atenuado la influencia del sol durante seis años.

Esto ocurrió en un tiempo en que los seres humanos no lo tenían precisamente fácil. Ya sufrían el clima seco y frío, y ahora, encima de padecer varios años de invierno, se extendía por la atmósfera un gas nocivo. Algunos expertos estiman que la población pudo haber quedado reducida a entre 1.000 y 10.000 personas.

Si el Toba tuvo tanto impacto como algunos creen, de un año a otro la gente se vio inmersa en un mundo distinto. Un análisis del polen, antes y después de la explosión, obtenido de una muestra en la bahía de Bengala, mostró que la flora arbórea y boscosa se vio reemplazada por el crecimiento de pastizales, lo que supuso un cambio drástico en los ecosistemas.

De acuerdo con las primeras teorías, los humanos, más que sobrevivir, se dividieron y lograron subsistir. Steven H. Ambrose (izquierda), defensor de la teoría de la catástrofe del Toba como un cataclismo, asegura:
"Una consecuencia del invierno volcánico pudo haber sido la rápida diferenciación de pequeñas poblaciones migrantes originarias del continente africano hacia lo que se conoce como las razas humanas modernas. Tal cuello de botella resuelve la paradoja del modelo de reemplazo 'Fuera de África': ¿por qué las poblaciones humanas lucen tan distintas entre sí a pesar de tener su origen en África? Cuando la diáspora de los humanos africanos pasó a través del prisma del invierno volcánico de Toba, apareció un arcoiris de diferencias".

O quizás no. La teoría del Toba se mantiene aún en debate. Mientras algunos creen que una serie de cuellos de botella transformó a los humanos en la diversa población actual, otros creen que sólo significó una breve etapa de años desagradables que no modificó tangiblemente a la humanidad.
La bahía de Bengala pudo haber sido devastada por la explosión, pero el análisis de muestras del lago Malawi indican que el efecto en el clima y en los ecosistemas fue mínimo. La gente pudo haber cambiado y emigrado debido a una serie de circunstancias climáticas, de conducta o del medio ambiente, pero no necesariamente debido al volcán.

¿Cuál es la lección de supervivencia en éste caso? Tal vez la lección es mantener nuestros ojos en los volcanes, por si acaso...

Fuente: io9.com | 20 de septiembre de 2015 (Traducción de G.C.C.)

Tres momentos en que la humanidad estuvo a punto de desaparecer

Hoy en día parece que los humanos tendremos que lanzarnos al espacio exterior en busca de lugares para alojar a nuestra población, pero, a decir verdad, no siempre hemos sido tan prósperos como especie. Hay por lo menos tres momentos en la historia durante los cuales la raza humana estuvo muy cerca de la extinción.

1. Hace 1,2 millones de años: la humanidad antes de que fuera exclusivamente Homo sapiens
En 2009 algunos científicos analizaron dos secuencias completas del genoma humano en busca del ancestro común más reciente. Ellos sabían lo que debían buscar para encontrarlo. Los elementos genéticos móviles son pequeñas secuencias de ADN que no se mantienen en un mismo sitio. Se mueven y se multiplican dentro del genoma, por lo que es más fácil replicar dichos elementos que eliminarlos, ya que una vez que están dentro de un gen tienden a permanecer. Como tales, ellos son marcadores genéticos, signos que han viajado una cierta distancia juntos. Uno de los más comunes de estos elementos es el denominado Alu. Los científicos estaban buscando por qué se separa el "viejo ADN" del "nuevo ADN".

De acuerdo con el estudio, "la genealogía de una región que contiene uno o más de estos elementos móviles es en promedio más antigua que el resto del genoma. Dado que las genealogías que contienen elementos móviles polimórficos son antiguas, están conformadas en gran parte por las fuerzas de la historia de la población y son insensibles a los eventos demográficos recientes, como los cuellos de botella o las expansiones poblacionales"

De este modo, pudieron leer la historia de la humanidad en los genes, y, al parecer, hace 1,2 millones de años, las cosas no marchaban del todo bien. El Homo sapiens, el Homo ergaster (derecha) y el Homo erectus habrían procreado, en todo el planeta, una población de apenas entre 18.000 y 26.000 personas.

Esto significaba que, en todo el mundo, toda especie de características humanas que podía aportar genes a un ser humano moderno era, en total, menor que la población actual de gorilas. Teniendo en cuenta, además, que los gorilas sólo habitan en un continente, mientras que los humanos ocupaban tanto África como Eurasia, era, de hecho, una población muy pequeña.

Este resultado fue una sorpresa debido a que otras evidencias indicaban que los humanos habían estado haciéndolo muy bien, pues ocupaban una gran cantidad de territorio. Los científicos hallaron herramientas de piedra en Turquía que datan de hace 1,2 millones de años, y en 2007 se encontró la mandíbula de un humano -de alrededor de unos 30 años de edad- que vivió en Atapuerca, España, hace 1,2 millones de años, lo que indica que, como especie, nos encontrábamos en todos lugares. ¿Por qué, entonces, estuvimos tan cerca de la extinción?

De acuerdo con Chad Huff (izquierda), coautor del estudio, más que una anomalía poblacional la situación era el estado normal de la humanidad. Él dijo a la prensa: "O bien la población aumentó considerablemente y posteriormente colapsó, o bien los ancestros de los humanos modernos siempre formaron una población pequeña durante millones de años”.
Los humanos de entonces pudieron haber sido lo que hoy se consideraría una 'especie en peligro de extinción' durante la mayoría de su historia. La pequeña población mundial de humanos sugiere que su expansión, más allá del continente africano, puede ser, si no una observación incorrecta, sí quizá insignificante en términos genéticos.

Es posible que aquellos nómadas fabricantes de herramientas hubiera perecido, y sólo la población nuclear que se mantuvo cerca de casa contribuyó a nuestros genes. Si este es el caso, entonces la lección de supervivencia es clara: quedarse.

2. Hace 150.000 años: el Homo sapiens y el gran enfriamiento
Hace cerca de 195.000 años el mundo cambió, la temperatura disminuyó durante el invierno y también en verano. Los glaciares se extendieron y hábitats completos fueron destruidos. La era se llama oficialmente “estadio isotópico marino 6″ (por darse a conocer mediante el análisis de isótopos de oxígeno sedimentados en las profundidades del océano), e informalmente se la conoce también como 'período glacial' o última Edad de Hielo. Los desiertos se expandieron, así como los glaciares, y gran parte del mundo era frío y seco.

En África, los humanos se dividieron. Esto posiblemente pudo ocurrir intencionalmente cuando ciertos grupos tuvieron que salir o fueron desplazados ante la contracción de áreas habitables, pero también pudo haber ocurrido azarosamente, ya que lo que había sido un amplio territorio habitable se redujo a pequeñas bolsas de tierra. En cualquier caso, ello sucedió y conllevó un peaje en la población humana que sufrió grandes bajas. Algunos creen que la población reproductiva se redujo hasta sólo 600 personas.

Los sobrevivientes consiguieron tanto fortuna como inteligencia. Fueron afortunados porque muchos de ellos pasaron a establecerse junto al mar, en lo que hoy es Sudáfrica. El sitio en particular era rico en plantas que almacenaban su energía en tubérculos, bajo tierra, y además el agua de mar era levemente tibia, lo que procuró una fuente de mariscos.

Gracias a esto los humanos pudieron reunir suficiente alimento para sobrevivir, además de ayudarse a sí mismos. Una cueva conocida con el código PP13B, cerca de Pinnacle Point, en Sudáfrica (derecha), muestra evidencias de que los pobladores de esa zona usaban conchas de moluscos a modo de herramientas. También es posible que hubieran templado sus herramientas de piedra mediante calor, lo que demuestra que la conducta de estos pobladores de hace 150.000 años era más moderna de lo que se admitía.

La lección de supervivencia de todo ello es doble: vale la pena ser inteligente, pero también importa la ubicación.

Hace unos 70.000 años, el supervolcán Toba estalló en lo que hoy es Indonesia. Después de la erupción, el suelo se derrumbó y dejó una depresión llamada caldera, la cual está ocupada por el lago Toba y domos volcánicos que han surgido con el tiempo, tal como puede verse en esta imagen tomada el 28 de enero de 2006 por el satélite Terra de la NASA: NASA / GSFC / MITI / ERSDAC / JAROS, y ASTER Science Team EE.UU. / Japón.

3. Hace 70.000 años: la catástrofe de Toba
Hace cerca de 70.000 años Sumatra voló en pedazos. La explosión es conocida como la super-erupción Toba. Una “super erupción” difiere de una erupción volcánica común, y otras catástrofes ambientales como los terremotos, porque, según The Geological Society, “sus efectos ambientales amenazan a la civilización”. Localmente, la erupción creó un cráter que posteriormente se convirtió en el lago Toba. Globalmente, la erupción arrojó tanta ceniza y escombro al aire que, según algunos cálculos, pudo haber atenuado la influencia del sol durante seis años.

Esto ocurrió en un tiempo en que los seres humanos no lo tenían precisamente fácil. Ya sufrían el clima seco y frío, y ahora, encima de padecer varios años de invierno, se extendía por la atmósfera un gas nocivo. Algunos expertos estiman que la población pudo haber quedado reducida a entre 1.000 y 10.000 personas.

Si el Toba tuvo tanto impacto como algunos creen, de un año a otro la gente se vio inmersa en un mundo distinto. Un análisis del polen, antes y después de la explosión, obtenido de una muestra en la bahía de Bengala, mostró que la flora arbórea y boscosa se vio reemplazada por el crecimiento de pastizales, lo que supuso un cambio drástico en los ecosistemas.

De acuerdo con las primeras teorías, los humanos, más que sobrevivir, se dividieron y lograron subsistir. Steven H. Ambrose (izquierda), defensor de la teoría de la catástrofe del Toba como un cataclismo, asegura:
"Una consecuencia del invierno volcánico pudo haber sido la rápida diferenciación de pequeñas poblaciones migrantes originarias del continente africano hacia lo que se conoce como las razas humanas modernas. Tal cuello de botella resuelve la paradoja del modelo de reemplazo 'Fuera de África': ¿por qué las poblaciones humanas lucen tan distintas entre sí a pesar de tener su origen en África? Cuando la diáspora de los humanos africanos pasó a través del prisma del invierno volcánico de Toba, apareció un arcoiris de diferencias".

O quizás no. La teoría del Toba se mantiene aún en debate. Mientras algunos creen que una serie de cuellos de botella transformó a los humanos en la diversa población actual, otros creen que sólo significó una breve etapa de años desagradables que no modificó tangiblemente a la humanidad.
La bahía de Bengala pudo haber sido devastada por la explosión, pero el análisis de muestras del lago Malawi indican que el efecto en el clima y en los ecosistemas fue mínimo. La gente pudo haber cambiado y emigrado debido a una serie de circunstancias climáticas, de conducta o del medio ambiente, pero no necesariamente debido al volcán.

¿Cuál es la lección de supervivencia en éste caso? Tal vez la lección es mantener nuestros ojos en los volcanes, por si acaso...

Fuente: io9.com | 20 de septiembre de 2015 (Traducción de G.C.C.)